LXV Trofeo Marathon de cross

Me desperté, miré el reloj, me hice un lío con lo del cambio de hora y me levanté pensando que era tarde y era todo lo contrario porque el reloj de la cocina marcaba las siete menos cuarto, ¡pero eran las seis menos cuarto! Ya no volví a la cama y desayuné.

Estuve haciendo tiempo porque la carrera comenzaba a las once y media y faltaba un mundo todavía. Estábamos las diez y cuarto en el punto de encuentro donde ya estaba Emilio 1. Como podíamos ir todos en un coche decidimos irnos todos con Emilio.

Dejó Emilio el coche en la Avenida de los Poblados, me bajé y me fui trotando hacia el circuito porque a las 10:40 corría mi sobrino y le quería ver y darle ánimos. Estuve un rato animando y hablando con mi hermana mientras su hijo corría. Cuando acabó fui a retirar el dorsal y al rato aparecieron los compañeros del Club Atletismo Zofío.

El Club Atletismo Zofío en el Trofeo Marathon de Cross

Entre dejar la ropa, hacer cola para orinar, saludar a David y charlar un rato con mi hermana, calentamos poco. Dieron la salida y como los primeros metros son favorables, salí deprisa junto a la compañera. Hicimos el primer kilómetro en 4:20 y pensé que a lo mejor podríamos mantener el ritmo, pero el segundo kilómetro de cada vuelta es más duro que el primero y ahí se perdían segundos. Acabando la primera vuelta dijeron a la compañera que iba segunda y la otra a 200 metros y eso nos hizo no bajar el ritmo. Al acabar la segunda vuelta nos dijeron que la tercera ya estaba lejos y no sé si fue por eso o porque yo ya iba cansado, pero iba pensando en que mi sobrino había tenido suerte de haber hecho sólo dos vueltas.

Saltando uno de los obstáculos con un extraño estilo

Llegamos a meta con un tiempo según mi cronómetro de 27:11. Según mi reloj hice una media de 4:28, algo más rápido que en Butarque que me salió a 4:31, pero claro, aquí son menos kilómetros por lo que no es difícil ir más deprisa, aunque el terreno sea más complicado.

La entrega de trofeos fue tan rápida que no nos dio tiempo para ir a ver a la compañera en el pódium, fue todo visto y no visto. Después de la carrera fuimos a un bar que estaba cerca de allí, un sitio llamado «Bar de Julio» o algo parecido. Nos invitó Juanqui porque celebraba su 66 cumpleaños. Estando allí me quedé bastante frío porque no me llevé abrigo y aunque era un día soleado, era un día bastante frío. Estaba deseando irme a casa porque me estaba quedando congeladito.

XXXVIII Cross de Leganés

Tengo que decir, sin temor a equivocarme, que nunca he corrido una prueba con menos motivación que ésta. Y es que se juntaron varias cosas que provocaron esa falta de motivación: es un cross, tiene subidas y bajadas duras, el terreno estaba muy blando, no estoy en forma, me sobra algún kilo y además me iba de viaje al día siguiente y debería estar en casa haciendo la maleta y no pisando barro.

Sonó el despertador a las siete y media. Me levanté y desayuné. A las nueve y cuarto salimos para el Parque de Polvoranca y como un cuarto de hora después estábamos allí. Aparcamos y justo llegó la otra compañera del Club Atletismo Zofío que estaba apuntada. Fuimos andando hasta donde estaba el ropero y daban los dorsales. Allí nos encontramos con un chico conocido, muy joven él, que iba a correr. Estuvimos un rato hablando y como a las diez y media corría yo, me puse a calentar un rato y lo que vi no me gustó nada.

En el Cross de Leganés con las compañeras

Dieron la salida y mi objetivo era que el chavalín no se me fuera, pero salió como alma que lleva el diablo. El terreno era casi todo el rato por hierba con barro donde te hundías a cada pisada. Además había unas cuantas cuestas, sobre todo aquellas zetas matadoras que ya conocía de otros años y que era lo poco que se mantenía del circuito que yo había corrido unos años antes. Sufrí como un perro por mil razones: porque estoy en mala forma, porque estoy pasado de peso, porque tenía motivación cero, porque me dolía el callo del pie derecho y porque no me gustaba nada el terreno aunque estaba corriendo con zapatillas de trail.

Por fin se acabó después de 6,8 km, mucho sufrimiento y poco más de treinta y cuatro minutos a un paupérrimo ritmo de 5:01, absolutamente lamentable. Luego corrieron las dos compañeras de club junto a unas poquitas corredoras. Una de ellas llegó cuarta de la carrera y tercera de su categoría y la otra fue novena, aunque primera de su categoría. Subieron las dos al cajón, nos despedimos de la gente conocida, sobre todo de la gente del Club Atletismo Leganés, los organizadores y nos volvimos a casa, yo con el rabo entre las piernas y ellas más contentas que unas castañuelas.

Las compañeras con sus trofeos

XXI Cross popular Salvemos el pinar de la Elipa

Tercer año consecutivo que participo en esta carrera y no sé si será una apreciación mía, pero esta vez me ha parecido que había más participantes que las otras dos veces. Nos presentamos entre el pinar de la Elipa cuatro compañeros del Club Atletismo Zofío en un día bastante fresco porque había neblina y no dejaba pasar los rayos de sol.

Fuimos en el coche de Emilio hasta allí, pero no encontramos sitio cerca del pinar, así que tuvimos que ir hasta el cementerio de la Almudena a aparcar. Desde allí, atrochando, llegamos al lugar donde está situada la salida y la llegada. Retiramos los dorsales en un momento, hicimos algo de tiempo, dejamos la ropa de abrigo en el guardarropa y ya vestidos de romanos nos hicimos la foto. Esa foto tan bonita con el Pirulí envuelto en niebla.

El Club Atletismo Zofío en el Cross Salvemos el pinar de la Elipa

Estuvimos calentando un poco porque como ya he comentado el día era frío y a las doce en punto dieron la salida. Mi objetivo no era otro que terminar sin tener que parar porque me doliese la rodilla ya que de nuevo en los entrenamientos previos a esta carrera me había tocado parar por la puñetera rodilla izquierda.

Así que salí a un ritmo normal, que no podía ser muy rápido porque estoy entrenando poco y mal y así fui sufriendo en las subidas y sufriendo aún más en las bajadas porque aunque no había barro las bajadas estaban muy mal porque tenían muchas piedras, el terreno era muy irregular y además en algunos tramos con algunas grietas y en otros muchas raíces.

Iba dando vueltas a la cabeza de por qué me había metido en estos berenjenales porque en estas carreras hay más que perder que ganar. Pensaba que dos meses antes me caí entrenando y todavía me duele el hombro derecho, tanto que me despierto todas las noches por el puñetero hombro. Pues eso, pasándolo mal en las subidas y con cincuenta ojos en las bajadas fueron transcurriendo las tres vueltas y pico. Llegué a meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 27:16 con el que me puedo dar con un canto en los dientes ya que no estoy para más, de hecho me conformaba con terminar y el tiempo me daba exactamente igual.

Tuve suerte de no caerme, pero no la tuvo Emilio que se cayó en la primera vuelta. Menos mal que este hombre es más duro que el pedernal y siguió hasta completar el recorrido como si tal cosa. Teniendo en cuenta que 78 años le contemplan, el tío siguió sin despeinarse y sólo una vez llegado a meta se limpió un poco la herida de la rodilla derecha y como nuevo. Yo de mayor quiero ser como él.

XX Cross popular Salvemos el pinar de la Elipa

El grueso del Club Atletismo Zofío se acercó al barrio de la Elipa para participar en el cross organizado por la Asociación Vecinal La Nueva Elipa. Se trata de una prueba que forma parte del circuito de la Unión de Carreras de Barrio y este por circunstancias coincidió con otra prueba del circuito, la de Canillejas, por lo que no todos los del club que corrimos ese día participamos en la misma prueba.

Como la carrera comenzaba a las doce, no hizo falta madrugar. Me levanté a las nueve, desayuné como un día normal y a las once estábamos en el punto de encuentro donde ya nos esperaba Emilio con su coche, el cual nos acercó hasta casi la línea de salida donde aparcamos y desde allí fuimos a recoger el dorsal dando un agradable paseo bajo un muy agradable sol de invierno que calentaba lo suyo. No podía faltar la foto con el Pirulí al fondo.

Los compañeros del Club Atletismo Zofío con el Pirulí al fondo

Este año se pudo hacer la inscripción por internet por lo que sólo tuvimos que recoger el dorsal y creo que eso agilizó la entregar de dorsales y minimizó el número de corredores que se apuntaron el mismo día. Es por eso que la salida se dio puntualmente minuto arriba, minuto abajo.

Salí con la idea de no perder de vista al compañero Simba, que está siempre a un gran nivel, pero sólo le pude aguantar un kilómetro porque en cuanto llegó la bajada se fue sin que yo pudiera hacer nada por remediarlo. Seguí a mi ritmo sufriendo de lo lindo en las cuestas arriba y bajando fatalmente lo subido, pensando en quien me manda a mí apuntarme a esta carrera tan dura.

Se acercó Juan Carlos, otro compañero del club ahora en standby, a saludarnos y me alegró sobremanera verle después de lo que ha pasado. Además tuvo el detalle de hacernos unas bonitas fotos como se puede ver

En pleno esfuerzo, foto cortesía de Juan Carlos

Tenía en la cabeza, tratando de recordar la del año pasado que eran dos vueltas y un poquito, pero me equivoqué porque eran tres y un poquito, pero como sí recordaba que eran unos cinco y medio kilómetros, no me pilló de sorpresa dar una vuelta más, aunque mis piernas no estuvieran muy de acuerdo.

Por supuesto que no conseguí alcanzar a Simba, de hecho, me fue sacando cada vez más. Llegué a meta según mi cronómetro de 26:45 para un distancia aproximada de cinco kilómetros y medio, un tiempo un poco mejor que el del año pasado aunque el circuito era ligeramente distinto.

Hubo premio para una de las compañeras del Club Atletismo Zofío ya que llegó segunda de su categoría y también para el incombustible Emilio que con sus 77 añazos se llevó el trofeo al más veterano. Emilio es sin duda todo un ejemplo para todos.

Posando con sus trofeos y la plantita que nos regalaron al llegar a meta

XIX Cross popular Salvemos el pinar de la Elipa

Por vez primera he participado en esta prueba, una más de la Unión de Carreras de Barrio. Es por ello que nos animamos un buen grupo de compañeros de equipo a participar en la prueba.

Como la carrera comenzaba a las doce, pero había que inscribirse antes, habíamos pensado en estar allí una hora antes, por lo que a las 10:45 habíamos quedado en Plaza Elíptica, ya que Emilio se había ofrecido a llevarnos. Salí de casa con tiempo, pero olvidé la cartera y el teléfono y cuando llegué a Plaza Elíptica no vi a nadie, cosa que me extrañó porque suelen llegar siempre antes de la hora. Como no tenía teléfono no pude llamar a ninguno para ver el punto exacto de la plaza, cosa que no habíamos aclarado. Iba moviéndome de una lado a otro, pero nada, que no los veía. Pasaba el tiempo y me iba poniendo cada vez más nervioso, maldiciendo haber olvidado el teléfono. Al final opté por correr todo el perímetro de la plaza, en algún sitio debían estar. Y efectivamente, allí estaban cansados de esperarme, en un sitio que desde donde yo esperaba no los podía ver. Me disculpé con mis compañeros aún sabiendo que no tenía perdón.

Por mi retraso no llegamos al punto de inscripción una hora antes, pero aún así no tardamos mucho en inscribirnos. Aquí volví a demostrar mi torpeza porque costaba 2 € la inscripción al no haberlo hecho antes y como había olvidado la cartera tuve que pedir prestado a Emilio los dos euros. Nada, peor no podía ser. Allí nos esperaba un compañero que venía de participar en la carrera de Tetuán y se iba a marcar un doblete. Y no era el único.

Hacía un día soleado, pero bastante fresco, además con un viento muy desagradable. Es por esto que tratamos de mantenernos con ropa de invierno todo el tiempo posible. Estuvimos reconociendo el circuito al que había que dar tres vueltas y me pareció bastante duro, pero no me pilló de sorpresa porque ya me habían dicho que el circuito se las traía. Dimos una vuelta y luego seguimos calentando por la explanada junto a la meta y cuando ya habíamos dejado la ropa y nos habíamos hecho la foto, dijeron por megafonía que retrasaban la salida un cuarto de hora porque aún había gente apuntándose.

Con los compañeros y el Pirulí a la espalda

A las doce y cuarto dieron la salida y salí con cierta precaución porque el camino es estrecho en algunas zonas y de muy mal piso. En la zona de las escaleras, cuesta abajo, me pasaban a toda pastilla, pero trataba de mantener el tipo en las subidas, aunque algunas eran muy empinadas y poco más que trotar se podía hacer.

Vi a Tino, uno de los compañeros de la Unión de Carreras de Barrio, y fui a por él. Pronto le adelanté y me quedé sin referencia, así que iba fuerte, pero no a tope, porque en este tipo de carreras con tantas cuestas no sé bien mantener el ritmo adecuado.

Iba quedando cada vez menos y veía que me iba acercando poco a poco a una chica que me precedía. En el último tramo eché toda la carne en el asador y conseguí adelantar a esta chica casi en la línea de meta. Cosa que no me supo nada bien, porque siempre queda feo adelantar a alguien en el último metro, pero bueno, iba lanzado y no me iba a frenar. Según mi reloj, la carrera no llegaba a los seis kilómetros anunciado ni de lejos, ya que marcó 5,6 kilómetros que con el erro que tienen los GPS deben ser cinco kilómetros y medio. Para esa distancia hice un tiempo de 27:19 que es un tiempo bastante mediocre, pero la carrera es bastante dura y mi estado de forma es regular. Ya vendrán tiempos mejores.

Cuando llegaron los compañeros estuvimos viendo si nos quedábamos o no, porque quizás la compañera podía haber subido al cajón, pero como era tan tarde y seguía haciendo frío, nos fuimos sin saber qué había pasado. Luego descubrimos que habíamos hecho bien porque la compañera quedó a las puertas del podium, pero no fue de las tres primeras.

En fin, habrá que venir otro año y mejor preparado.

LX Trofeo Marathon de cross

Puede parecer poca cosa, pero que una prueba vaya ya por la 60ª edición es digno de todo elogio. Para empezar a aplaudir y no parar.

Me había inscrito en la prueba popular que empezaba a las once y cuarto, más tarde que otras veces, así que cuando llegué por allí había más coches que otras veces y lo tuve que dejar lejos, lo cual me hizo una mala jugarreta.

El caso es que aparqué el coche, fui andando tranquilamente hacia la salida y mientras estaban corriendo unos jovencitos a toda leche por el circuito, creo que eran sub 18. Llegué a donde daban el dorsal y lo recogí en un periquete. Dejé la ropa en el ropero excepto una camiseta de manga corta que no quise dejar para no enfriarme, ya que aunque no hacía mucho frío, había un viento bastante fuerte y éste sí venía frío.

Estuve viendo un poco el circuito y vi que estaba bien, así que deseché las zapatillas de trail que había utilizado en el Cross de Leganés, correría con las que voy habitualmente. Cuando llevaba un rato trotando fui hacia el coche a dejar la camiseta. Llegué al coche, dejé la prenda y me di cuenta que faltaban seis minutos para que empezara la prueba. Calculé a ojo que estaba a más de un kilómetro de la salida, por lo que tenía que ir a buen ritmo para salir a tiempo. Y eso fue lo que hice, tuve que acelerar de lo lindo. Cuando llegué, afortunadamente no había empezado la prueba porque se retrasó tres minutos. En ese ratito pude ver a Antonio y a Javi, de los corredores de Parque Sur y me puse detrás de ellos. Ambos corren bastante más que yo, por lo que pensé que podrían servirme de liebres.

Dieron la salida y aunque estaba muy cerca de los primeros, enseguida me vi muy atrás. Javi, el que iba justo delante de mí no debía andar fino y salió despacio. En esos metros que estuve a su espalda me adelantaron ciento y la madre.

Dimos una primera vuelta pequeña con un par de subiditas y luego pasamos por meta para hacer las dos vueltas grandes. El comienzo de cada una de las vueltas es favorable y es donde se puede correr más deprisa porque además es cuesta abajo. Ahí fue donde hice los mejores tiempos por kilómetro, pero tampoco anduve lo fino que me hubiese gustado. A Antonio lo veía como a cincuenta metros, pero no había forma de acercarme y al final me sacó más metros todavía. Yo llegué algo justo a meta. Al menos no se me dio tan mal como la semana anterior en Leganés, aunque también es verdad que este cross es más «corrible» que el otro, ya que no tiene esas subidas y bajadas tan pronunciadas y el firme está mejor.

El caso es que anunciaban un recorrido de 5,5 km y había pensado antes de empezar que si bajaba de 23 minutos estaría bien y al final bajé de 23 minutos… Pero no eran los cinco kilómetros y medio que ponía en el reglamento, tendría trescientos metros menos. Acabé con un tiempo de 22:20 @ 4:16 min/km. Me hubiese gustado ir más rápido, pero es lo que hay. Si no se puede no se puede, no sirve dar más vueltas.

Después de la carrera me fui rápidamente al guardarropa a recoger la ropa de abrigo. Me abrigué, me tomé el bote de bebida isotónica y me comí unas tortitas. Mientras estaba comiendo me encontré con una amiga y con Javier, del Club Marathon, antiguo compañero maratidiano. Fue un placer saludarle y además nos hicimos una bonita foto.


En el Trofeo Marathon de cross 2019

XXXIV Cross de Leganés

Últimamente me está costando dios y ayuda escribir en el blog. El cross de Leganés se celebró el 20 de enero y estoy escribiendo esta entrada 11 días después, pero vamos con ello antes de que sea más tarde.

La prueba Máster empezaba a las 10:45 así que no hacía falta darse ningún madrugón, aún así me levanté a las ocho, desayuné y estuve haciendo tiempo para salir a las nueve y media de casa. No tardamos mucho en llegar al parque Polvoranca aunque dimos una vuelta por Leganés hasta encontrar el parque. Me parece que la entrada viniendo de Alcorcón es más fácil.

Llegamos al parque, aparcamos en el aparcamiento y fuimos andando hasta donde estaba situado el ropero. Es un parque muy bonito y con muchas aves, yendo hacia el ropero se nos cruzaron un montón de patos, uno detrás de otro, en una bonita procesión. Fuimos al ropero y allí vimos a Isabel, Juan Carlos y su hija, todos implicados en que todo saliese bien. Me extrañó ver a Juan Carlos de corredor porque siempre está en el circuito, pero esta vez me dijo que iba a correr. Me quité la ropa de abrigo y me quedé de corto. Dejé la bolsa con mis pertenencias en el ropero y fui a recorrer el circuito para ver cómo estaba el terreno y contar las cuestas. ¡Cinco cuestas nada menos conté en una vuelta! Y como había que dar tres vueltas para completar seis kilómetros, teníamos que hacer quince subidas con sus correspondientes bajadas. No hay circuito que me vaya tan mal como este.


Con Juan Carlos, del Club Atletismo Leganés, los culpables de que se celebre este bonito y duro cross

A las 10:45 dieron la salida y pensé en salir tranquilo y luego apretar, pero cuando quise apretar en la última vuelta ya no tenía fuerzas y aunque salí tranquilo fui de menos a muchos menos. Me guardé una bala para el final y resultó ser la bala de fogueo. Se me dio fatal el circuito, sólo hay que ver el año pasado lo hice a 4:21 min/km y este año a 4:35. Una diferencia notable y es que a mitad de recorrido o antes ya iba hasta las narices y sin ninguna gana de sufrir porque además las zapatillas que había estrenado me estaban provocando una ampolla. Al final el circuito era más largo de lo que anunciaban, ya que en el GPS me salieron 6,4 km lo que indica que más de 6 sí que eran. Hice un tiempo según mi cronómetro de 29:24.

Más tarde corrió la amiga con la que fui hasta allí, en la prueba popular femenina. A ella se le dio bastante mejor que a mí la carrera y consiguió auparse al tercer puesto del cajón en la prueba Máster femenina. Una auténtica campeona. Su esfuerzo se vio recompensado con una fabulosa copa. ¡Eh! Que lo digo en broma, que nadie se enfade, que lo importante es el detalle.


Feliz como una perdiz con su trofeo

LIV Cross Canguro

Hoy asistí a la 54ª edición del Cross Canguro organizado por el club de atletismo del mismo nombre. Se dice pronto lo de 54 pero es una auténtica pasada. Mi enhorabuena al Club Canguro por seguir año a año organizando esta prueba. Si acaso, como sugerencia, decir que eché en falta un retrete químico y un guardarropa.

Fui con una amiga al cross y llegué sobre las nueve y media al aparcamiento del Teleférico. Desde allí fuimos dando un paseo hasta el lugar donde estaba instalada la meta y la salida, en el Pinar Alto, sitio donde está ubicado el Circuito del Bosque, un conocido cuatro mil donde entrenan desde atletas de élite a corredores populares. Es un circuito duro, no es ninguna tontería.

Íbamos paseando hasta la salida y pudimos comprobar que el día era extraordinario para correr ya que hacía una temperatura fresca, pero no fría y el cielo estaba nublado. Además no llovía, por lo que el único problema podría estar en que el suelo estuviera muy embarrado, pero estaba perfecto también.

Llegamos a las diez menos cuarto a recoger el dorsal, pero aún no lo tenían organizado, así que esperamos unos minutos dando una vuelta por las cercanías disfrutando de las hermosas vistas que se pueden apreciar desde allí. Con las últimas lluvias estaba todo muy verde y contrastaba con el amarillo de algunos árboles. Estaba precioso.

Al poco recogimos el dorsal junto a un par de guantes finos y unas cremas de protección solar. Como aún quedaba una hora para el comienzo de la primera de las pruebas en las que participaba mi amiga, fuimos dando un paseo de vuelta al coche, junto al Teleférico, con la peregrina idea de buscar un bar o algo semejante donde hacer nuestras necesidades.

Llegamos al aparcamiento nos encontramos con Marina de Benito, excelente corredora del Club Atlético Aranjuez que nos estuvo contando que ha estado lesionada unos cuantos meses. Menuda putada lo de las lesiones, que dañinas son tanto física como psicológicamente para los corredores. Afortunadamente parece que se ha recuperado bien porque luego hizo una buena carrera.

Nos encontramos también por allí a Antonio, amigo y vecino que se había acercado con un amigo suyo del Club Canguro y que se dirigían para la salida. En el coche nos cambiamos y fue entonces cuando me di cuenta que había olvidado mi bonita camiseta azul del Club Aletismo Zofío, pero mi amiga me dejó la suya ya que es algo friolera y dijo que no iba a correr con manga corta. Fijé el dorsal con cuatro imperdibles y me embutí, literalmente, en la camiseta. Salimos trotando para la salida porque la hora de la prueba de 4 km se acercaba.

Llegamos a la salida y mi amiga estuvo calentando un poco hasta que el reloj se acercó a las once de la mañana momento en el que dieron la salida a la primera de las pruebas. Salieron disparadas tanto Marina como mi amiga y aproveché para calentar yo yendo de un sitio a otro del circuito para hacer fotos a las dos.

Cuando acabaron su carrera dejé a mi amiga la mochila para que se abrigara un poco y me puse a calentar. Minutos antes de las once y media me acerqué a la línea de salida y me puse a esperar mientras charlaba un poco con mi amigo Antonio. Vi unos metros delante de mí a dos ilustres del atletismo madrileño, uno de ellos Antonio Gallardo y otro Javier Odriozola.

Dieron la salida y salí a tope como mandan los cánones en este tipo de carreras cortas. Enseguida todos los conocidos estaban por delante de mí, el único que no se despegaba era Odriozola y es que debió salir conservador porque le adelanté al poco. Vi que el primer kilómetro lo hice en 3:58 y lo di por muy bueno porque aunque la primera mitad es favorable, luego la segunda es para arriba. Aflojé un poco en el segundo kilómetro y eso que es favorable, haciendo 4:11. Con ese segundo kilómetro habíamos hecho «el primer pulmón» y quedaban los cuatro kilómetros del Circuito del Bosque.

El tercer kilómetro, que es prácticamente el mismo que el primero, se me fue a 4:17 y el cuarto a 4:14 y eso que era favorable. Ahí noté que iba peor de respiración que de piernas y no podía ir más deprisa porque los pulmones no daban más de sí. Empecé a pensar que las búrpis que me están poniendo las piernas fuertes, pero si la respiración no acompaña, no hay nada que hacer. Hay que entrenar los ritmos de carrera para que una cosa acompañe a la otra.


En plena acción en el Cross Canguro, foto cortesía de Marina de Benito

El quinto kilómetro es el más duro y ahí las pasé canutas, ni búrpis ni leches, hice 4:32. Fue en ese tramo donde me pasó Odriozola y no pude seguir su estela. Además al empezar el sexto kilómetro que hay una bonita cuesta abajo se me fue irremediablemente ya que bajo fatal y él lo hacía con soltura. Como este sexto y último kilómetro es favorable traté de darlo todo después de bajar el tramo más pronunciado, pero no conseguía recortar nada a los que iban por delante de mí. Llegué a meta y pude ver el reloj con un tiempo de 24 y algo, pero no atiné a parar mi cronómetro por lo que no sé el tiempo que tardé. Según la clasificación oficial, de la que guardo una copia aquí, el tiempo fue de 24:46. Esto indica que hice el último kilómetro a un ritmo de 3:58, igual que el primero. Así que no me puedo quejar, la cosa avanza, voy mejorando la forma poco a poco. De hecho he obtenido un VDOT de 47,5 que es algo menos que lo obtenido en la carrera de los militares (47,7) pero este cross es más duro que aquella carrera y encima el terreno es mucho más blando, que también influye.

Una vez en meta cogí un bote de Aquarius y unas galletas saladas, me cambié la camiseta y nos fuimos andando hasta el coche después de haber disfrutado de una bonita mañana de atletismo.

I Cross solidario en marcha por el cáncer de mama

Se ha celebrado en el parque de Pradolongo, al lado de mi casa y donde entreno habitualmente, un cross de nombre tremendamente largo: I Cross popular solidario de Usera en marcha por el cáncer de mama. Y ahora que lo escribo me doy cuenta que el nombre no parece muy apropiado ya que por, en una de sus acepciones, viene a significar «A favor o en defensa de alguien o de algo». Y en este caso imagino que no se hace el cross para estar a favor del cáncer ni a defenderlo.

Dado que se celebraba al lado de casa, que era gratuito y por una buena causa y aunque sabía que los organizadores no son nada del otro mundo, me animé a apuntarme por pasar la mañana y tratar de hacer más visible el tema. Es cierto que iba si ninguna pretensión ya que estaba bastante cansado debido a que el viernes había estado cavando participando en una de las actividades de voluntariado y el sábado hice 16 km a buen ritmo.

La prueba de los mayores comenzaba a las 11:30, pero una hora antes bajé a por los dorsales y a por la camiseta conmemorativa que era de color rosa, color relacionado con el cáncer de mamá, como se puede apreciar en los lacitos que han llevado algunas personas este fin de semana por este motivo.

Recogí los dorsales y me sorprendió porque había más gente de la que había pensado ya que me pareció que el evente no había sido muy publicitado. De hecho, en internet era imposible encontrar información. Sólo había visto el anuncio en Twitter, pero nada de recorridos ni cosas semejantes. Me habían contado que el circuito era de algo más de un kilómetro y había que dar ¡¡¡cinco vueltas!!! para totalizar seis kilómetros.

Recogí mi dorsal y el de una amiga, estuve charlando con un compañero de entrenamiento y me fui a casa a prender el dorsal y ponerme la camiseta rosa. Llegué con mi amiga, dimos una vuelta al circuito y nos pareció que no tenía un kilómetro ni de broma, así que si teníamos que dar cinco vueltas no íbamos a hacer ni cinco.

Somos un grupo de aproximadamente veinte pradolongueros; sin embargo sólo nos dimos cita ocho de esos veinte. Resulta curioso que pudiendo correr al ladito de tu casa una carrera gratuita algunos elijan no ir y otros prefieran ir a carreras pagando y es que los corredores somos muuuuuuy tontos (yo también me incluyo).


Pradolongueros posando antes de la carrera

Antes de tomar la salida pregunté a un tipo de la organización si había categorías en la carrera de mayores y me dijo que no, que era categoría única para todos aquellos nacidos antes del 2000. Me había hecho ilusiones de poder subir al cajón en mi categoría, porque veía muchos jóvenes pero no tantos mayores, pero mis esperanzas se esfumaron cuando me dijo lo de la categoría única.

Junto a la carrera se celebraba también una marcha y es por eso que en el arco de salida nos juntamos un buen número de personas, aunque no todos con intenciones de correr. Dieron la salida con un par de minutos de retraso y como salí de los primeros, cuando me quise dar cuenta iba el séptimo de la carrera. Un compañero que iba conmigo me animó diciéndome: «este es tu parque, ves a por el pódium».

Y eso hizo que me subiera la adrenalina y que aumentara un poco el ritmo. Primero fueron cayendo algunos jovenzuelos que salieron con mucha alegría. Luego una chica que salió también fuerte. En la segunda vuelta ya iba tercero, pero no tenía muy claro que pudiera con el segundo, pero en mi cabeza martilleaban las palabras que me había dicho mi compañero: «este es tu parque». Y claro que lo es, estaba jugando en casa y eso me dio un plus.

A mitad de la segunda vuelta, después de haber esquivado a unos cuantos grupos de gente que iban andando pude adelantar al segundo clasificado. Al hacerlo apreté todo lo que pude para que no se pusiera a mi rebufo. Ya iba con las piernas muy cansadas, pero pensé que él también las llevaría, así que apreté y apreté todo lo que pude.

Acabé la tercera vuelta y el objetivo era tratar de esquivar a la gente que iba andando y buscar la ruta más corta y con menos barro, lo que implicaba ir avisando a los de delante para que se fueran apartando y con un rápido eslalon buscar la posición más óptima. De vez en cuando, en las esquinas, iba echando un vistazo hacia atrás por si se acercaba el tercero, pero no veía nada. O lo tenía muy cerca o se había quedado muy lejos.

Cuando acabé la cuarta vuelta ya quedaba algo menos de un kilómetro para terminar y me dije que eran menos de cinco minutos de sufrimiento y eso ¿qué es? No es nada. Traté de al menos mantener el ritmo y a falta de trescientos metros aceleré todo lo que pude por si acaso venía alguien con intenciones aviesas. Pasé por meta según mi reloj con un tiempo de 20:22 para una distancia según el GPS de 4,7 km bastante por debajo de la distancia oficial de seis kilómetros, quedando el segundo de la carrera por primera vez en mi vida. Lo curioso es que mi amiga también quedó segunda en la clasificación femenina, así que fue curioso que ambos subiéramos al cajón en la misma posición.


En el segundo escalón del cajón

Es totalmente inexacta ya que no son 6 km y he visto que falta gente, pero guardo la clasificación de la carrera. ¡Qué no se me pierda! No siempre aparece uno como segundo clasificado de una carrera.

LIX Trofeo Marathon de cross

Un año más y ya van 59 se ha celebrado el Trofeo Marathon de cross. La Agrupación Deportiva Marathon organiza esta prueba que consta de mil y una carreras. Empezando por los niños hasta el Campeonato de Madrid de cross largo pasando por el cross popular que fue la prueba en la que participé.

La salida era a las diez y cerca de casa, así que no tuve que madrugar en exceso. Bueno, lo de madrugar en exceso depende del punto de vista de cada cual, ya que me levanté a las 7:30 que para mí no es mucho ya que me levanto a diario a las seis, pero a otras personas le puede parecer una barbaridad. Suelo levantarme tres horas antes para desayunar y poder hacer la digestión antes de la carrera, pero esta vez como era más tarde desayuné menos de lo habitual.

A las nueve nos pusimos en marcha y en diez minutos estábamos en el Parque de las Cruces. Atravesamos el parque y llegamos a la caseta donde entregaban los dorsales. Miramos el tablero para ver nuestro número, nos pusimos a la cola y rápidamente estábamos con el dorsal en la mano. Una amiga, que no se había apuntado antes, lo pudo hacer allí mismo también de manera rápida.

Fui inmediatamente al servicio porque necesitaba echar lastre y luego nos dio tiempo a hacernos una foto, dejar la ropa en el guardarropa y calentar por el circuito con la idea, sobre todo, de comprobar el estado del terreno. Aunque llovió algún día de esta semana, no había barro, únicamente el terreno estaba muy blando en algunas zonas, pero se podía correr perfectamente con unas zapatillas normales.


Antes de comenzar la carrera, con las compañeras del Club Atletismo Zofío

Llegué con no mucho tiempo al arco de salida, por lo que me puse más detrás de lo que hubiese deseado, pero tampoco me importó demasiado en ese momento, aunque luego me arrepentí un tanto porque al principio costaba adelantar al personal.

Consta el circuito de una vuelta pequeña de unos 700 metros y dos grandes de algo menos de 2,5 km cada vuelta. En esta vuelta pequeña se encuentra uno de los repechos que también hay que pasar en la vuelta grande. En la vuelta grande hay un tramo complicado porque hay varios giros de noventa grados en la zona más cercana al polideportivo y luego tres repechos que se suben en el último kilómetro de cada vuelta. Son tres repechos de poca entidad pero que se notan en las piernas.

Como salí muy atrás estuve prácticamente la vuelta pequeña y la primera grande adelantando gente. Luego la cosa se estabilizó y adelanté a alguno que otro en la segunda vuelta pero mediada esa segunda vuelta me adelantó un individuo al que traté de seguir, pero iba más deprisa y no había manera. En el primer repecho de la última vuelta, justo a un kilómetro de meta vi que se iba irremediablemente porque le vi subir más fuerte que yo, así que pensé que al menos no me adelantara nadie más.

En el segundo repecho de la segunda vuelta y penúltimo de la carrera miré atrás y vi a Antonio Gallardo, uno de los clásicos de Madrid y grandísimo corredor que no estaba muy lejos de mí. Eso me sirvió de acicate e intenté que no me adelantase. Y no me adelantó, pero sí otro tipo que ya en la recta de llegado me sobrepasó. El caso es que luego no vi a Antonio Gallardo, quizás iba acompañando a alguien.

Llegué a meta con un tiempo oficial de 23:47 para una distancia de 5580 metros. Lo curioso es que cuando después miré el cronómetro vi que fui muy regular durante toda la carrera, ya que hice el kilómetro más rápido en 4:16 y el más lento en 4:19. Eso sí, en los últimos quinientos metros se nota que apreté para que no me alcanzasen porque ese medio kilómetro lo hice a un ritmo de 4:05.

La Agrupación Deportiva Marathon fue muy generosa con la bolsa del corredor ya que por sólo cuatro euros metió en la bolsa una camiseta de la media maratón de 2013, una botella de agua, Aquarius, café capuchino, caldo Aneto, una bolsita de avena, un vale de descuento del Corte Inglés, una bandeja de pasta, galletas, una pera y una muestra de edulcorante. ¿Quién da más?