Ponga un pinchazo (o dos) en su vida

Ponga un pinchazo en su vida… o dos. Hoy hemos quedado para hacer una salida hasta Aranjuez desde Rivas. Paco se ha animado a venir con nosotros y ha sido el «afortunado». De Ciempozuelos a Titulcia primer pinchazo. En Aranjuez, otro pinchazo. Vamos siete y pincha uno y encima pincha dos veces. Por algún extraño motivo hay cierta probabilidad de que si un mismo individuo pincha una vez, vuelva a repetir en esa misma salida.

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Primer pinchazo. Como buenos españoles, uno trabajando y todos los demás mirando

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Segundo pinchazo

A la vuelta, ¡cómo no! parada en San Martín a recuperar fuerzas. Impresionantes las barritas con tomate que ponen allí.

Dejando a un lado los pinchazos, fue una agradable salida con una buena grupeta, haciendo unos kilometrillos más que la anterior salida. Han sido 80 km en una tiempo aproximado de tres horas y diez minutos, haciendo una media aproximada de 25,3 km/h.

En bici hasta Titulcia

Hoy hemos salido en bici hasta Titulcia haciendo el recorrido Madrid – San Martín – Ciempozuelos – Titulcia y vuelta por el mismo camino. He tenido la fortuna de ir muy bien acompañado, nada más y nada menos que tres chicas me han escoltado. Así que iba como el rey de la casa 😉

Ha sido una salida muy agradable, a un ritmo tranquilo y disfrutando del sol, aunque notaba algo de fresco, por lo que los manguitos no me han abandonado hasta la subida a la Marañosa a la vuelta, pero antes hemos parado en San Martín a reponer fuerzas y hacernos algunas fotos de recuerdo.

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Recuperando fuerzas en San Martín

En total hemos recorrido 75 km en un tiempo aproximado de tres horas. No está mal para ser la segunda salida de este año.

Desempolvando la flaca

Llevaba años sin montar en la bicicleta de carretera. El año pasado acompañé a una amiga con la bici pero yo iba con una bici de montaña. Hoy, precisamente el día en que se celebra la maratón de Madrid, ha sido el día elegido para volver a cabalgar la flaca. Había olvidado ya la experiencia de conducir una bici de este tipo y la verdad es que no tiene nada que ver con una de montaña, todo es distinto: la postura, los desarrollos, los cambios, el pedaleo, las sensaciones, etc.

Después de hacer el recorrido hasta San Martín de la Vega por el carril bici y vuelta, completamos unos 54 km en un tiempo aproximado de dos horas y media. Con un dolor de culo impresionante y ahora, cuando escribo estas líneas, me duelen también los riñones. La postura que se lleva encima de la bicicleta de carretera es algo «peculiar» y tarda uno en acostumbrarse.

La mañana empezó temprano. Hoy era la maratón de Madrid y aunque no tenía pensado participar, sí me apetecía acercarme a saludar a los compañeros que iban a correr. Así que a las siete y diez había quedado con Emilio y Miguel para acercarnos a la salida. Llevaban objetivos distintos: Emilio iba a llevar el globo de 1h40 de la media maratón y Miguel tenía pensado hacer la maratón «completa» por debajo de 3h15.

Así que Emilio se fue donde habían quedado los de los globos y yo acompañé a Miguel hasta el guardarropa. Un agradable paseo por El Retiro -que estaba precioso- y a las ocho estaba en el punto de encuentro de los compañeros maratidianos. Como habíamos quedado un cuarto de hora después, estuvimos dando una vuelta de reconocimiento de los cajones de salida. A las ocho y cuarto volvimos y estuvimos saludando y deseando buena suerte. Los hice una bonita foto…

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Maratidianos preparados para el comienzo de la maratón

Poco después se dirigieron a sus cajones y yo me fui a casita, que me esperaba la flaca. Fui trotando desde Atocha hasta Santa María de la Cabeza y curiosamente no me molestó el esguince, aunque sí el tendón de aquiles derecho. No consigo quitarme esas molestias en el tendón…

Después de esperar el autobús, llegué a casa, desayuné, me vestí de romano, -abrigándome porque hacía fresco- y salí con mi amiga con la idea de que ella estrenase su nueva máquina, que es un pepino de cuidado…

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Merida Scultura CF 905

Agradable paseo por el carril bici de San Martín encontrándonos con bastantes ciclistas tanto a la ida como a la vuelta. Se trata, sin lugar a dudas, de uno de los recorridos más atractivos para los amantes de la bicicleta.

Madrid-Gijón-Madrid

El 19 de agosto a las 21 horas comenzó una prueba ciclista de 1200 km -sí, habéis leído bien, no se me ha escapado ningún cero, mil doscientos kilómetros- donde los participantes salían de Madrid, en concreto de Algete, iban hasta Gijón y volvían. Además el recorrido hay que realizarlo en menos de 90 horas, es decir, en menos de tres días y dieciocho horas.

Julián Sanz fue el participante que tardó menos tiempo, lo hizo en cincuenta horas y catorce minutos, bajando ocho horas el anterior registro. Pero esta entrada no es una loa al ganador, sino a todos los ciclistas que participaron en la prueba, demostrando que un ciclista preparado puede hacer «burradas» sobre la bicicleta sin recurrir a ayudas externas no permitidas.

Ya aprovecho para rendir homenaje a dos amigos que participaron en la prueba: Miguel Angel García Expósito y Juan Coca Cuesta. Compañeros, me postro de hinojos ante vosotros por vuestra hazaña, tenéis toda mi admiración.

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Es por estas cosas que me revienta el sambenito que se ha colgado a los ciclistas de que necesitan doparse para poder realizar una carrera por etapas. No señor, un deportista no necesita el dopaje para realizar su trabajo, aquel que lo hace es porque trata de llegar antes que los demás a toda costa, no por la dureza intrínseca del recorrido. Así que, por favor, dejen ya de decir que los ciclistas se dopan porque es imposible realizar los recorridos a base de espaguetis. Y alaben estas hazañas realizadas por ciclistas anónimos.


Hoy hemos salido en bici, pero nosotros, más modestos, sólo hemos hecho 23,4 km en un tiempo de 1:08:23 @ 20,6 km/hora. Han sido las tres vueltas al circuito de triatlón en el que mi compañera de entrenamientos participará el próximo septiembre.

Combinando dos especialidades

Ayer sábado íbamos a salir con la bici, pero al final se nos hizo tarde, así que hemos dejado para hoy domingo la salida. Pero también tenía planeada una salida a pie, así que he probado a hacer ambas cosas.

A eso de las diez y media salimos hacia San Martín de la Vega por el carril bici. Subimos la Marañosa y en vez de darnos la vuelta en el alto, bajamos hasta el cruce de la Warner y allí nos dimos la vuelta. Como no queríamos hacer muchos kilómetros, no llegamos hasta San Martín de la Vega, así que hicimos a la ida poco más de 24 km. Como luego volvimos por el mismo camino, totalizamos más de 48 km sobre la flaca. Reconozco que llegué a casa bastante fundido. Tengo que agenciarme una bicicleta de carretera ya mismo, que resulta complicado tratar de seguir los pasos de una de carretera con una montangüai.

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Subiendo la Marañosa por el carril bici

Lo dicho, llegué a casa bastante cansado. Guardé la bici, me cambié de vestimenta, estiré un poco y salí a correr al parque. Primero anduve un kilómetro y luego empecé a correr los doce minutos de rigor. Las molestias que tuve en el gemelo el último día de carrera ya eran inexistentes, aunque el talón del otro lado me molestaba algo todavía y eso que había empezado a embadurnarme con crema Fisiocrem y a estirar y masajear el tendón de Aquiles.

Esas ligeras molestias no impidieron que completara esa docena de minutos, en los que hice un primer kilómetro en 5:50, un segundo en 5:31 y cien metros más corriendo. Es decir, que por primera vez he conseguido sobrepasar los dos kilómetros con zapatillas minimalistas.

Cuando iba corriendo pasé por una zona que estaba embarrada. Después de realizar la carrera, me acerqué por el barro para examinar la pisada. Sólo se veía impreso en el barro la parte delantera de la zapatilla, nada del talón. Quizás eso indique que piso demasiado de puntillas y que no planto el talón, que debería hacerlo suavemente.

En resumen, el entrenamiento consistió en ir hasta el cruce de la Warner, volver y el entrenamiento a pie.

Cuando volví de vacaciones, el lunes pasado me pesé y me llevé la desagradable sorpresa que sobrepasaba los 70 kilos, en concreto, 70,2 kg. Esta semana me lo he tomado en serio lo de la alimentación y ayer sábado ya estaba en 69,2 kg. Lo que implica un kilo menos. Ya me quedo más tranquilo, pero tengo que seguir controlando.

Que no se nos olvide montar en bici

Llevábamos ya unas cuantas semanas sin montar en bicicleta, así que hoy hemos optado por entrenar en bici en vez de hacerlo a pata. Cuando has montado muchos años, los automatismos de montar en bicicleta los tienes asimilados y lo haces sin querer: subir piñones cuando se pone la carretera para arriba, lo que implica dar a la maneta de una determinada manera, etc.

Si no has montado mucho, hay que tener en la cabeza todo ese tipo de cosas y pensar mucho antes de darle a la maneta. Que si la izquierda es para las coronas, que si la derecha para los piñones, que si la grande es para subir dientes, que si la pequeña para bajar, etc.

Hoy hemos montado las bicicletas en el coche y con el vehículo de cuatro ruedas nos hemos acercado hasta el lago de la Casa de Campo, donde hemos empezado a dar pedales, tratando de seguir, una vez más, el circuito de triatlón. Saliendo de Lago, enseguida hay una cuesta corta, pero de pendiente considerable. Ahí es donde entran en juego los automatismos aprendidos con la práctica y donde se nota si tienes la habilidad suficiente para manejar los piñones y coronas con soltura. Y ahí es donde he visto que mi compañera de entrenamientos todavía anda algo pez en estas lides. Después de un par de semanas sin coger la bici, ya no recordaba cómo se subían o bajaban piñones, que si la izquierda, que si la derecha, que si para arriba, que si para abajo, …

Por fortuna, es algo que se aprende fácil y que en no muchas salidas se asimila. Así que espero que cuando llegue el día del triatlón ya lo haya interiorizado.

Hicimos tres vueltas al circuito, buscando en cada ciclista con el que nos cruzábamos la cara de Javier, pero no conseguí encontrarle, así que fuimos a nuestra bola. Comprobé que mi compañera sube cada vez mejor Garabitas… o que yo estoy bastante peor.

Dando esas tres vueltas completamos 24 km en un tiempo de 1:14:48 a una velocidad media de 19,3 km/hora. Algo lentos, pero lo importante es volver a coger las sensaciones. Ya habrá tiempo de ir más deprisa.

Por el Anillo Verde

Hoy se nos ha ocurrido la brillante idea de recorrer el Anillo Verde. El Anillo Verde es un carril bici que rodea la ciudad de Madrid, de aproximadamente 64 km. Según esa web tiene un desnivel acumulado de 310 metros, pero la verdad es que se hace duro ya que son muchas subidas y bajadas, muchos bordillos, muchos semáforos, muchos cruces de calles. Un verdadero horror, aunque hay partes que están muy bien y algunas muy agradables y con una bonita vegetación.

Cuando hicieron el carril hicieron bastantes puntos de descanso donde instalaron bancos y fuentes, pero fuentes que funcionen yo creo que se pueden contar con los dedos de una mano. Aunque alguna hay…

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Hacía un día bastante caluroso, de esos que invitan a estar en remojo, pero a mi últimamente compañera de entrenamientos se le ocurrió que podíamos hacer el anillo. Así que ni cortos ni perezosos nos disfrazamos de ciclistas y salimos con la idea de hacer el recorrido en sentido antihorario. Eran las seis y media de la tarde y la temperatura debería estar cerca de los cuarenta grados.

No sé si el calor o tantas subidas y bajadas, el caso es que a mitad del recorrido mi compañera de viaje ya iba con la pájara, pensando en cerveza y patatas fritas. Tengo la sensación de que cuando empiezas a pensar en comer es que ya estás escaso de energía y eso es lo que la pasaba.

Afortunadamente, el terreno que quedaba era más favorable que otra cosa y a un ritmo tranquilo íbamos acercándonos a la Casa de Campo donde habíamos pensado volver a casa por Madrid Río y abandonar en ese punto el Anillo Verde porque desde el lago de la CdC hasta la salida por encima de la carretera de Extremadura es todo para arriba y no estaba el horno para bollos.

Total que llegamos a casa totalmente de noche después de cuatro horas de pedaleo y habiendo completado unos 60 km o quizás alguno menos. El GPS se quedó sin batería cuando nos metimos por Madrid Río no sé si rebelándose por cambiar de recorrido y sólo marcó 52 km. Eso sí, esa distancia de casi 60 km es el kilometraje más largo hecho jamás por mi compañera de entrenamiento.

Y así completamos el mes de julio.

Sin límites

El otro día vi la película Sin límites que trata de la vida del gran corredor Steve Prefontaine. Desde que descubrí la existencia de este corredor tenía ganas de ver la película, para conocer algo más de su vida. La película no está mal, tampoco es nada del otro mundo, pero si te gusta esto del correr, merece la pena verla.

Sin duda ninguna, Pre es un corredor dotado para correr, aunque en la película niegue una y otra vez tener talento. Dice que el talento no existe, sólo el trabajo duro. Su entrenador, harto ya de tanto escucharle, acaba diciéndole que claro que existe el talento, que en su caso es la habilidad de sus pulmones en enviar la sangre a las células de manera eficiente (ya no recuerdo si dice eso o algo parecido).

Es evidente y creo que a nadie se le escapa que para poder llegar a la cúspide de un deporte no vale sólo con entrenar, hay que tener un talento especial, en caso contrario no llegas arriba. Siempre recuerdo a José Manuel Abascal y José Luis González, corredores del milqui de mediados de los ochenta, de gran rivalidad. Para mí el toledano era la clase, el talento, mientras que José Manuel Abascal representaba el trabajo, los duros entrenamientos. Desde mi punto de vista muy, muy personal, el toledano llegó más arriba que el cántabro, pero no sólo de talento vive el hombre…


Me acabo yendo por los cerros de Úbeda. Hoy he salido en la bici, desde el Parque de Pradolongo, pasando por Madrid Río hasta la Casa de Campo. Allí hemos hecho dos veces el circuito de triatlón. Después de las dos vueltas por la CdC, a casa por el mismo camino de ida. Iba acompañando a una amiga que llevaba una bici «de carreras» y yo con la montangüai y cada vez me resulta más complicado seguirla. En total hicimos 32,45 km en 1:38:13 a menos de 20 km/hora, pero atravesando Madrid Río resulta complicado hacer una media decente.

Reconociendo el circuito de bicicleta del duatlón de Villaconejos

El otro día me comentaron que el 28 de julio se celebrará un duatlón en Villaconejos. Nunca he participado en ninguno y se me pasó por la cabeza participar, así que cogimos las bicis, las montamos en el coche y nos acercamos a este pueblo, famoso por sus melones. Recorrimos el circuito y aunque es algo durillo, no nos pareció mal del todo. Olvidé llevarme el GPS, así que a ojo, hicimos los 20 km en más o menos 50 minutos, minuto arriba, minuto abajo.

Acabamos el reconocimiento, compramos unos melones (uno de ellos lo hemos tirado directamente a la basura) y volvimos a casa con la idea de apuntarnos a la prueba. Llegamos tarde, a la hora de hacer las inscripciones comprobamos que para nuestra desgracia ya estaban cerradas. Se había alcanzado el cupo de las 200 inscripciones. Nuestro gozo en un pozo. Se chafó nuestro debut en este tipo de pruebas.

Noticia triste… o no

Leo en este artículo que Sharon Dolan ha fallecido. Quizás mucha gente no la conozca. Yo desde luego no la conocía antes de leer la noticia.

Sharon Dolan era una mujer de 71 años con un excelente nivel en su grupo de edad, sólo ver la más que interesante marca de 21:59 en 5 km que hizo con 67 años.

Pues bien, esta señora falleció el pasado 2 de julio de un derrame cerebral mientras entrenaba. Descanse en paz. Evidentemente, siempre es triste un fallecimiento y sé que es algo duro decirlo, pero si tengo que pasar al otro barrio me gustaría que fuese así, corriendo. Estoy convencido de que Sharon Dolan también lo pensaba.

Hablando de cosas más mundanas, hoy tocaba de nuevo utilizar la bicicleta para que mi amiga vaya haciendo piernas. La mejor opción viviendo en el sur de Madrid es utilizar el carril bici que va desde Villaverde a San Martín de la Vega, así que con esa intención salimos, aunque algo más tarde de lo que habíamos pensado. Luego pagamos esa salida tardía ya que tuvimos que ir en procesión al coincidir con una marcha ciclista. Menos mal que fue poco más o menos un kilómetro.

Pude comprobar que mi acompañante va mejorando a pasos agigantados. La subida a La Marañosa la hizo francamente bien y se la ve bajar sin ningún temor. De hecho, me resultaba imposible seguirla en las bajadas, así que estuve todo el rato descolgándome en las bajadas y apretando el culo en las subidas para ponerme a su altura.

Acabamos haciendo 40 km en un tiempo de 1:47:26 a una media de 22,3 km que no es nada del otro mundo, pero para cuatro días que llevamos no está mal. Lo mejor es que acabamos bastante bien, aunque por la tarde las piernas notaron el esfuerzo ya que no están acostumbradas a este deporte.