Quien no llora no mama

Este dicho es una de las grandes verdades que por desgracia funcionan en este país. Como comentaba en la entrada del martes, el parque de Pradolongo tiene serios problemas de iluminación debidos principalmente a la desidia de quien se encarga del mantenimiento o de quien los ordena y manda.

Como comenté en la entrada, hice una reclamación sobre el particular y dos compañeros más también lo hicieron, alguno poniéndolos de vuelta y media. Otro asiduo del parque también participó. Pues curiosamente, las protestas han surtido efecto.

Ayer cuando llegamos al punto de encuentro a las siete de la tarde vimos que todo estaba a oscuras, por lo que decidimos modificar el circuito habitual; sin embargo, no llevábamos ni dos kilómetros cuando vimos que las farolas empezaban a iluminarse: impresionante, todos nos quedamos alucinados.

Minutos después, nuestro gozo en un pozo. Las farolas habían vuelto a apagarse. En esos momentos JL nos comentó que había hablado con la gente de mantenimiento que estaban tratando de solucionar el problema y que estos habían dicho que había una avería. ¿Cómo es posible que hubiese una avería si horas después las farolas estaban encendidas? Bueno, una excusa más.

Al final parece que dieron con la «avería» porque poco después las farolas volvieron a iluminarse y ya no volvieron a estar apagadas… al menos en el tiempo que estuvimos entrenando.

Resulta indignante que un servicio que debería funcionar con normalidad haya que reclamar para que funcione, pero es una de las muestras más de la idiosincrasia de este país de pandereta. Si no lloras, no mamas. Está más que demostrado.

Debido a los previsibles problemas de iluminación, había pensado hacer unas cuestas, ya que hay bastantes en la que era zona iluminada, pero después de solucionarse el problema cambié de planes y pensé que mejor hacer la segunda vuelta a ritmo umbral en vez de machacarme en las cuestas, que el domingo me castigué bastante.

Así que dicho y hecho. Acabamos la primera vuelta y algunos empezaron a apretar de lo lindo. Yo aceleré el paso pero tratando de no ir más deprisa de 4:15… ni tampoco más despacio. Y la verdad es que me salieron los kilómetros bastante regulares: 4:12, 4:15, 4:18, 4:16 y 4:15. De media: 4:15. Lo clavé. En total fueron 9,87 km en un tiempo de 48:42 @ 4:56 min/km. Me costó un poco seguir el ritmo umbral, pero tampoco demasiado. Creo que estuvo bien.

¿De dónde he sacado que el ritmo umbral es de 4:15 si había estado haciendo entrenamientos de este tipo a 4:20? Pues lo he calculado a ojo con los resultados obtenidos en la carrera de Portillo del domingo. Utilizando la página web de AttackPoint se obtiene para una distancia de 7 km y un tiempo de 27:39 un VDOT de 51,59 y entre otros valores, se obtiene un ritmo umbral de 4:09. Como tengo las sospechas de que la carrera no llegaba realmente a esos siete kilómetros introduzco a ojímetro un factor de corrección y obtengo by the face el valor de 4:15. Nada más sencillo 😉 Si viera que con cierta facilidad consigo mantener esos ritmos, ya pensaré en quitar unos segundos.

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Ritmos de entrenamiento obtenidos tras la carrera de Portillo