XXXVIII Media maratón de Fuencarral

Todo empezó a la hora de hacer la inscripción. Si querías camiseta, más tenías que pagar. En mi caso tengo camisetas para aburrir, así que dije que no, aún así no es que la cosa saliera regalada, que tuve que soltar 14,60 € por apuntarme. Ignoro si hubo otros tramos en los que era más barato apuntarse, pero ese precio «a pelo» no es un regalo precisamente. Mucho ha cambiado la cosa desde la primera vez que participé allá por 1997.

Luego siguió con el tema de recoger el dorsal. O bien lo hacías antes del día de la carrera o bien lo recogías el mismo día, pero soltando 3 €. Teniendo en cuenta que la calle Villaamail está bastante lejos de mi casa, si hubiese ido solo habría sido mejor soltar los 3 € porque según está el tema si vas en coche te lo gastas en gasolina. El caso es que el sábado fuimos en un coche a recoger tres dorsales y eso yo creo que sí es más barato que 9 €, que es lo que hubiese supuesto haber recogido el domingo los tres dorsales. Luego hablaremos de las fotos…

Debuté en esta prueba en 1997 y aunque en los primeros años intentaba hacerla todas las veces que podía, ya llevaba una temporada sin participar, once años en concreto.

119971:36:52
219981:38:05
319991:35:01
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520031:45:34
620051:39:30
720071:46:24
820091:42:19
920101:30:23
1020121:30:41

En los últimos días nos enteramos que la salida la habían retrasado a las diez, por lo que no hacía falta madrugar demasiado; sin embargo yo me levanté tres horas antes, a las siete, para desayunar en condiciones mi café con leche y dos tostadas.

Íbamos tres compañeros del Club Atletismo Zofío para participar en esta carrera y habíamos quedado a las ocho y media en el punto de encuentro para llegar con holgura de tiempo. Minuto arriba, minuto abajo, llegamos al sitio y salimos para el barrio de Fuencarral. Después de dar un poco de vuelta, aparcamos el coche junto al polideportivo de Santa Ana, donde acabó esta carrera unas cuantas ediciones, aunque ya llevan pocos años que han vuelto al sitio original en la calle Nuestra Señora de Valverde.

Como llegamos con tiempo y con el dorsal ya recogido se nos ocurrió tomar un café por aquello de tener una dosis extra de cafeína. En la misma calle donde está la salida y la llegada vimos un sitio abierto llamado Panadería Patio Baena donde vimos unos dulces que se me iban los ojos, pero me conformé con un café cortado. Los de la mesa de al lado pidieron una tostada de pan y puedo asegurar que es la tostada más grande que he visto nunca.

Hacía fresco, por lo que no apetecía mucho quitarse la ropa de abrigo y estuvimos mareando un poco, de tal modo que cuando fuimos a hacer uso del guardarropa, nos tocó esperar un poco y tuvimos poco tiempo para calentar, pero tuvimos tiempo de colocarnos en la línea de salida, aunque algo atrás ya que nuestras pretensiones no eran muy elevadas, nos conformábamos con no sufrir mucho y llegar los tres juntos a meta.

La última vez que participé fue en 2012, también un 12 de febrero, y en aquel entonces y durante casi toda la vida de esta carrera se hacía en el sentido horario, pero creo que fue el año pasado cuando lo hicieron en sentido antihorario, que a mí a priori me parecía más duro, ya que Herrera Oria es una señora cuesta, pero Jesús, el organizador, me aseguraba que la gente estaba haciendo mejores tiempos yendo en contra de las agujas del reloj. No me convenció mucho cuando me lo dijo, la verdad, y luego vi que de ninguna manera.

Bueno, a lo que íbamos, a las diez en punto dieron la salida y tardamos un rato en pasar la línea de salida, ya que estábamos muy atrás. Ese primer kilómetro, aunque favorable, no fue muy rápido por la gente a la que tuvimos que adelantar. Los siguientes siguen siendo favorables hasta un poco más allá del cuatro que viene una bonita cuesta arriba de unos dos kilómetros que termina en la Tapia del Pardo. Uno tramo más o menos llano y comienza una larga bajada hasta El Pardo adonde se llega aproximadamente en el kilómetro diez.

Por la carretera de El Pardo hacia Madrid hay unos cinco kilómetros más o menos llanos en los que íbamos rodando más o menos a 4:40 hasta que llegamos al quince y ahí se acabaron las tonterías. Hasta ese momento habíamos ido los tres juntos, aunque yo siempre medio descolgado, y pensaba que la subida a Herrera Oria iba a ser un «sálvese el que pueda», pero nos fuimos esperando los unos a los otros, total, tampoco nos jugábamos nada. Ese kilómetro 16, ya todo para arriba se nos fue un poco el tiempo, pero es que el siguiente kilómetro es tremendo y ahí se nos fue el kilómetro a 5:45, un minuto más lento que lo que llevábamos en el llano. El siguiente suaviza un poco porque hay un falso llano, pero el 18 también es de aúpa y también se nos disparó el tiempo. Afortunadamente ya habíamos pasado lo peor y aunque el resto seguía picando para arriba era más llevadero. Curiosamente fue en ese tramo final donde mejor me encontré y estuve tirando de mi compañeros tratando de alcanzar a una chica para que nuestra compañera tuviese alguna oportunidad de subir al cajón; sin embargo aunque la pasamos luego nos volvió a superar, aunque de todos modos llegar antes tampoco hubiera servido para hacer un puesto de honor.

Entramos los tres hermanados aunque a mí me dan un tiempo neto algo mejor al pasar detrás de ellos por la salida. Mi tiempo fue 1:40:38 prácticamente diez minutos más que la vez anterior hace once años. Pero contento por haber llegado los tres juntos y haber sido capaz de aguantar el ritmo.

Está claro que lo de las carreras populares es un negocio porque algunas carreras lo mercantilizan todo. Por ejemplo, esta carrera saca dinero por el precio del dorsal, por la recogida del dorsal el domingo, por si alguno «pica» y compra una camiseta de ediciones antiguas de ésta y otras carreras, ya que en el local de la recogida de dorsales también había una especie de mercadillo. Y por último, también se hace negocio con las fotos, ya que es una empresa la que las hace y las vende por el módico precio de 4,90 €. Eso sí, reconozco que las fotos están muy bien hechas y de gran calidad.

Esta vez no llevé la indumentaria del Club Atletismo Zofío, ya que ese día en Madrid se celebraba una manifestación por la Sanidad Pública, así que aproveché para manifestarme mientras corría.