XXXV Media maratón de Moratalaz

Hoy he participado en la decana de las populares de Madrid: la media de Moratalaz, que hoy celebraba su trigésima quinta edición. La intención era realizar un ensayo general de cara a la próxima maratón: mismo ambiente, misma vestimenta, mismas zapatillas y mismo ritmo. Dado que la intención es llevar un ritmo entre 4:30 y 4:35 en la maratón, ese era el objetivo en esta media.

Amablemente me acercó Emilio II al polideportivo donde había quedado con Fernando y Carlos, dos compañeros de MaraTI+D. Había mucha gente merodeando por la zona de entrega de dorsales y chips, con la cantidad de carreras que había hoy en Madrid y alrededores. Luego me enteré que se habían agotado los dos mil dorsales que habían fijado de cupo. Reconozco que me sorprendió encontrar a tanto personal.

Media de Moratalaz 2011
Media de Moratalaz 2011

Después de la foto nos encontramos con Nelson y su padre, también asiduos de Pradolongo, que nos indicaron donde estaba el improvisado ropero. Dejamos los bártulos allí y empezamos a trotar para no salir con las piernas frías.

La salida se retrasó casi quince minutos de la hora prevista, así que tuvimos que esperar un poco más de la cuenta, nada importante. La calle donde daban la salida está dividida por una pequeña mediana. En uno de los lados había un arco y en el otro, no. Nos pusimos en el lado del arco ya que suponíamos que había alfombra, pero resultó que no había. Fueron más espabilados los que se pusieron en el otro lado de la calle porque estaba más despejado.

Con tanta gente por delante, el primer kilómetro fue un continuo slalom, pero poco a poco se fue aclarando la carrera. Traté de mantener el ritmo previsto y fui viendo como se iban escapando poco a poco mis compañeros.

En el kilómetro cinco observé un choque generacional. Félix, un corredor popular de toda la vida, fue arrollado en el avituallamiento por un joven corredor que impulsivamente trató de coger una botella de agua sin ninguna consideración, llevándose por delante al veterano corredor, que montó en cólera. Parece que las nuevas generaciones vienen apretando fuerte y no tienen ningún reparo en las canas que encuentran en su camino. Muy triste.

Seguían pasando los kilómetros y me encontraba muy cómodo a ese ritmo cercano a 4:30, un pelín más lento en las subidas, aunque luego recuperaba en las bajadas. Sobre el kilómetro doce observé a un individuo bastante alto con camiseta de la Asociación Atlética Moratalaz que iba haciendo marcha atlética (más tarde me he enterado que se trata de Miguel Angel Prieto, excelente marchador). Pensé que iba a poder adelantarle a los pocos kilómetros, pero éstos iban pasando y me acercaba muy poco a poco a su espalda.

Al final consiguió sacarme de mis casillas y en el kilómetro 17 empecé a acelerar porque veía que llegábamos a meta y no iba a ser capaz de pasarle. Que cosas tan absurdas le pasan a uno por la cabeza cuando va corriendo…

Ya acelerado, cerca del kilómetro 19 conseguí adelantar al marchador y con el miedo en el cuerpo seguí acelerando por si acaso, total ya quedaban sólo dos kilómetros a meta.

La proximidad del polideportivo me dio un plus y apretando los dientes, olvidándome ya del ritmo previsto llegué a meta haciendo un tiempo de 1:32:08. Por desgracia, esta carrera mantiene su seña de identidad de toda la vida: nunca ha estado bien medida. La distancia de esta media, según mi Garmin, es de 20,7 km, que teniendo en cuenta el error de medida, debe estar por los 20,5 km. No sé si para bien o para mal, con los últimos acelerones, el ritmo se me fue a 4:25, algo más rápido de lo previsto.

Después de la llegada a meta, un caldito calentito que me sentó bastante bien, botellita de agua, bote de Nestea y camiseta técnica conmemorativa. Todo por diez euracos, un precio aceptable para ser una media maratón, aunque todavía recuerdo cuando corrí la primera vez, allá en el lejano 1998 que el precio era de veinte duros.

Completando kilómetros

Esta semana, a tres de la maratón, se supone es la semana de más kilometraje, por lo que salí hoy viernes a hacer algo más de lo habitual.

En un principio pensaba salir a la hora de comer para aprovechar la luz, pero lo tuve que dejar para más tarde, ya de noche. La ventaja es que estuve acompañado por Antonio y se hizo más llevadero, aunque me costaba correr, todavía no estaban las piernas en condiciones después de la treintena de kilómetros de miércoles.

Así que bien acompañado y a un ritmo muy tranquilo fuimos quemando kilómetros, hasta llegar casi al doce donde mi compañero me abandonó a mi suerte. Di una de las vueltas típicas a Parque Sur para realizar tres más y terminé con 15 km en las piernas en un tiempo de 1:23:23 @ 5:33 min/km. Y con muy malas sensaciones, que es lo peor.

Mejor bien acompañado

Dicen que es mejor ir solo que mal acompañado, pero desde luego, lo mejor, mejor, es ir bien acompañado. Y así he ido hoy en los 30 km que hemos recorrido. Hemos salido un pelotón de seis corredor@s hasta el kilómetro ocho. Allí nos hemos separado y media docena han vuelto sobre sus pasos y sólo Joaquín y un servidor hemos seguido en solitario, dispuestos a realizar la tirada prevista. Y que diferente es hacer una tirada larga en solitario que acompañado; si el domingo hice 25 y se me hicieron muy largos, hoy he hecho cinco más y se me ha hecho realmente ameno y corto.

No conocía Joaquín el circuito que transcurre por el camino de Aceiteros, paralelo al Canal del Manzanares y dice que le ha gustado. No me extraña, porque es un buen sitio para realizar una tirada de estas características sin que haya que dar vueltas y vueltas. Lo cierto es que había bastantes charcos y barro, pero excepto en uno de ellos, por los demás hemos transitado sin problemas. Eso hacía que el recorrido fuera bastante llevadero.

Casi un par de kilómetros después de cruzar la cañada real, el camino se complica y ahí nos hemos dado la vuelta. Llevábamos entonces 14,8 km, prácticamente la mitad, por lo que era el sitio adecuado para volver sobre nuestros pasos.

Sobre el kilómetro 16, me he tomado el gel que nunca sé si realmente sirve para algo, pero seguro que el efecto placebo funciona, porque ya llegando al Parque Lineal hemos aumentado algo el ritmo, bajando el ritmo unos segundillos de cinco minutos, cuando antes íbamos sobre 5:15. No íbamos tan mal.

A la vuelta, en vez de entrar directamente al circuito del Parque Lineal hemos ido por el camino del Malecón y hemos pasado junto a un árbol de un porte majestuoso. Ninguno de los dos sabíamos que tipo de árbol era, pero mirando en la web del Parque Lineal he visto que se trata de un olmo centenario, conocido como el abuelo.

Menos mal que hoy no hacía mucho calor y se podía correr sin necesitar mucha agua, pero cuando hemos llegado a una fuente, poco antes del kilómetro 27, nos ha venido de miedo. El agua que salía por el grifo era delicioso néctar. Ese poco de agua, unido al descansillo que nos hemos tomado para beber, nos ha dado el último empujón para poder completar los 30 km en un tiempo de 2:37:20 @ 5:14/km.

Lo cierto es que hemos acabado muy enteros y creo que hubiéramos hecho otros doce sin despeinarnos. Pero eso lo dejaremos para Málaga.

Decía Joaquín que con este entrenamiento deberíamos hacer perdido algo más de dos kilos. Y no iba mal encaminado. Antes de salir, pesaba 67 kilos justos. Al llegar, después de ingerir una botella de agua de 500 ml, el peso era de 65,5 kg. Esto es, si no llego a ingerir ese líquido, la pérdida de peso hubiese supuesto esos dos kilos hablados. Por cierto, no recuerdo haber visto nunca en la báscula un peso de 65, se nota que estoy haciendo kilómetros para aburrir, pero eso se va a acabar, porque esta semana (a falta de tres para la maratón) es la de más kilometraje de todo el plan de entrenamiento. A partir de esta semana hay que ir bajando la distancia.

De paseo

Como mañana es festivo en Madrid, hemos quedado para salir mañana y realizar una tirada larga de aproximadamente 30 km, por lo que no era cuestión de castigarse demasiado.

Hemos salido muy despacio, para cansarnos lo menos posible, pero después de unos cuantos kilómetros por encima de seis minutos, Emilio II se ha cansado y ha empezado a tirar. Afortunadamente, hemos tenido la cabeza fría para no caer en la provocación y hemos seguido de paseo. Sólo hay que ver que hemos hecho los primeros cinco kilómetros en ¡¡¡30:47!!! y los segundos cinco, un poco más rápidos, pero tampoco para tirar cohetes, en 29:12.

Total, que hemos hecho 10 km en un tiempo de 59:59 @ 6:00/km procurando gastar las menos fuerzas posibles que a las nueve de la mañana hemos quedado.

Dos mil euros

Corriendo por el Parque Lineal me he encontrado con una señora que iba empapelando los postes que encontraba. El papel en cuestión hablaba de una recompensa de dos mil euros por un loro que había perdido. No me he fijado bien si era un loro rojo con cola gris o un loro gris con cola roja. De todas formas, es un buen pellizco para quien lo encuentre. De hecho, he estado a punto de abandonar el entrenamiento y ponerme a buscar el loro, pero lo he pensado mejor y suponiendo que vea al loro, ¿cómo demonios voy a ser capaz de capturarlo? Deseo de todo corazón que encuentre al animal, ya que si ofrece esa recompensa, la pérdida debe ser muy dolorosa.

Si ayer hizo bastante frío, hoy hacía un día soleado y aunque a la sombra se notaba un poco el frescor, daba gusto salir a un zona despejada, porque el sol calentaba de lo lindo. De esta forma, todo feliz con esa agradable temperatura, salí optimista a recorrer los kilómetros previstos.

El Parque Lineal tanto de ida como de vuelta lo hice acompañado, adaptando mi paso al de mi acompañante, hasta llegar al kilómetro 16, que me quedé solo. Todavía me quedaban nueve kilómetros y ya estaba cansado, pero me acordé de Iñaki, Manolo y Paco que hoy afrontaban una maratón y eso me dio fuerzas, por lo que apreté un poco el ritmo tratando de terminar lo antes posible… pero sin acelerarme demasiado. De aquesta guisa, hice dos vueltas a Parque Sur, que se me hicieron largas. Además en los dos últimos kilómetros empecé a notar los gemelos muy cargados. Quizás demasiada tralla después de una media exigente.

Al final conseguí completar los 25 km previstos en un tiempo de 2:12:03 @ 5:16, con muuuchas ganas ya de hacer la maratón y dejar de hacer entrenamientos tan largos. Y todavía queda hacer una tirada de 30 km la semana que viene.

Aunque no me duele, siento ligeras molestias en el tendón de Aquiles derecho que ni siquiera mis nuevas medias Medilast, que hoy he estrenado, han evitado. Y eso que son la pera limonera.

¡Menudo frío!

Si el jueves fue la lluvia y el barro, hoy ha sido el frío. Salí a eso de las nueve de la mañana con mallas largas y camiseta también de manga larga y pasé un frío de narices, no llegué a entrar en calor en ningún momento. Parece que ya estamos en invierno. Y sobre todo se notaba porque se veían pocos ciclistas y pocos corredores.

En buena lid, hoy hubiese tocado hacer unos cuantos kilómetros a ritmo de maratón, pero todavía tenía las piernas cansadas de la media del domingo, así que me lo tomé como un día fácil, tratando de quemar kilómetros a un ritmo cercano a 5:15.

Quizás el frío se hacía sentir más de lo normal porque hacía bastante aire. Hice el circuito del Parque Lineal y a la ida se me hizo muy llevadero (viento a favor), pero al dar la vuelta empecé a sentir un molesto aire en contra que hacía por un lado que el entrenamiento se hiciese más duro y por otro, que no consiguiera salir del frigorífico.

Al final realicé 18 km en 1:34:53 @ 5:16 y llegué a casa cansado, claramente no recuperado de la carrera del domingo pasado.

Me he quedado asombrado cuando esta mañana me he subido a la báscula y marcaba sólo 66,9 kg. Pocas veces he bajado de 67 kilos. Además pensaba que esta semana, después de unas cuantas tartas de queso de postre, iba a subir el peso, pero ha bajado, lo cual es sorprendente. Parece claro que lo que más engorda es lo que ingieras en la cena.

A oscuras con lluvia y barro

Hoy ha sido el primer día que corremos después del cambio de hora. Como el parque no está bien iluminado, muchos tramos íbamos a oscuras, lo que me provocó un par de malas pisadas, aunque sin consecuencias.

Además de la oscuridad, hoy el circuito estaba bastante embarrado y nos ha llovido también. Vamos, un entrenamiento completo. Afortunadamente, hemos tenido suerte con la lluvia porque sólo ha sido un momento lo que ha llovido fuerte.

Hoy estábamos cuatro en el entrenamiento y se nos ha hecho bastante ameno, recordando la media del pasado domingo. Siempre es un lujo rodar con dos de los que subieron al pódium.

He hecho algo más de 14 km un poco obligado por la ligereza con que me estoy tomando esta semana el tema alimentario, que no quiero llegar al sábado y llevarme una sorpresa… aunque seguro que me la llevo. He recorrido las casi tres vueltas a Pradolongo en 1:21:02 @ 5:38/km. Continuamos con el regenerativo.

Regenerativo obligado

Hoy notaba las piernas bastante castigadas de la media del domingo, por lo que no me apetecía mucho correr; sin embargo, como suele ocurrir en estas ocasiones, el entrenamiento me vino de perillas: acabé con las piernas mucho mejor que cuando empecé. Además, al ser festivo, tenía que aprovechar que podía correr con luz.

Salí muy despacio ya que las piernas no daban más de sí, pero en la segunda vuelta parece que la cosa iba mejor y aumenté un poco el ritmo, sólo un poco. Antes y después de correr realicé estiramientos que también me vinieron fenomenal para la recuperación. Lo malo es que el dedo gordo derecho me dolía bastante sin ni siquiera correr, o sea que corriendo… Espero que la cosa vaya mejorando y pueda llegar a la gran cita en las mejores condiciones posibles.

Aunque no tenía claro si dar dos vueltas o hacer algo menos, al final sí completé los 10 km en el parque de Pradolongo. Recorrí esos 10 km en 55:25 @ 5:32/km.

I Media maratón de Castilla-La Mancha

El sábado por la tarde, un primer grupo expedicionario pradolonguero formado por siete corredores se desplazó a Ciudad Real para participar en la primera edición de la media maratón de Castilla-La Mancha, que este año por primera vez se celebraba junto a la maratón. Un segundo grupo, el de los dos emilios, iba a llegar el mismo día de la carrera, poco antes de empezar.

Llegamos, fuimos al hotel a dejar los chismes y desde allí a recoger el dorsal a la Plaza Mayor. Para nuestra desgracia, este año no hubo el ágape tradicional con que la organización agasajaba a los corredores en el museo municipal López Villaseñor. Nos dijeron que su ausencia era cosa de la crisis y tuvimos que conformarnos con cenar alguna cosa en un local de comida rápida.

El domingo, con aquello del cambio de hora, a las seis ya estaba con los ojos como platos, así que aproveché para desayunar pronto y preparar con mimo los útiles de correr. Por eso, con mucho tiempo de antelación llegamos a la línea de salida donde incluso nos dio tiempo a tomar un café aparte de calentar, hacernos fotos y charlar con la gente del Gran Grupo Garabitas que había desplazado un buen número de efectivos a esta ciudad castellano-manchega.

Antes de la salida de la media, con muchos GGGs
Foto de grupo, antes de la salida de la media, con muchos GGGs

Ya conocía la carrera por la maratón que hice en 2008, por lo que sabía que la media consiste en dar sólo una vuelta de las dos que conforman la maratón entera. Tengo que reconocer que no es una carrera bonita, ya que parte de la prueba transcurre por polígonos industriales y otra buena parte consiste en ir y volver a Miguelturra por una carretera abierta al tráfico separando por conos el carril para los coches y el carril para los corredores. Resulta peligroso y muy desagradable ir corriendo al lado de coches que van y vienen casi rozando los conos.

La animación en Ciudad Real es ciertamente escasa, excepto en el tramo donde está la salida y meta; sin embargo, cuando se cruza por el centro de Miguelturra, la animación es excesiva. Hubo un momento que tanto tamborazo y tanto estruendo me dejó totalmente anonadado, tanto que casi no sabía donde estaba. El tramo de Miguelturra hasta Ciudad Real se hace durillo porque ya llevas bastantes kilómetros en el cuerpo y hay algunos repechitos que consiguen que te vayan abandonando las fuerzas poco a poco. Afortunadamente, desde la entrada a la ciudad de Ciudad Real hasta meta (unos dos kilómetros) el recorrido es favorable y se puede recortar un poco el tiempo perdido en esos repechos.

Tenía previsto salir con Jaquín con la idea de bajar de la hora y media. Con unos minutos de retraso sobre las nueve y media dieron la salida y enseguida nos pusimos a un ritmo de crucero de 4:15 que era lo previsto para realizar esa marca. Los primeros 10 km (42:23) salieron bajo el guión previsto, incluso ganando unos segundillos al crono. En esos primeros kilómetros se nos unió un corredor que nos acompañó casi toda la carrera, siempre a nuestras espaldas, pero que no se quedaba en ningún momento. Pasando esa primera decena de kilómetros, coincidiendo con el avituallamiento en la salida de Ciudad Real y que era cuesta arriba tuvimos una pequeña pérdida de segundos, pero al poco volvimos a marchar al ritmo deseado.

Entre el 13 y el 14 nos adelantó Paco, el hermano de Joaquín, que iba a realizar la maratón entera. Eso nos dejó un poco tocados porque además nos pasó como si tal cosa, a un ritmo endiablado. Luego pagó estas alegrías y se le hizo la segunda vuelta muy dura, pero aún así consiguió hacer 3h15 que no es mala marca; sin embargo nosotros perdimos otro puñado de segundos debido al shock producido por el adelantamiento.

Después del animado paso por el centro de Miguelturra, de nuevo empezamos a transitar por calles muy solitarias de esta localidad y ya saliendo, en el kilómetro 16, se puso a tirar nuestro acompañante. Iba más fuerte que nosotros dos porque cuando llegaron los repechos fue separándose muy poco a poco, sin que fuéramos capaces de seguirle. Pasé dos o tres kilómetros un poco delicados porque veía que no sólo se iba el acompañante, sino que veía que Joaquín también me dejaba tirado. Menos mal que llegamos al kilómetro 19 y el perfil era un poco más favorable; sin embargo, ya veía que la cosa iba a estar muy justa, sobre todo porque un kilómetro después el tiempo era de 1:25:25 (íbamos 25 segundos peor). Sólo quedaba echar toda la carne en el asador en ese kilómetro y pico para tratar de conseguir el objetivo.

Y así fue, sacamos fuerzas de flaqueza y ese último tramo fue el más rápido de todos, consiguiendo marcar un ritmo de 4:06 y bajando por los pelos de la hora y media. El tiempo oficial ha sido de 1:29:55, aunque hice algunos segundos menos de tiempo neto, llegando en el puesto 81 de la general y siendo octavo de mi categoría. Mi compañero de aventuras hizo un segundo más pero se aupó al tercer puesto del cajón de su categoría. Emilio, para no perder la costumbre, se hizo con el primer puesto de su categoría de mayores de 60 años y eso que dentro de dos semanas cumplirá 66 tacos. Este hombre no para de sorprenderme. Y para terminar, la única componente femenina del grupo pradolonguero también subió al cajón. La expedición fue todo un éxito.

Llegando a meta en la media de Castilla-La Mancha
Llegando a meta en la media de Castilla-La Mancha

Como curiosidad, decir que en esta carrera es en la única donde el dorsal ha hecho honor a su nombre. La manera que tuvo la organización de distinguir a los que iban a hacer la maratón de los que iban a hacer la media fue que los más vagos llevaran dos dorsales, uno en el pecho y otro, en el dorso. Nunca lo había visto hasta ahora.

Para terminar fuimos a comer al Hotel Guadiana donde Juan Julián del Gran Grupo Garabitas había reservado para una treintena de personas. La comida fue extraordinaria y muy bien de precio y la compañía, excepcional. Gracias Juju por tus desvelos.

Reponiendo fuerzas después de la carrera
Reponiendo fuerzas después de la carrera

Lo único malo es que acabé con la uña del dedo gordo derecho bastante mal. Ya estaba la cosa fea, pero me dolió bastante en los últimos kilómetros, como si se me fuese clavando. Me sangró durante ese último trecho y desde que paré después de meta no puedo andar con normalidad. La uña ha pasado de estar de color negra, a un color gris sucio, muy mosqueante.

Aprovecho para decir que aunque el sábado no corrí, sí me subí a la báscula. Marcaba 67,1 kg gracias a la gran cantidad de kilómetros que me metí la semana anterior, porque ésta ha sido de poco kilometraje.

Para terminar, dar las gracias a Emilio II (y a Cristina) por las dos primeras fotos y a Juan Julián por la segunda.

¡Ha llovido!

Ayer llovió sobre Madrid después de bastantes meses sin hacerlo. Me dio un poco de pena por mis zapatillas recién lavadas, pero una gran alegría porque ya era necesario, muy necesario. Además como durante el entrenamiento no llovía, daba gusto correr por terreno tan blandito, una delicia para las articulaciones.

Como el domingo toca carrera, nos hemos tomado con bastante calma el entrenamiento, nada de ritmo umbral ni cosas semejantes. Tranquilos, tranquilos y el domingo a darlo todo.

Hemos completado las dos vueltas a Pradolongo a ritmo tranquilo, totalizando los 10 km en 53:20 @ 5:20/km.