En la XXV edición de la maratón de Madrid, un escaso número de
miembros del equipo MaraTI+D nos dimos cita en el Paseo de la Castellana
para intentar la hazaña de recorrer 42.195 m. Para mi gusto el día fue
muy caluroso, lo que hacía presagiar una carrera dura. Esta vez la
organización por esperar al último domingo de abril casi celebra la
prueba en el mes de mayo, ya que el día elegido fue el 28.
Tenía pensado correr con Juan Ignacio toda la carrera, pero en el
kilómetro 6 tuve un problema en el gemelo de la pierna derecha que me
“invitó” a correr más suavemente. Este problema ha conseguido que haya
sido la maratón más dura en la cual he participado, ya que cada cinco
kilómetros tenía que parar en los puestos de sanidad y realizar algunos
estiramientos. Pero bueno, al tran, tran, he conseguido finalizar una
maratón más, aunque el tiempo realizado se ha disparado un poco de lo
que tenía pensado en un principio: 4:16:07, aunque no me puedo quejar porque correr lesionado casi toda la carrera tiene tela.
Me ha parecido que la organización ha rayado a gran altura, aunque puestos a poner un pero, comentaría el tema del guardarropa que se ha quedado un poco escaso para tantos participantes. Sin embargo, como descargo, la idea de dar agua cada 2,5 km ha sido excelente con el día tan caluroso que hizo.
Espero que el resto, no haya sufrido tanto como yo. Enhorabuena para
Carlos, que en su primera maratón llegó a meta bastante bien (o eso me
pareció). También hay que dar la enhorabuena a Andrés que en su primera
maratón hizo un tiempo de 3h04. Impresionante.
Dado que me había lesionado en enero y que hasta finales de febrero
no había empezado a entrenar, decidí correr en Laredo. La cosa parecía
sencilla ya que se trata de una maratón prácticamente llana y mi
objetivo, dado que el entrenamiento no había sido bueno, era realizar
tres horas y cuarenta y cinco minutos. Era el 27 de mayo de 2001 y se
celebraba la X edición de esta carrera.
La maratón transcurre en un circuito urbano de algo menos de 14 km
por las calles de la ciudad al que hay que dar tres vueltas. Como todas
las ciudades costeras modernas, la población está distribuida a lo largo
de la costa, por lo que las calles son muy largas, esto hace que la
carrera sea sosa, insípida y monótona en todo su recorrido.
Se trata ésta de una carrera bastante familiar en todos los detalles,
incluso en la participación que no llegó a superar los 300 atletas,
algunos de los cuales tenían intención de correr sólo la media maratón.
El día amaneció ya bastante caluroso y este calor castigó a todos los
participantes durante la carrera, ya que no había prácticamente una sola
sombra en todo el recorrido. Aunque hay que decir que los puestos de
agua y esponjas funcionaron a la perfección.
Tenía la idea de realizar un tiempo cercano a las 3h45, pero comencé a
un ritmo superior al previsto, empeñado en formar un grupo con un pibe
con el que anduve los primeros ocho kilómetros. A partir de entonces,
bajé algo el ritmo y llegué a la media maratón en 1:45:40, ¡demasiado
deprisa para mí! Cuando iba por el km 26 tuve el dudoso honor de ser
doblado por el primer clasificado, el marroquí Mohamed Aoulhab, que ya
había ganado el pasado año y que este año volvió a repetir.
Todavía me mantuve a un ritmo aceptable hasta el km 27 ó 28, pero a
partir de entonces, empecé mi calvario particular. Tuve suerte de
encontrar un compañero de viaje en el km 33, un fondista barcelonés de
62 años que este año ya se había metido la maratón de Barcelona y la de
Madrid. Juntos nos peleamos por atravesar la jungla de coches que
invadía el circuito en esta última vuelta y le agradezco sinceramente su
ayuda ya que él tiró de mi e incluso me esperó en una zona donde
naufragué estrepitosamente (km 36). Llegamos juntos hasta las puertas
del estadio de atletismo donde estaba instalada la línea de meta y en
esos 300 últimos metros, me sacó 200, tan lamentable era mi estado
físico.
Al final, con más pena que gloria llegué a la meta con un tiempo, según mi reloj, de 3:58:24. Bueno, al menos conseguí bajar de las cuatro horas. Después de una ducha en los vestuarios del estadio de atletismo llegó el mejor detalle de la organización: fruta en abundancia para todos. Había plátanos, fresas, cerezas, melón, naranja y alguna cosa más que seguro olvido, todo en perfecto estado para ser consumido en ese mismo instante.
En resumen, me pareció una carrera fea e insulsa, además con el
agravante (no sé si es normal en esos lares y esas fechas) de un calor
atroz durante todo el recorrido. Los ánimos de la gente eran
prácticamente inexistentes y solamente la gente de la organización en
los puestos de agua y esponjas animaban a los corredores. El hecho de
que hubiese bastantes calles abiertas al tráfico (aunque utilizando
vallas para separar a unos de otros) también me pareció una cosa fea y,
además, peligrosa. El tema de los coches se agravó al final ya que se
saltaban alegremente los controles que ejercía la Policía Municipal e
invadían el circuito en puntos donde se suponía no debería de haber
vehículos. Para rematar, lo peor de todo es que con tanto sol, me
achicharré la espalda y los hombros ya que no tuve la precaución de
protegerlos con crema protectora y ésto no se lo puedo achacar a la
organización.
En fin, una experiencia más que espero me sirva para poder hacerlo mejor las siguientes veces. Está claro que aunque la carrera sea llana, hay que estar bien entrenado para poder hacer una marca en condiciones y yo quizás me confié demasiado después de la disputa de la maratón de Madrid. Eso sí, la zona antigua de Laredo es un sitio precioso. Me gustó mucho. Como curiosidad histórica decir que el rey Carlos I de España y V de Alemania desembarcó en Laredo para realizar su último viaje hasta el monasterio de Yuste donde permaneció los últimos años de su vida.
Después de que 1999 fuese una temporada extraordinaria, el año 2000
fue una catástrofe. Después de la media de Fuencarral me lesioné y
estuve casi dos meses lesionado, yendo a rehabilitación. De nuevo el
tendón de aquiles me hizo una mala pasada.
Este año también empecé con mal pie ya que me lesioné en el mes de enero. Estuve yendo al fisio y a finales de febrero pude empezar a entrenar desde cero. En vista de que no iba a llegar al último domingo de abril con un entrenamiento adecuado, decidí prepararme para el maratón de Laredo que se celebraba el último domingo de mayo.
Utilicé, por lo tanto, el MAPOMA como un entrenamiento largo, con la
idea de hacer 30 km corriendo y el resto, andando. Al final Juanma no
iba muy fino y entre el uno y el otro llegamos a meta como pudimos.
Esta era la XXIV edición de la Maratón de Madrid y salió un día
bastante desagradable para correr, sobre todo por la lluvia. El ganador,
José Ramón Rey, calificó la prueba como un infierno.
Este año el último domingo de abril fue el día 29 y ese día se
celebró la prueba. Como últimamente me ocurre, empecé con mal pie el
día. Después de levantarme con tiempo (tres horas antes) para ir
tranquilo, al final llegué tarde a la foto debido al desacuerdo entre
organizador y EMT para que ese día los corredores pudieran ir gratis en
transporte público. Empecé a ponerme nervioso ya que tuve que volver a
casa a por dinero. Otro fallo fue beberme casi 1,5 litros de agua antes
de la prueba, lo cual me obligó a parar 3 veces durante la carrera a
vaciar la vejiga. Al final, aunque tarde, contacté con algunos
compañeros de MaraTI+D que todavía andaban pululando
por el punto de encuentro. Los rezagados nos hicimos una segunda foto y
al poco nos acercamos a la línea de salida donde supuestamente 10.000
corredores esperaban el pistoletazo de salida.
Goyo, JuanMa, Antonio (un nuevo fichaje para el equipo) y un servidor
planeamos ir juntos hasta donde fuese posible, siguiendo un ritmo de,
aproximadamente, 6 min/km y con esa intención salimos. Tras pasar la
glorieta de Cuatroca, Antonio aumentó el ritmo y el grupo expedicionario
se redujo en una unidad. El resto del grupo siguió unido hasta el km 25
donde la mayor fortaleza de Goyo se puso de manifiesto y el grupo quedó
reducido solamente a dos. A partir del km 27 empezaron los problema
para el G.E. y solamente conseguimos proseguir juntos bajando el ritmo y
manteniendo la entereza en los peores momentos. Al final llegamos a la
línea de meta juntos y hermanados (como buen G.E.) en un tiempo de 4:43:39.
Aunque es mi peor marca de siempre, esta maratón ha sido una de las
más gozosas para mi, ya que después de no poder correr el año pasado y
sufir tres lesiones jodidas en menos de un año, pensaba que lo de correr
(y más una maratón) era cosa de otros. Además, por la última lesión, el
entrenamiento había sido escaso. Sin embargo, no he tenido problemas
con las lesiones y he cumplido mis objetivos marcados: llegar en
condiciones al km 30 y terminar la maratón de cualquier manera. Otro
motivo de gozo ha sido realizar toda la carrera con un compañero de
MaraTI+D (JuanMa) ya que entre uno y otro, nos hemos ayudado a alcanzar
la meta.
La organización me ha parecido brillante, el único pero que puedo
indicar, ha sido el desconcierto que me ha provocado el hecho de indicar
en el folleto que el transporte sería gratuito cuando al final no lo ha
sido, pero en su disculpa, diré que parece ser que había un cartelote
en la feria del corredor que indica esta circunstancia, que
desgraciadamente no vi.
Para terminar, dar gracias a todos los compañeros de la empresa y de MaraTI+D
que han animado al equipo durante la carrera. Si otras veces, se han
merecido un 10 por su comportamiento ejemplar, esta vez, ni siquiera un
11 haría justicia. Y esto mismo es extensible al público en general que
ha animado de manera impresionante en un día de perros y en medio de un
puente salvaje, ¿dónde demonios ha salido tanta gente?
Como otras tantas veces, también participé en la carrera de Usera. Al contrario que otros años que me pareció que la organización rallaba el sobresaliente, esta vez estuvo algo peor. Dos puntos en su contra: la salida se dio, al menos, minuto y medio antes de la hora, por lo que me pilló donde no debía y, lo más importante y peor, en algunos tramos el trayecto estaba abierto al tráfico, aunque perfectamente delimitado con conos. Terminé con un tiempo de 46:01 que refleja el lamentable estado de forma en el que me encuentro.
Este circuito de ida y vuelta me gusta menos que el otro que recorría gran parte del distrito que da nombre a la carrera, pero según me comentó el organizador tuvieron que inventarse este recorrido en el último momento porque la Policía Municipal les dijo que no tenían efectivos para cubrir todos los cruces del recorrido original y de este modo, haciendo de ida y vuelta los cruces a cubrir son menos. Salvaron la papeleta en el último momentos.
La hora de encuentro con los compañeros de equipo se respetó más o menos bien, a eso de las 10:15 pasadas, nos encontramos la mayor parte de los miembros de MaraTI+D en el punto de encuentro más el amigo Liborio que siempre se acerca a saludar.
Después de un año plagado de lesiones, me decidí a participar en la San Silvestre para terminar bien el año. Como siempre un ambiente excepcional aunque para mi gusto demasiada, demasiada gente.
Tanta gente provocó que tardara casi tres minutos en pasar la línea de salida. Además, nada más empezar se me cruzó un espécimen al que pisé y me provocó un torcedura de tobillo que afortunadamente parece que no ha ido a más.
Haciendo gala de mi baja forma, traté de llevarlo lo mejor posible y entré en meta con un tiempo neto de 47:47 según la organización:
2845 4831 GARCIA BLAZQUEZ MIGUEL A. 00:47:47 00:50:34
Agradecer a Juan Ignacio esa sidra que nunca viene mal después del esfuerzo y a todo el público el ánimo prestado, aunque esta carrera se ha masificado en exceso.
Y con esta carrera, cierro un año negro atléticamente hablando. Esperemos que el año que viene sea mejor.
Después de la media de Fuencarral tuve que parar porque tenía molestias en el tendón de Aquiles. La cosa se fue complicando y tuve que ir al médico. Me recomendaron que visitara al Dr. Urzanqui que era un buen especialista en medicina deportiva ya que trabajó en la federación de atletismo y ahora pasaba consulta en una clínica situada en el estadio Vicente Calderón.
Me diagnosticó tendinitis en el tendón de Aquiles, lo mismo que me había ocurrido cinco años antes y que, por supuesto, parase de correr. Entre la visita al galeno, después al médico rehabilitador para que diese el visto bueno a lo recomendado y las distintas sesiones de rehabilitación, llegué al mes de abril sin haber entrenado nada desde mediados de febrero.
Como ya que tenía pagada la inscripción de Mapoma, se me ocurrió tomar la salida sin ningún entrenamiento con la idea de retirarme cuando viese que la cosa se complicaba. Así fue, en el kilómetro 17 me retiré porque las articulaciones me dolían horrores.
Después de esta experiencia, estuve parado por completo y a principios de agosto empecé de nuevo a correr. Dado que en mi barrio se celebraba una carrera popular con motivo de las fiestas, decidí participar.
Se trata de la IV edición de la carrera popular fiestas de Usera, organizada por Eulogio Cortés, el mismo que organiza la carrera de Usera que se celebra en el mes de enero. Tiene la peculiaridad que se celebra el sábado por la tarde, cosa rara en esto del atletismo popular.
La participación era más bien escasa, algo más de 200 personas, debido a que coincidió en el mismo día con la archiconocida “Carrera de La Melonera”. Esto provocó, agradablemente, que no tuviésemos problemas para colocarnos en la salida. Decidimos salir despacio, ya que existe una cuesta arriba llegado al km 1, pero Iñaki, absolutamente ensimismado con la música nos fue sacando cada vez más ventaja, lo que nos obligó emplearnos a fondo para alcanzarle.
Estuvimos juntos un ratillo hasta que Iñaki se fue quedando poco a poco. La verdad es que yo andaba bastante justo y aunque aguanté hasta el km 6 con Jesús, en la cuesta abajo se marchó con zancada grácil hacia la meta. Ya en la recta de meta le vi entrar tan tranquilamente. Yo llegué totalmente roto después de ¡¡7 meses!! sin correr y ¡¡6 meses y medio!! sin entrenar, por lo que mi tiempo final de 37:06 me sorprendió gratamente.
En línea de meta, ningún tipo de problemas de cola ni apretujones. El avituallamiento estuvo muy bien: cerveza, coca cola, agua, naranjas y glucosa. Por supuesto, no faltó la típica camiseta. Me gustó la organización, muy familiar, aunque en su contra he de decir que faltaba el guardarropa. Imagino que la poca afluencia de corredores ayudó a facilitar las cosas a los organizadores.
Mal, lo he pasado mal, mi peor Fuencarral hasta la fecha. Y es que esta carrera no es ninguna tontería: o entrenas bien o sufres.
Foto de equipo Fuencarral 2000
Los primeros 12 kilómetros fui acompañado generosamente por José Juan, que pudiendo ir más deprisa prefirió ir a mi ritmo. En el paso por el km 10 notaba que iba peor que otras veces, pero iba decentemente. En la primera cuesta arriba de consideración, la del cuartel, adelantamos al Caña que iba algo fastidiado. Ahí José Juan se marchó a su ritmo.
En la siguiente cuesta, que va desde el kilómetro 13 al 15, empecé a sufrir, aunque lo peor empezó en la siguiente bajada, una vez superada la tapia de El Pardo. No conseguía alargar la zancada por lo que manadas enteras de corredores me adelantaban si piedad. Al final de la bajada, Silvia animaba sin cesar a los compañeros.
¡Gracias Silvia!
La siguiente cuesta arriba, que sube hasta el cementerio, se me hizo muy dura aunque mantenía el tipo como podía. De nuevo en la cuesta abajo, nuevas manadas de corredores me adelantaban. En la última cuesta importante de la jornada, subiendo los Tres Olivos, ya no corría, reptaba. Sólo los ánimos de Soco, una compañera del trabajo que vino a animarnos, me hicieron llegar a la meta con algo de dignidad, realizando un tiempo de 1:39:05. Mi peor tiempo en esta carrera, ¡cuatro minutos más que el pasado año!
Agradezco de todo corazón la ayuda inestimable de los compañeros que se molestaron en venir a animarnos en esta desapacible mañana. Hago extensible este agradecimiento no sólo a Silvia y a Javier, sino a Soco por sus ánimos en un momento muy complicado.
Hoy se ha celebrado la V edición de la carrera de Usera. Para mi gusto el día fue ideal para correr y realizar una buena marca. Lo cual no era mi caso ya que he estado griposo durante una semana y he entrenado poco o mejor dicho, poquísimo.
Foto de equipo Usera 2000 (algo borrosa)
Al principio salí con JuanMa y Ángel. Al poco Ángel se perdió y continué con JuanMa hasta el km 5 donde le abandoné cruelmente al ver que flojeaba. Aumenté algo el ritmo de ahí hasta el final para intentar bajar de los 45 minutos y al final lo conseguí por poco, ya que entré en meta con un tiempo de 44:43.
Llegando a meta en Usera 2000
En meta fuimos obsequiados con lo típico: agua, refresco, naranjas y una camiseta de manga larga, cosa nada habitual. Al igual que el año pasado, la organización me pareció perfecta: no hubo problemas de atascos (ni en la salida ni en la meta), kilómetros y curvas perfectamente señalizadas, el avituallamiento en meta también muy bien y todo por el módico precio (es un decir) de 500 pesetillas.
La participación de MaraTI+D no estuvo mal, aunque al final hubo algunas deserciones por distintos motivos. De todas manera, si mal no recuerdo, ocho corredores tomamos la salida: Ángel, Juan José, JuanMa, Andrés, Iñaki, David M., José Gabriel y un servidor. Nos hicimos una bonita foto y hubo de todo: marca acojonante de Juan José (39:22), debut de David sin incidentes y re-debut de Iñaki afortunadamente también sin incidentes. Nos acompañaron los traidores de MarATOS: Liboro y Rogelio con resultado dispar. Liborio hizo un marcón: 38 y pico y Rogelio acabó resentido de un problema físico en los últimos kilómetros, que dicho sea de paso aproveché para adelantarle sin piedad al mejor estilo Ángel: aprovechar unos segundos el rebufo para recuperar algo y esprintar a todo leche al pasarle.
Tenía intenciones de invitar a una cervecilla a los compañeros por aquello de que estaban en mi barrio, pero huyeron despavoridos al poco de terminar, ¡otra vez será!
Después de ocuparme de realizar las inscripciones para la San Silvestre Vallecana, al final no pude correr en Madrid. En el último momento, me apuntaron a la San Silvestre Toledana donde intenté hacerlo lo mejor posible. Es ésta una carrera bastante bonito por el marco donde transcurre, la monumental ciudad de Toledo. La carrera comienza y acaba en la plaza de la catedral y pasa por zonas significativas de la ciudad como la plaza de Zocodover o la puerta de Bisagra.
Tiene un perfil algo duro, ya que la primera parte es cuesta abajo y el último kilómetro y medio, cuesta arriba. Realicé un tiempo de 31:42 en los 7,6 km oficiales de los que constaba la prueba.
Me llamó poderosamente la atención el correr durante unos metros (luego me dejó atrás) junto a Ricardo Ortega, ex-recordman nacional de maratón (año 1983, 2:11:51) que a sus 46 años todavía se deja ver en alguna que otra carrera popular. Desde luego, un ejemplo a seguir. Para mi, encarna mi concepto del atletismo: correr desde el principio hasta el fin.
Se ha celebrado la XVI edición de la carrera popular villa de Aranjuez bajo unas condiciones meteorológicas muy aceptables: solecito y fresquito a la vez. Sólo dos maratidianos nos dimos cita en esta hermosa carrera: Fernando y un servidor. La salida se retrasó 15 minutos por el ansia de los organizadores de apuntar a cuantos más mejor. Al final se llenó el cupo de 1000 corredores (con dorsal) al que se añadieron 250 sin dorsal.
Corrí con Parra, que ya me acompañó en el Cross de los Tres Refugios, por lo que comencé un poco acelerado, lo que me hizo andar algo fastidiado desde el km 5 al 7. Al final me recuperé algo y eché el resto en la pequeña cuestecilla, terminando mi carrera a unos 100 m antes de la meta en un terrible atasco de corredores. Llegué a «meta» con un tiempo de 42:17 aunque no tengo claro si recorrí 9,9 km o, como todos los años, algo menos. Apuesto por esta última posibilidad.
La llegada estaba organizada horriblemente. Los «nuevos medios informáticos» -consistentes en un código de barras, dando la impresión de ser un enorme paquete de embutido- de los que se jactaban por megafonía antes de darse la salida provocaron un enorme atasco ya que sólo había dos calles pasada la línea de meta. Después de meterte en una de las calles recorrías un largo recorrido (200 m aproximadamente) para llegar un mostrador con al menos 10 personas de las que sólo las dos primeras daban regalitos. Este consistía en el típico plato de cerámica, batido de chocolate, bollito, bote de refresco y demás zarandajas.
Creo que las organizaciones se equivocan tratando de controlar al segundo las clasificaciones. Soy de la opinión que deberían controlar sólo a los primeros -quizás 50, quizás 100- y los demás podrían entrar asaco en la meta, de esta manera se ahorrarían muchos problemas. Colocando además la zona de «regalos» lejos de la meta no se formaría el atasco «antes de» sino «después de». Otros años en Aranjuez no había tanto control y nunca había problemas de atasco.
Al final sí hubo jornada gastronómica y, por supuesto, en el Rte. La Alegría de la Huerta. Fernando llevaba prisa y se marchó raudo, así que después de una ducha en el polideportivo nos dimos la gran comilona, disfrutando de los exquisitos manjares que se sirven en la citada casa de comidas ¡os aseguro que el entrecote que manduqué ha sido de los mejorcitos que he probado! Lástima por los que quisieron pero no pudieron ir, se perdieron un buen día para correr.