Vida útil de unas zapatillas

Así, a grosso modo, la vida útil de una zapatilla depende principalmente -desde mi punto de vista- de tres factores: de la calidad de los materiales utilizados, del peso de la persona que utiliza las zapatillas y de la manera de pisar. Tampoco es que me haya estrujado mucho el cerebro para llegar a esta conclusión…

Mirando por Internet, por ejemplo aquí, la gente habla de que unas zapatillas con una buena amortiguación pueden durar unos mil kilómetros y que pasando ese kilometraje es conveniente tirarlas -aunque tengan buen aspecto- ya que se supone se ha perdido la amortiguación y puede acabar provocando una lesión.

¡¡¡Que más quisiera yo que me duraran 1.000 km unas zapatillas!!!

En mi caso, después de probar unas cuantas zapatillas de diversos fabricantes, he visto que lo que más influye es la manera de pisar. En todos los estudios de la pisada que me han hecho en distintos sitios han llegado a la conclusión de que soy pronador y seguro que lo soy porque siempre desgasto las zapatillas por el interior. Véase una muestra del actual estado de mis zapatillas.

Precioso boquete en mis Joma azules

Que nadie piense que son malas porque son Joma. De ninguna manera, estoy muy contento con este fabricante, pero siempre acabo rompiendo las zapatillas por ahí, siempre. Da igual la marca, el dinero que me haya costado, que sean para pronadores, que sean neutras, que lleve plantillas, que no las lleve…

Entonces, ¿para que me voy a comprar unas zapatillas con súper amortiguación y no sé cuantas mejoras más si lo que se estropea es el lateral? Después de muchas disquisiciones, he decidido no gastarme mucho dinero en las zapatillas porque no me duran ni la mitad de esa supuesta «vida útil» del millar de kilómetros. Las zapatillas de la foto tienen ahora mismo 516 km y las estrené el 26 de enero. Y el boquete no ha salido hoy, que ya llevo tiempo con él. No me han durado enteras ni dos meses.

¿Van a la basura y empiezo a utilizar otras? Pues no, ahora es cuando mejor voy, ya que el pie se encuentra «más a su aire». Las mejores marcas las he conseguido con zapatillas en un estado similar.

¿Las aguanto hasta que se caigan a trozos? Tampoco, ya que uno no se puede exceder con sus vicios y el pie, menos. Trataré de alternarlas con otras que tengo para que lleguen al día 25 del presente mes en las mejores condiciones posible. Y cuando acabe Mapoma, habrá que ir pensando en pasar por caja.

Y ahora vayamos al grano.

Salí con mis lustrosas zapatillas con la idea de hacer unas cuestas en Parque Sur, pero no hubo quórum. Ni siquiera Emilio que vive al lado quiso ir, así que me plegué a la mayoría, que optó por quedarse en Pradolongo.

Rápidamente pensé en un plan alternativo, que no es otro que mi entrenamiento preferido. Una vuelta tranquilo, la segunda, fuerte y unos pocos kilómetros de enfriamiento.

Y así fue, antes hubiera hecho esa segunda vuelta a muerte, pero ahora se trataba de hacer la vuelta a ritmo T, que no es a muerte, pero casi. Según el buen amigo Daniels, mi ritmo de umbral de lactato es 4:10, así que hice traté de mantener ese ritmo o un poco más rápido. Y esto es lo que hice: 4:09, 4:11, 4:04, 4:05 y 4:09. Es decir, hice esos 5 km en 20:38 a un ritmo medio de 4:08. Objetivo cumplido.

Después de castigarme un poco, hice un par de kilómetros también en Pradolongo con Quique para enfriar y ¡bien que me enfrié! porque al salir de Pradolongo nos encontramos con Miguel y Agustín y estuvimos un rato hablando lo que provocó que a los pocos minutos empezara a estornudar, a echar mocos y casi a tiritar. Lo que conseguí fue empeorar del constipado que llevo arrastrando desde el domingo, cuando la sudada que llevaba encima me hubiera venido de perillas si acabo en la ducha rápidamente.

Resulta que me juego la vida

Resulta que mañana (miércoles 7 de abril) leo en el metro, por encima del hombro de un lector, el periódico gratuito ADN (tiene su ventaja escribir la crónica el día después). Hablaba del Parque Regional del Sureste y decía algo relacionado con la caza.

Busco en la edición digital de este periódico la noticia y resulta que en el 80% de este parque se puede cazar y que, por lo tanto, está plagado de escopeteros. Vamos que cualquier día salgo a correr y acabo con el cuerpo lleno de perdigones. La verdad es que me ha metido el miedo en el cuerpo esta noticia, ya que no sabía de este peligro. El único consuelo es que el parque ocupa 31.552 hectáreas y que todavía quedan 6.310 hectáreas libres de cotos de caza. Confío en que el camino que recorro en mis tiradas largas esté dentro de esas 6.310 hectáreas, de todas formas no me adentro demasiado en el parque.

El entrenamiento de hoy ha sido bastante tranquilo, hablando del ya casi inminente maratón. Yo trataba de convencer a Quique que tiene las tres horas en el bolsillo, pero es muy prudente, tiene muy mal recuerdo de su primera maratón y dice -no sé si con la boca chica- que no piensa atacar las tres horas. Desde mi punto de vista, ahora está pletórico.

Después de dar dos vueltas al circuito viejo de Pradolongo, he acompañado a Emilio para hacer algo más porque la vuelta «vieja» es más corta de lo que yo pensaba. Al final he recorrido 12,4 km en 1:06:53, a un ritmo relajado de 5:22.

Antes de comenzar el entreno hemos estado hablando de las camisetas. Parece que ahora nos van a hacer unas algo extraordinarias, para lo que debemos abonar 10 euracos más.

Segunda (y última) tirada extralarga

Hoy he dormido regular ya que me dolía la garganta. No sé si la respiración nasal me ha provocado esta molestia. No parece que tenga mucho sentido, pero ¡quién sabe! Quizás haya cogido frío y ando algo constipado. De todas formas, hoy he llevado la respiración como siempre, por si las moscas.

Para mejorar, lo mejor es una buena carrera y hoy mejor que nunca, ya que tocaba hacer la segunda tirada extralarga de cara a Mapoma. Nunca en mi vida he hecho dos tiradas extralargas preparando una maratón, espero no acabar sobre-entrenado y llegar con ganas al día D. Esta semana ha sido la más larga (82 km), ahora hay que ir disminuyendo kilometraje para llegar fresco.

El día ha salido soleado, aunque no excesivamente caluroso. Botella de Isostar y gel en mano he ido dirección al Parque Lineal, para coger desde ahí el Camino del Malecón, cruzar la vía del AVE y pasar al Camino de los Aceiteros. Poco después de pasar por debajo de la M-50, en el kilómetro 11 he dejado la bolsa con la botella y el gel con la idea de hacer uso de ellas a la vuelta.

Avanzando por el Camino de Aceiteros se cruza la Cañada Real Galiana (más conocida por el tráfico de drogas que por el tránsito de ganado). En ese punto, junto al Manzanares había siete u ocho nidos de cigüeña, con los polluelos piando sin cesar, ¡qué bonito!

A partir de la cañada, el camino se estrecha y se pasa por alguna zona arbolada. En el km 15 se llega a un tramo lleno de charcos, debido a un torrente que baja por el cerro para desembocar en el Manzanares. Ahí me tenía que haber dado la vuelta, pero cuadriculado de mí, tenía pensado totalizar 31 km y como el camino era de ida y vuelta, pues he continuado hasta el 15,5, esquivando charcos y procurando no llenarme las zapatillas de barro.

A la vuelta, en el km 20 me esperaban el gel y la botella de Isostar, que ya anhelaba fervientemente porque la sed se hacía sentir y un extra de energía seguro que me venía de perillas. Y bien que me vino, porque no sé si debido al efecto placebo o a que realmente algo hizo, el caso es que de ir a poco más de cinco minutos por kilómetro, empecé a acelerar casi sin darme cuenta haciendo kilómetros a poco más de 4:40, de hecho fueron estos últimos diez kilómetros lo más rápidos y eso que la vuelta es menos favorable que la ida.

Al final, fueron 31 km en 2:33:56 a una media de 4:57/km, acabando con buenas sensaciones, aunque con una pequeña molestia en la ingle izquierda. Por suerte para mí, ya ha acabado el entrenamiento más exigente de cara a Mapoma.

Malditas torrijas

Estamos en Semana Santa y una de las cosas típicas de este periodo es el hecho de comer torrijas. Y eso es lo que he hecho, ponerme ciego a torrijas. Eso y el fin de semana anterior han conseguido que el peso aumente. Hoy pesaba un kilo más que la semana pasada, por lo que ya estoy en 68,1 kg… y yo que quería quedarme en 65 para la maratón.

¡Qué difícil es perder peso y con que facilidad se gana!

Hoy también he salido con un amigo y aunque éste sólo ha recorrido 11 km, yo he seguido hasta completar 20 km. Aunque hoy debería haber hecho algunos kilómetros a ritmo M, he optado por tomármelo con calma. Primero porque mañana me toca tirada extralarga y segundo porque me notaba algunas molestias en la bola del gemelo izquierdo y en estos casos, mejor no forzar.

Es por esto que he ido tranquilo, dando dos vueltas a Pradolongo (10 km) y luego tres vueltas a Parque Sur (9 km), más lo que hay entre parque y parque. Pues bien, en la última vuelta a Parque Sur, cuando iba por el kilómetro 17 ¡ya me iban pesando las piernas! Mal augurio para mañana.

Hoy también he practicado la respiración nasal durante todo el recorrido y bueno, no he ido mal, sin embargo, igual que ayer, parece que la boca se reseca más. Habrá que seguir practicando, pero creo que la maratón voy a hacerla con la respiración «normal».

Respiración nasal

He leído A cien millas de Manhattan de Guillermo Fesser. Aparte de que me haya gustado o no, ha habido algunos capítulos donde habla de John Raucci y sus curiosas ideas sobre entrenamiento para corredores. Viene a decir que hay ciertas costumbres que tienen los entrenadores o corredores que no ayudan a correr mejor y que existen diversos aspectos que pueden ayudar a un corredor a mejorar su eficiencia. Mirando en internet he encontrado un artículo escrito por el mismo Raucci donde habla de cinco problemas que tiene un corredor y que se pueden mejorar:

  • El problema de las zapatillas de correr.
  • El problema de la respiración.
  • El problema de la actividad anaeróbica.
  • El problema de la alimentación.
  • El problema de la integración mente/cuerpo.

Sobre el tema de la respiración, que es de lo que quiero hablar comenta que la nariz está hecha para respirar, pero la boca no. Por lo que siempre se debe respirar por la nariz y dejar la boca para hablar y comer. Dice que si observamos a un recién nacido, el aire entra y sale por la nariz. Lo mismo ocurre en el reino animal, todos los animales respiran únicamente por la nariz. Pero no sólo eso; si hace frío, la nariz se encarga de calentar el aire que llega a los pulmones y si el aire está seco, la nariz lo humedece. Incluso tiene una serie de turbinas que impulsan el aire hasta la parte del diafragma de los pulmones. La boca es capaz de tomar aire, pero no se comporta de manera eficiente.

Pues bien, Raucci opina que es por la nariz por donde se debe respirar, sobre todo en una prueba atlética. En este entrenamiento he tratado de seguir sus directrices, respirando sólo por la nariz. Como iba acompañado de un amigo y éste iba a un ritmo algo más llevadero que el mío, he pensado que era una buena ocasión para practicar la respiración nasal.

Así que de los 16 km que hemos recorrido, durante 14 km iba utilizando sólo la nariz. La verdad es que resulta algo incómodo, porque hay que ir con la boca cerrada, aunque tiene la ventaja de que no entran moscas. Parece, además, que la boca se reseca y me hacía escupir con frecuencia. No sé, no he acabado muy convencido de la experiencia, habrá que practicar algo más para ver si me acostumbro.

Hemos bajado hasta el Parque Lineal y el paseo, a lo largo del río, estaba precioso ya que con la llegada de la primavera está todo verde. Da gusto verlo.

Inscripción maratón de Madrid

He formalizado mi inscripción a la maratón de Madrid. Cuarenta y cinco euracos de vellón me ha costado, no es ningún regalo, por lo que espero «amortizar» mi inversión consiguiendo una buena marca.

Logo maratón Madrid

Esta semana es la más dura y de más kilometraje. En ningún entrenamiento bajaré de los 15 km y el final de fiesta será el domingo con la típica tirada extralarga a falta de tres semanas para el día D. Si todo sale bien, esta semana me plantaré con algo más de 80 km, cosa inaudita para mí en un entrenamiento maratoniano, ya que en la preparación de años anteriores nunca había pasado de los 64 km.

Es por eso que hoy han caído 15 km. En vez de salir a la hora habitual he salido media hora antes para hacer una vuelta en solitario (5 km) y luego he dado un par de vueltas con los compañeros. Bueno, dos vueltas no, porque en mi tercera vuelta he apretado un poco y no han querido seguirme los muy jodíos. A su favor decir que los dos emilios y Enrique habían corrido la media universitaria el domingo y no era cuestión de que se machacaran mucho. Yo sí tenía ganas de apretar un poco después de trotar lastimeramente por los montes cercanos a Hernani este pasado fin de semana.

Por cierto, Enrique consiguió en la universitaria su MMP con nada más y nada menos que 1h22. ¡Enhorabuena Quique!

1ª vuelta (5 km): 24:49
2ª vuelta (5 km): 26:06
3ª vuelta (5 km): 23:00

Total (15 km): 1:13:55

Después del txotx

Entre la visita a la sidrería y el cambio de hora, me levanté más tarde de lo normal, pero nunca es tarde para un buen entrenamiento y si ayer la salida era para «preparar» el cuerpo para el txotx, hoy tocaba rebajar el exceso provocado por el evento.

El día amaneció soleado y debo decir que pasé calor durante el entrenamiento. Afortunadamente, había zonas sombreadas que amortiguaban el efecto de las altas temperaturas.

Hoy tocaba el sendero blanquiazul y resultó bastante más duro que el del día anterior, con subidas más largas y bajadas también más largas y bastante empinadas. Mis pies sufrieron de lo lindo en esas bajadas debido a la uña negra que tengo en el dedo gordo del pie derecho y el ojo de gallo que tengo en el meñique del otro pie. En este penoso estado en el que se encuentran mis pinreles, no parece lo más adecuado este tipo de circuitos.

Perfil sendero blanquiazul

En total realicé 19 km en 1h45 y llegué bastante cansado. No sólo por el duro circuito sino también por no haber dormido en condiciones y ¡hasta creo que me afectó el cambio de hora! Y es que no sabe uno que excusas poner…

Aparte de correr en plena naturaleza, en estos dos días he visto una fauna bastante diversa por esos caminos: perros, gatos, caballos, burros, gallinas, un avestruz y ¡¡¡hasta un erizo!!!

Total kilómetros recorridos esta semana: 57,5 km, unos cuantos menos que la semana pasada que fue una de las más largas.

Txotx

Este fin de semana he estado en Hernani a beber sidra. No solamente a beber sidra, se supone que era una visita cultural. De hecho, aparte de de Hernani he visitado Zarauz, Guetaria (impresionante la iglesia de San Salvador), Donostia (impresionantes pinchos) y Hondarribia, precioso -preciosísimo diría yo- pueblo en la frontera con Francia.

El título viene a colación porque en las sidrerías de esta zona se puede ir a degustar esta bebida a una bodega. En la bodega hay diversas kupelas o barricas donde se almacena la sidra y el sidrero abre la kupela al grito de ¡txotx! Entonces, la gente se aproxima a la barrica, coloca el vaso al final del chorro y de esta forma escancia tan preciado líquido. Se supone que cada kupela tiene un sabor distinto y la gracia es ir probando de todas para ver cual sabe mejor.

Pero no todo consiste en beber sidra. Para que los efluvios alcohólicos no se te suban a la cabeza en la sidrería te ofrecen una opípara cena, que es en caso de la sidrería Zelaia donde fuimos consistía en chorizo a la sidra, tortilla de bacalao, bacalao con pimientos, chuletón y postre. El postre tampoco era poca cosa: queso, nueces, dulce de manzana y tejas y cigarrillos de Tolosa.

Sabiendo lo que me esperaba por la noche, me levanté temprano, me puse las zapatillas y tomé la primera carretera que salía de Hernani con el ánimo de gastar unas calorías que iba a recuperar por la noche con creces. Curiosamente, antes de salir de la población encontré un cartel donde se veían un par de senderos que se podían hacer por los alrededores. Uno estaba marcado con señales verde y blanca y el otro azul y blanca. Opté por los colores del Betis.

Enseguida el camino se torna cuesta arriba, luego cuesta abajo, otra vez cuesta arriba, … Y así todo el rato. Llegado al kilómetro cuatro, perdí la referencia verdiblanca y bajé por una rampa muy empinada y muy mal de piso, por lo que tuve que bajar con muchísima precaución. Al terminar la bajada empalmé con un camino que me llevó a un polígono industrial junto al río Urumea donde pude disfrutar de algo más de tres kilómetros llanos. Luego la vuelta, pues otra vez subir y bajar.

Llegué a Hernani después de 14,4 km y 1h18 pensando que había hecho un circuito duro, pero no sabía lo que me esperaba al día siguiente por el otro sendero.

Hasta los #½&%$)(@ de la lluvia y el barro

El martes parecía que ya se había acabado el mal tiempo, pero hoy, otra vez, hemos vuelto a entrenar con lluvia y con el piso embarrado. Me he estado mordiendo la lengua por no decirlo pero ya no puedo más: estoy hasta las narices de tanta lluvia. Y luego viene la factura del agua diciendo que hay menos agua este año que el pasado ¿¿¿cómo es posible????

Ya tenía las piernas bastantes recuperadas del esfuerzo del fin de semana así que me había propuesto hacer cinco kilómetros a ritmo T (4:10), aunque veía que iba a ser difícil correr rápido ya que había mucho barro y muchos charcos y en algunos tramos me resbalaba. Además, no sé si por la lluvia o por las nubes, el forerunner no medía lo mismo que otras veces, los kilómetros eran más largos de lo habitual. No las tenía todas conmigo.

Así pasó, que no salió la cosa como pensaba. Los kilómetros los he hecho a 4:04, 4:11, 4:20, 4:09 y 4:20 (media de 4:13) como puede verse aquí. Lo cierto es que ha sido en los kilómetros donde es cuesta arriba donde se me ha ido el tiempo.

Después de estos kilómetros «fuertes», he esperado a Emilio y le he acompañado hasta su barrio para hacer algún kilometrillo más, por lo que en total han sido 13,98 km de entrenamiento en 1:11:35.

Jornada de recuperación

Hoy tenía las piernas bastante cansadas de la tirada extralarga del domingo. No tenía muchas ganas de correr, pero a veces es mejor correr a ritmo tranquilo que no hacer nada. Lo curioso es que excepto Ninfa todos los demás nos encontrábamos en un estado parecido ya que el que más o el que menos se había dado una buena paliza el fin de semana, ¡entre sábado y domingo me metí casi 49 kilómetros!

Pues eso, que fuimos tranquilos las dos vueltas a Pradolongo y con esos 10 km me conformé. No son muchos, pero sirven para estirar las piernas. Me parece que esta semana me la voy a tomar algo relajada en cuanto a kilometraje, aunque si me encuentro algo más recuperado el jueves trataré de hacer unos kilómetros a buen ritmo.

En total han sido 10 km en 56:05 a un ritmo de 5:35. Buena marcha para recuperar las patas. Detalles en Garmin Connect.

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