Ni en vacaciones se descansa

He estado de vacaciones la primera quincena de julio, pero no por eso he parado. Es cierto que quizás he bajado el ritmo de entrenamiento, pero he seguido erre que erre. Voy a resumir en esta entrada los entrenamientos realizados durante estos días.

* El día 2 de julio salía el avión a Menorca, lugar donde habíamos pensado pasar unos días, pero como el avión salía tarde, no me impidió hacer 12 kilómetros por el parque Lineal. Hice los 12 km en un tiempo de 1:03:41 a un ritmo de 5:18 min/km. Un buen entrenamiento largo… Largo para lo que ando haciendo últimamente, que tampoco fue nada del otro mundo.

* El día 4 de julio ya en Menorca hicimos un entrenamiento por lo que llaman un Camí de Cavalls (camino de caballos) de los que hay muchos en Menorca. Descubrimos por casualidad este camino porque desde el hotel se observaba a gente corriendo, andando o en bici por ese camino y decidimos explorarlo. Prácticamente por la puerta del hotel pasa el Camí de Cavalls número 15, así que hicimos el primer entrenamiento por ese camino. Bueno, el primer entrenamiento y todos los demás que hicimos en la isla, porque el sitio merecía la pena. Ese primer día hicimos 9 km en un tiempo de 53:47 a un ritmo de 5:58 min/km. Puede parecer una birria de ritmo y lo es, pero el camino tiene su parte complicada cuando se aproxima a Santo Tomás con unas subidas y bajadas que hay que tomarse con mucha calma. Además ese primer día íbamos alucinando de la preciosidad del paisaje por la que transcurre ese camí de cavalls, con algunos tramos que pasas al lado del mar con bonitas vistas.


Perfecta señalización del Camí de Cavalls número 15

* El día 6 de julio hicimos nuestra segunda salida por tierras menorquinas. De nuevo utilizamos el Camí de Cavalls número 15 para nuestras correrías. El único problema de ese camino y de algunos otros, es que hay puertas que sirven para delimitar las distintas fincas y hay que pararse a abrir la puerta y luego dejar que se cierre con cuidado para que no de un portazo y acaben estropeándose, que alguna vimos que tuvieron que reparar. Este segundo día fue muy parecido al anterior ya que hicimos los 9 km en un tiempo de 53:09 a un ritmo de 5:54 min/km.


Una de las múltiples puertas del Camí de Cavalls 15

* El 8 de julio repetimos entrenamiento, aunque esta vez apretamos un poco los dientes. Iba con una amiga y me resultaba complicado seguir su ritmo. Creo que a nivel del mar no voy todo lo bien que me gustaría, acostumbrado a entrenar prácticamente todo el año en Madrid. Volvimos a correr 9 km pero esta vez en un tiempo de 51:46 a un ritmo de 5:44 min/km, que sigue siendo un ritmo tranquilo, pero repito que el camino no es precisamente llano. El hecho de que hiciéramos 9 km se debía única y exclusivamente a que a los 4,5 km, en el paseo marítimo de Santo Tomás, hay una ducha donde nos quitábamos un poco el sudor y era ese punto donde dábamos la vuelta. No llegamos al inicio del camino quince aunque estaba muy cerca de esa ducha. Tampoco era cuestión de hacer muchos kilómetros, sólo se trataba de mantener un poco la forma.


Una ducha perfectamente colocada

* El 10 de julio hicimos el cuarto entrenamiento por el mismo sitio. Este tramo del Camí de Cavalls transcurre casi todo el rato por un camino de tierra colorá, con alguna piedra y como una cuarta parte por el paseo marítimo de Santo Tomás. Paseo, todo sea dicho, que es una preciosidad. Entre entrenar por aquí y recorrer unos cuantos caminos más andando, porque esta isla es para andarla, llevábamos las zapatillas que daba pena verlas. Su lamentable estado no impidió que una vez más hiciéramos otros 9 km esta vez en un tiempo de 57:01 a un ritmo de 6:19 min/km. Un ritmo realmente lamentable, pero hay que tener en cuenta que paré en un montón de sitios para hacer fotos de este alucinante lugar de entrenamiento.


Zapatillas en perfecto estado de revista

* El último entrenamiento en esta preciosa isla balear fue el 12 de julio. Una vez más repetimos camino, pero esta vez con lágrimas en los ojos pensando que se acababan las vacaciones al día siguiente y eso se hace muy duro. No sé si sería por eso o porque el día anterior nos habíamos metido 19 km andando (desde Es Grau hasta el faro de Favaritx y vuelta), pero desde el comienzo me di cuenta que no iba, que me costaba seguir a mi amiga, aunque pensé que quizás mejoraría con el paso de los kilómetros, no fue así. Tenía las piernas muy cansadas y demasiado que no me sacaba más ventaja. A la vuelta iba peor que a la ida. Cuando llevaba siete kilómetros dije a la compañera de entrenamientos: voy como en el 38 de la maratón y quizás exageré un poco, pero estaba realmente muy cansado. Ella iba como siempre, más o menos, y es por ello que hicimos los 9 km en un tiempo de 53:10 a un ritmo de 5:54 min/km, más o menos al ritmo que habíamos hecho en estos entrenamientos en días anteriores.


Vista del mar desde el camino

* Al día siguiente cogimos el avión para Madrid y el último entrenamiento vacacional fue ya en los lugares habituales. Salimos en bici sobre las once y al ser tan tarde nos cruzamos con bastante gente. Como siempre, nos dio el aire de cara. Fuimos a San Martín de la Vega y me sorprendió cuando llegamos al San Marcos que no hubiese casi ciclistas. Casi todos los clientes eran vecinos de la localidad. Entre la ida y la vuelta hicimos 60 km en un tiempo de 2h41 a una velocidad prácticamente de paseo de 22,4 km/hora.

Y con este entrenamiento se acabaron las vacaciones, al día siguiente tocaba volver al trabajo. Por cierto, la isla de Menorca es una maravilla, absolutamente recomendable. Si te gusta andar puedes encontrar calas preciosas con poquísima gente. Y como muestra un botón.


Cala Binidalí, una de las muchas maravillosas calas menorquinas

XXXII Trofeo San Antonio de la Florida

Por segunda vez he participado en esta carrera… ¿O es la tercera? Ya que recuerdo haber participado ¿o no lo hice? en una carrera llamada las Seis Millas de Tekes que se celebraba en el mismo escenario que ahora se celebra el Trofeo San Antonio de la Florida. Pero no tengo claro si el Trofeo de ahora es la continuación de las Millas de antes.

El caso es que la carrera actual tuvo bastante buen cartel entre los populares madrileños, habiendo ediciones en las que pasaron del millar. Luego por problemas de alguna índole estuvo un año o dos sin celebrarse y luego ha vuelto organizada por el Club Akiles. Curiosamente al menos estas tres últimas ediciones ha sido gratuita y sin embargo, la participación es mínima. Los corredores somos tan tontos que vamos a las carreras más caras. Estoy convencido que el año que viene pagan porque vengamos y hay menos corredores todavía.

El Club Atletismo Zofío estuvo bien representado por tres corredores y medio, ya que el bueno de Emilio R tiene el corazón dividido entre nuestro club y el de Forofos del Running. Nos vino bien esas dualidad porque uno de los compañeros de Emilio R nos hizo una foto antes del comienzo de la carrera.


Tres compañeros y medio del Club Atletismo Zofío

Habíamos quedado con Emilio a las ocho de la mañana. Un minuto después llegamos una amiga y yo y, por supuesto, ya estaba allí Emilio. Nos montamos en el coche y un cuarto de hora más tarde estábamos aparcando detrás del Templo de Debod. Nos dimos un paseo por el bonito Parque del Oeste y notamos algo de fresco, porque el parque estaba lleno de vegetación y aún el sol no castigaba.

Después del agradable paseo llegamos al final del Paseo de Camoens donde entregaban los dorsales. Como había pocos inscritos, recogimos el dorsal rápidamente. En ello estábamos cuando llegó Emilio R, que había venido hasta allí por su cuenta. Nos prendimos el dorsal en el pecho, nos hicimos la foto de rigor y dejamos la ropa en el ropero. Ya sin nada que nos estorbase estuvimos calentando un poco subiendo y bajando el Paseo de Camoens.

El Trofeo San Antonio de la Florida consistía en dos pruebas para los mayores: una carrera de 5 km y otra de 10 km. De los cuatro del club que fuimos hasta allí tres de nosotros optamos por hacer 5 km mientras que Emilio R optó por hacer los diez. En esta época calurosa prefiero hacer cuantos menos kilómetros mejor, pero algunos dicen que para cinco kilómetros ni se levantan de la cama.

Faltaban cinco minutos para las nueve de la mañana cuando paré a estirar un poco porque las molestias en el glúteo izquierdo aún siguen ahí, aunque sean mínimas. Estaba estirando cuando me llamaron los compañeros para decirme que la salida se daba en el Paseo de Ruperto Chapí, así que acabé de estirar nada más empezar y fui trotando cuesta arriba hasta la salida.

A las nueve en punto dieron la salida. La gente se lanzó como loca cuesta abajo por Ruperto Chapí, aunque yo me lo tomé con un poco de calma porque las bajadas no son lo mío. La única fémina del equipo se lanzó como una posesa por la cuesta abajo y me costó bastante llegar a su altura. Cuando lo hice estuve dudando si seguir con ella o ir a mi ritmo. Opté por la segunda opción para comprobar mi estado de forma, por lo que unos metros antes de llegar al primer kilómetro aceleré y me despegué de ella.

Fui a buen ritmo en el segundo kilómetro, mucho más rápido de lo que haya podido ir en los últimos meses y el tercer kilómetro tampoco se me dio mal. En el cuarto ya empecé a notar que había ido deprisa en los dos anteriores y en el quinto kilómetro, que es casi todo cuesta arriba, se me hizo bastante duro. Como no tenía ningún objetivo en la carrera, sólo ver mi actual estado de forma, no fui a tope en la subida y se me hizo más corto de lo que pensaba porque tenía en la cabeza que tenía que ir hasta la fuente y nos hicieron volver antes.

Apreté un poco en esos últimos metros favorables por el Paseo de Camoens y llegué a meta con un tiempo, según mi cronómetro, de 21:50, un segundo más del tiempo oficial de 21:49. Lo mejor es que minuto y medio después apareció la fémina del grupo que con un tiempo de 23:20 consiguió el tercer puesto del cajón de la prueba de 5 km. ¡Bravo por ella! De este modo, la camiseta azul del Club Atletismo Zofío se pudo ver de nuevo en un pódium.


Pódium de la carrera de 5 km del Trofeo San Antonio de la Florida

XL Carrera Popular Ciudad de los Ángeles

Hoy me he vuelto a prender un dorsal en la camiseta después del intento de maratón de Madrid del 22 de abril, donde me tuve que retirar a los 11 kilómetros.

No es que haya estado parado desde entonces, pero en estos 42 días he hecho poca cosa, mezclando la bici (cinco actividades) con el trote cochinero (seis actividades); sin embargo, parecía que estos últimos días me encontraba mejor y me decidí a participar en esta auténtica carrera popular, de las que van quedando cada vez menos en Madrid.

La idea de participar era simplemente ver si las molestias que aún tengo me impedían hacer diez kilómetros a un ritmo más o menos decente y lo principal, acompañar a los colegas del Club Atletismo Zofío que se habían desplazado hasta allí.


Adivinen quien se quedó sin trofeo 🙂

Se notó que es una carrera modesta porque la ambulancia no apareció cuando debía. Según la megafonía, fue la Policía Municipal quien hizo las gestiones para que llegara y es por ello que tuvimos que esperar media hora, hasta las nueve y media para que dieran la salida.

Dieron la salida y salí con muuuucha calma, además que los primeros metros son cuesta arriba y tampoco era cuestión de forzar, por lo que me sorprendió cuando miré el cronómetro al pasar el primer kilómetro y ver que lo había hecho en 5:05 cuando estoy entrenando a ritmos cercanos a seis.

No me vi mal, así que decidí seguir a ese ritmo, que me resultaba llevadero y no notaba que las molestias fueran a más. Acabé la primera vuelta y vi que la cosa seguía estable, pero seguí al trantrán hasta la mitad de la carrera, que decidí aumentar el ritmo para ver cómo respondía la pierna.

Hice ese sexto kilómetro en 4:37 y me sorprendió que la pierna seguía sin quejarse; sin embargo, me controlé un poco en el séptimo, que es cuesta arriba. Vi a una compañera del club algo por delante así que apreté un poco en el octavo hasta que la di alcance. Al llegar a su altura me dijo que iba la primera chica de la carrera, lo cual me alegró muy mucho. La fui animando para que su ritmo no decayera porque la segunda no estaba muy atrás, pero siguió a lo suyo, sin hacerme ni caso, ¡como debe ser! Sólo apretó de verdad cuando faltando trescientos metros oyó unos gritos de ánimo a la segunda. Aceleró tanto que me costó ponerme a su altura para poder entrar juntos en meta. Hicimos un tiempo oficial de 49:08, terminando ambos muy contentos. Ella porque había sido la primera de la carrera y yo porque la pierna me había dejado correr con no muchas molestias.

Pero las alegrías no acabaron ahí porque los otros dos componentes del Club Atletismo Zofío quedaron segundo y tercero de su categoría de Veteranos B. Todo un éxito del club.


Aparezco en el selfie con un trofeo, pero no es mío, es de José Luis que se marchó antes

Una carrera humilde, pero que merece la pena, ya que lo organizadores ponen todo de su parte.

¡¡¡Vivan las carreras de barrio!!!

Por cierto, tengo una copia de la clasificación de la carrera aquí.

Futuro incierto de la Carrera Popular Barrio del Zofío

Durante 16 años la Asociación de Vecinos Barrio Zofío ha venido organizando la Carrera Popular Barrio del Zofío. El año pasado la Junta Municipal de Usera sacó a concurso un pliego donde se detallaban las actividades deportivas del distrito de Usera. En ese pliego la Junta decidió, sin pedir permiso ni preguntar nada, meter la Carrera Popular del Barrio Zofío como una prueba más. Ese pliego fue adjudicado a la empresa Doesport.

El año pasado, cuando el concurso fue adjudicado en el mes de mayo, la Asociación de Vecinos ya llevaba unos meses con la organización de la 16ª edición y debido a los compromisos adquiridos con patrocinadores, colaboradores y corredores decidió pasar por el aro, aunque no quedó satisfecha en absoluto con la fórmula arbitrada por la Junta para la realización de la carrera.

Es por ello que en el mes de octubre y desde entonces unas cuantas veces la Asociación expresó a la Junta su descontento con la fórmula utilizada, pero por supuesto, este año haciendo oídos sordos han vuelto a sacar el pliego y de nuevo la empresa adjudicataria ha sido la misma; sin embargo esta vez la Asociación ha decidido no seguirlos el juego.

Los voluntarios de la Asociación que han trabajado para sacar adelante la carrera lo han hecho de forma altruista, con el objeto de ayudar a una Asociación de Vecinos porque eso repercute en beneficio de los vecinos, pero no están dispuestos a malgastar su tiempo en que una empresa gane dinero a su costa. Es por ello que han decidido no participar en la organización de la carrera este año, así que si este año sale la carrera será «gracias» a la empresa Doesport que fue la misma que organizó de manera desastrosa el cross de Usera.

Resulta descorazonador comprobar como a este ayuntamiento se le llena la boca con palabras como «generar tejido social» y «fomentar las relaciones humanas entre los vecinos» y a la hora de la verdad apoyan a las empresas en vez de a las personas. Es muy triste.

Confiemos en que las cosas cambien el año que viene y se pueda realizar como lo hemos venido haciendo estos años.

Si no se puede a pie, se va en bici

Pensaba que la lesión que me impidió terminar la maratón no era para tanto, pero llevo un mes que prácticamente no he corrido y aunque me encuentro mejor, todavía tengo bastantes molestias por la pierna izquierda.

Y ya que no puedo o debo correr, he pensado que a lo mejor en bicicleta podía practicar deporte sin problemas, aunque no tenía claro si iba a poder aguantar con la bicicleta, pero he comenzado a dar pedales y no notaba nada, ni siquiera cuando me exigía en una cuesta arriba.

Viendo que la cosa iba bien, he puesto rumbo a San Martín de la Vega, atravesando el Parque de Pradolongo y el Parque Lineal y luego saliendo por un camino para empalmar con el carril bici que va a San Martín de la Vega.

Pensaba que iría peor, pero el viento debía ser favorable porque iba a buen ritmo sin demasiado esfuerzo. Llegué a San Martín y paré donde siempre, en la terraza del San Marcos. Me asombró la cantidad de ciclistas con los que me crucé y pensé que quizás la terraza estaría a rebosar, pero había bastantes mesas libres. Mientras me tomaba un café con leche y una barrita con tomate aproveché para hacer una foto al vehículo que me había traído hasta allí.


Bici aparcada en la terraza del San Marcos

Pensé que la vuelta iba a ser peor que la ida por aquello de que el viento siempre da de cara, pero tampoco iba a mal ritmo, aunque iba notando el cansancio en los kilómetros finales. Lo cual no era nada raro ya que llevaba desde el 1 de octubre de 2017 sin montar en bici, es decir, 217 días. Y ese montón de días se notaba sobre todo en el culo, que me dolía sobremanera.

Entre la ida y la vuelta a San Martín he completado 60 km en un tiempo de 2h26. Bastante mejor de lo que yo pensaba.

Llevaba un tiempo sin pesarme y me temía lo peor; sin embargo la bascula marcaba 70,5 kg que teniendo en cuenta lo poco que he corrido este mes y que comí más de la cuenta en las dos semanas anteriores a la maratón por tener un poco de ansiedad, no está mal.

No ha podido ser

Cuando el Viernes Santo, que este año fue el 30 de marzo, me crujió la zona lumbar no pensé que iba a tener problemas el día de la maratón ya que quedaban algo más de tres semanas. De hecho, dos días después hice 30 km y no tuve ningún problema en completar a buen ritmo la distancia.

Ese dolor en la zona lumbar me bajó al glúteo y el 5 de abril cuando en un entrenamiento aumenté el ritmo vi que ese dolor en el glúteo me bajaba hasta la rodilla por la parte de atrás. Y se encendieron todas las alarmas cuando el día 8, entrenando en la media de Madrid, tuve que parar por las mismas molestias que tres días antes. Ahí ya vi que iba a estar complicada la maratón de Madrid, pero tenía una pequeña esperanza de que no corriendo en dos semanas y con un par de visitas al fisio podía arreglarse la cosa. Pero al final ha sido en vano, tomé la salida y tuve que abandonar pasado el kilómetro 11. Otra vez será, que hay muchas carreras pero sólo dos piernas.

Era ésta mi 24ª participación en la maratón de Madrid y ha sido mi cuarta retirada. En el año 1995 tenía una lesión en el tendón de Aquiles y me retiré en el 31, aunque iba fatal bastantes kilómetros antes.

En 2000 llevaba lesionado desde febrero también en el tendón de Aquiles y aunque estuve yendo a rehabilitación unas cuantas semanas, me presenté en la salida bastante mejor de la lesión, pero sin correr durante dos meses. Salí por salir, pero me tuve que retirar en el 17 porque las articulaciones ya no daban más de sí.

En el año 2008 tuve una trocanteritis que surgió una semana antes. Visita al fisio y aunque salí sólo pude aguantar hasta el 13.

Este año sabía que la cosa iba a ser difícil y ha sido imposible. Me retiré en el km 11, cogí el metro hasta Príncipe Pío y estuve animando a los corredores en la entrada a la Casa de Campo. Se notaba que hacía mucho calor porque muchos corredores optaban por verterse encima el contenido de la botella después de dar unos tragos.

Luego subí a la cuesta del metro de Lago y estuve de nuevo animando a los corredores. Desde allí cogí el metro hasta Atocha y pasé andando por la línea de meta porque pensaba que era la única forma de acceder al guardarropa. Por supuesto, me negué a que me entregasen la medalla ya que obviamente no me la merecía.

Después de pasar la línea de meta me di cuenta que se podía ir al guardarropa sin haber pasado por la meta, así que espero que me descalifiquen sin ningún pudor, cosa que imagino harán porque sólo hay registro de mis tiempos en el kilómetro 5, en el 10 y en meta.

Afortunadamente, mis compañeros pradolongueros no tuvieron problemas y los tres han conseguido terminar con más o menos fortuna. Miguel ha sufrido al final y se le ha ido un poco el tiempo, pero con el calor que hizo tiene que darse por satisfecho. Joaquín con el poco entrenamiento que llevaba en el cuerpo debe sentirse satisfecho con el tiempo realizado y Ninfa aunque no tenía pensado correr ha sido la que mejor tiempo ha realizado. Mi enhorabuena a los tres.

Una lástima que Juan Ignacio no haya podido participar en la que sería su 41ª maratón de Madrid seguidas, pero el relevo ha sido cogido por su hijo Rafael que aunque ha tenido un debut un poco duro, esperemos que eso sea un acicate y no una rémora para continuar la carrera de su padre.

Otra sesión de fisioterapia

Había quedado con Josefa para que me diese otra sesión esta última semana. Hoy era el día y antes de ir a visitarla pensé en trotar un poco para ver exactamente donde me dolía. Hice una vuelta al trote a Parque Sur, unos tres kilómetros, y me sorprendió que las molestias en el glúteo eran inexistentes, pero que ahora lo peor eran los dolores por detrás de la rodilla.

Me dijo Josefa que se trataba de problemas en los isquiotibiales, por lo que se enfocó en ellos en la sesión de fisioterapia. Veremos si entre hoy y la semana pasada puedo participar en la maratón.

Curiosamente, hoy soy más optimista que ayer, pero no basta sólo con ser optimista.

Más fuera que dentro

El jueves 12 de abril fui a la fisio porque me seguía doliendo el glúteo y detrás de la rodilla. Se enfocó en el tema del glúteo y me dijo que no parecía una hernia discal, ni que tampoco fuese ciática. Eso es un alivio, pero las molestias siguen ahí.

Salí a probar hoy, nueve días después del último entrenamiento, para ver si las molestias me pudieran permitir participar en la maratón y la experiencia fue poco satisfactoria. Ahora mismo creo que tengo muy pocas posibilidades de poder acabar la carrera y quedan cinco días para la prueba.

Di una vuelta a Pradolongo, tratando de ir a mi ritmo, por lo que pronto me quedé solo. Lo preferí, mejor ir a mi ritmo que no obligado. Según iba corriendo veía que aquello no mejoraba, así que lo dejé poco antes de acabar la vuelta. Mal asunto.

Entrenando con unos cuantos miles

Después de los 30 km del domingo pasado no queda ya más que ir disminuyendo el kilometraje para llegar con las piernas lo más descansadas posibles. La idea era realizar este domingo sólo 25 km.

Como se celebraba la media maratón de Madrid se me ocurrió la idea de hacer la media y luego volver corriendo a casa hasta completar esos 25 km. Así se lo hice saber a los compañeros de entrenamiento y un par de ellos se animaron a venir. Ya de paso probaríamos a llevar el ritmo de maratón para ver las sensaciones.

Quedamos a las ocho en el punto de encuentro, cogimos el autobús y éste nos llevó hasta Atocha. Desde allí subimos andando hasta la Puerta de Alcalá donde habíamos planeado incorporarnos a la carrera, tratando de molestar lo menos posible.

Mi tocayo tenía previsto ensayar el ritmo de 4:40 y mi compañera y yo, menos ambiciosos, llevar un ritmo entre 4:45 y 4:50. No lo tenía yo muy claro porque el dolor que me hizo aflojar el jueves ahí seguía y aunque había hecho estiramientos y había tomado un Diclofenaco, no me veía bien.

Empezó la carrera de las sillas de rueda a las 9:00 y cinco minutos más tarde el resto. Estuvimos esperando a que pasara el globo de 1h30 y poco después nos incorporamos. Enseguida mi tocayo puso pies en polvorosa, mientras nosotros íbamos más tranquilos, yo un tanto perplejo porque miraba el GPS y salían unos ritmos muy lentos, cuando tenía la certeza de que no íbamos tan despacio.

Al poco nos pasó el globo de 1h40 que era el ritmo que habíamos pensado llevar, pero nos pareció que iba algo deprisa. Y vaya si lo iba porque nosotros aumentamos el ritmo por la inercia del globo e hicimos un montón de kilómetros a 4:40 e incluso más deprisa. No tenía ningún sentido que el globo fuera tan deprisa teniendo en cuenta además que la primera mitad de la carrera es cuesta arriba.

Como me dolía el glúteo izquierdo, no podía dar zancadas muy largas, por lo que me concentré en ir dando pasos cortos, pero al ser en subida, me tiraba más. Así, a zancaditas, llegamos a Plaza de Castilla y un poco más arriba, donde la carrera deja de alejarse de la salida y vuelve hacia la meta. En ese punto comenzaba la cuesta abajo y ahí vi que iba aún peor porque sin querer alargaba la zancada y el dolor empezaba a bajar por la parte de atrás del muslo hasta la rodilla.

Cuando el GPS marcaba el kilómetro 13 empezó a molestarme ya seriamente desde detrás de la rodilla hasta el glúteo, muslo incluido y estuve durante tres kilómetros sin saber muy bien qué hacer. Bajé un poco el ritmo, pero aquello no mejoraba, así que en el 16 pensé aquello de perdido al río y aumenté la longitud de la zancada y, por tanto, el ritmo. Tampoco mejoró aquello, pero pensé que al menos llegaría antes.

Fui a buen ritmo hasta llegar más o menos a la mitad de la Avenida de Menéndez Pelayo, que aumenta la pendiente descendiente y con ello el dolor que llevaba. Al llegar a la Plaza de Mariano de Cavia hice lo que debí haber hecho muchos kilómetros antes: parar. Me puse andar por el Paseo de la Reina Cristina y no podía mover bien la pierna izquierda, fui cojo hasta Atocha donde me estaban esperando mis compañeros.

Les comenté lo sucedido y les dije que no podía volver corriendo al barrio, así que se solidarizaron conmigo y los tres nos volvimos en autobús. Fui muy tonto, muy tonto, por haberme metido algo más de 19 km y encima bastante deprisa, ya que salió un ritmo de 4:40. Eso sí, el globo de 1h40 siempre por delante, no sé cuantos minutos bajarían de lo marcado, pero bastantes. ¡Menudos guías!

Lo malo de todo esto es que quedan sólo dos semanas para la maratón, estoy lesionado y no tengo claro que el día 22 esté recuperado del todo 🙁

Ensayando el segundo seis mil

Había planeado con Miguel hacer el test de los dos seismiles a falta de diez días para la maratón. Viendo mi estado de forma he pensado que podría bajar de las tres horas y media, por lo que mirando las tablas de este test, he visto que para tratar de bajar de ese tiempo habría que hacer un primer seismil en 28:30, es decir, a un ritmo de 4:45 y un segundo seismil en 25:18 @ 4:13.

Pues bien, después de dar una primera vuelta he pensado en hacer unos cuatro kilómetros a ese ritmo de 4:13 para ver las sensaciones que podría tener llegado el momento de realizar el test. Es por eso que cuando mi reloj ha pitado indicando el kilómetro cinco me he puesto a tope… Y sólo he aguantado dos kilómetros y medio.

El Viernes Santo haciendo abdominales hice el canelo con una rueda y acabé con dolor en la parte lumbar. Pensé que ese dolor me iba a impedir hacer los 30 km programados para el siguiente domingo, pero los hice sin problemas, aunque el dolor seguía ahí, afortunadamente con menor intensidad; sin embargo, cuando he salido hoy me molestaba algo más y cuando he acelerado el dolor se ha incrementado sustancialmente, por lo que he decidido bajar el ritmo cuando llevaba 2,5 km fuertes antes de que la cosa fuese a mayores. Por lo tanto, el ensayo no ha servido para nada, aunque quizás me ha dado un aviso de que no conviene hacer el burro ya tan cerca de la maratón.

Aún así he completado las dos vueltas a Pradolongo totalizando 9,5 km en un tiempo de 49:07 @ 5:09 min/km. He acabado un tanto mosqueado con el dolor en el lumbago, que se me ha extendido por el glúteo izquierdo y parte de la pierna.