Si el martes contaba la movida que tuvo nuestro compañero Pepe con un perro, hoy también la hemos tenido. Íbamos corriendo cuatro pradolongueros por el camino que solemos hacer. Dimos la primera vuelta y comentábamos que parecía que había menos perros de lo habitual, probablemente porque hacía un día un tanto desapacible con frío y viento.
Ya no nos quedaba mucho de la segunda vuelta, íbamos por el estatua Tres cuando un perro ha salido detrás de nosotros ladrando como un salvaje. Uno de mis compañeros, ya harto de la situación, se ha vuelto con intenciones de dar una patada al perro. Enseguida ha llegado la dueña del perro al grito: «como des una patada al perro te doy una patada en la cabeza». Como comentaba en la anterior entrada, se ha llegado a la absurda situación de que un perro tiene más derecho que una persona.
Según decía la chica en cuestión hay que tener empatía con el perro. No sé muy bien que es tener empatía con el perro, pero desde luego el animal tiene poca empatía con el corredor.
Ante este tipo de situaciones lo mejor va a ser dejar que te muerda el perro y luego denunciar al dueño del animal, porque no veo otra alternativa. Esto no tiene remedio.
Al final lo de menos es señalar que hice 9,7 km en un tiempo de 54:16 @ 5:35 min/km. Lo importante es que sobrevivimos.
Por cierto, hoy es Santa Lucía. Me encanta este día porque en la creencia popular, se cree que a partir de este día los días empiezan a estirarse, es decir, que hay más horas de sol. Según parece no es cierto, porque si bien antes del calendario gregoriano el día de Santa Lucía coincidía con el solsticio de invierno, ahora es el 21 de diciembre. O sea, que nos toca esperar aún ocho días para que tengamos más horas de sol.