Camino Real de Guadalupe. Etapa 3

Tercera etapa del Camino Real de Guadalupe: Talavera de la Reina, Alberche del Caudillo, Calera y Chozas, Alcañizo, Oropesa (descanso), Alcolea de Tajo, Puente del Arzobispo y Villar del Pedroso.

Sonó el despertador a las siete, nos levantamos raudos, nos vestimos, desayunamos y bajamos al restaurante a recoger las bicis, que aún seguían allí. Coloqué el móvil en el soporte de mi bicicleta y puse en marcha el programa BikeGPX con el Tramo 7 entre Talavera y Calera. Eran las ocho menos diez cuando nos pusimos en marcha, nos internamos por el parque de la Alameda buscando el camino y al poco lo encontramos que coincidía con un carril bici que transcurre paralelo al río Tajo. Era muy agradable circular por allí con el frescor de la mañana. Pasamos por la muralla, por una glorieta con unos leones y salimos de Talavera por el cementerio, alejándonos un poco del río, pero el camino seguía siendo agradable y eso que el firme ya había empeorado lo suyo.

Circulábamos entre vegetación de considerable tamaño, pensando si sería maíz, pero parecía muy alto. Llegamos a la conclusión de que podría ser tabaco al ver algunos secaderos de tabaco por allí aunque estuvieran en ruinas. Nos adelantaron varios ciclistas al salir de Talavera y poco después nos cruzamos con un pelotón que estaría compuesto por lo menos de veinte unidades. Aún así tampoco es que viéramos muchos ciclistas durante el recorrido. Pasamos junto a Alberche del Caudillo, pero ni entramos. Me sonaba que ese pueblo era uno de aquellos que se hicieron en la época de Franco con todas las casas igualitas, tipo Bernuy, pero lo poco que se podía ver desde el camino no se correspondía con la imagen preconcebida que tenía.

El tramo hasta Calera es muy llano y agradable por la vegetación y el frescor del río, pero la entrada al pueblo es de órdago, ya que hay que subir una buena cuesta que lleva hasta la iglesia, donde acaba el track. Justo antes de empezar la subida llegamos al mojón que indica el kilómetro 100, donde aprovechamos para hacernos una foto.

¡Ya sólo nos quedaban cien kilómetros!

Subimos al pueblo con gran esfuerzo hasta la plaza donde está la iglesia y que en esos momentos estaba «funcionando», ya que se oían voces procedentes del interior del templo. Paré para cambiar el track del móvil y poner el Tramo 8 entre Calera y Oropesa. Si la entrada al pueblo fue subiendo, la salida fue bajando, pero al poco volvimos a subir, aunque con poca pendiente buscando la vía del tren. Circulamos unos tres kilómetros pegados a la vía, por unos toboganes no muy duros, pero de piso muy pedregoso. Por allí nos cruzamos con tres corredores que tenían pinta de correr bastante por el ritmo que llevaban. Hacía calor en esos momentos y por allí no había ni una sombra, unos auténticos valientes.

En un momento dado el camino se aleja de la vía y el track no coincidía con el camino, bien marcado por flechas amarillas y los mojones. Mirando detenidamente el track y adivinando más o menos la dirección del camino, decidimos ir por donde indicaban las flechas y olvidarnos del track, ya que parecían converger más adelante y el track parecía que hacía un recorrido extra. Efectivamente, yendo por el camino al poco convergió el asunto y ya volvió a estar en sintonía el track y el camino.

Llegamos a un pequeño pueblo llamado Alcañizo y de pronto vimos cortado nuestro camino por unas cintas. Como buenos españoles, cruzamos por debajo de las cintas para continuar el camino y al hacerlo pasamos por un puente bastante chulo y una iglesia. Paramos a hacer una foto en esa zona y apareció por allí un paisano al que preguntamos el motivo por el que estaba cortado ese trozo. Nos dijo que el día antes había pasado por allí un remolino y había tirado el cable de la luz y alguna cosa más, pero sólo en ese trozo minúsculo del pueblo. En la puerta de la iglesia había una escultura de metal en referencia al Camino de Guadalupe. Se trata de una escultura tipo de las que hay varias en el camino. Allí mi amiga posó con su máquina.

Poco después de salir de Alcañizo vimos un pueblo en la lejanía que supusimos era Oropesa, por lo que pensamos que no debían quedar muchos kilómetros para nuestra parada. El camino se va empinando poco a poco, sin llegar a tener mucha pendiente, pero siempre para arriba. Pasamos por un sitio que anunciaban bastante llamado Dehesa el Milagro, ya cerca de Oropesa y que según he leído después es una finca que compró Blanca Entrecanales Domecq y que la rehabilitó, diseño huertos, campos de cultivo y criaderos de animales. Una granja de productos ecológicos. Me encanta la foto que he encontrado en internet donde aparece esta señora con un burrito. Maravilloso.

El camino seguía ascendente y se puso más empinado cuando llegábamos a Oropesa. De nuevo se cumplía la norma de entrar al pueblo cuesta arriba. Paramos donde acababa el track, en la plaza del Navarro, en una terraza al lado de una fuente. Yo pedí café y tostada con aceite y tomate y mi amiga un zumo. Fue bastante caro. Rellenamos los bidones en la fuente de al lado de la terraza y nos pusimos en marcha con el objetivo de recorrer el Tramo 9 del track entre Oropesa y Puente del Arzobispo.

Este tramo fue el mejor de todos porque el terreno es favorable, el piso en buen estado circulando por una dehesa de encinas y, por lo tanto, con sombra. Tuve que bajarme un par de veces o tres para abrir la puerta de una cancela, pero por lo demás genial. Antes de llegar a Puente del Arzobispo paramos en Alcolea de Tajo pensando que habíamos llegado a nuestro destino. Por supuesto, también la entrada es cuesta arriba. En la plaza donde paramos había un mojón donde se podía ver la cifra 66,6 con una coma casi imperceptible que invitaba a pensar en el número de la bestia. Allí nos paramos a comernos una barrita y por allí apareció un perro que parecía vagabundear sin dueño. Estuvimos poco tiempo allí, sólo lo que tardamos en comer la barrita y pronto nos pusimos en marcha para completar el tramo del que ya nos quedaba muy poco porque Alcolea está muy cerca de Puente del Arzobispo.

Entramos en esta población por una calle larga y recta donde pudimos apreciar los baldosines por lo que esta localidad es famosa, además de por su precioso puente que le da nombre. Paramos en una plaza donde había una residencia de ancianos y presenciamos cómo los familiares se comunicaban desde abajo, en la plaza, a voces con los ancianos encerrados en el edificio por precaución con el maldito Covid-19.

Paramos en la plaza para poner el nuevo track, el tramo 10 entre Puente del Arzobispo y Carrascalejo. Había leído que los bicigrinos (los peregrinos que van en bici) aconsejaban ir por la carretera EX-387 hasta un determinado punto. No hice caso y después de atravesar el puente que da nombre a la población nos metimos por el camino que va justo al lado de la carretera, yendo la carretera a la izquierda del camino y la verdad es que el camino es una birria, porque transcurre por un campo lleno de paja y en muy mal estado, muy mal conservador. Desde luego, preferible ir por la carretera. Después de ir sufriendo por ese camino mierdoso llegamos a un punto que hay que atravesar la carretera y ya el camino se va separando poco a poco de la carretera. A partir de ese punto el camino cambia de fisonomía y se vuelve más montañoso y cuesta arriba, aunque ya llevábamos subiendo un buen rato. Se sigue subiendo y subiendo hasta que por fin, faltando unos cuatro kilómetros, empieza la bajada. Yo me tiré tratando de tocar los frenos lo menos posible y llegué abajo, al cruce con una carretera. Allí miré para atrás y vi que no venía mi amiga, así que esperé. Estuve un buen rato y me extrañó que no apareciese. Esperé un rato más y vi que venía andando y eso que era cuesta abajo. Me extrañó sobremanera que fuese andando y cuando llegó a mi altura comprendí el porqué. Su rueda delantera había pisado un clavo y se había pinchado, así que me tocó cambiar la rueda a pleno solerazo. No tardé demasiado tiempo en cambiarla, pero estuve un buen rato inflando la rueda. Ya sólo quedaba subir una bonita cuesta, pero por carretera para llegar a Villar del Pedroso.

Llegamos al pueblo y buscamos la casa rural que habíamos reservado. Tuve que llamar por teléfono y en cinco minutos estaba allí. Nos abrió la puerta y nos dijo que dejáramos las bicis en el patio y que si queríamos podíamos limpiar la bici con la manguera. Nos enseñó la cocina y nos dijo que podíamos coger comida de la nevera. Luego no enseñó la habitación, situada en el primer piso.

Por la tarde visitamos la iglesia, que había leído que era bonita. Y doy fe que la iglesia de San Pedro, de estilo gótico de finales del siglo XIV o principios del XV, es realmente bonita. Cuando llegamos se estaba poniendo el sol y la iglesia estaba preciosa. La pena es que no pudimos ver la iglesia por dentro que dicen que tienen varios motivos dignos de ver, como la pila bautismal o el retablo. Esta iglesia es también conocida como la Catedral de la Jara y es que Villar del Pedroso pertenece a la comarca de la Jara, como mi pueblo (Los Navalmorales). Con la división de España en provincias de 1833, la mayoría de los pueblos de la Jara se quedaron en lo que ahora es la provincia de Toledo, otros «cayeron» en la de Ciudad Real y otros, como Villar del Pedroso fue encuadrada dentro de la provincia de Cáceres. Realmente curioso.

Iglesia de San Pedro también conocida como la Catedral de la Jara