IV Milla nocturna de Usera

Por segunda vez participé en esta carrera cuya salida y meta se encuentran a trescientos metros de mi casa y por segunda vi que la distancia no eran los 1609 metros sino 200 metros más. Una pena que no estuviera bien medida para comparar con otras millas en las que he participado.

Sobre las cinco y media fuimos a recoger el dorsal y me dio dolió ver que aún había muchos por repartir. Es lo que tiene las carreras gratuitas, que mucha gente se apunta y luego no va. Allí nos encontramos con una amiga a la que llevábamos tiempo sin ver. Nos dijo que llevaba mucho tiempo sin correr y que se había animado con esta carrera porque era corta. Se quejaba de que no hubiese ropero, por lo que le dije que me diera su mochila y la dejaba en casa. Con su mochila a cuestas volví a casa y cogí una cámara pequeña que tenía por ahí sin usar desde hacía tiempo. Como a las siete menos cuarto daban la salida a los más pequeños me fui con la cámara a probar qué tal salían las fotos. Dieron la salida algo más tarde y la carrera quedó algo deslucida porque habría solo una docena de niños y niñas compitiendo, una pena. Hice unas fotos y al rato me fui a casa a ponerme la camiseta con el dorsal y las medias largas. Volví a tiempo para ver la prueba de seniors masculina en la que el chico que ganó lo hizo con una facilidad pasmosa. Al poco le vi por allí, le di la enhorabuena y dijo que gracias, aunque quitó importancia a su victoria diciendo que se dedicaba a eso. En la tanda de las másters salió una amiga, a eso de las siete y media, y no lo hizo mal, porque llegó la novena en una carrera en la que había bastante nivel por delante y muy poco nivel por detrás.

Cuando acabó la amiga me fui para la pista de atletismo del polideportivo de Orcasitas y estuve calentando un rato más, aunque ya me había dado unos cuantos trotes Ricardo Beltrán arriba, Ricardo Beltrán abajo. Un par de minutos más tarde de las 19:45 dieron la salida y salí con un poco de calma, que luego la milla se puede hacer muy larga. Ya fui adelantando gente en la pista de atletismo donde se hacen los primeros quinientos metros. Luego se sale a Ricardo Beltán, dirección hacia la A-42 para realizar una curva de noventa grados y un poco más adelante, a la altura de la calle Arenaria, hacer un giro de 180º y volver por donde habíamos venido hasta llegar a Rafaela Ybarra y allí otro giro de ciento ochenta grados, se entra en el polideportivo y ya están ahí los últimos cien metros. Salí con la idea de ir a cuatro, más o menos, para ello había calculado que tenía que hacer cada 400 metros en 1:36, pero al final ni miré el cronómetro, sólo al pasar por debajo del arco de salida, cuando llevaba los primeros 400 metros y vi que la cosa iba ahí, ahí. Cuando se sale del poli y se coge Ricardo Beltrán hacia Avena, se hace duro por la subida de la salida del polideportivo y porque esa calle es ascendente, ahí se me fueron segundos, no tuve ni que mirar para saberlo. Luego pasando Avena la calle es más llana y se aceleran los pies. Ya íbamos todos más o menos en nuestro sitio, pero un poco antes del giro de Arenaria me adelantó un tipo al que luego adelanté y a otro también. Acabé bastante fuerte y pensé que a lo mejor podía haber ido más rápido al principio, pero me machaqué bastante porque tenía la garganta como si me la hubieran lijado. Hice un tiempo de 7:07 en una distancia de más o menos 1800 metros y me sorprendió porque me salió una media de 3:54 y pensaba que me iba a costar incluso ir a cuatro. Además lo hice más rápido que en 2023 cuando participé la otra vez que hice tres segundos más. Acabé contento aunque acabase en el vigésimo puesto o por ahí.

II Milla de Carabanchel

Por segundo año consecutivo me he acercado al madrileño barrio de Carabanchel para participar en la milla que allí celebra el club Triatlón Carabanchel. Después de haber estado entrenando para la media de la semana pasada, no es la prueba más propicia, pero si no tienes ninguna pretensión, todas son buenas. Si el año pasado vine acompañando a un joven conocido, esta vez vine con mi amiga habitual.

Debieron tener algo de lío con las inscripciones o los correos porque a mí me llegó un correo varios días antes dándome información sobre el día de la carrera y sin embargo a mi amiga ni pío. Tuve que escribir para preguntar y me contestaron rápidamente que sí estaba inscrita en tiempo y forma.

La milla se celebra en la calle de la Torta junto al pinar de San José y no queda muy lejos de casa, así que no tuvimos mucha prisa. A las nueve salí de casa y en un cuarto de hora estábamos retirando el dorsal, que fue entregado de manera diligente. Mi amigo aprovechó el servicio químico que habían instalado a la vuelta de la esquina.

Yo ya conocía el circuito del año pasado y se lo estuve enseñando a mi amiga aprovechando para calentar, ya que ella salía en la primera tanda. Me encontré por allí, igual que el año pasado, a mi antiguo compañero de MaraTI+D Alberto, con el que estuve charlando un rato. El circuito no es en absoluto llano. Mirando desde el arco de salida/llegada, existe una ligera bajada hacia un lado y una ligera bajada hacia el otro, así que toca subir y bajar dos veces por vuelta. Eso sí el desnivel es muy pequeño.

Ella estaba muy preocupada porque estando en la línea de salida estaban cuatro y las otras tres tenían pinta de correr mucho, así que decía que iba a llegar la última; sin embargo, según se iban acercando las diez de la mañana empezó a poblarse la línea de salida y ya se tranquilizó un poco. Dieron la salida y las chicas Máster se pusieron en marcha. Mi amiga salió un poco tranquila y luego fue apretando, llegando en una meritoria quinta plaza con un tiempo según su crono de 7:18 y oficial de 7:16. Está bien que te quiten unos segundos.

Cuando llegó a meta me quité la ropa de abrigo, porque la mañana era fresca, hice unos progresivos y me fui hacia la línea de meta. El speaker decía que iba a correr el campeón de Madrid de la milla y el subcampeón de España de 800 metros, pero luego viendo los tiempos no sé si realmente corrieron o no. Dieron la salida y salí a tope, aunque reconozco que en las cuestas abajo no soy capaz de desarrollar toda mi velocidad y en las cuestas arriba, tampoco, porque me cuesta. El que sí iba como un tiro era Alberto, que al poco de empezar me sacaba ya lo suyo.

Había puesto el reloj para que pitara a los 400 metros y había calculado que para ir a un ritmo de 4:00 min/km tenía que hacer los 400 metros en 1:35 y el primer tramo lo clavé. El segundo ya se fue a 1:36 y el tercero a 1:37. En el último cuatrocientos ya apreté lo que pude y lo hice en 1:35. Llegué a meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 6:28.7 que coincide hasta las décimas con el tiempo oficial. Lo hice un par de segundos peor que el año pasado, pero este año hacía algo más de viento y creo que eso ha perjudicado a todo el mundo.

En pleno esfuerzo con el pinar de San José al fondo

Después de la milla estuvimos trotando un poco por el pinar, tratando de esquivar los charcos porque el día anterior había llovido lo suyo. Hicimos cinco kilometrillos por allí para bajar las pulsaciones y hacer algún kilómetro más de entrenamiento. El año que viene, si puedo, volveré a estar en la Milla de Carabanchel.

III Milla urbana de Madrid

Parece que le voy cogiendo el gustillo a la distancia de los 1609 metros porque volví a apuntarme a una milla y ya son tres en las que he participado este año. Teniendo en cuenta que en 56 años sólo había participado en una, haber hecho tres en este año es algo excepcional se mire como se mire.

Me acerqué junto a una amiga a la calle Serrano donde se celebraba el evento. Salida cerca de la calle Goya y llegada cerca de la Puerta de Alcalá dando dos vueltas y media. Como había que recoger el dorsal allí hasta media hora antes de la prueba, llegamos a las 9:30, ya que mi amiga comenzaba su serie a las 10:12 (salida 7 ritmo entre 4:30 y 4:45) y yo a las 11:25 (salida 11 ritmo entre 4:00 y 4:15), por lo que nos esperaba una larga mañana. Además un conocido se había apuntado a la serie más rápida (sin contar la élite), la de la salida 15 con ritmos más rápidos que 3:15. Una burrada.

Al poco de llegar, una vez recogido el dorsal y tras el paso por el servicio, mi amiga se puso a calentar mientras yo buscaba un sitio donde diera algo el sol, ya que la jornada era fresca. Encontré un buen lugar en la esquina con la calle Jorge Juan donde también aparecía una jueza que según me contó no estaba muy a gusto a la sombra.

Atento a las pruebas mientras la jueza hacía su trabajo

Mi amigo comenzó a las 10:12 y nada más dar el disparo de salida se quedó atrás, en el último puesto. Me quedé perplejo porque la gente salió a muerte, nada de ritmos entre 4:30 y 4:45, iban todos a un ritmo bastante superior. Bien es cierto que luego algunos pagaron cada su alegría, pero mi amiga llegó a meta con un tiempo de 6:56 a un ritmo de 4:18 y quedó casi de las últimas. Parecía como si la gente se apuntara a ritmos más lentos de los que son capaces de ir para así quedar en mejor posición en la tanda.

Mi amiga a tope y con una sonrisa

A las diez y media se celebró la milla para las corredoras élite donde yo pensé que iba a ser un paseo militar para Esther Guerrero, pero me confundí porque ganó Marta García con cierta facilidad. Luego descubrí que esta chica había ganado el año anterior, así que mala no debe ser. A las once comenzó la milla para los corredores élite donde el más conocido, al menos para mí, era Fernando Carro, participante en una distancia que no es la suya. Salió en cabeza y se mantuvo bastante tiempo comandando el grupo, pero al final fue adelantado por unos cuantos y la victoria fue para Mohamed Attaoui del Playas de Castellón seguido por su compañero Ronaldo Olivo. Fernando Carro se tuvo que conformar con la sexta plaza.

A las once y veinticinco me tocó a mí. Había estado calentando desde la celebración de la milla élite chicos y con tiempo me puse detrás de la línea de salida, donde homenajearon a Isaac Viciosa, cuatro veces ganador de la milla de Nueva York y a la china Don Liu, campeona del mundo de 1500 en 1993 en Stuttgar. Con esta corredora ya había coincidido alguna vez en la carrera de mi pueblo donde se ha impuesto unas cuantas veces. marino

Dieron la salida y traté de guardar un poco que aunque parezca mentira, 1609 metros se pueden hacer largos; sin embargo, cuando di el primer giro, poco antes de llegar al primer cuatrocientos, me di cuenta que iba de los últimos por lo que tuve que acelerar para no ser el farolillo rojo. Había calculado que yendo a un ritmo de 4:00 min/km tenía que hacer cada cuatrocientos en 1:36 y cuando hice el primero vi que el crono marcaba 1:34, así que tampoco iba a poder ir mucho más deprisa. Dejé todo para la última recta donde eché el resto y conseguí adelantar a varios corredores que me precedían, llegando a meta con un tiempo oficial de 6:08 (ritmo de 3:48) que es bastante mejor que los 6:26 que había hecho en Carabanchel, así que muy contento. Por supuesto, tanto Viciosa como Don Liu llegaron antes que yo, con un tiempo de 5:43, aunque bueno, no estuvieron lejos.

El último en salir era un chico conocido nuestro que también estuvo conmigo en la milla de Carabanchel y en la milla nocturna de Usera. Él participó en la tanda 15, en la de los más rápidos, aquellos que tenían intención de bajar de 3:15 el kilómetro. Ya me dijo antes de comenzar que veía nivel en su prueba y de hecho lo hubo porque él hizo 4:47 (a un ritmo de 2:58) y llegó el 15º de la prueba.

Antes de irnos nos hicieron una bonita foto a los tres.

Tan felices después de haber participado en la Milla urbana de Madrid

Cuando ya nos habíamos ido vimos las clasificaciones y allí pude ver que quedé el undécimo de mi categoría, mi amiga quedó segunda de su categoría y el chaval que nos acompañó fue tercero, los dos en puestos de pódium, pero como sólo daba trofeo al primero de las distintas categorías, excepto élite, hicimos bien en no quedarnos. Al final nos fuimos todos contentos, unos por sus puestos y yo por mi tiempo, que había mejorado bastante desde la primera que hice este año en Carabanchel.

II Milla nocturna de Usera

Dado que esta prueba se celebra la lado de mi casa me animé a participar siendo tan sólo 1609 metros. En las dos últimas carreras en las que participé me tuve que retirar y la verdad es que muy católico no me encontraba, pero pensé que muy mal se me tenía que dar para no terminar siendo tan corta la distancia.

Me enteré el día antes de la celebración de la milla así que traté de apuntarme y ya no había dorsales, aunque sí una lista de espera en la que me apunté junto a una amiga y un chaval conocido que corre como un galgo estas pruebas. El caso es que no tenía muchas esperanzas al habernos apuntado en la lista de espera, pero me llamaron el mismo día de la carrera diciendo que nos habían adjudicado un dorsal porque había algunos disponibles.

Por la tarde nos acercamos al Polideportivo de Orcasitas a recoger el dorsal y a confirmar los horarios de salida, ya que dependiendo de la categoría la salida era a una hora u otra.

El primero en participar fue el más joven de los tres, que comenzó su tanda de jóvenes y promesas a las 21 horas. El chaval no tuvo mucha competencia y se llevó su prueba con un tiempo de 5:41. Fue al acabar cuando vimos que algo no cuadraba porque el tiempo era muy malo teniendo en cuenta que dos meses antes en la milla de Carabanchel había hecho 4:53. Resultó que su GPS marcaba aproximadamente 1,8 km, es decir, una milla náutica. ¡Estaba mal medido!

En lo más alto del cajón en la II Milla nocturna de Usera

La siguiente en participar fue mi amiga, que salía a las 21:35 y que se quedó a las puertas del podium ya que fue cuarta en su tanda. Tuvo mala suerte de quedarse a las puertas, pero la tercera no le dio oportunidad.

En pleno esfuerzo luchando por el tercer puesto

Yo salí a las diez y salí muy tranquilo, de hecho no llevé ni reloj. Cuando me quise dar cuenta iba de los últimos y tuve que apretar, se acabó mi idea de ir de paseo, después de unos pocos metros me puse ya a tope (dentro de mis limitadas capacidades) y hasta meta tratando de adelantar a un chico que iba por delante de mí al que alcancé en la recta de meta esprintando a muerte. Lo mejor es que no me molestó ni la rodilla ni el gemelo.

En la II Milla nocturna de Usera

Miré el reloj de meta pero se me olvidó por lo que saludé al chico que adelanté y le pregunté el tiempo, a lo que me respondió que 7:10 (luego vi que el tiempo oficial fue de 7:08). Así que me doy con un canto en los dientes porque me salió un ritmo de aproximadamente 4:00 que es parecido al que llevaba en la milla de Carabanchel. Eso sí, esta vez acabé bastante peor porque tenía la garganta que me ardía y así estuve mucho rato.

I Milla de Carabanchel

Hoy por segunda vez he participado en una milla. Bueno, quizás la primera, porque cuando participé anteriormente en una milla no medía 1609 metros porque si lo hubiese medido, los cuatro primeros habrían batido el récord del mundo. Esto sería a mediados de los ochenta en una milla organizada por el club deportivo de la facultad de Matemáticas de Madrid.

Esta vez la prueba no se realizaba en la Ciudad Universitaria acabando en la pista de ceniza, sino que acababa y comenzaba en el madrileño barrio de Carabanchel junto al pinar de San José.

No tenía ni idea de lo que podía hacer, pero pensé que si lo hacía en 6:15 hubiese sido una buen marca; sin embargo al ver el circuito ya me pareció que esa marca iba a resultar muy complicada ya que el circuito no era llano en absoluto, tampoco es que hubiese que subir el Tourmalet, pero llano no era ni un solo metro, todo ligera subida y ligera bajada con cuatro giros de 180º donde también se pierden segundos, desde luego nada que ver con una milla en pista que aunque hay giros no son tan pronunciados.

Estando en plena preparación para la maratón de Madrid me acerqué por allí más que nada por acompañar a un chaval al que conozco que quería medirse en esa distancia. Había quedado con él y me acercó con su coche hasta una calle próxima a la salida/meta. Aparcó el coche a unos quinientos metros de la salida y fuimos paseando hasta allí en una agradable mañana, fresca pero ni mucho menos fría, ideal para correr.

Había varias categorías, entre ellas Master masculino que era donde yo participaba, mientras que el compañero participaba en Senior masculino. Estuvimos calentando por el pinar y a las diez nos aproximamos a la calle de la Torta para ver la primera de las pruebas, la Master femenina. Había abundancia de participantes del club Triatlón Carabanchel, que organizaban la prueba. También había muchos de un club llamado BreatheSport que creo también es de este barrio.

Un cuarto de hora más tarde que las chicas salieron los de mi categoría, yo algo desanimado por las ligeras cuestas y los giros, aun así salí a toda pastilla, para mi nivel, en esos primeros metros de subida, que pronto fueron favorables, yendo unos segundos por debajo de cuatro en ese terreno. Después de un giro de 180º ese terreno favorable se convierte en ligera cuesta y esos segundillos que había ganado en la bajada se perdieron en la subida. Luego se baja un poquito, otro giro de 180º y se sube hacia la meta para completar la primera vuelta, 800 metros. Como en la primera vuelta, se baja hasta el siguiente giro de 180º y antes de ese tercer giro se cumplió el kilómetro que hice en 3:59. Seguí más o menos al mismo ritmo, ya no daba más de sí, apretando los dientes para llegar a meta en el menor tiempo posible que fue 6:26 según mi cronómetro, algunas décimas menos según la clasificación oficial.

En pleno esfuerzo terminando la milla

A las 10:45 comenzó el compañero que salió un poco retrasado. En la primera vuelta iba el séptimo o el octavo, pero luego fue remontando y acabó tercero. Hizo una gran carrera con un tiempo de 4:53, algo más de minuto y medio más rápido que yo. Mientras esperábamos a que subiera al cajón estuvimos viendo las pruebas de los más pequeños y la verdad es que es reconfortante ver que hay niños y niñas que practican atletismo y que serán los futuros campeones del mañana.

El compañero en el cajón

Estando por allí esperando al podium me crucé con un chico que me sonaba un montón su cara, pero que no le ubicaba, luego gracias a Strava vi que era Alberto, un antiguo compañero de MaraTI+D con el que corrí varias carreras, entre ellas la de su debut con el equipo en los 10 km pedestres de Usera de 1999 donde gracias a su ayuda hice en aquel entonces mi mejor marca en 10 kilómetros marcando 41:39 que me costó un montón de años superar. Después de recoger su trofeo me despedí de mi compañero que tuvo la gentileza de llevarse mi ropa de abrigo y yo me hice 10 millas más para completar un entrenamiento largo de cara a la maratón, ya a un mes vista.