Camino de Uclés. Etapa 2

Estremera-Uclés-Estremera

Sonó el despertador a las siete, nos levantamos, desayunamos, recogimos un poco las cosas metiéndolas en las alforjas y un poco antes de las ocho salimos habiendo dejado las alforjas en el albergue ya que íbamos a volver al mismo sitio por la tarde y no había más peregrinos.

Salimos de Estremera y lo primero que encontramos fue una primera subida por un camino de gravilla y tierra, muy desagradable. Luego empezamos a bajar buscando el río Tajo atravesando tres túneles ferroviarios, pero no son muy largos y se pueden atravesar sin luces. Al llegar a un cuarto, que está tapiado, cogimos un camino a la izquierda con mucha pendiente y mucha piedra suelta, algo peligroso.

Uno de los túneles ferroviarios

Cruzamos el río Tajo y el río Salado por la carretera y nos metimos en una urbanización llamada El Ballestar con un rampón del carajo, menos mal que estaba asfaltada la calle y se puede subir mejor.

Bajamos lo subido por una carretera también asfaltada con una buena pendiente también. Al acabar la bajada cogimos un camino que nos llevó durante muchos kilómetros por campos de regadío donde vimos multitud de conejos que se cruzaban y que uno de ellos dio un buen susto a mi compañera.

En el bosque de peregrinos

Llegamos a Barajas de Melo y paramos en un bar a comernos un plátano y de paso a que nos sellaran las credenciales y tomarnos un Aquarius. Vinieron las bebidas con un pinchito de tortilla, cosa que se agradeció.

Se sale de Barajas de Melo por un camino muy bonito donde hay que pasar por unas baldosas para no mojarse y donde hay una bonita cascada y mucha sombra, un lugar de ensueño.

Por el camino de baldosas amarillas

Muy bonito pero que pronto te muestra el otro lado ya que un poco después aparece una rampa criminal con porcentajes de hasta el 17% por un camino de tierra y piedras, que tuve que subir como pude, con el corazón a cien por hora. Allí nos encontramos con la cruz del peregrino, un palo muy alto con una cruz de Santiago arriba. Allí mucha gente echa una piedra pintada que trae de su casa. Había unas cuantas pintadas de amarillo y azul, entiendo que por Ucrania, con la palabra PAZ. Hay también un sitio de piedra con una puertecilla que guarda en su interior un sello y un tampón donde tú mismo te puedes sellar la credencial, cosa que hice.

Sellando al credencial en la cruz del peregrino

A partir de entonces hay un montón de subidas y bajadas no tan duras como la de la cruz, pero con un piso asqueroso. Cada vez que subíamos un cerro pensaba que detrás estaría Huelves, pero no, había más cuestas y más piedras en el camino.

Pasamos por debajo de una carretera donde está el paso internacional de peregrinos y donde había un montón de vieiras pintadas con banderas de distintos países.

Paso internacional de peregrinos

Poco después llegamos a Huelves, un pueblo muy pequeñito. Allí cogimos un camino rural asfaltado donde indicaba que faltaban ocho kilómetros y medio. Íbamos tan felices por ese camino hasta que pasamos por debajo de las vías del tren y aunque el track indicaba que siguiéramos por el camino asfaltado, las flechas rojas nos indicaban que girásemos a la izquierda por un camino. Camino que resultó ser bastante mierdoso porque también tenía bastantes subidas y bajadas y con el piso aún peor que en tramos anteriores.

La única gracia de este camino es que se ve el monasterio y el pueblo desde lo alto de un cerro, pero fueron los ocho kilómetros y medio más largos de mi vida.

Monasterio de Uclés al fondo

Por fin empezamos a bajar hacia Uclés, pero antes de bajar del todo nos hicimos un selfie con en monasterio al fondo. No podía faltar.

Selfie con el monasterio de Uclés

Desembocamos en una carretera y llegamos a Uclés aunque para llegar al monasterio nos tocó subir otra buena cuesta. En la puerta salió un tipo, que resultó ser el de la tienda, que nos estuvo contando sus hazañas de maratones corridos, triatlones y sus actuales correrías en bici. Nos contó que hasta los 70 años estuvo haciendo maratones por debajo de tres horas. Nos despedimos después de una media hora de charla y descanso y dimos una vuelta al monasterio admirando su arquitectura.

Necesitábamos llenar los bidones, preguntamos al chico de la taquilla del monasterio y bajamos por donde nos había comentado, llegando a la fuente de los cinco caños donde nos refrescamos un poco, llenamos nuestros bidones y nos pusimos en marcha con la idea de volver sobre nuestros pasos pero tratando de no pasar por puntos innecesarios de difícil acceso, como por ejemplo el último camino que nos trajo a Uclés desde Huelves que lo hicimos por el camino rural aunque no pudimos saltarnos la rampa que hay al salir de Uclés. Por el camino rural asfaltado llegamos a Huelves en un periquete y además vimos un corzo por allí dando saltos.

Otro tramo que nos ahorramos fue pasar por la cruz del peregrino, que habíamos visto en la ida que también era duro subir por el otro lado. Salimos directamente a la carretera que va de Huelves a Barajas de Melo y que estaba cortada porque la estaban asfaltando. Afortunadamente por la bajada que cogimos habían quitado el asfalto viejo, pero todavía no estaban asfaltando por esa zona.

Llegamos a Barajas de Melo y decidimos comer allí porque eran casi las dos y media y si seguíamos hasta Estremera íbamos a llegar con los restaurantes cerrados. Entramos en el bar la Peseta y allí comimos.

Sobre las tres y media nos volvimos a montar en nuestras bicis con la tripa llena y bastante calor por unos caminos sin ninguna sombra. Volvimos a pasar por el bosque de los peregrinos donde hay árboles pintados tipo bosque de Oma. Después de unos cuantos kilómetros rodando cerca de aspersores que además de regar embarraban el camino, llegamos a la urbanización el Ballestar donde de nuevo subimos lo bajado por la mañana con rampas que superaban el 12% afortunadamente por asfalto.

Ya no volvimos a pisar ningún camino porque la subida desde el Tajo a Estremera la hicimos por la carretera para ahorrarnos los túneles. Por desgracia, por la carretera también subimos buenas rampas. Llegamos a las cinco menos cuarto a Estremera después de 94 kilómetros casi todo por caminos y algunos en muy mal estado. Jornada dura además también por el calor, no es muy aconsejable andar por aquí un 25 de julio.

Camino de Uclés. Etapa 1

Salimos de Madrid y llegamos a Estremera.

Sonó el despertador a las siete y en algo menos de una hora salíamos rumbo a Estremera, fin de etapa de nuestro primer tramo del Camino de Uclés. Se supone que el camino comienza en la iglesia de Santiago en Madrid, pero salimos desde nuestro barrio, que está cerca del Parque Lineal del Manzanares por donde pasa el camino y en donde hemos visto en infinidad de veces la cruz de Santiago por allí marcada.

Ese primer tramo hasta la Poveda ya lo habíamos hecho alguna vez en bici por lo que íbamos tranquilos por esos caminos ya transitados. Nada más salir del Parque Lineal, entrando en el Parque del Sureste, pasamos por un sitio que no sé si son yacimientos de algo, porque se ve por allí mucha gente haciendo agujeros y limpiando lo que sacan, pero además siempre hay camiones por allí sacando un montón de tierra haciendo lo que parece un nuevo camino. No sé realmente lo que están haciendo porque tampoco encuentro información de internet. Allí quedaba 130 kilómetros hasta Uclés y hacia el otro lado 690 kilómetros hasta Santiago. El año pasado ya fuimos a Santiago y este año tocaba el camino más corto.

Al comienzo del Camino

Después de tragar algo de polvo por el tránsito de camiones, pasar el puente de la Gavia y atravesar la M-50 por debajo, pasamos por un sitio que alguien ha llamado «El Paraíso de cigüeñas» porque hay un montón de nidos de estas aves. A esas horas deberían estar buscando alimento porque no se veían cigüeñas en los nidos.

El primer punto conflictivo está en el mismo Parque del Sureste, una vez pasada la Cañada Real, ya que no se sabe bien de dónde surge un reguero de agua que anega el camino y que o bien eres muy hábil con la bicicleta y lo pasas montado llenándote de agua y barro o bien lo pasas andando llenándote también de barro o la tercera alternativa es vadear el enorme charco que cubre todo lo ancho del camino. Otras veces habíamos pasado desmontados por un caminillo más arriba, pero esta vez vimos que estaba lleno de vegetación como si no se utilizase más. Entonces recordé que un poco antes de llegar a este sitio había visto tirada una valla y un pequeño camino y pensé que a lo mejor se podía vadear por ahí. Retrocedimos y pasamos por encima de la valla caída (o tirada) y por la vereda vadeamos el gran charco y acabamos en otra valla caída (o tirada) que pasamos por encima. Primer obstáculo salvado.

Llegamos a Rivas, pasamos un tramo urbano y poco después estábamos en la laguna del Campillo, una zona realmente bonita.

Junto a la laguna del Campillo con unos bonitos cortados al fondo

Se llega a La Poveda donde después de atravesar una carretera comienza un carril bici que es todo subida, de poca pendiente pero todo para arriba. Por allí había bastante gente paseando y corriendo. Llegamos a Arganda donde callejeamos un poco y ya cogimos la Vía Verde del Tajuña y sigue siendo todo para arriba, pero con pendientes más pronunciadas. Se notaba que llevaba las alforjas porque pesaba la bici. Antes de terminar la subida llegamos al hito kilómetro que indicaba 100 kilómetros para Uclés y allí nos hicimos unas fotos.

A falta de 100 kilómetros para Uclés, con 40 km ya en las piernas

Seguimos subiendo hasta pasar por detrás de la cementera y desde allí ya comenzó el descenso hasta Morata de Tajuña donde al llegar al pueblo abandonamos el Camino para llegar al centro y comernos unas palmeritas, la especialidad del pueblo.

Había un montón de calles cortadas por lo que tuvimos que hacer algunas cirigoncias para llegar a una pastelería que ya conocíamos de otras ves, pero estaba cerrada, así que paramos un poco más arriba, en la plaza del Ayuntamiento. Preguntamos a un señor si había algún otro sitio y nos indicó uno cercano donde compramos cuatro palmeritas que comimos junto a un Aquarius para ella y un café frío para mí. Mi compañera se acercó al ayuntamiento a sellar las credenciales consiguiendo de esta forma el segundo sello después del de Rivas que nos pusieron al comprar dichas credenciales.

En Morata llevábamos 46 kilómetros, algo más de la mitad de los 90 previstos, que luego fueron menos. Para seguir el Camino había dos posibilidades, o bien subir hacia la Vía Verde atravesando el pueblo o tirar hacia Perales y coger el carril bici más adelante. Optamos por lo segundo ya que no había que subir aunque algún pequeño repecho nos encontramos antes de llegar a Perales.

Al llegar a Perales cruzamos una carretera y anduvimos algo dubitativos porque no estaba bien indicado, menos mal que íbamos siguiendo el track y pronto vimos las indicaciones. Se pasa por debajo de la A-3 y se va unos metros por una carretera con tráfico, aunque afortunadamente al poco sale el camino a la izquierda y se va paralelo al Tajuña por un terreno muy llano. Al llegar a Tielmes me quedaba poca agua así que estuve mirando por el puente medieval y vi una fuente que un paisano me indicó. Lo malo es que era agua no tratada. Me lo hubiese bebido sin más, pero vi que el bar Piscina estaba un poco más allá atravesando el puente medieval y para allá que fuimos para que nos sellara la credencial y comprar una botella de agua, que me la vendieron a precio de oro ya que me cobró 2 € por una botella de litro y medio.

Puente medieval en Tielmes

Seguimos hacia Carabaña y a la altura de ese pueblo se gira hacia la derecha para coger la vía de los 40 días que empieza con un rampón formidable que luego suaviza, pero que sigue para arriba sin descanso. En el kilómetro 75 paramos para comernos una barrita. Vimos un árbol y nos metimos bajo él a protegernos con su sombra de un sol inclemente. Comimos la barrita y seguimos subiendo hasta un punto que atraviesa la carretera y allí comienza el término municipal de Estremera, nuestro destino. Paramos a hacernos unas fotos y allí vimos que pasaba también la Cañada Real Soriana.

Llegando a Estremera

Allí empieza un terreno favorable hasta el pueblo de Estremera. Pronto encontramos el albergue hablé con un tal Javi y al poco llegó abriendo el albergue y dejándonos un par de llaves. El albergue está genial ya que está recién estrenado y todo muy nuevo y limpio. Además tuvimos suerte de que no había más peregrinos, así que tuvimos un súper albergue para nosotros dos solos.

En esta primera etapa recorrimos 85 kilómetros, muchos de ellos por carril bici. Hay una bonita subida para ir desde Arganda hasta Morata y luego otra buena cuesta entre Carabaña y hasta casi llegar a Estremera. Afortunadamente estas subidas son por carril bici y se va bastante bien.

Camino de Uclés. Etapa 0

Llevo un montón de años entrenando a pie por el Parque Lineal. Hace un tiempo empecé a ver unas cruces rojas pintadas en algunos puntos del circuito por donde solía entrenar. Descubrí que esa cruz roja es la cruz de Santiago y que indicaban el camino desde la iglesia de Santiago en Madrid al Monasterio de Uclés. Me dije que algún día tendría que hacer ese Camino y este mes de julio de 2023 llegó el momento.

La cruz de Santiago en el Parque del Sureste

Me estuve informando sobre el Camino y unas de las cosas que descubrí es que saliendo desde la iglesia de Santiago y llegando al monasterio el trazado son aproximadamente 145 kilómetros y se pueden recoger las credenciales en Rivas-Vaciamadrid en un par de sitios. También, hablando con la Asociación de amigos del Camino, me convencieron de hacerlo en tres etapas ya que lo iba a hacer en bici. En un principio había pensado en hacerlo en cuatro etapas, pero me pareció bien la sugerencia porque al hacer tres etapas sólo había que dormir dos días y se podía aprovechar el albergue de Estremera tanto a la ida como a la ida. La cosa quedaría así:

  • Primera etapa: Madrid – Estremera
  • Segunda etapa: Estremera – Uclés – Estremera
  • Tercer etapa: Estremera – Madrid

Nos acercamos a Rivas-Vaciamadrid a recoger la credenciales ya que es necesario tener la credencial para poder pernoctar en el albergue de Estremera. Uno de los sitios donde se pueden recoger es en el bar Guanchinche y fue allí donde retiramos las credenciales. Pagamos 4 € por cada una de ellas, dinero que se supone destinado a la conservación del Camino.

Reservamos también sitio en el albergue de Estremera para dos noches, para ello tuvimos que pagar 5 € por noche y peregrino.