La segunda etapa originalmente partía de Manzanares el Real y llegaba a Segovia atravesando el puerto de la Fuenfría. Una etapa de 56 km con 1.220 metros de desnivel; sin embargo nosotros salíamos de Becerril de la Sierra, así que nos ahorrábamos unos kilometrillos.
A las ocho comenzaba la hora del desayuno, pero cuando bajamos ya había gente que se había ido. Si lo hubiéramos sabido… Después de desayunar preparamos las cosas y nos pusimos en marcha, un poco antes de las nueve. Antes de salir del pueblo nos pasamos por el Ayuntamiento para que nos sellaran las credenciales, nuestro primer sello. Volvimos por la misma carretera por la que entramos al pueblo y cogimos el Camino a la altura de una rotonda donde confluyen la M-617 por donde veníamos el día anterior y la M-607 que va a Navacerrada. El Camino, que está bastante mal, transcurre paralelo a esta carretera atravesándola en un momento dado y entrando en la localidad de Navacerrada y por algún motivo que desconozco el track te lleva por la calle más empinada de Navacerrada, tan empinada que tuvimos que poner pie a tierra. No habíamos llegado a la Fuenfría y ya habíamos penado unas cuantas veces. Esa cuesta tan empinada acaba en una calle cortada donde hay que subir una cuesta corta y aún más empinada de tierra con algún desperdicio de materiales de construcción. Ese rampón acaba en la carretera y justo enfrente hay un cartel del Camino, así que fui para allá sin tan siquiera mirar el track. Craso error porque el track llevaba por la carretera hasta Cercedilla y el Camino iba por unos escalones muy altos y de mucha pendiente, que me costó Dios y ayuda subir. La cuesta era tan dura que tuve que dejar mi bici y subir la de mi amiga. Me di cuenta después de ese ímprobo esfuerzo de mi error y volvimos a la carretera, donde después de una pequeña cuesta ya es todo cuesta abajo hasta Cercedilla, población que hay que atravesar para coger la carretera que sube a la Fuenfría y que pasa por las piscinas naturales tan famosas. Desde luego si alguien hace el Camino, que atraviese Navacerrada por la carretera M-607 sin entrar en el pueblo.
El día antes nos había dicho un tipo que iba en bici que lo peor de la Fuenfría son los primeros kilómetros, los asfaltados y que luego suavizaba y es verdad que al comienzo hay tramos de buena pendiente donde mi amiga tuvo que poner pie a tierra. Llegamos a una fuente junto a un aparcamiento y allí paramos a repostar agua. La carretera poco a poco va perdiendo asfalto, pero no suaviza hasta algo después, que se puede subir más tranquilo. Pasamos por un mirador donde comienza una cuesta abajo y pensábamos que ya habíamos coronado, pero no, aquello seguía subiendo aunque más llevadero. Mi amiga me preguntó la hora y como eran cerca de las doce paramos a comernos una barrita. No tardamos mucho en llegar a la cima de la Fuenfría donde paramos a recoger agua en una fuente próxima. Bajé andando a la fuente con los dos bidones, los llené, subí arriba, nos hicimos una foto y ya bajamos hacia Segovia por un camino horripilante lleno de piedras que me hacían temer por las alforjas; sin embargo acabó lo peor de la bajada y las alforjas ahí seguían. Después de las piedras hay tramos asfaltados, unos mejor y otros peor por donde bajábamos a buen ritmo y por un tramo final que debía tener una pendiente bárbara porque la bici se iba a toda pastilla.
Después de una buena bajada se coge un camino a la izquierda un tanto irregular porque hay algunas piedras y algunos tramos con rodadas algo profundas donde mi amiga metió la rueda de la bici y se cayó y menos mal que no se hizo nada serio. Llegamos a una carretera que cruzamos y a partir de ahí luego mejoró el Camino que seguía favorable hasta la llegada a Segovia donde paramos a comer antes de llegar al hotel. Igual que el día anterior, el Garmin se quedó sin batería antes de llegar a nuestro destino, por lo que habrá que fiarse del Google Maps que dice que hicimos 48 kilómetros en casi cinco horas y es que hasta que pasamos el pueblo de Navacerrada y subimos la Fuenfría se nos fue demasiado tiempo.
El Hostal Natura no tiene un sitio donde dejar las bicis, hay que subirlas a la habitación y además no hay ascensor. Subimos las bicis, nos duchamos, lavamos la ropa y la colgamos en el cuarto de baño utilizando nuestra cuerda y nuestras pinzas. La habitación era bonita, pero para dormir no me convenció nada porque la luz de emergencia era demasiado luminosa, el aire acondicionado hacía mucho ruido y si abrías la ventana se oían los demás aparatos de aire acondicionado. No lo aconsejo, aunque su única ventaja es que está muy céntrico.
Mi consejo, como ya había comentado, es no seguir el track al llegar al pueblo de Navacerrada, sino atraversarlo por la M-607. Entrar en el pueblo es penar innecesariamente para nada.