XXXI Carrera de la Melonera

Si ayer no tenía que haber corrido, hoy menos aún, ya que acabé prácticamente cojo la carrera; sin embargo, al levantarme podía andar, me eché crema y para Arganzuela que nos fuimos.

No corría esta carrera desde 1999 cuando al acabar la carrera hicieron una encerrona a los corredores según cuento en esta entrada. Veintitres años después decidí apuntarme a la carrera ya que desde entonces ha cambiado la cosa. En aquel entonces la carrera la organizaba la Agrupación Deportiva Marathon siendo el patrocinador principal el Corte Inglés. De hecho la salida estaba situada junto al centro comercial de Méndez Álvaro. Ahora la organiza el club de triatlón TRIBOOST, organizadores con menos nombre, pero que han dado muestra de una gran profesionalidad.

Fui con una compañera del Club Atletismo Zofío hasta la Casa del Reloj, lugar donde estaba situada la salida y la meta de esta carrera y donde habíamos quedado con un amigo, al que le habíamos recogido el dorsal. Junto al arco de salida y meta nos hicieron una bonita foto a los tres.

Dispuestos a correr por las calles de Arganzuela y Madrid Río

Había dos distancias a elegir a la hora de inscribirse: cinco y diez kilómetros. Los dorsales de fondo amarillo eran para los de cinco, como el mío y el de la compañera y los de fondo verde para los del diez mil, como el tercero de la foto.

A las 8:55 estaba previsto la salida de los del cinco mil y cinco minutos después los del diez mil. Lo repitieron doscientos millones de veces, pues bien, cuando salimos había dorsales verdes entre una miríada de amarillos.

De todos modos, dieron la salida cinco minutos tarde y pronto se fue estirando el pelotón camino de la plaza de Legazpi. Enseguida noté que mi tendón no iba nada bien, por lo que decidí ir a un ritmo tranquilo, disfrutando de la carrera. Se pasa la plaza de Legazpi y por el Paseo del Molino se llega a la calle Embajadores donde se gira casi ciento ochenta grados para volver por esa calle hasta la Plaza de la Beata María Ana de Jesús, para poco después alcanzar el Paseo de la Chopera y el Paseo de Yeserías hasta alcanzar la Glorieta de Pirámides.

Los que corrían diez kilómetros salían más tarde, hacían más kilómetros más allá de Legazpi y luego también volvían por Paseo de Yeserías hasta Pirámides donde ellos seguían aún más allá hacia el Puente de Segovia y los de cinco en Pirámides volvían hacia meta por Madrid Río. En Pirámides había una persona de la organización indicando a los de cinco que fueran por un sitio y a los de diez por otro. Justo a mi lado iban dos tipos con dorsal de fonde verde, que se habían apuntado a la de diez y que salieron con los de cinco y que el voluntario los indicó que siguieran rectos. La Policía Municipal, que no esperaba a los primeros de diez hasta un cuarto de hora más tarde se tuvieron que poner en marcha inmediatamente con un notable mosqueo.

Había hecho esos tres primeros kilómetros a un ritmo cercano a 5:20, pero según iban pasando los kilómetros me iba molestando menos el tendón, quizás un tanto adormecido por la crema, así que aumenté un poco el ritmo, pero con ninguna intención, simplemente para llegar antes a meta, cosa que hice con un tiempo de 25:56 según mi crono para una distancia de algo menos de cinco kilómetros.

La compañera ya había llegado por lo que después de recoger la raja de melón y una botella de agua fuimos a esperar a nuestro amigo participante en los diez kilómetros y animar a todos los participantes que por allí pasaban.

X Carrera popular la melonera

Esta tarde se ha celebrado la tan nombrada carrera conocida como La Melonera. Después de un verano de poco entrenamiento y un poco fastidiado por las lesiones, me dispuse a tomar la salida dispuesto a sufrir un poco por las calles de Legazpi y Arganzuela. Hacía bastante calor a esas horas, lo cual era un mal presagio para lo que sucedió después.

Foto de equipo Melonera 1999
Foto de equipo Melonera 1999

Durante toda la carrera, marché a ritmo relajado un poco temeroso por la lesión y atenazado por mi falta de forma (sobre todo). El avituallamiento cerca del km 7 fue un fiasco, la gente de la organización (A. D. Marathon) no daba a basto para llenar vasos de agua. Sí, sí, ¡¡vasos!! Nada de botellas, ni tetra brik, esas son cosas modernas que sólo utilizan en el 99% de las otras carreras. Si el avituallamiento fue malo, la meta fue el mayor caos que he visto nunca. La jugada consistía en encerrar a todos los participantes (5000 según la organización) en un corralillo en forma de L situado entre el edificio de la sede de la Junta Municipal y la tapia que delimitaba la zona. No había posibilidad de volver hacia atrás. Miles de personas clamaban como desesperados, deseando echarse un trago al coleto. Cuando conseguí alcanzar la barra, el miembro de la organización me sirvió un vaso VACÍO diciéndome que no había ningún tipo de refresco, pero que más adelante daban una bolsa con agua. Un poco antes hubo un inicio de tumulto: algunos exaltados tiraron las vallas que había colocado Poca-Cola. Por allí, dentro de la barra, vi colarse hábilmente a algunos corredores.

Pasando la esquina de la L del corralillo, había otra barra donde a cambio del dorsal te entregaban (supuestamente) una bolsa con una camiseta y una botellita de agua. Yo sólo conseguí la camiseta, la cual encesté de un gran tiro de tres puntos en el contenedor de basura más cercano. Había otra barra más, enfrente de la otra, donde me acerqué desesperado buscando agua o algo similar. De nuevo mi búsqueda fue infructuosa. Curiosamente, lo único que podía haber conseguido es la
consabida raja de melón que desprecié por considerar que ya estaba bien de burlas.

Al poco vi una cámara de televisión entrevistando a un atleta, me puse a despotricar sobre la carrera y uno de los entrevistadores se me acercó y me rogó que me callara, consejo que desatendí con mucho gusto.

Algo después vi al grupo de maratidianos donde Antonio el coletas me ofreció su botellita, al que di un par de tragos, increiblemente ¡ya no tenía sed! El único punto positivo que puedo achacar a la organización fue que aunque perdí el número que identificaba mi mochila dejada en el guardarrropa, ésta me fue devuelta al identificar los objetos que había dentro de ella.

Considero humillante el trato sufrido por los corredores después de la meta al negárseles lo más básico después de un ejercicio: el agua. Sobre todo después del calor que hizo el sábado. Al contrario que algunos que consideran la gratuidad como eximente de culpa, yo considero que si algo no puedes hacerlo, no lo hagas. O si lo haces, se me ocurre que al hacer la inscripción se indique claramente en el resguardo y en letras grandes: CADA CORREDOR DEBE DE LLEVAR EL AGUA QUE CONSIDERE OPORTUNO NECESITE DURANTE Y DESPUÉS DE LA CARRERA. En la maratón de las Arenas, que se celebra en el desierto, así son las cosas y nadie protesta por eso.

Otro punto negativo más: el reloj marcaba 30 segundos menos de los que realmente hice, ¿cómo es eso posible?

¡Ah! Se me olvidaba. Mi reloj marcó 59:01 cuando pasé por el arco de meta. La distancia de esta carrera se supone fue de 10,920 km.

IX Carrera Popular de la Melonera

Había una gran expectación el sábado en la carrera de La Melonera, muchos participantes y mucho público (evidentemente, esto no es la Maratón) por las calles. Muchos compañeros de MaraTI+D corrieron y estaban esperando la foto y, PIDO DISCULPAS, llegué tarde debido a que tuve que dejar el coche cerca de la meta y me di un tute importante para llegar a la línea de salida. Me gustaría felicitar a los miembros de MaraTI+D que no corrieron y se acercaron por allí para animar ¡qué cunda el ejemplo!

Unos cuantos miembros de MaraTI+D

Yo particularmente andaba algo flojo de preparación por una fascitis que arrastraba por lo que había pensado correr despacio, sabiendo de Juan Ignacio había entrenado poco últimamente pensé que era la rueda bien. Craso error. Juan Ignacio, quizás espoleado por el café irlandés y el champán que se acababa de tomar en casa de sus suegros, salió como un cohete.

Enseguida, formamos un pequeño grupito compuesto por el ex-presi, Miguel Angel P., Jesús M. y un servidor. Los kilómetros pasaban deprisa hasta que llegamos a Legazpi. En ese punto comienza la cuesta de Delicias donde Jesús M. empieza a quedarse y yo empiezo a sufrir los rigores de la maldita cuesta. Todo debido a que comienzo a hablar con Josetxu sobre la maratón de S.S. y me dejo llevar por su superior ritmo (lo único que conseguí fue reventarme).

Ya en la calle Ferrocarril, después de la subida, me sobrepasó Bienve como un obús y viendo que solo no iba a ningún sitio, esperé de nuevo al ex-presi. Como comentaba Miguel Angel P., se veía que Juan Ignacio iba sufriendo bastante.

A buen ritmo y recuperándome del reventón, llegamos al avituallamiento (menos mal, yo iba más seco que la mojama) situado a mitad de la calle Doctor Vallejo Nájera, una buena cuesta donde de nuevo el ex-presi dio muestras de flaqueza (además no quiso beber, decía que llevaba el estómago lleno). El Paseo de la Acacias supuso un poco más de sufrimiento. Menos mal que desde la Glorieta de Embajadores el recorrido se hizo más llevadero. Juan Ignacio, todo un fenómeno bajando, empezó a quedarse bajando la calle Embajadores y me comentó: «Estoy sufriendo más que en mi p… vida». Y lo dijo un tipo que llevaba en el cuerpo 21 maratones de Madrid, es decir, todos.

Bajamos un poco el ritmo para no perder de vista al ex-presi, pasando por el km 10 en 48:30 y nos atascamos a 150 m de la meta con un tiempo de 52:25. Extrapolando, más o menos, calculo que hubiéramos hecho un tiempo final de 53:20′. Este impresionante atasco nos privó de un bonito sprint entre los tres componentes de MaraTI+D que llegamos juntos.

Después de la carrera, de la raja de melón y de la camiseta, quedamos en la puerta de la plaza donde estaba instalada la meta para entregar los presentes a Juan Ignacio, para lo cual, nos acoplamos en una terraza cercana para tomarnos una cervecita (creo que fue sufragada por Angel H.-nuevo presi- y Juan Ignacio -ex-presi-). Este empezó a abrir los regalos con cara de sorpresa total: la malla, el chubasquero, el lote de revistas Grandes Espacios. Cuando vio la camiseta con la foto de Canillejas 96, se le puso una sonrisa de oreja a oreja. Poco después volvió a su seriedad habitual para lanzar su discurso de despedida. Yo había llevado tres botellas de champán que tuvimos que bebernos lejos de la terraza porque el camarero (un tipo borde 100%) se negaba a que bebiéramos allí. No quedó muy bien brindar con vasos de plástico, pero no había otra cosa, ¡qué lo vamos a hacer! Al poco rato, nos despedimos y nos marchamos cada uno a su casa. Aunque algunos se tuvieran que ir, nada más y nada menos, que a Düsseldorf (no tengo ni idea de si se escribe así).

¡Suerte, Juan Ignacio!

VII Carrera popular la melonera

Hoy ha sido un día importante ya que mi compañera de entrenamientos se ha decidido a participar en una carrera. Además hemos estrenado el uniforme de MaraTI+D, que consta de una camiseta de un bonito verde y los costados blancos. El pantalón es morado con el costado en su mayor parte blanco con una «pincelada» verde.

Foto oficial Melonera 1996
Foto oficial Melonera 1996

¡Atención a las míticas Karhu Champion que llevo en mis pies! Auténticas voladoras.

Al ser el debut de mi compañera, la idea era bajar de la hora en esta carrera. Y lo hicimos además holgadamente, ya que el tiempo fue de 57:01 en los 9,9 km de los que constaba la carrera a un ritmo de 5:46/km. No está mal para ser debutante.

melonera-96p
En plena carrera por las calles de Arganzuela