La sexta etapa comenzaba en Medina de Rioseco y acababa en Sahagún, donde se empalma con el Camino Francés. Sesenta kilómetros de etapa y 212 metros de desnivel. Se presentaba como una etapa llana aunque larga.
Sonó el despertador a las 7:45 y como casi siempre a las nueve salimos de Medina de Rioseco por el Canal de Castilla. Poco antes de llegar al canal vimos pasar a una bicicleta con alforjas y supusimos que sería un peregrino del Camino, pero a saber. Ir por el Canal es una auténtica maravilla, lástima que sólo fueron ocho kilómetros a su vera.
Luego ya salimos a los campos de Castilla, con un sol de justicia. Fuimos algún tramo por carretera (desde Tamariz de Campos hasta Moral de la Reina y un poco por Santervás de Campos), pero casi todo fue por caminos, algunos con mucha arena y gravilla que provocaban que se avanzase poco. Si al estado del camino añadimos que hacía aire en contra durante gran parte del recorrido y que había muchas subidas y bajadas aunque de poca monta, la etapa se hizo dura, sobre todo los últimos kilómetros desde Arenillas de Valderaduey que aunque íbamos relativamente frescos por ir al lado de un río, ya íbamos cansados y no veíamos el final. Desde Grajal de Campos hasta Sahagún, que quedarían unos cinco kilómetros, el camino estaba lleno de piedras y fue muy desagradable porque además íbamos un poco apajarados ya. Fue en ese tramo donde adelantamos a dos tipos que iban andando y que parecían peregrinos.
Antes de esto pasamos por Cuenca de Campos donde vimos el hito kilométrico de los 400 km, lo que indicaba que ya llevábamos más de 300 km en las piernas. Pasando Cuenca de Campos estuvimos un rato circulando por donde estuvieron las vías del «tren de la burra», que ya habíamos visto por la zona de Medina de Rioseco. Ese tren lo montaron para potenciar la zona, pero iba tan lento que iba como una burra, de ahí su apodo. Como a mitad de etapa pasamos por Villalón de Campos, un pueblo muy bonito con una iglesia muy chula y una plaza mayor muy bonita también con un llamativo rollo jurisdicional y donde deberíamos haber parado, pero seguimos hasta Fontihoyuelo, que no tiene nada de nada y allí nos tomamos la barrita y el trozo de pan de higo. Por no tener, no vimos ni una fuente. Pasamos también por Santervás de Campos, en donde vimos una bonita iglesia que nos hizo entrar en el pueblo, pero no encontramos la toma adecuada para hacer la foto.
Llegamos a Sahagún a las dos de la tarde, después de 67 kilómetros según Google Maps, y fuimos directamente al Hostal Alfonso VI donde pudimos dejar las bicis en un garaje que tenían al lado. En el mismo hotel comimos por 14 € cada uno donde nos sirvieron unos platos muy generosos. Lavamos la ropa en una pila que tenían en el hostal y la colgamos en sus propias cuerdas.
Cuando estábamos comiendo llegó una peregrina con su mochila a la espalda, de la que colgaba una concha y las credenciales. Estuvo hablando con la recepcionista, que también hacía de camarera, y en un momento dado la indicó unas maletas que estaban allí esperando a ser recogidas, entonces nos preguntamos ¿qué llevaría esta mujer en la mochila que llevaba a sus espaldas? Imagino que no mucho porque cuando llevas una mochila pesada lo primero que haces cuando paras en un sitio es quitártela.
Después de la siesta estuvimos visitando el pueblo, que es muy bonito. El albergue de peregrinos está en una iglesia que también es sala de conciertos y oficina de información turística. La sala de conciertos se llamaba Carmelo Gómez, imagino que por el actor del mismo nombre que es natural de esta localidad. Allí nos podían haber sellado las credenciales, pero como en el hotel también lo hacían, pensamos en hacerlo en el hotel a la vuelta. Vimos la iglesia de San Lorenzo, mozárabe, muy bonita, lástima que no estuviera abierta y es que casi todas están cerradas.
La Plaza Mayor es también muy bonita, toda llena de soportales y con un montón de terrazas bajo esos soportales. Vimos también unos cuantos grafitis con tema del Camino muy bonitos. Resultó curioso un arco que en su época formaba parte de un monasterio que ahora está en ruinas. A su lado se encuentra la iglesia de San Tirso, también mozárabe, muy bonita. Desde allí subimos a la iglesia de la Peregrina, situada junto al Camino por donde habíamos entrado por la mañana. Lo último que visitamos fue el Puente Canto, sobre el río Cea, donde hay un parque muy agradable, todo verde y donde vi un sauce llorón muy grande, enorme.
Ya en la habitación estuvimos reservando para el día siguiente en León y encontramos un sitio muy céntrico llamado el Hotel Rincón del Conde por un precio muy razonable, ya que salió por 49 €.
Decir que Sahagún es donde se junta el Camino de Madrid con el Camino francés, así que a partir de mañana veremos más peregrinos, que de momento los que hemos visto se pueden contar con los dedos de una mano.