Ha fallecido Dennis Ritchie

El pasado 12 de octubre nos dejó un grande de la informática: Dennis Ritchie. El fallecimiento una semana antes de Steve Jobs ha oscurecido la muerte de Ritchie, acontecida cuando éste contaba con la edad de 70 años.

dennis_ritchie
Dennis MacAlistair Ritchie, foto cortesía de boingboing.net

Es evidente que no tenía el poder mediático del fundador de Apple, pero desde mi humilde punto de vista, Ritchie jugó un papel más importante, ya que fue uno de los pioneros de la informática moderna, al ser el creador del lenguaje de programación C y junto a Ken Thompson del sistema operativo Unix. Además fue el autor junto a Brian Kernighan del libro El lenguaje de programación C. Ese libro, más conocido como el K&R fue mi libro de cabecera (y de unos cuantos miles de programadores) durante bastante tiempo. El Hello world! se ha hecho tan famoso en el mundo de la programación, que no hay tutorial de cualquier lenguaje que no empiece por ese ejemplo.

El trabajo de Ritchie ha conseguido que exista Linux y otros sistemas opertivos… como los que utiliza Apple en sus dispositivos.

Descanse en paz.

Indignado

Ahora mola eso de decir que uno está indignado. Pues así estoy yo (sin exagerar ¡eh!) después de enterarme que en la carrera de Aranjuez hay que ir el viernes o el sábado a recoger el dorsal y el chip para la carrera del domingo.

Aranjuez es una carrera que conocí en 1996. Es una carrera preciosa, en un entorno maravilloso, tanto que desde entonces, he participado trece veces y en todas y cada una de ellas me he quedado a comer en la localidad con los amigos y la familia. No lo puedo negar, es una carrera a la que tengo especial cariño; sin embargo, el detalle de hacer que los corredores tengan que ir un día antes me parece fuera de lugar, es un auténtico despropósito y por ahí no voy a pasar. Habrá que buscar una alternativa para ese día, que hay bastantes carreras. Quizás el hecho de no correr Aranjuez me lleve a conocer carreras incluso más bonitas.

Os ruego, por favor, a aquellos que me leáis ¡¡¡no vayáis a Aranjuez!!!

Recuerdos de la carrera de Aranjuez
Recuerdos de tiempos pretéritos de la carrera de Aranjuez que aún conservo

Ahora que releo las líneas que he escrito, me doy cuenta que un discurso parecido (aunque por otros motivos) lo tuve sobre la San Silvestre vallecana y desde entonces no ha hecho más que crecer, así que auguro larga vida a la carrera de Aranjuez 😉

Y si la participación en las carreras crece, en nuestros entrenamientos baja. Entre bailes y enfermedades, ayer sólo estábamos Joaquín y un servidor en el punto de encuentro, aunque al poco se nos unió Enrique, que no Quique, y luego apareció Emilio II.

Fue un día de entrenamiento ligero con unos kilometrillos a ritmo de maratón. Quise hacer algún kilómetro más de la cuenta para tratar de hacer una buena kilometrada semanal, por lo que completé 12 km en 1:01:28 @ 5:07. El jueves, alguno más y el fin de semana, a desgastar zapatillas.

Ya se nota mucho que los días son mucho más cortos. En la segunda vuelta, se nos hizo de noche. Y dentro de dos semanas, cuando cambien la hora, de noche desde el primer metro.

Dedo machacado

Tengo el dedo gordo del pie derecho machacado. Los 27 km del otro día me dejaron la uña más negra que el carbón. Sobre todo me duele cuando ando, debe ser por los zapatos, pero afortunadamente cuando corro no me molesta demasiado.

Hoy he salido acompañando a una amiga, pero sólo hasta el tercer kilómetro donde he empezado a acelerar hasta ir un poco por debajo de 4:30 que según JD es mi ritmo de maratón. Y la verdad es que he cumplido el plan previsto bastante bien, yendo un poco por debajo de 4:30 durante casi todos los 11 km (la media ha sido de 4:27/km).

Siempre que hago este entrenamiento me asaltan las dudas de si podré mantener este ritmo durante 42 km. Y siempre llego a la misma conclusión: imposible.

Después de 3 km de calentamiento y 11 a ritmo de maratón, 3,6 km de enfriamiento, por lo que he totalizado 17,6 km en 1:25:38 @ 4:52/km.

Creo que si no lo he batido, me he quedado cerca de mi récord de camiseta sudada. Excepto algunos centímetros cuadrados secos en los laterales, todo lo demás absolutamente empapado. No es raro que sude tanto, la temperatura sigue siendo absolutamente veraniega en Madrid.

Ayer sábado, como todas las semanas tocaba pesada. La báscula marcaba 67,2 kg, pero este peso no es comparable al de otras semanas porque había corrido el viernes. Así que hoy he vuelto a subirme a la báscula y marcaba 67,8 kg. Tampoco me vale, ayer fue un día algo desordenado en las comidas, aunque habrá que tomarlo como referencia.

Viernes noche

Siempre se asocia la noche del viernes a fiesta, a celebración. Y doy fe que había mucha gente de juerga, dándole al botellón, en Parque Sur. Imagino pensarían donde va este cretino corriendo a estas horas pudiendo estar tumbado en el césped ingeriendo alcohol a arrobas.

Pero no había podido salir antes y me tocó empezar cuando ya no se veía, para ir acostumbrándome a correr a ciegas dentro ya de pocos días, cuando cambien la hora.

Como no veía un pimiento, al poco de empezar pisé una piedra y me hice daño en el tobillo izquierdo. Estuve dos o tres kilómetros con molestias, pensando en dejar el entreno, pero aumenté el ritmo y vi que aguantaba bien, por lo que olvidé la idea de abandonar y continué tratando de ir por zonas iluminadas, aunque era bastante difícil.

Lleva bastante tiempo sin llover por Madrid y no sólo se nota en la contaminación, sino también en la polvareda que se forma cuando se junta un grupo de gente a pegar patadas a un balón.

Hoy he corrido escuchando música. Llevo un porrón de años corriendo y se pueden contar con los dedos de una mano las veces que he llevado música encima. No me llega a convencer el asunto, prefiero ir escuchando los distintos sonidos que suceden a mi alrededor: el piar de los pájaros, las voces de los niños, el ruido de las zapatillas al golpear contra el suelo, mi respiración, etc. Múltiples sonidos que quedan enmascarados por el sonido de la música en las orejas.

Al final, incluso con la falta de luz y el polvo, conseguí realizar 10,6 km en 54:13 @ 5:07/km.

Montones de doses

Con esta fiesta a mediados de semana, el entrenamiento está siendo distinto. Ayer martes no salí y hoy hemos quedado un grupito para hacer una buena tirada larga: Emilio, Joaquín, Paco y un servidor. Al principio también hemos sido acompañados por una amiga, pero ésta no ha hecho el recorrido completo.

Con la idea de hacer cerca de 30 km, hemos salido hacia el Parque Lineal, hemos hecho el circuito y en vez de volver hacia el inicio, hemos cruzado el puente hacia Madrid Río, donde a esas tempranas horas de la mañana todavía se podía correr bien, hasta el puente del rey y desde allí vuelta hasta el parque de Pradolongo, totalizando 27 km, que no son 30, pero casi. A la vuelta del puente del rey, Emilio nos ha demostrado por qué sigue siendo un crack. Íbamos todo el rato a un ritmo cercano a 5:20 y llegado al kilómetro 20 Emilio se ha puesto en cabeza y ha empezado uno de sus festivales: 4:58, 4:38, 4:35 y 4:31. Y la cosa ha parado ahí porque se ha acabado el carril y hemos tenido que cruzar un par de puentes que nos ha roto el ritmo. Impresionante lo de este hombre a un mes de cumplir 66 tacos.

El título de la entrada venía porque he completado los 27 km en un tiempo de 2:22:22, que si lo llego a hacer aposta, no lo consigo ni en broma. La verdad es que queda bonito, además el dos es un número que me encanta. Al acabar tenía las piernas machacadas, se nota que han sido muchos kilómetros en pocos días.

Resulta raro realizar dos tiradas largas consecutivas, espero que no me pase factura, aunque de momento, ya he conseguido que la uña del dedo gordo del pie derecho se haya tornado de un color violáceo. Ya en la carrera de Torrijos acabé con dolor en ese dedo, que se complicó con una de las salidas largas donde tuve que hacer un poco la cabra y este recorrido por tanto terreno duro, ha acabado de fastidiar la uña del todo. En unas semanas, adiós uña.

Resumiendo, una muy grata jornada, muy bien acompañado, en los que los kilómetros iban pasando sin darme cuenta. Desde luego es una magnífica idea hacer las tiradas largas con algún compañero.

Parece que lo de los doses ha sido un presagio…

Dorsal 22
Dorsal 22

Caminos polvorientos

Seguimos aumentando la distancia dominical. Hoy tocaban 26 km. No he querido aumentar mucho más, porque la semana pasada no fue un entrenamiento muy eficaz, debido a que me encontraba algo débil. Bueno, quizás sí fue eficaz, quien sabe.

Me acosté tarde, así que hoy no he madrugado. Minutos después de las once comenzaba el entrenamiento y al entrar en el Parque Lineal me he encontrado con un chico que me preguntaba sobre el circuito de este parque. Estuvimos charlando y me comentó que era canario, de Las Palmas, que estaba entrenando para la maratón nocturna de Bilbao y que se llamaba Javier. Encantado de conocerte, que tengas mucha suerte en tu inminente maratón. Hicimos juntos toda la margen derecha del río y un poco de la izquierda, hasta donde está cortado el circuito. Allí nos despedimos porque a mí me quedaban todavía 18 km por hacer y él tenía que volverse. El hombre estaba asombrado del sitio, decía que no se esperaba que hubiese estas maravillas para entrenar en la ciudad de Madrid.

Ya en solitario, abandoné el Parque Lineal, crucé la vía del AVE y seguí por el Camino de los Aceiteros, rumbo a la Cañada Real. Poco antes de llegar a este lugar se cumplió el kilómetro trece, por lo que volví mis pasos por donde había venido. Aproveché la vuelta para ingerir el gel que había llevado con ese propósito. Parece que me sentó mejor que el domingo pasado porque no me molestó el estómago, pero sí me produjo algo de gases.

En el kilómetro 17 recogí la botella de agua que había dejado a la ida y traguito a traguito volví al parque, atravesé éste hasta la fuente y allí paré a reponer líquido. Ya sólo quedaban tres kilómetros y una buena cuesta, pero al contrario que el pasado domingo, me encontraba bien, algo cansado, pero bien y terminé con energía esos últimos kilómetros. Un entrenamiento largo menos para la maratón.

Excepto los kilómetros que fui con Javier, que marché sobre 5:00/km, el resto he ido algo más despacio, sobre 5:10 y las sensaciones han sido buenas. Por supuesto que he llegado cansado a casa, pero no absolutamente derrotado como la semana pasada. Parece que voy a asimilando mejor las tiradas largas, aunque al final iba contando los kilómetros que quedaban. Lo dicho, fueron 26 km en un tiempo de 2:13:28 @ 5:08/km, quizás pelín deprisa, tenía que haber estado más cerca de 5:15. Ya empiezo a acercarme a esa barrera, que algunos dicen infranqueable, de las dos horas y media de entrenamiento.

Hoy refrescaba

Llevaba bastantes meses corriendo con camiseta de tirantes; sin embargo, esta mañana hacía fresco, tanto que he decidido salir con camiseta de manga corta y aún así, se notaba frío. Menos mal que eso sólo ocurre los primeros kilómetros, porque luego te pones a sudar y da igual ocho que ochenta.

Salí con la idea de hacer el entrenamiento que tenía previsto el pasado sábado y que no pude realizar, o sea, hacer 15 km de los cuales 10 de ellos a ritmo de maratón, que es un ritmo de 4:27 para un VDOT de 51. Vamos, ir entre 4:25 y 4:30. Y la verdad es que andaba por ese margen en los primeros kilómetros después del calentamiento: 4:32, 4:28, 4:29, 4:31. Pero después de cruzar el puente a la margen izquierda del Manzanares me he encontrado con un grupo formado por tres chicos y una chica (Nieves) que parecía que iban a mi ritmo y me he enganchado a ellos.

Pero sólo parecía, porque iban algo más deprisa. Desde entonces, he empezado a encadenar kilómetros algo más rápidos: 4:21, 4:24, 4:24, 4:23. Iba ya con el gancho, hasta que he vuelto al tramo donde empieza la rampa con suelo de madera. Allí me he separado de ellos ya que han tirado por otro lado y ese kilómetro cuesta arriba lo he hecho en 4:36. He tomado entonces la decisión de bajar el ritmo y hacer el resto al trote, por lo que no he conseguido hacer los diez previstos, sólo nueve, pero me doy por contento ya que iba a un ritmo demasiado rápido y el terreno que quedaba era más exigente.

Trotando hasta Pradolongo y allí me he encontrado con Andrés que me ha hecho acelerar un poco, ¡cómo marcha este hombre! He hecho con él media vuelta y desde allí a casa, para totalizar los 15 km previstos en 1:11:29 @ 4:45/km. Un entrenamiento durillo, sin lugar a dudas.

Hoy la báscula marcaba 67,9 kg. Me va a resultar muy complicado bajar de los 67 por más que me lo proponga.

Segundo arriba, segundo abajo

Hoy tocaba hacer algo de calidad, de apretar un poco los dientes, después de estar unos cuantos días casi de paseo entre unas cosas u otras. Después de la carrera de Torrijos, había calculado un VDOT de 51, lo que daba un ritmo umbral de 4:11. Y eso es lo que me proponía hoy, hacer unos cuantos kilómetros a ritmo umbral. Di una vuelta de calentamiento y luego junto a Joaquín y Quique nos pusimos a tratar de seguir el plan establecido.

Primer kilómetro a 4:13, un par de segundos más lento. Segundo a 4:14, un poco peor. Y el tercero se nos fue a 4:23. Se nota mucho la cuesta arriba que hay en este tercer kilómetro, habrá que pensar en prescindir de ella en este tipo de entrenamiento. El cuarto y último kilómetro lo hice en 4:13, también un par de segundos más lento, aunque esta vez debido a que me paré un poco antes de la cuenta sin querer, debido a una confusión con el cronómetro.

Quizás haya salido un entrenamiento algo irregular, pero bueno, tengo que estar contento porque no resulta sencillo hacer buenos tiempos cuando se sube de VDOT, sobre todo si son dos puntos.

He dado dos vueltas a Pradolongo, totalizando 10 km en un tiempo de 51:10 @ 5:07/km.

Cinco metros

Cuando he empezado a correr el forerunner indicaba una precisión de cinco metros. Bastante, bastante preciso. Es en estas ocasiones cuando se pueden medir las distancias con más exactitud. Luego, al pasar los datos, se puede ver que el recorrido se ajusta casi perfectamente en el mapa. El problema es que no siempre se puede empezar a correr con una precisión tan ajustada. Lo normal es que el primer kilómetro salga un poco de aquellas maneras y luego la cosa se afine.

Hoy estábamos intrigados de por qué Emilio no aparecía, él que siempre es tan puntual. Luego nos hemos enterado que ha empezado a asistir a clases de baile. Este hombre no para. Pero es que cuando estábamos acabando el entrenamiento ha aparecido. O sea, que no le ha bastado con danzar; no obstante, a falta de Emilio ha aparecido Enrique que llevaba todo el verano fuera. Al tío se le ve fino, aunque como todo el mundo dice que no ha entrenado, o que ha entrenado poco.

Hemos dado dos vueltas bastante tranquilos. Yo estaba algo maltrecho por la ampolla que me salió el domingo por meterme por esos caminos de cabras y algo cansado también. Así que me ha venido al pelo dar las dos vueltas a ritmos de trote cochinero, ya que han sido 10 km en un tiempo de 56:03 @ 5:33/km. Un buen regenerativo.

No dejes camino

Es una cosa que siempre me ha dicho mi madre: no dejes camino por tomar vereda. Y como buen hijo, pues no la he hecho caso. Hoy tocaba hacer tirada larga, 25 km, y tenía pensado bajar al Parque Lineal, llegar hasta el final del circuito y desde allí el camino de los Aceiteros hasta la Cañada Real o cerca y vuelta a casa; sin embargo, poco después de atravesar la vía del AVE, he tomado la vereda, que no es otra que el Camino de las Canteras. Craso error. El camino era un constante subir y bajar, con cuestas de mucha pendiente y con un piso muy irregular. En esos kilómetros intermedios me he dejado las pocas fuerzas que tenía y desde allí hasta casa, he ido penando más que otra cosa. No me encontraba tan flojo como ayer, pero he llegado a casa cansadísimo.

Perfil del recorrido
Perfil del recorrido

Obsérvese la zona intermedia del perfil del recorrido como asusta con esas subidas y bajadas. La verdad es que para entrenar una maratón tan llana como la de Málaga, estas subidas y bajadas no sirven para nada, sólo para machacarte los pies.

El caso es que en los primeros kilómetros me las prometía muy felices porque iba rodando muy holgadamente a ritmos cercanos a los cinco minutos. Pero ha sido llegar a la zona de repechos y ha empezado a ir todo mal. Llevaba una botella de Isostar y un gel y ni con esas me he librado de pasarlas canutas. La verdad es que éste ha sido un fin de semana de entrenamientos para olvidar.

Y no sólo iba cansado, sino que la zapatilla derecha me iba haciendo daño. Primero en el clavo del meñique y luego en el interior del pie, a la altura del juanete. Al llegar a casa he descubierto que tenía una ampolla. Al final va a resultar que las zapatillas no son tan maravillosas como me habían parecido en un primer momento. Veremos cómo evoluciona la cosa.

Lo único positivo ha sido que he conseguido completar los 25 km previstos en un tiempo de 2:12:36 @ 5:18/km. El ritmo no está mal para un día largo y lento, aunque las sensaciones han sido malas.

Unas notas sobre el avituallamiento. He salido con medio litro de Isostar y un gel. He tenido gases durante el entreno creo que debido a la bebida, que es algo gaseosa. Además poco después de ingerir el gel, me dolía el estómago, aunque ha sido una molestia que ha durado poco tiempo. Quizás debería de pensar en beber otra cosa y probar otros geles. El gel que he tomado es el típico del Decartón.