Estreno de las Glide 7 azules

Es la primera vez en mi vida que me compro tres pares de zapatillas de la misma marca y modelo… aunque de distinto color. El caso es que estas últimas no tenía que haberlas comprado porque las anteriores salieron una guarrería, pero ya las tenía y aguantarse tocan. Después de unas grises y unas verdes, esta vez ha tocado azul.

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Adidas Glide 7 azules, sin estrenar

Salí con Joaquín y no me sentía cómodo. Pensaba que al ser la primera vez estaría apoyando raro o algo así, pero al final del entrenamiento me di cuenta ¡que había tirado las plantillas! y que ahora iba corriendo sin ellas. No es raro que fuera algo molesto del talón y del tendón de Aquiles. Tengo que llamar al sitio donde me hicieron las plantillas para ver si me hacen unas iguales o tendré que ir al doctor Urzanqui para que me «recete» otras.

De todos modos hoy no iba muy deprisa, así que yo creo que las molestias habrán sido menores que si hubiese ido a toda pastilla. Ya veremos el domingo cómo me siento.

He dado las dos vueltas típicas a Pradolongo completando 9,6 km en un tiempo de 54:57 @ 5:43 min/km. Un auténtico entrenamiento de recuperación… si es que tuviese que recuperarme de algo.

A la basura por fin

Estaba deseando que llegaran los mil kilómetros para tirar las zapatillas a la basura. Hace tiempo que se rompieron por la parte del interior, ya que se despegaron los refuerzos y estaban en muy, pero que muy, mal estado.

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Adidas Glide 7 totalmente rotas

Lo cierto es que las primeras Glide 7 me salieron buenísimas y estas me han salido regular tirando a mal. Lo malo es que me compré el mismo modelo hace unos meses.

El entrenamiento consistió en hacer tres kilómetros de calentamiento, seis kilómetros tratando de mantener un ritmo de 4:40 y un último kilómetro de enfriamiento. Lo que sumaron un total de 10 km en un tiempo de 49:48 @ 4:58 min/km.

Hace tiempo que no hablo del peso. Hoy la báscula marcaba 68,2 kg lo cual me parece muy poco. Ahora empiezo a comer de menú del día y ya veremos si el peso se mantiene.

El del San Marcos ya debe conocernos

Llevaba ya dos semanas sin coger la bici, así que tenía ganas. A eso de las nueve me levanté, preparé los chismes y sobre las diez salí junto a una amiga rumbo a San Martín, con la idea de desayunar allí y darnos la vuelta. Y eso fue lo que hicimos. En San Martín nos sentamos en la terraza del San Marcos, nos tomamos un café con barrita de tomate y vuelta a casa.

Como siempre el viento hizo de las suyas porque hubo un momento que dije que no soplaba y dos segundos después casi no podía sujetar la bici. No tuvo más historia la cosa.

Hicimos aproximadamente 52 km en un tiempo de 2h13 a una velocidad de 23,5 km/h.

Mi tocayo se ha dignado visitarnos

Miguel era un habitual de los entrenamientos hasta que dejó de serlo. Algunas veces se digna venir con nosotros y hoy nos ha acompañado. Decía lo que dicen todos los corredores: que si he entrenado poco, que si estoy muy mal, que si la abuela fuma, etc.

Hacía seis o siete grados menos que el martes y se notaba, aunque hiciese calor. Después de dar una primera vuelta de calentamiento, apretamos un poco en la segunda y acabamos haciendo dos kilómetros a 4:12 demostrando cada uno con hechos, que no con palabras, que no estamos ninguno demasiado mal.

Hicimos 9,6 km en 50:51 @ 5:16 min/km.

Objetivo sobrevivir, segunda parte

Me quejaba el 19 de julio del calor exagerado que hizo durante el entrenamiento, pero hoy hacía el mismo calor. Y si el 19 de julio es normal rondar los cuarenta grados, un 6 de septiembre no lo es tanto. Por lo que de nuevo como aquel día, lo importante es sobrevivir al entrenamiento y para sobrevivir lo mejor es hidratarse bien. Lo digo muchas veces, se lo leí a Jack Daniels, el peor enemigo del corredor es la deshidratación.

Nos hemos juntado Joaquín, Jose «el nuevo» y un servidor. Hemos dado una vuelta muy tranquilos a ritmos rondando los seis minutos -lo importante es sobrevivir- y al terminar esa primera vuelta Jose no ha querido dar más. Hemos seguido Joaquín y yo y hemos aumentado un poco el ritmo y luego cuando quedaban dos kilómetros y pico, después de parar a beber, lo hemos aumentado un poco más… Pero tampoco para tirar cohetes. Hemos hecho un par de kilómetros por debajo de cinco y comentábamos lo difícil que resulta ir a un ritmo sencillo con este calor y lo fácil que se lleva con más fresquito.

Hemos hecho 9,6 km en 54:03 @ 5:35 min/km. Al final conseguimos el objetivo.

Obras a lo bestia en el Parque Lineal

Llevaba bastante tiempo sin bajar por el Parque Lineal, concretamente desde el día de San Fermín y aunque había pasado con la bici por la carretera que va a San Martín de la Vega y había visto que estaban haciendo obras, no sabía de la envergadura de éstas. Y es que hay un tramo que han abierto y parte ya está cerrado y parte no. Y la parte que han cerrado, está fatalmente alisada. Parece que están adecentando la zona del parque que pertenece al distrito de Villaverde.

Fui con una amiga y nos lo tomamos con bastante tranquilidad. Lo cierto es que hacía bastante calor y eso que salimos a las diez de la mañana, pero aún en septiembre sigue el verano apretando.

Aunque fuimos al Parque Lineal la idea no era hacer muchos kilómetros, así que nos dimos la vuelta mucho antes de llegar al final del circuito de ese parque, totalizando 12 km en un tiempo de 1:05:05 @ 5:25 min/km.

Antes de salir me subí a la báscula y marcaba 68,8 kg lo cual es buena señal porque indica que voy soltando el lastre de las vacaciones.

Comienza el nuevo curso

Como los niños que van al cole, hoy se podía considerar que es el día que comienza el curso. La gente ya ha vuelto de vacaciones y Joaquín, mi inseparable compañero de entrenamientos, ya ha vuelto también. Bueno, volvió el martes. Y como todos los nuevos cursos, las intenciones son inmejorables. De momento, la idea es retomar el blog que lo he tenido abandonado en estos últimos meses. Escribiré un resumen de todo lo que no he escrito.

Nos hemos juntado cuatro en el parque de Pradolongo: Joaquín, Emilio II, una amiga y el que esto escribe. Hemos dado una primera vuelta muy tranquilos y luego hemos apretado un poco, pero poca cosa, que todavía hace mucho calor y no es cuestión de morir en el intento. De hecho, en estos días tan calurosos, siempre aprovechamos para beber y refrescarnos en alguna fuente. Hoy lo hemos hecho en la fuente que está en la glorieta y antes salía el agua muy fresquita, pero hoy no me lo ha parecido.

He recorrido 9,7 km en un tiempo de 54:00 @ 5:33 min/km.

Objetivo sobrevivir

Hoy ha hecho un día muy caluroso. A eso de las siete y media la temperatura debería rondar casi los cuarenta grados. Bien pertrechado con mis medias de compresión altas, mallas largas, bolsa de plástico alrededor del torso, camiseta de manga larga, cortavientos y gorro de lana he salido a provocar al tiempo.

¡¡¡¡¡No!!!! Que es broma. Ni se me ocurriría ponerme nada de eso. Es una lista de lo que no se debe uno poner en estos días de calor casi insoportable.

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¡Ojo a la temperatura del día de hoy!

He llegado tarde como siempre y no había nadie en el punto de encuentro. Pensaba que quizás no hubiese bajado nadie porque no era día para correr, así que me he puesto en marcha sin más dilación. Cuando llevaba unos setecientos metros me he encontrado con el incombustible Joaquín con el que llevo mano a mano muchos meses ya, desde que se han ido lesionando algunos compañeros y otros que han dejado de venir por una u otra otra razón.

Lo primero ha sido parar en una fuente para refrescarnos. Beber un buen trago de agua, lavarse la cara y mojar la gorra es casi imprescindible para poder sobrevivir en un día como hoy. Bueno, y lo más importante, ir a un ritmo tranquilo.

La primera vuelta al trote cochinero y la segunda, también. No está la cosa para bromas. Además, la molestia en el soleo de la pierna derecha aún la noto ahí, así que eso también ayuda a no forzar en absoluto. Dos vueltas y no completas para totalizar 9 km en un tiempo de 49:09 @ 5:27 min/km. Ya vendrán tiempos mejores para acelerar.

XXXIV Trofeo San Lorenzo

Un par de semanas antes de lo habitual se ha celebrado una edición más del Trofeo San Lorenzo. Y ya van treinta y cuatro, lo que hace que esta carrera sea una de las tradicionales del calendario popular de Madrid. Lo normal es que se celebre el último fin de semana de julio, pero este año por algún motivo que desconozco se ha adelantado dos semanas.

Habíamos quedado a las 7:40 en el punto de encuentro. Nos acercó amablemente Emilio a la zona de salida. Aparcamos con facilidad y fuimos a una cafetería situada junto a la estación de autobuses y estuvimos saludando a la gente de Gran Grupo Garabitas, que habían quedado allí. Nosotros aprovechamos para soltar lastre. Quedaba aún mucho tiempo, así que desde allí nos fuimos tranquilamente a dejar la bolsa en el guardarropa.

Estuvimos calentando, estirando y cuando faltaban diez minutos fuimos cogiendo sitio en la zona de salida, en Ronda de Atocha. Estábamos hablando tranquilamente cuando dieron la salida, yo pensaba que aún quedaba algo más de tiempo para comenzar. Apreté el botón de comienzo del cronómetro y me puse en marcha junto a Joaquín, aunque me decía que no se veía bien, que no sabía cómo le responderían las piernas. Yo tampoco sabía cómo responderían mis piernas, porque ayer salí con la bici y las notaba cansadas.

Jóvenes y viejas generaciones de corredores y corredoras, foto cortesía de Macu

Salimos sin ir a tope, al menos yo, y en el primer kilómetro vi que marcaba 4:11. Me pareció que la cosa iba bien, aunque las piernas no marchaban con la alegría que me hubiese gustado. El segundo kilómetro consiste en subir a Puerta de Toledo y bajar por Ronda de Segovia, por lo que es más bien favorable. Lo hice en 4:17 y me di cuenta que Joaquín se había quedado unos metros más atrás.

Entonces me fijé que delante de mí, como a diez metros, iba un individuo que me ganó en la Media de Villaverde, así que me marqué el objetivo de ganarle. Iba poco a poco acercándome a su chepa, pero no conseguía ponerme a su altura. Justo al acabar la bajada de la calle Segovia y al girar por Virgen del Puerto me adelantó una chica de un club de Seseña, que marchaba junto a un compañero del mismo club. Bajaba mejor que yo, pero en llano parecía que yo llevaba un poco más de chispa.

Este tercer kilómetro con la bajada de la calle Segovia es favorable y ahí marcó el crono 4:07, pero lo peor es lo que viene después, que es la subida por la Cuesta San Vicente. Ahí se le va a todo el mundo el crono, ya que es casi todo el kilómetro cuesta arriba. Hice ese kilómetro en 4:42 y lo di por bueno, pero lo que me preocupaba era «mi rival» que no conseguía acortarle ni un metro.

Poco después de acabar ese cuatro kilómetro se llega al cruce donde se cruza la calle Bailén (por arriba) con la cuesta de San Vicente (por abajo). En ese punto se dobla a la derecha y te encuentras con una bonita rampa para subir a Bailén y llegar al Palacio de Oriente. Esa rampa se me hizo más dura que el kilómetro anterior, ahí me flojearon las piernas un poco, pero me fui reponiendo al paso por el palacio y la llegada al viaducto. Hice ese kilómetro, que marca la mitad de la carrera, en 4:35, dejando claro que la rampa de Bailén me había hecho pupita.

Poco después de dejar atrás el meridiano de la carrera se pasa por San Francisco el Grande y se comienza a subir hacia Puerta de Toledo y desde allí, se continúa subiendo hacia la Plaza de la Cebada. Pasada la Puerta de Toledo está el punto kilométrico seis, que pasé en 4:14. En ese punto estaba un puesto de avituallamiento y ahí mi rival sólo me sacaba un metro. Cogí una botella de agua, eché dos tragos e inmediatamente después noté una gran flojedad de piernas; sin embargo pareció que mi rival se tomó un Red Bull porque a partir de ahí empezó a sacarme más y más metros.

Esta subida por la calle Toledo hasta Latina me sentó fatal. El llano hasta Puerta Cerrada y el terreno favorable hasta la calle Mayor no me «devolvió» los segundos que perdí en esa subida y se me fue este séptimo kilómetro a 4:42, ¡lo mismo que en la Cuesta de San Vicente! No me encontraba muy fino y yo creo que el rival se me había marchado más por demérito mío que por mérito suyo.

El tramo entre el séptimo y el octavo kilómetro consiste en subir por la calle Mayor, bajar un poco hasta Sol y volver a subir un poco hasta casi la calle Sevilla. Subiendo por Mayor me adelantó la pareja de Seseña y al terminar la subida, a la altura de la Plaza Mayor, volví a ponerme yo por delante. Ahora la «batalla» estaba más por aquí que con el otro chico, que ya se había marchado bastante. Este octavo kilómetro se me fue a 4:28.

Afortunadamente, sólo queda subir un poco más por Carrera de San Jerónimo, donde poco antes del Congreso comienza terreno favorable ya casi hasta meta. Animé a la chica de Seseña indicando que ya era todo cuesta abajo y me lancé todo lo deprisa que pude buscando el Paseo del Prado y el noveno kilómetro que estaba enfrente del Jardín Botánico. Por allí andaba Emilio haciendo fotos y animando al personal. Este kilómetro, que es casi todo cuesta abajo, fue el más rápido que hice, en 4:04, pero por más que apretaba veía a «mi rival» muy lejos.

El último kilómetro en su paso por Atocha, el Reina Sofía y la Ronda de Atocha sigue siendo favorable, pero el desnivel se equilibra con la subida por la calle Argumosa, donde está situada la meta. Subí bastante bien esa subida situada a 300 metros de meta y escuché por primera vez el nombre de la chica de Seseña. Alguien la gritó: «Vamos Marina, que vas la segunda».

Acabé la cuesta y apreté los dientes para hacer los últimos metros. Pasé por la línea de meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 43:22 haciendo este último kilómetro en 4:06, el segundo más rápido. Se nota que estos dos últimos kilómetros son los más favorables. Marina entró muy cerca de mí y Joaquín y Ninfa, que se habían juntado durante el recorrido llegaron como medio minuto más atrás, a punto estuvieron de cogerme. Lo curioso es que al mirar las clasificaciones vi que Marina, la chica que había entrado justo detrás de mí, aparecía como tercera clasificada. Le comenté que lo más seguro es que hubiese entrado un tipo con un dorsal de chica y que reclamase. Al final parece ser que fue así. Reclamaron y se solucionó el asunto, de tal forma que esta chica pasó a ser la segunda clasificada y Ninfa, la tercera.

Llegando a meta, foto cortesía de Macu

https://connect.garmin.com/modern/activity/1259446459

Desayunando fuera de casa

Desde el 1 de mayo no cogía la bici y tenía mono, debo reconocerlo. Así que me he levantado sobre las ocho de la mañana, he inflado las ruedas de la bici, me he vestido de romano y zumbando hacia San Martín, que es el recorrido más fácil que tengo.

La idea era ir tranquilo, pero tampoco de paseo. Además, de todos modos, siempre te acabas picando con alguien. Realmente no era coger la bici y correr, de lo único que se trataba era de desayunar fuera de casa. Y pensaba que al llegar a la churrería San Marcos, en San Martín (esto va de santos) habría poca gente, pero me he equivocado por completo. Estaba a rebosar. Como no tenía ninguna prisa, me he sentado en una silla que había libre esperando que alguien dejase una mesa. Tampoco he tenido que esperar mucho.

Como siempre, media barrita con aceite y tomate y café con leche. Me lo he tomado tranquilamente, disfrutando del momento. El sitio es fenomenal, pero el precio es realmente barato. Ese desayuno ha costado un euro y medio, que comparado con los dos euros y cuarenta céntimos que me cobran al lado del trabajo, es baratísimo. No me extraña que se llene.

Después la vuelta a casa con la misma idea: tranquilo, pero sin dormirme. Pero mientras venía para casa me he acordado de Pedro que hoy participaba en un half en Vitoria y he pensado, ¿por qué no probar a correr después de ir en bici?

Y no me ha parecido mala idea, por lo que al llegar, me he despojado del traje de romano y me he vestido de corredor, dispuesto a correr sólo cuatro kilómetros. Y tengo la sensación de que no ha sido buena idea porque cuando he salido iba con el gemelo derecho raro, como si lo tuviese «flojo». Una extraña sensación. El caso es que según iba corriendo me iba encontrando mejor; sin embargo, esta tarde cuando escribo esta entrada noto que me duele. Mal asunto.