Fin de semana de muchos kilómetros

Este fin de semana es el más duro de todos los de preparación para la maratón. Hoy han caído 20 km y mañana tocan 30. Sé que es una burrada, pero si entreno sólo cuatro días a la semana y hay que hacer alguna buena kilometrada no me queda más remedio que hacer cosas de este tipo. Es el problema de realizar una competición, que te deja mermado y te trastoca la preparación.

Hoy ha hecho un magnífico día, de lo mejorcito del año, ya que el termómetro marcaba 18º cuando comencé. Salí con manga larga y me arrepentí durante el entreno, pero siempre es mejor llevar manga larga y arremangarse, que llevarla corta y pasar frío. He dado una primera vuelta a Parque Sur y luego he bajado hasta el río. Al llegar al circuito junto al río Manzanares he tratado de buscar un ritmo que me permita afrontar la maratón con garantías. Creo que sobre 4:40 podría ser ese ritmo, ya que los kilómetros han salido un poco por encima, un poco por debajo de ese ritmo.

Como últimamente acostumbro, termino subiendo la calle Parque de la paloma y cuesta, vaya si cuesta, pero espero me ayude a la subidita de Alfonso XII el día M.

No me ha gustado que me molestaba un poco por encima de la rodilla izquierda. Ya acabé la media de Villarrobledo con la rodilla izquierda un poco fastidiada y parece que no mejoro. Y soy tan dejado que esta semana sólo he hecho ejercicios de rodillas un día, cuando tenía que haberme aplicado más.

Hoy me ha ocurrido una cosa curiosa, ya que al pasar los entrenamientos a Garmin Connect he perdido el entrenamiento de hoy. Nunca me había pasado en algo más de un año que lo llevo utilizando. Así de memoria, creo recordar que he hecho los 20 km en 1h37, pero no sé si es exacto. Eso indica un ritmo medio de 4:51 que eso sí me suena más.

Hoy la báscula marcaba 67,6 kg. Veremos si después de la celebración cumpleañera de esta tarde sigue lo mismo.

Fotos de Villarrobledo

Estos chicos de Villarrobledo son la bomba. No sólo nos agasajan con una perfecta organización el mismo día de la carrera, sino que días después cuelgan cantidad de fotos de la carrera. Aquí hay unas cuantas en las que aparezco acompañado de Joaquín.

Completando la primera vuelta de la media
Completando la primera vuelta de la media

Llegando a meta
Llegando a meta

Otra más llegando a meta
Otra más llegando a meta


Hoy todavía no tenía las piernas frescas del todo, parece que la media ha sido más dura de lo que en un principio me pareció. Un poco más de ritmo que el pasado martes, pero tampoco nada del otro mundo.

Lo mejor ha sido correr con Andrés, que con veinte kilos menos, parece una keniata. Todo un placer compartir unos kilómetros a su lado.

En total han sido unos 13,2 km en un tiempo de 1:09:19 a un ritmo de 5:15. Un entreno fácil para seguir recuperando de la media.

Se nota la media en las piernas

Lo cierto es que acabé muy bien la media del domingo; no obstante ayer lunes y hoy martes notaba los cuadriceps cargados. Mis compañeros también notaba en sus piernas los 21 km. Es por ello que nos hemos tomado el entrenamiento con muuuucha tranquilidad.

Hemos ido dando a la húmeda durante las dos vueltas a Pradolongo contando las batallitas del domingo y se nos ha pasado el tiempo casi sin querer. Y eso que el ritmo era tan cansino que hemos tardado lo suyo en completar el recorrido.

Al final he recorrido algo más de 10 km a un ritmo portentoso de 6:01. Una verdadera -y necesaria- jornada de recuperación.

VII Media maratón de Villarrobledo

He tenido la suerte de poder participar en la VII edición de la media maratón de Villarrobledo. Digo suerte porque se trata de una de las carreras mejor organizadas que he visto, con un ambiente fenomenal y un recorrido muy atractivo. Además, para redondear la jornada la climatología se portó bien, quizás un poco de viento, pero no mucho.

El único pero es la lejanía de esta localidad, que se encuentra a más de 200 km de Madrid, lo que nos obligó a darnos un buen madrugón y a eternizarnos a 110 km/hora por esas carreteras. Afortunadamente llegamos con tiempo suficiente para recoger los dorsales, estirar y calentar unos minutillos.

El culpable de que fuésemos a esta carrera es Joaquín, un compañero de entrenamientos natural de esta localidad. Estaba especialmente motivado porque corría como local y podía llevarse algún trofeo, según le había comentado un paisano suyo. Por este motivo, hice toda la carrera con él tratando de que se llevase el premio. Para su desgracia, el fallecimiento de un tía suya la noche anterior había provocado que durmiese muy poco, por lo que no se veía en buena condición.

Excepto el primer kilómetro que hicimos cada uno por nuestra cuenta, el resto fuimos codo con codo durante la carrera. Flaqueó en algunos momentos, pero traté de animarle, pero lo que más le animó fue ver a un paisano suyo en una de las revueltas. Eso hizo que aumentáramos un poco el ritmo y pocos kilómetros después, sobre el 16,  conseguimos sobrepasar a su «enemigo» local. Desde allí a meta, volvió a sufrir otra pequeña crisis pero la superamos disminuyendo un poco el ritmo.

Viendo que podíamos bajar de la mítica barrera de la hora y media aceleramos el paso lo que pudimos, pero justo unos metros antes de atravesar la línea de meta cambiaron los dígitos del 29 al 30. Llegué a meta con un tiempo bruto de 1:30:04 aunque neto de 1:29:51 y muy contento porque conseguí bajar de 1h30 por segunda vez en mi vida, pero sobre todo, por haber ido con el compañero toda la carrera, aunque él, que salió un poco antes, se quedó con un tiempo neto de 1:30:01. Una copia de la clasificación de la carrera se puede encontrar aquí.

Aparte de sacar un listado de las clasificaciones, la empresa cronometradora daba unos tickets a cada cual que lo solicitase con los tiempos brutos y netos y los puestos realizados. Aquí está el mío.

Ticket con el tiempo realizado
Ticket con el tiempo realizado

Como comenté al principio, la organización rozó la perfección. Antes de la carrera, muy bien la entrega de chips y dorsales y el guardarropa, sin ninguna cola. Durante la prueba, multitud de voluntarios en los cruces, agua cada cinco kilómetros y –esta es la única pega- los kilómetros raramente señalizados ya que casi todos estaban en la parte baja, sobre la acera en unas minúsculas señales de tráfico y otros estaban arriba, pegados en algunos rótulos de tiendas. Pero lo mejor fue después de la carrera ya que la bolsa del corredor era abundantísima: camiseta técnica, calcetines, agua, bebida isotónica, naranja, manzana,  bote de lentejas, ajos, queso y ¡botella de vino de la tierra! Además de la bolsa del corredor, habían dispuesto varias hileras de mesas y una barra donde se podía disfrutar de vino, cerveza, queso, chorizo, lomo, frutos secos, patatas fritas y alguna cosa más que seguro ya no recuerdo. Todo por la módica cantidad de 8 €.

La jornada fue redonda porque varios de mis compañeros consiguieron un trofeo. Mi compañero de fatigas durante la carrera consiguió al final el tercer puesto de su categoría de los locales. Emilio, con sus 65 añazos, se hizo con el primer puesto en su categoría. Otra compañera hizo su MMP en la distancia (bajó seis minutos dejando su marca en 1:45:44) y también se subió al cajón, siendo la tercera de su categoría. Todo un festival de trofeos.

Dos campeones
Dos campeones

Mejor un día de descanso

En un principio tenía pensado entrenar sábado y correr la media el domingo, pero en un momento de lucidez he pensado que es mejor entrenar hoy viernes y descansar el sábado.

Y ha sido un acierto porque hacía un día extraordinario. Sin lugar a dudas el día más caluroso del año, sólo decir que cuando he acabado el termómetro marcaba 20°.

Pero lo mejor era la luna que se veía preciosa en el cielo; de hecho había leído que mañana era uno de los días en los que la luna iba a estar más cerca de nuestro planeta, cosa que no sucedía desde el 92 ó 95, ya no recuerdo el año exacto. Habrá que mirar mañana al cierto para ver este inusual  acontecimiento.

He dado algo más de tres vueltas a Parque Sur y al final he apretado un poco porque no iba cómodo yendo tan despacio, eso ha hecho que haya terminado los nueve kilómetros y pico a un ritmo de 4:59.

Pensado en la media

Hoy ha sido un día tranquilo. Después de castigarnos un poco el martes, hoy no era cuestión de apretar el acelerador, sobre todo porque el domingo trataré de hacerlo lo mejor posible.

El otro día hice una planificación de las semanas que quedan para la maratón y los kilómetros que debía recorrer y ya veo que me lo voy a saltar a la torera, pero para eso están los planning, para saltárselos.

Pero tampoco es cuestión de bajar mucho el kilometraje semanal, por lo que hoy he vuelto a hacer 15 km aunque a ritmo fácil, a 5:26.

Tensando la cuerda

Mientras iba saliendo de la lesión me lo tomaba con mucha calma, pero he ido poco a poco aumentando más y más el ritmo. Parece que no sé estar tranquilo. Y no quiero ni pensar que va a pasar de tanto tensar la cuerda. Mejor no lo pienso.

Hoy tenía pensado hacer unos 15 km y para no acabar demasiado tarde he salido poco después de las seis y media a hacer unos kilómetros. He ido a Parque Sur, he dado una vuelta y desde allí al punto de encuentro. Una primera vuelta tranquila -aunque en el último kilómetro ha empezado a tirar Emilio- y una segunda vuelta apretando bastante. De hecho hemos dado esa segunda vuelta Joaquín y yo en 21:16 que no está mal.

  • Primera parte del entreno por Parque Sur: 4,2 km en 23:28 @ 5:35
  • Primera vuelta a Pradolongo: 4,8 km en 24:50 @ 5:10
  • Segunda vuelta a Pradolongo: 4,8 km en 21:16 @ 4:26
  • Enfriamiento: 600 m en 5:01 @ 8:22

En total han sido 14,4 km en 1:14:37 a un ritmo de 5:10.

Más de dos horas

Llevaba bastante tiempo, concretamente desde el 4 de abril del pasado año, sin entrenar por encima de la barrera de las dos horas. Hoy ha sido el día y estaba algo temeroso ya que no estoy haciendo muchos kilómetros. Según el planning que hice el otro día hoy tocaba hacer 25 kilómetros. Así que manos a la obra.

De nuevo con la bolsita de gominolas a la cintura -hoy llevaba una docena de chuches- he salido algo fresco ya que lucía el sol con todo su esplendor; sin embargo, luego se ha nublado todo bastante y hacía frío. Pero bueno, más abrigado hubiese tenido demasiado calor.

Tenía la idea de bajar al circuito del Parque Lineal y dar dos vueltas junto al río; no obstante, al llegar a la zona donde acaba este circuito he salido «fuera del redil» y me lanzado por el Camino del Malecón, he cruzado la vía del AVE y he continuado por el Camino de Aceiteros. En un principio ese terreno no estaba demasiado mal, pero conforme iba avanzando la cosa iba poniéndose cada vez más fea por el barro. Más allá de la M-50 la cosa estaba excesivamente embarrada y con unos charcos que ocupan todo lo ancho del camino y me he dado la vuelta después de ponerme bien de barro. Lo que más me ha llamado la atención de este circuito es que me he visto como media docena de corredores, cuando el año pasado sólo veía gente en bici, pero nadie corriendo.

Poco después del kilómetro doce, vuelta a casa y comienza la ingesta de gominolas para recuperar algo de energía. En esos momentos he echado de menos algo de agua, por lo que he empezado a comerme la cabeza con el líquido elemento y sólo pensaba en llegar a la fuente más cercana que estaba como a cinco kilómetros de allí.

Una vez cruzada la vía del AVE a la vuelta, he tenido que parar a quitarme el barro de las zapatillas, que pesaban un quintal y el barro que se había metido dentro. Un pequeño descanso que no me ha venido mal, todo hay que decirlo. Luego otra paradita en la fuente. Por aquel entonces ya iba un poco hasta las narices de tanto correr, pero todavía quedaban unos siete kilómetros.

En el kilómetro 23, ya en el parque de Pradolongo, iba tocando el cronómetro y lo he parado sin querer, por lo que he estado un tiempo corriendo con ello parado y no ha totalizado los 25 km que supuestamente he hecho. Como últimamente acostumbro, he salido del parque por la calle Parque de la Paloma, que es una bonita cuesta. Debía ir ya muy castigado porque un viejecillo me decía que subiera con más alegría, pero para pocas alegrías estaba yo.

El cronómetro ha registrado sólo 23,7 km en un tiempo de 2:03:12 a un ritmo de 5:11, por lo que habré estado corriendo aproximadamente dos horas y diez minutos, que no está nada mal.

He acabado cansado, pero no estoy mal en estos momentos después de comer y una buena siesta eso que he recorrido entre hoy y ayer casi una maratón: 40 kilómetros. A los que sumados los 24 de martes y jueves, suman la nada despreciable -para mí- cantidad de 64 km esta semana. En otros años preparando Mapoma esta cantidad de kilómetros era el máximo pico de kilometraje que alcanzaba.

Hoy mi padre hubiese cumplido 74 años; sin embargo, hace ya 25 años que no está entre nosotros. No te olvido.

Mi padre

Gominolas

Hoy se me ha ocurrido probar un nuevo combustible para las tiradas largas: las gominolas. Tengo que reconocer que me pierden estas pequeñas chuches y he pensado que no sería mala idea compaginar dos cosas que me gustan: correr y comer gominolas. Así que he echado siete u ocho en una bolsita y he salido a correr con la idea de probar a repostar a media carrera con este curioso combustible.

Aparte de probar el avituallamiento, buscaba un ritmo cómodo para ir durante la maratón. Como suelo hacer últimamente, sólo miro el cronómetro para ponerle en marcha y para pararle y he vuelto a sorprenderme al comprobar el ritmo a los que he hecho la mayor parte de los kilómetros ya que he ido a un ritmo sólo un poco por arriba o un poco por debajo de 4:30. Lo curioso es que me he encontrado cómodo durante todos esos kilómetros, pero claro, no es lo mismo hacer diez kilómetros a 4:30 que cuarenta y dos.

Sobre el combustible, no sé qué decir, me ha costado meterme en la boca las dos o tres primeras gominolas, pero el resto me las he comido bien. Claro que la capacidad de masticar no es igual cuando se lleva siete kilómetros que cuando llevas treinta. Tampoco tengo claro si realmente me aporta energía o si esa energía es pan para hoy y hambre para mañana, es decir, si es un aporte energético de poca duración. Esta claro que tengo que experimentar más.

He recorrido un total de 15,2 km en 1:10:35 a un ritmo de 4:38 y he terminado, una vez más, con muy buenas sensaciones. Ya veremos si mañana no pago este ritmo tan ligero.

Poco después de levantarme y hacer mis necesidades, pesada semanal. Hoy marcaba la báscula 67,9 kg exactamente lo mismo que la semana pasada. Bueno, me mantengo.

La importancia de ir acompañado

Cuando se va corriendo es una buena cosa ir acompañado. Tiene múltiples ventajas como ir dándole a la húmeda mientras corres, mejorar tus ritmos picándote con tus compañeros, que se te haga el camino más corto, no sentirte solo y abandonado, etc. Pero de todas las ventajas que pueda tener destaco sobre todo la de ir pensando en otra cosa y olvidarte de los múltiples problemillas físicos que puedas tener.

Cuando vas solo, que si me duele aquí, que si me duele allí, que si no piso bien, … Sin embargo, vas con otros compañeros y no te acuerdas de ninguna molestia. Y si te acuerdas es que estás realmente fastidiado.

Pues eso me ha ocurrido hoy, que iba con Emilio y Joaquín charlando de cosas varias y cuando he terminado de correr me he dado cuenta que en ningún momento he notado nada extraño, ni siquiera he pensado en ello. Eso quiere decir que -toquemos madera- estoy ya recuperado.

Como Joaquín ha llegado algo tarde le he acompañado un poco, por lo que he hecho más de lo que hubiera hecho un día normal. He recorrido un total de 13,2 km a ritmos bastante tranquilos y acelerando en los últimos kilómetros llegado a alcanzar 4:18 en el último kilómetro fuerte.