I Carrera popular villa de Gerindote

Hoy se ha celebrado la primera edición de la que han llamado «carrera popular villa de Gerindote». El año pasado y el anterior se celebró la segunda y primera edición de la «legua urbana de Gerindote», pero este año lo han cambiado de nombre -imagino- como una manera de cortar con el pasado.

Llegamos al pueblo y nos acercamos a por el dorsal. Nos dieron el dorsal, una bonita camiseta técnica y una riñonera azul muy atractiva. Vimos que no había mucha gente por los alrededores de la plaza donde estaba instalada la meta y la salida. Un paisano me comentó que había varias carreras ese mismo día en la provincia de Toledo y que los corredores se habían repartido. El año pasado había una cantidad ingente de corredores del equipo Training Rey capitaneados por el mismo Julio Rey y su esposa Vanessa Veiga, pero este año no sé si había alguno por ahí desperdigado y desde luego a los que no vi fue al matrimonio maratoniano.

Antes de dar la salida nos hicimos una foto frente al ayuntamiento para inmortalizar el momento:

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Antes del comienzo de la carrera

Además de cambiar el nombre de la carrera, también ha cambiado el circuito y el kilometraje. Si la legua del año pasado era de dos vueltas para completar 5,5 km poco más o menos, hoy había que dar tres vueltas y hacer 6,3 km. Como el martes es la media maratón de Villaverde, a la que estoy inscrito, y no quería machacarme mucho, que luego podrían faltarme fuerzas para la media, decidí acompañar a la amiga con la que había venido hasta este pueblo.

Había muy pocos corredores, así que cuando dieron la salida nos quedamos prácticamente solos. Unos cuantos salieron como galgos hacia delante y otros pocos se quedaron por detrás. Hicimos un primer kilómetro bastante rápido y luego ya fuimos cogiendo velocidad de crucero, aunque la segunda vuelta fue algo más lenta. Ya en la tercera, mi amiga apretó de lo lindo y la hicimos a buen ritmo. Llegamos a meta con un tiempo, según el cronómetro, de 28:44 y una distancia, según el GPS, de 6,2 km.

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A punto de finalizar la segunda vuelta

Después de la carrera la organización, bastante buena, por cierto, nos obsequió con unas ricas migas y un bote de refresco o agua. Pero lo mejor es que mi amiga no sólo consiguió quedar segunda en su categoría, sino que fue la primera de las locales, por lo que fue obsequiada con un buen jamón serrano.

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Pódium de las locales

Los deberes hechos

Hoy nos hemos juntado cuatro en Pradolongo, cosa rara. Pero aún así, nos hemos tomado el entrenamiento como un descanso activo más que otra cosa. Estábamos Joaquín, Emilio, Miguel y yo. Miguel venía, yo creo, a ver cómo estaba la cosa, que en cuatro días llega el gran duelo. Pero Joaquín no ha querido mostrar sus cartas. Decía que los deberes están hechos, que no hay que estudiar en el último momento para el examen.

Como siempre Emilio nos ha acompañado una vuelta y luego hemos seguido el trío, hasta llegar hasta la parte de abajo, que nos ha abandonado Joaquín y ya sólo hemos quedado mi tocayo y yo para terminar.

Hemos ido hablando, por supuesto, de la prueba del martes, ese gran duelo al sol en Villaverde y también de la posterior comilona que nos vamos a dar los pradolongueros por aquello de la llegada de la Navidad.

En total hicimos 10 km en un tiempo de 54:16 @ 5:25 min/km.

In crescendo

Según la wikipedia, crescendo (del italiano «creciendo») son términos que se utilizan en notación musical para indicar que se debe aumentar gradualmente la intensidad del sonido. Puede usarse también para cualquier actividad donde aumenta la intensidad. Por ejemplo, del ejercicio.

Hoy hemos hecho algo de eso. No era cuestión de darse mucha caña, que ya estamos a una semana, pero tampoco era cosa de ir de paseo, así que hemos aumentado el ritmo en el quinto kilómetro para tratar de alcanzar los 4:30 pero nos hemos quedado algo lejos, ya que salió a 4:38. Luego hemos aumentado el ritmo y hemos hecho el siguiente en 4:20. Y ya hemos seguido con la tontería. Otro apretón y el tercero en 4:13 y ya el último, a tope, en 4:02. Una bonita progresión.

Al final ha salido un entrenamiento entretenido, totalizando 10 km en un tiempo de 50:29 @ 5:03 min/km.

Satisfecho con los entrenamientos

La media de Villaverde no es sólo el duelo pradolonguero entre Joaquín y Miguel. Se trata también de mi objetivo de este último trimestre (o inclusdo del segundo semestre, me atrevería a decir) y debo decir que me encuentro satisfecho con los entrenamientos realizados hasta la fecha. El objetivo es hacer hora y media y tiene su dificultad, porque el recorrido de esta media no es sencillo. Primero porque gran parte es por el Parque Lineal, por caminos de tierra, que siempre se va más despacio, y giros bruscos que cortan mucho el ritmo. La segunda parte, por el barrio de Villaverde, tiene bastantes subidas y bajadas. Vamos, que vamos a tener que sudar la camiseta si queremos hacer ese tiempo. Y más va a tener que sudar mi tocayo si quiere sacar a Joaquín una minutada.

Hoy era la última tirada larga de cara a esta media. Si la semana pasada hicimos 18 km, hoy había que bajar un poco y decidimos hacer 17 km y, como siempre, la parte intermedia del entrenamiento tratando de mantener un ritmo de 4:30. Y la verdad es que nos salió bastante bien. Hicimos los tres kilómetros de calentamiento, luego 11 km a un ritmo de 4:28 min/km y los últimos tres kilómetros de enfriamiento. Se notaron los entrenamientos de semanas anteriores, ya que pude mantener con cierta decencia ese ritmo exigente durante los once kilómetros.

Fueron en total 17 km en un tiempo de 1:21:16 @ 4:47 min/km.

Hoy la báscula marcaba 68,2 kg rozando ya el hito de este segundo mes y todavía queda una semana para bajar más.

Sobre las Glide 7

El 21 de abril de este año estrené unas Adidas Supernova Glide 7. Cinco días después corrí la maratón de Madrid con estas zapatillas. Cero molestias. Ese fue su primer punto a favor. Y un punto muy importante.

Llevo con ellas unos 850 km y debo decir que son las mejores zapatillas que he tenido nunca… Al menos que yo recuerde. De hecho, las próximas que compre van a ser las mismas. Normalmente, cuando llevo tantos kilómetros ya empiezan las zapatillas a romperse por algún sitio, principalmente por la parte interna, pero éstas están aguantando como unas campeonas.

De todos modos, no sería la primera vez que me ocurre que compro un par y estoy totalmente convencido y luego compro otro y no son iguales. Espero que esta vez no sea así y pueda disfrutar al menos mil kilómetros con ellas.

Todavía con mis zapas viejas, hemos hecho el típico entrenamiento a umbral, que nos va a venir de perillas para la media. Cinco kilómetro tranquilos para poner las piernas a tono y luego cinco tratando de mantener 4:20. Han salido los kilómetros a 4:25, 4:20, 4:16, 4:17 y 4:24. A una media de 4:21, sólo un segundo por encima de lo previsto. Bastante bien.

En total han sido 10 km en un tiempo de 49:39 @ 4:58 min/km. Una media por debajo de cinco, algo extraño entre semana.

Cambiaron las temperaturas

Estamos gozando de un otoño bastante cálido, pero esta semana han bajado las temperaturas. Así que hoy ha sido día de estreno de la manga larga. Utilizo la técnica de coger la camiseta que está más abajo en el cajón y hoy ha tocado la que nos dieron en la media de Cantalejo, que es un poco llamativa. Y más llamativa ha quedado todavía después de venir de entrenar…

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Extraña sudada

Solemos tomarnos los martes con calma para hacer el jueves algo de calidad y hoy no ha sido una excepción. Una primera vuelta tranquila y una segunda, también. Así, he hecho 10 km en 54:45, un bonito tiempo capicúa.

Una barbaridad

Como todos los sábados, lo primero que hago es ir al servicio a soltar lastre y luego me subo a la báscula. Hoy marcaba 68,5 kg, cien gramos más que la semana pasada. Después de volver del entrenamiento, que ha sido durillo, he notado ciertas molestias en la tripa y he tenido que soltar lastre con urgencia. Por curiosidad me he vuelto a subir a la báscula y ahora marcaba 66,7 kg.

Es una diferencia de 1,8 kg que me parece una barbaridad después de un entrenamiento de 18 km. Puede ser un problema de que por el sudor me deshidrato o a que no había soltado suficiente lastre antes de salir.

Había quedado, una vez más, con Miguel a las 8:30 para ir al Parque Lineal a hacer un entrenamiento largo. Tres kilómetros de calentamiento hasta llegar al parque y una vez dentro, cuando el reloj pita ese tercer kilómetro, a tratar de mantener un ritmo de 4:30 durante doce kilómetros.

Acabábamos de empezar a ese ritmo de 4:30 cuando nos ha adelantado Roberto Álvarez, habitual del parque, que nos ha adelantado como si tal cosa. Si a nosotros ese ritmo de 4:30 nos parece exigente, para Roberto no debe ser ni de calentamiento.

Hacía buena temperatura para correr. Algo de fresco y sol. De hecho había bastante gente por el parque, sobre todo gente en bici y paseando. También gente corriendo, por supuesto.

Debe notarse los otros días que hemos hecho por aquí, porque mantuve más o menos decentemente el ritmo de 4:30 durante los 12 km. De hecho, hicimos esos 12 km en un tiempo de 53:42 @ 4:29 min/km.

Entre los tres kilómetros de calentamiento, los doce a ritmo controlado y los tres de enfriamiento totalizamos 18 km en un tiempo de 1:25:49 @ 4:46 min/km. Esta es la distancia más larga que voy a hacer de cara a la media de Villaverde.

Relajar los pies

Llevo últimamente con molestias en el tendón de aquiles de la pierna izquierda. Hoy iba observando que quizás llevo los pies demasiado tensos dentro de las zapatillas y que debería llevarlos más relajados. Creo que al llevar los pies tensos provoca que la amortiguación no sea adecuada y eso se transmite a los tendones de aquiles y a las rodillas. Lo digo sin conocimiento de causa, sólo por las sensaciones que tengo.

También es cierto que últimamente llego muy apurado de tiempo a casa y salgo a entrenar sin estirar y eso también se nota, que tengo comprobado que esos estiramientos de los gemelos me viene fenomenal.

Después de la primera vuelta a ritmo tranquilo, hemos apretado en la segunda para tratar de hacer cinco kilómetros a ritmo umbral, sobre 4:20. Y nos han salido bastante bien, porque algunas veces el primer kilómetro cuesta, ya que si se hace el quinto a 5:48, hay que hacer el siguiente minuto y medio más rápido.

Salieron los cinco kilómetros a umbral a 4:21, 4:19, 4:20, 4:17 y 4:20 a una media de 4:19. Cumpliendo el objetivo perfectamente, dando por recuperadas las piernas de la carrera del domingo.

Entre la primera vuelta de calentamiento y la segunda a umbral, hice 10 km en 51:07 @ 5:06 min/km

Muy feliz

Hoy Joaquín estaba muy feliz, exultante diría yo. La carrera del domingo, en la que bajó de cuarenta minutos tiene la culpa. Resulta que no bajaba de esa barrera de los cuarenta desde hace la friolera de 17 años. No me extraña que estuviera así.

Joaquín es un atleta al que da gusto verle correr. Lleva un montón de años corriendo, unos veinticinco, y ahí sigue el tío al pie del cañón. Me cuenta que empezó con dos hermanos suyos y éstos consiguieron mejores marcas, pero Joaquín los ha superado a ambos, porque de nada sirve correr muy deprisa si luego lo dejas.

Fuimos también relajados durante el recorrido, Joaquín además iba prácticamente levitando, y completamos 10 km en un tiempo de 57:08 @ 5:42 min/km.

En la entrada de la carrera no quise poner nada del peso, así que lo pongo hoy. El domingo, antes de salir de casa hacia la salida, marcaba la báscula 68,4 kg, lo que indica que la cosa va bien, ya que quedan dos semanas y sólo trescientos gramos para cumplir el segundo hito del reto.

VI Pachanga de las aficiones

Tras mi segunda participación en esta carrera pensé que sería la última; sin embargo, hoy he corrido esta prueba por cuarta vez. El año pasado participé porque me encontraba muy bien y quería ver hasta donde podía llegar. Y este año he participado para acompañar a Joaquín, que quería bajar de cuarenta minutos.

Tenía plena confianza en que pudiera cumplir su objetivo, aunque él se mostraba algo escéptico porque decía que llevaba muchos años sin bajar de esa mítica barrera. De hecho, estaba casi seguro de que él lo iba a hacer, lo que no tenía nada claro es si yo podría.

El año pasado descubrimos que la manera más rápida de llegar hasta la salida es utilizando el cercanías, así que este año decidimos hacer los mismo, aunque esta vez quedamos en la estación 12 de octubre. A las 7:30 habíamos quedado, pero como siempre que vamos a alguna carrera mi amiga y yo llegamos tarde unos cinco minutos. Y tuvimos suerte, porque cuando llegamos al andén, el tren ya había cerrado las puertas, pero al ver que nos quedábamos solos en el andén, decidió abrir las puertas de nuevo y pudimos entrar.

En algo menos de media hora estábamos en Nuevos Ministerios y diez minutos más tarde junto a los camiones donde se dejaba la ropa. Allí nos encontramos con unos cuantos pradolongueros y nos hicimos una bonita foto de recuerdo.

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Equipo pradolonguero casi con completa uniformidad

Entre quitarnos la ropa y hacernos la foto, se fue haciendo una cola enorme para dejar las pertenencias. Igual que el año anterior, la entrega era algo tediosa, ya que había que meter las pertenencias en una bolsa de basura, poner en ésta una pulsera de papel resistente y daban otra pulsera con el mismo número en la muñeca de cada corredor, mientras otro enhebraba cada bolsa a una cuerda. Total para que a la hora de recoger la bolsa tardaran lo suyo.

Estuvimos calentando en la calle San Juan de la Salle un buen rato y estirando también y cuando faltaban diez minutos hicimos el viejo truco de ponernos lo más cerca posible de la salida metiéndonos por un hueco que había en una valla.

El tiempo pasaba lentamente mientras esperábamos y en un momento dado, ya pasadas las nueve de la mañana se empezó a oír la cuenta atrás. Cuando llegó a cero empezamos a correr como es menester, pero no llevábamos ni veinte metros cuando tuvimos que parar porque nos dimos cuenta que el coche que abría la carrera estaba parado. ¡¡¡Salida nula en un diez mil!!!

Ahora empezaba la ardua tarea de que todo el pelotón retrocediese para poder ubicar a todo el mundo que ya había pasado la línea de salida. Así que allí estuvimos unos cuantos minutos empujando a los corredores. Al final dieron la salida y más de uno estaba adelantado de esa línea.

El primer kilómetro es casi todo cuesta arriba y el pelotón es muy numeroso, así que es fácil que se vayan escapando segundos. En nuestro caso, la referencia es cuatro minutos por kilómetro, así que todo lo que pase por encima hay que recuperarlo. Ese primer kilómetro lo hicimos en 4:19 algo más lento de lo previsto, por lo que ya teníamos casi veinte segundos que recuperar.

Los dos siguientes kilómetros los hicimos en 3:51 cada uno, por lo que ya estábamos casi «empate» a cuatro. En esos primeros kilómetros me llamó la atención una chica que parecía iba corriendo a sprint y lanzaba unos suspiros que parecía que le iban dando puñaladas. Daba casi miedo escucharla.

El cuarto kilómetro se nos fue a 3:57 y ahí me di cuenta de que era muy probable que hiciésemos el tiempo previsto, pero que la cosa iba a andar justa. Y tanto, porque en el quinto también hicimos 3:57 y aunque ya llevásemos unos segundillos ganados al crono, para poder cumplirlo no había que flaquear en ninguno y apretar en los dos últimos en los tramos más favorables.

El kilómetro seis está justo enfrente del Congreso, en la Carrera de San Jerónimo y aunque es cuesta arriba, se compensa un poco con la bajada hasta Neptuno. Ahí se nos fue a 4:01, pero la cosa marchaba. Es el siguiente kilómetro el más complicado porque se sigue subiendo la Carrera de San Jerónimo, se llega a un llano hasta Sol y luego sigue el perfil ascendente hasta la Plaza de San Miguel. Antes de llegar a esa plaza está el kilómetro siete y ahí el cronómetro marcó 4:11.

Habíamos pasado el tramo más complicado y aunque llevábamos unos cuantos segundos perdidos, ya sí tenía claro que bajábamos, porque nos quedaba una pequeña bajada hasta Bailén, luego un tramo más o menos llano hasta la Puerta de Toledo y luego una buena bajada para recuperar esos segundos. Hicimos el octavo kilómetro en 3:54 y el siguiente, ya bajando Pontones, por el tramo más favorable se nos fue el noveno a 3:46. Fue en ese punto donde Joaquín puso pies en polvorosa. El metro que le había concedido de cortesía empezó a alargarse y me resultaba imposible acercarme a su espalda. No era capaz de alargar la zancada lo suficiente o mover las piernas más deprisa.

A falta de quinientos metros, la carrera se mete por Alejandro Dumas en vez de seguir por Paseo de Melancólicos, que es el camino más rápido para llegar al Vicente Calderón. Si no has corrido nunca la prueba, puede ser algo desconcertante, pero ya conocía este desvío con su «guinda» final. Y es que al final de Alejandro Dumas hay una bonita cuesta que si vas al límite se te puede hacer dura. Y eso le pasó a Joaquín, porque fue en este punto donde conseguí de nuevo llegar a su altura; sin embargo, en la posterior bajada se me fue un poco y llegó a meta un segundo antes que yo con la satisfacción de haber bajado de los cuarenta minutos.

Llegué a meta con un tiempo bruto oficial de 39:51 (por 39:50 de Joaquín) aunque ambos hicimos un tiempo neto idéntico de 39:46 ya que él salió un poco antes que yo.

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Tiempos por kilómetro