Preparado para la media

Si la semana pasada estuvo bien cargadita de kilómetros -siempre desde mi punto de vista-, ésta tampoco se ha quedado atrás. La media maratón está cerca y yo iba escaso de kilómetros, así que me ha ocurrido como a los malos alumnos que se dejan todo para el final y tienen que hacerlo todo deprisa y corriendo.

El primer día de la semana que salí a correr fue el martes 5 de marzo y notaba las piernas cansadas del fin de semana, así que cuando Joaquín y Miguel aceleraron el paso, yo simplemente aumenté un poco el ritmo, pero tratando de mantenerme con Emilio II a un ritmo cercano a los cinco minutos por kilómetro. Fue un día bastante tranquilo en el que completé 9,6 km en 51:36 @ 5:21 min/km.

El jueves 7 de marzo propuse quedar a las 18:45 en el punto de encuentro para tratar de hacer tres vueltas o al menos dos vueltas y pico. Emilio II dijo que tenía problemas en las lumbares y que no bajaba. No completé las tres vueltas, pero casi, porque hice 14 km de los cuales hice 4 a umbral, pero no quisieron seguirme ni Joaquín ni Miguel ya que ellos habían apretado el martes. Totalicé 14 km en 1:13:48 @ 5:16 min/km

El sábado 9 de marzo lo primero que hice fue subirme a la báscula y me llevé una gran alegría porque marcaba 68,9 kg y eso significaba que por fin había bajado de esa bonita cifra de 69. Había quedado con Miguel a las diez, pero no sabía si en la calle peatonal o en el punto de encuentro. Llegué un par de minutos después de la hora fijada a la calle peatonal y no estaba por lo que sospeché que se había ido al parque. Fui trotando para allá y efectivamente allí estaba. Nos acercamos a saludar a los jubilados y nos pusimos en marcha, bajando Jesús con nosotros hasta el Parque Lineal. Cuando llevábamos cinco kilómetros Jesús se dio la vuelta y nosotros apretamos el paso para llegar al segundo puente y luego tratar de alcanzar a Jesús. Notaba las piernas cansadas del jueves, así que tampoco fui muy deprisa, pero tampoco muy despacio, sobre 4:40, pero acabó el parque y no veíamos a Jesús. Fue yendo por la iglesia de San Fermín, la que hicieron nueva hace pocos años, cuando lo vimos a lo lejos. Miguel apretó el paso y subimos hacia el Doce bastante deprisa y seguimos a buena marcha hasta que lo alcanzamos poco antes de llegar a la calle Doctor Tolosa Latour, de este modo llegamos los tres juntos al punto de salida, que era ahora la meta. Ellos se quedaron en ese punto y yo hice un poquito más para completar 12 km que hice en 1:02:07 @ 5:10 min/km

El domingo habíamos quedado a las nuevo donde siempre. Yendo hacia el punto de encuentro llegué a la altura de Miguel, que iba andando. Me paré con él y me dijo que se había levantado jodido de la espalda y que no podía correr, que le habían tenido que ayudar a ponerse los calcetines y las zapatillas.

En el punto de encuentro estaban Jesús, Ángel y Joaquín. Nos saludamos, deseamos una rápida recuperación a Miguel y nos pusimos en marcha. Propuse bajar al río y todos estaban de acuerdo, pero ellos dijeron que sólo iban a correr una hora por unos motivos u otros. La idea era hacer media hora por el Parque Lineal y luego darse la vuelta para volver por el mismo camino. Fuimos los cuatro juntos y cuando llevábamos un rato por el río aumenté el ritmo ligeramente pensando que los otros tres harían lo mismo, pero iba oyendo sus voces y cada vez las oía más lejanas. Cuando llegó el reloj a los treinta minutos me di la vuelta pensando que estarían cerca, pero no los vi. Aumenté un poco el ritmo, tampoco exagerado, pero seguía sin verlos, por lo que al final desistí y me centré en los 18 km que tenía pensado recorrer. Al llegar a la altura de la Caja Mágica crucé el río y luego di una vuelta a la cabeza calculando para llegar al punto de encuentro en Pradolongo con unos 13 km. Y la cosa me salió redonda porque en el punto de encuentro llevaba un poco más de esos trece previstos. Hice una vuelta al circuito típico de Pradolongo, pero en sentido contrario, un poco más deprisa de lo que había ido hasta entonces, tratando de bajar de cinco.

Acabé los 18 km un poco antes del final de la vuelta haciendo un tiempo de 1:34:45 @ 5:16 min/km. Luego me puse a trotar y más tarde a andar para completar el enfriamiento.

Acabé la semana con casi 54 km que para mí son una barbaridad. Después de estos entrenamiento debo decir que me encuentro preparado para hacer una media decente. Luego veremos qué nos encontramos.

Estanque de Pradolongo con un montón de aves disfrutando de su agua


Semana cargadita

Se acerca la media de Villarrobledo y hay que meter kilómetros, que luego 21 km se hacen muy largos si vas escaso de preparación, así que esta semana ha sido de bastante carga… Al menos para mí, ya que me he metido entre pecho y espalda casi 53 km. Es evidente que a alguien le puede parecer una birria, pero para mí no lo es.

El martes 26 de febrero tuvimos un día relajado y sólo dimos dos vueltas a Pradolongo, aunque Joaquín ya hablaba de hacer tres, pero yo me notaba aún cansado del fin de semana y sólo hice dos vueltas y muy tranquilo. Fueron 9,7 km en un tiempo de 56:27 @ 5:48 min/km.

El jueves 27 sí hicimos las tres vueltas y si el martes fuimos despacio, esta vez fuimos más despacio aún. El objetivo de las tres vueltas era meter kilómetros de cara a la media y tratar de quemar las porras del desayuno, que me metí unas cuantas.

Ya quedaban menos después de ingerir entre todos los compañeros unas cuantas porras y churros

De todos modos no fue mala táctica esto de ir despacio porque así se acostumbra el cuerpo a estar más tiempo en movimiento. Fueron 15 km en un tiempo de 1:27:55 @ 5:51 min/km. Eso sí, se nos pasaron las tres vueltas casi sin darnos cuenta porque fuimos de cháchara todo el rato.

El sábado quedamos Quique, Miguel y un servidor y bajamos al Parque Lineal para una tirada no muy larga, que aún se notaba en las piernas la tirada del jueves. Traté de hacer cinco kilómetros en el tramo intermedio sobre 4:30 y la cosa salió más o menos. Hice en total 12 km en un tiempo de 1:00:16 @ 5:01 min/km. No estuvo mal la cosa.

Por aquello de acumular kilómetros, el domingo también salimos y de nuevo fuimos al Parque Lineal, un magnífico sitio para correr. Hacía buena temperatura, así que aproveché para salir en manga corta. Salimos muy tranquilos, acompañados por parte del pelotón de jubilados, uno de los cuales nos estuvo contando alguna historieta que otra. Había planificado una tirada larga, pero metiendo unos kilómetros a umbral en medio de la tirada, haciendo dos kilómetros a umbral, uno al trote y otros dos a umbral. Y eso fue lo que hice, cuando llegué al kilómetro seis aceleré para hacer los dos primeros kilómetros a umbral, cerca de 4:15 y me salieron a 4:16 y 4:18. Traté de recuperar un poco en el siguiente y luego volví a tratar de hacer otros dos a umbral y éstos me salieron peor todavía, ya que los hice en 4:20 y 4:31, fatal, fatal. Yo creo que noté el cansancio del día anterior, que no fue precisamente de paseo. En total fueron 16 km en 1:24:57 @ 5:18 min/km. Y de este modo acabé la semana con una buena kilometrada.

¡Se me olvidaba! Antes de salir el domingo me subí a la báscula y marcaba 69,7 kg. No consigo bajar de 69 ni de broma y eso me jode.

Finalizando en el bar

Al igual que ayer hoy hemos quedado para bajar al río; sin embargo si ayer íbamos un nutrido grupo hoy solamente hemos bajado tres: Mariano, Miguel y yo. Y eso que habíamos quedado para ir a desayunar después del entrenamiento, pero no ha tenido éxito la convocatoria.

En el Parque Lineal, después de bajar las tablas, se paró Mariano. Dijo que para parar dos minutos y luego hacer un test yendo hasta el último puente y vuelta al punto origen.

Estábamos cerca de llegar al último puente cuando apareció Mariano a toda leche. Nos dijo que si podíamos tirar un rato de él, pero yo no estaba para muchos trotes porque notaba las piernas cansadas del día de antes. Fue Miguel el que se puso a tirar y estuvo como un kilómetro a un ritmo de cuatro minutos hasta que aflojó un poco y Mariano se fue solo.

Cuando llegamos a las tablas nos contó Mariano que le había costado lo suyo poder acabar el test que son más o menos ocho kilómetros. Dice que lo hizo en 31:48 ¡dos minutos menos que el año anterior! El tío está en plena forma para la San Silvestre Internacional, su gran objetivo.

Volvimos trotando al punto de encuentro, cogimos las prendas de manga larga que habíamos dejado y nos dirigimos a la cafetería-churrería Relaxing, en Orcasitas. Allí nos esperaba una compañera pradolonguera que aunque no había corrido sí se había apuntado al desayuno. Lo malo es que la churerría estaba llena, a tope de gente. Después de estar allí un rato y ver que aquello no se despejaba nos fuimos al Acuario, un bar situado enfrente de la churrería, donde tomamos un café con tostadas muy rico y departimos un rato.

Fueron 13,7 km en un tiempo de 1:08:16 @ 4:57 min/km. Un buen kilometraje para no subir mucho el peso, que la báscula ya está empezando a echar humo. Hoy marcaba 70,4 kg bastante más que la semana pasada ¡y todavía no han llegado las cenas pantagruélicas de Navidad!

Con los monstruos de Pradolongo

No tenía intenciones de salir a correr hoy ya que mañana tengo carrera, pero como se animaron unos cuantos compañeros me acerqué al punto de encuentro y eso que dormí fatal por culpa de los gatos que me despertaron muy pronto pidiendo comida. Me levanté, alimenté a los felinos y luego fui incapaz de dormirme. ¡¡¡Estos jodíos gatos no se enteran que es sábado!!!


El gato Jinks decía marditos roedores y yo digo marditos felinos que no me dejan dormir

Llegué con legañas en los ojos al punto de encuentro. Allí me encontré con los monstruos de Pradolongo: Quique, Mariano, Miguel y Joaquín. Unos minutos más tarde llegó Juli y nos pusimos en marcha. Antes de salir vi que yo estaba allí de pegote porque a estos se los veía con ganas de correr y yo tenía intenciones de correr tranquilo y no muchos kilómetros.

Así, saliendo del Parque de Pradolongo ya empecé a ocupar la última posición y poco a poco se fueron separando, pero tuvieron compasión hasta que llegamos al Parque Lineal donde empezaron a acelerar y ya me quedé en solitario. Hice unos cuantos cambios de ritmo muy cortos y cuando llevaba cuatro kilómetros y medio me di la vuelta con la idea de completar nueve kilómetros. Cuando me di la vuelta me di cuenta de lo bonito que está el Parque Lineal. Probablemente esté a años luz de la Casa de Campo, pero aún así es una maravilla.

Cuando volvía me di cuenta que el lunes salí solo, el jueves me quedé solo en la segunda vuelta y hoy hice casi todo el camino también en solitario. Una semana de entrenamientos en soledad. Pero así son las cosas, en estos momentos no encuentro a nadie que vaya a mis ritmos ni que tenga objetivos parecidos a los míos.

Hice 9 km en un tiempo de 51:42 @ 5:44 min/km. No sé si me he pasado con los kilómetros o con los cambios de ritmo. Ya veremos mañana en el cross.

Lo que más me gustó fue que antes de salir la báscula me dio la noticia de que había bajado de setenta kilos. Marcaba 69,7 kg y tengo que bajar aún más si quiero mejorar.

Correr es una actividad de riesgo

Correr tiene sus riegos, desde lo más simple que es tropezarse y caer al suelo o que te tire un perro o te muerda a otros más fastidiados como que te atropelle una bici o un patinete en un carril bici, que te lleve un coche en un paso de cebra, que te pegue un tiro algún cazador cuando entrenas por algún camino y lo que he visto esta mañana, que un coche te caiga encima.

Porque esta mañana yendo por el carril del Parque Lineal hemos visto un coche accidentado que se había salido de la M-40, había golpeado a un árbol y el árbol había caído en el carril, ocupando todo el ancho del carril. Imagino que no habrá pillado a nadie corriendo o yendo en bici porque hubiera sido una verdadera mala suerte.


Coche accidentado en el carril del Parque Lineal

El caso es que había quedado con mi tocayo a las 9:30 y como ayer hicimos un entrenamiento duro hoy planeamos un entrenamiento más relajado pero metiendo más kilómetros. Salimos del barrio ya con el cronómetro en marcha y al llegar al parque de Pradolongo nos encontramos con una pareja de pradolongueros que se animaron a venir con nosotros.

Bajamos los cuatro al Parque Lineal y al llegar a la vera del río aceleramos un poco y los dos compañeros que se habían animado a acompañarnos se quedaron atrás, a su ritmo. Fue poco después de que se quedaran cuando llegamos al lugar del accidente. Para poder continuar había que subir hacia donde estaba e coche, rodearlo y volver a bajar al carril. Eso fue lo que hicimos y seguimos a un ritmo sobre cinco minutos el kilómetro hasta llegar al puente donde siempre cruzamos a la margen izquierda del río.

Esta vez no cruzamos ya que hace unas semanas han abierto un camino que sigue por la margen derecha, subiendo un tramo, siguiendo por un llano y bajando para empalmar con el camino habitual. Es un poco tonto lo de subir para luego bajar, pero bueno, un poquito de dureza no viene mal.

Pero la verdad es que notaba las piernas bastante cansadas del entrenamiento de ayer y eso que tampoco era un ritmo exagerado, pero ya noto mucho salir a entrenar después de entrenar el día anterior, sobre todo después de un entrenamiento duro. Se van notando los años.

Fueron en total 16 km en un tiempo de 1:23:23 @ 5:12 min/km.

Lo que no gustó nada de nada es la noticia que me dio la báscula, porque antes de salir me pesé y marcaba 70,4 kg que es mucho. Necesito ponerme en 68 lo más pronto posible.

Cavar no sólo cansa los brazos

Ayer se me ocurrió la idea de apuntarme a una tarea de voluntariado que consistía en plantar algunos árboles y un montón de arbustos. Para ello había que cavar un agujero, poner el brote, echar la tierra y poner una rejilla para que los conejos no se coman los brotes.


Cavando o haciendo que cavo

Acabé bastante cansado porque llegué a casa, comí y me eché una siesta de campeonato. El caso es que me levanté bastante bien, pero cuando me he levantado hoy notaba que tenía la pierna izquierda bastante cargada. De todos modos, cumplidor que es uno, a las nueve de la mañana estaba en el punto de encuentro. Hasta allí llegaron Mariano y un amigo suyo y los tres nos pusimos en marcha hacia el Parque Lineal.

Hicimos los tres primeros kilómetros tranquilos y luego aceleré para tratar de ir a 4:45 durante 9 km. Según iban pasando los kilómetros iba viendo que me iba a costar porque notaba la pierna muy cargada y efectivamente los dos últimos kilómetros me costaron lo suyo. Mis acompañantes hicieron esos kilómetros incluso más deprisa que los anteriores. Ellos van sobrados.

Totalicé 15,5 km en un tiempo de 1:17:37 @ 4:59 min/km, pero lo importante es que los 9 km los hice a una media de 4:45, segundo arriba, segundo abajo, como estaba previsto. De todos modos, no sé si me tenía que haber dado tanta caña cuando mañana tengo una carrera aunque sea de poca monta.

Antes de salir a correr me subí a la báscula y marcaba 69,5 kg lo cual me congratuló bastante porque los más de setenta kilos de la semana anterior me dejaron un tanto preocupado.

Algo dolorido pero bien

En un principio pensaba que la caída de ayer se había resumido en un arañazo en el codo y el cambio roto, pero según iba pasando el día de ayer iba notando un dolor en el glúteo derecho que no tenía claro si me iba a impedir correr; sin embargo cuando me levanté vi que el dolor seguía ahí, pero me dejaba correr.

A las nueve había quedado con mi tocayo y allí estaba puntual, aunque aún con legañas en los ojos. Estiramos un poco y nos pusimos en marcha porque él tenía que volver pronto a casa. Bajamos al río, hacia el Parque Lineal y al llegar al tercer kilómetro aumentamos el ritmo, tratando de ir a un ritmo de 4:45 que mantuvimos más o menos. A ese ritmo llegamos al segundo puente donde nos dimos la vuelta.

Han abierto una senda en la margen izquierda del río y nos fuimos por ese nuevo camino. Pensábamos que era algo más largo el camino, pero es corto, enseguida hay que volver a cruzar al otro lado del río. Hay que cruzar por un puente muy estrecho que va a salir justo enfrente del edificio Novosur.

Seguimos a ritmo vivo hasta el kilómetro nueve, justo donde empieza el camino de madera y ahí ya bajamos el ritmo hasta el final del entrenamiento. Reconozco que me costó hacer esos seis kilómetros a 4:45 cuando otras veces he ido a ese ritmo casi sin querer. Como siempre digo, que fácil se pierde la forma y que difícil es volver a cogerla. Claro, que tampoco ayuda estar por encima de los setenta kilos como indicó la báscula antes de salir. Marcaba la báscula 70,6 kg y esa es la señal de que hay que bajar de peso sí o sí.

Hicimos 12 km en un tiempo curioso de 1:01:01 a un ritmo de 5:05 min/km.

Buenas condiciones para correr

Desde que empezó el mes de junio, poco más o menos, estamos saliendo a entrenar con temperaturas por encima de los treinta grados y bajo un sol de justicia; sin embargo hoy hacía un día fenomenal para correr ya que el cielo estaba nublado y la temperatura rondaba los veinte grados.

Había quedado con mi tocayo a las nueve de la mañana y cuando bajé ya estaba esperando con camiseta de tirantes y en chanclas. Me sorprendió que llevase este curioso calzado para correr, aunque no sería el primero seguramente. Cuando llegué donde estaba me dijo que las chanclas no eran para correr, sino que tenía un fuerte dolor de espalda y no podía ni ponerse los calcentines, así que me tocaría correr solo. Sólo queda esperar a que se recupere pronto.

Nos despedimos, puse en marcha mi cronómetro y partí rumbo al Parque Lineal atravesando Pradolongo. Aunque llevaba el GPS en la muñeca no se me ocurrió mirarlo en ningún momento, ya que iba sólo por sensaciones. Y me encontré francamente bien porque notaba que iba a un ritmo majo y no me costaba apenas esfuerzo.

Me vi tan bien que no me sorprendió demasiado cuando al acabar el entrenamiento y mirar el cronómetro observé que hice 12 km en un tiempo de 1:00:46 a un ritmo de 5:03 min/km. No es que sea el mejor entrenamiento de mi vida, pero acabé bastante contento y es que cuando la temperatura baja, mis ganas de correr aumentan.

Lo que menos me gustó fue el peso. Había conseguido mantenerme en mis «números» durante las vacaciones, pero hoy me llevé una desagradable sorpresa porque había aumentado de peso. Me dijo la báscula que tengo que adelgazar, que 70,2 kg son muchísimos.

Si no se puede a pie, se va en bici

Pensaba que la lesión que me impidió terminar la maratón no era para tanto, pero llevo un mes que prácticamente no he corrido y aunque me encuentro mejor, todavía tengo bastantes molestias por la pierna izquierda.

Y ya que no puedo o debo correr, he pensado que a lo mejor en bicicleta podía practicar deporte sin problemas, aunque no tenía claro si iba a poder aguantar con la bicicleta, pero he comenzado a dar pedales y no notaba nada, ni siquiera cuando me exigía en una cuesta arriba.

Viendo que la cosa iba bien, he puesto rumbo a San Martín de la Vega, atravesando el Parque de Pradolongo y el Parque Lineal y luego saliendo por un camino para empalmar con el carril bici que va a San Martín de la Vega.

Pensaba que iría peor, pero el viento debía ser favorable porque iba a buen ritmo sin demasiado esfuerzo. Llegué a San Martín y paré donde siempre, en la terraza del San Marcos. Me asombró la cantidad de ciclistas con los que me crucé y pensé que quizás la terraza estaría a rebosar, pero había bastantes mesas libres. Mientras me tomaba un café con leche y una barrita con tomate aproveché para hacer una foto al vehículo que me había traído hasta allí.


Bici aparcada en la terraza del San Marcos

Pensé que la vuelta iba a ser peor que la ida por aquello de que el viento siempre da de cara, pero tampoco iba a mal ritmo, aunque iba notando el cansancio en los kilómetros finales. Lo cual no era nada raro ya que llevaba desde el 1 de octubre de 2017 sin montar en bici, es decir, 217 días. Y ese montón de días se notaba sobre todo en el culo, que me dolía sobremanera.

Entre la ida y la vuelta a San Martín he completado 60 km en un tiempo de 2h26. Bastante mejor de lo que yo pensaba.

Llevaba un tiempo sin pesarme y me temía lo peor; sin embargo la bascula marcaba 70,5 kg que teniendo en cuenta lo poco que he corrido este mes y que comí más de la cuenta en las dos semanas anteriores a la maratón por tener un poco de ansiedad, no está mal.

Las tiradas largas mejor con compañía

Cualquier entrenamiento suele ser mejor si vas acompañado, pero si se trata de un entrenamiento de mucho kilometraje, no es que sea mucho mejor, es que es casi imprescindible. Y la verdad es que he tenido suerte hoy porque en un principio iba a ir solo y al final hemos acabado yendo ¡cinco corredores! Y no sólo los cinco, sino que ha habido una amiga que nos ha acompañado en bicicleta con ayuda logística.

Habíamos planeado hacer 30 km y la idea era salir por Madrid Río, hacer prácticamente una tapia en la Casa de Campo y volver por el mismo camino. Y eso fue lo que hicimos, aunque con algunas visicitudes.

Salimos por Madrid Río y ya empezamos a marchar a buen ritmo, un poco por encima de cinco. En estos primeros kilómetros me costaba llegar al grupo, aunque luego fui mejorando.

Llegamos a la Casa de Campo, entrando por el Paseo del Embarcadero. Luego seguimos por la CdC haciendo la tapia en sentido contrario a las agujas del reloj. Tuvimos la primera incidencia en la reentrada en la CdC por la Carretera de Castilla ya que hacía un tiempo había allí una bonita entrada y ya lo habían vallado. Dudamos entre darnos la vuelta o continuar por una senda paralela a la carretera donde la chica del grupo decía que había otra abertura en una valla. Decidimos continuar y también habían sellado esa abertura. Así que no nos quedó más remedio que levantar la valla del suelo y entrar de nuevo en la CdC arrastrándonos como serpientes. Fue más complicado meter la bici, pero también se pudo.

Una vez de nuevo en la CdC comenzó el tramo más duro ya que casi todo el camino es ascendente hasta llegar a la Puerta de Somosaguas, que es el punto más alto de la Casa de Campo. Antes habíamos parado en la fuente de Casa Vacas y en la fuente del Cerro Garabitas. En esta última fuente recuperamos un poco para afrontar la cuesta más dura del recorrido. Una vez coronada esta dura cuesta llevábamos 16,5 km y, por lo tanto, habíamos atravesado el ecuador del entrenamiento.

A partir de entonces el perfil es descendente hasta la salida de la CdC y ahí empezamos a acelerar el paso haciendo kilómetros por debajo de cinco casi en su totalidad. Decidimos salir por la boca de metro de Lago para volver a sentir en las piernas esa subida que lleva repitiéndose en la maratón en los últimos años y desde allí bajamos por la Avenida de Portugal hasta Madrid Río para volver por donde vinimos.

Ahí me emocioné y empecé a hacer kilómetros sobre 4:30 y eso para lo único que sirvió fue para demostrar que Mariano es un fuera de serie, que Juli bastante hizo el hombre de aguantar tantos kilómetros después de la emboscada que le preparamos y que la única chica del grupo es la más dura de todos sin lugar a dudas.

Aflojamos en los dos últimos kilómetros para intentar reagruparnos los cinco, pero llegamos a Pradolongo, donde se cumplía el kilómetro 30 cada uno por nuestro lado. Allí me di la vuelta y fui a buscar a los rezagados.

La amiga de la bicicleta nos hizo una bonita foto una vez cumplido el objetivo:


Con 30 km en las piernas

Completé los 30 km en un tiempo de 2:29:01 a un ritmo de 4:58 min/km, lo cual no está nada mal para haber sido tantos kilómetros. Pensándolo bien, quizás hemos ido un poco deprisa.

La báscula marcaba antes de salir 69,4 kg lo que indica que no voy a llegar a la maratón con 68 como me hubiera gustado ni de broma.