Ayer llovió sobre Madrid después de bastantes meses sin hacerlo. Me dio un poco de pena por mis zapatillas recién lavadas, pero una gran alegría porque ya era necesario, muy necesario. Además como durante el entrenamiento no llovía, daba gusto correr por terreno tan blandito, una delicia para las articulaciones.
Como el domingo toca carrera, nos hemos tomado con bastante calma el entrenamiento, nada de ritmo umbral ni cosas semejantes. Tranquilos, tranquilos y el domingo a darlo todo.
Hemos completado las dos vueltas a Pradolongo a ritmo tranquilo, totalizando los 10 km en 53:20 @ 5:20/km.