Primera semana post confinamiento

Llevaba sin correr desde el 14 de marzo y hoy 4 de mayo, por fin he vuelto a salir y eso que desde un par de días antes ya se podía, pero he preferido aguantar y dejar pasar el fin de semana, porque sospechaba que las calles estarían tomadas por corredores y viandantes. Algunos corredores estaban locos por salir a correr, pero yo tampoco tenía una necesidad perentoria por salir ya que con mis ejercicios siguiendo a María Martínez me sentía físicamente bien.

Como aún en Madrid no se puede entrar en los parques, pero Pradolongo me atrae como un imán, salí en dirección a este parque, pero rodeándolo, siguiendo el circuito de la antigua Carrera de Usera, dejando el parque a la izquierda. Notaba las piernas fatal y eso que iba a un ritmo cercano a seis minutos por kilómetro. Acabó el parque y llegué hasta la calle Antonio López y por esa calle hasta el carril bici, por el que seguí hasta llegar al ramal que lleva desde la Glorieta de Cádiz hasta la M30. Ahí me di la vuelta y me di cuenta que las sensaciones eran algo mejores, por lo que aumenté un poco el ritmo, tampoco mucho, acercándome a los cinco minutos y medio. Curiosamente, en la segunda mitad del entrenamiento me encontré mejor. Acabé haciendo 7 kilómetros en un tiempo de 40:27 al tremendo ritmo de 5:47 min/km y con las piernas fatal, como si hubiese hecho una maratón. Esas sensaciones no fueron únicamente mías, en diversos foros de corredores todos los comentan, las agujetas son tremendas.

Siguiendo el plan de correr en días alternos dejé pasar el lunes y volví a salir el martes 6 de mayo. Tenía las piernas muy cargadas, no había conseguido recuperar del esfuerzo de dos días antes. Esta vez salí por el carril bici del Anillo Verde hacia Aluche, hasta llegar a los cuatro kilómetros y allí dar la vuelta hasta el inicio. El inconveniente de este recorrido es que prácticamente toda la primera parte es cuesta arriba, aunque luego todo lo subido hay que bajarlo, algo se compensa, pero como siempre digo, lo que se pierde subiendo no se gana bajando. Iría por el tercer kilómetro cuando vi una figura familiar y cuando llegué a su altura comprobé que efectivamente era el que pensaba, así que me acerqué, pero no mucho y fuimos charlando un buen rato. No iba yo muy cómodo pensando que si este hombre estuviera infectado, los virus me los comía sí o sí. Ese día hice 8 km en un tiempo de 45:35 @ 5:42 min/km. La diferencia entre la ida (cuesta arriba) con la vuelta (cuesta abajo) se nota en que para ir fuimos a 5:58 y la vuelta la hicimos en 5:25.

El viernes 8 de mayo fuimos a Pradolongo. El día antes escuché la noticia de que el alcalde iba a abrir algunos parques, aunque no los más grandes. Pradolongo no es una parque pequeño, pero tampoco es demasiado grande, así que fue uno de los afortunados. Me llamó la atención la exhuberancia de la vegetación, que en algunos sitios había crecido tanto que casi ni se veían los bancos donde sentarse, parecía como si el banco hubiera sido abducido por la hierba. Fue un placer volver a mi querido parque, pero no me gustó demasiado lo que vi porque había muchísima gente y muchos sin mascarilla. Parece que todavía al gente no se ha concienciado con el tema de las mascarillas o simplemente es que demuestran una vez más su poco civismo. Yo llevé una doble mascarilla de papel para ver si aquello funcionaba, pero sólo me duró seis kilómetros ya que al ser papel al final se deshizo, por lo que tendré que salir con una mascarilla higiénica o quirúrgica. Hicimos 8 km en un tiempo de 46:06 @ 5:45 min/km, curiosamente más lento que el día anterior del que me quejaba de la cuesta arriba. De todos modos, sigo con las piernas muy, pero que muy cargadas.

Banco abducido por la hierba en Pradolongo. Foto cortesía de Ana Otero.

Acabó la primera semana post confinamiento el domingo 10 de mayo, cuando volví de nuevo al parque Pradolongo, el cual estaba bastante lleno, mucha gente corriendo y muchos más andando. Vi a varios pradolongueros también algunos corriendo y otros andando. Salí con la idea de hacer seis kilómetros más rápidos de lo habitual y uno de enfriamiento, pero cuando llevaba tres kilómetros y medio me crucé con Miguel, que subía. Me dijo que me esperaba y volvíamos a casa los dos, así que seguí y luego a la vuelta, cerca de la escultura Tres, nos juntamos aunque manteniéndonos alejados, y subimos hacia casa. Por aquello de encontrarme con Miguel, hice sólo 5,3 km, pero como los hice a buen ritmo (5:11 min/km), me doy por satisfecho. Antes de salir me subí a la báscula y marcaba 69,9 kg lo cual me alegró sobremanera, ya que indica que me he mantenido en mi peso durante el confinamiento.