El cura de Morata de Tajuña

Hoy han planeado una ruta que partiendo de San Martín iba a Ciempozuelos, Titulcia, Morata de Tajuña, Perales de Tajuña y vuelta por el mismo sitio. Al pasar por Morata me he acordado del dicho popular: el cura de Morata de Tajuña se rasca los cojones con una uña. Buscando en internet he visto que este dicho tiene un añadido que me ha hecho muchas gracias: y el de Villarejo de Salvanés le llegan los cojones a los pies.

A las nueve estábamos en el punto de encuentro, en San Martín, junto al polideportivo. Allí nos hemos encontrado con una grupeta numerosa y hemos comenzado la ruta. Al pasar Titulcia hay una rotonda donde cambia el aire. Ha empezado a soplar en contra y era un horror avanzar. No pasaban los kilómetros. De esta manera, penosamente, hemos llegado a Perales de Tajuña, el meridiano de la salida.

Llevábamos prisa, así que no nos hemos parado a desayunar con ellos. Hemos dado la vuelta y camino de Morata nos hemos ido comiendo una barrita de turrón de guirlache, que es energía pura. Daba gusto volver, ahora con el aire a favor; sin embargo al entrar en Morata, por ir mirando donde no debía, me he comido una alcantarilla y he pegado un llantazo con la rueda trasera que ha provocado que pinchase y que la llanta se quedara un pelín abollada. Cambio rápido de cámara y hacia San Martín directamente sin volver por donde la ida para no perder demasiado tiempo.

La subida desde Morata es durilla, pero no excesivamente; sin embargo, la bajada hacia San Martín es rápida, con buen piso y con pocas curvas. Es un placer dejarse caer. Creo haber visto en el cuentakilómetros una máxima de 64 km/h que no es que sea una velocidad exagerada, pero no está mal.

Al final han sido 57 km en un tiempo aproximado de 2h45 a una media de 20,7 km/h. Algo lenta, pero el viento ha sido algo exagerado.