XXIX Maratón Popular de Madrid

Por fin puedo respirar tranquilo. Ya he cumplido mi gran objetivo -atlético- del año, que no es otro que terminar la maratón de Madrid. Este año casi se corre en el mes de mayo, ya que el último domingo de abril fue el 30. Suelo fijarme como meta bajar de 3h30, pero este año debido a que el mes de enero me lo pasé en blanco por culpa de una lesión, ese tiempo que parecía muy ambicioso y decidí marcarme otro más acorde con mi estado físico: bajar de las cuatro horas.

Posando ante el Palacio de Linares

Este año el recorrido era absolutamente novedoso. Tomando como centro el Paseo de la Castellana, normalmente el recorrido transcurre al oeste de esta vía; sin embargo en esta edición se tocaba la zona este de Madrid. La llegada de nuevo era en el parque de El Retiro como años atrás.

Recorrido Mapoma 2006

Varios compañeros habíamos pensado hacer la carrera sobre las cuatro horas, pero a la hora de la verdad, sólo formamos un pequeño pelotón de cuatro, aunque uno de ellos ni siquiera tenía pensado terminar. Eso sí, nos sirvió de gran ayuda cogiendo botellitas de agua en los avituallamientos y esponjas en los puestos habilitados para tal. La idea era tomarnos las cosas con mucha tranquilidad en los primeros kilómetros con la idea de apretar, si fuese posible, al final. En Plaza Castilla (km 6) nos esperaba otro compañero, éste sin dorsal.

Llegamos al kilómetro 10 con un tiempo cercano a una hora. En ese punto adelantamos al pelotón de las cuatro horas, guiados por atletas con un gran globo azul con el tiempo marcado. Mis compañeros decidieron apretar un poco el ritmo y los fui siguiendo hasta el kilómetro 14. En ese punto, que comenzaba una larga subida hasta la media maratón decidí marchar algo más tranquilo que ellos.

Desde ese km 14 hasta la media maratón, el recorrido es ascendente en su mayor parte y se hace durillo. Yo con mi trote cochinero iba devorando kilómetros casi sin enterarme, lo cual era buena señal. A la media llegué con un tiempo de 1:59:31, un minuto por encima de mis cálculos, pero dentro de lo previsible, aunque durante la carrera no supe el tiempo porque no había puesto en marcha el cronómetro para no obsesionarme con el tiempo.

Después de la media el terreno es favorable, pero poco antes de llegar al Recinto Ferial (km 24), con objeto de salvar la M-40, aparece un fuerte repecho que no es más que el preludio de los kilómetros que restan. Porque a partir de entonces, se suceden bastantes subidas y bajadas que van machacando las piernas sin piedad. Tremendo el repecho que hay al salir del citado Recinto Ferial (km 27).

Sobre el kilómetro 30 adelanté a un buen amigo, Juan Ignacio, que luchaba por superar su XXIX maratón de Madrid, pero no pudo seguir nuestro ritmo, comentando que iba un poco justo. Al final nos vimos en meta y en su cara se reflejaba la satisfacción de haber terminado todas las maratones de Madrid.

Yo trataba de seguir a una pareja que llevaba un ritmo similar al mío, pero en la subida de la Avda. de Niza (km 32) ya no pude seguirlos. Aunque cansando, veía que todavía tenía algo de fuelle, ¡¡todavía no había llegado el consabido muro!!

Otro punto puñetero llegó en la Avda. Hnos. García Noblejas, sobre el km 36-37. Esa subidita, que en la carrera de Canillejas es prácticamente imperceptible, en la maratón se hacía dura de verdad. Allí me encontré a otro par de compañeros, pero siguieron a su bola. La verdad es que en esos kilómetros, bastante tiene uno con poder mantenerse dignamente.

Ahora había kilómetro y medio de una buena bajada. Lo que va desde la Cruz hasta Ventas por la calle Alcalá. Es en las bajadas donde uno ve si va o no va. Yo pude comprobar que iba más bien poco, pero aprovechando que había bastante sombra intenté relajar lo que pude pensando en la subida a Manuel Becerra. Justo en el puente de Ventas me adelantaron los de las cuatro horas. Me alegró ver entre los portadores de los globos a un compañero de entrenamiento que iba como una máquina, pero me pasaron como una exhalación. No tuve tiempo de ni siquiera pensar si debía o no seguirles.

Me esforcé todo lo que pude por intentar subir ese último repecho corriendo y lo conseguí, pero no creo que lo hiciese más deprisa que si hubiese ido andando. Ya estaba en el km 40. Totalmente fundido, pero con la sonrisa de oreja a oreja pensando que lo peor había pasado. Con un trote bastante pobre, me planteé llegar hasta el kilómetro 41, pero o yo iba ya ciego o este kilómetro no estaba señalizado. El caso es que nos plantamos en la puerta del Retiro y la meta ya estaba muy cerca. No sé si mi memoria me juega una mala pasada, pero me pareció ver muchísima gente agolpada en las vallas animando. Este año mi hijo me acompañó ese último kilómetro. Fue una experiencia irrepetible la entrada en meta agarrado de su mano.

El tiempo oficial fue de 4:02:31 y el tiempo neto, lo que verdaderamente me importa, de 3:59:35, por lo que puedo decir que cumplí mi objetivo de bajar de las cuatro horas.

Llegada Mapoma 2006

XXVI San Silvestre vicalvareña

Primera participación en esta San Silvestre después de salir escarmentado de la vallecana. Y es que esta carrera se ha masificado en exceso. Así que este año elegí ésta por recomendación de Carlos, compañero de equipo. Y la verdad es que he acabado bastante contento.

Nos desplazamos unos cuantos maratidianos hasta aquí: Carlos, Manolo, Juan Ignacio y un servidor. Todo un detalle que Juan Ignacio, que viene de vacaciones en esta época navideña se desplazase hasta Vicálvaro a correr.

vical-2005
Foto de equipo, ¡me sale fuego de la cabeza!

Me encontré también allí con Carmelo, vecino del barrio que me hizo unas bonitas fotos, ¡¡¡muchas gracias Carmelo!!!

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Corriendo por las calles de Vicálvaro

La carrera me pareció bastante dura, son dos vueltas con unas buenas cuestas, pero con bastante animación en algunos tramos. Hice los 8,2 km en un tiempo de 35:06 @ 4:17 min/km. No está mal dada la dureza de la prueba.

Manolo, compañero de equipo, subió al pódium en la categoría de veteranos. Tremendo lo de este hombre.

La rifa posterior a la carrera es impresionante. Yo pensaba que no acababa hasta que todos los presentes tuviéramos regalos. Tanto Juan Ignacio como yo salimos con un par de ricos salchichones.

vical-2005-trofeos
Tan contentos con nuestros trofeos

XXVIII Maratón Popular de Madrid

Hay que empezar diciendo que esta maratón ha sido la mejor de los últimos años, que siempre por unas cosas u otras, he tenido problemas de lesiones. Unas veces me lesionaba meses antes y otras, como el año 2002, el mismo día de la carrera. Mi tiempo final fue de 3:39:02 lo que supone mi tercera mejor marca en Madrid e infinitamente mejor que en los últimos maratones que había hecho, pero en mis piernas estaban las 3:30 y no he sabido hacerlo bien. Pero bueno, de todo se aprende.

Con la Cibeles al fondo

El caso es que salí con un grupito con un compañero de entrenamientos (Emilio) y con Juan, un compañero del equipo, pero cuando llevábamos 3 km me di cuenta que mi compañero de entrenamientos iba muy deprisa y decidí, junto a Juan, ir más despacio. En el km 6 nos adelantaron dos individuos con un globo que marcaba 3h30 y decidimos integrarnos a ese pelotón, que era bastante abundante. Al menos había cincuenta corredores siguiendo al globito.

Fueron pasando los kilómetros y yo me sentía bien en el grupo, aunque Juan iba un poco con el gancho. Sobre el km 15 se fue quedando, mientras yo seguía cómodamente. En el km 20 se atraviesa la calle Fuencarral, que es una calle estrecha con mucha gente animando y con la música de Carros de Fuego a todo volumen. Verdaderamente alucinante, se te pone carne de gallina cuando hay tanta gente animando. El posterior paso por la calle Montera, Sol y la calle Mayor, donde está situada la media maratón, es alucinante por la cantidad de público que hay. Sólo dejan un estrecho pasillo para que pasen los corredores. En la media maratón hice 1:43:08. Dentro de lo previsto. Hasta ahí, todo bien.

Sobre el km 24 hay un bonita subida por la calle Princesa y ya empecé a hacer la goma con el grupo del globito de las 3h30, aunque con un pequeño esfuerzo volvía a conectar. En el km 26 el tiempo era de 2:07:36, un minutillo por encima de lo previsto, pero seguía encontrándome bien, aunque en los puestos de avituallamiento (cada múltiplo de 5 km) hacía la goma y veía que en un momento dado la goma se iba romper. Estos acelerones por entrar en el grupo, fueron los que al final me acabaron rompiendo totalmente.

Entramos en la Casa de Campo por un repecho muy duro y luego llegamos al km 32 por otra subidita donde me dejé casi todas las fuerzas. Quinientos metros más adelante, el grupo de las 3h30 empieza a irse y veo que no soy capaz de seguirles, la goma se ha roto del todo. Intento no perder la compostura y hasta el 33 sigo luchando, no por entrar en el grupo, sino por no perderles de vista, pero se van, se van y empieza la crisis. Enchufo el piloto automático y aunque en el km 35 todavía estoy en tiempo de llegar a las 3h30, ya que llevo 2:49:29, esos últimos kilómetros, de los cuales muchos son en subida, se me hacen eternos. La gente empieza a pasarme en manadas y sólo soy capaz de superar a aquellos que van andando o se paran en los puestos de avituallamiento o de sanidad. En el km 38 me pasa un corredor vestido de Scooby Doo, pero ni a ese pedazo de perro soy capaz de seguir. Los kilómetros se me hacen eternos y no bajo de los 7 minutos por kilómetro, pero la meta está cerca y sólo hay que pensar en llegar, no pensar en el tiempo.

Bastante tocado por el kilómetro 35, pasado el Puente de Segovia

A falta de kilómetro y medio, me pasó un conocido que me animó y eso me llevó a aumentar un poco el ritmo cochinero que llevaba. Ya en el Paseo del Prado, viendo la meta al fondo, conseguí mantenerme dignamente y entré en la meta sacando pecho, que la ocasión la merecía. Cuando me paré, después de atravesar la línea de meta, me sentí un poco mareado y a punto estuve de ir a visitar a las asistencias médicas, pero se me pasó rápidamente cuando empecé a devorar todo tipo de viandas que encontré a mi alcance: una chocolatina, un plátano, no sé cuantas rajas de sandía, etc. A los diez minutos de llegar ya estaba casi repuesto.

En resumen, por un lado contento porque el tiempo realizado no es malo, pero algo triste porque pienso que ha podido ser mejor. De todas formas, he obtenido una nueva enseñanza: no se puede ir en los grupos que se forman de un determinado tiempo porque los corredores que marcan el ritmo de esos grupos son gente de más nivel y el ritmo que imponen no tiene porque coincidir con el tuyo. Yo me calenté demasiado por no perderles, yendo a un ritmo superior al que debía y luego pasó lo que pasó, que el hombre del mazo no tuvo contemplaciones.

Ya estoy pensando en el MAPOMA del año que viene. Las 3h30 no se me escapan de ninguna manera, seguro.

XXVII Maratón Popular de Madrid

Hoy es domingo, 25 de abril, ha llegado el gran día. Se celebra la XXVII edición de la Maratón Popular de Madrid.

6:30 Suena el despertador. Me levanto y desayuno. Hay que llenar el estómago con tiempo ya que en caso contrario, durante la carrera puedes tener problemas.

8:30 Llegada al Palacio de Linares en la plaza de Cibeles. Allí nos encontramos siete de los nueve maratidianos que van a participar en la carrera. Nos hacemos la foto de rigor e inmediatamente después aparece uno de los rezagados. Me hago una foto con él para que no salga tan solo.

Foto de equipo antes de empezar Mapoma 2004

9:30 Se ha guardado un minuto de silencio, se han soltado unas cuantas palomas mensajeras y ¡todos a correr! Hemos tardado más de tres minutos en cruzar la línea de salida. Pero hay que tomárselo con tranquilidad, la carrera es muy larga. El cuartero calavera compuesto por Goyo (maestro espiritual), JuanMa (discípulo aventajado), Ramón (discípulo por necesidad) y un servidor nos tomamos las cosas con muuuuucha calma y hacemos los primeros kilómetros -que encima son cuesta arriba- muy despacito. A estas horas el calor ya se hace notar. Intento concienciar al grupo y especialmente a mí: el calor es mi aliado, el calor es mi aliado, el calor es mi aliado, …

Iñaki nos acompaña unos kilómetros con la bici y nos hace unas fotos para la posteridad.

El cuarteto calavera por Príncipe de Vergara

11:00 – km 16 Ramón se ha ido quejando de la rodilla y al pasar por la calle Serrano, que es donde tiene aparcado el coche no puede evitar quedarse. Le echamos de menos. El cuarteto se queda en un trío.

11:15 – km 18 Ramón se ha arrepentido y aunque renqueante, se vuelve a unir al trío, ahora somos de nuevo un cuarteto.

En la Glorieta de Bilbao está mi madre animando. También Jesús Mariño que corre unos metros con nosotros dándonos ánimos. Se agradecen, de verdad.

11:35 – km 20 Estamos en la calle Montera, avituallamiento líquido. El suelo está empapado y el empedrado se pone peligroso, hay que bajar con precaución. Llegamos a la Puerta del Sol y el gentío es tremendo, dejan un estrecho pasillo para que pasen los corredores. Tenemos la media maratón a un paso.

11:41 – Media maratón. Estamos en la calle Mayor y todavía se oyen algunas bromas. Por experiencia sé que a partir de ahora, bromas, las justas. El tiempo oficial en la media: 2:11:29

11:45 – km 22,5. Estamos empezando a subir Ventura Rodríguez, una de las cuestecitas con la que la organización nos obsequia un año sí y otro también. Empiezo a sentir dolores en la rodilla izquierda. Goyo comenta que es mejor bajar el ritmo. ¡Cómo se nota que es el maestro!

km 25 Ya no sé ni la hora que es. Llegamos a la Ciudad Universitaria, junto al metro hay un avituallamiento. Cogemos un poco de agua y… ¡ta-chán! Goyo ha desaparecido. El maestro ha dejado colgado a sus alumnos. El cuarteto se convierte en trío. La caló sigue apretando. Mentalmente pienso: el calor es mi aliado, el calor es mi aliado, …

km 29 Junto a San Antonio de la Florida JuanMa se encuentra con todas las mujeres de su familia: esposa, hermana y madre. El trío se convierte en dúo, pero yo voy muy tocado de la rodilla.

km 30,5 El dúo dura bastante poco, en la M-30 Ramón se cansa de ir al trote cochinero y se marcha hacia delante. Me quedo solo en la parte más jodida, pero así es la maratón.

km 31 La carrera pasa por un túnel debajo de la M-30. La rampa de salida es impresionante. Aquí fue donde el año pasado me dejé las últimas fuerzas que tenía. Así que este año me lo tomo con calma y subo la rampa andando. Después de la rampa empiezo de nuevo a correr.

km 32 Junto al lago de la Casa de Campo me pasa un quinteto de corredoras donostiarras. Si mal no recuerdo del equipo EASOARRAK (o algo así) y me engancho para no ir solo.

km 35 En el puente de Segovia ya ando muy fastidiado de fuerzas. Recojo una botella de agua en este avituallamiento, miro el reloj y veo que son las 13:10 y yo había quedado con mi mujer a las 13:30. Me pongo a andar para dar tiempo a que llegue Al final del puente me encuentro con mis hijos y con mi mujer. Marisa ha pensado hacer conmigo estos últimos siete kilómetros. Sigo andando a buen ritmo para recuperar un poco las piernas.

km 36 Junto al cementerio de San Isidro me pasa un grupo de corredores con un globo que marca 4h30. Me pongo a correr otra vez, el ritmo es llevadero. Cada vez hace más calor, pero yo sigo pensando: el calor es mi aliado, el calor es mi aliado, …

km 37,5 Mi mujer tiene ganas de hacer sus necesidades por lo que me pongo otra vez a andar esperándola, ¡menuda acompañante me he buscado!

km 38 Después de salvar la cuesta de la calle Segovia me pongo a correr con la idea de no parar ya hasta meta. La subida del Paseo Imperial está llena de “cadáveres” que van andando y a los que sobrepaso con facilidad. Acabo de ver un tipo vestido de novia, ¡a por él! Otro que cae.

Estos cuatro últimos kilómetros se me hacen eternos, pero la gente sigue andando y yo les paso sin piedad. Me encuentro a Andrés Padilla que me anima. Hay que seguir, hay que seguir, pero ¿qué oyen mis oidos? Una orquesta tocando a buen ritmo. ¡No puede ser! Mis piernas se han vuelto locas, ¡quieren ir más deprisa!

km 41 Llego a Atocha por un estrecho pasillo de gente. Me acuerdo de mi compañero de entrenamientos Gonzalo, excelente corredor y ahora convaleciente por el brutal y cobarde atentado del 11 de Marzo. Esto va por ti, campeón, sé que es poco lo que puedo ofrecerte, pero va por ti. Tienes que recuperarte y el año que viene estar corriendo aquí. Tú puedes.

Al poco llego a la zona vallada y Marisa tiene que dejar de acompañarme. Aprieto un poco más, que ya se divisa la meta a lo lejos. En los últimos metros la emoción me desborda y entro gritando como un poseso en la meta. Paro el cronómetro y miro mi tiempo: 4:33:05. No está mal para haber entrenado tan poco. El tiempo oficial final: 4:36:38.

Sorprendente, no me encuentro demasiado mal. Bebo, como y hago unos estiramientos. Otra maratón más en mis piernas. Ya estoy pensando en la del año que viene y en entrenar más.

Muchas gracias a todos aquellos que estuvisteis animando durante la carrera. Un buen grito de ánimo se agradece en cualquier momento de la carrera.

Sobre la organización, como comentó Goyo, falló un poco en el tema del agua. Creo recordar que el año pasado había más agua en más puntos. Desde mi punto de vista, algo peor que el año pasado. Por cierto, la cola de los dorsales acabados en cero, ¡impresionante! Parecía como si hubiese más gente con el dorsal acabado en cero que el resto. Creo que estuve casi 20 minutos para poder entregar la bolsa de ropa.

XXVI Maratón Popular de Madrid

El domingo 27 de abril de 2003 se celebró la XXVI edición de la maratón popular de Madrid. Un mes antes, en concreto el 23 de marzo, en la celebración de la media de Fuenlabrada mi compañero de entrenamientos Antonio sufrió un infarto y aunque en un principio parecía que no salía, hoy, dos años después puedo decir que está bien, pero que muy bien. La única secuela es un problema en las cuerdas vocales que le impiden hacer ejercicio porque se asfixia enseguida. Ahora no corre, pero se mete buenas caminatas. Antes de la salida de la maratón, sus compañeros del Gran Grupo Garabitas le hicieron un homenaje en las puertas del Palacio de Telecomunicaciones, con el lema Va por ti Antonio.

Va por ti Antonio, claro que va por ti

Escamado con lo ocurrido el año pasado, decido ir a mi bola, sin ir con nadie. Además voy a intentar ir despacio en la primera parte para apretar en la segunda.

Durante la carrera veo a Elena varias veces y me comenta que Juan Ignacio me saca unos minutos, por lo que me pongo como objetivo alcanzarle.

En el tramo más desagradable de todos, cuando se pasa por el arcén de la M-30 doy alcance a Juan Ignacio que me comenta que va bastante mal, que siga yo a mi ritmo. Eso hago, voy bien en esos momentos, pero unos pocos kilómetros más tarde sufro la visita del hombre del mazo, aunque no desisto. La rampa que hay al pasar por debajo de la M-30 me deja bastante tocado y ese es el principio del calvario.

El objetivo de hacer 3h45 ya lo veo difícil y por lo tanto, ahora lo fijo en bajar de cuatro horas como en mis principios maratonianos.

Llego al puente de Segovia y allí está una buena amiga con sus niños y su hermana y su cuñado, que me animan a tope. Sólo quedan siete kilómetros para la meta y mi amiga decide acompañarme hasta el final, como el año pasado. No hay problema, el ritmo que llevo es patético, no creo que tenga ninguna dificultad para ir a mi vera.

Otro año más que llego a la meta, no me puedo quejar. Al final el tiempo es malo, pero he bajado de las cuatro horas: 3:55:07. Poco después llegó Juan Ignacio haciendo un tiempo de 4:04:04, ¡menudo montón de cuatros! Otra maratón más que hemos terminado y él ya lleva 26.

Posando antes de la carrera, todos muy felices

XXV Maratón Popular de Madrid

En la XXV edición de la maratón de Madrid, un escaso número de miembros del equipo MaraTI+D nos dimos cita en el Paseo de la Castellana para intentar la hazaña de recorrer 42.195 m. Para mi gusto el día fue muy caluroso, lo que hacía presagiar una carrera dura. Esta vez la organización por esperar al último domingo de abril casi celebra la prueba en el mes de mayo, ya que el día elegido fue el 28.

Tenía pensado correr con Juan Ignacio toda la carrera, pero en el kilómetro 6 tuve un problema en el gemelo de la pierna derecha que me “invitó” a correr más suavemente. Este problema ha conseguido que haya sido la maratón más dura en la cual he participado, ya que cada cinco kilómetros tenía que parar en los puestos de sanidad y realizar algunos estiramientos. Pero bueno, al tran, tran, he conseguido finalizar una maratón más, aunque el tiempo realizado se ha disparado un poco de lo que tenía pensado en un principio: 4:16:07, aunque no me puedo quejar porque correr lesionado casi toda la carrera tiene tela.

Me ha parecido que la organización ha rayado a gran altura, aunque puestos a poner un pero, comentaría el tema del guardarropa que se ha quedado un poco escaso para tantos participantes. Sin embargo, como descargo, la idea de dar agua cada 2,5 km ha sido excelente con el día tan caluroso que hizo.

Espero que el resto, no haya sufrido tanto como yo. Enhorabuena para Carlos, que en su primera maratón llegó a meta bastante bien (o eso me pareció). También hay que dar la enhorabuena a Andrés que en su primera maratón hizo un tiempo de 3h04. Impresionante.

Entrando en el puente de Enrique de la Mata, ¿Dónde está Wally?

X Maratón de Laredo

Dado que me había lesionado en enero y que hasta finales de febrero no había empezado a entrenar, decidí correr en Laredo. La cosa parecía sencilla ya que se trata de una maratón prácticamente llana y mi objetivo, dado que el entrenamiento no había sido bueno, era realizar tres horas y cuarenta y cinco minutos. Era el 27 de mayo de 2001 y se celebraba la X edición de esta carrera.

La maratón transcurre en un circuito urbano de algo menos de 14 km por las calles de la ciudad al que hay que dar tres vueltas. Como todas las ciudades costeras modernas, la población está distribuida a lo largo de la costa, por lo que las calles son muy largas, esto hace que la carrera sea sosa, insípida y monótona en todo su recorrido.

Se trata ésta de una carrera bastante familiar en todos los detalles, incluso en la participación que no llegó a superar los 300 atletas, algunos de los cuales tenían intención de correr sólo la media maratón. El día amaneció ya bastante caluroso y este calor castigó a todos los participantes durante la carrera, ya que no había prácticamente una sola sombra en todo el recorrido. Aunque hay que decir que los puestos de agua y esponjas funcionaron a la perfección.

Tenía la idea de realizar un tiempo cercano a las 3h45, pero comencé a un ritmo superior al previsto, empeñado en formar un grupo con un pibe con el que anduve los primeros ocho kilómetros. A partir de entonces, bajé algo el ritmo y llegué a la media maratón en 1:45:40, ¡demasiado deprisa para mí! Cuando iba por el km 26 tuve el dudoso honor de ser doblado por el primer clasificado, el marroquí Mohamed Aoulhab, que ya había ganado el pasado año y que este año volvió a repetir.

Todavía me mantuve a un ritmo aceptable hasta el km 27 ó 28, pero a partir de entonces, empecé mi calvario particular. Tuve suerte de encontrar un compañero de viaje en el km 33, un fondista barcelonés de 62 años que este año ya se había metido la maratón de Barcelona y la de Madrid. Juntos nos peleamos por atravesar la jungla de coches que invadía el circuito en esta última vuelta y le agradezco sinceramente su ayuda ya que él tiró de mi e incluso me esperó en una zona donde naufragué estrepitosamente (km 36). Llegamos juntos hasta las puertas del estadio de atletismo donde estaba instalada la línea de meta y en esos 300 últimos metros, me sacó 200, tan lamentable era mi estado físico.

Al final, con más pena que gloria llegué a la meta con un tiempo, según mi reloj, de 3:58:24. Bueno, al menos conseguí bajar de las cuatro horas. Después de una ducha en los vestuarios del estadio de atletismo llegó el mejor detalle de la organización: fruta en abundancia para todos. Había plátanos, fresas, cerezas, melón, naranja y alguna cosa más que seguro olvido, todo en perfecto estado para ser consumido en ese mismo instante.

Llegando a la meta de la maratón de Laredo 2001

En resumen, me pareció una carrera fea e insulsa, además con el agravante (no sé si es normal en esos lares y esas fechas) de un calor atroz durante todo el recorrido. Los ánimos de la gente eran prácticamente inexistentes y solamente la gente de la organización en los puestos de agua y esponjas animaban a los corredores. El hecho de que hubiese bastantes calles abiertas al tráfico (aunque utilizando vallas para separar a unos de otros) también me pareció una cosa fea y, además, peligrosa. El tema de los coches se agravó al final ya que se saltaban alegremente los controles que ejercía la Policía Municipal e invadían el circuito en puntos donde se suponía no debería de haber vehículos. Para rematar, lo peor de todo es que con tanto sol, me achicharré la espalda y los hombros ya que no tuve la precaución de protegerlos con crema protectora y ésto no se lo puedo achacar a la organización.

En fin, una experiencia más que espero me sirva para poder hacerlo mejor las siguientes veces. Está claro que aunque la carrera sea llana, hay que estar bien entrenado para poder hacer una marca en condiciones y yo quizás me confié demasiado después de la disputa de la maratón de Madrid. Eso sí, la zona antigua de Laredo es un sitio precioso. Me gustó mucho. Como curiosidad histórica decir que el rey Carlos I de España y V de Alemania desembarcó en Laredo para realizar su último viaje hasta el monasterio de Yuste donde permaneció los últimos años de su vida.

XXIV Maratón Popular de Madrid

Después de que 1999 fuese una temporada extraordinaria, el año 2000 fue una catástrofe. Después de la media de Fuencarral me lesioné y estuve casi dos meses lesionado, yendo a rehabilitación. De nuevo el tendón de aquiles me hizo una mala pasada.

Este año también empecé con mal pie ya que me lesioné en el mes de enero. Estuve yendo al fisio y a finales de febrero pude empezar a entrenar desde cero. En vista de que no iba a llegar al último domingo de abril con un entrenamiento adecuado, decidí prepararme para el maratón de Laredo que se celebraba el último domingo de mayo.

Utilicé, por lo tanto, el MAPOMA como un entrenamiento largo, con la idea de hacer 30 km corriendo y el resto, andando. Al final Juanma no iba muy fino y entre el uno y el otro llegamos a meta como pudimos.

Esta era la XXIV edición de la Maratón de Madrid y salió un día bastante desagradable para correr, sobre todo por la lluvia. El ganador, José Ramón Rey, calificó la prueba como un infierno.

Este año el último domingo de abril fue el día 29 y ese día se celebró la prueba. Como últimamente me ocurre, empecé con mal pie el día. Después de levantarme con tiempo (tres horas antes) para ir tranquilo, al final llegué tarde a la foto debido al desacuerdo entre organizador y EMT para que ese día los corredores pudieran ir gratis en transporte público. Empecé a ponerme nervioso ya que tuve que volver a casa a por dinero. Otro fallo fue beberme casi 1,5 litros de agua antes de la prueba, lo cual me obligó a parar 3 veces durante la carrera a vaciar la vejiga. Al final, aunque tarde, contacté con algunos compañeros de MaraTI+D que todavía andaban pululando por el punto de encuentro. Los rezagados nos hicimos una segunda foto y al poco nos acercamos a la línea de salida donde supuestamente 10.000 corredores esperaban el pistoletazo de salida.

Goyo, JuanMa, Antonio (un nuevo fichaje para el equipo) y un servidor planeamos ir juntos hasta donde fuese posible, siguiendo un ritmo de, aproximadamente, 6 min/km y con esa intención salimos. Tras pasar la glorieta de Cuatroca, Antonio aumentó el ritmo y el grupo expedicionario se redujo en una unidad. El resto del grupo siguió unido hasta el km 25 donde la mayor fortaleza de Goyo se puso de manifiesto y el grupo quedó reducido solamente a dos. A partir del km 27 empezaron los problema para el G.E. y solamente conseguimos proseguir juntos bajando el ritmo y manteniendo la entereza en los peores momentos. Al final llegamos a la línea de meta juntos y hermanados (como buen G.E.) en un tiempo de 4:43:39.

Aunque es mi peor marca de siempre, esta maratón ha sido una de las más gozosas para mi, ya que después de no poder correr el año pasado y sufir tres lesiones jodidas en menos de un año, pensaba que lo de correr (y más una maratón) era cosa de otros. Además, por la última lesión, el entrenamiento había sido escaso. Sin embargo, no he tenido problemas con las lesiones y he cumplido mis objetivos marcados: llegar en condiciones al km 30 y terminar la maratón de cualquier manera. Otro motivo de gozo ha sido realizar toda la carrera con un compañero de MaraTI+D (JuanMa) ya que entre uno y otro, nos hemos ayudado a alcanzar la meta.

La organización me ha parecido brillante, el único pero que puedo indicar, ha sido el desconcierto que me ha provocado el hecho de indicar en el folleto que el transporte sería gratuito cuando al final no lo ha sido, pero en su disculpa, diré que parece ser que había un cartelote en la feria del corredor que indica esta circunstancia, que desgraciadamente no vi.

Para terminar, dar gracias a todos los compañeros de la empresa y de MaraTI+D que han animado al equipo durante la carrera. Si otras veces, se han merecido un 10 por su comportamiento ejemplar, esta vez, ni siquiera un 11 haría justicia. Y esto mismo es extensible al público en general que ha animado de manera impresionante en un día de perros y en medio de un puente salvaje, ¿dónde demonios ha salido tanta gente?

Llegando a meta con Juanma y Cristina

VI 10 km pedestres distrito de Usera

Como otras tantas veces, también participé en la carrera de Usera. Al contrario que otros años que me pareció que la organización rallaba el sobresaliente, esta vez estuvo algo peor. Dos puntos en su contra: la salida se dio, al menos, minuto y medio antes de la hora, por lo que me pilló donde no debía y, lo más importante y peor, en algunos tramos el trayecto estaba abierto al tráfico, aunque perfectamente delimitado con conos. Terminé con un tiempo de 46:01 que refleja el lamentable estado de forma en el que me encuentro.

Este circuito de ida y vuelta me gusta menos que el otro que recorría gran parte del distrito que da nombre a la carrera, pero según me comentó el organizador tuvieron que inventarse este recorrido en el último momento porque la Policía Municipal les dijo que no tenían efectivos para cubrir todos los cruces del recorrido original y de este modo, haciendo de ida y vuelta los cruces a cubrir son menos. Salvaron la papeleta en el último momentos.

La hora de encuentro con los compañeros de equipo se respetó más o menos bien, a eso de las 10:15 pasadas, nos encontramos la mayor parte de los miembros de MaraTI+D en el punto de encuentro más el amigo Liborio que siempre se acerca a saludar.

Foto de equipo Usera 2001
Foto de equipo Usera 2001

XXXVI San Silvestre vallecana popular

Después de un año plagado de lesiones, me decidí a participar en la San Silvestre para terminar bien el año. Como siempre un ambiente excepcional aunque para mi gusto demasiada, demasiada gente.

Tanta gente provocó que tardara casi tres minutos en pasar la línea de salida. Además, nada más empezar se me cruzó un espécimen al que pisé y me provocó un torcedura de tobillo que afortunadamente parece que no ha ido a más.

Haciendo gala de mi baja forma, traté de llevarlo lo mejor posible y entré en meta con un tiempo neto de 47:47 según la organización:

2845 4831 GARCIA BLAZQUEZ MIGUEL A. 00:47:47 00:50:34

Agradecer a Juan Ignacio esa sidra que nunca viene mal después del esfuerzo y a todo el público el ánimo prestado, aunque esta carrera se ha masificado en exceso.

Y con esta carrera, cierro un año negro atléticamente hablando. Esperemos que el año que viene sea mejor.