¡Qué mala pata!

¡Qué mala pata! o más bien debería decir ¡qué mala rodilla! Salimos a hacer 18 km como última tirada «larga» de cara a la maratón y mi compañera de entrenamientos empezó a notar molestias en la rodilla. Molestias que fueron in crescendo y que nos obligaron a parar cuando llevábamos sólo 15 kilómetros.

Es una desgracia lesionarse una semana antes de la maratón, pero estoy convencido que con una semana de reposo y tratándose la rodilla conseguirá estar en la línea de salida sin mayores problemas. Seguro que sí, ¡¡¡mucho ánimo!!! Porque además su estado de forma es excelente.

Por lo demás, poco que contar, que sólo queda una semana y que la maratón se nos va a dar fenomenal. Sólo confiar en que el tiempo nos respete y que la temperatura no sea muy alta, que parece que no…

tiempo-sevilla

Ayer la báscula marcaba 68,5 kg que no está mal para afrontar una maratón. Preferiría que fuese menos, pero es lo que hay.

Regla del ochenta por ciento

Leí, ya no recuerdo dónde, que después de llegar al pico máximo de kilometraje de cara a la maratón hay que empezar a bajar los kilómetros, lo que llaman el periodo de tapering. Hablaba de que la reducción debería ser de un 80% la siguiente semana, por lo que hoy tocaba hacer el 80% de los 30 km de la semana pasada. Así que hoy tocaba hacer 24 km.

En un principio la idea era ir por Madrid Río hasta la Casa de Campo y llegar hasta el Puente Colorao que está a poquito más de 12 km de nuestro punto de salida; sin embargo, durante la marcha decidimos cambiar la ruta porque desde que salimos la lluvia no dejaba de caer y para llegar al acueducto hay que subir algo más de un kilómetro y sobre tierra, por lo que seguro estaría embarrado.

En la Plaza de las Moreras, en la fuente, decidimos seguir por el camino que va paralelo a la M-30 y luego paralelo a la Carretera de Castilla hasta el kilómetro 13. Allí dimos la vuelta y poco después en la fuente que está junto al Puente de los franceses paramos a tomarnos un gel y beber algo de agua.

Curiosamente, tuvimos lluvia en todo el camino de ida, pero en el punto de retorno, se calmó la lluvia y empezamos a notar el aire en contra que habíamos tenido a favor todo el rato, pero como cuando va a favor parece que no hay aire… pensábamos que hoy no estaba Eolo haciendo de las suyas.

Estos días de lluvia y agua son fastidiosas, ya que el agua te moja y luego el viento te congela. Como salgo con poca ropa para no sudar demasiado por el tema de la urticaria, empecé a notar un frío desagradable a la vuelta.

Ha resultado un día duro, de los que fortalecen, sin duda alguna un buen entrenamiento de cara a la maratón. Acabamos haciendo los 24 km en un tiempo de 2:08:16 @ 5:21 min/km.

Ayer me pesé, como todos los sábados y la báscula marcaba 68,2 kg. La cosa tiene truco, ya que corrí el viernes y, por lo tanto, no son las mismas condiciones que en las semanas «normales» que corro los jueves.

Indumentaria: camiseta de la media de Villaverde lavada a máquina metida por dentro, pantalón Mizuno, calcetines cortos y guantes.

Resultado: algunas vejigas en los glúteos y pocas en la cintura. No demasiado mal.

Mejor el algodón

Hoy he salido vestido con prendas de algodón para ver si de esta forma la urticaria deja de dar por c… Para ello, me hice ayer con un pantalón de algodón del Decartón, un pantalón… de yoga. No queda muy estético, pero eso es lo de menos.

pantalon-yoga
Pantalón de yoga de algodón

Tocaba la tirada más larga (30 km) de cara a la maratón, así que habíamos pensado acercarnos a la Casa de Campo para correr junto a los compañeros maratidianos que tienen por costumbre quedar los domingos a las nueve de la mañana para hacer la tapia. Como ese recorrido tiene aproximadamente 16 km, había que buscar algo más, por lo que quedé con otro compañero, que también iba a hacer los treinta kilómetros, en la explanada de Prado del Rey a las 8:40 para bajar corriendo hacia Lago y encontrarnos con los demás.

Poco antes de llegar a Lago los vimos, cambiamos de sentido de la carrera y partimos junto a ellos para dar la vuelta. Íbamos un grupo de ocho y la verdad es que se hizo muy amena la vuelta. Casi sin darnos cuenta ya estábamos otra vez en Lago, pero todavía quedaba un trecho, ya que el GPS marcaba algo menos de 19 km. Un par de vueltas por Lago para hacer kilómetros y desde allí hasta el zoo para subir por un camino que no conocía a la explanada de Prado del Rey. El camino me encantó, estaba precioso, lleno de verdor y muy tranquilo… pero iba todo el rato para arriba.

Llegamos al punto de salida y todavía quedaban kilómetros por hacer, algo más de tres, así que fuimos hasta una gasolinera que hay atravesando la carretera de Carabanchel y vuelta desde allí. Otra vez en el punto de encuentro y todavía sin completar la distancia planeada, ya que quedaba poco más de un kilómetro. Prolongamos por el camino que transcurre paralelo a la tapia unos seiscientos metros y vuelta para completar, por fin, lo previsto. De esta forma hicimos los 30 km en un tiempo de 2:45:30 a un más que interesante ritmo de 5:31 min/km.

Mi compañera de aventuras acabó francamente bien, con mucha fuerza en esos últimos kilómetros. Está en una gran condición para la maratón, seguro que es capaz de hacer lo que tiene previsto y allí estaré yo para acompañarla, aunque no sé si me van a faltar kilómetros. He acabado con 55 kilómetros esta semana, mientras que ella ha hecho ¡¡¡75 km!!!

Sobre la urticaria, la verdad es que acabé muy contento aunque tuve un pequeño susto sobre el kilómetro seis, cuando pasamos por el zoo la primera vez. Empecé a notar picores en el gemelo y eso que tuve la precaución de salir con calcetines cortos para que no me pasase. Los picores eran debidos a las vejigas, que iban empezando a aflorar. Luego noté que también por la cintura me molestaba. Eso lo arreglé metiéndome la camiseta por dentro, aunque iba con una pinta un tanto peculiar, pero parece que mantenía las vejigas a raya de este modo. Creo que la solución de meter una camiseta de algodón entre el elástico de los pantalones y la piel es buena.

La rodilla me estuvo molestando desde el primer metro. No sé si debido al entrenamiento del jueves que me pasé de rápido o por alguna otra cosa. El caso es que el sábado, aunque no entrené, no me molestaba en absoluto.

Para terminar decir que el peso que marcaba la báscula ayer era de 69 kg. No bajé a 68 como era mi deseo, pero al menos bajó. Hay que seguir insistiendo.

XV Media maratón de Getafe

Un año más que participo en la media de Getafe. Día soleado, sin pizca de viento y no muy caluroso que venía de perlas para correr. Llegamos con tiempo suficiente, la entrega de dorsales fue rápida en mi caso y después de ir al servicio me encontré con un par de compañeros del equipo. Nos plantamos en el punto de encuentro con algunos minutillos de retraso, pero dentro del límite de «cortesía».

media-getafe-2013-pradolongueros
Con los compañeros de entrenamiento del parque de Pradolongo

Sólo estábamos cuatro, esperamos algunos minutos más y como apremiaba dejar las cosas en el guardarropa íbamos a hacer la foto sólo los que estábamos, llegaron un par de ellos en el último segundo. Así que salió una foto más lucida, aunque echamos de menos a otro par, que sabíamos seguro que iban a participar. El guardarropa también funcionó muy bien, estaba muy organizado y eso hizo que dejara la ropa en segundos.

media-getafe-2013-maratidianos
Con los compañeros de MaraTID

Mi objetivo era bajar de 1h35 que fue el tiempo que hice en la media de Villaverde hace mes y media. Lo imaginaba a mi alcance ya que esta media de Getafe es un terreno más llano y encima la organización no paraba de alabar el nuevo circuito de una sola vuelta. A mí, sinceramente, no me gustó ya que transcurre en los primeros diez kilómetros por una zona escasamente poblada y con animación próxima a cero, bueno, no a cero, próxima a -1.

Salí a lo que me dictaban las piernas ya que no llevaba cronómetro y sobre el kilómetro cuatro, en uno de los innumerables giros de 180º, pude ver a Manolo, un antiguo compañero del trabajo y miembro del equipo desde sus comienzos hasta hace bien poquito. Me llamó la atención porque Manolo corre que se las pela, ¡sólo hay que ver que ha hecho medias por debajo de 1h20! Me hizo dudar de si no iba yo demasiado rápido, pero debió ser que él salió muy tranquilo, porque ya no le vi en ningún momento.

Seguí a un ritmo que me resultaba llevadero, aunque no sin dificultad, y sobre el kilómetro 12 alcancé a un amigo con el que estuve hasta el avituallamiento del kilómetro 14. Allí me volví a quedar solo y así seguí hasta la meta. La verdad es que los últimos kilómetros se me hicieron algo largos, sobre todo el tramo que pasa por los adoquines, además iba un poco molesto porque llevaba unos kilómetros con la uña del dedo gordo del pie derecho molestándome.

media-getafe-2013-corriendo
Entrando en el recinto del polideportivo. Foto cortesía de forofos del running

Llegué a meta y me pareció ver que el cronómetro marcaba 1h31, pero luego en la clasificación he visto 1h32, que también está bien ya que son tres minutos menos que en Villaverde. Acabé con un tiempo oficial de 1:32:33, neto de 1:32:04.

Lo peor fue después porque no quedamos en ningún sitio en concreto y tardamos en encontrarnos y en volver a casa, por lo que echamos la mañana en «la capital del sur». Esperando, volví a encontrarme con Manolo que andaba algo desesperado porque no encontraba a la chica que tenía la llave de su coche. Espero que apareciese más pronto que tarde.

Me llamó la atención porque los últimos seis kilómetros eran por el mismo recorrido que las anteriores ediciones; sin embargo, el kilómetro 15 estaba bastante antes que años pasados, por lo que esos seis kilómetros medían más que antaño. Supuestamente la carrera está homologada por lo que saco la conclusión que en años anteriores el circuito no estaba bien medido, aunque también decían que estaba homologado. O este año se les ha ido la mano con la medición…

En resumen, carrera rápida pero por un recorrido feo como pegar a un padre y desde mi punto de vista demasiado masificada. Habrá que buscar nuevas pruebas, que las hay a patadas. A parte de eso, creo que la organización brilló a gran altura. Además la bolsa del corredor estaba bien surtida con camiseta de manga larga, agua, refrescos, galletas energéticas y barrita de cereales. Todo por 16 € que aunque roza lo caro, visto lo visto en otras carreras es un precio razonable.

Terminar diciendo que la báscula marcaba el día de ayer un peso de 69,2 kg. Poco a poco voy volviendo a un peso que considero razonable.

Entrenamiento pasado por agua

Llevamos unos cuantos días seguidos que no para de caer agua. Hoy las previsiones eran de agua casi todo el día, por lo que era indiferente la hora de salida, porque las probabilidades de mojarse eran cercanas al cien por cien.

Entre unas cosas y otras salimos a correr pasadas las doce de la mañana, muy tarde cuando se trata de una tirada muy larga. Suelo tratar de evitar el asfalto como la peste, pero con tanto charco no queda otro remedio que ir por algún tramo asfaltado si no quiere uno desquiciarse con tanto charco y tanto barro, así que decidimos hacer un recorrido mixto de tierra: un tramo por el Parque Lineal y otro por Madrid Río.

Estaba lloviendo cuando íbamos por el Parque Lineal y estaba de charcos como nunca lo había visto. De hecho, el entrenamiento parecía que se trataba de evitar charcos en vez de correr. Por Madrid Río la cosa era más sencilla porque era más fácil evitar los charcos y además no había mucha gente a causa de la lluvia.

De nuevo probé a utilizar el turrón de guirlache como combustible y no sé si funcionará, pero está un rato bueno. Por lo menos el entrenamiento largo es una buena excusa para comer dulces 😉 porque se hace un poco aburrido tanto kilómetro. Curiosamente, mi compañera pasó bastante sed, por lo que paramos en tres fuentes para hidratarnos. Resulta paradójico que haya que beber cuando está lloviendo, pero una cosa no quita la otra y siempre hay que tener en mente beber, que la deshidratación es uno de los enemigos más poderoso del corredor.

Entre el barro, los charcos y el asfalto en total han sido 27 km en un tiempo de 2:26:38 @ 5:26 min/km, rozando las dos horas y media que algunos entrenadores recomiendan no sobrepasar. Terminando además con buenas sensaciones y no muy cansados. La semana de entrenamientos de mi compañera ha sido para enmarcar. La veo francamente bien para la maratón. No puedo decir lo mismo de mí.

Como el viernes hice un entrenamiento duro, no era cuestión de pesarse el sábado, que es el día habitual para hacerlo, así que me subí hoy a la báscula. Marcaba 69,6 kg por lo que he conseguido llegar a un peso más razonable. A ver si sigo esta progresión y llego a la maratón con 67 o por ahí.

Me quité el kilito

El 28 de diciembre la báscula marcaba 71,3 kg, no sé si se trataba de una broma o qué. Hoy he conseguido bajar a 70,2 kg que es un kilo menos. La cosa marcha, ahora sólo falta quitarme tres más para estar en el peso con el que me encuentro más confortable.

Hoy he salido con mi amiga que le tocaba hacer 17 km a un ritmo llevadero. Una vuelta a Pradolongo y luego hemos bajado al Parque Lineal para hacer el resto de la tirada. En el Parque Lineal se veía marcados en el suelo los hitos kilométricos del Trofeo Paris que se celebra mañana. Es una carrera que me gusta mucho, pero este año me la pierdo porque mañana toca tirada laaaarga.

La temperatura era muy agradable sobre el mediodía así que sobraba con una camiseta. Así de «frescos» fuimos rodando más o menos a un ritmo cercano a los 5:20 min/km que es el ritmo que deberíamos llevar en la maratón si queremos hacer 3h45.

A la vuelta, aceleré un poco desde la salida del Parque Lineal hasta casa, mientras mi acompañante trataba de alcanzarme. Al final no lo consiguió, pero tampoco estuvo lejos.

Acabamos los 17 km en un tiempo de 1:30:14 @ 5:18 min/km, con bastantes buenas sensaciones.

Running for roscon

No sé si se habrá notado mucho, pero seguro que alguno se ha dado cuenta inmediatamente que mi profesor de inglés es el mismo que el de Ana Botella 😉

Esta noche vienen sus majestades y es costumbre familiar reunirnos por la tarde y darnos la última gran comilona navideña, así que he salido con la idea de quemar lo más posible para «hacer hueco» al roscón y al chocolate que me iba a comer por la tarde. Y había que quemar bastante porque ayer la báscula me indicaba que todavía el peso era excesivo. Marcaba 70,8 kg y eso hay que bajarlo como sea, aunque hoy no sea el día más indicado.

roscon-chocolate
¿A qué tiene buena pinta?

Como hoy era un día laaaargo (la maratón ya está cerca) hemos salido por Madrid Río para llegar a la Casa de Campo. Atravesar la CdC por el Lago y el Zoo y salir de este parque por la pasarela del Anillo Verde. Desde allí, seguir dicho anillo hasta casa. Al llegar a casa sólo llevábamos 22, por lo que hemos tenido que prolongar un poquito más para llegar a 23 km, de los cuales sólo 22 km han sido registrados en un tiempo de 1:58:38 @ 5:24 min/km.

Una mazapita

Contaban del gran atleta toledano José Luis González cuando se dedicaba a esto del correr que el único lujo alimenticio que se permitía durante las navidades era comerse una mazapita. Como yo no me dedico a este negocio, me como más de una mazapita en estas fechas. Pero vamos, bastante más. Esta semana ha sido muy complicada: cena de Nochebuena, comida de Navidad y ayer un buen cocido. Buen cocido, pero carísimo. Si alguien piensa ir a comer cocido que no vaya nunca a la cervecería Cruz Blanca, que te clavan de una manera bárbara. Yo desde luego no vuelvo ni aunque me inviten.

Nos es de extrañar que después de estos excesos esta mañana la báscula marcara 71,3 kg que son ¡¡¡dos kilos más que la semana pasada!!! Tenía pensado ponerme en serio con la comida después de estas fechas, ¡pero tengo que empezar ya!

Y hablando de mazapitas. Sin duda el mejor mazapán que he probado es el que hace la familia Manzanero en San Martín de Pusa. No tiene nada que ver con lo que venden por ahí diciendo que es mazapán. Esto es lo auténtico.

caja-mazapan
Mazapán Manzanero, ¡delicioso!

Me levanto por la mañana, abro la ventana y observo un sol espléndido, tanto que se me pasa por la cabeza salir en pantalón corto, pero en un momento de raciocinio me doy cuenta de que puede ser engañoso y opto por las mallas largas, ¡menos mal!

Salimos tarde, sobre las once y media, con la idea de hacer 20 km y no dejarlo para mañana domingo y que el martes, en la San Silvestre, estén las piernas cansadas. Nos dirigimos hacia el Parque Lineal, dudando si hacer este parque o tirar hacia Madrid Río como el día de Navidad. Al final optamos por el Parque Lineal para no tener que pelearnos con la gente.

Como últimamente, el tendón de aquiles de la pierna derecha me duele, suele hacerlo hasta que entra en calor y deja de hacerlo, pero esta vez es diferente. Sobre el kilómetro tres, entrando en el Parque Lineal, noto más dolor de lo habitual. Me callo, aprieto los dientes y trato de seguir la estela de mi compañera de entrenamientos. Ella va eufórica, demasiado deprisa diría yo, haciendo kilómetros a un ritmo cercano a 5:15 sin despeinarse. Me cuesta seguirla, pero no digo nada.

Llegamos al kilómetro ocho y pocos metros después nos damos la vuelta y ahí nos damos cuenta de que el ritmo vivo era debido sobre todo al aire a favor que llevábamos. Ahora nos quedan todavía doce para terminar y el aire en contra. Se va a hacer duro, seguro.

La ida y vuelta son 16 km, así que tenemos que meter cuatro en algún sitio. Volvemos a la fuente junto a la entrada del parque, paramos a beber y hacemos una revuelta por esa zona del parque tratando de meter kilómetros. Me duele el tendón, también la rodilla, el aire es asqueroso y además no hago más que pensar en comer, que he salido sin desayunar. Mi compañera piensa más en beber y también va un poco harta.

Acabamos la revuelta «extra» y nos queda subir desde el río hasta casa. La subida tiene su miga, sobre todo si ya vas en la reserva. Así que van cayendo segundos casi sin darnos cuenta. Yo estoy hasta las narices de este entrenamiento mierdoso. ¡Tengo ganas de llegar a casa!

Pasamos el parque de Pradolongo y ya queda poco para terminar. Apretamos para terminar el último kilómetro y resulta como el último kilómetro de la maratón que parece que esprintas y te mueves a ritmo de tortuga. Sólo hay que ver que este último lo hacemos en 5:42.

Al final hemos conseguido completar los 20 km previstos en un tiempo de 1:47:32 @ 5:23 min/km. Lo mejor de este entrenamiento ha sido conseguir superarlo cuando todo se pone en contra. Esa es la filosofía de la maratón: avanzar superando todos los obstáculos.

Ya si que no tengo más remedio que visitar a Josefa, la molestia en el tendón ha sido exagerada. A este paso no llego a la maratón sano.

XI Carrera del aceite

La carrera del aceite, que este año celebraba la undécima edición, se celebra en Los Navalmorales, localidad situada entre las estribaciones de los Montes de Toledo. Afortunadamente la carrera comienza tarde -a las doce de la mañana salen los más mayores- porque de lo contrario el madrugón que hay que pegarse para llegar hasta allí desde Madrid es de órdago, teniendo en cuenta que hay 130 km de distancia.

No es casualidad ni capricho el desplazarme hasta aquí, sino una buena excusa ya que en este pueblo estuve viviendo los primeros nueve años de mi vida y hasta los veinte estuve viniendo con frecuencia. Cuando me voy acercando y empiezo a ver esa tierra roja llena de olivares el corazón se me acelera.

Los Navalmorales nos recibió con un día frío aunque soleado y con niebla… ¿digo niebla? No, era el humo que soltaban los molinos de aceite que estaban en plena faena.

humo-molino
Molino de aceite llenando el cielo de humo

Llegamos poco después de las once de la mañana, recogimos el dorsal rápidamente y nos pusimos a calentar, que el frío se hacía notar. Dimos una vuelta al circuito de 1,6 km para comprobar, una vez más, que la cuesta con la que nos obsequia la organización es dura, muy dura, sobre todo al hacerla en carrera. Después de reconocer el circuito, nos despojamos de la ropa sobrante, hicimos un poco más de calentamiento, luego unos estiramientos y a la línea de salida, donde unos 150 corredores nos dábamos cita.

La organización, muy generosa, obsequia con 25 litros al primero de cada categoría, 20 litros al segundo, 15 al tercero, 10 al cuarto y 5 litros al quinto, por lo que hay que luchar todo lo que se pueda para llegar lo más adelante posible. Dado que yo tengo el cero por ciento de posibilidades de llevarme nada, ¡qué mejor que acompañar a una amiga que podía luchar por llevarse algunos litros de aceite!

Dieron la salida y al ser tan pocos corredores, enseguida coge cada uno su sitio en carrera. Pronto observé que una contendiente seguía los pasos a mi compañera de viaje. En esta prueba es interesante batirse el cobre porque un puesto más o menos supone cinco litros de aceite. Así que observaba por el rabillo del ojo la situación de carrera. La otra chica no se despegaba de nosotros e incluso en la primera vuelta pasó por delante, pero todavía quedaban dos para intentar solventar el problema.

La cuesta arriba nos vino bien porque allí mi acompañante conseguía despegarse unos metros, aunque luego los perdía en la bajada, por lo que se puede decir que al término de la segunda vuelta la situación estaba en tablas; sin embargo, en la cuesta de la tercera y última vuelta, consiguió sacar algún metro más y nuestra competidora ya no fue capaz de alcanzarnos, por lo que mi amiga consiguió alzarse al tercer puesto del cajón y llevarse quince litros de aceite que al precio que anda, es un buen trofeo.

carrera-aceite-navalmorales-2013
Posando con el trofeo y los quince litros de aceite

Llegamos a meta con un tiempo algo superior a los 23 minutos, más tiempo que el año pasado, pero teniendo en cuenta que este año el entrenamiento está enfocado a la maratón, las carreras cortas son más un hándicap que otra cosa. Además, según me comentó mi amiga, la media de Villaverde del domingo pasado le había dejado las piernas algo cansadas.

Como curiosidad, decir que la prueba femenina fue ganada por segundo año consecutivo por la china Dong Liu que fue campeona del mundo de 1500 en Stuttgart en el año 1993. Todo un honor para este pequeño pueblo toledano contar entre los ganadores de su carrera con una atleta de tanto nivel.

Por mi parte, decir que ayer la báscula marcaba 69,3 kg por lo que consigo alejarme un poco de esa barrera psicológica de los setenta kilos, ya veremos si en esta semana navideña consigo «aguantar» el peso.

XXX Media maratón de Villaverde

Hoy he participado por primera vez en esta media maratón que es una de las más antiguas de Madrid. Resulta curioso que no haya participado nunca estando la línea de salida relativamente cerca de casa, pero siempre coincide con la época de diezmiles y nunca me ha motivado mucho hacer tanta distancia por esta época. Esta vez, sin embargo, es distinto, hay una maratón cercana y hay que hacer kilómetros a cascoporro.

Nos acercamos un buen número de pradolongueros a la carrera y sin haber quedado en ningún sitio y a ninguna hora nos fuimos encontrado poco a poco y nos dio tiempo más que de sobra para hacernos una bonita foto.

pradolongueros-villaverde-2013
Pradolongueros en Villaverde… con algún añadido, foto cortesía de Macu

Desde la media maratón de Getafe no corría ninguna carrera «libre», es decir, sin acompañar a nadie, así que no tenía ni idea de qué tiempo podría hacer en una media maratón. Me conformaba con hacer sobre 1h38 que pensaba me hubiera llevado a estar cerca de Emilio, el incombustible. El otro objetivo, el más importante, era tratar de hacer cada metro de la carrera pisando de metatarso y dando zancadas cortas.

Comenzó la prueba algunos minutillos después de las nueve horas y aunque el primer kilómetro fue algo lento, luego fui cogiendo un ritmo rápido, vigilando que la rodilla no me molestase. Cuando llevaba unos seis kilómetros, en pleno Parque Lineal, iba viendo a los corredores que me antecedían y observaba el vaho que soltaban a respirar [modo paja mental=on] empecé a pensar que me quitaban el oxígeno, que lo único que me entraba en los pulmones era el anhídrido carbónico que exhalaban, eso me llevó a pensar en la formulación química, ya que el anhídrido carbónico (CO2) de toda la vida, ahora es dióxido de carbono o más moderno todavía: óxido de carbono (IV) [modo paja mental=off]. Se nota que no llevaba acompañante y mi mente no hacía más que pensar en otras cosas para hacer la carrera más llevadera.

No llevaba reloj, por lo que no sabía el ritmo que llevaba, así que me sorprendió cuando al pasar el kilómetro 10 uno de los que iban delante de mí comentó a su compañero que habíamos pasado en 45 minutos. ¡Buf! Era un ritmo bastante exigente para mí y no sé si fue esa noticia o que no había entrenado kilómetros a ese ritmo, pero desde ese punto hasta el kilómetro 13 ó 14 no lo pasé nada bien, notando flojedad en las piernas y dando vueltas a la cabeza si debía seguir a ese ritmo, con el riesgo de reventar kilómetros más adelante, o aflojar un poco. Yo creo que seguí más o menos a la misma velocidad, aunque ahora el recorrido ya no era por el parque y se internaba por las calles de Villaverde, donde fuimos obsequiados con bonitas subidas y bajadas, que hicieron que la segunda parte de la prueba fuera dura, muy dura, más que el año anterior según comentaban en línea de meta.

No debía ir demasiado mal porque no me adelantaba mucha gente y yo iba pasando a alguno que otro. Me sorprende que en cualquier carrera a la que he ido, a cualquier ritmo que haya llevado siempre aparece alguno en los últimos kilómetros que va a un ritmo de ganador de la prueba o casi. No sé si se toman la carrera como un entrenamiento empezando muy despacio y terminando muy deprisa o es simplemente su manera de correr, porque no es que vayan de menos a más, es que van que «muy» menos a «muy» más. Curioso.

media-villaverde-corriendo
Corriendo por las calles de Villaverde, foto cortesía del Korrecaminos

De esta forma, con pequeñas subidas y bajadas, curvas, contracurvas y alguna que otra larga recta, llegamos a la calle donde se dio la salida y contemplamos todos horrorizados la cuesta final con la que nos había obsequiado la organización, que se hizo laaaaaarga. Ahí me di cuenta de que tengo que fortalecer abdominales y lumbares porque al tratar de subir notaba como tiraba la zona lumbar. Aún así no se me dio mal del todo la subida aunque protestaran los lumbares y me presenté en meta con el reloj casi marcando 1h36 minutos. El tiempo oficial dado por la organización es de 1:35:50 bruto y 1:35:28 neto. Bastante mejor de lo que yo pensaba aunque lejos de la media de Getafe de principio de año, aunque tengo claro que con la rodilla en este estado ya no volveré a acercarme a los registros que hice estos últimos años.

meta-villaverde-2013
Llegando a meta, foto cortesía de la revista RunOnline

Lo peor de la carrera las agujetas que tengo cuando escribo estas líneas en cuádriceps y gemelos y las rozaduras en los muslos y eso que me eché vaselina. Pero la vaselina era del Mercadona y parece que no es igual que la de la farmacia.

Antes de salir de casa me había subido a la báscula. Ésta marcaba 69,8 kg que es bastante pero al menos he conseguido bajar de los setenta kilos que es el peso al que nunca debería llegar.

Por cierto, esta semana sólo he corrido hoy. Al paso que voy a sufrir en la próxima maratón.