Mal, lo he pasado mal, mi peor Fuencarral hasta la fecha. Y es que esta carrera no es ninguna tontería: o entrenas bien o sufres.
Foto de equipo Fuencarral 2000
Los primeros 12 kilómetros fui acompañado generosamente por José Juan, que pudiendo ir más deprisa prefirió ir a mi ritmo. En el paso por el km 10 notaba que iba peor que otras veces, pero iba decentemente. En la primera cuesta arriba de consideración, la del cuartel, adelantamos al Caña que iba algo fastidiado. Ahí José Juan se marchó a su ritmo.
En la siguiente cuesta, que va desde el kilómetro 13 al 15, empecé a sufrir, aunque lo peor empezó en la siguiente bajada, una vez superada la tapia de El Pardo. No conseguía alargar la zancada por lo que manadas enteras de corredores me adelantaban si piedad. Al final de la bajada, Silvia animaba sin cesar a los compañeros.
¡Gracias Silvia!
La siguiente cuesta arriba, que sube hasta el cementerio, se me hizo muy dura aunque mantenía el tipo como podía. De nuevo en la cuesta abajo, nuevas manadas de corredores me adelantaban. En la última cuesta importante de la jornada, subiendo los Tres Olivos, ya no corría, reptaba. Sólo los ánimos de Soco, una compañera del trabajo que vino a animarnos, me hicieron llegar a la meta con algo de dignidad, realizando un tiempo de 1:39:05. Mi peor tiempo en esta carrera, ¡cuatro minutos más que el pasado año!
Agradezco de todo corazón la ayuda inestimable de los compañeros que se molestaron en venir a animarnos en esta desapacible mañana. Hago extensible este agradecimiento no sólo a Silvia y a Javier, sino a Soco por sus ánimos en un momento muy complicado.