XXXVI Maratón de Sevilla

Empecé a tener malas sensaciones cuando el sábado a las nueve de la noche llegué al hotel y noté las tripas en mal estado. Fui al servicio y parece que las tripas se calmaron un poco. No sabía, aunque había la posibilidad, que me iban a dar guerra al día siguiente.

A las 5:45 sonó el despertador, me levanté, me disfracé de corredor y bajé a desayunar. A las seis abrían el comedor y cuando yo bajé, tres minutos más tarde, ya había gente desayunando. Desayuné un poco más de lo habitual y media hora más tarde subía de nuevo a la habitación a lavarme los dientes, soltar lastre y sobre las siete salía del hotel rumbo al puente de San Telmo donde se suponía pasaba un autobús lanzadera a la salida, pero después de esperar un rato en la parada pasó un autobús al que pregunté lo de la lanzadera y me dijo que no sabía nada, pero que si quería cruzar el puente que montara. Al fin el autobús sólo sirvió para cruzar el puente porque desde ahí tuve que ir andando a la salida.

A las 7:40 me puse a hacer cola en los servicios y mientras esperaba pensaba que aunque hacía fresquito a esas horas era casi seguro que iba a pasar calor durante la carrera, ya que los días anteriores habían sido bastante calurosos en Sevilla. Después de veinte minutos de espera por fin conseguí entrar en un servicio y para mi desgracia comprobé que estaba realmente asqueroso y no puede aliviarme convenientemente.

Ya quedaba menos de media hora y todavía tenía que buscar el ropero, cambiarme, dejar la bolsa y buscar el corralito que me había correspondido, que era el de color naranja donde nos agrupábamos aquellos que pensábamos podíamos hacer la carrera entre 3h15 y 3h30.

No estuve mucho tiempo en el corralito porque desde el ropero hasta allí había un buen paseo, así que al poco dieron la salida y aluciné porque nada más empezar había un tipo que iba corriendo en sentido inverso a la marcha. Según leí después le habían pisado y había perdido la zapatilla y andaba en su búsqueda.

Para atacar las tres horas y media la idea era ir rebajando segundos al ritmo de cinco minutos al menos hasta el kilómetro 30 o alguno más y luego tratar de sumar los menos posibles, así que traté de ponerme a un ritmo crucero de 4:50 y ver hasta donde podía llegar. Un poco delante de mí iban los globos de 3h30 y como siempre, iban formando un buen tapón acrecentado con unos tipos con carrito que iban a su vera. Resultaba complicado poder adelantarlos. Por la zona de la Cartuja, pasado el kilómetro seis aceleré el paso y por fin pude dejar atrás el tapón.

Me veía fuerte y con buenas sensaciones, pero pasado el kilómetro ocho empecé a notar la tripa algo revuelta, me daban retortijones y pensé que si no se pasaban iba a necesitar un servicio para aliviar las molestias. Quizás en el kilómetro diez encontrara alguno, pero llegó ese punto kilométrico y no vi nada y la tripa seguía molestando, aunque me daba algunos momentos de tregua. Supuse que algún servicio encontraría…

Cuando pasé por el kilómetro diez miré el reloj y vi que llevaba un poco menos de 49 minutos por lo que pensé que ya había «ganado» al crono casi un minuto. La cosa marchaba aunque las molestias en la tripa seguían. En el quince el crono marcaba poco más de 1h13 por lo que ya llevaba casi dos minutos de ventaja; sin embargo, ya notaba que iba haciendo más calor de lo que me hubiese gustado.

Pasé la media maratón con 1:42:48 por lo que ya había ganado 2:12, pero seguía sin encontrar un servicio donde soltar lastre, la cosa me estaba empezando a mosquear. Poco después de la media había una chica con un cartel que ponía que lo tocase para recibir energía extra y funcionó el efecto placebo porque aceleré el paso casi sin querer. Por esa zona se levantó un poco el viento y traté de acoplarme a algún grupo para refugiarme, por lo que fui un rato agazapado, esperando un cambio de dirección para seguir a mi ritmo.

El siguiente paso donde comprobé el tiempo fue en el kilómetro 25 y allí vi que el tiempo que llevaba era bueno, ya llevaba más de tres minutos de adelanto sobre el ritmo de cinco minutos que me hubiese llevado a las tres horas y media. Y los servicios seguían sin aparecer…

Había puestos de hidratación cada 2,5 kilómetros o cosa así donde ofrecían agua y Aquarius, pero no me atreví con la bebida refrescante no fuese a ser que la cosa empeorara. En unos de los puestos cogí un vaso de agua y al tratar de beber se me cayó parte del agua encima, sobre la teta derecha, eso provocó que se despegara la tirita y que empezase a rozar el pezón con la camiseta. Es lo que tiene beber en vaso, que las probabilidades que se derrame el agua son notables.

En el kilómetro 30 me esperaba una buena amiga que iba a hacer conmigo esos últimos 12 kilómetros. No sé si fue casualidad, pero ese kilómetro fue el primero en el que no resté segundos, ya que lo hice en 5:01, pero el tiempo global seguía siendo bueno ya que llevaba 2:26:19, ¡casi cuatro minutos de ventaja! Mis cálculos eran que si llegaba el cansancio podía aguantar un ritmo de 5:30 hasta el final porque en ese punto iba cansado, pero no me veía mal del todo.

El siguiente se me fue un par de segundos, pero en el 32 volví a bajar de los cinco; sin embargo fue el canto del cisne porque a partir de ahí todo fue empeorar: 5:08, 5:23, 5:48, 6:08 y 6:35 en el kilómetro 37. En esos kilómetros me adelantó una chica que iba con las mallas manchadas de marrón, sospecho que al igual que yo tampoco había encontrado los servicios y ella no había podido aguantarse. Después vi a dos más con el mismo problema.

En el 37 ya iba muy cansado, los gemelos parecía que me iban a reventar, la tripa seguía molestándome y el puente del pie izquierdo también me dolía mogollón, así que viendo que el ritmo de carrera era ya ridículo opté por ponerme a andar para ver si recuperaba algo. Estuve andando unos quinientos metros, paré para aflojar el cordón de la zapatilla, anduve otro poco y volví a ponerme en marcha pasada la basílica de la Macarena. Tampoco es que fuera a la velocidad del viento, pero al menos iba por debajo de siete minutos, que algo es algo. Por la zona de la Alameda de Hércules de nuevo volví a ponerme a andar, esta vez sintiéndome seco como la mojama. La amiga que me acompañaba trató de buscarme agua, buscando algún puesto de avituallamiento o alguna tienda para comprar una botella.

Al pasar por el ayuntamiento me puse de nuevo a correr con la esperanza de llegar a meta corriendo aunque fuese al trote cochinero y parece que me recuperé un poco porque hice esos dos últimos kilómetros decentemente… para como iba, de hecho en la foto parece que voy hasta bien.

Llegando a meta

Llegué a meta cuando el reloj marcaba 3h47, pero como pasé por la salida prácticamente con dos minutos de retraso, acabé con un tiempo oficial neto de 3:45:32, tiempo muy alejado de mis pretensiones, pero la maratón pone a cada uno en su sitio.

Nada más pasar la línea de meta me puse a ingerir todo tipo de líquidos porque me notaba un tanto deshidratado. Cogí la ropa y salí a buscar a la amiga que me había acompañado. Cuando la encontré me hizo una bonita foto.

Después de acabar la carrera, algo recuperado del esfuerzo

Me tocó volver andando al hotel, situado a casi tres kilómetros de la meta y aunque al principio andaba cual Robocop, poco a poco se me fue pasando el dolor en el pie y pude marchar más o menos normal, quizás me vino bien el paseo. Por la tarde notaba las piernas bastante bien y hoy lunes por la mañana cuando escribo estas líneas excepto el dolor en el pie noto los músculos bastante bien, de hecho subo y bajo escaleras con normalidad. Ahora toca analizar el motivo por el que pegué ese petardazo tan brutal.

Parece que la maratón fue un éxito rotundo al menos para los atletas de élite. Se batió el récord de la carrera masculino por parte de Mekuant Ayenew con 2:04:46, el récord femenino por parte de Juliet Chekwel con 2:23:13 y a demás el primer español, Javi Guerra, hizo la tercera mejor marca española de todos los tiempos con 2:07:28. Lo dicho todo un éxito.

Para mí la organización estuvo realmente mal. No vi servicios en ningún punto del recorrido y los puestos de sanidad eran escasísimos. Ni hablo ya de la gente que ves en Madrid en patines que te proporcionan vaselina o Reflex. Si lo comparo con la maratón de Madrid, en ese aspecto no le llega ni a la suela de los zapatos. Muy raro que me vuelvan a ver otra vez en la maratón de Sevilla.

La suerte está echada

Si la semana acabó en lunes, esta semana ha empezado en martes, pero no fue ese día el elegido para comenzar los entrenamientos, sino que esperé al miércoles, por aquello de los días alternos. El miércoles 12 de febrero, el mismo día que cumplí 54 años, salí a entrenar con la amiga con la que suelo salir. Bajamos al Parque Lineal y poco después del kilómetro seis cruzamos a la margen derecha del Manzanares y volvimos hacia atrás. Llevé el Forerunner 10 que me había dado un problema la vez anterior que había sincronizado y quería ver si funcionaba bien. Completamos 12 km en un tiempo de 1:04:35 a un ritmo tranquilo de 5:23 min/km. Cuando fui a sincronizar el chisme no lo reconocía y Windows me decía que si quería formatear esa unidad. Como vi que aquello no funcionaba formateé y luego probé si funcionaba y voilà claro que lo hizo. Un buen entrenamiento en un días especial.

El viernes 14 de febrero, día de los enamorados, salí con la idea de hacer un par de kilómetros más que el día anterior y algunos a umbral. Antes de salir me subí a la báscula y marcó 69,9 kg por lo que por fin he conseguido bajar de los setenta kilos, cosa que parecía imposible. Se nota que estoy haciendo largas kilometradas… Y que me controlo un poco con la comida. Como últimamente hago, bajé al Parque Lineal y cuando llegué al kilómetro seis, después de que pitara el reloj, lo miré y vi que llevaba casi 31:40, por lo que calculé que si quería hacer veinte minutos a umbral debería parar cuando el reloj marcase 51:35. Siempre que hago los kilómetros a umbral lo hago por distancia y no por tiempo, pero hoy cambié de idea. Hice cuatro kilómetros en 4:27, 4:27, 4:26 y 4:24 y como aún no había llegado a los 51:35 seguí al mismo ritmo, calculando que tendría que hacer como medio kilómetro más, por lo que seguí rápido hasta que vi el tiempo. Objetivo cumplido. Ya aflojé y subí hacia casa más traquilo. Hice 14 km en un tiempo de 1:09:47 @ 4:59 min/km.

Acabé la semana el domingo 16 de febrero haciendo 16 kilómetros y me noté muy cansado y también algo molesto con la tripa, ya que el día anterior estuvimos de celebración y me pasé con la comida. Salí con una amiga y fuimos juntos hasta el kilómetro seis. Ahí nos separamos y traté de hacer algunos kilómetros a 4:45 , pero no pude, así que ahora toca descansar. Completé 16 km en un tiempo de 1:22:29 @ 5:09 min/km.

Esta semana acaba en lunes

Lo normal es que la semana acabe en domingo, pero para mí esta semana ha acabado en lunes porque ha sido este día cuando he hecho la tirada más larga de cara a la maratón con un recorrido de 26 km. No son treinta como solía hacer antaño, pero no está mal de todo, espero que sean suficientes.

En esta semana de ocho días hice mi primer entrenamiento el martes 4 de febrero como una jornada de recuperación, aunque me metí 14 kilómetros, eso sí, despacio. Lo malo es que comencé con dolores en el talón izquierdo pero acabé mejor. Espero que sea una la molestia pasajera y no me dé más problemas. Sirvió para darme cuenta que tengo las uñas de los dedos gordos de los pies de un bonito color morado, como consecuencia de la media maratón de Getafe. Pero bueno, quizás haya sido mejor que haya sido ahora y que no me ocurra en la maratón. Lo dicho, fueron 14 km en un tiempo de 1:14:49 @ 5:20 min/km.

Dos bonitas uñas moradas, una en cada dedo gordo

Con mi política de días alternos, el siguiente día fue el jueves 6 de febrero cuando volví a salir. Quedé con Quique y con Miguel y los convencí de que hiciéramos 18 kilómetros. Bajamos al Parque Lineal y mi idea era hacer cinco a ritmo umbral por lo que al llegar al quinto kilómetro aceleré el paso y los compañeros se tiraron el rollo y siguieron mi ritmo. Según iba, pensé en hacer uno más y poco después de pasar el quinto kilómetro a umbral le comenté a Miguel que hacía seis y lo dejaba, pero me dijo que podía hacer ese kilómetro un poco más despacio y metía otro más. Y así fue cómo llegué a hacer siete kilómetros a un ritmo de 4:31, un pelín más rápido del objetivo, que era 4:33. Fueron en total 18 km en un tiempo de 1:30:13 @ 5:00 min/km. Tuve muy buenas sensaciones durante el entrenamiento y resultó muy placentero compartirlo con Quique y Miguel.

El sábado habíamos quedado un grupo de pradolongueros a las 9:30 en el punto de encuentro. Mi idea era hacer 22 kilómetros, pero no me apetecía hacerlos por donde el otro día, continuando el Parque Lineal hasta la M-50, así que pensé que mejor bajaba antes, daba una vuelta a Pradolongo haciendo casi cinco kilómetros y luego bajaba con ellos al Parque Lineal para hacer el circuito grande de unos 17 km y poco más. Esa era la idea, pero que luego no se pudo materializar porque salí más tarde de la cuenta y cuando llegué al punto de encuentro sólo llevaba tres. Allí me junté con el resto y bajamos al Parque Lineal para hacer el circuito largo. En un momento dado mis compañeros aceleraron el paso, cosa que yo también hice, pero yo no me quise pasar a un ritmo de 4:45 poco más o menos mientras veía cómo se iban alejando los demás a toda pastilla. Cuando volvimos al punto de encuentro aún me quedaban dos más que completé haciéndolos en solitario por Pradolongo. Fueron en total 22 km en un tiempo de 1:52:48 @ 5:08 min/km.

Dado que mi cumpleaños y el de un compañero estaban próximos habíamos quedado en desayunar después del entrenamiento, por lo que nos dirigimos a un bar cercano a tomarnos un desayuno un buen grupo. La pena es que no todos pudieron asistir por unas razones o por otras.

Un buen grupo de pradolongueros celebrando mi cumpleaños y el del compañero

Como dice el título de la entrada, la semana acabó el lunes 10 de febrero donde completé la tirada más larga que había planeado de cara a la maratón. Salí con una amiga en dirección al Parque Lineal, también acompañados por una joven en bicicleta. En dicho parque, en vez de llegar al final nos dimos la vuelta en un puente situado poco después del kilómetro siete. Cruzamos el río y volvimos por la margen derecha del Manzanares hasta que no nos quedó más remedio que volver a cruzar a la altura del edificio Novosur. Continuamos los dos corredores acompañados por la ciclista hasta llegar al carril bici del Anillo Verde, donde despedí a mi amiga que se volvió por donde habíamos llegado y yo me dirigí hacia Madrid Río por donde había decidido hacer el resto de kilómetros. En el momento en que nos separamos llevaba poco más de 11 kilómetros, por lo que me quedaba todavía un buen tramo. Afortunadamente la chica que nos acompañaba con la bici se vino conmigo para que se me hiciera más ameno el resto.

Hasta ese momento había ido a un ritmo tranquilo, pero poco después, al llegar a Madrid Río pensé en hacer kilómetros en progresión, de dos en dos. Traté de hacer el trece y el catorce a 5:10. El quince y el dieciséis a 5:00. El diecisiete y el dieciocho a 4:50. Justo después de este kilómetro, más allá del Puente del Rey me di la vuelta dirigiéndome a casa. Los siguientes tocaban a 4:45 y fueron los últimos que completé al ritmo que tenía previsto. En esos momentos llevaba veinte y ya iba notando el cansancio. El 21 y el 22 traté de hacerlos a 4:40 y uno se me fue a 4:44. Para terminar había pensado hacer los dos siguientes a 4:35, pero ya iba muy cansado y el 23 me salió a 4:40 y decidí aflojar para acabar completando los 26 km en un tiempo de 2:14:32 @ 5:10 min/km.

De este modo acaba la semana más larga de entrenamientos. Espero sea suficiente para acaba la maratón con la dignidad intacta como decía el bueno de Juan Ignacio.

Kilómetros a cascoporro

Esta semana he terminado con 61 kilómetros, kilometrada con la que hacía tiempo que no castigaba a mis piernas. Como la maratón está cerca había cambiado mi plan de correr un día sí y otro no a hacerlo cuatro días a la semana, lo que implicaba hacer seguidos domingos y lunes. Así, aunque el domingo hice la media de Getafe salí el lunes para poner en práctica mi plan y al salir me noté muy cansado por lo que iba a un ritmo bastante tranquilo. Fui con una amiga a Pradolongo y dimos la primera vuelta despacio pero bien, sólo notaba cansancio en las piernas, pero pasado el kilómetro cinco empecé a notar una molestia intensa en la rodilla derecha. Hice un par de ellos más para ver si sólo era un molestia temporal, pero viendo que la cosa iba a más decidí para cuando llevaba 7 km que hice en un tiempo de 40:28 @ 5:47 min/km. No me sentó nada bien esta salida después de haber corrido el día anterior.

El miércoles 29 volví a salir y afortunadamente la rodilla no me molestó como el entrenamiento anterior, aunque algo sentía. Igual que el lunes salí con una amiga pero esta vez fuimos al Parque Lineal y en un momento dado le dije que si no fuera por la maratón no iba a estar haciendo kilómetros a lo tonto. Tanto kilómetro no puede ser bueno para la salud, de hecho aunque acabé bien la media, el lunes empecé a notar que me dolían los dedos gordos de los pies y observando el derecho, vi que había algo de morado en al uña por lo que se me acabará cayendo ahora que había vuelto a estar entera. Completé 14 km en un tiempo de 1:16:08 @ 5:26 min/km. En un principio había pensado hacer algunos kilómetros a umbral, pero me veía aún cansado de la media. Ya no recupera uno como antes.

El viernes 31 tocaba hacer 18 kilómetros y esta vez me tocó ir solo, pero antes me subí a la báscula y marcaba 70 kg justos, lo que indica que sigo bajando peso aunque menos de lo que me gustaría. Bajé al Parque Lineal como cada vez que quiero hacer tiradas largas y a diferencia de otros días, hacía más calor. Salí únicamente con una camiseta de manga larga y sudé de lo lindo, quizás también porque hubiese más humedad porque la sudoración fue exagerada. Hice tres kilómetros de calentamiento como acercamiento al parque y a partir de ese momento aceleré para ponerme a un ritmo de crucero de 4:44-4:45, cosa que mantuve bastante bien. Cuando llegué al kilómetro 15 bajé el ritmo y subí hacia Pradolongo bajando pulsaciones. Esos doce kilómetros me salieron a 4:45, perfecto. Los 18 km los hice en 1:29:12 @ 4:57 min/km. Un buen entrenamiento, aunque algo molesto de los dedos gordos de los pies.

El domingo 2 de febrero tocaba tirada larga y había quedado con mi tocayo para ir juntos, pero cuando íbamos por el kilómetro seis dijo que se encontraba mal y que me fuese solo. El día era aún más caluroso que el viernes, por lo que salí en manga corta y no pasé frío en ningún momento. El tiempo se ha vuelto loco, ya que esta época es de las más frías del año y hacía un calor de muerte. El caso es que seguí solo después de la espantada de mi compañero y fue sobre el kilómetro siete y medio cuando abandoné el Parque Lineal y me adentré en el Camino del Malecón donde fui durante un buen rato junto a las vías del tren. El terreno es más irregular y si encima te duelen los pies, no es lo más adecuado, pero seguí por allí y al poco se cumplió el kilómetro 8 donde tenía planeado hacer dos kilómetros a umbral, es decir, a un ritmo de 4:27 en mi caso. El primer kilómetro no me salió mal, lo hice en 4:28, pero el segundo me salió fatal, ya que me fui a 4:38. En mi descargo diré que el Parque Lineal es bastante llano, pero en estos dos kilómetros tuve dos ascensiones en las que me dejé fuerzas y segundos, sobre todo subiendo al puente de la Gavia. Yendo ya por el otro lado de las vías, hice un kilómetro más para llegar al kilómetro 11, que coincidía justo debajo de la M-50. Me di la vuelta y seguí a ese ritmo tranquilo hasta llegar al 12 donde de nuevo traté de ponerme a ritmo umbral, pero esta vez fracasé estrepitosamente porque me salieron a 4:41 y a 4:43 bastante alejado del objetivo. Volví ya más tranquilo hacia casa y de este modo, en un 2 del 2, completé 22 km en un tiempo 1:55:32 @ 5:15 min/km. Lo peor de todo es que empezó a molestarme el talón del pie izquierdo. Espero que no sea lo mismo que me ocurrió en el talón del pie derecho que me tuvo parado cuatro meses. Crucemos los dedos.

Como comentaba al principio, con estos cuatro entrenamientos acabo la semana con 61 kilómetros y con la convicción de que tengo que cambiar el planteamiento y olvidarme de hacer todas las semanas de cuatro días y volver al formato de un día sí y otro no por lo que haré semanas de tres días y semanas de cuatro, pero creo que mis piernas lo agradecerán.

XXI Media maratón de Getafe

Hoy he participado seis años después, también un 26 de enero, en la media maratón de Getafe. Igual que hace seis años como una prueba para la maratón que está a la vuelta de la esquina.

Como la carrera comenzaba a las 10:30 había quedado con Miguel a las 9:00 en la puerta de su casa para recogerle y cinco minutos después con Quique para recogerle cerca de su casa. Antes de las 9:30 estábamos aparcando cerca del polideportivo Juan de la Cierva donde está ubicado el ropero y termina la carrera y muy cerca de la salida.

Fuimos paseando hasta allí y antes de dejar las cosas en el ropero nos dio tiempo a hacer nuestras necesidades, tomar un café y encontrar a Ana con la que nos hicimos esta bonita foto.

Cuatro pradolongueros en Getafe

Después de la foto dejamos la ropa en el ropero, todo rapidísimo, y salimos a la Avenida don Juan de Borbón donde está instalada la salida para calentar un poco. Ahí me di cuenta que había olvidado la gorra en el bolsa y que hacía sol. Me dio un poco de mal rollo, pero ya no había nada que hacer. Faltando diez minutos nos metimos en nuestros corralitos. Miguel y yo en el sub 1h30 y Quique en el sub 1h24. Estiré un poco mientras esperaba que dieran la salida y un minuto más tarde de las 10:31 comenzó la prueba.

Vistos los tiempos de las carreras anteriores y los entrenos, tenía en la cabeza hacer 1h35, lo que suponía ir a 4:30 cada uno de los kilómetros, por eso cuando completé con Miguel el primer kilómetro y vi que había hecho 4:16 decidí aflojar un poco y dejar que mi tocayo se fuese por delante, de este modo los dos iríamos más cómodos.

Poco después me adelantó Chema, antiguo compañero de MaraTI+D, con el que estuve conversando un ratito. Me preguntó que cuanto pensaba hacer, le dije que 1h35 y él me dijo que por ahí o más. No me creí nada porque le vi muy bien y de hecho se alejó enseguida con insultante facilidad.

El añadido que hicieron para que la carrera sólo diese una vuelta es un poco aburrido y lo recordaba con animación cero, pero este año había alguna que otra persona animando. Iba controlando el reloj y veía que el ritmo era el previsto ya que marcaba sobre 4:27, por lo que teniendo en cuenta el error del GPS era más o menos los 4:30 que tenía en mente. Me cercioré que el ritmo era bueno cuando pasé por el primer tercio (kilómetro 7) y vi que el cronómetro marcaba algo menos de 31:30. Durante esos kilómetros iba viendo un globo que supuse era el de 1h35 y efectivamente cuando llegué a su altura vi que era ese tiempo, pero como no me gustan nada los globos, lo adelanté en cuanto pude, sobre el kilómetro nueve más o menos, pero no me alejé mucho de ellos porque de vez en cuando algún espectador decía algo sobre el globo justo a mi altura, por lo que debía ir sólo unos pocos metros por delante.

Ya saliendo de ese tramo por la zona de Los molinos, pasando por debajo de las vías del tren el administrador de la página forofosdelrunning.com me hizo esta bonita foto. No sólo a mí, sino a todo bicho viviente que pasaba por allí y se ponía a la altura de su cámara.

Cerca del kilómetro 10, foto cortesía de forofosdelrunning.com

Seguí a mi ritmo, pero los del globo debieron apretar porque antes de llegar al kilómetro 13 me pasaron. Miré el reloj y vi que mi ritmo era bueno por lo que no quise darme el calentón para seguirlos y seguí como iba. Pasé el kilómetro 14 y vi que el cronómetro marcó menos de 1h03 que era el tiempo de paso de 4:30. La cosa marchaba, pero las piernas ya iban pesando, de hecho fue el kilómetro 16 el primero que hice por encima de 4:30, pero pensé que los cuatro segundos más se compensaban con otros muchos que había hecho por debajo.

Poco después del kilómetro 17 empieza un tramo que me resulta muy desagradable porque está adoquinado y los pies ya van un poco machacados. Ya había perdido de vista al globo de 1h35 y traté de no alejarme de una pareja de corredores vestidos de negro que en su espalda llevaban el nombre de RAULETE y GÁNDARA. Vi que su ritmo era más o menos el mío y no los quise perder. El 18, el 19 y el 20 también estuvieron por encima de 4:30, pero ya quedaba poca cosa y además favorable, por lo que aguanté como pude hasta que comenzó al cuesta abajo donde está instalada la salida y pude aumentar un poco el ritmo, tampoco mucho. En esa cuesta abajo de nuevo el administrador de forofosdelrunning.com estaba haciendo fotos. Se ve en mi cara que iba ya a tope.

A punto de entrar en el polideportivo, foto cortesía también de forofosdelrunning.com

Ya sólo quedaba entrar en el polideportivo, llegar a la pista de atletismo y completar el último cien. Lo hice a buen ritmo, aunque tampoco estaba para muchos trotes. Llegué a meta con un tiempo de 1:35:04 según mi reloj aunque la organización me da un tiempo oficial de 1:34:58. Justo el tiempo que tenía en mente. Bastante contento porque hice la carrera que quería y encima demuestra que voy mejorando con el entrenamiento porque hice siete minutos que en la anterior media.

Ya me estaban esperando mis compañeros cuando llegué. Miguel llegó con un tiempo de 1:32:47 y Quique hizo 1:23:50. Ellos se quejaban mucho de sus isquios, pero yo llegué muscularmente perfecto, sólo con dolor de pies.

La organización de la carrera me pareció perfecta, aunque no me gustó nada lo de tener que recoger el dorsal días antes. Decir que me costó la inscripción 19,70 € que no es precisamente un regalo.

Objetivo modesto

Fue en la media de Getafe donde por primera vez conseguí bajar de hora y media en la distancia de media maratón. Aquel 24 de enero de 2010 conseguí en esta media una marca de 1:29:18 que en aquel entonces me pareció una marca estratosférica. Desde entonces he conseguido bajar de esa barrera de los noventa minutos unas cuantas veces, pero ya no estoy como estaba. Los años y los cuatro meses que he estado parado no me han permitido coger la forma que me hubiese gustado, aunque voy poco a poco.

Las últimas cinco medias, por poner un número, han sido con marcas muy por encima de los noventa minutos. Por orden cronológico:

13-10-2019Media de Colonia1:42:06
7-4-2018Media de Madrid1:33:46
17-3-2019XV Media de Villarrobledo1:36:20
24-3-2018XIV Media de Villarrobledo1:31:34
25-2-2018Media de Latina1:33:47

¿Y cómo estoy en estos momentos? Desde luego estoy mejor que en Colonia, pero creo que peor que en la Media de Madrid, así que si todo marcha bien, espero andar por 1h35 (ritmo de 4:30), lo cual sería un buen tiempo para mí. Bajar de ese tiempo lo veo casi imposible, deberían alinearse todos los planetas habidos y por haber.

Esta semana, antes de la carrera, he hecho dos entrenamientos. Salí el martes 21 de enero al parque Pradolongo, en una jornada muy ventosa, gracias a la borrasca Gloria que ha hecho estragos en el país. De hecho, cayó una rama de gran tamaño en el camino por el que pasé, aunque tuve suerte porque cayó entre el primer paso y el segundo. Debido al airazo en algunos tramos costaba avanzar y en otros -cuando daba a favor- no se notaba nada. La idea era hacer unos kilómetros fáciles y de esta manera completé 12,3 km en un tiempo de 1:05:21 @ 5:18 min/km.

Lo mejor de todo es que antes de salir de casa marcaba la báscula 70,2 kg y me puse contento porque me voy acercando a los 69.

El jueves salí al Parque Lineal, que ya lo habían abierto después de unos días cerrados por la borrasca. Cuando salí iba muy contento porque no notaba ninguna molestia, ni en la rodilla derecha, ni en el talón, pero la alegría me duró poco porque cuando cuando subí la ligera cuesta que hay para entrar en el Parque Lineal volvió a molestarme la rodilla. Esa desagradable sensación que se tiene de que en cualquier momento puede fallar.

Esta vez salí con la idea de hacer 14 km y meter unas series a ritmo umbral, en concreto, hacer dos dos miles a 8:54. Hice seis kilómetros para calentar los músculos y me dispuse a hacer ese primer dos mil. Me salió regular porque hice 8:57 y me ocurrió lo que me suele ocurrir, que hago el primer kilómetro bien (4:27), pero luego me relajo como si ya estuviera todo hecho (4:30).

Después de ese primer dos mil hice un kilómetro de recuperación y me dispuse a hacer el segundo dos mil en el tiempo previsto. Esta segunda sí me salió bien e hice los dos kilómetros en 8:50 repartidos en 4:24 el primero y 4:26 el segundo. Después de ese segundo dos mil ya me relajé y subí hacia Pradolongo a ritmo más tranquilo. Totalicé 14 km en un tiempo de 1:09:28 @ 4:57 min/km.

Primer circuito de carreras de barrio

El lunes 20 de enero tuve la oportunidad de asistir a la presentación del Primer Circuito de Carreras de Barrio de Madrid. En dicho acto presentaron las carreras que formarán parte de ese circuito en el que está incluida la Carrera Popular Barrio del Zofío de la cual soy el delegado.

Cartel del Primer circuito de carreras de barrio

La presentación se realizó en la sede de la FRAVM (Federación Regional de Asocaciones Vecinales de Madrid) y en el acto conducido por Isaías Díaz Peña hablaron David Corbacho (ideólogo del invento y el que más ha trabajado en este proyecto), Quique Villalobos (presidente de la FRAVM que creyó en este proyecto desde el comienzo) y Clara Viñarás (atleta internacional también participante en algunas carreras de barrio).

Isaías Díaz Peña, David Corbacho, Quique Villalobos y Clara Viñarás.

Se habló de la importancia de las carreras de barrio en la historia del atletismo popular en Madrid y de cómo estas carreras fomentan el que los corredores populares conozcan los barrios de Madrid, resaltando la importancia que tienen en la participación vecinal la organización de estas pruebas. También hablaron de las distintas pruebas y de la puntuación en cada una de ellas. Resumiendo:

  • 14 prueba incluyendo dos medias maratones (Fuencarral y Latina), un par de crosses (Trofeo Marathon y Salvar el pinar de la Elipa), un par de sansilvestres (Vicálvaro y Villaverde), una carrera no competitiva (Carrera del árbol) y el resto carreras de 10 km donde algunas además ofrecen la posibilidad de hacer la versión de 5 km. Para todos los gustos.
  • 11 Distritos, 150 kilómetros y 17000 participantes.
  • La inscripción al circuito se realizará automáticamente al participar en cualquier prueba.
  • Habrá una clasificación general individual y por equipos/clubs.
  • Se puntuará según el puesto y categoría de la prueba. Para optar a la general final se deberá participar en un número mínimo de pruebas.
  • Obtendrán premio los/as primeros/as clasificados/as así como los/as corredores/as con mayor número de participaciones.
  • Más información en www.carrerasdebarrio.es.

Os animo a todos a participar en las carreras del circuito, distintas pruebas todas con su idiosincrasia, que las hace únicas y donde el trato al corredor es más personalizado.

¡Qué poco dura la alegría en casa del pobre!

A mediados de diciembre comenzaron las nuevas fuentes de Pradolongo a funcionar, al menos la más cercana a Rafael Ybarra. Reconozco que no me di cuenta si las otras nuevas han llegado a funcionar. Así que me llamó la atención cuando salí el miércoles a entrenar y vi que esta fuente ya no tenía grifo. En un principio pensé que había sido objeto de un acto vandálico, pero luego me comentaron que los operarios del Ayuntamiento habían quitado los grifos. Poco más de un mes han durado las fuentes 🙁

Fuente sin grifo

De todas formas, tengo la esperanza de que hayan quitado los grifos porque hace frío y existe la posibilidad de que se hiele el agua y que cuando llegue la primavera pongan de nuevo los grifos, pero ya veremos qué hacen. Sería una pena que hayan construido unas fuentes para nada.

El lunes salí con una amiga a realizar unos kilómetros fáciles. Fuimos a Parque Sur, por el que hacia tiempo que no íbamos y dimos tres vueltas «largas» totalizando 10 km en un tiempo de 53:25 @ 5:20 min/km.

El miércoles también salí con una amiga, pero al contrario que el lunes hoy tocaba hacer kilómetros más exigentes. Mientras que la chica iba a hacer cuatro kilómetros a umbral (el suyo a 4:58) yo tenía que hacer cinco kilómetros a umbral (el mío a 4:27). Hicimos tres kilómetros de calentamiento hasta la entrada al Parque Lineal y ahí comenzamos cada uno con lo nuestro. Yo hice mis kilómetros a 4:28, 4:24, 4:23, 4:26 y 4:28. Quizás un par de ellos un poco rápidos, pero bien, acabé bastante contento. Si la semana anterior me salieron fatal, esta vez la cosa fue mejor y además me encontré mejor. En total fueron 12,6 km en un tiempo de 1:02:53 @ 4:58 min/km.

Después de una jornada exigente el viernes tocaba otra jornada tranquila, aunque haciendo más kilómetros. Esta vez había quedado con una amiga y con Miguel a las 9:30. Poco después de esa hora nos pusimos en marcha y fuimos a Parque Sur donde dimos tres vueltas «pequeñas» para completar 9 km. Ahí se quedó nuestro amiga y mi tocayo y yo nos marchamos a Pradolongo para hacer unos cuantos kilómetros más, pero sin apretar. Hicimos en total 14,1 km en un tiempo de 1:15:42 @ 5:21 min/km.

Con el domingo se completaba la semana de cuatro días. Habíamos quedado en el punto de encuentro y allí aparecimos cinco pradolongueros: Mariano, Quique, Miguel, Emilio II y un servidor. Salimos los cinco rumbo al Parque Lineal y poco a poco, pasados el tercer kilómetro, se fue desgranando el grupo yendo cada uno al ritmo que le interesaba o podía. Yo tenía pensado hacer una tirada de 18 kilómetros de los cuales 12 serían a ritmo de maratón que recordaba era a 4:49. Luego al acabar me di cuenta que según la última carrera el ritmo de maratón debería ser a 4:44; sin embargo no anduve muy lejos de este ritmo porque hice una media de 4:46, así que no me puedo quejar. Hice en total 18,3 km en un tiempo de 1:31:03 @ 4:58 min/km.

Con los kilómetros realizados este domingo completé una semana de 55 kilómetros, que son mucho para mi cuerpo.

Estreno de las Asics Cumulus 21

El día 5 de enero el roscón y el chocolate son los protagonistas de la mesa. Yo me lo tomé como el último atracón de las navidades y me prometí a mí mismo controlar la comida para tratar de llegar a la maratón con un peso de 68 kg poco más o menos. Es por ello que esta semana me he controlado bastante la alimentación y hoy sábado me he subido a la báscula y marcaba 70,8 kg que son kilo y medio menos que la semana anterior. Siempre he dicho que no me fío mucho de la báscula porque perder tanto peso en una semana me parece demasiado, pero bueno, es lo único que tengo para controlar el peso.

El martes, dos días después de la carrera de Yuncler salí a soltar piernas y ciertamente las notaba cansadas. Bajé al Parque Lineal acompañada de una amiga e hicimos 12 km en un tiempo de 1:05:23 a un ritmo tranquilo de 5:27. Un buen regenerativo.

El miércoles tocó descansar y el jueves tocó estrenar zapatillas. Mis compañeros de trabajo no sólo me regalaron la inscripción a la maratón, sino que también me regalaron unas zapatillas Asics modelo Cumulus 21, el modelo inmediatamente superior a las que he estado utilizando.

Asics Gel Cumulus 21

Tenía pensado hacer 14 kilómetros, de los cuales iban a ser 5 km a umbral, pero me parecían muchos kilómetros para estrenar zapatillas, de modo que pensé que si notaba molestias me volvería a casa a cambiarme las zapatillas. Con eso en mente, bajé al Parque Lineal teniendo en cuenta que según la marca obtenida en Yuncler, el ritmo umbral es de 4:27. Hice tres kilómetros de calentamiento para llegar al parque y una vez allí aumenté el ritmo durante dos kilómetros para comenzar la serie con las pulsaciones ya un poco subidas y me salió no demasiado bien ya que hice los cinco kilómetros en 4:26, 4:32, 4:32, 4:33 y 4:28. Eso sí, tenía que haber tenido en cuenta que ese ritmo umbral Jack Daniels recomienda seguirlo durante 20 minutos y si se piensa hacer más tiempo, el ritmo debe ser algo inferior. Quizás debería haberme planteado hacerlo un poquito por debajo de 4:30 y me hubiesen salido mejor. En total hice 14 km en 1:09:48 @ 4:59 min/km. Un entrenamiento durillo y una experiencia con las zapatillas muy buena. Acabé encantado.

Con mi idea de correr un día sí y otro no descansé el viernes y volví a salir el sábado. Si el día anterior había salido solo, esta vez nos dimos cita en el punto de encuentro nada menos que ocho pradolongueros, entre los cuales había dos chicas. No es fácil últimamente juntarnos tantos. Bajamos una vez más al Parque Lineal y una vez allí nos dividimos. Quique y Mariano se fueron a toda pastilla. Miguel y yo nos quedamos un poco por detrás con la idea de hacer 18 km, de los cuales 12 km a un ritmo de 4:45 y el resto se lo tomaron con más calma y decidieron hacer sólo 12 km.

Hicimos tres kilómetros de calentamiento y luego tratamos de ponernos a un ritmo crucero de 4:45 y más o menos lo conseguimos. De hecho hicimos los dos kilómetros algo más rápido perseguidos por un tipo que quería alcanzarnos. Decir que aunque los primeros kilómetros salieron a 4:45 con cierta facilidad luego tuve que ir mirando el cronómetro para no perder el ritmo. Justo lo contrario le pasó a mi compañero, que empezó algo cansado porque había entrenado el día antes y al principio le costó un poco, pero acabó fuerte, fuerte, de hecho no fui capaz de seguirlo en el último kilómetro. Salieron los 12 km en 4:43 y los 18 km totales los hicimos en 1:29:15 @ 4:57 min/km. De nuevo salí con las nuevas zapatillas y excepto que suenan un poco más que las anteriores, creo que noté menos las molestias que arrastro desde el mes de abril. Sería genial que con estas zapatillas dejaran por fin de estar ahí. Esta semana he realizado 44 kilómetros en tres días lo cual está muy bien para mí.

XII Carrera de Reyes de Yuncler

Hoy por quinta vez me he acercado a Yuncler para participar en la carrera popular que allí organizan. Alguien puede pensar que me acerqué a correr, pero la carrera era simplemente una excusa para comer huevos fritos con migas acompañados de una cerveza. Bueno, no es cierto del todo, que también me tomé en serio aquello del correr.

Habíamos quedado un nutrido número del Club Atletismo Zofío en el punto de encuentro habitual a las 9:30 de la mañana, ya que la carrera daba comienzo a las 11. Como siempre, llegué un minuto o dos tarde, cuando ya estaban allí casi todos. No tardaron en venir los dos que faltaban, por lo que rápidamente pusimos rumbo a Yuncler, una pequeña localidad toledana situada a medio camino entre Madrid y Toledo.

Según íbamos acercándonos vimos que la temperatura iba disminuyendo, hasta alcanzar valores por debajo de cero; sin embargo al entrar en la localidad el termómetro andaba cerca de un grado sobre cero. Fresquito de todos modos y con un poco de niebla. Teníamos la esperanza de que el refrán aquel que dice «mañanita de niebla, tarde de paseo» no se cumpliera del todo y mejorara el tiempo según se acercara la hora de salida. Y efectivamente la niebla se retiró, salió el sol, pero aún así hacía fresco.

Había cola para recoger el dorsal, pero tampoco exagerada, por lo que en cinco minutos estábamos con el dorsal en la mano. Aproveché para ir al servicio y cuando salí nos hicimos una bonita foto que deja constancia del gran número de compañeros que participamos en la prueba.

El Club Atletismo Zofío bien representado en Yuncler

Nos acercamos al coche para cambiarnos y nos pusimos a tratar de calentar un poco por la calle donde está situada la salida y la meta, que no es otra que la calle Trafalgar. Al igual que otros tantos cientos, recorrimos la calle arriba y abajo tratando de que los músculos entraran en calor y subieran un poco las pulsaciones.

Faltando pocos minutos para las once de la mañana nos situamos Quique, Joaquín, Miguel y yo no muy lejos de la línea de salida. Dieron el pistoletazo de salida y Quique salió como alma que lleva el diablo. Miguel tampoco le fue a la zaga y Juan Carlos, el amigo del Club Atletismo Leganés también salió veloz, como en Villaverde. Yo salí sin demasiadas pretensiones pensando que Joaquín se quedaría atrás y me tocaría hacer solo los casi ocho kilómetros de la prueba. Es por ello que me llevé una grata sorpresa cuando un poco antes de subir la calle Greco vi a mi lado a Joaquín. Pensé que no iba a durar junto a mí porque me había comentado que no andaba muy fino ya que acababa de salir de un catarro.

Subimos la calle Greco a buen ritmo y comenzamos a bajar lo subido cuando se cumplió el primer kilómetro. Miré el crono y vi que lo habíamos hecho en 4:15 que era más o menos el ritmo que pensaba podía seguir durante la carrera. Bajamos a la calle Ramón y Cajal para conectar con el Paseo del Prado donde subimos la segunda cuesta de la jornada, la subida a la iglesia, que frescos como íbamos subimos también a buen ritmo adelantando al personal que habían salido muy deprisa y ahora iban buscando su ritmo de carrera.

Cuando se sale del casco urbano del pueblo se ve una recta larguísima que acaba con un giro a la derecha. Miraba a lo lejos buscando la camiseta azul de Miguel por si no nos sacaba mucho, pero no la veía; sin embargo sí vi la camiseta naranja del Club Atletismo Leganés de Juan Carlos y me extrañó que no anduviera más lejos. Luego me contó que tuvo un aviso muscular y que bajó el ritmo. Esta recta se hace larga y fue a mitad de recta cuando sonó el segundo kilómetro. De nuevo miré el crono y vi 4:23, ritmo que me pareció algo lento, pero el terreno no es sencillo porque habíamos subido la cuesta de la iglesia y después de un pequeño llano el terreno picaba para arriba sin descanso.

El tercer kilómetro se hace terminando la larga recta y haciendo unos cuantos giros para adentrarse en una zona de chalets donde hay más giros a izquierda y derecha, aunque el terreno es más llano. Ahí hicimos 4:18 y yo seguía asombrándome que Joaquín siguiera a mi lado como si tal cosa. Esto demuestra que estaba especialmente motivado porque el año pasado subió al cajón en esta carrera y este año quería volver a hacerlo.

El cuarto kilómetro, situado un poco más allá de la línea de meta, es el más favorable, por eso no me extrañó comprobar que fue el más rápido de todos los que llevábamos. Poco después se vuelve a afrontar la subida a la calle Greco y ya no subimos con tanta alegría como la primera vez, pero no lo hicimos mal del todo. Al coronar nos adelantó un tipo con perilla y Joaquín pensó que quizás pudiera ser de su categoría. Yo le miré y no me lo pareció, pero pensé que era una buena idea utilizar a este corredor como señuelo para que mi compañero no se aflojase el ritmo. Joaquín, competitivo donde los haya, se pegó a la estela de su contrincante y al poco volvió a ponerse por delante, vigilando por el rabillo del ojo por donde andaba el otro.

Hicimos por segunda vez la subida de la iglesia y mientras transitábamos por la recta larga se cumplió el sexto kilómetro. Joaquín dijo en ese momento que se le había acabado la gasolina, pero le animé diciendo que ya faltaban menos de dos kilómetros y que no iba a dejar que le ganara el corredor de la perilla. Poco después, al girar a la derecha eché un vistazo hacia atrás para ver por donde iba su rival. No estaba muy atrás, como a unos diez metros, por lo que apremié a mi compañero para que no se durmiera.

Hicimos el tránsito por los chalets y al salir de esa zona nos adelantaron dos chicos del Club Atletismo Leganés que nos sirvieron para engancharnos a ellos y aumentar el ritmo. Ya faltaba poco menos de un kilómetro y le comenté a Joaquín que había que darlo todo, que ya era terreno favorable hasta meta. Su contrincante seguí a cerca como pude comprobar al cruzar el arroyo, pero Joaquín ya olía la meta y no iba a permitir que nadie le arrebatar el pódium.

Llegamos con energía a la línea de meta dándolo todo y al echar un vistazo al reloj vi que habíamos hecho 33 minutos y pico, lo cual era el tiempo que pensaba podía realizar. Lo que no se me había pasado por la cabeza antes de la carrera es que Joaquín llegara a mi lado, lo cual demostró que es un auténtico campeón. Según la organización mi tiempo neto fue de 33:44 y el de Joaquín 33:43. Son más de dos minutos con respecto al año pasado, pero mi estado de forma es peor y mi peso es excesivo, así que contento.

Entrando en meta con Joaquín resoplando por el esfuerzo

Cogí una botella de agua y me fui a la búsqueda de una compañera de equipo que ha subido al cajón varios años en esta carrera. Cuando la encontré ya estaba cerca de meta y vi que había varias chicas que la perseguían, así que le dije que lo diera todo hasta meta por si en ese grupo perseguidor iba alguna de su categoría. La chica dio todo lo que pudo y pasó por la línea de meta con un tiempo oficial de 38:20 aunque un neto de seis segundos menos.

Una vez entraron todos los componentes del equipo estuvimos pensando si ducharnos o ponernos a comer migas con huevos fritos y al final optamos por la opción gastronómica, por lo que nos acercamos a los mostradores y cogimos un buen plato con dos huevos fritos y unas migas no muy bien conseguidas, muy apelmazadas y con más chorizo que pan. No me gustaron demasiado, pero no debe ser fácil hacer migas para tanta gente, así que disculpados quedan.

Degustando las migas con los huevos fritos y la cerveza

Otras veces han llevado los de Evedeport un monitor donde van poniendo la clasificación e incluso con tu dorsal te dicen el tiempo y el puesto, pero esta vez no había monitor y había que esperar a que sacaran las clasificaciones en papel, como toda la vida. Por algún extraño motivo esta vez tardaron bastante en sacar las clasificaciones y los dos compañeros que pensaban podían subir al pódium estaban nerviositos. Cuando por fin sacaron las clasificaciones pude ver que mi compañero Joaquín había sido segundo de su categoría y la otra compañera, también segunda. Un gran éxito del Club Atletismo Zofío en la carrera de Yuncler.

Segunda clasificada en la categoría de Veteranas B
Segundo clasificado en Veteranos C

Pero lo mejor de todo es que también dieron un premio al corredor más veterano de la carrera que fue don Emilio Rodríguez Pascual, corredor incombustible, que con sus 74 añazos aún sigue dando guerra… y lo que le queda. Todo un detalle de la organización premiar al más veterano.

Emilio también se subió al pódium