II Maratón ciudad de Málaga

Hoy, día de la constitución, se ha celebrado la segunda edición de la maratón de Málaga, en la que he tenido ocasión de participar.

Hasta esta ciudad andaluza me he desplazado junto a Joaquín, un compañero de entrenamientos, con el que llevaba desde agosto preparando esta prueba. Aquí habíamos quedado también con Serrano para formar un grupo con un objetivo común.

En la feria del corredor con Martín Fiz
En la feria del corredor con Martín Fiz

El objetivo era tratar de acercarnos a las tres horas y quince minutos. Yo tenía muy claro que para conseguir esa marca tenían que ponerse todas las circunstancias a nuestro favor; sin embargo cuando llegamos al estadio Ciudad de Málaga vimos que soplaba un viento de poniente con bastante fuerza. Esto obligaba a cambiar la estrategia y tratar de buscar un grupo más numeroso en el que refugiarse. Además no parecía que fuese muy sencillo encontrar un grupo así con sólo 700 participantes.

El recorrido consiste en un circuito de dos vueltas, una pequeña de 15 km y otra más grande de 27. Casi todo el recorrido es junto al mar y lo peor de todo (lo pésimo me atrevería a decir) es que está abierto al tráfico en su mayor parte.

Nada más salir Joaquín se marchó de mi compañía porque se encontraba francamente bien. Serrano se mantenía un poco detrás.

Al final de la primera vuelta, que coincidía con el final de la maratón, vimos que el viento era muy fuerte y en contra. Obviamente todo el mundo pensó que el final se iba a hacer duro. Me llamó la atención que yendo en medio de un grupo de ocho o nueve personas, el viento en contra se hacía notar y mucho. Allí empecé a pensar que el alcanzar el objetivo me iba a costar lo suyo.

Pasado el km 15, el grupo en el que iba acoplado aceleró y tuve que elegir entre ir en un grupo a un ritmo más rápido del previsto o seguir a mi ritmo aunque me quedase solo. Elegí la segunda opción.

No llegué a ir solo del todo porque la que a la postre fue cuarta clasificada estuvo bastantes kilómetros conmigo. En compañía de esta chica pasé la media en 1h35, más o menos lo previsto. Iba francamente bien haciendo kilómetros a 4:32 ó 4:33; no obstante sabía que esto no significaba nada porque quedaba la mitad más complicada.

Cerca del 24 estaba mi familia, cuyos ánimos (y medio plátano) me vinieron de maravilla.

En el km 24
Muy cerca del km 24

Poco después empecé a ver la camiseta naranja de Joaquín que parecía ir perdiendo posiciones. Sobre el 27 le di alcance y me comentó que iba fatal, con dolores en la tripa que pensaba le iban a obligar a parar. Enseguida se quedó atrás, poco antes de llegar al punto más al este del recorrido, en el 29, donde volvemos hacia el punto de partida que es también la meta. En el 30 mi cronómetro marcaba 2h17 y pensé que ya casi seguro las tres horas y cuarto se marchaban porque ya iba algo más lento esos kilómetros, aunque no iba nada mal del todo.

Pasado el 34 el recorrido se aleja del mar y se interna en el centro histórico de Málaga. Mi compañera de aventuras pisó el acelerador y se marchó a toda pastilla. Me quedé más solo que la una pero el ritmo seguía siendo aceptable, sobre 4:45 y seguía adelantando corredores. Todavía controlaba la situación.

Para mi desgracia, llegado al 38 empecé a sufrir viento frontal, como en la primera vuelta, pero ahora no había grupeto donde refugiarse. El fuerte viento, unido al cansancio acumulado, hicieron que esos últimos kilómetros fueran realmente duros. Desde la media hasta ese punto había ido pasando corredores, pero ahora la tendencia se había invertido. Pienso que lo he pasado peor que en las cuestas finales de Mapoma.

Al llegar al 41, sólo quedaba el kilómetro de gloria, pero al contrario que en Madrid que se hace en El Retiro, rodeado de gente que te anima, aquí la animación es escasa y no deja de ser un kilómetro duro más. No sé muy bien de donde, pero saqué unas poquitas fuerzas de flaqueza y aceleré un poquillo, presentándome en la meta con un tiempo oficial neto de 3:18:29, en el puesto 110 de la general y 16 de mi categoría. Contento porque he conseguido una nueva MMP, pero algo triste por haberme alejado del objetivo previsto. Otra vez será, pero me parece que no en Málaga porque no me ha gustado nada que el circuito estuviese abierto al tráfico. Eso sí, si se obvia este «pequeño» detalle, la organización estuvo francamente bien. Sobre todo me parece destacable la cantidad de fruta que había en los puestos de avituallamiento y la cantidad de éstos que había.

En la meta
Llegando a meta

Serrano llegó poco después, haciendo una mejor marca personal de 3h20. Joaquín pasó las de Caín y se tuvo que conformar con 3h39, dice que pinchó las cuatro ruedas.

XXXV Media maratón de Moratalaz

Hoy he participado en la decana de las populares de Madrid: la media de Moratalaz, que hoy celebraba su trigésima quinta edición. La intención era realizar un ensayo general de cara a la próxima maratón: mismo ambiente, misma vestimenta, mismas zapatillas y mismo ritmo. Dado que la intención es llevar un ritmo entre 4:30 y 4:35 en la maratón, ese era el objetivo en esta media.

Amablemente me acercó Emilio II al polideportivo donde había quedado con Fernando y Carlos, dos compañeros de MaraTI+D. Había mucha gente merodeando por la zona de entrega de dorsales y chips, con la cantidad de carreras que había hoy en Madrid y alrededores. Luego me enteré que se habían agotado los dos mil dorsales que habían fijado de cupo. Reconozco que me sorprendió encontrar a tanto personal.

Media de Moratalaz 2011
Media de Moratalaz 2011

Después de la foto nos encontramos con Nelson y su padre, también asiduos de Pradolongo, que nos indicaron donde estaba el improvisado ropero. Dejamos los bártulos allí y empezamos a trotar para no salir con las piernas frías.

La salida se retrasó casi quince minutos de la hora prevista, así que tuvimos que esperar un poco más de la cuenta, nada importante. La calle donde daban la salida está dividida por una pequeña mediana. En uno de los lados había un arco y en el otro, no. Nos pusimos en el lado del arco ya que suponíamos que había alfombra, pero resultó que no había. Fueron más espabilados los que se pusieron en el otro lado de la calle porque estaba más despejado.

Con tanta gente por delante, el primer kilómetro fue un continuo slalom, pero poco a poco se fue aclarando la carrera. Traté de mantener el ritmo previsto y fui viendo como se iban escapando poco a poco mis compañeros.

En el kilómetro cinco observé un choque generacional. Félix, un corredor popular de toda la vida, fue arrollado en el avituallamiento por un joven corredor que impulsivamente trató de coger una botella de agua sin ninguna consideración, llevándose por delante al veterano corredor, que montó en cólera. Parece que las nuevas generaciones vienen apretando fuerte y no tienen ningún reparo en las canas que encuentran en su camino. Muy triste.

Seguían pasando los kilómetros y me encontraba muy cómodo a ese ritmo cercano a 4:30, un pelín más lento en las subidas, aunque luego recuperaba en las bajadas. Sobre el kilómetro doce observé a un individuo bastante alto con camiseta de la Asociación Atlética Moratalaz que iba haciendo marcha atlética (más tarde me he enterado que se trata de Miguel Angel Prieto, excelente marchador). Pensé que iba a poder adelantarle a los pocos kilómetros, pero éstos iban pasando y me acercaba muy poco a poco a su espalda.

Al final consiguió sacarme de mis casillas y en el kilómetro 17 empecé a acelerar porque veía que llegábamos a meta y no iba a ser capaz de pasarle. Que cosas tan absurdas le pasan a uno por la cabeza cuando va corriendo…

Ya acelerado, cerca del kilómetro 19 conseguí adelantar al marchador y con el miedo en el cuerpo seguí acelerando por si acaso, total ya quedaban sólo dos kilómetros a meta.

La proximidad del polideportivo me dio un plus y apretando los dientes, olvidándome ya del ritmo previsto llegué a meta haciendo un tiempo de 1:32:08. Por desgracia, esta carrera mantiene su seña de identidad de toda la vida: nunca ha estado bien medida. La distancia de esta media, según mi Garmin, es de 20,7 km, que teniendo en cuenta el error de medida, debe estar por los 20,5 km. No sé si para bien o para mal, con los últimos acelerones, el ritmo se me fue a 4:25, algo más rápido de lo previsto.

Después de la llegada a meta, un caldito calentito que me sentó bastante bien, botellita de agua, bote de Nestea y camiseta técnica conmemorativa. Todo por diez euracos, un precio aceptable para ser una media maratón, aunque todavía recuerdo cuando corrí la primera vez, allá en el lejano 1998 que el precio era de veinte duros.

I Media maratón de Castilla-La Mancha

El sábado por la tarde, un primer grupo expedicionario pradolonguero formado por siete corredores se desplazó a Ciudad Real para participar en la primera edición de la media maratón de Castilla-La Mancha, que este año por primera vez se celebraba junto a la maratón. Un segundo grupo, el de los dos emilios, iba a llegar el mismo día de la carrera, poco antes de empezar.

Llegamos, fuimos al hotel a dejar los chismes y desde allí a recoger el dorsal a la Plaza Mayor. Para nuestra desgracia, este año no hubo el ágape tradicional con que la organización agasajaba a los corredores en el museo municipal López Villaseñor. Nos dijeron que su ausencia era cosa de la crisis y tuvimos que conformarnos con cenar alguna cosa en un local de comida rápida.

El domingo, con aquello del cambio de hora, a las seis ya estaba con los ojos como platos, así que aproveché para desayunar pronto y preparar con mimo los útiles de correr. Por eso, con mucho tiempo de antelación llegamos a la línea de salida donde incluso nos dio tiempo a tomar un café aparte de calentar, hacernos fotos y charlar con la gente del Gran Grupo Garabitas que había desplazado un buen número de efectivos a esta ciudad castellano-manchega.

Antes de la salida de la media, con muchos GGGs
Foto de grupo, antes de la salida de la media, con muchos GGGs

Ya conocía la carrera por la maratón que hice en 2008, por lo que sabía que la media consiste en dar sólo una vuelta de las dos que conforman la maratón entera. Tengo que reconocer que no es una carrera bonita, ya que parte de la prueba transcurre por polígonos industriales y otra buena parte consiste en ir y volver a Miguelturra por una carretera abierta al tráfico separando por conos el carril para los coches y el carril para los corredores. Resulta peligroso y muy desagradable ir corriendo al lado de coches que van y vienen casi rozando los conos.

La animación en Ciudad Real es ciertamente escasa, excepto en el tramo donde está la salida y meta; sin embargo, cuando se cruza por el centro de Miguelturra, la animación es excesiva. Hubo un momento que tanto tamborazo y tanto estruendo me dejó totalmente anonadado, tanto que casi no sabía donde estaba. El tramo de Miguelturra hasta Ciudad Real se hace durillo porque ya llevas bastantes kilómetros en el cuerpo y hay algunos repechitos que consiguen que te vayan abandonando las fuerzas poco a poco. Afortunadamente, desde la entrada a la ciudad de Ciudad Real hasta meta (unos dos kilómetros) el recorrido es favorable y se puede recortar un poco el tiempo perdido en esos repechos.

Tenía previsto salir con Jaquín con la idea de bajar de la hora y media. Con unos minutos de retraso sobre las nueve y media dieron la salida y enseguida nos pusimos a un ritmo de crucero de 4:15 que era lo previsto para realizar esa marca. Los primeros 10 km (42:23) salieron bajo el guión previsto, incluso ganando unos segundillos al crono. En esos primeros kilómetros se nos unió un corredor que nos acompañó casi toda la carrera, siempre a nuestras espaldas, pero que no se quedaba en ningún momento. Pasando esa primera decena de kilómetros, coincidiendo con el avituallamiento en la salida de Ciudad Real y que era cuesta arriba tuvimos una pequeña pérdida de segundos, pero al poco volvimos a marchar al ritmo deseado.

Entre el 13 y el 14 nos adelantó Paco, el hermano de Joaquín, que iba a realizar la maratón entera. Eso nos dejó un poco tocados porque además nos pasó como si tal cosa, a un ritmo endiablado. Luego pagó estas alegrías y se le hizo la segunda vuelta muy dura, pero aún así consiguió hacer 3h15 que no es mala marca; sin embargo nosotros perdimos otro puñado de segundos debido al shock producido por el adelantamiento.

Después del animado paso por el centro de Miguelturra, de nuevo empezamos a transitar por calles muy solitarias de esta localidad y ya saliendo, en el kilómetro 16, se puso a tirar nuestro acompañante. Iba más fuerte que nosotros dos porque cuando llegaron los repechos fue separándose muy poco a poco, sin que fuéramos capaces de seguirle. Pasé dos o tres kilómetros un poco delicados porque veía que no sólo se iba el acompañante, sino que veía que Joaquín también me dejaba tirado. Menos mal que llegamos al kilómetro 19 y el perfil era un poco más favorable; sin embargo, ya veía que la cosa iba a estar muy justa, sobre todo porque un kilómetro después el tiempo era de 1:25:25 (íbamos 25 segundos peor). Sólo quedaba echar toda la carne en el asador en ese kilómetro y pico para tratar de conseguir el objetivo.

Y así fue, sacamos fuerzas de flaqueza y ese último tramo fue el más rápido de todos, consiguiendo marcar un ritmo de 4:06 y bajando por los pelos de la hora y media. El tiempo oficial ha sido de 1:29:55, aunque hice algunos segundos menos de tiempo neto, llegando en el puesto 81 de la general y siendo octavo de mi categoría. Mi compañero de aventuras hizo un segundo más pero se aupó al tercer puesto del cajón de su categoría. Emilio, para no perder la costumbre, se hizo con el primer puesto de su categoría de mayores de 60 años y eso que dentro de dos semanas cumplirá 66 tacos. Este hombre no para de sorprenderme. Y para terminar, la única componente femenina del grupo pradolonguero también subió al cajón. La expedición fue todo un éxito.

Llegando a meta en la media de Castilla-La Mancha
Llegando a meta en la media de Castilla-La Mancha

Como curiosidad, decir que en esta carrera es en la única donde el dorsal ha hecho honor a su nombre. La manera que tuvo la organización de distinguir a los que iban a hacer la maratón de los que iban a hacer la media fue que los más vagos llevaran dos dorsales, uno en el pecho y otro, en el dorso. Nunca lo había visto hasta ahora.

Para terminar fuimos a comer al Hotel Guadiana donde Juan Julián del Gran Grupo Garabitas había reservado para una treintena de personas. La comida fue extraordinaria y muy bien de precio y la compañía, excepcional. Gracias Juju por tus desvelos.

Reponiendo fuerzas después de la carrera
Reponiendo fuerzas después de la carrera

Lo único malo es que acabé con la uña del dedo gordo derecho bastante mal. Ya estaba la cosa fea, pero me dolió bastante en los últimos kilómetros, como si se me fuese clavando. Me sangró durante ese último trecho y desde que paré después de meta no puedo andar con normalidad. La uña ha pasado de estar de color negra, a un color gris sucio, muy mosqueante.

Aprovecho para decir que aunque el sábado no corrí, sí me subí a la báscula. Marcaba 67,1 kg gracias a la gran cantidad de kilómetros que me metí la semana anterior, porque ésta ha sido de poco kilometraje.

Para terminar, dar las gracias a Emilio II (y a Cristina) por las dos primeras fotos y a Juan Julián por la segunda.

IV Carrera popular villa de Torrijos

Hoy he participado en una carrera a la que estoy cogiendo un especial cariño. Se trata de la carrera popular villa de Torrijos, que este año celebraba su cuarta edición y que además era mi cuarta participación. Veremos si puedo seguir participando según vaya creciendo la carrera.

Llevaba desde la carrera de Aranjuez sin hacer un diez mil en condiciones y hoy era una buena oportunidad para hacerlo y comprobar mi actual estado de forma.

Hasta este pueblo de Toledo nos hemos desplazado tres pradolongueros y los tres hemos acabado bastante contentos con la carrera. Yo desde luego no me puedo quejar, he realizado mejor tiempo de lo esperado.

Pradolongueros en la carrera de Torrijos
Pradolongueros en la carrera de Torrijos (foto cortesía de Emilio)

La carrera ha comenzado a las once de la mañana y aunque el día estaba soleado no hacía excesivo calor, se podía correr bastante bien, aunque llevaba la boca algo seca. Salí más deprisa de lo esperado y como el kilómetro tres estaba mal señalizado iba un poco despistado del ritmo que llevaba, por lo que me llevé una gran sorpresa cuando en el primer paso por la línea de meta, en el kilómetro cinco, el reloj de meta marcaba poco más de veinte minutos. Mi objetivo de andar sobre los 41 minutos lo veía factible… si conseguía aguantar el ritmo de la primera vuelta.

Fui sufriendo toda la segunda vuelta, tratando de mantener un ritmo lo más constante posible, aunque perdiendo alguna posición. Un señor canoso me iba adelantando y yo a él en esta vuelta. No estaba dispuesto a que me ganase.

En ese pasar y ser pasado se fueron consumiendo los kilómetros y ya sólo me quedaba dar un último empujón para enseñar al señor canoso mi espalda en la línea de meta. Así lo hice y me presenté en meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 40:27, realmente contento con la carrera y creo que en buen estado de forma de cara a Málaga, aunque todavía quede tiempo.

torrijos-2011-tiempos
Tiempos por kilómetro

En plena carrera
En plena carrera (foto cortesía de la organización)

Como en las tres ediciones anteriores, excelente organización de la Asociación Atlética Torrijos, rozando la perfección. El único pero es la señalización del kilómetro tres, que todos los años está mal situado.

Enumero las cosas positivas, que son las mismas que destaqué el año pasado:

  • El precio de la inscripción es de 5 € y se puede realizar cómodamente por internet.
  • Un buen número de urinarios para poder aliviarse antes o después de la carrera.
  • Cronometraje con chip.
  • Circuito bien medido y con multitud de voluntarios en todos los cruces.
  • Avituallamiento abundante en varios puntos del recorrido.
  • Tras pasar la línea de meta, un bonito polo de vestir, refresco, agua, fruta, bocadillo de chorizo, salchichón o jamón y un grifo de cerveza a discreción con patatas fritas para quien quisiese picar algo.

Carrera ABSOLUTAMENTE recomendable.

XXXIV Carrera popular de San Juan

Hoy he participado en la XXXIV edición de la carrera popular de San Juan celebrada en Leganés, sí donde el monstruo 🙂

Era mi segunda participación y si el año pasado las condiciones para correr eran óptimas, hoy hacía un calor de espanto ya a primera hora de la mañana. Se presagiaba una carrera dura, como así fue.

Posando antes de la carrera de San Juan
Posando antes de la carrera de San Juan

Salí con precaución, todavía temeroso de mi gemelo, sin ninguna pretensión y me fui animando a medida que pasaban los kilómetros. Quizás me animé demasiado porque los últimos kilómetros se me hicieron laaaaargos. Y es que la falta de entrenamiento se nota y mucho.

En el km 5 de la carrera de San Juan
En el km 5 de la carrera (foto cortesía de Sebastián Navarrete)

Sobre el kilómetro cinco adelanté a Ninfa y en el siete me adelantó ella a mí. Desde ese punto hasta la pista de atletismo donde acaba la carrera fuimos más o menos juntos. Ya en el tartán no fui capaz de seguirla y llegué un segundo después.

No llevaba reloj por lo que no tenía ni idea del tiempo que íbamos a realizar. El reloj de meta marcaba unos segundos menos de 45 minutos cuando acabamos. Según la clasificación oficial, llegué en el puesto 160 con un tiempo de 44:56. Curiosamente, durante la carrera iba pensando que haría sobre 42 ó 43 minutos, pero el calor nos puso a cada uno en nuestro sitio y es que el corazón se acelera tanto o más con el calor que con el esfuerzo.

De todas formas, supercontento porque corrí a buen ritmo y no me molestó lo más mínimo el gemelo. Parece que ya estoy recuperado del todo (toquemos madera). Ahora hay que procurar no volver a lesionarse.

Quitando el chip de la zapatilla
Curiosa foto, quitándonos el chip

Antes de salir de casa subí a la báscula y marcaba 68 kg exactos.  Parece que he conseguido alejarme de los 69, por muy atractivo que sea el número.

Y para terminar dar las gracias a Emilio que nos ha acercado a Leganés en su flamante furgoneta.

X Carrera popular barrio del Zofío

Hoy he participado en la X edición de la carrera barrio del Zofío. Se trata de una carrera de barrio en la que no se utiliza chip, cosa casi inaudita en estos tiempos. Tampoco es que haga falta, toda la vida ha habido carreras sin chip y se ha cronometrado correctamente; sin embargo, la Agrupación Deportiva Marathon que se encargaba de la parte técnica de la carrera falló en este punto y no ha habido clasificación por tiempos. Yo que corrí sin cronómetro sólo sé que hice un tiempo de 49 y pico. Aunque es un tiempo un poco birria, estoy muy contento porque la contractura que me trae de cabeza no me dio ningún problema.

Según la clasificación llegaron a meta 161 corredores. Puede resultar a simple vista un número escaso, pero teniendo en cuenta que el año pasado llegaron 92, el incremento ha sido espectacular, de hecho desbordó las previsiones.

Antes de comenzar, nos dimos cita un notable grupo de pradolonguer@s, que corríamos en casa. Nos hicimos una bonita foto antes de salir con nuestra flamante camiseta. También había bastantes corredores de la competencia, del parque de enfrente, del Parque Sur, entre ellos Yolanda García Manzano que llegó la primera de las mujeres.

Pradolongueros en la carrera del Zofío
Pradolongueros en la carrera del Zofío

Desde el domingo pasado que participé en la carrera proniño, no había vuelto a correr. Como tenía pensado correr esta carrera había pensado que si entrenaba podía estropearme, así que decidí no hacer nada y probar en la carrera. Y creo que el resultado ha sido satisfactorio: más kilómetros recorridos, más deprisa y casi sin molestias al final. Me ha venido bien el descanso.

La carrera comenzó a las nueve de la mañana, una hora antes de lo que ha sido habitual, por orden municipal. Esto obliga a levantarse pronto, pero tiene la ventaja de que el calor es algo más llevadero que a horas más tardías. Aún así, ya hacía calor a esa hora. Al contrario que otras carreras más multitudinarias, que la gente se agolpa en la línea de salida bastantes minutos antes de la hora de comienzo, hoy la línea de salida estaba vacía cuando todavía faltaban escasos minutos para el comienzo. La gente estaba más atrás charlando los unos con los otros, disfrutando de la sombrita. Casi a punto de dar la salida, la gente se fue acercando a las posiciones delanteras y poco después sonó el pistoletazo. Bueno, lo del pistoletazo es un decir.

Se comienza cuesta abajo, pero poco antes del primer kilómetro empieza una bonita subida por la que hay que pasar dos veces. Luego una bajada, luego otra subida y así sucesivamente. Es una carrera bastante rompepiernas excepto cuando transita por el parque de Pradolongo que es totalmente llana; sin embargo dentro del parque hay muchas curvas y contracurvas que también te rompen el ritmo.

Salí con un compañero y una amiga, aunque en el segundo kilómetro se fue quedando atrás el compañero. Yo seguí con mi amiga el resto de la prueba y me dio la sensación de que iba algo obligada, pero después de llegar a meta me comentó que había llegado sobrada, que podía haber apretado más, pero que visto que no iba a poder avanzar ninguna posición en la clasificación se dejó llevar un poco. De hecho, hizo peor tiempo que el año pasado.

Después de subir y bajar unas cuantas cuestas, llegamos a meta donde la organización me reservaba un bonito chaleco reflectante y me envió a uno de los cruces por donde pasaban las carreras de los niños para impedir que los coches se saltaran el cruce y atropellaran a los participantes. Allí estuve un tiempo, aunque no mucho ya que sólo tuve que controlar la primera carrera de los niños. Luego volví a subir a la línea de meta/salida para hacer unas fotos. Pueden verse las fotos de las llegadas en este enlace (gracias a Eva) y las de los diferentes pódiums, aquí.

Entrando en meta
Entrando en meta

Me encantó un detalle que tuvo la organización, que organizó una prueba para discapacitados. En el barrio está ubicada una dependencia de la Fundación ANDE y varios discapacitados participaron en la prueba ayudados por algunos corredores que se prestaron gustosos. Fue realmente emocionante ver como estas personas eran aclamadas por todo el público presente. Al final, medallas para todos ellos, que se fueron más contentos que unas castañuelas. Lo dicho, un detallazo, un gesto que demuestra que las pequeñas organizaciones tienen tanto derecho o más a sobrevivir en este mundo de las carreras, que visto lo visto, parece que sólo las grandes tienen los parabienes del ayuntamiento.

Carrera para discapacitados en el barrio del Zofío
Carrera para discapacitados en el barrio del Zofío

Carrera para discapacitados en el barrio del Zofío
Todos los asistentes, mayores y pequeños se ofrecieron a ayudar

Después de las carreras y de las ceremonias del pódium se celebró un sorteo en el que todos esperábamos el regalo estrella: el jamón; sin embargo, este año nos tuvimos que conformar con un juego de gafas de bucear y el correspondiente tubito. No siempre nos va a tocar el premio más gordo, bastante suerte tuvimos, que a otros no los tocó nada.

Antes de correr pasé por la báscula, siguiendo la rutina semanal. Esta vez marcaba 68,4 kg casi un kilo menos que la semana pasada. Esto ya me gusta más.

II Carrera Proniño

Hoy he participado en la II edición de la carrera Proniño. Se trata de una carrera cuyo objetivo es recaudar fondos para contribuir a la erradicación del trabajo infantil, una labor que viene realizando desde hace años Proniño, el programa más importante de Fundación Telefónica.

Debido a que Telefónica es la organizadora de la carrera, los compañeros de MaraTI+D habíamos pensado en hacer algo especial con la idea de llamar la atención sobre el tema, dentro de nuestras posibilidades. El plan consistía en llevar unas camisetas nuevas que hacían referencia a la fundación Proniño y tratar de ir todos los del equipo juntos a un ritmo asequible para todos y si alguno se rezagase, se le esperaría en el km 9 para reagruparnos y entrar todos a mogollón en meta enseñando unas letras con la palabra PRONIÑO; sin embargo, el plan empezó a torcerse porque se nos olvidaron las letras…

Siguió torciéndose porque, como sucede siempre, nada más empezar la carrera unos tiraron para adelante, otros hicimos el grupo planeado y los menos se quedaron rezagados y eso que el ritmo del grupo «principal» era de aproximadamente seis minutos por kilómetro. Reconozco que ir al trote me venía de perillas porque todavía no estoy recuperado de la lesión.

Disfrutando de la animación, que era próxima a cero, fuimos consumiendo kilómetros achicharrándonos (y eso que era temprano) en las zonas más despejadas y refrescándonos un poco en las zonas de sombra. En el kilómetro nueve, según lo previsto, paramos el grueso de la tropa para esperar a los más rezagados. Además, alguno de los que habían ido deprisa volvieron sobre sus pasos después de llegar a meta y también hicieron bulto. Después de esperar bastantes minutos y conseguir cierta reagrupación hicimos el último kilómetro en un gran pelotón, entrando en meta un buen número de componentes del equipo.

Poco después de comenzar la marcha, en el kilómetro nueve, había un fotógrafo que nos hizo unas bonitas fotos.

Las fotos han sido sacadas de fotorunners.blogspot.com.

¡¡¡Muchísimas gracias!!!

Agrupados
Agrupados buscando la meta…

Carrera Proniño 2011
…aunque yo iba algo descolgado…

Llegada a la meta
…pero llegamos a la meta todos a mogollón

No sé si al final conseguimos el objetivo de hacernos notar, pero acabamos todos muy contentos por haber conseguido ir juntos un buen número de kilómetros.

En este caso, el tiempo es lo de menos, pero lo anoto por costumbre. El tiempo oficial fue de 1:04:59, mientras que el neto fue unos minutillos menos: 1:02:23.

Lo peor es que a partir del kilómetro cinco empecé a notar la contractura que me está fastidiando últimamente y que ahora, por la tarde, me sigue molestando.

Hoy la báscula me ha dicho que me he pasado un montón. El caso es que controlo bastante de lunes a viernes, pero los findes son demasiao pal body. Marcaba ni más ni menos que 69,3 kg. Yo creo que era debido a la cantidad de cervezas, que todavía no había eliminado 😉

XXXIV Maratón popular de Madrid

Hoy he participado en la XXXIV edición de la maratón de Madrid. Si conseguía terminar hubiera supuesto mi decimonovena maratón terminada. Y tengo que decir que sí, que ya van diecinueve completadas, la mayor parte de ellas en Madrid.

Como siempre, llegué con bastante antelación a Cibeles, bien acompañado de Emilio, Joaquín y Emilio II. Lo primero fue ir al servicio a soltar lastre. Como el año pasado, muchos estaban precintados, por lo que haciendo uso de la navaja que llevé para tal fin hice un favor a los que esperaban pacientemente en los que sí habían sido ya habilitados.

Pradolongueros + Garabitas
Pradolongueros + Garabitas (gracias a Emilio II)

Después de realizar los deberes, me dirigí a la verja del Palacio de Linares donde estaba establecido el punto de encuentro con los compañeros de MaraTI+D. Allí, antes de la hora, me encontré con los más madrugadores. Según se iba acercando la hora, fueron apareciendo más compañeros, aunque algunos llegaron tarde, lo típico.

Viendo que el fotógrafo oficial del equipo no llegaba, el sobrino de Juan Ignacio nos hizo una foto con su cámara que imagino nos enviará cuando pueda. ¡¡¡Muchas gracias José María!!!

Por el hecho de esperar a los retrasados, cuando traté de llevar mis enseres al guardarropa, la cola ya era de impresión. Estuve bastante tiempo para soltar la bolsa y pegarme con el resto de gente para poder salir de la ratonera que se había formado, por lo que no pude llegar a la línea de salida con el tiempo holgado como pretendía, pero haciendo uso de los codos, me acerqué bastante. De hecho sólo tardé treinta y ocho segundos en pasar por la alfombra inicial. Un cero para Mapoma en el tema del guardarropa.

Había planeado hacer toda la carrera con Joaquín por lo que salimos juntos. Luis, un compañero de MaraTI+D, nos esperaba en el kilómetro 17 con la idea de hacer 25 km como entrenamiento para la maratón de Praga. Debo agradecer a Luis su ayuda durante toda la prueba, ya que sus ánimos, el ritmo que nos marcó y el agua que nos iba cogiendo durante esos kilómetros nos vino de perillas para completar el objetivo.

La salida como siempre algo caótica. El mezclar a la gente que corre 10 km con los que corren la maratón es una idiotez supina, que sólo sirve para hacer la foto de la salida y para que todo el mundo esté fastidiado en la salida y tarde en coger el ritmo. ¿Tan difícil es retrasar quince minutos la salida de una prueba y la otra? Otro punto negativo.

Salimos con prudencia Castellana arriba para no excedernos en el ritmo y al poco pasamos al globo de las 3h30, por lo que pensamos que íbamos bien. Sobre el kilómetro siete adelantamos a otro globo de 3h30 que marchaba a un ritmo de 4:30 y que nos hizo pensar que a los corredores que lo seguían iban a sufrir un buen calentón. Poco después pasamos por una marquesina que marcaba 11º, se me puso una sonrisa de oreja a oreja. Aunque el cielo estaba casi totalmente despejado, la temperatura era muy buena para correr.

Por el kilómetro 10 pasamos en 46 minutos. La cosa marchaba bien en el primer cuarto de carrera. Seguimos a un ritmo bastante aceptable, bajando un poco la marcha en las subidas y alegrando un poco las piernas en las bajadas. En esta parte, en los tramos más favorables, el cronómetro marcaba un ritmo de cuatro y treinta y pocos e iba un poco asustado por si me había equivocado de ritmo; sin embargo, era el tiempo previsto en la calculadora que un buen día nos hizo llegar Manolo y que gracias a que el año pasado fue el mismo recorrido pude afinar muy bien. Algún día tendré que hablar de este invento, francamente útil para calcular los tiempos de paso.

Poco después de pasar el kilómetro 15 hice uso del primer gel que llevaba preparado, que llevaba fijado en el costado del pantalón con un imperdible. Creo que me vino francamente bien, además no me causó ningún efecto colateral, ya que el año pasado la ingesta de los geles me revolucionaron un poco las tripas.

Al pasar por el 17, en plena calle Fuencarral recibimos ánimos de los pradolongueros allí apostados y se nos unió Luis, que ya no nos abandonó hasta la línea de meta.

Entrando en la Gran Vía con Luis y Joaquín
Entrando en la Gran Vía con Luis y Joaquín (galería de Angelín Granizo)

La cosa marchaba viento en popa hasta llegar al túnel con el que nos había obsequiado la organización debido a los palmeros. Una bajada muy pronunciada y una subida aún peor que no hizo más que machacar un poco más las piernas y que nos eliminó uno de los puntos más atractivos del recorrido, el Palacio de Oriente. Ese túnel fue aprovechado por mis dos acompañantes para vaciar la vejiga. En mi caso, como sudo bastante, elimino el líquido por los poros de la piel y me ahorro tener que parar. Eso tiene sus ventajas y sus inconvenientes, ya que si se suda mucho se pierden sales y pueden llegar los temidos calambres.

Poco después pasamos por la media maratón. Miré el reloj y llevábamos 1h37 ¡¡¡clavamos el tiempo previsto!!! Quizás unos segundillos más porque enseguida el crono pasó a marcar 1h38, pero bien, muy bien. Se acaba Ferraz, se baja el Paseo Moret y en Paseo del pintor Rosales vimos como a doscientos metros el globo de las 3h15. Ahí me asusté de verdad, me parecía que íbamos demasiado deprisa para el objetivo de 3h20, así que conminé a mis acompañantes a bajar un poco el ritmo, aunque la bajada hasta el Puente de los franceses se hace rápida.

Según íbamos bajando por el Paseo de Camoens (km 23) me pareció ver a algunos metros por delante a un compañero de MaraTI+D. Según los puntos de encuentro, sólo podía ser Luis, pero recé para que no fuese así. He seguido los entrenamientos de Luis para esta maratón y han sido terriblemente concienzudos y muy bien ejecutados. No podía ser que fuese él, no podía ser que fuese él.

Por desgracia, sí era él. En la Avda. de Valladolid (km 24) me puse a su altura y estuve unos metros con él invitándole a seguirnos, pero decía que no iba, que no sabía lo que le pasaba, pero que no iba. Le comenté que con el entrenamiento que llevaba seguramente se recuperaría y podía acabar bien.

Una vez pasado el 25 llega una bajada criminal para entrar en la Casa de Campo. Me gustan muy poco ese tipo de bajadas, que te dejan los cuádriceps machacados, pero es lo que hay. La entrada en la Casa de Campo y hasta casi el kilómetro 29 es cuesta arriba. Hay que tomárselo un poco con calma para luego recuperar esos segundillos a la vuelta. Buscando ese punto kilométrico se nos unió Paco, el hermano de Joaquín para acompañarnos hasta meta. Ya íbamos cuatro en el grupo.

Se llega al punto más alto de la Casa de Campo y se empieza a bajar. Enseguida se llega a la alfombra del kilómetro 30 donde miré otra vez al cronómetro y vi que marcaba 2h20 (un minutillo más que lo previsto) e hice el rápido cálculo mental de que si quedaban doce kilómetros y éramos capaces de hacer una media de cinco minutos, teníamos las tres horas y veinte en el bolsillo, pero claro, quedaba lo peor, lo más duro.

Tenía previsto tomarme el otro gel sobre el kilómetro 32, pero lo olvidé, ya la cabeza va sólo pensando en dar una zancada más y luego otra, no en florituras. Un par de kilómetros después noté algo raro en el costado y ¡era el gel! Me lo tomé y el efecto no debió ser inmediato porque cruzando el Puente de San Isidro empecé a notar las piernas como piedras. Entonces pensé que si el año pasado llegué casi fresco al kilómetro 37, este año que había empezado antes a estar fastidiado, me iba a costar más llegar. Llegamos al kilómetro 35 y volvía a mirar el reloj: habíamos tardado sólo 23 minutos en ese último cinco mil y eso me animó aunque las piernas no fueran finas del todo.

A partir de entonces, ya sólo pensaba en el siguiente kilómetro, nunca en los kilómetros totales que quedaban. Eso resulta muy eficaz psicológicamente, ya que resulta muy sencillo recorrer sólo un kilómetro, pero si piensas que te quedan siete u ocho, puedes sentirte algo desmoralizado.

La cuesta de la calle Segovia no se me dio mal, como en todas las cuestas anteriores, aflojé un poco el ritmo y lo subí al tran tran, adelantando gente que ya se ponía a andar. Coroné la cuesta y allí me estaba esperando una buena amiga con un plátano. Días atrás había llegado a la conclusión de que si a Nadal le viene bien el plátano en sus partidos de tenis, a mí también me tendría que sentar bien, aunque me quedaba algo de duda porque no había probado a comer esta fruta en carrera. Ella también se unió al grupo, por lo que ya íbamos cinco en pelotón. Luis seguía marcando el ritmo y muchas veces animando al público que se mostraba frío en algunos tramos.

Resulta curioso lo difícil que puede llegar a ser algo tan sencillo como masticar cuando vas muy cansado. Casi no se puede hacer ese gesto tan simple como es abrir y cerrar la boca. No sé si fue debido a ese esfuerzo extra en abrir y cerrar la boca, pero la cuesta del Paseo Imperial se me hizo dura, quizás lo más duro de la carrera. Luego se corona y hay un pequeño tramo algo favorable, prácticamente lo único fácil hasta la entrada al parque de El Retiro.

El Paseo de las acacias y su continuación la Ronda de Atocha se me hizo muy largo, pero moderadamente duro. Pensaba que iba peor, pero el reloj marcaba ritmos cercanos a 5:15 y eso me hizo venirme arriba, ¡el año pasado por estas calles iba peor! Llegamos a Atocha y el grupo marchaba compacto, aunque a Joaquín empezaba a pasarle factura las pocas tiradas largas que había realizado en el entrenamiento. Ese fue el punto donde empezó a quedarse descolgado. Su hermano Paco se quedó con él y el pelotón se dividió en dos trozos: Luis, mi amiga y yo por delante; Joaquín y Paco un poco detrás.

Subiendo Alfonso XII pude ver a mi amigo y vecino Antonio que marchaba de aquellas maneras. Yo subí bien, dentro de lo que cabe en una cuesta tan puñetera, y me iba acercando poco a poco a su espalda. Los gritos de ánimo de los compañeros pradolongueros me vinieron francamente bien para terminar de coronar la cima. Pronto llegué a la alturade Antonio, sobre el kilómetro 40. Le animé mientras que trataba de pasarle, pero me fue cerrando poco a poco al tiempo que aceleraba. Se marchó unos metros. No problem, yo seguí a mi ritmo, no tenía ningún interés en llegar antes que él.

Llegamos a la Puerta de Alcalá y aunque el camino sigue siendo ascendente, ya se adivina la entrada al parque de El Retiro. Volví a acercarme a la espalda de mi amigo y todo emocionado grité aquello de ¡¡¡ya sólo queda un kilómetro de gloria!!! De nuevo este hombre volvió a acelerar, pero visto lo visto, imaginé que volvería a cazarle, aunque no tenía ninguna pretensión de ello.

En el kilómetro de gloria
En el kilómetro de gloria (galería de Carlos)

El año pasado, cuando llegué a meta, me sentaron en una silla de ruedas y me llevaron directamente a la carpa de Sanidad. Según me iba acercando a meta iba pensando en esta circunstancia y en vez de apretar para llegar a meta con el menor tiempo posible, iba contemporizando para llegar lo más relajado posible a la meta; total, que más da unos segundos más o menos. Con los brazos en alto y dando gritos como un cosaco pasé la línea de meta comprobando que el reloj cambiaba de 3h20 a 3h21, pero más contento que unas castañuelas ya que había conseguido rebajar mi mejor marca en una maratón en más de cinco minutos.

Esta maratón ha sido, sin lugar a dudas, la mejor de todas. Había entrenado bien y pensaba que si la temperatura se portaba, podía alcanzar una marca de tres horas y veinte minutos ¡¡¡y lo conseguí!!! Según la organización, acabé con un tiempo de 3:21:01, aunque para lo que a mí me importa, un tiempo neto de 3:20:23, clavando las previsiones, llevando un ritmo muy regular durante toda la carrera y manteniendo el tipo bastante bien en la zona más dura de la carrera.

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Llegando a meta, más contento que unas castañuelas

Una vez traspasada la línea de meta, mi único afán era beber y beber y mejor, bebidas con azúcar, el cuerpo me lo pedía. Empecé a tomar todo lo que encontraba: gatorade, fanta, coca cola y un zumo, además de agua en abundancia. Me vino francamente bien para recuperarme, porque comer no es que me apeteciese mucho.

Joaquín llegó casi un par de minutos después que yo, también bastante contento, después de haber ido juntos casi 40 kilómetros. Fue una pena que no pudiera aguantar ese último tramo, pero llegó con un tiempo neto de 3:22:05.

Esperamos a Emilio, el hombre radiactivo, para que nos acercara en coche y nos marchamos a casa con la satisfacción del deber cumplido. Emilio de nuevo dio el do de pecho. Acabó con un tiempo neto de 3:31:59, que hubiese sido inferior si no entra acompañado de su nieto en meta. Una vez más dejó clara su regularidad y su buen hacer. En un principio aparece séptimo de su categoría, pero mirando los que están delante de él hay unos cuantos tramposos que no completaron el recorrido. Según lo que he visto, su puesto es el tercero del cajón. Impresionante lo de este hombre.

Muchas gracias a todos los que me habéis ayudado durante la prueba. A Joaquín por venir conmigo desde la salida hasta casi la meta. A Luis por tirar de nosotros, acercarnos agua en los puestos de avituallamiento y animarnos durante 25 km. A Paco por animarnos durante un porrón de kilómetros también, asustándonos de vez en cuando conque se nos acercaba Emilio por detrás. Y agradecer esos gritos de ánimo y el trozo de plátano con que me obsequió mi buena amiga en el último y más duro tramo de la carrera.

VII Media maratón de Villarrobledo

He tenido la suerte de poder participar en la VII edición de la media maratón de Villarrobledo. Digo suerte porque se trata de una de las carreras mejor organizadas que he visto, con un ambiente fenomenal y un recorrido muy atractivo. Además, para redondear la jornada la climatología se portó bien, quizás un poco de viento, pero no mucho.

El único pero es la lejanía de esta localidad, que se encuentra a más de 200 km de Madrid, lo que nos obligó a darnos un buen madrugón y a eternizarnos a 110 km/hora por esas carreteras. Afortunadamente llegamos con tiempo suficiente para recoger los dorsales, estirar y calentar unos minutillos.

El culpable de que fuésemos a esta carrera es Joaquín, un compañero de entrenamientos natural de esta localidad. Estaba especialmente motivado porque corría como local y podía llevarse algún trofeo, según le había comentado un paisano suyo. Por este motivo, hice toda la carrera con él tratando de que se llevase el premio. Para su desgracia, el fallecimiento de un tía suya la noche anterior había provocado que durmiese muy poco, por lo que no se veía en buena condición.

Excepto el primer kilómetro que hicimos cada uno por nuestra cuenta, el resto fuimos codo con codo durante la carrera. Flaqueó en algunos momentos, pero traté de animarle, pero lo que más le animó fue ver a un paisano suyo en una de las revueltas. Eso hizo que aumentáramos un poco el ritmo y pocos kilómetros después, sobre el 16,  conseguimos sobrepasar a su «enemigo» local. Desde allí a meta, volvió a sufrir otra pequeña crisis pero la superamos disminuyendo un poco el ritmo.

Viendo que podíamos bajar de la mítica barrera de la hora y media aceleramos el paso lo que pudimos, pero justo unos metros antes de atravesar la línea de meta cambiaron los dígitos del 29 al 30. Llegué a meta con un tiempo bruto de 1:30:04 aunque neto de 1:29:51 y muy contento porque conseguí bajar de 1h30 por segunda vez en mi vida, pero sobre todo, por haber ido con el compañero toda la carrera, aunque él, que salió un poco antes, se quedó con un tiempo neto de 1:30:01. Una copia de la clasificación de la carrera se puede encontrar aquí.

Aparte de sacar un listado de las clasificaciones, la empresa cronometradora daba unos tickets a cada cual que lo solicitase con los tiempos brutos y netos y los puestos realizados. Aquí está el mío.

Ticket con el tiempo realizado
Ticket con el tiempo realizado

Como comenté al principio, la organización rozó la perfección. Antes de la carrera, muy bien la entrega de chips y dorsales y el guardarropa, sin ninguna cola. Durante la prueba, multitud de voluntarios en los cruces, agua cada cinco kilómetros y –esta es la única pega- los kilómetros raramente señalizados ya que casi todos estaban en la parte baja, sobre la acera en unas minúsculas señales de tráfico y otros estaban arriba, pegados en algunos rótulos de tiendas. Pero lo mejor fue después de la carrera ya que la bolsa del corredor era abundantísima: camiseta técnica, calcetines, agua, bebida isotónica, naranja, manzana,  bote de lentejas, ajos, queso y ¡botella de vino de la tierra! Además de la bolsa del corredor, habían dispuesto varias hileras de mesas y una barra donde se podía disfrutar de vino, cerveza, queso, chorizo, lomo, frutos secos, patatas fritas y alguna cosa más que seguro ya no recuerdo. Todo por la módica cantidad de 8 €.

La jornada fue redonda porque varios de mis compañeros consiguieron un trofeo. Mi compañero de fatigas durante la carrera consiguió al final el tercer puesto de su categoría de los locales. Emilio, con sus 65 añazos, se hizo con el primer puesto en su categoría. Otra compañera hizo su MMP en la distancia (bajó seis minutos dejando su marca en 1:45:44) y también se subió al cajón, siendo la tercera de su categoría. Todo un festival de trofeos.

Dos campeones
Dos campeones

II Carrera por las enfermedades raras

Hoy se ha celebrado la segunda edición de la carrera por las enfermedades raras en las inmediaciones del lago de la casa de campo. Aunque hacía un poco de viento, el sol brillaba en el cielo y hacía que resultase un buen día para correr.

Como todavía estoy medio lesionado no tenía ninguna pretensión, sólo acabar a un ritmo tranquilo. Pero como iba a acompañar a una amiga, al final he ido a su ritmo, a poco más de 4:30. Lo bueno es que no he tenido ninguna molestia durante los casi cinco kilómetros de la carrera. Según el GPS el recorrido ha sido de 4,87 km y mi tiempo oficial: 22:08. Mi acompañante lo hizo mucho mejor ya que paró el crono en 22:07, siendo la sexta de su categoría. Como curiosidad, hoy era mi primera carrera en la categoría de Veteranos B y acabé el vigésimo de esta categoría.

Carrera por las enfermedades raras 2011
Carrera por las enfermedades raras 2011

Una copia de la clasificación se puede ver aquí, aunque la clasificación oficial se encuentra en la página web de la Agrupación Deportiva Marathon.

Después de recoger la botella de agua, el vaso de Aquarius y la chocolatina, salí corriendo hacia casa para hacer algún kilometrillo más, ya que los cinco me supieron a poco 😉

Salí trotado de la Casa de Campo hacia el río Manzanares, para correr por el carril bici/paseantes que transcurre paralelo al río. Pasado el estadio Vicente Calderón el carril estaba cortado por lo que tuve que subir a Marqués de Vadillo y desde allí callejeando hasta el parque de Pradolongo, para terminar en casa. El recorrido total de este entreno post carrera fue de 8,7 km y lo hice en 46:22 a un ritmo de 5:19.

Para mi desgracia, yendo por el carril empezó a molestarme un poco el esguince (y eso que no había pisado mal ni nada por el estilo) y también un poco la sobrecarga del gemelo. Al paso que voy, me parece que me va a costar salir de estas lesiones.

Había olvidado comentar que poco después de levantarme, pasé por la báscula y ésta marcaba 68 kg. Ando ahí, ahí, justo en el límite que no me gustaría sobrepasar.