Hoy he salido de nuevo a probar cómo evoluciona la lesión. Me ha sorprendido gratamente que nos hayamos reunido ¡¡¡seis pradolongueros!!! en el punto de encuentro. Algo totalmente inaudito en las últimas fechas. Ya ni recuerdo cual fue la última vez que nos juntamos tantos. Lo mejor es ver de nuevo a Quique, que lleva lesionado desde la media de Fuenlabrada, allá por el mes de octubre.
También es buena cosa que a las siete de la tarde sea ya de día, se nota que los días han estirado un montón. En cuanto nos descuidemos, cambian la hora y ya hacemos todo el entrenamiento de día, que mola más.
Llevábamos ya mucho tiempo quejándonos de los pinos que están en el Paseo Poblado de Orcasitas, dentro del Parque de Pradolongo, porque tenían las ramas muy caídas y no se podía pasar por debajo de ellos, lo que obliga a ir por el adoquín, en vez de ir por tierra.
Pues bien, nos hemos encontrado que esos árboles, que llevaban bastante tiempo solicitando una poda, han sido podados, pero ¿y ahora qué? ¿qué pasa con las ramas? Que llevan más de una semana y ahí siguen. ¿Tardarán tanto tiempo en llevarse las ramas como en podarlos? Esperemos que no…
Ahí andan las ramas, sin ser recogidas
Iba yo con mis cinco acompañantes tan ricamente, no forzando demasiado, hasta que pasado el kilómetro tres han empezado a apretar. Prudentemente he decidido seguir a mi ritmo, tranquilamente, que no tengo ninguna razón para forzar. Así que después de empezar bien acompañado, he terminado más solo que la una. Pero es lo mejor para todos: yo no me fuerzo y tampoco obligo a mis compañeros a ir despacio.
Cuando he llegado al kilómetro seis he dejado de correr, que no es cuestión ni de ir deprisa ni de hacer mucho. He completado esos 6 km en un tiempo de 33:52 @ 5:38 min/km. He acabado bastante contento con el entrenamiento, no he notado apenas la lesión.