Ya está la cosa a punto de caramelo, estoy contando los días que faltan para la gran cita. Y como no es cuestión de cansarse ni de lesionarse, hoy también nos lo hemos tomado con mucha calma.
El parque de Pradolongo sigue (y seguirá) horriblemente mal iluminado y resulta difícil no tropezarse en algunos tramos, menos mal que Joaquín llevaba una linterna que encendía en los tramos más complicados. Habrá que ir pensando en hacer un recorrido alternativo que esté más iluminado. Además, no sé si por el frío o por la escasez de luz, se ve poquísima gente por el parque.
Hoy se acercó el gran campeón Emilio al que estuvimos felicitando personalmente. Decía encontrarse bien después de su gran carrera y lo demostró haciendo unos kilómetros con nosotros.
Hicimos los típicos 10 km en un tiempo de 57:55 @ 5:47/km. Muy, muy tranquilos. Lo malo es que yendo a estos ritmos cansinos me como mucho la cabeza pensando si seré capaz de ir entre 4:30 y 4:35 días después.