Una barbaridad

Como todos los sábados, lo primero que hago es ir al servicio a soltar lastre y luego me subo a la báscula. Hoy marcaba 68,5 kg, cien gramos más que la semana pasada. Después de volver del entrenamiento, que ha sido durillo, he notado ciertas molestias en la tripa y he tenido que soltar lastre con urgencia. Por curiosidad me he vuelto a subir a la báscula y ahora marcaba 66,7 kg.

Es una diferencia de 1,8 kg que me parece una barbaridad después de un entrenamiento de 18 km. Puede ser un problema de que por el sudor me deshidrato o a que no había soltado suficiente lastre antes de salir.

Había quedado, una vez más, con Miguel a las 8:30 para ir al Parque Lineal a hacer un entrenamiento largo. Tres kilómetros de calentamiento hasta llegar al parque y una vez dentro, cuando el reloj pita ese tercer kilómetro, a tratar de mantener un ritmo de 4:30 durante doce kilómetros.

Acabábamos de empezar a ese ritmo de 4:30 cuando nos ha adelantado Roberto Álvarez, habitual del parque, que nos ha adelantado como si tal cosa. Si a nosotros ese ritmo de 4:30 nos parece exigente, para Roberto no debe ser ni de calentamiento.

Hacía buena temperatura para correr. Algo de fresco y sol. De hecho había bastante gente por el parque, sobre todo gente en bici y paseando. También gente corriendo, por supuesto.

Debe notarse los otros días que hemos hecho por aquí, porque mantuve más o menos decentemente el ritmo de 4:30 durante los 12 km. De hecho, hicimos esos 12 km en un tiempo de 53:42 @ 4:29 min/km.

Entre los tres kilómetros de calentamiento, los doce a ritmo controlado y los tres de enfriamiento totalizamos 18 km en un tiempo de 1:25:49 @ 4:46 min/km. Esta es la distancia más larga que voy a hacer de cara a la media de Villaverde.

Relajar los pies

Llevo últimamente con molestias en el tendón de aquiles de la pierna izquierda. Hoy iba observando que quizás llevo los pies demasiado tensos dentro de las zapatillas y que debería llevarlos más relajados. Creo que al llevar los pies tensos provoca que la amortiguación no sea adecuada y eso se transmite a los tendones de aquiles y a las rodillas. Lo digo sin conocimiento de causa, sólo por las sensaciones que tengo.

También es cierto que últimamente llego muy apurado de tiempo a casa y salgo a entrenar sin estirar y eso también se nota, que tengo comprobado que esos estiramientos de los gemelos me viene fenomenal.

Después de la primera vuelta a ritmo tranquilo, hemos apretado en la segunda para tratar de hacer cinco kilómetros a ritmo umbral, sobre 4:20. Y nos han salido bastante bien, porque algunas veces el primer kilómetro cuesta, ya que si se hace el quinto a 5:48, hay que hacer el siguiente minuto y medio más rápido.

Salieron los cinco kilómetros a umbral a 4:21, 4:19, 4:20, 4:17 y 4:20 a una media de 4:19. Cumpliendo el objetivo perfectamente, dando por recuperadas las piernas de la carrera del domingo.

Entre la primera vuelta de calentamiento y la segunda a umbral, hice 10 km en 51:07 @ 5:06 min/km

Muy feliz

Hoy Joaquín estaba muy feliz, exultante diría yo. La carrera del domingo, en la que bajó de cuarenta minutos tiene la culpa. Resulta que no bajaba de esa barrera de los cuarenta desde hace la friolera de 17 años. No me extraña que estuviera así.

Joaquín es un atleta al que da gusto verle correr. Lleva un montón de años corriendo, unos veinticinco, y ahí sigue el tío al pie del cañón. Me cuenta que empezó con dos hermanos suyos y éstos consiguieron mejores marcas, pero Joaquín los ha superado a ambos, porque de nada sirve correr muy deprisa si luego lo dejas.

Fuimos también relajados durante el recorrido, Joaquín además iba prácticamente levitando, y completamos 10 km en un tiempo de 57:08 @ 5:42 min/km.

En la entrada de la carrera no quise poner nada del peso, así que lo pongo hoy. El domingo, antes de salir de casa hacia la salida, marcaba la báscula 68,4 kg, lo que indica que la cosa va bien, ya que quedan dos semanas y sólo trescientos gramos para cumplir el segundo hito del reto.

VI Pachanga de las aficiones

Tras mi segunda participación en esta carrera pensé que sería la última; sin embargo, hoy he corrido esta prueba por cuarta vez. El año pasado participé porque me encontraba muy bien y quería ver hasta donde podía llegar. Y este año he participado para acompañar a Joaquín, que quería bajar de cuarenta minutos.

Tenía plena confianza en que pudiera cumplir su objetivo, aunque él se mostraba algo escéptico porque decía que llevaba muchos años sin bajar de esa mítica barrera. De hecho, estaba casi seguro de que él lo iba a hacer, lo que no tenía nada claro es si yo podría.

El año pasado descubrimos que la manera más rápida de llegar hasta la salida es utilizando el cercanías, así que este año decidimos hacer los mismo, aunque esta vez quedamos en la estación 12 de octubre. A las 7:30 habíamos quedado, pero como siempre que vamos a alguna carrera mi amiga y yo llegamos tarde unos cinco minutos. Y tuvimos suerte, porque cuando llegamos al andén, el tren ya había cerrado las puertas, pero al ver que nos quedábamos solos en el andén, decidió abrir las puertas de nuevo y pudimos entrar.

En algo menos de media hora estábamos en Nuevos Ministerios y diez minutos más tarde junto a los camiones donde se dejaba la ropa. Allí nos encontramos con unos cuantos pradolongueros y nos hicimos una bonita foto de recuerdo.

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Equipo pradolonguero casi con completa uniformidad

Entre quitarnos la ropa y hacernos la foto, se fue haciendo una cola enorme para dejar las pertenencias. Igual que el año anterior, la entrega era algo tediosa, ya que había que meter las pertenencias en una bolsa de basura, poner en ésta una pulsera de papel resistente y daban otra pulsera con el mismo número en la muñeca de cada corredor, mientras otro enhebraba cada bolsa a una cuerda. Total para que a la hora de recoger la bolsa tardaran lo suyo.

Estuvimos calentando en la calle San Juan de la Salle un buen rato y estirando también y cuando faltaban diez minutos hicimos el viejo truco de ponernos lo más cerca posible de la salida metiéndonos por un hueco que había en una valla.

El tiempo pasaba lentamente mientras esperábamos y en un momento dado, ya pasadas las nueve de la mañana se empezó a oír la cuenta atrás. Cuando llegó a cero empezamos a correr como es menester, pero no llevábamos ni veinte metros cuando tuvimos que parar porque nos dimos cuenta que el coche que abría la carrera estaba parado. ¡¡¡Salida nula en un diez mil!!!

Ahora empezaba la ardua tarea de que todo el pelotón retrocediese para poder ubicar a todo el mundo que ya había pasado la línea de salida. Así que allí estuvimos unos cuantos minutos empujando a los corredores. Al final dieron la salida y más de uno estaba adelantado de esa línea.

El primer kilómetro es casi todo cuesta arriba y el pelotón es muy numeroso, así que es fácil que se vayan escapando segundos. En nuestro caso, la referencia es cuatro minutos por kilómetro, así que todo lo que pase por encima hay que recuperarlo. Ese primer kilómetro lo hicimos en 4:19 algo más lento de lo previsto, por lo que ya teníamos casi veinte segundos que recuperar.

Los dos siguientes kilómetros los hicimos en 3:51 cada uno, por lo que ya estábamos casi «empate» a cuatro. En esos primeros kilómetros me llamó la atención una chica que parecía iba corriendo a sprint y lanzaba unos suspiros que parecía que le iban dando puñaladas. Daba casi miedo escucharla.

El cuarto kilómetro se nos fue a 3:57 y ahí me di cuenta de que era muy probable que hiciésemos el tiempo previsto, pero que la cosa iba a andar justa. Y tanto, porque en el quinto también hicimos 3:57 y aunque ya llevásemos unos segundillos ganados al crono, para poder cumplirlo no había que flaquear en ninguno y apretar en los dos últimos en los tramos más favorables.

El kilómetro seis está justo enfrente del Congreso, en la Carrera de San Jerónimo y aunque es cuesta arriba, se compensa un poco con la bajada hasta Neptuno. Ahí se nos fue a 4:01, pero la cosa marchaba. Es el siguiente kilómetro el más complicado porque se sigue subiendo la Carrera de San Jerónimo, se llega a un llano hasta Sol y luego sigue el perfil ascendente hasta la Plaza de San Miguel. Antes de llegar a esa plaza está el kilómetro siete y ahí el cronómetro marcó 4:11.

Habíamos pasado el tramo más complicado y aunque llevábamos unos cuantos segundos perdidos, ya sí tenía claro que bajábamos, porque nos quedaba una pequeña bajada hasta Bailén, luego un tramo más o menos llano hasta la Puerta de Toledo y luego una buena bajada para recuperar esos segundos. Hicimos el octavo kilómetro en 3:54 y el siguiente, ya bajando Pontones, por el tramo más favorable se nos fue el noveno a 3:46. Fue en ese punto donde Joaquín puso pies en polvorosa. El metro que le había concedido de cortesía empezó a alargarse y me resultaba imposible acercarme a su espalda. No era capaz de alargar la zancada lo suficiente o mover las piernas más deprisa.

A falta de quinientos metros, la carrera se mete por Alejandro Dumas en vez de seguir por Paseo de Melancólicos, que es el camino más rápido para llegar al Vicente Calderón. Si no has corrido nunca la prueba, puede ser algo desconcertante, pero ya conocía este desvío con su «guinda» final. Y es que al final de Alejandro Dumas hay una bonita cuesta que si vas al límite se te puede hacer dura. Y eso le pasó a Joaquín, porque fue en este punto donde conseguí de nuevo llegar a su altura; sin embargo, en la posterior bajada se me fue un poco y llegó a meta un segundo antes que yo con la satisfacción de haber bajado de los cuarenta minutos.

Llegué a meta con un tiempo bruto oficial de 39:51 (por 39:50 de Joaquín) aunque ambos hicimos un tiempo neto idéntico de 39:46 ya que él salió un poco antes que yo.

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Tiempos por kilómetro

Otra vez he vuelto a picar

Otra vez que voy a participar, si no pasa nada raro, en la pachanga de las aficiones. Dije en mi segunda participación que no lo iba a hacer más, pero este año he decidido participar para ayudar (o intentar ayudar) a mi compañero Joaquín a bajar de cuarenta minutos.

Es por esto, que hoy igual que el martes, nos lo hemos tomado con muuuucha calma, ya que según Joaquín, hay que llegar el domingo con hambre de correr. Así que esta semana ha sido una semana de relax.

Suele bajar Emilio los jueves y éste no ha sido una excepción. Baja antes que nosotros, se hace unos kilómetros, nos espera en el punto de encuentro, hace una vuelta con nosotros y luego se vuelve a casa. Entre unas cosas y otras, seguro que acaba haciendo más kilómetros que yo.

Además, hoy también ha bajado Miguel, mi compañero de los sábados. De este modo, nos hemos juntado cuatro, que es todo un récord últimamente.

Tengo un duelo pendiente con un chico, que me dijo que me iba a pulir en un mil. Así que hoy he aprovechado para probarme, a ver en cuento puedo hacerlo. Y no he acabado muy contento con la prueba. Pensaba que podía estar por 3:35 – 3:40, pero me he ido a 3:47. Quizás debido a que he salido demasiado deprisa, ya que en la primera mitad sí iba sobre 3:30, pero luego me he hundido un poco y he subido a ritmos cercanos a cuatro. En la gráfica se puede ver bien ese kilómetro.

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Un kilómetro a tope

Aparte de ese kilómetro, los demás han sido muy tranquilos. Tanto que hemos completado 10 km en un tiempo de 56:28 @ 5:38 min/km.

Estoy convencido de que Joaquín va a bajar de cuarenta. Seguro.

Cuatro días seguidos no son buenos

Cuatro días seguidos entrenando es mucha tela para mí, para mi rodilla y para mis tendones de aquiles; pero hoy martes no iba a dejar solo a Joaquín, que últimamente sólo bajamos los dos.

Y la verdad es que se notaba esos tres días anteriores porque además de cansado me veía con molestias por todos sitios. Menos mal que ninguno de los dos teníamos ganas de apretar y vaya si se notó, que hicimos una media de casi seis minutos en los poco más de diez kilómetros de entrenamiento.

Nunca viene mal un día de este tipo, donde cansar no te cansas mucho, pero hablas de lo lindo y eso también es bueno. Hoy el tema estrella era la carrera del domingo, en la que Joaquín quiere bajar de cuarenta minutos. Él decía que en esta semana no había que forzar lo más mínimo, que había que llegar el domingo con las piernas frescas. Totalmente de acuerdo.

Entre charla y charla, fueron pasando los kilómetros y completé 10,4 km en un tiempo de 1:01:40 a un ritmo brutal de 5:55 min/km. Que no es un ritmo muy rápido, pero bonito sí lo es con tanto cinco.

¡Qué bonito! ¡Qué chulo!

Esa fueron las palabras de una amiga que me acompañó en el entrenamiento de hoy por el Parque Lineal, al llegar a la nueva variante que han hecho al final del parque, con el nuevo puente y el tramo asfaltado. He hablado tantas veces ya de esta variante que alguno debe pensar que estoy encantado… Y no el falta razón. A mí también me gusta.

Después de salir el sábado y darme una buena paliza y de salir ayer con la bici y acabar también algo cansado, hoy no tenía pensado salir a correr, pero como es festivo en Madrid una amiga me animó a que la acompañase y como soy débil, no pude negarme.

Ella tenía ganas de conocer esta nueva variante así que fuimos hasta aquí y la verdad es que a ella también le gustó.

No fuimos tan deprisa como el sábado cuando fui con Miguel, pero esta chica también está muy bien y fuimos a un buen ritmo, totalizando 16 km en 1:24:49 @ 5:18 min/km.

La semana pasada no fue la última

Decía que la semana pasada había sido la última salida del año en bicicleta, pero no ha sido así. Hoy me he levantado y he visto que hacía sol, así que no me lo he pensado dos veces y me he disfrazado de ciclista y he salido, ¡cómo no! rumbo a San Martín de la Vega. Esta vez he ido solo, no con mi compañera habitual de correrías.

No sé muy bien el motivo, pero no suelo ir por el carril bici que rodea Perales del Río, sino por la carretera M-301 que también rodea Perales del Río, pero de maneja algo menos «ajustada». De tal modo, que yendo por el carril bici se hacen un par de kilómetros más que por la carretera.

Como iba yo solo y el viento soplaba a favor, he ido más deprisa de lo habitual y en menos de una hora ya estaba en la terraza del San Marcos dispuesto a comerme la habitual barrita (o barraza) de tomate con aceite. Y he debido llegar en el peor momento (sobre las 10:30) porque estaba todo repleto de ciclistas y paisanos desayunando, así que me ha tocado desayunar en la barra. No he podido disfrutar del desayuno en la terracita.

Después del desayuno, de vuelta a Madrid, que notaba las piernas algo cansadas del entrenamiento de ayer. Llegando por el carril bici a Madrid, cerca de la gasolinera que hay en la M-301 entre Perales del Río y Villaverde me he dado cuenta que hay un camino que empalma con el tramo que hicieron nuevo en el Parque Lineal. Me he metido con la bici y, efectivamente, no habrá ni trescientos metros del carril bici al carril del Parque Lineal, por lo que sería un buen detalle que este tramo lo asfaltaran y de este modo, se podría salir de Madrid y llegar a San Martín de la Vega sin tener que ir por ninguna carretera.

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Detalle de uno de los puentes que atraviesa el Manzanares, muy cerquita del carril bici de San Martín

Espiando al enemigo

Hoy he quedado de nuevo con Miguel a las 8:30 para hacer una tirada larga por el parque Lineal. Si la semana pasada fueron 16 km los que hicimos, hoy hemos aumentado un kilómetro más, para ir en progresión con la mente puesta en la media de Villaverde donde veremos el interesante duelo Joaquín vs. Miguel.

Como entreno martes y jueves con Joaquín y algún sábado con Miguel, siempre le digo a Joaquín que voy los sábados a espiar a su enemigo. Y la verdad, lo único que puedo decir es que Miguel está muy bien. De los 17 km que hemos hecho de entrenamiento, 11 km han sido a un ritmo controlado de aproximadamente 4:30, que al final, echando cuentas, he visto que han sido 4:31. Y mi tocayo se ha metido esos 11 km casi sin despeinarse y yo, por el contrario, iba ya con la lengua fuera en los tres o cuatro últimos kilómetros.

De nuevo hemos vuelto a hacer el bucle del puente nuevo. La verdad es que me gusta más así, hacer ese bucle y no tener que volver como hacíamos antes, cuando se acababa el circuito así, de repente.

De este modo, haciendo tres kilómetros de calentamiento, luego once a un ritmo aproximado de 4:30 y otros 3 km de enfriamiento, hemos totalizado 17 km en un tiempo de 1:22:15 @ 4:50 min/km. Un buen entrenamiento, sin duda.

Estrenando pantalones

Llevo utilizando unos pantalones cortos marca Mizuno desde tiempos inmemoriales, creo que desde 2007. Así que se puede decir que ya están amortizados.

Más que amortizados, la verdad es que ya están algo ajados, así que he comprado unos nuevos. Podía haberme hecho con uno de esos del Decarton de cinco o seis euros, pero he pensado que mejor comprar unos decentes. Así que después de ver algunos, me he decidido por unos Reebok, los de la foto:

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Pantalones Reebok

Al salir me he dado cuenta que me están algo grandes y eso que son talla M. A esto de las tallas deberían «meter mano» y conseguir que todos los fabricantes hagan todas las tallas igual, que esto es un pitorreo.

Una primera vuelta con Emilio y Joaquín muy tranquilos y luego cinco kilómetros a ritmo umbral (objetivo 4:20) en los que hice una media de 4:21, que está bastante ajustado al objetivo, aunque debeo decir que el último kilómetro me costó, se nota que es cuesta arriba, tuve que poner toda la carne en el asador.

En total hice 10 km en un tiempo de 51:05 @ 5:06 min/km.