XIV Carrera Popular Villa de Torrijos

Hoy se celebró la XIV edición de la Carrera Popular Villa de Torrijos y fue mi decimosegunda participación, una lástima no haber podido llegar al pleno, pero tampoco se acaba el mundo por eso :-). Me perdí la de 2013 por lesión y la del año pasado porque coincidió con la de la Elipa y opté por la más cercana.

En la carrera de Gerindote, dos semanas antes, acabé lesionado por lo que estuve sin correr hasta el viernes, que me probé después de haber pasado por las manos de Josefa. La prueba no fue satisfactoria y pensé que lo más seguro es que me tuviese que retirar, pero aún así decidí ir a Torrijos para acompañar a una amiga del Club Atletismo Zofío.

Este año habían adelantado la hora de salida a las 9:30 lo que obligó a darnos un buen madrugón para llegar a Torrijos, localidad distante a unos 75 kilómetros de mi casa, va a ser verdad ese que dicen que sarna con gusto no pica. Aún así llegamos a las ocho y cuarto y nos dio tiempo a recoger el dorsal sin agobios, a dejar las cosas en el coche, trotar un poco y hablar con algún que otro conocido. Se celebraba el IV Campeonato Regional de Castilla-La Mancha por clubes absoluto y master y se veía por allí gente muy «tirillas» y con pinta de correr mucho. Allí nos encontramos con una amiga que venía desde Cuenca con su equipo Run Faster intentando hacer una buena clasificación en clubes de chicos y chicas.

En el trote previo noté que me molestaba un poco el tendón, curiosamente en una zona más abajo de lo que me molestaba estas semanas anteriores, por lo que me atreví a salir, aunque con la idea de abandonar si la cosa iba a mayores. Es por ello que salí muy tranquilo, tanto que en el primer giro de 180°, donde está situado el edificio de la Cruz Roja, miré hacia atrás y vi que había muy poca gente detrás de mí y que si seguía a ese ritmo me iba a doblar alguno porque había gente de mucho nivel, de hecho Ángel Ronco Bargueño, el ganador de la carrera, hizo un magnífico tiempo de 30:00 batiendo el récord del circuito.

Pasé el primer kilómetro en 5:32 y decidí apretar un poco ya que aunque me molestaba el tendón, la cosa no llegaba a dolor, era soportable, bastante mejor que en Gerindote dos semanas atrás. Por el hecho de aumentar un poco el ritmo empecé a adelantar a alguno que otro, aunque no demasiados porque todo el mundo corría a toda pastilla. Al pasar por el arco de meta en la primera vuelta vi que llevaba 25:45 lo cual me pareció un tiempo razonable para cómo me encontraba.

Acabando la primera vuelta, muy tranquilo. Foto cortesía de Juan Iniesto.

Parecía que la molestia había remitido un tanto, por lo que me planteé como objetivo tratar de alcanzar a la compañera de club, así que tuve que hacer un par de kilómetros rápidos y pasada la gasolinera, sobre el kilómetro siete y medio ya la pude ver más cerca. Fue un ese momento cuando alcancé a un corredor llamado Adolfo, que era muy animado por la afición local, imagino que por ser de allí. Estuve con él hasta casi el final de la carrera cuando se adelantó unos metros.

Aunque el día era muy agradable para correr, ya que hacía fresquito, por la zona de la gasolinera, quizás por ser más expuesta, hacía bastante aire, frenando el ímpetu de los corredores ya que al menos por la parte del pelotón por donde circulaba yo, iba casi todo el mundo de uno en uno o de dos en dos, con pocas posibilidades de esconderse en un pelotón. Menos mal que la mayor parte de la carrera es por calles más estrechas y se nota menos el aire.

Poco antes del noveno kilómetro alcancé a mi compañera y juntos fuimos hasta la línea de meta donde llegamos con un tiempo oficial de 50:06 para ella y un segundo más para mí. Diez segundos más que el tiempo neto que marcó nuestro cronómetro que pusimos en marcha al cruzar la línea de salida.

Muy cerca de la meta. Foto cortesía de Muñoz.

En mi caso lo importante no era el tiempo, sino las sensaciones, que no fueron del todo malas, pero tampoco demasiado buenas, porque notaba que la lesión ahí seguía. Para mi compañera tampoco era demasiado importante el tiempo, lo que ella quería era subir al cajón de su categoría y lo consiguió, ya que fue segunda, así que el viaje a Torrijos no fue en balde, ya que se volvió a casa con un bonito trofeo y un chorizo, ambos de tamaño considerable.

En el segundo puesto del cajón

XII Carrera popular villa de Torrijos

Me acerqué a Torrijos porque ya estaba inscrito, pero estaba casi seguro de que no iba a participar porque había corrido el día antes 15 km y además de estar cansado me dolía el talón como lleva haciendo cinco meses ya; sin embargo salí de casa vestido de corredor y con el cronómetro en la muñeca, así que debía ser el inconsciente el que me empujaba a participar. De todos modos, la principal razón de que fuese a esta carrera era acompañar a una amiga que sí estaba dispuesta a participar aunque ella también tenía algunas dudas ya que estaba algo molesta con su rodilla.

Este año en Torrijos han echado la casa por la ventana y han homologado la carrera de 10 km, para ello han hecho alguna ligera modificación al habitual circuito ya que siempre he sospechado que en años anteriores la distancia no era de los 10 km que decían. Además han cambiado la zona de salida y meta a la plaza de San Gil, donde se ubica el nuevo ayuntamiento, que es un sitio más espacioso. Con eso han conseguido evitar los primeros metros, que siempre eran por calles estrechas y reviradas. No sé si por la homologación o por algún otro motivo, este año había más gente que nunca y entre la carrera de 10 km y la de 5 km había más de 700 personas, en una carrera que nunca había llegado ni a las 500.

Quizás debido a que había más participantes habían separado la carrera de 5 km de la de 10 km y por ello habían adelantado esta última a las diez de la mañana, una hora antes de cuando se celebraba en años anteriores. Eso hizo que nos tocara madrugar más y que a las 8:15 saliéramos de Madrid rumbo a esta localidad toledana. Llegamos pasadas las nueve y fuimos a recoger el dorsal, que lo entregaban en el patio del Palacio de don Pedro de Castilla. Al contrario que otras veces que era llegar y recoger el dorsal, esta vez me tocó esperar veinte minutos de cola para recoger el dorsal y la bolsa del corredor, que contenía un cortavientos, una crema de manos y una bolsa con cuatro láminas de lomo embuchado. Yo esperé veinte minutos porque mi apellido está entre la A y la M porque mi amiga tuvo peor suerte y tuvo que esperar en la otra fila, la de la N a la P, que iba más lenta aún. De este modo, cuando salimos con la bolsa en la mano eran ya menos cuarto y tuvimos que ir deprisa y corriendo a dejar las cosas en el coche y aplicarnos un poco de bálsamo de tigre, yo en mi talón y mi amiga en su rodilla.

Deprisa y corriendo, muy apurados, nos acercamos a la línea de salida y escuchamos que habían retrasado la salida a las 10:20 imagino que por las colas para recoger el dorsal. Me comentó una persona de la organización que desde el día anterior por la tarde se podía recoger el dorsal, pero que muy poca gente lo había hecho y todos los habíamos dejado para el día de la prueba. En mi descargo diré que venía desde Madrid y que recoger el dorsal el día antes no es una opción.

Ese retraso hizo que pudiéramos calentar un rato y encontrarnos con algunos conocidos torrijeños a los que saludamos. A alguno conozco porque en Torrijos estudié Bachillerato y COU hace ya unos cuantos años. No calenté mucho porque me encontraba bastante cansado y no era cuestión de cansarse más.

Había tres cajones en la salida y tanto a mí como a mi amiga nos tocó el cajón dos, no sé muy bien el motivo. Nos metimos en nuestro cajón, quitaron las cintas que dividían los tres cajones y se guardó un minuto de silencio por Julio Vicente Rey, padre del actual recordman nacional de maratón, Julio Rey. La gente fue muy respetuosa porque no se oía el más mínimo ruido durante ese minuto.

Dieron la salida y enseguida me vi cuatro o cinco metros detrás de mi amiga, con un cansancio de piernas exagerado pero aún así pasé el primer kilómetro por debajo de 5 minutos y lo más curioso es que según iba avanzando metros iba notando que las piernas iban mejor. El dolor en el talón ahí seguía, pero soportable. El segundo kilómetro lo hice en 4:42 porque veía que como no acelerase se me iba a ir demasiado y luego iba a ser imposible.

Al principio de la carrera, bien ataviado con mi camiseta de la Carrera del Zofío. Foto cortesís de tufotocorriendo.com

Mi amiga estaba encuadrada en la categoría Master 50 para mayores de esa edad y aunque no tenía muchas esperanzas de subir al cajón como el año anterior, su espíritu competitivo la lleva a pelear por ello. Sobre el kilómetro dos adelantó a una chica que sabía era de su edad y aunque estuvieron un buen rato una al lado de la otra, al final mi amiga consiguió irse por delante. Yo iba viendo la disputa algo más cómodo que cuando salí porque cada vez notaba las piernas mejor. Cuando consiguió desembarazarse de esta chica apareció otra por detrás que se puso a su altura y también estuvieron disputando la posición, ninguna quería ir detrás de la otra.

Sobre el kilómetro tres la carrera cambia de sentido y lo que se ha bajado hay que subirlo. El desnivel es mínimo, pero existe… como Teruel. Además este año en ese tramo, que era el más descubierto, soplaba un viento en contra bastante fuerte y dificultaba el avance. Fueron ochocientos metros duros. Luego aunque el sentido de la carrera es el mismo, ya se mete entre calles y se nota menos. Mi amiga y la otra chica seguían peleando entre ellas con uñas y dientes y llegaron al final de la primera vuelta con mi amiga algo descolgada de la otra. Algo debió espolearla porque a partir de ese momento aceleró de lo lindo, dio alcance a su rival y a mi me costó bastante recuperar los metros que perdí en su cabalgada. De hecho tuve que hacer un kilómetro en 4:39 para poder acercarme porque veía que si seguía a mi ritmo no la iba poder alcanzar.

Fue curioso porque cuando llegué cerca la animé con algún grito del tipo «vamos que vas muy bien» y estos ánimos en vez de conseguir que fuese mejor consiguió lo contrario. En ese momento aflojó el buen ritmo que llevaba. Me tenía que haber metido la lengua en el …

Poco después de este curioso incidente llegamos de nuevo a la zona ventosa donde el viento seguía soplando de lo lindo y ahora se notaba más porque ya el cansancio era mayor. Yo miraba de vez en cuando hacia atrás por si venía alguna competidora, pero no veía ninguna. Así llegamos a la plaza donde está la Colegiata con su adoquinado y ya sólo quedaba subir una ligera cuesta para llegar a meta donde entramos juntos con un tiempo oficial de 50:32 que le sirvió para auparse a la segunda posición de su categoría.

Para el podium habían montado un camión del copón con una pantalla enorme, todo muy profesional. Allí subieron para dar los premios algunos políticos y un corredor local que fue recordman de España de maratón. Hablo de Juan Francisco Romera que hizo un tiempo de 2:10:48 en la maratón de Londres del año 1990.

Mi amiga, componente del Club Atletismo Zofío, posando con su trofeo y su chorizo delante del Palacio de Pedro de Castilla, ahora el ayuntamiento de Torrijos.

XI Carrera popular villa de Torrijos

Undécima edición y décima participación en esta bonita carrera en la localidad toledana de Torrijos. Una lástima que me perdiera la edición de 2013 porque hubiese hecho pleno. Pero bueno, me doy por satisfecho.

Es una carrera que me gusta mucho para ir a tope y calcular con el tiempo realizado los ritmos de entrenamiento para el otoño, pero esta vez ha sido diferente porque me lesioné dos semanas antes y he estado parado una semana y cuando he empezado de nuevo lo he hecho con mucha calma para no recaer.

Me acerqué con una amiga a participar en la carrera y estando calentando noté que el gemelo no estaba como debería de estar así que pensé en salir despacio y si veía que iba bien trataría de ir a su par y si la cosa se complicaba abandonaría la carrera.

Llegamos a la plaza, retiramos el dorsal y estuve buscando los urinarios que siempre habían estado situados debajo de unos soportales. Siempre he dicho que esta carrera es la de mayor ratio de urinarios por corredor, por lo que me extrañó que no hubiese. Pregunté y me dijeron que estaban al otro lado de la plaza. Fui hasta allí y vi dos casetas prefabricadas, una para chicos y otra para chicos. Entré en la de chicos y vi siete urinarios y dos váteres con puerta. Un despliegue extraordinario para una carrera de unos quinientos corredores.

Estuve estirando y casi dieron la salida mientras hacía los estiramientos, afortunadamente me dio tiempo. Me puse en la línea de salida bastante atrás y salí tranquilo. Fui poco a poco aumentando la velocidad para no perder de vista a mi amiga y como el gemelo no se quejaba pronto estuve a su lado.


Por la calle Molinos, foto cortesía de Juan Hiniesto

Creo que no lo había dicho, pero hacía bastante calor. No sé la temperatura que haría, pero el calor se hacía notar y había que ir bebiendo cada dos por tres, aunque la compañera con la que iba no es de mucho beber; sin embargo en la segunda vuelta me pidió que echara agua sobre su cabeza. Eché agua y algo cayó sobre sus hombros que se mojaron y se llenaron de gotitas de agua. Pues bien, esas gotitas desaparecieron como por arte de birlibirloque en cuestión de segundos. Debía tener los hombros como planchas.

Llegamos a la meta con un tiempo oficial de 49:37 que sirvió a mi compañera para auparse a lo más alto del cajón en su categoría. No sólo ganó un trofeo sino que se llevó a su casa un rico jamón que ya podría repartir entre los compañeros del Club Atletismo Zofío y demás fauna pradolonguera.


En lo más alto del cajón, foto cortesía del Ayuntamiento de Torrijos

X Carrera popular villa de Torrijos

He participado, una vez más, en la carrera popular de Torrijos. Es una carrera que me encanta, no sólo por razones sentimentales, sino porque se trata de una carrera muy bien organizada y generosa con el corredor. Algunos ponen peros, como que haya que dar dos vueltas por el mismo sitio, pero a mí me gusta. Hay gustos para todos.

Llegamos a Torrijos un poco más tarde de los esperado, con sólo cuarenta minutos para realizar todos los trámites, menos mal que todo fue rápido: la recogida del dorsal, prender el dorsal en la camiseta, ponerse el chip, dejar la ropa en el guardarropa y visitar al servicio. Nos sobró algo de tiempo para calentar… Pero no mucho.

Salí con la idea de bajar de 43 minutos, pero ya antes de la carrera no me veía bien, tenía malas sensaciones, sabía que iba a ser un objetivo difícil de cumplir. Además el calor tampoco acompañaba, hay que tener en cuenta que la carrera daba comienzo a las once y el sol apretaba a esas horas.


Con una compañera pradolonguera

En estas últimas carreras había salido algo rápido y luego me costaron los últimos kilómetros, así que decidí salir -o al menos intentarlo- más tranquilo. Traté de buscar un ritmo fuerte, pero sin darlo todo, por lo que me sorprendió cuando pasé por la meta en la primera vuelta y vi que llevaba 21:20. Eso me hizo pensar que a lo mejor bajaba de 43, aunque me iba a costar.

De todos modos, quizás sí iba más deprisa, incluso pensando que no lo iba, porque en la segunda vuelta me costaba seguir el ritmo de la primera. Iba una compañera por delante de mí, a la que había seguido durante toda la primera vuelta a unos cien metros, pero veía que se iba escapando.

Había un tipo que recortaba todas las esquinas, que ya conocía de alguna edición anterior donde ya me había hecho la misma jugada y en esta edición seguía con lo mismo. Habíamos tenido un rato en el que yo le adelantaba y luego en la esquina me adelantaba él; sin embargo en la segunda vuelta empezó a sacarme ventaja. Pensé que podía ser una buena rueda a seguir y traté de que no me sacara mucha distancia.

Al final me ganó el tío por tres segundos, gracias a sus recortes, pero el hecho de ir sin perderle de vista me hizo adelantar a un par de individuos. Acabé con un tiempo oficial de 43:15, algo triste por no haber cumplido el objetivo previsto, pero cuando no se puede, no se puede.

Las chicas del grupo pradolonguero lo hicieron bastante bien. Una de ellas hizo segunda de la general y primera de su categoría y la otra compañera acabó la segunda de su categoría. Ambas se llevaron un trofeo que fue algo distinto de lo habitual porque no fue una copa sino una placa de cristal bastante bonita.


El grupo de pradolongueros que se desplazó hasta Torrijos

IX Carrera popular villa de Torrijos

Novena edición de la carrera y octava vez que participo. Me sigue pareciendo una excelente carrera aunque tengo que reconocer que algo ha perdido, ya no le daría un diez como otras veces, aunque no baja del nueve todavía. De hecho, aunque la carrera se celebra a 75 km de mi casa, merece la pena desplazarse hasta esta localidad toledana.

La salida de la carrera es a las once de la mañana, algo tarde para mi gusto, pero tiene la ventaja que si vienes de lejos no tienes que darte un gran madrugón. Por el contrario, si es un día caluroso -como ha sido hoy- a las once el sol ya calienta de lo lindo.

A las diez horas y diez minutos estábamos aparcando y cinco minutos después retirando el dorsal, cosa que hicimos en un periquete ya que había varias colas y estaba la cosa bien organizada. Después fuimos al servicio y me sorprendió encontrar menos urinarios que otras veces, aunque suficientes desde mi punto de vista. Luego dejamos la ropa en el guardarropa, también sin ningún problema y faltando un cuarto de hora nos pusimos a calentar.

No tenía muy claro cual era mi estado de forma. La última carrera fue el Trofeo de San Lorenzo a mediados de junio y desde entonces había entrenado poco y mal debido a una lesión y al terrible calor sufrido este verano en Madrid. Así que la idea era hacer esta carrera para obtener los ritmos de entrenamiento a los que debo entrenar. De todos modos, aún sin saber cómo me encontraba, me marqué el objetivo de tratar de bajar de cuarenta y dos minutos, cosa que me parecía muy ambiciosa, pero factible. Había calculado que yendo a 4:10 bajaba de ese tiempo y me parecía razonable poder aguantar durante los diez kilómetros.

La salida se da frente al antiguo ayuntamiento, en la plaza de España y la zona es muy estrecha, con algunas curvas de noventa grados nada más salir. Esa estrechez, unida a un pelotón de muchos corredores es una de las pegas de esta carrera. De hecho prácticamente durante todo el primer kilómetro se tiene sensación de agobio.

Sabiendo este asunto y de que se celebraban al mismo tiempo la carrera de 5 km y la de 10 km -lo que suponía algo más de 400 atletas participantes- traté de ponerme lo más cerca de la línea de salida, aunque no pude llegar a donde me hubiese gustado.

Dieron la salida y, efectivamente, el primer kilómetro fue un poco agobiante. Observé que me adelantó una chica que conocía de la carrera de la Cabrera y estuve tentado en seguir su ritmo, pero me pareció muy vivo y no era cuestión de darse un calentón. Llegamos al primer kilómetro, observé el cronómetro y vi que marcaba 4:11, ¡había clavado el ritmo! Y me sentía francamente bien.

Los siguientes dos kilómetros son ligeramente favorables y los hice a 4:06 y 4:09, lo cual me animó sobremanera porque veía posible el objetivo; sin embargo, los siguientes dos son ligeramente desfavorables y ahí el tiempo se me fue un poco, ya que los hice en 4:20 y 4:19, haciendo la primera vuelta en 21:05 lo que me hizo pensar que bajar de los 42 minutos iba a ser imposible, porque siempre flojeo un poco en la segunda vuelta.

Así fue, el siguiente kilómetro se fue a 4:25 y fue cuando me di cuenta que «la chica de la Cabrera», acompañada de un chico, iba por delante no muy lejos de mí. Viendo que el objetivo inicial era inalcanzable, me centré en seguir el ritmo de esta pareja, a los que veía francamente bien. A la altura del cuartel de la Guardia Civil, sobre el kilómetro siete y medio, conseguí darlos caza. Animé a la chica y seguí a mi ritmo que era ligeramente más rápido que el suyo, o al menos eso pensaba yo. Luego me centré en alcanzar a un tipo vestido de color rojo, con tan poco pelo como yo.

Poco a poco iba comiendo terreno «al de rojo», pero oía la respiración de la chica muy cerca de mí al igual que los gritos de ánimo, por lo que nuestro ritmo debía ser muy similar. El noveno kilómetro, que es el más desfavorable, se me fue por encima de los cuatro minutos y medio y ya sólo quedaba apretar un poco en el último kilómetro para tratar de adelantar al rival que me había inventado… Y que no me adelantase la pareja, que los notaba justo detrás de mí.

A la altura de la Colegiata pude adelantar al de rojo y en la curva de casi ciento ochenta grados me puse ya a tope porque quedaba poquísimo. Llegando a la recta final pude ver que el reloj andaba por los cuarenta y dos minutos y cuarenta y tantos segundos por lo que ya eché toda la carne en el asador para, por lo menos, bajar de cuarenta y tres minutos. Y conseguí hacerlo ya que llegué a meta con un tiempo oficial de 42:51. No había cumplido el objetivo inicial, pero al menos esta carrera me sirvió para ver mi estado de forma actual.

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Llegando a la meta de Torrijos 2016

Haciendo uso de las tablas de Daniels obtengo un valor de VDOT de 47,9 para esa marca y esa distancia, lo que implica un ritmo de intervalos de 4:02, un ritmo umbral de 4:24, un ritmo de maratón de 4:40 y un ritmo de carrera fácil entre 5:17 y 5:37. Así que objetivo no habré cumplido, pero ya tengo los ritmos a los que debo entrenar.

VIII Carrera popular villa de Torrijos

Un año más me he acercado a esta localidad toledana a participar en su carrera popular y otro año más que he acabado más contento que unas castañuelas de la experiencia.

Ya lo he dicho por activa y por pasiva que me parece una de las mejores carreras de cuantas conozco y año a año lo siguen demostrando los miembros de la Asociación Atlética Torrijos.

No tenía muy claro cuanto podía dar de sí, ya que la última carrera en la que me «exprimí» fue la Carrera Proniño, así que me fijé la meta de hacer sobre 42 minutos. Y si pudiera bajar de esta marca, miel sobre hojuelas.

Traté de salir controlando el ritmo, pero me fui animando y picando con otros corredores, sobre todo con un individuo vestido de color naranja que me adelantaba una y otra vez acortando por las aceras. La verdad es que da igual llegar un puesto antes que después… pero jode este tipo de acciones.

La carrera consta de dos vueltas idénticas y en la primera pasé bajo el arco de meta con 20:38. Así que vi factible hacer los 42 minutos previstos e incluso bajar. Muy mal se me tenía que dar la segunda vuelta.

Y peor se me dio, porque notaba que me flojeaban uno poco las fuerzas y veía en el reloj que los kilómetros iban cayendo con tiempos peores de los que me hubiese gustado.

Este año han cambiado el circuito para evitar ciertas revueltas que se hacían en el último kilómetro. Además con el cambio, hay un tramo que vas por la sombra de los árboles del paseo. Lo que se gana por un lado, se pierde por otro, porque el tramo por el paseo es sobre tierra, con la consiguiente pérdida de algunos segundos y después de acabar el paseo y girar 180º el camino es ligeramente ascendente. Muy ligeramente, pero se nota.

El espécimen recortador de aceras me había sacado bastante en esa segunda vuelta, pero ya cerca de meta vi que le iba recortando el terreno, así que traté de acercarme a él para darle matarile en los últimos metros. Y la verdad es que llegamos juntos a meta, aunque habría que ver la foto finish para determinar si conseguí sobrepasarlo o no.

El tiempo oficial fue de 41:54 lo que indica que la segunda vuelta (21:16) fue bastante peor que la primera (20:38), pero es que últimamente no soy capaz de controlarme al principio y voy demasiado deprisa en los primeros kilómetros. Llegué el 87º de la general y el 32º de mi categoría. Ni bien ni mal, sino todo lo contrario.

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Llegando a meta, apretando los dientes para adelantar al recortador (foto cortesía de la organización)

Al llegar a meta fuimos obsequiados con una medalla y una toalla. Algunos metros más allá había diversos tenderetes con melón, bocadillo, refresco, agua y cerveza con patatas fritas a discreción. Antes de comenzar la carrera nos habían regalado una bonita camiseta técnica de manga larga. Y todo por 6 €. No está nada mal. Una magnífica carrera que hay que agradecer al buen hacer de la Asociación Atlética Torrijos.

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Después de llegar a meta, con nuestras flamantes toallas

Según el GPS: 9,88 km en 41:56 @ 4:15 min/km # VDOT = 48,4 # T = 4:22 # M = 4:39

VII Carrera popular villa de Torrijos

Séptima edición de la carrera y sexta participación. Una lástima que el año pasado no pudiera participar para haber hecho pleno en esta carrera, pero no se puede tener todo en esta vida.

Ya he comentado en todas las crónicas de ediciones anteriores de esta carrera que se trata de una prueba prácticamente de diez. Bueno, para mí de diez, aunque algunos se quejan de que el circuito es un tanto revirado, pero eso es una menudencia. De hecho, a mí me gusta, debe ser porque pasé unos cuantos años pateando aquellas calles.

Hoy se celebraba en Madrid una carrera denominada Madrid corre por Madrid. Corrí esta prueba hace algunos años y me horrorizó la cantidad de gente que había, el tema de recoger el dorsal días anteriores y el trato tan impersonal. Decidí no volver a correr esta carrera y bien que me alegro, porque la carrera de Torrijos es todo lo contrario: poca gente, recogida de dorsal el mismo día en tiempo récord y trato al corredor inmejorable. Y cuando digo inmejorable, lo digo de corazón.

Es cierto que Torrijos está a 75 km de mi casa, pero merece la pena el paseo. De hecho me levanté a las ocho de la mañana que es una hora muy razonable. Había calculado que estando a las 10:15 sería suficiente para realizar todos los trámites. Y así fue, llegamos, aparcamos cómodamente, recogimos chip y dorsal en un periquete, hicimos nuestras necesidades en uno de los váteres portátiles (había nada más y nada menos que diez, ¿alguien supera eso?), dejamos la mochila en el guardarropa, nos hicimos una foto y nos dio tiempo incluso para estirar y calentar.

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Posando sonrientes antes de la carrera

La salida es lo más complicado de la carrera porque es por calles estrechas y hay que hacer unos cuantos giros de noventa grados en poco metros. Pero pasado ese pequeño atasco inicial, la carrera empieza a estirarse y enseguida se puede correr con más holgura.

Uno de los objetivos era hacer cuarenta y dos minutos. Para ello debía ir a un ritmo de 4:15 y aunque en el entrenamiento del martes no podía ni llevar un ritmo de 4:20 sabía que en carrera podría lograrlo. Además el dorsal que me habían asignado, el 191, bonito número capicúa, me daba buen rollo. Tenía buenas sensaciones antes de empezar.

Otro objetivo, y no menos importante, era ganar al corredor de la Asociación Atlética Torrijos que me «robó» el pódium de la carrera de Albarreal de la semana pasada. Los ojos se me inyectaron en sangre ante mi enemigo cuando le vi en la línea de salida…

Que no se me enfade nadie, que es broma, que tampoco es para tanto, que no soy rencoroso y además me ganó en buena lid.

Es clave no salir con demasiado ímpetu, que luego siempre se paga, por lo que traté de hacer el kilómetro inicial con calma para no atufarme. Curiosamente, incluso con esa filosofía, me sorprendió cuando después de pasar por la Cruz Roja y llegar al primer kilómetro el cronómetro marcaba 4:09. ¡Buf! El primer kilómetro me había salido mucho más rápido de lo que había previsto y yo pensando que iba tranquilo, pero no me costó mucho, se me hizo muy llevadero, por lo que traté de seguir ese ritmo y mantener las mismas sensaciones.

Poco después adelanté sin aparente esfuerzo a un conocido del Club Atletismo Leganés y llegué al kilómetro dos con un tiempo idéntico al primero: 4:09. Me encontraba genial, veía que los cuarenta y dos minutos podían caer sin problemas porque la respiración y las piernas marchaban a pleno rendimiento, aunque todavía quedaba mucho.

La pancarta del kilómetro tres no fui capaz de verla, aunque sabía más o menos por donde andaba. Sin problemas, seguía marchando bien y lo pude comprobar en el cuatro donde el crono marcaba 8:08 en esos dos últimos kilómetros. Fenomenal, se me iba poniendo una sonrisa de oreja a oreja según iban transcurriendo los kilómetros y veía el objetivo más que factible.

Desde el cuatro al cinco hay también unas cuantas curvas y recurvas, pero eso no impidió que llegase al cinco o lo que es lo mismo, al final de la primera vuelta, con un buen tiempo de 20:34 habiendo hecho este kilómetro a un ritmo similar a los otros: 4:08.

Tradicionalmente, del cinco al seis se me da fatal y esta vez no fue la excepción. No sé si por relajación de ver que el objetivo era asequible o por la minúscula cuesta o por el avituallamiento, el caso es que fue el más lento de todos: 4:26. Después del trabajo realizado no podía dormirme en los laureles.

Poco antes de llegar a ese kilómetro seis me crucé con un corredor ciego acompañado de su guía. Iban a un ritmo francamente bueno. No me extraña, ya que el guía era nada más y nada menos que David Magán, corredor de La Puebla de Montalbán célebre por su coleta y su rápido correr. El corredor ciego era Ricardo de Pedraza, todo un portento, por lo que pude comprobar. Hicieron un excelente tiempo de 37:46. Increíble su tiempo e increíble la generosidad de David ya que sacrificó la posibilidad de luchar por la carrera por acompañar a Ricardo.

El siguiente kilómetro también me costó, pero mejoré un poco: 4:16. Tenía que apretar un poco los dientes para poder cumplir el objetivo en línea de meta. Al igual que el tres, el ocho no estaba señalizado, por lo que no tuve esa referencia, pero veía que algo había mejorado el ritmo, lo cual lo confirmó el paso por el noveno kilómetro en el que el crono marcaba 8:16.

Cerca de los billares de Capota, ya inexistentes, pero seguro que recordados por la gente de mi generación, hay un giro de 180º, el más desagradable de todos porque hay que pararse prácticamente. Al hacer el giro pude ver que un corredor con la camiseta de Amigos de Proniño se me acercaba a toda pastilla. Esto me espoleó para tratar de hacer ese último mil lo más rápido posible. Y lo hice, salió a 4:03 y además llegué a meta con muy buenas sensaciones, haciendo un tiempo oficial bruto de 41:37 y neto de 41:31 que es el que realmente me importa.

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Llegando a meta

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Los tiempos por kilómetro según mi cronómetro

Acabé más que contento porque cumplí holgadamente con los dos objetivos: bajé de cuarenta y dos minutos y el atleta de Torrijos llegó un minuto detrás de mí. Además me ha servido para darme cuenta que no estaba tan mal como pensaba después de la carrera de Albarreal, sino que las cuestas no son lo mío. Bueno, no es que no sean lo mío, es que si no entrenas cuestas, luego no puedes con ellas.

Si yo cumplí mi objetivo, también lo hizo la amiga con la que me desplacé hasta aquí. Ella había quedado cuarta unas cuantas veces en esta carrera y tenía ganas de subir al cajón. Esta vez lo consiguió, acabó tercera de su categoría y se llevó, además de una copa, un salchichón del que doy fe era de una calidad excelente. Otro gran detalle de la organización.

Después del esfuerzo, vino la recompensa. La bolsa del corredor fue generosísima: camiseta técnica de gran calidad, braga para el cuello, mochila de cuerdas, un par de bolígrafos, un par de caramelos, Aquarius, botella de agua, bocadillo, cerveza a discreción, patatas fritas -de las mejores que he probado- y rajas de melón para aburrir. Si alguien conoce alguna carrera con estos detalles para el corredor y por sólo seis euros que me lo diga porque deben contarse con los dedos de una mano.

¡¡¡Enhorabuena a la Asociación Atlética Torrijos por esta extraordinaria carrera!!!

V Carrera popular villa de Torrijos

Hoy se ha celebrado la quinta edición de la carrera popular villa de Torrijos. Y una vez más he estado allí para participar en esta carrera que es, desde mi punto de vista, una de las carreras mejor organizadas de cuantas conozco. El único pero que se le puede poner es la estrechez de las calles por donde transcurre la carrera, sobre todo se nota en el primer kilómetro.

Iba con intenciones de bajar de cuarenta minutos, hacer 39:50 o algo así, pero al poco de levantarme, a eso de las ocho, la temperatura superaba ya los 20º ¡y todavía quedaban tres horas para que comenzase la carrera! Con tanto calor es muy difícil hacer una carrera decente y aunque ayer llegó el otoño, la temperatura sigue siendo alta.

Llegamos con tiempo suficiente, recogimos el dorsal, nos pasamos por los sanitarios portátiles y mientras me aliviaba en uno de ellos me encontré unas bonitas gafas de sol, que llevé las gafas a la organización por si alguien las reclamaba. Espero que el dueño haya conseguido recuperarlas.

Después de unos estiramientos, un poco de trote y algunos progresivos, ocupamos nuestro puesto en la línea de salida. Yo me puse como cuatro o cinco filas más atrás, aunque sabía que eso me iba a hacer perder unos segundillos por la angostura de las calles. De todas formas, había planeado hacer el primer kilómetros algo más tranquilo de lo que suelo hacer porque luego malgasto energías en esos primeros metros que echo de menos después.

Hice ese primer kilómetro en 4:15 y entonces aumenté un poco el ritmo para tratar de cumplir el objetivo de bajar de cuarenta minutos. El circuito son dos vueltas idénticas. Cuando pasé por el arco de meta en la primera vuelta, el reloj marcaba 19:55 y veía posible hacerlo, aunque sabía que me iba a costar.

Como siempre, el sexto y el séptimo kilómetro se me hicieron muy largos y fue donde peor lo pasé. El calor se hacía notar y en algunos tramos soplaba un molesto aire que dificultaba el avance. Iba mirando el cronómetro en cada hito kilométrico y veía que la cosa iba a estar justa, por lo que en el último kilómetro aceleré todo lo que pude.

Llegué a meta cuando el minuto pasaba de 39 a 40 obteniendo por mi cronómetro un tiempo de 40:01 que coincide con el oficial. No sé si habrá una clasificación con tiempos netos, ya que en la web sólo aparece el bruto. Tengo una copia de la clasificación aquí.

Llegando a meta en la carrera de Torrijos
Llegando a meta en la carrera de Torrijos

Tengo que estar contento, una muy buena marca si se tiene en cuenta la calorina que hizo durante la prueba. Esto indica que la preparación para New York va por buen camino.

Después de llegar a meta y devolver el chip la organización nos agasajó con una bolsa del corredor muy abundante: agua, Aquarius, cerveza (con y sin) a cascoporro, patatas fritas, bocadillo y plátano. Además del alimento y la bebida la bolsa incluía un pack para el invierno compuesto por guantes, gorro y braga de un bonito color rojo. También había en la bolsa una almohadilla para el ratón, un bolígrafo, una gorra y un artilugio para llevar el móvil en el brazo. Toda esta extraordinaria bolsa y esta magnífica carrera por el módico precios de 5 €.

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Tiempos por kilómetro

IV Carrera popular villa de Torrijos

Hoy he participado en una carrera a la que estoy cogiendo un especial cariño. Se trata de la carrera popular villa de Torrijos, que este año celebraba su cuarta edición y que además era mi cuarta participación. Veremos si puedo seguir participando según vaya creciendo la carrera.

Llevaba desde la carrera de Aranjuez sin hacer un diez mil en condiciones y hoy era una buena oportunidad para hacerlo y comprobar mi actual estado de forma.

Hasta este pueblo de Toledo nos hemos desplazado tres pradolongueros y los tres hemos acabado bastante contentos con la carrera. Yo desde luego no me puedo quejar, he realizado mejor tiempo de lo esperado.

Pradolongueros en la carrera de Torrijos
Pradolongueros en la carrera de Torrijos (foto cortesía de Emilio)

La carrera ha comenzado a las once de la mañana y aunque el día estaba soleado no hacía excesivo calor, se podía correr bastante bien, aunque llevaba la boca algo seca. Salí más deprisa de lo esperado y como el kilómetro tres estaba mal señalizado iba un poco despistado del ritmo que llevaba, por lo que me llevé una gran sorpresa cuando en el primer paso por la línea de meta, en el kilómetro cinco, el reloj de meta marcaba poco más de veinte minutos. Mi objetivo de andar sobre los 41 minutos lo veía factible… si conseguía aguantar el ritmo de la primera vuelta.

Fui sufriendo toda la segunda vuelta, tratando de mantener un ritmo lo más constante posible, aunque perdiendo alguna posición. Un señor canoso me iba adelantando y yo a él en esta vuelta. No estaba dispuesto a que me ganase.

En ese pasar y ser pasado se fueron consumiendo los kilómetros y ya sólo me quedaba dar un último empujón para enseñar al señor canoso mi espalda en la línea de meta. Así lo hice y me presenté en meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 40:27, realmente contento con la carrera y creo que en buen estado de forma de cara a Málaga, aunque todavía quede tiempo.

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Tiempos por kilómetro

En plena carrera
En plena carrera (foto cortesía de la organización)

Como en las tres ediciones anteriores, excelente organización de la Asociación Atlética Torrijos, rozando la perfección. El único pero es la señalización del kilómetro tres, que todos los años está mal situado.

Enumero las cosas positivas, que son las mismas que destaqué el año pasado:

  • El precio de la inscripción es de 5 € y se puede realizar cómodamente por internet.
  • Un buen número de urinarios para poder aliviarse antes o después de la carrera.
  • Cronometraje con chip.
  • Circuito bien medido y con multitud de voluntarios en todos los cruces.
  • Avituallamiento abundante en varios puntos del recorrido.
  • Tras pasar la línea de meta, un bonito polo de vestir, refresco, agua, fruta, bocadillo de chorizo, salchichón o jamón y un grifo de cerveza a discreción con patatas fritas para quien quisiese picar algo.

Carrera ABSOLUTAMENTE recomendable.

III Carrera popular villa de Torrijos

Tercera edición de la carrera de Torrijos y tercera participación. De nuevo, excelente organización por parte de la Asociación Atlética Torrijos a los que no se puede poner ningún pero. Circuito muy revirado al pasar por el centro del pueblo, pero llano, llanísimo, en su totalidad.

Este año se animaron a venir Ninfa y Miguel, dos compañeros pradolongueros que han entrenado a conciencia durante el verano, ambos dispuestos a hacerse notar en la carrera.

Carrera de Torrijos 2010
Sí, ese con aspecto de pringao soy yo

Ninfa quería probarse después de llevar un plan de entrenamiento. Ella pensaba que estaba bien ¡y vaya si lo estaba! Terminó con cuarenta y dos minutos y pico y segunda de las seniors. Sin embargo, el plato fuerte de las chicas eran las veteranas, ya que la ganadora fue Marisol Madera con un tiempo de treinta y cinco minutos pelaos. Un marcón impresionante para una atleta veterana.

Miguel también está francamente bien, ha perdido peso este verano y junto a Ninfa se han dado buenas palizas entrenando. En un principio salió tranquilo con nosotros, pero pronto empezó a alejarse con una facilidad insultante. Su tiempo de cuarenta y seis minutos es una gran marca para él y según le vi creo que podría haber bajado bastante de ese tiempo.

En la línea de salida, esperando el pistoletazo, me encontré con un antiguo compañero de mis años de colegio. Me hizo mucha ilusión verle porque llevaba bastante tiempo sin saber nada de él y siempre es agradable encontrarse con un viejo amigo y encima vestido de corto. La pena es que se tuvo que retirar en la primera vuelta porque estaba medio lesionado antes de empezar y se lesionó del todo. Espero que se recupere pronto y pueda volver a verle.

En mi caso, como todavía no ando muy católico decidí tomarme las cosas con calma y acompañé a una amiga durante toda la carrera, tratando de que ésta mejorase su mejor marca personal.

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Encuentra las siete diferencias 😉

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Ella salió algo deprisa y traté de contenerla para que guardase algo de fuerzas para la segunda vuelta. No sé si sirvió de algo mis precauciones, pero el caso es que mantuvo un ritmo muy regular entre 4:45 y 4:50 -aunque en algún kilómetro se le fue un poquito- y eso llevó a que consiguiese bajar, aunque fuese unos pocos segundos, su mejor marca personal. A falta de confirmación oficial, mi cronómetro marcó 48:38, lo que da una media de 4:50/km. El GPS marcaba 10,05 km al finalizar la prueba lo que parece indicar que estaba bien medida.

Me llamó la atención un curioso grafiti que vi durante el recorrido. Me gustó, así que pasó por el objetivo de la cámara.

Sueña, aún es gratis
Sueña, aún es gratis

Yo acabé muy contento, no sólo porque ayudé a mi amiga a mejorar su MMP, sino porque acabé sin ninguna molestia y eso es lo más importante. Días habrá para apretar el acelerador. De lo que sí estoy pensando es si participar o no en la maratón de Málaga. Este último trimestre del año con su pléyade de carreras de 10 km me encanta y me cuesta trabajo entrenar y entrenar y no participar en esas carreras. Ya veremos según avancen los días si al final voy o no.

Como había comentado, la organización de diez. Se nota que los organizadores también se dedican a esto del correr. Puntos a favor:

  • El precio de la inscripción fue de 5 € y se podía realizar cómodamente por internet.
  • Un buen número de urinarios para poder aliviarse antes o después de la carrera.
  • Cronometraje con chip.
  • Circuito bien medido y con multitud de voluntarios en todos los cruces.
  • Avituallamiento abundante en varios puntos del recorrido y bien que se agradecía porque el día ha sido muy caluroso.
  • Tras pasar la línea de meta, un bonito polo de vestir, refresco, agua, fruta, bocadillo de chorizo o salchichón y un grifo de cerveza a discreción con patatas fritas para quien quisiese picar algo.

No está nada mal, ¿no?