Horas, minutos y segundos

Siempre me he preguntado el motivo por el que los días se dividen en 24 horas, las horas en 60 minutos y los minutos en 60 segundos. Resulta raro que utilizando el sistema métrico que todo se basa en el número diez, se siga todavía con ese sistema «raro» de dividir el tiempo.

El sistema métrico nació en Francia a finales del siglo XVIII después de la Revolución Francesa. Se normalizaron las unidades de longitud, masa y tiempo. Y aunque lo estipulado para la longitud y la masa se utiliza en casi todo el mundo, el tiempo se sigue midiendo como antes de la Revolución Francesa. De hecho, los franceses llegaron a dividir el día en 10 horas, pero esta última división no tuvo mucho éxito y se siguió con ese curioso sistema sexagesimal.

Ahora bien, ¿de dónde proviene esta querencia por el número sesenta?

Pues ahí es nada, viene nada más y nada menos que de los antiguos habitantes de Mesopotamia, aquella región donde se inició la civilización. Allí surgió la rueda, la escritura, las matemáticas, la astronomía, etc.

Los sumerios, que vivieron en la Baja Mesopotamia hace más de cuatro mil años, contaban con una mano hasta doce y haciendo uso de los cinco dedos de la otra mano, eran capaces de contar hasta sesenta. Ahí aparece ese bonito número.

Contaban con los dedos de las manos de esta manera: se levanta el dedo pulgar de la mano derecha, y después se va contando con las falanges del resto de los dedos, empezando por el meñique. De este modo, llegamos hasta el número doce. Para poder seguir contando, levantaban otro dedo de la mano libre y multiplicaban doce por el número de dedos que tuvieran levantados en la mano. Fácil y sobre todo, lógico.

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Numeración de las falanges. Foto obtenida de este blog

Lo curioso es que el 60 no sólo es fácil para contar con las manos, sino que se trata del número más pequeño que tiene más divisores: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 10, 12, 15, 20 30 y 60. Esto facilitó enormemente los cálculos e hizo que los mesopotámicos fueran excelentes matemáticos. Ya conocían el teorema de Pitágoras antes de que éste lo «inventara».

Esta buen gente dividió el año en 360 días (múltiplo de sesenta), donde había doce meses (divisor de sesenta) y cada mes era, por lo tanto, de treinta días (divisor de sesenta). También dividieron el círculo en 360º, agrupados en doce sectores (los signos del Zodiaco) de treinta grados.

Ya puesto a dividir, el día lo fraccionaron en doce horas diurnas y doce horas nocturnas (¿será casualidad que doce es uno de los divisores de sesenta?). Dado que la duración del día y la noche no es igual a lo largo del año, resultaba que en verano las horas diurnas eran más largas que las nocturnas. Lo contrario ocurría en invierno. Vamos, que para obtener una buena marca en una maratón en aquel entonces, mejor correr en verano.

Dividieron también la hora en sesenta minutos y podría pensarse que también dividieron el minuto en sesenta segundos, pero no fue así. El invento del segundo fue mucho más posterior. Los mesopotámicos no les preocupaba mucho un segundo más que menos. Y si a ellos no les preocupaba, ¿por qué ahora tiene uno que llevarse una rabieta cuando en una carrera hace un segundo más de lo que buscaba?

Pues eso, que resulta curioso pensar que esta división del tiempo ¡¡¡tiene más de cuatro mil años!!! Ahí es nada.

Para terminar el ladrillo, decir que la palabra minuto viene del latín «pars minuta prima», que significa «parte diminuta primera». Minuto tiene la misma etimología que «menor». El segundo era llamado «pars minuta secunda» o sea la «parte diminuta segunda» en que se dividía la hora.


Después de esta tremenda parrafada, aprovecho para hablar un poco sobre el entrenamiento de hoy. Hemos tenido la fortuna de contar con la presencia de Quique que volvía a Pradolongo después de llevar lesionado desde la media de Latina. En la primera vuelta, tanto Miguel como yo íbamos pensado lo mismo, que como Quique no debería estar bien, era el momento de hacerle morder el polvo.

A finales de la primera vuelta he empezado a acelerar, al poco ha llegado mi tocayo a mi lado y pensábamos que nuestro rival nos iba a dejar, pero estábamos equivocados. Al poco se ha puesto a nuestro lado y faltando como kilómetro y medio le hemos visto marcharse tan ricamente. Hoy tampoco hemos podido vencerle. Habrá que esperar tiempos mejores.

De todas formas, he acabado bien contento, porque sabía que esa segunda vuelta había sido rápida. Mirando luego los tiempos he visto que he corrido esa segunda vuelta (4,86 km) en 20:04 @ 4:08 min/km, de las vueltas más rápidas que haya dado nunca en el parque. Teniendo en cuenta la primera vuelta, en total han sido 9,73 km en 45:43 @ 4:42 min/km. Un buen entrenamiento fortalecedor.

Resumen semana 10 de 2013

Semana del 4 al 10 de marzo:

Lunes Piernas (34) y abdominales (20, 25, 30 y 36)
Martes Correr (10 km)
Miércoles Descanso
Jueves Correr (10,5 km)
Viernes Descanso
Sábado Correr (14,5 km; 9 km a ritmo de maratón)
Domingo Correr (LSD: 22 km)

¡Tengo que seguir haciendo los ejercicios de piernas, abdominales y lumbares! Esta semana me los he saltado muy alegremente, pero no siempre se puede.

Barro y aire para regalar

Hoy hemos pasado un día duro, bastante duro por culpa del barro y del aire en contra que nos ha hecho durante todo el camino de vuelta. Resulta agotador pelear contra el viento, es un contrincante demasiado poderoso. Hemos terminado el entrenamiento como si hubiésemos hecho maratón y medio.

Hoy tocaba hacer 22 km, un par de ellos más que el domingo pasado. Hemos ido al Parque Lineal, pero éste no da para tantos kilómetros, por lo que hacemos el truco de salir del parque casi al final y tirar por el camino del Malecón hacia el puente de La Gavia. Lo mejor es cruzar las vías del AVE por ese puente porque si se sigue por ese camino se llega al río (justo debajo de la M-50) y hay que coger una estrecha vereda que al final desemboca en el camino de Aceiteros. No es mala idea hacer eso cuando el terreno está seco, pero hoy estaba muy embarrado y ese tramo cercano a la M-50 y el camino de Aceiteros era un verdadero horror del barro que había.

Para complicar más la cosa, pasado el kilómetro once comenzamos el camino de vuelta y el viento soplaba en contra con gran fuerza, tanto que hacía difícil avanzar. Si a eso se le sumaba el barro que llevábamos en las zapatillas, la vuelta ha sido complicada. Para rematar, la rodilla ha empezado a dolerme bastante. Ha sido un día realmente asqueroso, hablando mal y pronto.

Peleando contra el viento, hemos conseguido realizar los 22 km en un tiempo de 2:02:18 @ 5:34 min/km. Da una idea de la dureza del recorrido el hecho de que el domingo pasado en el mismo circuito, aunque haciendo dos kilómetros menos, hicimos catorce minutos menos. Ha sido un entrenamiento de los que curten.

Con la cadera baja

¡Cómo nos pusimos ayer! No conseguimos mucho quórum, pero los ocho pradolongueros que nos juntamos en el bar de Nico, dimos buena cuenta de las viandas que el bueno de Nico dispuso. Yo me pasé tres pueblos y lo noté durante la noche que el estómago estaba trabajando más de la cuenta. Bueno, no sólo por la noche, cuando me levanté no estaba muy católico. No se puede cenar tanto, ya dice el refrán que hay que cenar como un mendigo.

Hoy he tenido cosas que hacer a temprana hora, así que he salido a las once. He tenido suerte con la lluvia, porque estaba cayendo de manera bárbara cuando me levanté. Vaya semanita de agua, deben estar los embalses a reventar.

A media mañana, hacía un buen día para correr, aunque el suelo estuviese muy mojado. De nuevo Pradolongo estaba impracticable, igual que Parque Sur, así que he ido al Parque Lineal, que siempre hay menos barro. Y, efectivamente, había menos barro pero agua había para dar y tomar. En algunos tramos había charcos exageradamente grandes, que obligaban a hacer equilibrios para no meter el pie en ellos.

Tanta agua ha provocado que esté todo verde y bien verde, que parece que estamos en el norte de la península. El Parque Lineal está precioso y el río Manzanares a su paso por este parque hasta parece un río y no una charca. Entre lo verde del terreno, el río y que en una zona hay unos cuantos caballos, burros y ponis. Reconozco que tengo debilidad por los burros, no hay día que pase por allí que no se me vayan los ojos hacia esos bonitos animales. Así que aprovecho para poner una foto de dos preciosos ejemplares de estos animales.

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Dos preciosos burritos, foto cortesía de El Refugio del Burrito

Por desgracia, los burritos de la foto no son los que veo en el Parque Lineal, que estos últimos están bastante más desastrados que los de la foto, pero aún así son un regalo para los ojos. Tengo además la sensación de que no están igual de cuidados en un sitio que otro.

Unas veces no tengo nada que decir y otras me voy por los cerros de Úbeda. Alguien se preguntará que tiene que ver el título de esta entrada y los burros y creo que no existe ninguna relación, al menos consciente.

El caso es que iba corriendo controlando el ritmo para ir sobre 4:30 min/km y he empezado a notar molestias en la rodilla. Molestias que empecé a notar hace un año y que no consigo que remitan. Además si como esta semana no hago los ejercicios de cuádriceps, la molestia es mayor. Iba corriendo y me iba molestando y entonces me acordé de uno de los consejos que leí cuando empecé con el tema de correr descalzo. Consiste en ir con la cadera algo más baja, dar zancadas más cortas, llevar una cadencia rápida y caer sobre los dos tercios delanteros del pie. Dicen que la amortiguación proporcionada por el conjunto tobillo-rodilla-cadera es mucho más eficiente que la que te pueda proporcionar unas zapatillas. Pensaba que tal vez la gente que tiene problemas en la columna podría probar esta técnica, ya que me da la sensación de que el impacto se absorbe mejor y no sufre tanto la columna. No sé, son cosas mías y habría que probarlo. Tengo que comentárselo a Fran para que lo pruebe.

Pasados unos kilómetros a ritmo fuerte, empecé a centrarme en ir con la cadera baja y olvidarme del cronómetro. Mi tendencia es ir más estirado y hay que vigilar que la cadera no suba. Lo cierto es que con la cadera baja, la molestia en la rodilla es menor y el ritmo se podía mantener con facilidad, incluso el hecho de no ir pendiente del reloj ha provocado que la velocidad aumentara.

He hecho un total de 14,57 km en un tiempo de 1:07:32 @ 4:38 min/km. De los cuales 9 km han sido a ritmo de maratón, que se supone es un poco por debajo de 4:30, pero han salido algo más rápido, a 4:23 min/km.

Hoy la báscula indicaba 68,5 kg, cosa que no está nada mal después de la opípara celebración de ayer noche. Después de correr el peso había bajado a 67,1 kg. Casi medio kilo menos, lo que indica que no ha sido un entrenamiento de paseo precisamente.

De buena nos hemos librado

Andaba yo haciendo estiramientos en el descansillo de las escaleras cuando he comenzado a escuchar un ruido de lo más extraño. Pensaba que los vecinos estaban demoliendo su casa o algo parecido, pero me he asomado por la ventana y he visto la causa del ruido. Una furiosa tormenta de aire y agua azotaba los árboles.

Cuando lo he visto, ha pasado por mi cabeza no salir a correr, debo confesarlo, pero justamente hoy a la hora de comer hablaba con un compañero y le decía todo ufano que yo salía a las siete martes y jueves y que no me volvía atrás por ningún motivo. Pues bien, esa tormenta casi lo ha conseguido. Pero al final, he cogido el impermeable y a la calle a correr.

He tenido suerte, porque pasados unos minutos, ha dejado de llover con esa fuerza inusitada, aunque seguía haciendo viento. Al llegar al punto de encuentro, lo normal: no había nadie, pero enseguida ha aparecido Emilio y poco después Miguel, así que hemos formado un terceto como el martes, aunque cambiando un Emilio por otro. Los tres nos hemos librado del tormentón por los pelos.

Si el martes el terreno estaba mal, hoy estaba peor. No ha parado de llover y el terreno ya no absorbe más agua. Así que de nuevo nos hemos planteado salir por el carril bici, sólo que esta vez hemos ido dirección Aluche. Este recorrido tiene la pega de que es cuesta arriba casi todo el camino de ida, pero se compensa con la vuelta, que es cuesta abajo.

Después de haber calentado un poco los músculos, hemos aprovechado los repechos que nos encontrábamos para hacer breves cambios de ritmo, así que el entrenamiento ha estado entretenido. Curiosamente, la vuelta, al ser terreno más favorable, se hace más aburrida.

Entre la ida y la vuelta, hemos realizado 10,5 km en un tiempo de 54:43 @ 5:13 min/km. Una velocidad media muy tranquila, pero un buen entrenamiento por los cambios de ritmo realizados.

Habíamos hablado el martes para ir el viernes a tomar alguna cosilla, pero ayer ¡olvidé por completo llamar a la gente! Así que me ha tocado hacerlo después del entrenamiento y la ducha. Por desgracia, hay unos cuantos que no van a poder asistir.

Impracticable

Hoy estaba el terreno impracticable para la práctica de la carrera a pie. A no ser que seas un amante del cross y tengas zapatillas de clavos, entonces era un buen día para disfrutar del barro. Está todo embarrado y encharcado, ya que ha llovido bastante estos dos días… y parece que va a seguir haciéndolo. La verdad es que siempre es bueno que llueva.

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Terreno embarrado y encharcado

Viendo que iba a ser imposible dar tres pasos en Pradolongo sin resbalarse, pensamos atravesarlo lo mejor que pudiéramos y salir del parque por el carril bici destino el Parque Lineal y desde allí llegar a Madrid Río y seguir corriendo hasta que el cronómetro marcase cinco kilómetros. En ese punto, vuelta por el mismo camino y completar, de este modo, los 10 km de rigor… aunque ya podemos ir pensando en aumentarlos que la maratón de Madrid se va acercando.

No sé si por el feo aspecto del día o por algún otro motivo, el caso es que sólo nos hemos juntado tres corredores en el punto de encuentro. Tampoco era un día para machacarse mucho, así que a buen ritmo todo el camino, hablando de cosas variopintas, como por ejemplo del Rayo y su curiosa indumentaria. Según contaba nuestro compañero vallecano, la raya que lleva el Rayo Vallecano en su camiseta fue debido a un acuerdo que llegó con el Atlético de Madrid, ya que antes el Rayo iba todo de blanco. Parece que además también tiene que ver con el River Plate, el cual luce un atuendo prácticamente idéntico al equipo de Vallecas.

Bueno, a lo que iba, que al final hicimos 10 km en un tiempo de 53:03 @ 5:18 min/km, llegando a casa con poco barro en los pies.

¡Importante! Hemos hablado de quedar el viernes a tomar unas cervecillas. Tengo que llamar al personal para que se den por enterados.

Resumen semana 9 de 2013

Semana del 25 de febrero al 3 de marzo:

Lunes Piernas (32) y abdominales (20, 25, 30 y 36)
Martes Correr (10 km; 5 km a umbral)
Miércoles Piernas (34), abdominales (20, 25, 30 y 36) y lumbares (12)
Jueves Correr (10 km)
Viernes Descanso
Sábado Correr (14 km; 7 km a ritmo de maratón)
Domingo Correr (LSD: 20 km)

Una veintena

Hoy ha sido el primer entrenamiento con mi compañera maratoniana que llegamos a la veintena. Hace muchos años, cuando hicimos juntos la maratón de Madrid, también hicimos entrenamientos que pasaban las dos decenas, pero ya ni nos acordamos ni ella ni yo de aquel entonces, no en vano han pasado ¡16 años!

Hoy también había buena temperatura y eso se notaba en la cantidad de gente que pululaba por el Parque Lineal. Gente corriendo, en bicicleta, paseando, etc. En algunos momentos era difícil mantener un ritmo constante ya que era casi imposible adelantar al personal.

Al hacer tiradas tan largas, el parque se queda pequeño. Llegamos hasta casi el final y desde ahí continuamos siguiendo el río hacia su desembocadura. Hoy hemos llegado hasta el puente de La Gavia y justo ahí se han cumplido los 10 km, así que vuelta por donde hemos venido para completar la jornada. El calor se hacía notar y mi compañera necesitaba beber, pero la fuente estaba lejos todavía, en el kilómetro 17. Está claro que hay que llevarse una botella de agua en estas tiradas largas.

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Fuente en el Parque Lineal

Nos vino fenomenal beber agua en la fuente para afrontar los últimos tres kilómetros, el primero de los cuales es una buena subida. Habíamos dividido el entrenamiento en cuatro partes, las tres primeras sobre 5:30 y esta última parte sobre 5:15, pero esta cuesta no se puede subir tan rápido. Esos últimos cinco kilómetros: 5:16, 5:26 (la subida), 5:21, 5:07 y 5:12. Un poco más lento de lo previsto, pero acabando fuerte. Eso es bueno.

Salieron los 20 km en un tiempo de 1:48:26 @ 5:25. Un minuto más (y un kilómetro menos) que la media del pasado domingo.

Menos mal

Menos mal que se ha ido el frío. Miércoles y jueves un frío de quitar el hipo y hoy salgo a las nueve de la mañana y daba gusto el solecito y la buena temperatura que hacía. Esto no hay quien lo entienda. Debe ser que ya estamos en marzo y se acabó el febrerillo loco.

Las nueve de la mañana es la hora de encuentro los sábados y el punto de encuentro no es el mismo de los martes y jueves, aunque esté muy cerca. Tampoco coinciden los mismos protagonistas, pero entre los habituales de las tardes y los de la mañana, nos hemos juntado cinco corredores, que no está nada mal.

A Jesús se le ha ocurrido la idea de ir al Parque Lineal por variar la monotonía y para ese parque hemos ido. Hemos salido muy lentos y me ha tocado a mí hacer de liebre para que la cosa no se parase, aunque en el kilómetro cuatro he empezado a acelerar para ponerme a ritmo de maratón (sobre 4:30). Pensaba que iría solo, pero Miguel me ha cogido rápidamente y juntos hemos realizado siete kilómetros un poco por debajo de 4:30. Comentaba mi tocayo que le gustaría ir a ese ritmo, pero sin ir forzado. A mí, también, fue mi respuesta, pero es un ritmo exigente, sin duda.

Tenía previsto hacer sólo doce, pero por no darnos la vuelta, hemos continuado hasta el último puente y desde allí, vuelta. Así que en total han sido 14 km en un tiempo de 1:07:36 @ 4:50 min/km.

Pensaba que había bajado de peso esta semana, pero la báscula no opina igual. Marcaba 68,4 kg, prefiero estar por debajo de 68, pero me veo francamente bien como estoy. Paciencia, ya irá bajando.

He conseguido sobrevivir

Los corredores, la gente en general, nos buscamos dependencias que a veces parece que no sepamos vivir sin ellas. Reconozco que siempre he corrido pendiente del cronómetro, antes, ahora del GPS; sin embargo, hoy he salido a correr sin ningún tipo de chisme en la muñeca ¡¡¡y he sobrevivido a la experiencia!!! Está bien, porque después del entrenamiento da mucho juego: uno dice que si hemos ido a cuatro y poco, otro que a cuatro y medio… Está claro que ir sin cronómetro fomenta el diálogo.

No sé si lo he dicho, pero el domingo se lesionó Quique en la media de Latina. Cuando se enfrió, era incapaz de doblar la piernas. Ya nos dijo que probablemente no vendría el martes y hoy tampoco ha venido. Esperemos que no sea seria la lesión.

Por otro lado, Emilio II había quedado con sus compañeros de FDR para hacer un entrenamiento muy interesante. Lo llaman Run & Bravas y consiste en hacer un correr un poco por un determinado sitio y luego ir a un bar cercano a comer una ración de bravas. La idea es encontrar la ración de bravas más exquisita. Hoy fueron al Parque Lineal, pero por lo que me contó Emilio II después, no tuvo mucho éxito.

En esa tesitura, sólo aparecimos cuatro en el punto de encuentro. Salimos a un ritmo tranquilo, pero sólo los dos o tres primeros kilómetros, luego empezaron a acelerar el ritmo y acabamos dando una segunda vuelta bastante deprisa. Así a ojo calculo que hicimos los 10 km en un tiempo aproximado de 52:00, por lo que el ritmo ha sido aproximadamente de 5:13 min/km.

Hacer notar que tanto hoy como ayer ha hecho muuuuucho frío. En Madrid ha llegado a nevar, sobre todo ayer. Es por eso que ayer estaba deseando llegar a casa para hacer unos ejercicios y entrar en calor y hoy también estaba deseando llegar a casa para salir a correr. Curioso que estando ya casi en primavera esté haciendo este frío más propio de hace un mes que de ahora.