Con la lluvia cambia la rutina

Cuando salgo a correr trato de estirar un poco antes de salir, cosa que últimamente no hago. Luego corro, llego a casa y hago los estiramientos y luego me ducho. El problema de la lluvia es que te puedes quedar frío después de correr, así que cuando llego a casa no me pongo a estirar, voy directamente a la ducha y luego me estiro. Imagino que no es lo más recomendable, pero mejor estirar mal que enfermar.

Por aquello de la lluvia llegué a casa sobre las 18:40. Merendé frugalmente e hice mis necesidades. Cuando quise salir de casa al punto de encuentro eran las 19:05 por lo que no me extrañó no encontrar a nadie en dicho punto. Me los encontré cuando llevaban aproximadamente kilómetro y medio. Iban Joaquín, Miguel, Jesús y Emilio R.

Al acabar esa primera vuelta íbamos Joaquín y yo por delante y aceleramos un poco para hacer la gracia a Miguel y que le costara cogernos, pero cuando miramos hacia atrás vimos que no venía, lo que no extrañó. Luego nos cruzamos por la zona de los perros y vino con nosotros un rato, pero se fue a casa porque decía que le dolía el gemelo. La verdad es que yo también lo notaba algo tirante. Es claro que la media maratón de Latina es dura y puede dejar secuelas. Estuve pensando en irme también para casa cuando se fue mi tocayo, pero aunque me molestaba el gemelo no me pareció excesivo.

Hizo un día un poco feo para correr porque llovía y lo peor es que hacía frío. De hecho, cuando me duché la mano izquierda se me puso de un rojo preocupante.

Hice un poco más de 9 km en un tiempo 52:09 @ 5:44. Una buena jornada de recuperación… Aunque pasada por agua.

XIII Media maratón de Latina

Era mi segunda participación en esta carrera y recordaba que era dura, pero la primera vez me lo tomé con calma y no sabía lo realmente dura que es. Hoy mis piernas son testigo, pero queda compensada con lo atractivo de su recorrido y la excelente organización. No hablo gratuitamente, he aquí el perfil de la carrera obtenido de Strava.


Perfil de la Media de Latina

Habíamos quedado tres pradolongueros en el punto de encuentro a las ocho de la mañana para estar con tiempo y no sufrir agobios ni para aparcar ni para retirar el dorsal. Y así fue, antes de las ocho y cuarto estábamos dejando el coche en el aparcamiento del centro comercial de Aluche, muy cerca de la estación de metro.

Joaquín, que debió levantarse pesimista, no hacía más que protestar, que si hace mucho frío, que si lo voy a hacer fatal, que lo que corría yo cuando era joven, que si aquella vez en Béjar, que si me va a adelantar este o aquel, que si va a haber minutada… Nada, el tío se había levantado con pocas ganas, con poca confianza y muchas dudas.

Recogimos el dorsal en un periquete y yo huí urgente al servicio. Cuando salí aún quedaba mucho tiempo para las nueve y media así que decidimos buscar un bar para tomar un café. Encontramos uno en la Avenida del General Fanjul y allí estuvimos un rato haciendo tiempo y metiendo cafeína para el cuerpo. La idea de ir a tomar café fue más por no oír al speaker que por otra cosa porque lo de este hombre es de traca, se pone a hablar por el micro de forma atronadora y no para ni para coger aire. Algo tremendo.

Cuando faltaban unos veinte minutos nos hicimos una bonita foto los tres pradolongueros que vinimos juntos porque había alguno por allí pero no nos encontramos.


Muy contentos antes del comienzo

Dejamos nuestras pertenencias en el guardarropa y nos pusimos a calentar hasta que faltaron cinco minutos que nos pusimos en el pelotón dispuestos a comenzar una media maratón que tanto a Joaquín como a mí nos resultaba extraña, ya que llevábamos sin correr 21 km desde la de Coslada casi dos años antes.

De los tres que fuimos enseguida Miguel puso pies en polvorosa y Joaquín no le iba a la zaga. Me costó trabajo ponerme a la altura de Joaquín y cuando lo hice vimos que era una temeridad seguir el ritmo de Miguel, por lo que nos acoplamos a uno más llevadero para tratar de llegar a la meta en buenas condiciones.

Mi idea era hacer 1h32 aproximadamente y eso implicaba llevar un ritmo de 4:20 más o menos, por lo que había que ir algo más deprisa de ese ritmo en los tramos más favorables para tratar de compensar los kilómetros cuesta arriba. Y efectivamente, los primeros kilómetros fueron los más rápidos ya que hicimos el primer tercio de carrera en 30:01, por debajo de esos 4:20 fijados. Y eso que en ese primer tercio ya nos obsequiaron con alguna cuestecilla.

Sobre el kilómetro ocho nos adelantó la chica que al final fue tercera y fuimos casi todo el tiempo cerca de ella. En ese punto iba cuarta, pero la tercera estaba ahí mismo. La animamos para que la alcanzara, pero nos dijo su acompañante que no la agobiáramos. La chica subía las cuestas que daba gusto verla, ya que era muy ligera. En cada subida nos sacaba un tanto que luego recuperábamos bajando.

La primera cuesta de verdad está en la calle Carlina cuando ya se llevan recorridos 8,5 km. Es una cuesta no muy larga, pero de una pendiente considerable. Ahí vi que Joaquín no iba fino del todo, que le costaban las subidas. Esa cuesta empalma con la que lleva al metro de Batán y sumando ambas es prácticamente un kilómetro cuesta arriba, que se deja notar en las piernas. Fue allí donde tuve que tirar por primera vez del freno de mano para no dejar atrás a mi compañero.

Una vez dejado atrás el metro de Batán viene un tramo favorable hasta el Lago de la Casa de Campo. Son tres kilómetros favorables donde fuimos de nuevo recortando segundos a ese ritmo de 4:20 fijado. Lo malo es que desde el Lago hasta el final de la carrera es todo hacia arriba aunque con algún tramo corto a favor.

En el Lago, en vez de rodearlo ajustándose al perímetro se coge una cuesta que lleva a las pistas de tenis, es la segunda cuesta interesante de la jornada porque es bastante larga aunque tendida. En las pistas de tenis vimos a Emilio que nos animó fervientemente. ¡Gracias Emilio!

Poco después se baja lo subido para llegar al Paseo de María Teresa y ya en ligera pendiente alcanzar el cruce donde pudimos ver a los que iban más rezagados que nosotros. En ese cruce se llega al Paseo de los Plátanos y la pendiente sigue muy leve pero para arriba. Íbamos sobre el kilómetro 14 ó 15 y el crono ya iba marcando ritmos por encima de 4:30 y notaba las piernas bastante cansadas. Me dio por pensar cómo las llevaría el día de la maratón de Madrid cuando por estos mismos parajes ya llevase en la «mochila» 27 kilómetros. Enseguida traté de pensar en otra cosa porque se me saltaban las lágrimas.

El Paseo de los Plátanos se convierte en la Carretera de Rodajos, la que lleva a la entrada de la Casa de Campo por Prado del Rey. Pasando el desvió del zoo el camino se inclina algo más y fue por ese punto donde nos cruzamos con Miguel que iba a buen ritmo quizás ayudado a que él iba bajando. Lo cierto es que eso nos animó porque pensábamos que nos llevaba más ventaja. Por otro lado, cuando ya hicimos el giro de 180 grados y nosotros bajábamos, vimos a Antonio que subía y no nos extrañó mucho que anduviese cerca aunque nos había dicho en la salida que iba a hacer 1h40… Cosa que nadie creyó porque el tío anda fino, fino.

A la altura del zoo seguíamos detrás de la chica que nos adelantó en el kilómetro ocho. Ahora iba la tercera porque la que iba segunda había pinchado kilómetros antes y había sido adelantada por dos. En el zoo hay una pequeña cuesta en curva que va rodeando el aparcamiento del recinto y allí vimos que de nuevo la chica se nos iba. Joaquín dijo que había que tratar de no perder la estela de ese grupo donde además de la chica iban dos o tres más. Aceleró y me sorprendió que pudiese hacerlo cuesta arriba porque había demostrado debilidad en las otras… Pero fue un espejismo visto lo que sucedió metros más adelante.

Después de esa breve cuesta empieza otra que lleva desde el zoo a la boca de metro Casa de Campo. Esa cuesta ha sido bautizada como Cuesta Aisa en honor de Alberto Aisa Ortiz, que fue organizador de la prueba en sus comienzos. A la organización se le ocurrió la idea de cronometrar los tiempos para entregar un regalo al hombre y mujer más rápidos en subir dicha cuesta. He leído en Twitter que cuando una cuesta tiene nombre propio, malo. Y no le falta razón.


Coronando la Cuesta Aisa. Foto cortesía de Evedeport

Allí mi compañero hizo aguas y la chica se nos fue yendo metro a metro. No me extraña, porque ella subió muy bien, de hecho fue la ganadora en esa prueba cronometrada. Cuando coroné esa cuesta, ya cerca del 18, esperé que llegase Joaquín y nos lanzamos cuesta abajo por la Calle los Yébenes lo más rápido que pudimos, que tampoco fue nada del otro mundo.

Al acabar ese tramo favorable se gira a la derecha y empieza a subir por la calle Valmojado, dejando a mano derecha el Parque de Aluche. Esa subida casi imperceptible se deja notar porque son ya casi veinte kilómetros en las piernas. Vimos que ya era imposible acercarnos a la tercera clasificada porque la distancia era considerable, pero no íbamos mal del todo, algo de fuerzas nos quedaba.

Pasando por debajo de las vías del metro, aproximadamente en el punto kilométrico 20 nos adelantó Antonio, el de la hora cuarenta, y nos animó a que nos pusiéramos a su ritmo, pero eso era harto difícil porque él iba bastante más rápido que nosotros y Joaquín, con buen criterio, dijo que si aumentásemos el ritmo se nos iba a hacer un último kilómetro muy duro.

Poco después de las vías se llega al centro comercial y al pasar éste el terreno ya deja de subir y es prácticamente llano hasta la línea de meta. Tratamos de aumentar un poco el ritmo y juntos y hermanados llegamos a la meta con un tiempo oficial de 1:33:47 bastante contentos con el resultado teniendo en cuenta que llevábamos casi dos años sin correr una media maratón y no sabíamos cómo iban a responder las piernas.

Una vez traspasada la línea de meta nos obsequiaron con una buena bolsa del corredor con la característica camiseta sin mangas, esta vez de color amarillo. La recogida de la bolsa del guardarropa fue rápida y el rato que estuvimos sobre el césped seco del estadio de atletismo fue muy agradable ya que había aumentado la temperatura y lucía el sol. Allí estuvimos comentando la jugada y fue donde vimos a Quique, pradolonguero de pro, que nos contó que había hecho un tiempo de 1h24 y con el menisco roto. Miguel hizo 1h30 y nosotros 1h33. El otro pradolonguero que también participó hizo 1h38. Así que todos contentos.

En solitario y de día

Hoy he salido antes a entrenar por razones que tienen que ver con la foto.


La sirenita atlética

La idea era salir a las seis, pero he salido diez minutos después y aunque me ha tocado ir solo, al menos había luz diurna. He dado una primera vuelta a buen ritmo, para luego apretar en la segunda vuelta y que no hubiese excesiva diferencia de ritmo entre unos kilómetros y otros. La idea era ponerme a 4:20 para ver si ese ritmo iba a ser sostenible el próximo domingo en la media de Latina.

Y me ha costado bastante, de hecho ha habido un kilómetro que he hecho bien a 4:20 y los otros tres se me han ido un poco: 4:23, 4:26 y 4:27. Mal asunto, me parece que tendré que ir el domingo algo más tranquilo. De todos modos, veremos, que en competición siempre se va más deprisa sin querer.

Hice 9,6 km en un tiempo de 47:52 a un buen ritmo de 4:57 min/km.

Hay que ser cerdo

Hay que ser cerdo para hacer lo que hice. Resulta que una amiga me preguntó si iba a salir a entrenar. Como sí iba a salir, dijo de venirse con nosotros. Es por esto que llegamos más tarde de las siete al punto de encuentro y los compañeros ya habían salido.

Antes de llegar al primer kilómetro nos encontramos con los compañeros y mi amiga se puso de animada charla con uno de ellos y fueron aumentando el ritmo sin querer. Yo me fui quedando atrás con Joaquín y con Emilio R y veía que se iban alejando cada vez más.

Cuando acabamos la primera vuelta, ya nos sacaban un buen trecho por lo que Joaquín y yo tuvimos que ponernos a buen ritmo para alcanzarlos. Y fue ahí cuando me porté como un cerdo ya que cuando adelantamos a los dos dejé tirada a mi amiga. Menos mal que Miguel es mejor persona que yo y decidió no dejarla abandonada y continuó con ella. Sí, lo sé, soy un cerdo.

Hice cuatro kilómetros a buen ritmo. El primero a 4:50, luego a 4:43, 4:29 y 4:31. No estuvo mal el entreno si no tenemos en cuenta que dejé tirada a la chica. Fueron en total 9,7 km en un tiempo de 50:32 @ 5:10 min/km.

De vuelta del frío

Ayer volví de Copenhague y supuestamente volví de un sitio que hacía muuuucho frío, muuuucho frío, pero cuando he salido esta mañana a las nueve no sabría decir si tenía más frío aquí en Madrid que en la gélida Dinamarca.

Me acosté tarde porque el avión llegó tarde por lo que me costó trabajo levantarme cuando sonó el despertador a las 8:30, pero la conciencia de haberme pasado con la comida durante estos días en tierras danesas pudo más y me levanté. Aún así, para no variar, llegué tarde a la calle Maíz, el punto de encuentro ya que sólo Miguel había dicho que bajaba. Allí estaba el hombre esperando.

Pusimos en marcha el cronómetro allí mismo ya que el Garmin tuvo a bien sincronizarse pronto y fuimos al río, al Parque Lineal, a recorrer el circuito completo hasta el final. No fuimos a mal ritmo, excepto al final que la chica que venía con nosotros decía que ya iba algo cansada y aflojamos un poco.

Hicimos 16,5 km en 1:29:54 @ 5:27 min/km. Un ritmo no muy exigente pero que no está mal para una tirada larga.

Corriendo por Copenhague

Sabíamos que el parque Frederiksberg era un sitio bastante bonito y ya que estábamos en Copenhague decidimos salir a correr por ese parque y la verdad es que ha merecido la pena ya que el sitio es precioso. Además tuvimos la suerte de ir cuando aún la nieve lo cubría y eso lo hacía aún más atractivo.

No fue un entrenamiento muy serio. Cada dos por tres estuvimos parando para hacer unas fotos porque realmente merecía la pena hacerlo. Allí encontramos algo que no habíamos visto aún en Copenhague: una cuesta. Efectivamente, el palacio de Frederiksberg está en una pequeña loma, junto al zoo.


Corriendo por la nieve de Frederiksberg

Es un parque bonito y curioso. Se puede encontrar además del palacio un cabaña, un kiosco y un puente chino, un templo dedicado al dios Apis -no sé si romano o griego-, abundantes canales y lagos y un montón de enormes árboles. También había bastantes aves por todos sitios. Pero una de las cosas más sorprendentes es un árbol donde los habitantes de Copenhague cuelgan los chupetes de los niños que dejan de utilizarlos.

Nos dimos un par de vueltas por el parque disfrutando de pisar la nieve y maravillados del paisaje que se nos ofrecía, parando de vez en cuando a tirar algunas fotos, que el sitio merecía la pena. No fue un entrenamiento muy en serio, pero al menos sirvió para mover un poco las piernas.

Entre la ida y la vuelta al parque y el par de vueltas que nos dimos por allí totalizamos 8,38 km en un tiempo de 46:37 @ 5:34 min/km.

0x34

Cuando cumple uno una edad va buscando forma de quitarse años y una vez un compañero me comentó que una buena jugada era utilizar notación hexadecimal. Así que debo decir que ayer cumplí 0x34 años que es lo mismo que decir que cumplí …


Unos churritos para celebrar el cumple

Quedamos a las siete menos cuarto para correr, lo que me vino fenomenal para acabar antes y preparar las maletas, que al día siguiente salía para Copenhague. Joaquín dijo que no podía bajar, así que solo estuvimos Emilio, Miguel y yo. Hicimos un entrenamiento a un ritmo tranquilo la primera vuelta y luego en la segunda apretamos un poco Miguel y yo, pero yendo a ritmos cercanos a cinco, sin pasarnos. El GPS hizo de las suyas y llevaba casi un kilómetro cuando cogió los satélites. No hay quien entienda a estos cacharros, una veces están preparados enseguida y otras tardan lo suyo.

Así que fueron las dos vueltas típicas a Pradolongo, que son 9,6 km pero el GPS sólo registró 8,7 km en 45:55 @ 5:16 min/km. Un entrenamiento tranquilo pero sin dormirnos.

No gano para ampollas

Fui el miércoles a mi fisio preferida, Josefa, por el tema del lumbago y el jueves probé y pareció que la cosa no estaba mal, pero hoy era una prueba de verdad ya que iba a meter más kilómetros y algo más rápidos que el otro día.

Habíamos quedado en el punto de encuentro a las 9:30 para salir a correr y nos juntamos un grupo bastante numeroso, nada menos que ocho, entre los cuales dos chicas.

Bajamos hasta el Parque Lineal como solemos hacer los sábados y al poco de entrar en el parque los más rápidos empezaron a zumbar de los lindo y se fueron, de tal modo que el grupo se dividió en dos mitades. Yo me quedé en el grupo de los rezagados junto a las dos chicas y Emilio R. Pero pronto Emilio desapareció por detrás, así que nos quedamos las dos chicas y yo solos en un grupo, aunque luego se nos juntó mi tocayo cuando los otros se pusieron realmente “violentos”.

Cuando llegamos al parque de Pradolongo llevábamos algo más de 16 kilómetros y por el parque añadimos un poco más hasta completar un entrenamiento de 18 km que no estuvo mal, hay que ir metiendo kilómetros que la media de Latina está ahí mismo. Lo dicho, fueron 18 km en un tiempo de 1:33:59 @ 5:13 min/km.

Después de correr me di cuenta que me hice una ampolla bárbara en el pie izquierdo, justo donde empieza el cordón de la zapatilla. Miré con detenimiento y vi que estaba ligeramente doblado, así que quité los cordones y los coloqué con mucho cuidado para que no se produjese esa pequeña doblez y volviera a hacerme daño. El caso es que entre esta ampolla y la que sufrí en la planta del pie en el cross de Leganés, estoy que no gano para ampollas. Estas zapatillas Kalenji Kiprun LD están saliendo peor de lo que pensaba en un principio.


Bonita ampolla de color rojo

Antes de salir de casa me subí a la báscula y marcaba 69,6 kg lo que me dio muy mal rollo después de haberme quedado la semana pasada en los 69 pelaos.

Treinta y cinco años ya

El pasado martes, hace dos días, nuestro querido parque de Pradolongo cumplió nada menos que 35 años desde que fue inagurado el 6 de febrero de 1983. Como reza el monolito que se puede ver a la entrada del parque, entrando por la calle Rafaela Ybarra esquina Ricardo Beltrán y Rozpide, justo al lado de nuestro punto de encuentro.


Foto obtenida del Twitter de Pradolongo Se Mueve @PradolongoSM

Según cuenta el diario del País en este artículo de su edición del 7 de febrero de hacer treinta y cinco años:

El distrito de Villaverde cuenta oficialmente desde ayer con 11.200 metros cuadrados más de zonas verdes, correspondientes a la primera fase del parque de Pradolongo, situado frente al polideportivo municipal de Orcasitas. La fase inaugurada por el alcalde Enrique Tierno, en un acto semielectoral, ha sido realizada en los últimos ocho meses, con un coste de 130 millones de pesetas, y será continuada en el momento en que la Gerencia Municipal de Urbanismo termine de expropiar los 74.800 metros cuadrados previstos, que harán del nuevo parque el cuarto en extensión de todo Madrid, por detrás de la Casa de Campo, el parque del Retiro y el parque del Oeste.

Desde primeras horas de la mañana los vecinos del barrio de Villaverde comenzaron a acercarse al nuevo parque con objeto de adornarlo, ver al grupo de animación Bululu, escuchar a la charanga Carracuca y, sobre todo, darse una vuelta por las 11.2 hectáreas de terreno abierto a la calle Rafaela Ibarra y a la carretera de Carabanchel-Andalucía. Como consecuencia de la gran afluencia registrada, -había unas 5.000 personas-, el aparcamiento construido junto al parque, en la calle Rafaela Ibarra, quedó saturado, y el alcalde Enrique Tierno tuvo que estrechar, a su llegada, cientos de manos antes de poder acceder al puentecillo donde cortó una tela de gasa blanca a modo de acto inaugural. El parque así estrenado se compone por el momento de una serie de plazas circulares, unidas por sendas que delimitan espacios en donde se han plantados olmos, plátanos y árboles de hoja caduca. Alrededor de estos árboles se han colocado bancos y mesas ya que las zonas así tratadas se han concebido como abiertas al público, a diferencia de la zona perimetral cubierta de césped y arbolada con pinos y cedros.

Acabo de darme cuenta al pegar esta información que en 1983 la zona donde está el parque pertenecía al distrito de Villaverde; sin embargo, ahora pertenece al distrito de Usera ya que en 1987 hubo una reestructuración municipal y surgió este distrito de terrenos pertenecientes a Villaverde y Carabanchel.

Cuento esto porque el entrenamiento de hoy ha tenido poca historia, ya que ha sido uno de los más lentos que he hecho desde que tengo uso de razón. La verdad es que se trataba principalmente de probar cómo andaba la lumbalgia después de haber pasado ayer por las manos de Josefa y la prueba ha sido positiva. Espero que haciendo los estiramientos que me ha mandado me quite el dolor de una vez por todas, aunque no tengo claro si se me pasará si sigo corriendo.

Hice los 9,6 km en un tiempo de 55:24 @ 5:45 min/km. Una media realmente pobre.

Objetivo zancada corta

Llevo desde el entrenamiento del sábado con lumbalgia o algo similar. Porque si bien al principio sí me dolía toda la zona lumbar, se me ha ido quedando el dolor sólo en la pierna izquierda y un poco más abajo.

No tenía muy claro si salir a entrenar por el dolor y además el frío tampoco ayudaba, pero quería probar si con esa molestia podía correr más o menos decentemente.

He pensado que quizás dando zancadas más cortas me dolería menos porque creo que hay un impacto menos violento, ayudado también porque el terreno estaba muy blandito y eso amortigua más todavía el impacto.

Como tengo costumbre de alargar la zancada, sobre todo cuando acelero, tenía que ir todo el rato pensando en acortar la zancada. Era, por tanto, como un mantra: tengo que acortar la zancada, tengo que acortar la zancada, … Así me he pasado casi todo el entrenamiento.

La cosa no ha ido mal hasta los últimos tres kilómetros que mis compañeros han acelerado un poco y me costaba no alargar la zancada y aumentar la cadencia. Ahí lo he pasado un poco mal, pero es lo que hay que entrenar.

Han sido en total 9,7 km en 50:19 @ 5:11 min/km. No ha sido un entrenamiento feroz, pero no hemos ido de paseo ni al comienzo. Y el dolor ha sido mínimo, que es lo más importante.

Por cierto, no sé si lo he dicho, pero hacía un frío de narices. Nevó en Madrid el lunes y todavía se notaba el frío. Además venía un viento de este a oeste que congelaba hasta las ideas. Llamaba la atención porque siempre el viento viene de oeste a este. Debe ser por eso por lo que era tan frío.