Se rompió la progresión

Después de las vacaciones veraniegas, donde había venido con un par de kilos de más, me había planteado hace un par de meses el objetivo 66. No iba mal lo cosa, poco a poco iba progresando, perdiendo peso, cumpliendo hitos para alcanzar el objetivo; sin embargo, esta semana se ha roto esa progresión.

Y la culpa la tiene la tarta de manzana…

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…y mi glotonería.

El caso es que esta mañana había subido cuatrocientos gramos con respecto a la semana pasado, alcanzado los 68,5 kg. Si ya se me están resistiendo los 67, va a ser difícil los 66. Pero hay que intentarlo.

No sé si espoleado por esa subida de peso o por lo mal que lo pasé el pasado domingo en Leganés, me he propuesto hacer cuestas de vez en cuando. Siempre había ido a Parque Sur a realizar este tipo de entrenamiento, pero hoy he ido a Pradolongo que también tiene alguna cuesta que otra y son algo más suaves. Hay que empezar por lo más sencillo y luego aumentar de dificultad.

Así que hice tres kilómetros de calentamiento y luego cuesta que subía deprisa, cuesta que bajaba trotando, buscando otra y repitiendo la misma jugada otra vez: subir fuerte, bajar trotando por la misma.

En cada tanda, siete cuestas distintas de inclinación y longitud, lo que hace un entrenamiento, aunque duro, entretenido. Después de la primera tanda, trotando con algo más de salero hacia donde había comenzado y vuelta otra vez a realizar las siete cuestas.

Después de las dos tandas, como parecía que no me había cansado lo suficiente (esto es irónico ¡eh!) un par de doscientos en terreno llano. Y se notaba el cansancio en las piernas, que cuando llevaba 150 metros ya no podía seguir el ritmo.

Al final fue un entrenamiento durillo, espero que sirva para que cuando me enfrente a una cuesta en carrera pueda hacerla con algo más de «alegría». Además, este año hay que hacerlo bien en la carrera de mi pueblo, que ya está a dos meses vista.

En total fueron 10 km en un tiempo de 57:47 @ 5:43 min/km.

Querer y no poder

Descubrí el entrenamiento a ritmo umbral leyendo el libro Daniel’s Running Formula. Ya lo he comentado algunas veces, es un entrenamiento que me gusta porque aunque es duro, no llega a serlo excesivamente. Se supone que con este entrenamiento aumentas el nivel de cuando empieza a producirse el ácido láctico que envenena tus piernas cuando aprietas. Con este entrenamiento se puede conseguir que el ácido láctico empiece a generarse a ritmos más exigentes.

He tratado de hacer este entrenamiento hoy y no he sido capaz de seguir el ritmo de 4:20 que se supone es mi ritmo umbral. Después de calentar cuatro kilómetros, comencé el primer kilómetro a umbral y ya se me fue el tiempo (4:29) aunque eso estaba dentro de lo previsto. Aumenté el ritmo en el segundo kilómetro y conseguí hacer 4:19, perfecto. El tercer kilómetro se me fue a 4:26, algo lento. Ya vi que no iba fino del todo, que quería, pero no podía. El cuarto kilómetro me lo confirmó, porque volví a estar por encima: 4:23. Y en el quinto y último, aunque traté de echar toda la carne en el asador, también me fui de tiempo: 4:25. Estaba claro que hoy no era mi día. Otra vez será.

Es evidente que hay días en que el cuerpo está mejor y otros, al contrario, que cuesta hasta andar. Hoy ha sido uno de estos últimos.

He totalizado las dos vueltas, es decir, aproximadamente 9,7 km en un tiempo de 47:13 @ 4:52 min/km.

El cable del cargador de la batería del 405

Después de cuatro años y seis meses he tenido que cambiar el cable del cargador de la batería del 405. Cierto es que la pinza del cargador ya llevaba unos cuantos meses rota, pero hasta ahora no me había sacado de quicio, iba trampeando con una goma que le había puesto.

El cable del cargador acaba en una pinza tipo cocodrilo que «muerde» el reloj. Esa pinza es una pieza de plástico bastante débil y al final, lógicamente, acaba rompiéndose por el eje.

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Los dos trozos de la pinza, rotos por el eje

Después de unos cuantos meses de hacer apaños para poder seguir utilizando el cargador y de hartarme de buscar la posición en la cual hacía contacto, ya me he cansado y he comprado un cable nuevo. Amazon ha sido mi salvación. El otro día me llegó. Ya puedo cargar el chisme sin tener que cagarme en todo lo cagable.

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El nuevo

El domingo sufrí bastante en la carrera, sobre todo en la cuesta del cementerio (que no es la misma que la cuesta del cementerio de las dos leguas de la chopera, aunque se sube al mismo sitio). Así que hoy tocaba tomarse las cosas con tranquilidad. Sólo fueron 10 km en un tiempo de 53:44 @ 5:22 min/km. Sin forzar en absoluto, un buen regenerativo.

Están locos estos romanos

Reconozco que de jovencito me gustaban los tebeos de Asterix y Obélix. Probablemente, la frase más famosa de Obélix sea «Están locos estos romanos». Que ahora, buscando en internet, acabo de descubrir que esta frase traducida al italiano se escribe: Sono Pazzi Questi Romani. Cogiendo la primera letra de cada palabra sale: SPQR, sigla que usaban las legiones romanas en sus estandartes.

Esto viene a cuento porque mis compañeros de entrenamientos están tan locos como aquellos romanos que asediaban la Galia y ponían en aprietos la pequeña aldea de estos irreductibles galos. Si el martes nos dimos un buen tute, hoy también se han puesto a tirar como locos. Más rápido incluso que el otro día. Yo no he entrado en esa guerra y me he puesto a ritmo de maratón, sobre 4:35, mientras veía como iban cada vez más rápido.

Me parece mucha tela entrenar dos días fuerte, obviando incluso que el domingo hay carrera. Así que he hecho bien en no picarme con los compañeros. Comentaban que habían hecho esa segunda vuelta por debajo de veinte minutos, lo cual es correr. Teniendo en cuenta además que había bastante barro, esos veinte minutos tienen un gran valor. Es indudable que están los tres como auténticas motos.

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Había barro hoy en Pradolongo

Completé los 10 km en 50:03 @ 5:00 min/km, haciendo los kilómetros a ritmo de maratón bastante constantes y llegando totalmente asombrado de la velocidad llevada por el trío.

De carreras por Pradolongo

Esto de entrenar se está convirtiendo en un infierno, ya que cada vez vamos más deprisa. Antes la primera vuelta era sagrada. Todos respetábamos ir juntos a un ritmo tranquilo. La segunda era a ritmo libre, cada uno como quisiese, normalmente siempre se formaban grupitos.

Últimamente ya no es así. Cuando no es uno, es otro el que se pone a tirar cuando no llevamos ni dos kilómetros. Ayer empezamos a 5:27 el primer kilómetro, a 5:13 el segundo y ya por debajo de cinco el resto. Así no hay quien pueda.

Ya que íbamos encendidos, al terminar la primera vuelta nos propusimos hacer la segunda a tope, para tratar de hacer esos 4,8 km en veinte minutos. Y bien en serio que nos lo tomamos, ya que ese primer kilómetro de la segunda vuelta lo hicimos en 4:03, aunque luego nos fuimos dejando más segundos por kilómetro.

Según iba pasando el tiempo y el ácido láctico se iba apoderando de nuestras piernas -al menos de las mías- iba pensado si merecía la pena pegarse esta paliza, pero me consolaba pensando que no era una excesiva distancia lo que había que recorrer y que cada vez iba quedando menos. Pero ahora me lo vuelvo a plantear, ¿merece la pena semejante paliza? Pues depende, a lo mejor no está mal de vez en cuando exigir al cuerpo un gran esfuerzo, lo que quizás haya que tener cuidado en no hacerlo con demasiada frecuencia, que las lesiones están siempre al acecho.

En total han sido 9,6 km en un tiempo de 43:22 @ 4:30 min/km, dando la primera vuelta en 23:09 @ 4:49 min/km y la segunda en 20:13 @ 4:13 min/km. Tela marinera.

Obras en el Parque Lineal

Hoy he vuelto a repetir la salida al Parque Lineal, igual que el domingo anterior. Hoy ha sido un buen día para entrenar, fresquito pero agradable, una magnífica temperatura para correr. Y no sólo a mí me parecía, sino a bastantes corredores que pululaban por allí.

No sé qué están haciendo en el Parque Lineal, pero han cortado varios tramos del recorrido. Curiosamente esos tramos cortados coinciden con parte del recorrido de la media maratón de Villaverde que este año han adelantado al 16 de noviembre.

No tengo claro que para esa fecha hayan acabado las obras -siempre tardan más de lo que parece- por lo que no me ha parecido raro ver por allí a Guillermo, de la Agrupación Deportiva Marathon, que son los encargados de organizar la carrera. No me parece raro porque lo mismo tienen que modificar el recorrido por las obras. Sería paradójico que el ayuntamiento les obligue a cambiar la fecha de la carrera y que ese cambio de fecha les obligue a modificar el recorrido. Como siempre el ayuntamiento ayudando.

He salido con una amiga y nos hemos tomado el entrenamiento con calma, yo siguiendo el ritmo de mi amiga que iba bastante bien, con un ritmo alegre y sin mucho esfuerzo según luego me confesó. Si el domingo pasado hicimos 12 km, hoy hemos aumentado uno más para completar un total de 13 km en un tiempo de 1:08:26 @ 5:16 min/km. Un par de segundos por kilómetro más rápido que el domingo pasado y con mejores sensaciones. Bueno, lo de mejores sensaciones lo digo por ella porque cuando ya a la vuelta subíamos hacia el 12 de octubre he empezado a notar molestias en la rodilla izquierda, donde la condromalacia, cosa que hacía tiempo no me pasaba. Está claro que la rodilla va peor cuando los ritmos son más tranquilos.

La báscula marcaba un poco menos que la semana pasada -sólo 100 gramos- pero es bueno ir siempre restando. El peso antes de salir era de 68,5 kg. Había calculo que podría estar en sesenta y ocho y poco y estoy algo más pesado, pero bueno, poco a poco.

¿Un monstruo del medio fondo?

Hoy parecía un día normal. Nos encontramos seis compañeros en el punto de encuentro y comenzamos el entrenamiento. Joaquín se encuentra fuerte y empezó a tirar ya en el primer kilómetro. Unos cuantos seguimos a un ritmo tranquilo. Ya a punto de acabar la primera vuelta se nos unió un individuo al que no conocíamos de nada y que nos preguntó si nos podía acompañar. Claro, ¡cómo no!

Acabamos la primera vuelta y nos quedamos solos él y yo. Entonces empezó a contarme su vida: que si llevaba cinco años sin ponerse un dorsal, que si su marca de 10 km es de 31 minutos, que si le gusta más el medio fondo, que si hace 3:57 en 1500, que si baja de los dos minutos en el ochocientos, etc. Haciendo caso a estos tiempazos, o bien es un monstruo del medio fondo o bien se estaba quedando conmigo. Sí es cierto que se le notaba cierta facilidad al correr, pero de ahí a hacer 31 minutos en 10 km hay un trecho.

En un principio tenía pensado hacer diez kilómetros en vez de simplemente las dos vueltas que son sólo 9,6 km. Para hacer esos diez kilómetros tengo que hacer un pequeño rodeo al final de la segunda vuelta, pero al final decidí dar las dos vueltas de rigor y fue una mala idea, ya que entrando en el «pasillo» paralelo al arroyo me tropecé con un bordillo y caí cuan largo soy al suelo, raspándome manos y la pierna derecha. Tampoco ha sido nada del otro mundo, sólo el susto, los raspones y un poco de molestia en la mano derecha que debió ser la que más apoyé.

Lo curioso es que he pasado por allí más de mil veces y nunca tuve un percance, pero ayer me tocó. Debió ser que iba pensando en las proezas del chico que acababa de conocer y no vi donde ponía el pie.

En total hice 9,5 km en un tiempo de 46:51 @ 4:54 min/km. Dando una segunda vuelta un tanto irregular en cuanto a ritmos.

¡Enhorabuena compañero!

El pasado domingo nuestro compañero Joaquín, en la primera edición de la carrera popular lago de Pareja, consiguió auparse al tercer puesto del cajón de su categoría.

¡Enhorabuena campeón!

Lo cierto es que Joaquín está fuerte como el vinagre, lo he podido «sufrir» en los últimos entrenamientos, donde he sido incapaz de acercarme a él. Está claro que en su principal objetivo, la media de Villarrobledo, se va a salir siempre y cuando le respeten las lesiones, que confiemos en que sí.

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Entrando en meta

Corriendo hoy por el parque me comentaba que aunque la carrera es dura, con alguna subida y, sobre todo, alguna bajada bastante fuerte consiguió un magnífico tiempo de 41:40, unos segundos más de lo que hice yo la semana pasada, pero con la particularidad de que la carrera en la que yo participé era absolutamente llana y ésta, todo lo contrario.

También me dijo que hizo casi toda la carrera con la chica que aparece en la foto entrando en meta. Casualmente, esta chica llegó un poco antes que yo en el Trofeo San Lorenzo después de protagonizar una bonita lucha con otra chica de la que fui testigo.

Aunque la hazaña de Joaquín es de consideración, no hay que olvidar que mientras él se batía el cobre por tierras guadalajareñas, en Berlín, un poco más al norte, el keniata Dennis Kimetto batía el récord del mundo de maratón con un tiempo increíble de 2:02:57 consiguiendo bajar de las dos horas y tres minutos. El segundo clasificado, Mutai, que llegó a 17 segundos del ganador también consiguió bajar del anterior récord. Las dos horas están al caer.

Echando cuentas, veo que el ritmo llevado por Kimetto ha sido de 2:55 min/km, algo que no sería capaz de seguir ni cincuenta metros. Es interesante la pregunta que hace Marca, ¿puede un popular ir ritmo de récord del mundo? Curioso el vídeo.


Después de ir el domingo a ritmo tranquilo, no como Kimetto, hoy estaba muy bien de piernas y necesitaba correr después de un par de días un tanto agobiado, así que después de dar la primera vuelta a un ritmo muy tranquilo, traté de hacer la segunda a ritmo umbral, que en mi caso, en este momento, no es otro que 4:20 min/km. Sí, casi a ritmo de récord del mundo 😉

Y salieron los kilómetros a un ritmo bastante igual: 4:15 (pelín rápido), 4:23, 4:20, 4:21 y 4:20. Bien, bastante bien, además me encontré muy cómodo, con unas sensaciones inmejorables. El entrenamiento a umbral es el que más me gusta sin lugar a dudas. El ritmo es moderadamente duro y, por lo tanto, factible con un esfuerzo no muy exagerado.

Hice en total 10 km en un tiempo de 49:44 a un ritmo de 4:58 min/km, pero dividido en dos partes claramente diferenciadas: los primeros cinco kilómetros en 28:05 @ 5:37 min/km y los segundos cinco en 21:39 @ 4:20 min/km.

Ya es otoño en el Parque Lineal

Hoy tenía pensado ir a la Casa de Campo con los compañeros, pero al final el sueño me ha vencido y cuando he abierto los ojos ya eran pasadas las nueve, así que he tenido que cambiar los planes.

Y una buena alternativo a la CdC es el Parque Lineal, al que llevaba bastante tiempo sin ir… aunque menos de lo que yo pensaba, ya que ahora, al repasar los entrenamientos, he visto que el 24 de julio también estuve por allí.

Nos hemos levantado con el suelo encapotado y amenazando lluvia, pero eso no ha sido excusa para quedarnos en casa. Lavarme la cara, comer un poco de fruta, estirar las piernas y salir a correr lo más pronto posible. Aún tratándome de darme prisa, cuando nos hemos puesto en marcha ya eran las diez y veinte.

Las lluvias caídas estas últimas semanas han provocado que la hierba esté más verde y más alta, por lo que los parques están preciosos y el Parque Lineal no iba a ser menos. Belleza acrecentada además por las hojas que ya han comenzado a caerse. No me extraña que hubiese bastante gente entre paseantes, ciclistas y corredores.

La idea era ir hasta el segundo puente y así hacer doce kilómetros entre la ida y la vuelta, pero están haciendo obras justo antes de ese segundo puente y hemos tenido que cruzar por el primero. Tampoco pasa nada, da lo mismo ir por la margen derecha que por la izquierda, pero es curioso lo que hace la fuerza de la costumbre, me sentía raro haciendo la ida por donde siempre he hecho la vuelta.

Aunque no está mal ir por el otro lado. Se puede ver durante un buen trecho al abuelo ya sin hojas, imponente como siempre, igual da que esté vestido de verde que de marrón. Me encanta contemplar ese árbol centenario.

De todas formas, da igual por una margen que por otra, al final hemos completado los 12 km en un tiempo de 1:03:35 @ 5:18 min/km. Un agradable entrenamiento por un recorrido sin igual.

Ayer subí a la báscula como debiera hacer todos los sábados y marcaba 68,6 kg. Voy poco a poco, pero bajando. La cosa va bien.

Sorprendente

Me llegó el otro día un correo, bueno, hace ya un par de semanas y hoy mismo lo comentaba Emilio II que se suspendía la XVIII edición del Trofeo Edward. Me parece sorprendente el asunto porque cada vez hay más carreras y cada vez más corredores. Correr se ha convertido en una moda que parece imparable. Por eso llama la atención que se suspendan carreras. ¿Quizás se haya llegado a un nivel de saturación difícil de mantener?

Lo que sí parece claro es que resulta difícil para una organización modesta sacar adelante una carrera. Los corredores se inclinan más por carreras masificadas y caras, dejando de lado estas pruebas más modestas donde hay menos gente y el trato al corredor es mejor.

También resulta curioso que mientras se suspenden carreras con cierta antigüedad van apareciendo carreras cada vez más chorras: que si una de zombies, que si otra de arrastrarse por el barrio, etc. Como siempre siguiendo la moda de EEUU que es el escaparate donde nos miramos para todo.

Soy un tipo tradicional y prefiero las carreras con pocos participantes y de ambiente familiar, por lo que no me queda más remedio que buscar carreras por los pueblos, que es donde todavía quedan pruebas de ese tipo.


El martes andaba algo tocado todavía de la carrera del domingo. Hoy tampoco es que estuviera recuperado del todo, pero no era cuestión de no hacer nada, ya tocó un regenerativo el martes. Así que después de tres kilómetros he aumentado un poco el ritmo buscando ponerme entre 4:35 y 4:40, a ritmo de maratón.

Y así he ido el resto de los kilómetros, acompañado de Joaquín que pensaba que hoy no era día para machacarse, que ya se estaba pasando de tanto apretar.

He totalizado 9,78 km en un tiempo de 47:14 @ 4:50 min/km.