Pensando en la maratón de Madrid

Hace dos días ni se me hubiese pasado por la cabeza participar en la maratón de Madrid. De hecho, un compañero vendía su dorsal y ni se me ocurrió contestarle; sin embargo, según iba haciendo kilómetros esta mañana iba dando vueltas y vueltas a la cabeza pensando en que si entrenase un poquito más podría participar en la maratón. Ya sólo falta esperar que no lo haya vendido. Aunque por otro lado, quizás no debería ser de la partida después de haber corrido Sevilla. Ya no sé que prefiero si una cosa o la otra. Lo que tenga que ser, será.

Hoy daban 100% de probabilidad de lluvia. Y efectivamente, no se han equivocado. Ha empezado a llover por la mañana temprano y cuando iba a salir a correr, a eso de la una de la tarde, seguía lloviendo. Pero no por eso me iba a quedar en casa, así que me he vestido de romano, he hecho mis estiramientos y con una gorra sobre la cabeza para evitar que el sudor me caiga a los ojos me he lanzado a la calle con la idea de disfrutar de la lluvia.

Sin mirar el reloj y tratando de llevar un ritmo cómodo iban pasando los kilómetros y me encontraba muy bien, genial diría yo. La maratón daba vueltas y vueltas a la cabeza y eso me animaba incluso más. Además ha dejado de llover y el día ha quedado genial. El Parque Lineal estaba precioso, todo muy verde y las yemas en las ramas de los árboles brotando. Una maravilla de paisaje. Sí, ya sé que la Casa de Campo es más bonita, pero el Parque Lineal no se queda atrás.

He acabado completando 14,6 km en un tiempo de 1:13:59 @ 5:04 min/km. Con unas buenísimas sensaciones. Tan buenas que pensar en la maratón me pone los pelos como escarpias.

¡Qué mal lo he pasado!

Hacía años que no faltaba al trabajo por enfermedad, pero he estado dos días sin poder ir con fiebre, dolor de cabeza y debilidad en general. Un virus según parece. Por supuesto, tampoco he ido a correr estos días, por lo que ¡he estado más de una semana sin correr!

Rogaba hace unos días porque llegase la primavera, pero este cambio de estación me ha sentado fatal, aunque espero que después de ésta, esté otro montón de años sin caer enfermo. Todo el mundo sabe que correr protege la salud.

Hoy he salido sin ninguna pretensión, sólo con la idea de correr por correr, así que me he dejado el cronómetro en casa y a seguir los dictados de las piernas. Y no me he encontrado nada mal. En un día caluroso he completado 12 km a un ritmo tranquilo. Después de nueve días sin ponerme las zapatillas, esta docena de kilómetros me ha sabido a gloria bendita.

Ayer me subí a la báscula y marcaba 68,9 kg. Parece que la enfermedad me ha mantenido en el peso.

Entrenamiento pasado por agua

Llevamos unos cuantos días seguidos que no para de caer agua. Hoy las previsiones eran de agua casi todo el día, por lo que era indiferente la hora de salida, porque las probabilidades de mojarse eran cercanas al cien por cien.

Entre unas cosas y otras salimos a correr pasadas las doce de la mañana, muy tarde cuando se trata de una tirada muy larga. Suelo tratar de evitar el asfalto como la peste, pero con tanto charco no queda otro remedio que ir por algún tramo asfaltado si no quiere uno desquiciarse con tanto charco y tanto barro, así que decidimos hacer un recorrido mixto de tierra: un tramo por el Parque Lineal y otro por Madrid Río.

Estaba lloviendo cuando íbamos por el Parque Lineal y estaba de charcos como nunca lo había visto. De hecho, el entrenamiento parecía que se trataba de evitar charcos en vez de correr. Por Madrid Río la cosa era más sencilla porque era más fácil evitar los charcos y además no había mucha gente a causa de la lluvia.

De nuevo probé a utilizar el turrón de guirlache como combustible y no sé si funcionará, pero está un rato bueno. Por lo menos el entrenamiento largo es una buena excusa para comer dulces 😉 porque se hace un poco aburrido tanto kilómetro. Curiosamente, mi compañera pasó bastante sed, por lo que paramos en tres fuentes para hidratarnos. Resulta paradójico que haya que beber cuando está lloviendo, pero una cosa no quita la otra y siempre hay que tener en mente beber, que la deshidratación es uno de los enemigos más poderoso del corredor.

Entre el barro, los charcos y el asfalto en total han sido 27 km en un tiempo de 2:26:38 @ 5:26 min/km, rozando las dos horas y media que algunos entrenadores recomiendan no sobrepasar. Terminando además con buenas sensaciones y no muy cansados. La semana de entrenamientos de mi compañera ha sido para enmarcar. La veo francamente bien para la maratón. No puedo decir lo mismo de mí.

Como el viernes hice un entrenamiento duro, no era cuestión de pesarse el sábado, que es el día habitual para hacerlo, así que me subí hoy a la báscula. Marcaba 69,6 kg por lo que he conseguido llegar a un peso más razonable. A ver si sigo esta progresión y llego a la maratón con 67 o por ahí.

Me quité el kilito

El 28 de diciembre la báscula marcaba 71,3 kg, no sé si se trataba de una broma o qué. Hoy he conseguido bajar a 70,2 kg que es un kilo menos. La cosa marcha, ahora sólo falta quitarme tres más para estar en el peso con el que me encuentro más confortable.

Hoy he salido con mi amiga que le tocaba hacer 17 km a un ritmo llevadero. Una vuelta a Pradolongo y luego hemos bajado al Parque Lineal para hacer el resto de la tirada. En el Parque Lineal se veía marcados en el suelo los hitos kilométricos del Trofeo Paris que se celebra mañana. Es una carrera que me gusta mucho, pero este año me la pierdo porque mañana toca tirada laaaarga.

La temperatura era muy agradable sobre el mediodía así que sobraba con una camiseta. Así de «frescos» fuimos rodando más o menos a un ritmo cercano a los 5:20 min/km que es el ritmo que deberíamos llevar en la maratón si queremos hacer 3h45.

A la vuelta, aceleré un poco desde la salida del Parque Lineal hasta casa, mientras mi acompañante trataba de alcanzarme. Al final no lo consiguió, pero tampoco estuvo lejos.

Acabamos los 17 km en un tiempo de 1:30:14 @ 5:18 min/km, con bastantes buenas sensaciones.

Sin ti no soy nada

En la última San Silvestre tuve un pequeño desencuentro con mi compañera de entrenamientos/carreras. Se agobió tanto que casi me manda a tomar… En ese momento lo tuve claro, ¡no vuelvo a correr con ella nunca más!

Luego, más en frío, he recapacitado y he llegado a la conclusión que no podría dejarla sola porque, como dice la canción, sin ti no soy nada.

Así que hoy he salido con ella un día más a realizar un entrenamiento durillo, ya que ella tenía que hacer 16 kilómetros de los cuales 12 km eran a su ritmo de maratón, sobre 5:07 min/km.

Y lo ha clavado. Los tres primeros kilómetros hasta el Parque Lineal calentando músculos y ya en el parque, al ritmo previsto, bajando algún segundillo, pero yendo muy regular. De este modo, hemos completado 16 km en 1:23:28 a un más que interesante ritmo de 5:13 min/km.

Una mazapita

Contaban del gran atleta toledano José Luis González cuando se dedicaba a esto del correr que el único lujo alimenticio que se permitía durante las navidades era comerse una mazapita. Como yo no me dedico a este negocio, me como más de una mazapita en estas fechas. Pero vamos, bastante más. Esta semana ha sido muy complicada: cena de Nochebuena, comida de Navidad y ayer un buen cocido. Buen cocido, pero carísimo. Si alguien piensa ir a comer cocido que no vaya nunca a la cervecería Cruz Blanca, que te clavan de una manera bárbara. Yo desde luego no vuelvo ni aunque me inviten.

Nos es de extrañar que después de estos excesos esta mañana la báscula marcara 71,3 kg que son ¡¡¡dos kilos más que la semana pasada!!! Tenía pensado ponerme en serio con la comida después de estas fechas, ¡pero tengo que empezar ya!

Y hablando de mazapitas. Sin duda el mejor mazapán que he probado es el que hace la familia Manzanero en San Martín de Pusa. No tiene nada que ver con lo que venden por ahí diciendo que es mazapán. Esto es lo auténtico.

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Mazapán Manzanero, ¡delicioso!

Me levanto por la mañana, abro la ventana y observo un sol espléndido, tanto que se me pasa por la cabeza salir en pantalón corto, pero en un momento de raciocinio me doy cuenta de que puede ser engañoso y opto por las mallas largas, ¡menos mal!

Salimos tarde, sobre las once y media, con la idea de hacer 20 km y no dejarlo para mañana domingo y que el martes, en la San Silvestre, estén las piernas cansadas. Nos dirigimos hacia el Parque Lineal, dudando si hacer este parque o tirar hacia Madrid Río como el día de Navidad. Al final optamos por el Parque Lineal para no tener que pelearnos con la gente.

Como últimamente, el tendón de aquiles de la pierna derecha me duele, suele hacerlo hasta que entra en calor y deja de hacerlo, pero esta vez es diferente. Sobre el kilómetro tres, entrando en el Parque Lineal, noto más dolor de lo habitual. Me callo, aprieto los dientes y trato de seguir la estela de mi compañera de entrenamientos. Ella va eufórica, demasiado deprisa diría yo, haciendo kilómetros a un ritmo cercano a 5:15 sin despeinarse. Me cuesta seguirla, pero no digo nada.

Llegamos al kilómetro ocho y pocos metros después nos damos la vuelta y ahí nos damos cuenta de que el ritmo vivo era debido sobre todo al aire a favor que llevábamos. Ahora nos quedan todavía doce para terminar y el aire en contra. Se va a hacer duro, seguro.

La ida y vuelta son 16 km, así que tenemos que meter cuatro en algún sitio. Volvemos a la fuente junto a la entrada del parque, paramos a beber y hacemos una revuelta por esa zona del parque tratando de meter kilómetros. Me duele el tendón, también la rodilla, el aire es asqueroso y además no hago más que pensar en comer, que he salido sin desayunar. Mi compañera piensa más en beber y también va un poco harta.

Acabamos la revuelta «extra» y nos queda subir desde el río hasta casa. La subida tiene su miga, sobre todo si ya vas en la reserva. Así que van cayendo segundos casi sin darnos cuenta. Yo estoy hasta las narices de este entrenamiento mierdoso. ¡Tengo ganas de llegar a casa!

Pasamos el parque de Pradolongo y ya queda poco para terminar. Apretamos para terminar el último kilómetro y resulta como el último kilómetro de la maratón que parece que esprintas y te mueves a ritmo de tortuga. Sólo hay que ver que este último lo hacemos en 5:42.

Al final hemos conseguido completar los 20 km previstos en un tiempo de 1:47:32 @ 5:23 min/km. Lo mejor de este entrenamiento ha sido conseguir superarlo cuando todo se pone en contra. Esa es la filosofía de la maratón: avanzar superando todos los obstáculos.

Ya si que no tengo más remedio que visitar a Josefa, la molestia en el tendón ha sido exagerada. A este paso no llego a la maratón sano.

Entrenamiento matinal

Ayer jueves no pude salir con los compañeros a entrenar y aprovechando que hoy tenía el día libre he salido por la mañana con la idea de hacer más kilómetros de lo habitual ya que el domingo hay carrera y es de poca distancia.

Hacía tiempo que no era capaz de dormir ¡once horas! así que cuando me he despertado me he quedado alucinado al mirar el reloj. Desayuno, preparación y a eso del mediodía en marcha hacia el Parque Lineal con la idea de completar catorce kilómetros al ritmo que me marcasen las piernas.

Era un día muy agradable, la temperatura algo fresca pero el sol calentando lo suyo. No había mucha gente por el parque, pero me he cruzado con alguno que otro que también había salido a entrenar, está claro que da igual el día o la hora, que siempre hay gente dándole a la zapatilla, no es casualidad, por lo tanto, que las carreras populares gocen de tanta participación. Sin ir más lejos, el pasado sábado se celebró en Madrid la carrera de Papá Noel donde participaron casi seis mil personas todos vestiditos con el traje típico de este personaje, barba incluida.

A la ida el aire me daba de culo y avanzaba casi sin darme cuenta, pero cuando me di la vuelta para volver a casa descubrí que esa facilidad era gracias a Eolo y no a mis piernas. Siempre que voy de vuelta echo un vistazo a ese precioso olmo conocido como el abuelo, que ya ha perdido casi todas las hojas, aún así se muestra imponente.

De esta forma, disfrutando del sol y pasando algo de frío en las zonas sombreadas completé 15 km en un tiempo de 1:14:58 @ 4:59 min/km. Con muy buenas sensaciones aunque con alguna ligera molestia en el gemelo izquierdo, parece que las piernas todavía están algo castigadas de la media.

Me pasé de frenada

Reconozco que el dulce me pierde. Algunos tiran más por lo salado, pero el dulce es lo más para mí, así que cuando llegan estas fechas, me pongo las botas. Como he estado corriendo con regularidad, pensaba que la ingesta de estos productos navideños iba a pasar desapercibida, pero lógicamente, me he equivocado. Hoy la báscula marcaba 70,3 kg muy lejos del peso en el que estaba hace dos años cuando participé en la maratón de Málaga que ha sido una de las veces que más delgado he estado. Hoy hay ¡¡cuatro kilos de diferencia!! con aquel entonces.

Remordiéndome la conciencia y prometiéndome a mí mismo controlarme, he salido a realizar la tirada larga de la semana. Como en estas últimas semanas, el destino es el Parque Lineal, a disfrutar de este bonito y, me atrevería a decir, desconocido parque. Es cierto que el día amaneció muy fresco (dicen a que a las 8:30 en la Casa de Campo había -5º) pero a las once de la mañana y por estos lares la temperatura era más agradable y daba gusto sentir el sol en la cara. Y dado que el día era más que aceptable, había un montón de bicicletas circulando y lo que más me ha llamado la atención es que había muchas chicas corriendo, tanto o más que chicos.

Hoy, como tocaban 18 km, el parque se nos queda pequeño y hemos optado por salirnos del circuito del Parque Lineal y tirar por el camino que transcurre junto al Real Canal del Manzanares hasta que el GPS marcaba nueve kilómetros. En ese punto, vuelta al lugar de partida para completar los 18 km que hemos recorrido en 1:36:44 a un ritmo de 5:22 min/km.

Objetivo Villaverde

El día 15 de diciembre se celebra la XXX edición de la media maratón de Villaverde. Los que habitualmente nos vemos en el parque hemos quedado en celebrar la Navidad ese mismo día después de participar, quien lo desee, en esta carrera. Así que ya lo sabéis pradolongueros. El día 15 de diciembre tenéis una cita. Ya iremos concertando los detalles.

Con la idea de hacer 21 kilómetros en prácticamente nada, hemos salido a realizar un entrenamiento largo para ir acercándonos a la distancia y que no nos pille por sorpresa. Si la semana pasada fueron 14 km, hoy tocaban dos más y la siguiente otros dos más. Así llegaremos a la media como un breve escalón.

Había pensado días atrás en ir a la Casa de Campo con los compañeros maratidianos, pero se nos hace muy cuesta arriba tener que levantarnos pronto y coger el coche hasta allí, con lo cómodo que resulta levantarse cuando el cuerpo lo pide, ponerse las zapatillas y salir corriendo desde la puerta de tu casa. Reconozco que el entorno no es lo mismo, pero a mí me encanta el Parque Lineal, para que vamos a engañarnos. De hecho, prefiero el Parque Lineal al tan cacareado Madrid Río.

Además, para hacer 16 km es ideal porque es exactamente la distancia que hay desde casi la puerta de mi casa hasta donde finaliza el camino que transcurre paralelo al río y vuelta. Es como una vuelta a la tapia de la CdC pero con menos cuestas y con menos frío seguro.

Hoy el GPS estaba algo descargado, pero pensaba que tendría batería suficiente. Craso error. Cuando ha llegado al kilómetro catorce se ha reiniciado, cosa que no había visto nunca, luego, sobre la marcha, lo he vuelto a poner en modo entrenamiento, pero sólo ha aguantado un kilómetro. Poco antes de llegar al quince la batería ha dicho basta. Así que no ha registrado el último kilómetro donde mi compañera me iba sacando los higadillos.

Lo dicho, han sido 16 km aunque el Garmin sólo ha marcado, 14,95 km en un tiempo de 1:19:59 @ 5:21 min/km. Tratando de rodar a 5:25 min/km en las tres primeras partes y acelerando en el último cuarto, pero una vez más, ese último cuarto ha sido rápido, muy rápido. El último kilómetros registrado ha sido a 4:58 y el último ha debido ser incluso más rápido.

Poda brutal

El pasado domingo con aquello de la lluvia no me fijé demasiado, pero hoy me he dado cuenta de que en el Parque Lineal han hecho una poda brutal. Yo no entiendo mucho de árboles, pero han dejado algunos que no se van a recuperar jamás. Me ha parecido realmente triste, incluso he llegado a pensar que la poda ha sido realizada por algún maleante con la idea de coger leña. La verdad es que me he quedado un poco perplejo.

No es habitual salir un sábado para hacer la tirada larga, pero suelo acompañar en estas tiradas a una amiga y ella no podía el domingo, así que hemos adelantado un día el entreno largo y lento. Trato de que lleve un ritmo sobre 5:30 (que ya es rápido para este tipo de entrenamiento), pero cabezona que es ella no quiere ir tan despacio, dice que se le hace demasiado largo. Lo curioso es que de eso se trata, de hacer un entrenamiento suficientemente largo en el tiempo que el cuerpo se vaya acostumbrando a quemar grasas para utilizarlas como combustible. Si no estás suficiente tiempo entrenando, el cuerpo no puede tirar de las grasas. Y esto hay que entrenarlo también.

Hemos hecho un entrenamiento que Hal Higdon llama carrera 3/1 que consiste en dividir el kilometraje en cuatro partes y hacer las tres primeras a ritmo lento y la última a ritmo de maratón más o menos. Como hoy tocaba hacer 14 km, diviendo en cuatro partes, sale la cuarta parte en 3,5 km. Para cronometrarlo de manera más sencilla, hemos tomado esa última parte de 4 km en vez de 3,5. De esta forma, hemos recorrido la primera decena de kilómetros a un ritmo cercano a 5:25 y los últimos cuatro en 5:13, 5:12, 5:04 y 4:58. Curiosamente, en esos cuatro últimos kilómetros se sube todo lo que hay que subir en este circuito, que no es poco. Así que esos números tienen mucho mérito, aunque tampoco consiste el entrenamiento en acabar tan rápido, pero esta chica es incontenible.

Lo dicho, hoy han sido 14 km en un tiempo de 1:14:34 @ 5:20 min/km.

Antes de salir, pesada semanal. Hoy marcaba la báscula 69,5 kg, 200 g más que la semana pasada. Se nota que ya está llegando la Navidad y sus ricos dulces. En eso yo también soy incontenible.