La octava etapa comenzaba en León y llegaba a Astorga después de 51 kilómetros y 311 metros de desnivel. A priori una etapa fácil.
Nos había comentado una amiga, que había hecho el camino un par de meses antes, que la salida de León es cuesta arriba y no le falta razón, ya que hay una gran cuesta y una salida un poco fea de la ciudad con un montón de coches y un tramo mal señalizado. Prácticamente hasta Hospital de Órbigo todo el recorrido es por un camino pegado a la carretera N-120 que a veces al pasar por un pueblo hay que ir por encima de la acera o cruzar al otro lado si quieres circular correctamente, ambas cosas hicimos.
En Hospital de Órbigo resulta llamativo el puente que salva el río Órbigo, que es realmente largo y antiguo. Luego leí que se trata del Puente del Paso Honroso, una construcción del siglo XIII que se encuentra en estado de conservación óptimo. El puente se encuentra sobre la calzada romana que antiguamente unía León con Astorga y es monumento nacional desde 1939. Parados en uno de los ensanches del puente había tres ciclistas que luego volvimos a encontrar varias veces durante el resto del Camino.
Paramos en el siguiente pueblo, en Villares de Órbigo a tomar un café con tan mala suerte que me senté en un banco y al levantarme noté que un clavo se me había enganchado en el culote y encima en el culote más nuevo que tengo, lo menos malo es que me hizo un agujero muy pequeño. Estando tomando café nos adelantó un tipo en bicicleta que poco después le adelantamos nosotros y que volvimos a vernos unas cuantas veces más.
Al salir del pueblo había dos opciones y por lo visto elegimos la peor y que luego descubrimos no era el Camino original, sino alguien lo «había desviado» para que pasase por otro sitio. Me dejé guiar por las flechas amarillas en vez de por el track y tuvimos que enfrentarnos a tres o cuatro subidas horrorosas por la pendiente, por la gravilla, las piedras y el calor que hacía. Acabamos llegando a una cruz desde donde se veía Astorga y donde nos encontramos con los ciclistas que habíamos visto antes en el puente sobre el Órbigo. Paramos en la cruz y uno del grupo nos hizo una foto a los dos y fue el que nos contó lo de los dos caminos: el original y el desviado.
Después de la foto y charlar un rato nos lanzamos a tumba abierta hacia Astorga por un tramo asfaltado que luego nos llevó a un puente que cruzaba la vía y que era largo, largo porque daba varias vueltas y para que las rampas no tuvieran mucha pendiente, eran largas.
Al poco entramos en la ciudad, puse el Google Maps y llegamos al Hostal Coruña, donde enseñé el carné, soltamos 55 € y dejamos las bicis en un garaje cercano. Aprovechamos que había una lavandería al lado del hostal y lavamos la ropa en la máquina en vez de hacerlo a mano como todos los días anteriores, pero en vez de usar la secadora colgamos la ropa en nuestra cuerda. Desde luego la cuerda y las pinzas fueron de lo más utilizado.
Fuimos a comer al restaurante Casa Maragata II ya que nos habían dicho que se comía fabulosamente y tenían razón, pero no es un sitio precisamente barato, ya que meterse un cocido completo son 26,50 € por cabeza, ninguna broma. De todos modos, nada ni nadie nos impidió que nos metiéramos un cocido maragato en toda regla: carne, garbanzos, sopa, natillas y café. Muy rico todo, especialmente los garbanzos.
Allí nos encontramos con unos tipos del Club Ciclista Aluche con los que estuvimos un rato hablando y nos dijeron que habían salido de Aluche el sábado, así que calculamos que se metían todos los días unos cien kilómetros, unos auténticos máquinas. Cuando vieron a mi amiga, como les habíamos dicho que habíamos salido desde nuestra casa, le preguntaron si había subido la Fuenfría. Pues claro, ¿por qué no?
Al acabar fuimos directamente al palacio episcopal, obra de Gaudí, para verlo por dentro y por ello pagamos 12 € por dos entradas y es que si por fuera llama la atención, por dentro es una pasada. Estuvimos contemplando embobados el interior del palacio siguiendo la audioguía. Muy interesante, también las vidrieras. Allí nos encontramos con el ciclista que habíamos visto por la mañana, que estaba haciendo algunas fotos.
Luego vimos la catedral de Astorga, que nos costó entrar 9 € a los dos y la verdad es que tiene cosas interesantes, pero después de haber visto el día anterior la de León, ésta parece de segunda o tercera categoría.
En esta etapa hay que tener mucho cuidado al salir de Villares de Órbigo para no irse por el camino «desviado». En un momento dado se llega a un cruce donde una flecha indica hacia la derecha y otra hacia la izquierda. Hay que coger la de la izquierda para bajar hacia el camino que iba paralelo a la N-120 y de esta forma ahorrarse dos o tres cuestas realmente asquerosas.