Entrenamiento de Año Nuevo 2018

Fiel a la tradición, hay que empezar el año como acabó el anterior, corriendo. Y así fue, puse un mensaje en el grupo para ver si se animaba alguno a correr y a tomar una copa de cava o sidra después y nos juntamos cinco, que no es una cosa bárbara, pero no está mal.

El entrenamiento consistió en bajar al río y hacer unos kilómetros por el Parque Lineal, hasta el segundo puente, y en ese punto vuelta por donde habíamos venido. No fuimos echando los pulmones por la boca, pero tampoco íbamos parados. Además me llamaron por teléfono, me tuve que parar y después para alcanzar a los compañeros tuve que acelerar de lo lindo. Fue en ese acelerón donde me di cuenta que las piernas estaban cansadas de la carrera del día antes, aunque más debían estar las de Mariano que había corrido la San Silvestre Vallecana Internacional pocas horas antes, al fin y al cabo yo había corrido por la mañana.

A la vuelta, en el punto de encuentro, vimos a otros dos componentes del grupo pradolonguero que estaban estirando y otro par de ellos que se habían acercado aunque no habían entrenado.

Sacamos la sidra, el cava y algunas pastas y estuvimos brindando por el nuevo año que comienza.

¡Feliz año nuevo 2018!


¡Va por ustedes!

El temido flato

Uno de los enemigos del corredor es el temido flato. Pues hoy lo ha sufrido uno de los tres compañeros que compartíamos entrenamiento. Empezamos cinco compañeros y decidimos bajar al Parque Lineal para hacer unos cuantos kilómetros. La única chica del grupo, que está siguiendo un plan de entrenamiento para la maratón, tenía que hacer unas series, así que sólo nos acompañó hasta el principio del parque. Emilio dijo que tampoco quería apretar mucho, así que cuando empezamos a acelerar después del tercer kilómetro sólo quedamos tres.

Y lo cierto es que el trío íbamos a buen ritmo hasta que llegó el flato a unirse a nuestra fiesta. Lo primero que hicimos fue bajar un poco el ritmo para ver si se calmaba y algo debió mejorar porque el sufrido corredor siguió hablando mientras corríamos. Pero no creo que fuera muy confortable.

A la vuelta, de nuevo en el comienzo del parque nos volvimos a encontrar con la compañera de las series. Hicimos un último quinientos con ella -en muestra de solidaridad- y después de subir el lactato hasta las orejas nos marchamos a casa más contentos que unas castañuelas.

Completé 16,5 km en un tiempo de 1:22:16 a un ritmo de 4:58 min/km.

Lo curioso es que al llegar a casa me encontré sin querer con una artículo muy interesante que habla del flato: http://www.palabraderunner.com/el-flato-que-es-y-como-prevenirlo/

Antes de comenzar el entrenamiento me subí a la báscula y marcaba 69,3 kg. Ya veremos si consigo mantenerme en los sesenta y nueve este mes de diciembre, que es un mes de muchos execesos.

18 km no fueron nada

Contaba en la entrada del día anterior que había salido a correr con un remordimiento grande de conciencia. Pues bien, un día después todavía no se me ha pasado, así que me levanté con la idea de hacer bastantes kilómetros también, ya que los 18 km de ayer no fueron nada.

Había quedado de nuevo con mi tocayo después del «fiasco» de ayer y esta vez sí coincidimos, además ambos con la idea de hacer una buena kilometrada. Y para hacer kilómetros lo mejor es bajar al Parque Lineal.

Fuimos para allá un poco por encima de cinco y luego a la vuelta apretamos un poco, pero yo notaba las piernas cansadas del día anterior y me costaba llevar un ritmo alegre, pero tiré de arrestos y me defendí lo mejor que pude.

Hoy hacía más frío y encima estaba nublado, así que el paisaje no era ni mucho menos tan atractivo como el día de antes y además olvidé los guantes, así que llevaba las manos como para dar masajes.

Hicimos el circuito de ida y vuelta habitual por el Parque Lineal pero a la vuelta, en vez de subir por las maderas, dimos una pequeña vuelta para meter más kilómetros y en Pradolongo estuvimos mirando una parte del circuito de cross que no tenemos clara aún. Totalizamos poco más de 17 km en un tiempo de 1:30:18 a un ritmo de 5:17 min/km. De este modo, 17 de hoy y 18 de ayer, se me va limpiando un poco la conciencia.

Arroz con rabo de toro

Ayer nos invitó un compañero a comer porque el 31 de diciembre pasaba a «mejor vida», es decir, que dejaba de trabajar para dedicarse a la vida contemplativa. Pues bien, nos invitó a comer un arroz con rabo de toro que fue espectacular. En un principio no me pareció muy atractiva la combinación, pero estaba el plato para chuparse los dedos. Cuando trajo la cazuela, era enorme y pensaba que iba a sobrar gran parte, pero al final no dejamos casi nada. Pura gula. Si alguien tiene interés, el sitio es Casa Corrochano y está en el barrio de las Tablas, en Madrid.

El caso es que nos pusimos ciegos los unos y los otros y lo peor es que me fui con remordimiento de conciencia, así que cuando me he levantado he pensado que la única forma de compensar el exceso era hacerme un buen número de kilómetros.

Había quedado con mi tocayo a las nueve de la mañana, pero al final no he podido estar a esa hora y he salido una hora después y, por lo tanto, nos ha tocado a los dos correr en solitario.

He bajado al Parque Lineal y estaba precioso. Había helado por la noche, pero a las diez de la mañana hacía un sol espléndido y se estaba deshaciendo la escarcha de los árboles y arbustos. Una maravilla de paisaje, daba gusto correr por allí a pesar del fresquito. Mucha gente pensará que en Madrid son mejores sitios la Casa de Campo o el Retiro, pero el Parque Lineal merece mucho la pena y está mucho menos masificado. Lo único malo es que alguna vez te pasa alguna bicicleta a toda pastilla y eso que hay un carril para bicis y otro para personas, pero somos como somos.

Acabé realizando 18 km en un tiempo de 1:31:45 a un ritmo de 5:06 min/km y lo curioso es que sin mirar el reloj fui casi todo el camino un poco por debajo o un poco por encima de cinco. Muy, muy constante.

Bonito día otoñal

Llevamos un año un tanto raro en lo referente a la climatología; sin embargo hoy hacía un día típico de otoño con el cielo gris, fresquito y todo el suelo lleno de hojas. Un bonito día otoñal sin lugar a dudas. A ver si hay muchos así, pero con lluvia, mucha lluvia.

En el punto de encuentro sólo estábamos dos, pero suficiente para hacer un entrenamiento en condiciones. Como mi compañero tenía previsto correr al día siguiente salimos con la idea de no hacer muchos kilómetros y a un ritmo tranquilo. No era cuestión de que llegara cansado a la prueba.

Lo cierto es que el entrenamiento se pasó volando conversando de esto y lo otro. Fuimos muy entretenidos durante los 12 km que recorrimos en un tiempo de 1:03:08 a un ritmo de 5:15 min/km.

Quizás no debería haber salido

Quedé con Mariano a las nueve de la mañana. Pensaba que vendría alguno más, pero sin contar a los jubilados, sólo éramos él y yo. Bajamos al Parque Lineal y hoy fuimos algo más despacio de lo que suelen ser los sábados ya que al día siguiente yo tenía carrera, el cross del canguro.

Nos llamó la atención al pasar junto al hospital Doce de octubre la cantidad de agua que estaba saliendo por una alcantarilla. Quizás se había roto una tubería porque el agua salía a borbotones. Había bastante gente tratando de controlar el asunto entre bomberos y policía municipal. A la vuelta ya estaba el tema controlado y no salía más agua, pero se había formado un enooooooorme charco.

Mi compañero de fatigas tenía prisa así que no hicimos tampoco el circuito habitual, sino que os volvimos en el último puente. Por lo tanto, solo hicimos 14 km en un tiempo de 1:10:37 @ 5:02 min/km. No estuvo mal de todos modos, aunque quizás no debería haber salido no sea que lo vaya a pagar mañana.

A la vuelta llegué al punto de encuentro y seguí haciendo un poco más para completar los catorce kilómetros. Allí me encontré con Norberto, que es todo un ejemplo a seguir. Estaba haciendo rectas de unos 150 metros, lo cual tiene un gran mérito, ya que no es precisamente un chaval. Desde luego en Pradolongo hay un montón de corredores que son un ejemplo a seguir.

Con la mente en Villaverde

Estoy pensando en participar en la media maratón de Villaverde, que se celebrará el 8 de diciembre, por lo que esta semana ha sido de bastante kilometraje, llegando a 57 km. Ya sé que a algunos esta cantidad les puede parecer ridícula, pero nunca he llegado ni a los 80 km preparando una maratón, hacer 57 preparando una media no está mal. El hecho de que el jueves fuese festivo ha ayudado a poder hacer más kilómetros.

Lo malo es que las molestias que sentía en la corva no son exactamente en la corva, se producen un poco más abajo y ya me están empezando a mosquear, al final tendré que hacer una visita al fisio como me aconsejó el fisio que me vio después de los 10 km de Seseña.

Salí con mi compañero Miguel con la idea de hacer una tirada larga y lenta, lo que llaman los anglosajones LSD (long and slow distance) y como fuimos al Parque Lineal al circuito habitual, luego tuvimos que hacer alguna revuelta antes de salir de este parque.

Tampoco es que fuéramos de paseo porque hicimos un montón de kilómetros unos segundillos por debajo de cinco y según iban pasando los kilómetro íbamos notando el cansancio en las piernas, por los kilómetros y el ritmo del día anterior y por los que íbamos acumulando.

Hicimos un total de 18 km en un tiempo de 1:31:57 @ 5:06 min/km por lo que es la tirada más larga desde el pasado mes de abril cuando hice la maratón.

El peligro de correr descalzo

Estuve probando hace unos años eso de correr descalzo. Lo probé dos veces y dos veces me lesioné, así que al final desistí. Ahora corro con zapatillas para hacer negocio a las grandes multinacionales del calzado. Pues bien, hoy me he alegrado de correr con zapatillas porque cuando he llegado a casa y me estaba estirando me he encontrado con una curiosa sorpresa en forma de piedra puntiaguda clavada en el suelo de la zapatilla.


Detalle de una piedra clavada en la zapatilla

Si hubiese ido descalzo me habría hecho una bonita raja en la planta del pie, así que esta vez debo estar agradecido a ese invento de taparse los pies al andar o correr.

Hoy habíamos quedado a las nueve en el punto de encuentro de los jubilados, que es donde quedamos los fines de semana. Allí nos encontramos los dos Migueles con tres prodolongueros más, pero estos no tenían muchas intenciones de correr mucho y deprisa, por lo que salimos mi tocayo y yo únicamente rumbo al Parque Lineal.

Hicimos los tres primeros kilómetros a un ritmo bastante tranquilo y cuando llegamos a ese tercer kilómetros aumentamos el ritmo con la idea de ir a un ritmo aproximado de 4:40 que fuimos clavando en casi todos los kilómetros, tanto a la ida como a la vuelta.

En los últimos tres kilómetros ya iba notando el gemelo de la pierna izquierda algo flojo, pero pude aguantar el ritmo hasta el final. Ya sólo quedaban otros tres kilómetros y esos los hicimos a ritmo tranquilo, tratando de enfriar los músculos poco a poco.

Mal rollo esto de aflojar el ritmo porque empezó a molestarme la rodilla de la pierna derecha. Es curioso porque llevo unos cuantos años con la rodilla izquierda fastidiada y ahora no me duele la izquierda sino la derecha. Sorprendente.

Hicimos en total 15,5 km en un tiempo de 1:16:29 @ 4:56 min/km. Un buen entrenamiento sólo empañado por esas molestias que tuve al final en la rodilla al bajar el ritmo, voy a tener que ir a toda pastilla todo el rato.

Hoy salí muy contento a correr porque me pesé antes de salir y la báscula marcaba 69 kilos justos. Muy feliz porque se empieza a notar que me estoy controlando un poco con la comida.

Metiendo kilómetros

He notado en las carreras de diez kilómetros que me falta fondo, así que estoy tratando de meter kilómetros cuando puedo, sobre todo en los fines de semana que es cuando más tiempo libre tengo. Pero no se trata sólo de conseguir fondo para acabar las carreras de diez kilómetros bien, sino que ya hay que ir pensando en las medias maratones que están cerca.

Si ayer hicimos algo más de quince kilómetros a buen ritmo, hoy tenía pensado hacer algún kilómetro más pero a un ritmo más llevadero. Habíamos quedado en el punto de encuentro de los fines de semana, que no es el mismo que el de los días de diario, no me preguntéis el porqué. Por cierto, que hoy hacía más fresco de lo que ha hecho en los últimos meses, pero tampoco nada del otro mundo.

Llegué unos minutos tarde para no perder la costumbre y al poco salimos un nutrido pelotón, rumbo al Parque Lineal. Algunos con intenciones de hacer cuatro de ida y otros tantos de vuelta. Otros con hacer cinco y vuelta y yo con la idea de hacer al menos diecisiete. Llegamos los tres de ayer al punto kilométrico cinco y allí nos volvimos. Traté de convencer a mis dos acompañantes de hacer más, pero no estaban por la labor.

Cuando llegamos al punto de partida, dejé a mis acompañantes y me lancé a hacer una vuelta por Pradolongo y un poco más. Acabé subiendo la cuesta de la calle Parque de la Paloma, para acabar cuesta arriba. De este modo totalicé 17 km en un tiempo de 1:30:05 @ 5:17 min/km. Un buen entrenamiento en cansancio, ideal para la maratón.

A tope de humedad

Los sábados entre unas cosas y otras resulta difícil quedar, pero hoy hemos aparecido unos cuantos en el punto de encuentro de los jubilados. Me alegró sobremanera ver a Norberto, al que llevaba tiempo sin verle. Salimos todos juntos, pero unos tenían pensado en correr por Pradolongo y otros decidimos bajar al río para hacer unos cuantos kilómetros a buen ritmo, pero sin exagerar.

Cuando llegamos caía un poco de agua, pero nada, un ligero chirimiri, pero luego no llovió nada, aunque eso sí, había un 100% de humedad porque sudamos algo bárbaro los tres.

Los tres primeros kilómetros los hicimos tranquilos. Ese tercer kilómetro ya es dentro del Parque Lineal y ahí empezamos a aumentar el ritmo tratando de ir sobre 4:45, pero fuimos algo más rápido porque los diez kilómetros en los que fuimos a buen ritmo salieron a una media de 4:41, que no está mal.

Hicimos el tramo del Parque Lineal al completo, atravesando el río en el puente nuevo y siguiendo el camino hasta el final donde se vuelve a atravesar el río y vuelta. Reconozco que mis compañeros Mariano y Miguel no me pusieron en muchos aprietos, pero porque no quisieron porque ambos están más fuertes que yo.

Totalizamos 15,6 km en un tiempo de 1:16:52 @ 4:54 min/km. Bueno, Mariano hizo más porque le quedaba aún un trecho para llegar a su casa.

Voy a ver si retomo la costumbre de subir a la báscula. Hoy sí lo he hecho y me he llevado una desagradable sorpresa ya que marcaba 70,3 kg que son muchos. Al menos debería quitarme dos de aquí a principios de diciembre.

Dedicado a uno de mis acompañantes de hoy…