Algo de mono sí tenía

He estado casi veinte días sin correr y pensaba que no me había afectado demasiado. De hecho, en ese tiempo no es que tuviera un deseo irrefrenable de correr, pero ahora que he empezado de nuevo, parece que ya no lo puedo dejar. Y eso me ha pasado hoy, he llegado después de unos asuntos a casa pasadas las ocho de la tarde y no he podido resistir a ponerme las zapatillas y salir a correr.

A eso de las ocho y veinte salía dirección Pradolongo después de realizar unos estiramientos en casa, algo temeroso de que se me hiciese de noche durante el entrenamiento. Tampoco es que vaya a pasar nada porque se haga de noche, pero después de tantos días corriendo en la obscuridad, no apetece mucho ir a tientas.

La idea era hacer sólo ocho kilómetros. Así que hice cuatro a ritmo tranquilo y luego apreté en la segunda mitad, tratando de acercarme a los cuatro minutos y medio. El primero se me fue un poco, pero luego conseguí el objetivo, aunque reconozco que me costó lo suyo mantener ese ritmo. Está claro que después de la inactividad, aunque sólo sean tres semanas, se pierde, sobre todo ritmo.

Completé los 8 km en un tiempo de 38:07 @ 4:45 min/km.

La jota de Joma

Con las zapatillas de entrenamiento en la basura, no tenía más opciones que comprar unas nuevas o tirar de mis Joma Marathon 3000 que utilizo para algunas carreras de no mucha distancia. Ya sé que es desperdiciar unas buenas zapatillas simplemente para entrenar, pero si no hay otra cosa…

Joma Marathon 3000
Joma Marathon 3000

Lo cierto es que tengo una relación amor/odio con estas zapatillas. Me gusta porque son ligeras y con poco drop, por lo que ayudan a correr bien, plantando el antepié. Pero por otro lado, son algo estrechas para mi pie tan ancho. Aparte que el poco drop hace que los aquiles se estiren más y los lleve más cargados y al rojo vivo.

Pues bien, esta marca me ha traído recuerdos de abuelo cebolleta. A finales de los setenta vivía en Fuensalida, un pueblo muy, muy cercano a Portillo de Toledo donde Joma tenía la fábrica. Pegada a la fábrica de Joma había otra, conocida como Deportivos Jucundiano. A alguien le puede parecer que es un nombre curioso, pero es que el dueño se llamaba (creo que se llama todavía) Jucundiano.

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Deportivos Jucundiano, foto obtenida de www.todocoleccion.net

Jucundiano y familia vivían justo en el mismo bloque de pisos donde vivía yo con la mía, por lo que mi padre entabló amistad con este hombre y desde entonces, empecé a llevar zapatillas Jucundiano.

Reconozco que me resulta imposible recordar cuales fueron las zapatillas con las que participé en la primera carrera, allá en Sonseca sobre el año 77, pero tengo casi la certeza de que llevaba unas Jucundiano, porque ¡eran las únicas que usaba por entonces! Y bien orgulloso que estaba de mis zapas.

Todo esto ha venido a la memoria porque hablando hace unas semanas con un fuensalidano me comentaba que la jota de Joma había sido «robada» de la jota de Jucundiano. No lo sé, la verdad, no recuerdo en aquel entonces cómo eran las zapatillas de Joma ni si la jota era de tal o cual manera, pero la de Jucundiano era como la de la foto de la pegatina que he puesto. Un aire se dan… no dejan de ser jotas ambas.


Ayer martes no pude salir, por lo que he salido hoy miércoles y, por lo tanto, sin los compañeros habituales. Así que he decidido ir a Parque Sur. Al poco de bajar me he dado cuenta que no había cogido el cronómetro, pero tampoco tiene mucha importancia, lo que realmente interesa es ir cogiendo sensaciones. Y la verdad es que me he encontrado bastante bien en los nueve kilómetros (tres vueltas) que he dado. Incluso me he permitido el lujo de cambiar el ritmo en algunos tramos. Hay que seguir así.

Molestias por doquier

Decidí el año pasado no salir a entrenar el mismo deporte dos días seguidos; sin embargo, hoy he salido. Y no debería de haberlo hecho, porque si estoy diecinueve días sin salir a correr, ¿qué sentido tiene volver y hacer dos días seguidos? Son cosas sin sentido que a veces hacemos los corredores.

Todo ha sido debido a que una amiga me pidió que la acompañase y uno, que es blando de corazón, no se pudo negar. Así que a eso de las diez de la mañana salimos hacia Pradolongo para tratar de hacer dos vueltas y un poco para completar los 10 km habituales.

Si ayer el tendón izquierdo el que me dolía, hoy era también su compañero. Iba corriendo y parecía que me quemaban los talones con un soplete. Me costaba dios y ayuda no descolgarme de mi amiga que se pasó todo el entrenamiento tirando de mí y aflojando el ritmo cuando veía que me quedaba. Una mala experiencia la del día de hoy.

Tirando más de pundonor que de otra cosa, completamos 10 km en un tiempo de 52:50 @ 5:17 min/km.

Ayer comenté que había cogido un par de kilos, pero no lo anoté. La báscula marcaba 70,5 kg que es exactamente lo mismo que cuando volví de vacaciones este último verano. Primer objetivo: bajar de los setenta la semana que viene.

Diecinueve días para nada

Acabó la media de Villarrobledo y tomé dos decisiones: la primera tirar las zapatillas a la basura que estaban ya fatales y la segunda descansar unos días para ver si mejoraba del tendón de aquiles que llevaba más de un mes dándome guerra.

Han pasado diecinueve días desde entonces y hoy he vuelto a calzarme unas zapatillas. Me he dado cuenta de que ese periodo de tiempo de descanso no ha servido para nada, porque el tendón me seguía molestando. Bueno, algo ha cambiado desde entonces: he cogido un par de kilos gracias a la inactividad, a las torrijas, a las rosquillas y a mi glotonería. Así que ya tengo tarea para estas semanas que están por venir.

¡Y qué mejor que empezar a correr en viernes de pasión! Al ser festivo no madrugué mucho y sobre las diez y media salía hacia Parque Sur. Hacía un día soleado y con una buena temperatura, así que salí fresco. Como suele ocurrir, me crucé con algún descerebrado abrigado hasta las cejas y esta vez, lo digo literal. Resulta curioso que a estas alturas todavía no sepan algunos que sudar no adelgaza, que luego se recupera bebiendo. Bueno, no quiero seguir que esto da para otra entrada.

La idea era hacer tres vueltas para completar 9 km y eso fue lo que hice. Sin mirar el cronómetro, simplemente corriendo sin más pretensiones. Después de dar las tres vueltas, miré el reloj y marcaba 9 km en un tiempo de 47:02 @ 5:13 min/km. No muy buenas sensaciones por el tendón, pero hay que acostumbrarse a correr con alguna molestia siempre.