Primer desayuno del año en San Martín

Llevaba sin montar en bici bastantes meses y ya tenía ganas de hacerlo. Hoy ha sido el día indicado, ya que hacía buen tiempo y teníamos alguna hora que otra libre por la mañana. De todas formas, al final se nos ha hecho tarde y hasta las diez y media no hemos salido rumbo al carril bici de San Martín.

Si notaba el otro día corriendo el haber estado veinte días sin correr, más se notaba hoy con la bici que llevaba seis o siete meses son montar. Pero bueno, con tranquilidad y a velocidad moderada se llega a cualquier sitio y en una hora estábamos sentados en al churrería San Marcos pidiendo unos cafés y unas tostadas con aceite y tomate.

barritas
La foto no hace justicia al tamaño real de los trozos de pan

Ilusos de nosotros, pensábamos que al volver íbamos a tener el viento de culo y que íbamos a ir «sin cadena». Pero el viento no sé donde se metió y nos costó trabajo volver. Se notaba la falta de entrenamiento bicicletil.

Completamos algo más de 50 km a una velocidad muy tranquila. Pero para ser el primer día, no está mal.

Antes de salir de casa me subí a la báscula y marcaba 69,6 kg. Eso indica que he perdido casi un kilo desde la semana pasada. Me parece demasiado.

Objetivo 66

He vuelto de vacaciones con dos kilos más de los que tenía (también con un bonito herpes labial), así que se me ha ocurrido un objetivo que veo factible conseguir aunque no es ni muchos menos fácil. Se trata de alcanzar los 66 kg y tratar de mantenerme en ese peso o como mucho 67, aunque sé que no es fácil, que me va a costar sacrificio conseguirlo. Pero bueno, para eso estamos en el mundo, para conseguir objetivos, o al menos tratar de hacerlo. El domingo me pesé y la báscula marcaba 70,5 kg por lo que sólo tengo que bajar 3,5 kilos.

Con esto en mente hemos salido a hacer unos kilómetros en bici, tampoco demasiados, que llevo casi un mes sin tocarla. Lo más fácil, que es lo que hemos hecho, es ir a San Martín por el carril bici que parte de Villaverde. En San Martín parar en la terraza San Marcos a engullir una deliciosa barrita con tomate y volver por el mismo sitio. En total salen unos 55,5 km.

Este kilometraje difiere un poco del que marcaba el cuentakilómetros que no he conseguido ajustar bien todavía. Según el chisme que va en la bici, los kilómetros han sido 56,2 km, por lo que la diferencia es de 700 metros. Ahora mismo el perímetro está en 212 cm, por lo que esos 56,2 km indican que la rueda ha dado 26509 vueltas. Dato que puede servir para ver que si multiplico ese número de vueltas por 210 cm salen 55,6 km que se ajusta bastante a lo que mide el GPS.

En la foto puede verse el manillar de la bici y el carril bici con su característico color rojo. La foto está hecha en la variante que rodea Perales del Rió que es donde mejor conservado está. En el 90% del recorrido el asfalto rojo o lo que sea está bastante levantado. ¿Lo arreglarán algún día?

manillar
Detalle del manillar y del carril bici

Las barritas del San Marcos

San Martín de la Vega es un enclave ciclístico para todos los aficionados a la bicicleta del sur de Madrid. El hecho de que exista un carril bici que lleva desde Villaverde hasta esta localidad hace que muchos ciclistas pasen por allí. Resulta de lo más habitual partir de Madrid, llegar a San Martín y desde allí tirar hacia Morata subiendo por la Cuesta Nueva o tirar hacia el puente de Arganda y desde allí hacia Chichón o Arganda. Aunque lo más habitual es ir hacia Ciempozuelos y desde allí hacia Aranjuez o Titulcia. La verdad es que da mucho juego.

Pues bien, si San Martín es un lugar habitual de ciclistas, la churrería San Marcos es el punto de encuentro por excelencia de éstos. Es de lo más normal parar allí a repostar y encontrarse con unas cuantas decenas de ciclistas. Unos simplemente llenando «la cacharra» de la fuente y otros disfrutando de las excelencias de la churrería. Destaca sobre todo las porras y churros, de tamaño «king size», pero dado que lo mío no es este tipo de excelencias culinarias, prefiero las barritas con aceite y tomate. Pero ojo, también son de tamaño «king size» por lo que si no eres de mucho comer, es mejor pedir sólo media barrita que es más de lo que te dan en otros sitos como barrita entera.

barritas
La foto no hace justicia al tamaño real de los trozos de pan

Todo esto viene a cuento para decir que de vez en cuando paro en San Martín, en la churrería San Marcos, a reponer fuerzas y hoy no ha sido la excepción. Salí solo por primera vez este año y no tenía intención de gastar muchas fuerzas, que mañana hay carrera pedestre; sin embargo, al final te vas picando con unos y con otros. A unos vas buscando su rueda y le das algún relevo. A otros tratas de superarlos para demostrar «lo bueno que eres» y a otros por mucho que des pedales te das cuenta de que bueno nada, que te dan cien vueltas. De todo me ha pasado en el día de hoy. Y, por supuesto, lo que no puede faltar es el aire en contra que suele molestar en los tramos que menos debiera. Esta vez soplaba fuerte cuando subía la cuesta de la Radio o la Cementera como lo conocen otros. De todas formas, aunque lo pasé mal en esa subida, no me puedo quejar, que en el último tramo, desde San Martín hasta Madrid lo tuve a favor.

Había calculado a ojo, antes de salir, algo menos, pero hice 81 km en tres horas justas, por lo que salió una media de 27 km/h que teniendo en cuenta las paradas en los semáforos, no está mal. Quizás demasiado deprisa teniendo en cuenta lo que me espera mañana.

Moviendo el plato grande

El sábado voy a participar en el GPCC y seguro que voy a ir más deprisa de lo que voy habitualmente, así que hoy he salido con la idea de ir bastantes kilómetros con el plato grande. Sí, tengo claro que ir con plato grande y piñón grande es igual que ir con plato pequeño y piñones más pequeños, pero hay algo psicológico en llevar «la tortilla». Podía ir con el 50×19 y sería prácticamente lo mismo que llevar 39×15, pero no es lo mismo.

Ayer hacía calor, pues hoy más. Mira que en la bici se nota menos, pero pegaba el sol de lo lindo. Además pocas sombras hay por el camino, sólo a la vuelta cuando se sube la Marañosa se va al abrigo de los pinos, que por cierto, olían que daba gusto.

Un entrenamiento sin mucha historia. Ida hasta San Martín, parada a que mi compañera se comiese una barrita y vuelta por el mismo sitio. En total algo más de de 54 km a un ritmo de 24 km/h que no está mal teniendo en cuenta las paradas en los semáforos. Y calor, mucho calor, unos 38º durante el entrenamiento.

Me siento preparado para el Gran Premio Canal de Castilla.

Desempolvando la flaca

Llevaba años sin montar en la bicicleta de carretera. El año pasado acompañé a una amiga con la bici pero yo iba con una bici de montaña. Hoy, precisamente el día en que se celebra la maratón de Madrid, ha sido el día elegido para volver a cabalgar la flaca. Había olvidado ya la experiencia de conducir una bici de este tipo y la verdad es que no tiene nada que ver con una de montaña, todo es distinto: la postura, los desarrollos, los cambios, el pedaleo, las sensaciones, etc.

Después de hacer el recorrido hasta San Martín de la Vega por el carril bici y vuelta, completamos unos 54 km en un tiempo aproximado de dos horas y media. Con un dolor de culo impresionante y ahora, cuando escribo estas líneas, me duelen también los riñones. La postura que se lleva encima de la bicicleta de carretera es algo «peculiar» y tarda uno en acostumbrarse.

La mañana empezó temprano. Hoy era la maratón de Madrid y aunque no tenía pensado participar, sí me apetecía acercarme a saludar a los compañeros que iban a correr. Así que a las siete y diez había quedado con Emilio y Miguel para acercarnos a la salida. Llevaban objetivos distintos: Emilio iba a llevar el globo de 1h40 de la media maratón y Miguel tenía pensado hacer la maratón «completa» por debajo de 3h15.

Así que Emilio se fue donde habían quedado los de los globos y yo acompañé a Miguel hasta el guardarropa. Un agradable paseo por El Retiro -que estaba precioso- y a las ocho estaba en el punto de encuentro de los compañeros maratidianos. Como habíamos quedado un cuarto de hora después, estuvimos dando una vuelta de reconocimiento de los cajones de salida. A las ocho y cuarto volvimos y estuvimos saludando y deseando buena suerte. Los hice una bonita foto…

mapoma-2014-maratidianos
Maratidianos preparados para el comienzo de la maratón

Poco después se dirigieron a sus cajones y yo me fui a casita, que me esperaba la flaca. Fui trotando desde Atocha hasta Santa María de la Cabeza y curiosamente no me molestó el esguince, aunque sí el tendón de aquiles derecho. No consigo quitarme esas molestias en el tendón…

Después de esperar el autobús, llegué a casa, desayuné, me vestí de romano, -abrigándome porque hacía fresco- y salí con mi amiga con la idea de que ella estrenase su nueva máquina, que es un pepino de cuidado…

merida
Merida Scultura CF 905

Agradable paseo por el carril bici de San Martín encontrándonos con bastantes ciclistas tanto a la ida como a la vuelta. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los recorridos más atractivos para los amantes de la bicicleta.

¡Tenían que haber sido dieciocho!

Ayer no pude salir, por lo que he salido hoy. Tenía que ir al polideportivo del Valle de las Cañas de Pozuelo así que había planeado una ruta que salía de casa y me llevaba a dicho sitio. El camino directo eran menos de los 18 km que tocaba hacer hoy, así que la ruta planeada daba una pequeña vuelta por la Casa de Campo.

Salí de casa poco antes de las cinco para que no se me hiciese de noche, con la digestión todavía sin hacer y eso provocó que fuese durante un montón de kilómetros incómodo con la tripa. Sobre la marcha, decidí cambiar la ruta que cuidadosamente había planeado, con la idea de hacer más kilómetros por la Casa de Campo y de esta forma pisar menos asfalto y más tierra; sin embargo, la modificación que se me ocurrió en el último momento provocó que hiciera muuuuuchos más kilómetros de los que tenía planeados, de los 18 km kilómetros que debería de haber hecho hasta los 24 km que al final hice.

Pero el mayor problema no fueron los kilómetros de más, lo peor fue lo de la digestión, que me estuvo dando guerra la mayor parte del entreno. A eso se añadió la lluvia, que aunque muy fina no cesó en todo el tiempo, el barro que había en algunas zonas de la CdC y que se hizo de noche en el tramo que menos conocía: la salida de la CdC hasta el polideportivo del Valle de las Cañas. Todo junto provocó que sufriera de lo lindo en las dos horas que estuve desgastando zapatilla.

Fue uno de esos entrenos asquerosos que estás deseando acabar casi desde el comienzo, pero que en este caso no quedaba más remedio que terminar porque me esperaban en el final. De todas formas, de cara a la maratón, no viene mal este tipo de recorridos duros porque enseñan a la mente a sufrir cuando la cosa se pone fea, que no es una situación rara en los cuarenta y dos kilómetros.

Cuando llegué a casa, me subí a la báscula por curiosidad y marcaba 68,1 kg que son ¡dos kilos menos que el sábado pasado! Sin duda, el entreno había dejado huella en mi cuerpo.

Lo dicho, el entreno ha consistido en 24 km que he realizado en un tiempo de 2:08:59 @ 5:22 min/km.

Hoy hace nada menos que 28 años que falleció mi padre. Sigue presente en mi memoria.

papa-bici
Febrero del 58 en un vehículo de última generación

Running for roscon

No sé si se habrá notado mucho, pero seguro que alguno se ha dado cuenta inmediatamente que mi profesor de inglés es el mismo que el de Ana Botella 😉

Esta noche vienen sus majestades y es costumbre familiar reunirnos por la tarde y darnos la última gran comilona navideña, así que he salido con la idea de quemar lo más posible para «hacer hueco» al roscón y al chocolate que me iba a comer por la tarde. Y había que quemar bastante porque ayer la báscula me indicaba que todavía el peso era excesivo. Marcaba 70,8 kg y eso hay que bajarlo como sea, aunque hoy no sea el día más indicado.

roscon-chocolate
¿A qué tiene buena pinta?

Como hoy era un día laaaargo (la maratón ya está cerca) hemos salido por Madrid Río para llegar a la Casa de Campo. Atravesar la CdC por el Lago y el Zoo y salir de este parque por la pasarela del Anillo Verde. Desde allí, seguir dicho anillo hasta casa. Al llegar a casa sólo llevábamos 22, por lo que hemos tenido que prolongar un poquito más para llegar a 23 km, de los cuales sólo 22 km han sido registrados en un tiempo de 1:58:38 @ 5:24 min/km.

Combinando dos especialidades

Ayer sábado íbamos a salir con la bici, pero al final se nos hizo tarde, así que hemos dejado para hoy domingo la salida. Pero también tenía planeada una salida a pie, así que he probado a hacer ambas cosas.

A eso de las diez y media salimos hacia San Martín de la Vega por el carril bici. Subimos la Marañosa y en vez de darnos la vuelta en el alto, bajamos hasta el cruce de la Warner y allí nos dimos la vuelta. Como no queríamos hacer muchos kilómetros, no llegamos hasta San Martín de la Vega, así que hicimos a la ida poco más de 24 km. Como luego volvimos por el mismo camino, totalizamos más de 48 km sobre la flaca. Reconozco que llegué a casa bastante fundido. Tengo que agenciarme una bicicleta de carretera ya mismo, que resulta complicado tratar de seguir los pasos de una de carretera con una montangüai.

subiendo-maraniosa
Subiendo la Marañosa por el carril bici

Lo dicho, llegué a casa bastante cansado. Guardé la bici, me cambié de vestimenta, estiré un poco y salí a correr al parque. Primero anduve un kilómetro y luego empecé a correr los doce minutos de rigor. Las molestias que tuve en el gemelo el último día de carrera ya eran inexistentes, aunque el talón del otro lado me molestaba algo todavía y eso que había empezado a embadurnarme con crema Fisiocrem y a estirar y masajear el tendón de Aquiles.

Esas ligeras molestias no impidieron que completara esa docena de minutos, en los que hice un primer kilómetro en 5:50, un segundo en 5:31 y cien metros más corriendo. Es decir, que por primera vez he conseguido sobrepasar los dos kilómetros con zapatillas minimalistas.

Cuando iba corriendo pasé por una zona que estaba embarrada. Después de realizar la carrera, me acerqué por el barro para examinar la pisada. Sólo se veía impreso en el barro la parte delantera de la zapatilla, nada del talón. Quizás eso indique que piso demasiado de puntillas y que no planto el talón, que debería hacerlo suavemente.

En resumen, el entrenamiento consistió en ir hasta el cruce de la Warner, volver y el entrenamiento a pie.

Cuando volví de vacaciones, el lunes pasado me pesé y me llevé la desagradable sorpresa que sobrepasaba los 70 kilos, en concreto, 70,2 kg. Esta semana me lo he tomado en serio lo de la alimentación y ayer sábado ya estaba en 69,2 kg. Lo que implica un kilo menos. Ya me quedo más tranquilo, pero tengo que seguir controlando.

De buena nos hemos librado

Andaba yo haciendo estiramientos en el descansillo de las escaleras cuando he comenzado a escuchar un ruido de lo más extraño. Pensaba que los vecinos estaban demoliendo su casa o algo parecido, pero me he asomado por la ventana y he visto la causa del ruido. Una furiosa tormenta de aire y agua azotaba los árboles.

Cuando lo he visto, ha pasado por mi cabeza no salir a correr, debo confesarlo, pero justamente hoy a la hora de comer hablaba con un compañero y le decía todo ufano que yo salía a las siete martes y jueves y que no me volvía atrás por ningún motivo. Pues bien, esa tormenta casi lo ha conseguido. Pero al final, he cogido el impermeable y a la calle a correr.

He tenido suerte, porque pasados unos minutos, ha dejado de llover con esa fuerza inusitada, aunque seguía haciendo viento. Al llegar al punto de encuentro, lo normal: no había nadie, pero enseguida ha aparecido Emilio y poco después Miguel, así que hemos formado un terceto como el martes, aunque cambiando un Emilio por otro. Los tres nos hemos librado del tormentón por los pelos.

Si el martes el terreno estaba mal, hoy estaba peor. No ha parado de llover y el terreno ya no absorbe más agua. Así que de nuevo nos hemos planteado salir por el carril bici, sólo que esta vez hemos ido dirección Aluche. Este recorrido tiene la pega de que es cuesta arriba casi todo el camino de ida, pero se compensa con la vuelta, que es cuesta abajo.

Después de haber calentado un poco los músculos, hemos aprovechado los repechos que nos encontrábamos para hacer breves cambios de ritmo, así que el entrenamiento ha estado entretenido. Curiosamente, la vuelta, al ser terreno más favorable, se hace más aburrida.

Entre la ida y la vuelta, hemos realizado 10,5 km en un tiempo de 54:43 @ 5:13 min/km. Una velocidad media muy tranquila, pero un buen entrenamiento por los cambios de ritmo realizados.

Habíamos hablado el martes para ir el viernes a tomar alguna cosilla, pero ayer ¡olvidé por completo llamar a la gente! Así que me ha tocado hacerlo después del entrenamiento y la ducha. Por desgracia, hay unos cuantos que no van a poder asistir.

Entrenamiento duro

Hoy tocaban treinta kilómetros y en vez de hacerlo por el circuito del río, como había llovido bien por la noche y sospechaba estaría bastante embarrado se me ha ocurrido ir por el carril bici hasta la Casa de Campo, dar una vuelta a la tapia y volver por el mismo camino. Cuando estuve entrenando para los 100 km/24 horas hacía ese recorrido y salían unos 33 km, por lo que había que acortar algo del circuito de la tapia para no hacer tantísimos kilómetros.

¿Y qué parte eliminar? Pues el tramo de subida más duro que tampoco aporta demasiado. El caso es que haciendo ese recorte a ojímetro han salido 30,5 km, sólo un poco más de lo planeado.

Cuando salí me encontré con Felipe y sus colegas que curiosamente, ¡habían pensado hacer el mismo entreno! Como la salida es todo para arriba, me acoplé a su ritmo facilón, completando kilómetros a ritmos cercanos a los seis minutos por kilómetro. Llegué a la Casa de Campo con ellos y estuve un par de kilómetros más, hasta la explanada cercana a Prado del rey (kilómetro diez más o menos). Desde allí, decidí aumentar el ritmo y ya fui solo los dos tercios que restaban.

Hacía tiempo que no corría en la Casa de Campo y resultó tan placentero como siempre. Multitud de gente corriendo, muchos también en bicicleta y la vegetación exuberante, preciosa. Salí con dos geles y una botella de agua, ya que gracias a la indignante política del ayuntamiento de Madrid no queda prácticamente fuente que funcione en toda la ciudad. Iba dando un traguito cada kilómetro recorrido y al llegar al kilómetro 12 primer gel al coleto. El segundo, en el 24 ya fuera de la Casa de Campo. Pienso que me sentaron bien y no noté ninguna molestia en el estómago. Probaré la próxima semana a tomar un gel yendo a ritmo de maratón para ver si cae bien o no.

Desde que dejé a mis acompañantes, marché a un ritmo por debajo de 5:00 casi todo el rato, excepto cuando llegué al parque de Aluche que es todo cuesta arriba y con un viento en contra bastante molesto. Además el viento hizo que empezase a sentir frío, ya que de ayer a hoy la temperatura había bajado unos diez grados.

Después de sufrir un poco en ese parque, se llega al parque de Las cruces, donde ya empieza la bajada que abarca aproximadamente los últimos cuatro kilómetros. Aunque la rodilla izquierda me molestó casi todo el entrenamiento, aumenté el ritmo en esa última parte para terminar los 30,5 km en 2:39:59 a un ritmo de 5:15. Lo cierto es que quitando esas molestias en la rodilla acabé francamente bien, aunque con algo de frío.

A partir de esta semana, empezaré a bajar kilometraje para tratar de llegar lo mejor posible a la cita del día 17 de abril, cuyo objetivo será tratar de hacer MMP, que ahora es 3h25, si hace un buen día para ello y en caso contrario, me conformaría con bajar de las tres horas y media.