En Fuencarral tenía que haber estado

El sábado 30 de enero por la noche hice la inscripción a la media de Fuencarral y horas después, el domingo, en la Casa de Campo me lesioné. Es cierto que hoy he ido a correr, pero por precaución no he ido a la media de Fuencarral ya que son muchos kilómetros y encima cuesta arriba un montón de ellos.

Un día como hoy, pero hace seis años, estuve allí, en un día muy, muy frío. Y también estuve hace 19 años y 12 días en la que fue mi primera participación en esta bonita y dura carrera.

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En la media de Fuencarral 1997, con unos años menos y unos cuantos kilos más

Pues bien, en un ataque de cordura decidí no participar esta vez aunque ya llevo un par de días corriendo, pero no me gustaría recaer, así que he optado por un recorrido más suave y de menor kilometraje.

Salí de casa y estaba lloviendo, así que opté por la manga corta, que cuando llueve, cuanto más ropa lleves, peor, que luego tarda más en secarse. Curiosamente, dejó de llover al poco y pudimos disfrutar de un agradable día por Madrid Río, que fue nuestra elección al estar todo muy mojado.

Hicimos unos 11,6 km aunque el GPS sólo muestre 9,8 km. Y es que esta vez decidió el cacharro no sincronizar. Debió ser que no estaba muy conforme con el día nublado, aunque sé que no tiene nada que ver una cosa con la otra. El caso es que fuimos trotando y pasaron 1,8 km hasta que consiguió sincronizar con los satélites.

Después una ida tranquila por Madrid Río y luego apretando un poco a la vuelta, acercándonos a ritmos de cinco minutos por kilómetro. Y la verdad es que la lesión, bien, no noté nada raro. Esto parece que marcha bien.

Lo que no marcha tan bien es lo del peso. Ayer marcaba la báscula 69,7 kg, que es mucho, mucho peso. Vuelvo a estar casi en la casilla de salida de cuando hicimos Joaquín y yo el pacto de un mes, un kilo.