Nos libramos por los pelos

Ayer estuvo prácticamente todo el día nevando y cayendo aguanieve. Sin embargo, minutos antes de la siete de la tarde, dejó el cielo de soltar agua y pudimos realizar el entrenamiento sin mojarnos ni una gota. El hecho de que hiciese un día tan malo retrajo a unos cuantos y sólo cuatro nos dimos cita en la entrada del parque Pradolongo: los dos emilios, Quique y un servidor.

Viendo que el parque estaba impracticable por el barro decidimos partir por el carril bici hacia Aluche, repitiendo el entrenamiento del 22 de diciembre. Hoy iba a probar cuanto de exacta es la calibración que hice del cronómetro y parece que está más o menos bien. Si con el openrunner.com obtuve una distancia de algo más de 5,3 km, hoy con el cronómetro eran 5,4. Hay que tener en cuenta que en los semáforos en rojo no nos quedábamos parados y dábamos algunas vueltecillas, por lo que no es raro que salgan más metros.

Iba perfectamente pertrechado contra el frío con guantes, gorra, sudadera, camiseta de manga larga y malla larga; pero al final me sobraba la gorra, los guantes y la sudadera. Y eso que hacía frío, pero corriendo ni se notaba.

El carril bici tenía algún que otro charco, pero si te fijabas bien podías correr sin llegar a empaparte los pies. Lo que sí estaba realmente precioso era el parque de las cruces, donde la nieve había cuajado. Se veía una preciosa estampa de colores blancos y verdes. Lástima de no haber tenido una cámara para captarlo.

Según el cronómetro, que se supone perfectamente calibrado, he realizado 11,3 km entre subir a Aluche, bajar hasta el parque y terminar en casa, en un tiempo de 1h01. El tiempo se ha ido un poco de madre porque en la subida hemos cogido un montón de semáforos en rojo. Eso no pasa en el parque…

Roscón de Reyes

Es indudable que las fechas navideñas son una sucesión de comer y beber. Yo hasta ahora había aguantado más o menos bien, pero con el roscón no he podido. Me he comido buenos trozos de roscón aderezados con chocolate. Creo que la progresión descendente que llevaba mi peso va a tener un punto de inflexión. Aunque espero, a partir de hoy mismo, volver a controlar la comida.

Hoy por la mañana he salido con Ninfa y hemos dado las dos vueltas típicas, a un ritmo por encima de los cinco minutos, que ahora mantengo con bastante comodidad, haciendo pequeños cambios de ritmo en las subidas. Mañana habrá que pisar un poco más el acelerador.

Después de las dos vueltas en Pradolongo, he estado en la pista del polideportivo de Orcasitas para calibrar de una vez por todas el cronómetro. Si la pista tiene los 400 metros reglamentarios, el cronómetro está ahora perfectamente calibrado. Veremos, porque me parece que depende de la zancada así mide más o menos.

Para rematar la faena

Lo que he hecho esta semana no lo había hecho nunca y no sé si lo volveré a repetir. Y es que excepto el martes, todos los demás días he salido a correr. Bien entrenando, bien participando en una carrera (la S. S. Vicalvareña). Lo cierto es que como no me he machacado demasiado, no me he encontrado cansado al día siguiente como para no apetecerme correr. Ahora ya se han acabado las vacaciones y volveré a la rutina habitual.

Hoy he ido con Emilio a la Casa de Campo con la idea de forzar un poquitín la máquina. Y vaya si me he tenido que esforzar, aunque en ningún momento he querido ponerme a tope, que sólo era un entrenamiento… En total han sido unos 17,7 km en 1:26:43 a una media de 4:54/km. Buen entrenamiento de distancia larga. Por cierto que mi cronómetro ha marcado 18,55 km, 800 metros más. Necesita ser calibrado ya.

En el Cagigal he sacado el carnet anual para poder utilizar el vestuario. Cuesta la nada despreciable cantidad de 50,05 €. Espero amortizar la inversión.

Hoy es noticia

Hoy es noticia que no haya llovido. Desde que el día 21 de diciembre se puso a llover, creo que es el primer día que las nubes no descargan agua sobre nuestras cabezas. Es cierto que el agua es muy necesario y yo me alegro que llueva, pero ya resultaba algo cansino.

Sin peligro de que el líquido elemento volviera a surgir, he desayunado tranquilamente, he esperado un par de horitas y he salido a correr un par de vueltas a Pradolongo a un ritmo tranquilo. En la segunda vuelta me he parado a hablar con Pepe y Norberto y no he completado los cinco kilómetros. En total unos 9,5 km en 54:47, sin castigarme demasiado que mañana quiero ir a la Casa de Campo y ya se encargarán los compañeros del GGG en machacarme de lo lindo.

Por cierto que el nuevo cronómetro que me trajo Papá Noel no funciona como debiera. Ahora con el cambio de zapatillas marca menos de lo real, bien es cierto que ahora se acopla mejor a la zapatilla y no va inclinado como con las otras. Habrá que volver a calibrar el aparatito a ver si de una vez por todas calcula bien la distancia.

Hoy tocaba sesión de báscula. Iba algo temeroso a subirme al aparatito ya que entre la cena de Nochevieja y la comida de Año Nuevo me temía lo peor, pero me puedo dar por satisfecho ya que ha marcado el mismo peso que la semana pasada: 69,5 kg.

Año nuevo, zapatillas nuevas

Con mucho dolor de mi corazón he tirado las zapatillas con las que estaba corriendo y que me han resultado extraordinarias. Fueron un regalo que acepté a regañadientes porque otras que tuve salieron malísimas y, sin embargo, estas han sido todo lo contrario.

En la última visita al Dr. Urzanqui me recomendó que utilizara las plantillas pero con zapatillas neutras aunque yo soy de tendencia pronadora. Comentó que desde que han salido las zapatillas para pronadores, supinadores y demás fauna, hay más lesiones. Así que tirando del baúl de los recuerdos puse mis plantillas en las zapatillas Joma y desde entonces, todo ha sido mejorar. Que penita me ha dado cuando he tirado las zapatillas, pero es que ya no se sujetaban de rotas que estaban y ya me daba hasta vergüenza ponérmelas.


Joma Marathon 3000

Creo que estas zapatillas las he dado demasiada caña. Son zapatillas muy ligeras (de las que llaman voladoras) y no están recomendadas para entrenar. Quizás no sería mala idea hacerme con un par para las carreras, porque he acabado supercontento con ellas. Y no son muy caras, ya que se pueden conseguir entre 70 y 80 €.

Desde el 29 de octubre que empecé de nuevo con estas zapas, he recorrido 363 km, cuando lo recomendado para este tipo de zapatillas es de 300 km, por lo que no es raro que hayan acabado como han acabado. Y eso sin contar los kilómetros que hice con ellas preparando y corriendo los 100 km/24 horas.

Estaba en el pueblo el día de Año Nuevo y pensé que la mejor forma de empezar el año era corriendo, igual que había terminado. Así que me calcé mis nuevas zapas (Fila de 24 € del centro de oportunidades de El Corte Inglés) y me lancé por el camino del cementerio. Llevaba la camiseta que nos habían regalado en la San Silvestre Vicalvareña que es de manga corta y finita e iba pasando un frío de cuidado porque soplaba un viento endiablado. En la ida me congelé el lado derecho, a la vuelta, el izquierdo. No he acabado muy contento con las zapatillas, me rozaban el interior del pie derecho con cierta «insistencia». Espero que se arregle la cosa.

Según mi nuevo cronómetro han sido 9,57 km de recorrido en 54:48, pero dudo mucho que este cacharro mida correctamente. Siempre había pensado que este recorrido era de 10 km, pero aunque no sea así, desde luego no es tan corto.

XXX San Silvestre vicalvareña

Lo primero es desear un feliz año a todos.

Cumplida la formalidad, paso a relatar lo acontecido en la XXX edición de la San Silvestre vicalvareña.

Fuimos seis pradolongueros los que participamos en esta carrera: Quique, Miguel, Ninfa, los dos emilios y un servidor. Excepto Ninfa que ya estaba en Vicálvaro, el resto habíamos quedado a las diez y cuarto en el barrio para que Miguel nos acercara generosamente en su coche. Gracias Miguel.

Cuando salíamos hacia Vicálvaro estaba lloviendo a mares, pensábamos que nos iba a tocar nadar en vez de correr, sin embargo, fue amainando según nos acercábamos al lugar de la salida. De hecho, cuando aparcamos el coche, ya no caía ni una gota y aunque llovió tenuemente, la lluvia no molestó ni durante la carrera ni después, por lo que hizo un magnífico día para correr.

En el polideportivo de Vicálvaro nos encontramos con Ninfa, recogimos los dorsales con chip incorporado y nos hicimos la foto de rigor.

Luego estuve buscando a mis compañeros de MaraTI+D pero costó trabajo reunirnos los cuatro. Otra fotito y tuve que dejar la cámara a uno de los compañeros porque yo ya había dejado mi mochila en el ropero. Todo deprisa y corriendo porque el tiempo se nos echaba encima.

Con el tiempo justo, estuve calentando unos minutos y haciendo unos estiramientos y luego estuve buscando a Ninfa a la que había prometido hacer de liebre en la carrera ya que ella tenía posibilidades de hacer algo. Y vaya si lo hizo. Llegó décima fémina y segunda senior femenina, por lo que no hice del todo mal mi trabajo.

Este mes de diciembre había sido algo cargado de carreras para lo que acostumbro, ya que había participado en Akiles, Aranjuez y en la carrera del aceite y después de haber ido a tope en estas tres carreras no me apetecía volver a dejarme la piel, por lo que el hacer de liebre me vino de perillas para correr algo más relajado.

Había pensado que un ritmo de 4:20 podría venir bien a Ninfa por lo que intenté salir algo más lento para poder apretar al final, sin embargo, ella empezó a acelerar cada vez que veía a otra chica y quizás los dos primeros kilómetros fuimos algo deprisa, de hecho no sabía si la liebre era yo o al revés. Enseguida conformamos un trío junto con el hombre radiactivo. En la primera vuelta, la vi bastante bien, de hecho el ritmo que marcaba podía seguirlo bien, mientras que Emilio se quedó algo rezagado al paso por el km 4.

De todas formas, quizás pagó la alegría de la salida y en la segunda vuelta sufrió bastante para conservar su posición. Sobre el km 7 iba muy apurada, pero ya quedaba poco para meta.

Cuando llegamos a la pista del polideportivo para realizar los últimos 300 metros la animé para que fuera a tope, pero me comentó que ya iba en las últimas. Llegamos a meta con un tiempo de 36:37 para mí y 36:38 para Ninfa. No llego a entender la diferencia de un segundo porque llegamos juntos a meta, pero bueno, el tema de las clasificaciones fue un auténtico caos, ya que los cronometradores echaban la culpa al agua de que hubiese fallado su sistema de medida. El organizador estaba que trinaba diciendo que no pensaba pagar ni un euro ya que habían prometido que todo sería miel sobre hojuelas y fue un desastre.

Después de la llegada, recogí la bolsa y me fui a duchar sin acordarme de la cámara que dormía en la mochila de uno de mis compañeros. Cuando salí no conseguí encontrarle, por lo que imagino la cámara estará en su poder en estos momentos.

Estuvimos esperando al sorteo por si nos tocaba algún embutido, pero este año no hubo suerte y como las clasificaciones seguían sin estar listas, optamos por volver a casa hartos ya de pasar frío. Dejamos allí a Ninfa junto a Maxi, Almudena y Maite, seguros de que nuestra compañera pradolonguera subiría al cajón. Cuando ya estaba en casa recibí su llamada contentísima por su segundo puesto del pódium.

Y con esta carrera cierro la temporada 2009. Temporada que me ha dejado una sensación agridulce. Tuve mis malos momentos en primavera, ya que en el mes de marzo me hice un bonito esguince de tobillo que me hizo perderme la maratón de Madrid. Pero por otro lado, en otoño he hecho las mejores marcas de mi vida en 10 km y ¡he podido bajar de cuarenta minutos en un diez mil!

Otro motivo de satisfacción ha sido ver cómo el grupo pradolonguero aumentaba con nuevas incorporaciones: Emilio II, Macu y Ninfa son ya como de la familia.

La próxima, si no sucede nada raro, será la media de Getafe el próximo 24 de enero, carrera a la que ya estoy inscrito.

Hoy no ha habido suerte

Aunque lleva ya unos cuantos días lloviendo de manera más o menos continua, cada vez que salía a correr o bien no llovía, o bien llovía con poca intensidad. Sin embargo hoy no ha sido así. Cuando he salido llovía poco, pero que luego cuando estaba terminando la primera vuelta ha empezado a llover brutalmente. Y eso que ha amanecido un día despejado y soleado… El terreno estaba muy blando y con barro, me estaba quedando asombrado de que la tierra hubiera sido capaz de absorber tanta agua, pero cuando ha empezado a llover fuerte han aparecido charcos por doquier.

La primera vuelta ha sido tranquila a ritmos cercanos a los 6:00/km y en la segunda he apretado algo más (5:00/km) haciendo cambios de ritmo en las cuestas. Lo curioso es que hacía mucho aire en contra en todas las cuestas y es que se da la circunstancia de que todas están orientadas hacia el mismo sitio y si en una te da en contra, en todas te da.

En total he estado corriendo 1:02:08 y he hecho 11,27 km.

Mañana es el día de San Silvestre y en muchos lugares del mundo los corredores despiden el año corriendo. En Madrid y alrededores se celebran varias sansilvestres, siendo la más famosa la vallecana, en la que este año correrán treinta mil corredores.

Más modesta es la San Silvestre Vicalvareña, que se celebra en el barrio de Vicálvaro por la mañana. Este año la participación estaba limitada a mil corredores y lo mismo ni se llena. Para mí, esta carrera tiene más ventajas que la vallecana. Véase:

  • Al ser por la mañana hay más tiempo para llegar a cenar, sobre todo si hay que cenar fuera.
  • Está menos masificada, se puede correr mejor.
  • La distancia es menor, 8,2 km en Vicálvaro y 10 km en Vallecas.
  • La salida y la meta están situadas en el mismo punto lo que simplifica la logística.
  • La de Vicálvaro es más barata, 5 € se pagan en Vicálvaro y 17 € en Vallecas.
  • En Vicálvaro hay un sorteo después de la carrera de lo más simpático y con muchos regalos. Incluso a mí me ha llegado a tocar un regalito.

Desde que empecé a correr populares no he faltado ningún año a la cita con la San Silvestre. Empecé con la vallecana cuando ni siquiera sabía que existía una carrera similar en Vicálvaro y puntualmente, cada año, corría aquella carrera. También he corrido la San Silvestre toledana alguna vez. Sin embargo, en 2004 en la vallecana me sentí tan agobiado ya en el metro cuando iba hacia la salida y luego en carrera, que decidí no volver a correr esta prueba. Y desde 2005, no he faltado a la cita con la vicalvareña. Estos son mis tiempos:

2005 35:06
2006 35:16
2007 37:23
2008 35:42

Calibrando el cronómetro

Hoy seguía lloviendo en Madrid. De manera intermitente, pero más lloviendo que escampando, aunque cuando he salido llovía ligeramente; sin embargo, el terreno estaba totalmente encharcado y embarrado. Pero no importaba, me lo he pasado como un enano saltando por encima de los charcos y metiendo los pies en el barro. Tanto, que me han sabido a poco las dos vueltas a Pradolongo.

He utilizado el primer kilómetro de la vuelta para calibrar el cronómetro que no andaba muy bien calibrado y a partir de ahí, lo ha bordado. Me ha salido la vuelta a 5 km justos. Cuando el terreno esté seco volveré a hacer una segunda calibración porque hoy había algunos charcos que había que esquivar y algún metro de más si he hecho. Aunque creo que es mejor utilizar la pista de atletismo, que hoy he evitado porque la calle uno estaba muy encharcada.

He dado las dos vueltas a un ritmo muy tranquilo, entre 5:45 y 6:00 el kilómetro. Despacio para no castigar a las piernas después de la carrera del sábado y porque el barro tampoco permitía muchas alegrías.

Inscripción media de Getafe

Todavía eufórico después de las tres carreras en las que he participado en este mes de diciembre, ya he realizado la inscripción para la media de Getafe a celebrar el 24 de enero a las diez y media de la mañana.

Se trata de una carrera cara, todo hay que decirlo. En esta edición la inscripción cuesta 15 € que no es ningún regalo, el único consuelo es que es el mismo precio que este año.

Lo mejor es que se trata de una carrera bastante llana y si consigo mantener el estado de forma actual, podría ser una ocasión inmejorable para tratar de mejorar mi marca en media que es de 1:31:39 conseguida en la media de Coslada allá por el lejano año de 1999 y ¿por qué no? conseguir bajar de la hora y media.

Después de realizar por internet la inscripción y acoquinar los quince machacantes, me ha llegado un correo de Ticket Run indicándome la referencia de la inscripción, que es 61.258, por lo que entiendo estoy ya inscrito.

Confío en que un importante grupo de pradolongueros estemos en la línea de salida de esta carrera que, además, nos pilla cerca de casa.

VII Carrera popular del aceite

Ya estoy de vuelta después de disputar esta mañana la VII edición de la carrera del aceite. Esta carrera se celebra en Los Navalmorales, provincia de Toledo.

Antes de la crónica, un poco de historia. Resulta que hasta 1835 Los Navalmorales eran dos localidades independientes: Navalmoral de Pusa y Navalmoral de Toledo. Ambos municipios se encontraban separados físicamente por el arroyo de El Lugar o de La Fuente. El 23 de septiembre de 1833 se reunieron ambos ayuntamientos para decidir su unión y en el citado año de 1835 se llevó a cabo y de ahí surgió el nombre actual del pueblo.

Esto viene a cuento porque mientras Navalmoral de Pusa está situado sobre una zona más o menos llana, Navalmoral de Toledo está en la ladera de un cerro. Y como podrá imaginar el avezado lector la carrera transcurrió por el ahora barrio de Navalmoral de Toledo, en un circuito bastante duro al que había que dar dos vueltas y donde prácticamente no más de 200 metros serían llanos.

Lo único positivo es que aunque la distancia a recorrer figuraba como 5 km, en realidad sería de 4,7 km, por lo que cuando uno quería darse cuenta, ya estaba en meta. Eso sí, al ir a tope, llegaba uno con los pulmones en la boca.

En la línea de salida, no creo que hubiese más de 200 corredores, que esperaban impacientes el comienzo de la carrera. Ésta se retrasó cinco minutos para que los que se apuntaron en el último momento pudieran tomar la salida. Aunque había poca gente, se veía que había nivel y es que los 25 litros de aceite que se llevaba el primero atrajo la atención de curtidos corredores que se iban a partir la cara por tan preciado premio.

La jugada consistía en ir a tope desde el primer metro y eso fue lo que hice. Salí a muerte y sufrí de lo lindo, tanto en las cuestas arriba como en las cuestas abajo. Además las bajadas se complicaban bastante porque el suelo estaba totalmente mojado y era fácil irse al suelo. De hecho, antes de la carrera, una chica de las categorías inferiores estaba en la ambulancia con un bonito esguince. Y eso me asustó, ¡vaya si me asustó!

En la bajada más pronunciada de la primera vuelta me pasó la que a la postre fue la ganadora de la carrera. La que iba en segunda posición me iba respirando en el cogote, tratando de no alejarse demasiado de la primera. La segunda hizo lo propio en la bajada de a siguiente vuelta, sin embargo, traté de seguir su estela. En el último hectómetro eché toda la carne en el asador y conseguí sobrepasar a mi compañera de desventuras.

Miré el cronómetro y comprobé, asombrado, que marcaba 17:27. Si hubiese sido de cinco kilómetros, la marca hubiese sido asombrosa para mí, pero también me resulta una buenísima marca si la distancia real fuese de 4,7 km, que por ahí andaría. Me temo que siempre me quedaré con la intriga de cual es la distancia real.

Después de darlo vueltas y viendo los tiempos, creo que la distancia debe de estar entre 4,6 y 4,7 por lo que daremos por bueno una distancia de 4,65 km. Eso implica que sale un ritmo de 3:45/km y unos puntos de Purdy de 508,02 lo cual indica que es la segunda carrera en la que consigo sobrepasar esa barrera de los 500 puntos.

En la página de resultados pude ver que el puesto que ocupé es el 40 de 149 participantes y noveno de mi categoría. Pensaba que habría hecho sobre el treinta, pero no me quejo.

Antes de salir para Los Navalmorales pasé por la báscula. Pensé que se iba a notar la cena de Nochebuena, pero la disminución del peso ha seguido en su línea. Marcaba 69,5 kg la báscula.