En el suelo otra vez

Hoy es festivo, por lo que algo de ejercicio había que hacer. Como ayer corrí a pie, no era cuestión de volver a realizar ejercicio pedestre, así que opté por la bici. Quedé con una amiga y sobre las diez de la mañana salimos rumbo a San Martín de la Vega como es habitual. Hacía un día un tanto gris, pero no parecía que fuese a llover, aunque tampoco que fuese a salir el sol.

Fuimos para allá a ritmo tranquilo y paramos como siempre en la Cafetería San Marcos. Siempre pido un café con leche con media barra con tomate y aceite pero hoy he pedido chocolate con churros porque intuía iba a ser la última salida en bici del año. Los cuatro churros y el chocolate me supieron a gloria.

Volvimos para Madrid y como no había mucha gente por el carril bici nos dio para hacernos un selfie en plena marcha, cosa que no se debe hacer, pero como íbamos por un carril bici segregado de la carretera y sin que viniese nadie, aprovechamos.


Selfie en la bici con la líder del Tour 🙂

Al llegar a Madrid nos metimos por el Parque Lineal como hacemos siempre últimamente, pero esta vez en vez de meternos por cerca de la gasolinera por donde atravesamos un camino de tierra fuimos un poco más allá, hasta el barrio de los Rosales donde sale un camino asfaltado hasta el parque pasando por debajo de la A4.

Nos mojamos un poco a la vuelta, pero lo malo no es que nos mojáramos nosotros, es que el camino estaba mojado. No fue únicamente eso, lo malo fue que en uno de los pasos por debajo de uno de los puentes, que encima es cuesta abajo y en curva me encontré con dos chicas que venían en paralelo con sus bicicletas. Una de ellas por la derecha (bien) y otra por la izquierda (mal). Cuando las vi ya las tenía casi encima porque fue justo en la curva y viendo que por mi derecha lo tenía difícil pensé que a lo mejor podía pasar por entre las dos, pero no fue posible porque la chica que iba por la izquierda se fue yendo hacia la derecha y al final no conseguí esquivarla. Choqué contra ella y caí sobre mi costado derecho, haciéndome una herida en el codo y lo peor no fue eso, sino que la pieza del cambio de la rueda trasera se dobló hacia dentro. Estando en el suelo llegó por detrás la amiga que me había acompañado a San Martín y nos embistió, yéndose también al suelo.

Nos levantamos echando la bronca a la muchacha y viendo el cambio lo saqué un poco hasta dejarlo recto… O eso era lo que yo pensaba porque cuando me puse en marcha y cambié, el cambio se metió entre los radios saliendo disparado hecho trizas. A cinco kilómetros de llegar a casa se acabó la marcha ciclista por hoy y seguramente por lo que queda de año.

Si el 15 de septiembre me caí corriendo a pie, hoy casi un mes después me he caído en bici. Un auténtico duatlón de caídas.

Poca gente en el parque en víspera de puente

Mañana día 12 de octubre es la Fiesta Nacional de España. Día denostado por algunos y celebrado por otros. Este año caía en viernes por lo que se alargaba el fin de semana un día más. Entre que algunos abandonan Madrid como la peste y otros que dejan el entreno para el día siguiente, sólo nos dimos cita en el punto de encuentro tres compañeros y uno de ellos «el nuevo» que después de calarse el día antes tuvo a bien venir también hoy.

No sé si por el entrenamiento pasado por agua del martes o por la carrera del domingo, el caso es que tenía las piernas muy cargadas. Tan cargadas que hice uno de los entrenamientos más lentos que yo recuerde, pero bueno, después de leer que Kipchoge, el recordman de maratón, hace entrenamientos muy lento, me sentí yendo tan despacio como un profesional de esto.

Hice 10 km en un tiempo de 58:54 a un ritmo de 5:56 min/km. ¿Alguien da más?

Bajo el arco iris

Llegué al punto de encuentro chispeando, pero veía en el horizonte un hermoso arco iris doble, lo que me llevó a pensar que iba a dejar de llover. Me equivoqué de medio a medio porque según íbamos aumentando el número de metros corridos la lluvia iba in crescendo. En esa primera vuelta nos pusimos de agua hasta las orejas, era algo exagerado lo que llovía.


Arcoiris sobre Madrid. Foto obtenida del perfil del Twitter de @ivanrodig

Después de calarnos hasta los huesos empezamos la segunda vuelta lloviendo algo menos, afortunadamente. Como seguía lloviendo y había un montón de charcos, costaba avanzar. De hecho pensaba que iba más deprisa, pero cuando miré el cronómetro vi que iba mucho más despacio, ¡menuda sorpresa!

Bien empapado conseguí terminar las dos vueltas, por lo que hice 9,7 km en un tiempo de 55:14 a un ritmo de 5:40 min/km. Parece que el otoño ya ha llegado y con lluvia, lo cual es una buena noticia.

III Carrera Mercamadrid

Sí, lo reconozco, me apunté a la Carrera Mercamadrid por pura ansia, porque el año pasado los compañeros pradolongueros que se apuntaron vinieron muy contentos porque la organización había sido muy generosa y vinieron con fruta como para parar un tren. Así que este año pensé ¿y si me apunto y por un poco más de diez euros tengo fruta para toda la semana? Me llevé un buen chasco.

Habíamos quedado a las 8:30 y sin que sirva de precedente estábamos puntuales como clavos. Estuvimos dudando si llevar una furgoneta, para cargar el material que pensábamos traer o si llevar un coche. Al final nos decidimos por el coche porque aunque hubiésemos tenido la oportunidad de traernos fruta, tampoco íbamos a vaciar Mercamadrid.

Mercamadrid está cerca de Pradolongo, por lo que un cuarto de hora más tarde estaba Emilio aparcando allí. Lo primero que noté es que hacía un frío del carajo porque había bastante viento y venía frío. Y yo no había llevado nada de abrigo, sólo una camiseta de manga corta y un pantalón también corto. Tremendo fallo.

Nos acercamos al sitio donde estaba instalada la meta, donde iban a dar las bolsas a los que entraran por la meta y estuvimos saludando a los pradolongueros que estaban por allí que se habían ofrecido como voluntarios. Todos estaban ataviados con sus chalecos y tenían todo prácticamente preparado y eso que quedaba más de una hora para el comienzo. Unos chicos realmente eficientes.

Nos hicimos una bonita foto los que íbamos a correr y los que iban a currar. Se ven un montón de gente en la foto, pero aún había alguno más.


Pradolongueros por doquier

Yo buscaba el chocolate con roscón, pero no lo encontré así que nos metimos dentro de una de las naves, donde estaban los servicios porque hacía frío de verdad. Sin lugar a dudas el día que más frío he pasado en estos últimos meses. Aproveché para soltar lastre y me llevé una sorpresa porque el retrete era una taza turca, algo que llevaba tiempo sin ver.

Este tipo de retretes resulta muy útil para evitar que la gente se ponga a tontear con el móvil mientras defeca. Recuerdo que mi padre me contaba que cuando trabajaba en una sucursal bancaria al hacer o reformar los baños pusieron taza turca para que los empleados no perdieran el tiempo leyendo el periódico. Ahora lo mismo, pero con el móvil. Aparte de que el tema sea más rápido, parece mucho más higiénico porque no tienes que tocar nada que a saber qué puede tener.

Faltando algo menos de media hora para el comienzo de la carrera abandonamos nuestro confortable escondrijo y fuimos al coche a dejar la ropa y ponernos la de correr. No había más remedio que calentar porque seguía haciendo frío y aprovechando que en el aparcamiento daba el sol estuvimos trotando yendo y viniendo.

Nos pusimos en el pelotón de salida y me sorprendió encontrarme rodeado de tanta gente. En las últimas carreras que he participado éramos cuatro monos y hoy había gente para aburrir. Dicen que había dos mil inscritos.

Tenía pensado salir con Joaquín y con Ninfa y ésta me dijo que iba a rodar, que había mucha competencia y que iba a ser complicado rascar bola. Claro, que para lo que esta chica es rodar para mí es ir a toda pastilla.

Dieron la salida y partimos los tres juntos, aunque me vi en cabeza del trío al poco tiempo. No tenía reloj, por lo que no sabía el ritmo al que iba, pero miraba hacia atrás y veía a mis otros dos compañeros y trataba de marchar a su ritmo. Pensaba que estando peor que ellos, no iba a ir por delante. Sobre el kilómetro tres se pusieron a mi altura y ya fuimos codo con codo casi todo el camino.

Con el aire que hacía era de agradecer meterse dentro de las naves porque allí el viento no se notaba. Algunas naves las atravesábamos a lo largo, otras a lo ancho, pero casi todo el recorrido era por fuera de las naves, al aire libre. De todos modos, aunque hacía aire, tampoco era como lo que nos encontramos en la última media de Villarrobledo.

A mitad de carrera Ninfa se puso a acelerar y me costaba seguir su ritmo. Pasé kilómetro y pico en los que iba sufriendo para aguantar la marcha de mis compañeros. Luego me recuperé un poco, pero cuando llegó la bajada más pronunciada se fue Joaquín con esa zancada grácil que exhibe en todas las bajadas. Nos sacó cuatro o cinco metros y nos costó ponernos a su altura. Lo conseguimos cuando empezamos a subir lo bajado, sobre el kilómetro ocho. Fue poco antes de esa cuesta cuando vimos que había tres o cuatro chicas delante nuestro. Animé a Ninfa para ver si podíamos hacernos con ellas.

¡Y vaya si se animó porque una tras otra fueron cayendo! En el tramo ascendente, que llegaba hasta pasado el kilómetro nueve una tras otra tuvieron que rendirse al ritmo que impuso Ninfa. Sólo se libró una chica que hubiese caído también si la carrera hubiese sido un pelín más larga. Cuando faltaban quinientos o seiscientos metros, ya en bajada, me quedé unos metros de mis acompañantes y sufrí de lo lindo para que no se fuesen más lejos; estaba ahí mismo, pero en la glorieta donde se gira a la derecha para afrontar ya los últimos metros saltó un niño que debía ser hijo del corredor barbudo de Garabitas y se puso a correr con su padre o quien fuese. Eso me obligó a bajar el ritmo para no llevármelo por delante y entre unas cosas y otras llegué cuatro segundos más tarde que mis compañeros. Al pasar la meta vi que el reloj marcaba cuarenta y tres minutos y treinta y tantos segundos. Según la clasificación oficial llegué a meta marcando un tiempo de 43:39 siendo 43:22 el tiempo neto. Me doy por satisfecho ya que hice el tiempo que había pensado podía llegar a hacer.


En el último kilómetro, luciendo los colores del Club Atletismo Zofío, foto cortesía de forofosdelrunning.com

Estuvimos esperando que llegaran los compañeros y cuando estuvimos todos fuimos al coche a cambiarnos y ponernos algo de abrigo. Decían que a las once y media se podía pasar donde nos iban a dar fruta y hamburguesas y no sé cuantas cosas más. Cogí la mochila y fuimos para allá, pero vimos que las cosas habían cambiado con respecto al año pasado y había que hacer cola para todo, algunas colas más largas que otras. Por ejemplo, me dieron tres kakis con sólo cuatro o cinco por delante; sin embargo, para recibir cinco mandarinas tuve que guardar bastante cola y para comer paella había que pagar 1 € lo cual no nos hizo mucha gracia porque no se nos había ocurrido llevar dinero 🙁 Para tomar una cerveza la cola era también tremebunda, así que nos fuimos con el rabo entre las piernas, jurando y perjurando que era la última vez que nos veían por ahí.

¿Quiere decir esto que la carrera no merece la pena? No, la carrera es curiosa, bien organizada y la bolsa del corredor generosa, pero sí es cierto que en las dos primeras ediciones pusieron el listón muy alto en atenciones al corredor y este año ha sido más normal. Pero sólo por conocer Mercamadrid merece la pena ir.

¿Un pradolonguero más?

Hace unos días se puso en contacto conmigo un chaval para preguntar si podía venirse con nosotros. Le dije que sí, por supuesto, que salíamos todos los martes y jueves a las 19:00. Dijo que a lo mejor se apuntaba y hoy cuando estábamos en el punto de encuentro charla que te charla apareció. Confío en que haya sido de su agrado la jornada y se anime a salir con nosotros más días.

Nos juntamos un buen pelotón hoy en Pradolongo. En total siete y por cortesía estuve con el nuevo de cháchara, conociéndonos un poco. Me pareció un tipo muy majete. Me contó que se estaba preparando para una carrera de 10 km pero que lo suyo eran las artes marciales. Sólo dio una vuelta porque dijo estar comenzando, pero meterse más de cinco kilómetros entre la ida, la vuelta y el recorrido por el parque, no está mal.

Como el domingo es la carrera, fuimos tranquilos ambas vueltas. Por suerte, no me dio guerra la rodilla, pero por el otro lado iba fatal con la tripa, necesitando descargar. En cuanto aumentaba un poco el ritmo me dolía más, por lo que no hubiese podido ir más deprisa aunque hubiese querido.

Fatal de la tripa, hice al final las dos vueltas totalizando 9,6 km en 55:22 @ 5:44 min/km. Casi un minuto más lento por kilómetros que el martes.

Recomencemos

Hace ya unos cuantos años que empecé con este blog. Empezó como cuaderno de bitácora, para apuntar mis entrenamientos y últimamente lo tengo un poco abandonado. Consigno mis batallitas cuando me pongo un dorsal en el pecho y poco más, pero me gustaría volver a lo que era antes. Así que me propongo que ahora que empieza octubre empiece yo también a ir apuntando mis entreno, mis sensaciones durante los entrenos y los chascarrillos con los compañeros pradolongueros.

Nos juntamos unos cuantos en el punto de encuentro, seis en total: cinco chicos y una chica. Salí algo más rápido de lo normal porque me molestaba un poco la rodilla y he comprobado que cuando voy muy despacio me duele más, por lo que salí a un ritmo aproximado de 5:30 cuando habitualmente comenzamos cerca de seis. Es por esto que me quedé solo en cabeza aunque al poco me alcanzaron dos, mientras que los otros tres siguieron despacio.

Como estoy para la carrera de Mercamadrid que se celebrará el domingo, quería probar qué tal estaba. Joaquín me preguntó y le dije que me daba con un canto en los dientes si hacía 43 minutos, pero hoy era un buen día para saber si podía acercarme a esos ritmos.

Los kilómetros 4 y 5 de la primera vuelta ya iba a buen ritmo y luego lo aumenté para tratar de hacer cuatro kilómetros a ritmo umbral. No sé ahora mismo cuanto es mi ritmo umbral así que calculé a ojo que 4:20 más o menos. Fui muy optimista con ese ritmo porque hice ese primer kilómetro a 4:15 y ahí dejé todas mis fuerzas porque luego se fueron los siguientes a 4:28, 4:48 y 4:35. Visto lo visto, tenía que haber tratado de ir a 4:30. Esto es lo que tiene tratar de entrenar a ritmos que no sabes si son los adecuados. Espero que con la carrera del domingo pueda obtener esos ritmos de entrenamiento. Hice 9,6 km en 46:55 @ 4:51 min/km.

Lo malo fue después de terminar, porque estuve esperando a los compañeros, luego fui andando hasta casa y antes de llegar me paré para hablar con unos conocidos. Como hacía un viento bastante fresco, creo que me enfrié porque estuve estornudando bastante.

XI Carrera popular villa de Torrijos

Undécima edición y décima participación en esta bonita carrera en la localidad toledana de Torrijos. Una lástima que me perdiera la edición de 2013 porque hubiese hecho pleno. Pero bueno, me doy por satisfecho.

Es una carrera que me gusta mucho para ir a tope y calcular con el tiempo realizado los ritmos de entrenamiento para el otoño, pero esta vez ha sido diferente porque me lesioné dos semanas antes y he estado parado una semana y cuando he empezado de nuevo lo he hecho con mucha calma para no recaer.

Me acerqué con una amiga a participar en la carrera y estando calentando noté que el gemelo no estaba como debería de estar así que pensé en salir despacio y si veía que iba bien trataría de ir a su par y si la cosa se complicaba abandonaría la carrera.

Llegamos a la plaza, retiramos el dorsal y estuve buscando los urinarios que siempre habían estado situados debajo de unos soportales. Siempre he dicho que esta carrera es la de mayor ratio de urinarios por corredor, por lo que me extrañó que no hubiese. Pregunté y me dijeron que estaban al otro lado de la plaza. Fui hasta allí y vi dos casetas prefabricadas, una para chicos y otra para chicos. Entré en la de chicos y vi siete urinarios y dos váteres con puerta. Un despliegue extraordinario para una carrera de unos quinientos corredores.

Estuve estirando y casi dieron la salida mientras hacía los estiramientos, afortunadamente me dio tiempo. Me puse en la línea de salida bastante atrás y salí tranquilo. Fui poco a poco aumentando la velocidad para no perder de vista a mi amiga y como el gemelo no se quejaba pronto estuve a su lado.


Por la calle Molinos, foto cortesía de Juan Hiniesto

Creo que no lo había dicho, pero hacía bastante calor. No sé la temperatura que haría, pero el calor se hacía notar y había que ir bebiendo cada dos por tres, aunque la compañera con la que iba no es de mucho beber; sin embargo en la segunda vuelta me pidió que echara agua sobre su cabeza. Eché agua y algo cayó sobre sus hombros que se mojaron y se llenaron de gotitas de agua. Pues bien, esas gotitas desaparecieron como por arte de birlibirloque en cuestión de segundos. Debía tener los hombros como planchas.

Llegamos a la meta con un tiempo oficial de 49:37 que sirvió a mi compañera para auparse a lo más alto del cajón en su categoría. No sólo ganó un trofeo sino que se llevó a su casa un rico jamón que ya podría repartir entre los compañeros del Club Atletismo Zofío y demás fauna pradolonguera.


En lo más alto del cajón, foto cortesía del Ayuntamiento de Torrijos

VII Carrera nocturna San Miguel

Cuando corrí la primera edición de esta carrera en 2012 pensé que correría todas y cada una de las ediciones, ya que esta carrera resulta muy emotiva para mí; sin embargo, después de esa primera edición por unas causas u otras no pude volver a correr hasta el año pasado y este año afortunadamente he vuelto a poder hacerlo.

Me acerqué con una amiga hasta esta localidad toledana y aparqué el coche junto al convento, sitio donde pasé cuatro cursos de mi vida, de quinto a octavo. Fue aparcar y me volvieron los recuerdos a borbotones.

Recordaba cuando llegué el primer día y mis padres me dejaron en la puerta del convento, era septiembre de 1976 y ya ha llovido desde entonces, ¡nada menos que 42 años! Tengo sobre todo buenos recuerdos porque los malos se olvidan, aunque debo decir que acabé algo quemado de esos cuatro años y cuando por fin acabé octavo pensé que ese sitio era un lugar horroroso y que no volvería por allí ni loco. Y es cierto que no he vuelto al convento, pero ahora lo recuerdo con cariño. Aún me acuerdo de algunos curas que estaban allí cuando estudié, como el P. Julio que fue tutor de los internos, el P. Benjamín, que también fue tutor de los internos en mi último año, el P. Marcos, el P. Máximo, el P. Pedro, el P. Luis, el P. Luis Cerrato, el P. Ángel Zaratiegui y Fray Amancio. Seguramente había más, pero mi memoria no da para tanto. También recuerdo a algunos profesores que no eran curas, como Carlos Catalán, nuestro profesor de quinto, Pedro Mena, profesor de Matemáticas o don Tarsicio, profesor de Gimnasia con el que estuve desde sexto de Básica ¡hasta tercero de Bachiller!


Con el convento a mi espalda

Iba pensando en eso y en muchas cosas que me venían a la cabeza mientras iba hacia la plaza a recoger el dorsal. Estaba ubicada la mesa donde repartían los dorsales en la entrada del Ayuntamiento y la entrega fue rápida. Después de la recogida salimos a la plaza donde pudimos contemplar la Iglesia de Nuestra Señora de la Paz que lucía espléndida, mostrando las piedras de la fachada que han estado ocultas durante mucho tiempo y ahora han salido a la luz. La plaza Mayor también estaba bonita con la iglesia, el palacio de los condes de Montalbán, los soportales que sujetan las casas. Me encantó, ha ganado mucho en los últimos años.

Buscaba en la plaza a mi amigo Luis, pero no lo encontré, así que decidimos prepararnos, dejar la mochila en el guardarropa y calentar un poco. Fue un breve calentamiento donde examinamos las calles por donde discurre la carrera en su salida. Al volver a la plaza, faltando diez minutos encontré a Luis y con él estuvimos hablando hasta que faltaba un minuto para comenzar la prueba que nos fuimos hacia la salida.

Es una carrera dura por lo que salí guardando un poco. Vi que delante de mí iba una chica llamada Cristina, que debía ser de la Puebla de Montalbán porque era jaleada por multitud de gente en diversos puntos del recorrido y curiosamente íbamos a un ritmo parecido. Nos fuimos adelantando unas cuantas veces. Yo sacaba algo de ventaja en la subida y ella me adelantaba en la bajada. En la segunda vuelta, casi acabando la bajada, faltando más o menos un kilómetro me adelantó y fue en ese preciso instante cuando sentí un pinchazo en el gemelo o quizás en el sóleo de la pierna derecha. Estando a un kilómetro de la meta no lo iba a dejar, así que bajé el ritmo y sólo apreté cuando entrando en meta vi que dos tipos iban querían sobrepasarme en los últimos metros y eso no lo iba a permitir.

Pasada la línea de meta miré el crono y vi que marcaba 34:10, mejor tiempo que el año pasado. Entonces pensé que si el año pasado había sido cuarto con un tiempo peor a lo mejor este año…

Me quité el chip y fui por el circuito hacia atrás para buscar a la amiga que había venido conmigo hasta allí. Cuando la vi, la animé y al llegar a la meta descubrió que había sido la ganadora de su categoría. Tremenda esta chica.

Después de beber una botella de agua y comer un plátano me acerqué al puesto de cronometraje de Evedeport para ver mi clasificación y me decepcioné un tanto porque había llegado el séptimo de mi categoría. Otra vez será.

Con mi buen amigo Luis estuve de cháchara mientras se entregaban los trofeos. Luego seguimos parloteando pero ya sentados y con un botellín en la mano. Pasamos un rato muy agradable.

II Carrera nocturna solidaria de Gerindote

En esta localidad toledana se celebra una carrera solidaria en favor de la asociación Afanion en la que toda la recaudación de la carrera se destina a esta asociación que según ellos mismos se definen en su página web como:

AFANION es la Asociación de Familias de Niños con Cáncer de Castilla-La Mancha y se constituyó el 19 de diciembre de 1995 con el objetivo de mejorar la calidad de vida de este colectivo.

Es una ASOCIACIÓN SIN ÁNIMO DE LUCRO que nace de un grupo de padres que había atravesado la misma situación de tener un hijo afectado de cáncer.

Puestos a pagar el importe de una inscripción, mejor que vaya a una asociación que se dedique a estos temas solidarios.

Además de gente que iba a participar en la carrera, había otro grupo de personas, quizás más numeroso, que se había apuntado a una marcha, lógicamente también solidaria. También vendían objetos como bolis, pines, etc. para aumentar la recaudación.

A las ocho de la tarde empezaban las carreras de los más pequeños y a las nueve y media estaba prevista la carrera de los más mayores que constaba únicamente de dos categorías: seniors hasta los 39 años y veteranos desde los 40 en adelante.

Llegamos al pueblo cuando habían comenzado los pequeños, pero nos dio tiempo de sobra para cambiarnos, recoger el dorsal y calentar antes del comienzo de nuestra prueba. Había ido hasta allí con una amiga natural de esta localidad y los dos nos pusimos a calentar cuando quedaban veinte minutos para el comienzo, aunque calientes ya estábamos porque la temperatura a esas horas sobrepasaba los treinta grados, pero lo que nos llamó la atención es que trotamos únicamente kilómetro y medio y acabamos absolutamente empapados en sudor. Desde luego para correr era un día absolutamente inadecuado ya que hacía mucho calor y mucho bochorno.


Preparado para la carrera muy bien acompañado

No había corrido nada durante la semana ya que estuve de vacaciones. Y no sólo no corrí sino que me alimenté como un señor, ya que estando por el norte de España no puede uno andarse con contemplaciones. En Asturias le dimos fuerte al cachopo, que no eran cualquier cosa como se puede ver en la foto.


Cachopo de considerables dimensiones

Alguien podría pensar que es un ejemplar pequeño, pero comparando con las púas del tenedor puede hacerse una idea del tamaño del ejemplar.

El caso es que entre haber entrenado poco, haber comido mucho y el calor que hacía, no tenía muy claro hasta donde podía llegar, así que salí con cierta precaución, sin ir a tope ni mucho menos, tratando de no morir en el intento aunque tampoco arrastrarme.

Hice las tres vueltas de rigor adelantando alguno que otro y acabé los 6,2 km oficiales en un tiempo según mi cronómetro de 26:40 a un ritmo de 4:22 min/km. El GPS marcó 6,1 km por lo que sospecho la carrera debe medir 6 km y muy poquito.

Mi amiga consiguió llegar la primera chica de la carrera por lo que subió a lo más alto del cajón y fue obsequiada con un bonito trofeo y un rico jamón. No estuvo mal la visita.

Dos lustros

Hoy se cumplen dos lustros desde que empecé a escribir este blog. Es curioso como se pasa el tiempo, porque se han pasado estos diez años casi sin darme cuenta. Ya he escrito casi 1600 entradas y espero seguir escribiendo muchas más, esto indicaría que sigo corriendo aún y que no se me han pasado las ganas de escribir.

Y ya que no lo dice nadie, lo digo yo :mrgreen: :mrgreen: :mrgreen:

¡Larga vida al blog Correr es mi religión!