Hoy por segunda vez he participado en una milla. Bueno, quizás la primera, porque cuando participé anteriormente en una milla no medía 1609 metros porque si lo hubiese medido, los cuatro primeros habrían batido el récord del mundo. Esto sería a mediados de los ochenta en una milla organizada por el club deportivo de la facultad de Matemáticas de Madrid.
Esta vez la prueba no se realizaba en la Ciudad Universitaria acabando en la pista de ceniza, sino que acababa y comenzaba en el madrileño barrio de Carabanchel junto al pinar de San José.
No tenía ni idea de lo que podía hacer, pero pensé que si lo hacía en 6:15 hubiese sido una buen marca; sin embargo al ver el circuito ya me pareció que esa marca iba a resultar muy complicada ya que el circuito no era llano en absoluto, tampoco es que hubiese que subir el Tourmalet, pero llano no era ni un solo metro, todo ligera subida y ligera bajada con cuatro giros de 180º donde también se pierden segundos, desde luego nada que ver con una milla en pista que aunque hay giros no son tan pronunciados.
Estando en plena preparación para la maratón de Madrid me acerqué por allí más que nada por acompañar a un chaval al que conozco que quería medirse en esa distancia. Había quedado con él y me acercó con su coche hasta una calle próxima a la salida/meta. Aparcó el coche a unos quinientos metros de la salida y fuimos paseando hasta allí en una agradable mañana, fresca pero ni mucho menos fría, ideal para correr.
Había varias categorías, entre ellas Master masculino que era donde yo participaba, mientras que el compañero participaba en Senior masculino. Estuvimos calentando por el pinar y a las diez nos aproximamos a la calle de la Torta para ver la primera de las pruebas, la Master femenina. Había abundancia de participantes del club Triatlón Carabanchel, que organizaban la prueba. También había muchos de un club llamado BreatheSport que creo también es de este barrio.
Un cuarto de hora más tarde que las chicas salieron los de mi categoría, yo algo desanimado por las ligeras cuestas y los giros, aun así salí a toda pastilla, para mi nivel, en esos primeros metros de subida, que pronto fueron favorables, yendo unos segundos por debajo de cuatro en ese terreno. Después de un giro de 180º ese terreno favorable se convierte en ligera cuesta y esos segundillos que había ganado en la bajada se perdieron en la subida. Luego se baja un poquito, otro giro de 180º y se sube hacia la meta para completar la primera vuelta, 800 metros. Como en la primera vuelta, se baja hasta el siguiente giro de 180º y antes de ese tercer giro se cumplió el kilómetro que hice en 3:59. Seguí más o menos al mismo ritmo, ya no daba más de sí, apretando los dientes para llegar a meta en el menor tiempo posible que fue 6:26 según mi cronómetro, algunas décimas menos según la clasificación oficial.
A las 10:45 comenzó el compañero que salió un poco retrasado. En la primera vuelta iba el séptimo o el octavo, pero luego fue remontando y acabó tercero. Hizo una gran carrera con un tiempo de 4:53, algo más de minuto y medio más rápido que yo. Mientras esperábamos a que subiera al cajón estuvimos viendo las pruebas de los más pequeños y la verdad es que es reconfortante ver que hay niños y niñas que practican atletismo y que serán los futuros campeones del mañana.
Estando por allí esperando al podium me crucé con un chico que me sonaba un montón su cara, pero que no le ubicaba, luego gracias a Strava vi que era Alberto, un antiguo compañero de MaraTI+D con el que corrí varias carreras, entre ellas la de su debut con el equipo en los 10 km pedestres de Usera de 1999 donde gracias a su ayuda hice en aquel entonces mi mejor marca en 10 kilómetros marcando 41:39 que me costó un montón de años superar. Después de recoger su trofeo me despedí de mi compañero que tuvo la gentileza de llevarse mi ropa de abrigo y yo me hice 10 millas más para completar un entrenamiento largo de cara a la maratón, ya a un mes vista.