Ayer sábado íbamos a salir con la bici, pero al final se nos hizo tarde, así que hemos dejado para hoy domingo la salida. Pero también tenía planeada una salida a pie, así que he probado a hacer ambas cosas.
A eso de las diez y media salimos hacia San Martín de la Vega por el carril bici. Subimos la Marañosa y en vez de darnos la vuelta en el alto, bajamos hasta el cruce de la Warner y allí nos dimos la vuelta. Como no queríamos hacer muchos kilómetros, no llegamos hasta San Martín de la Vega, así que hicimos a la ida poco más de 24 km. Como luego volvimos por el mismo camino, totalizamos más de 48 km sobre la flaca. Reconozco que llegué a casa bastante fundido. Tengo que agenciarme una bicicleta de carretera ya mismo, que resulta complicado tratar de seguir los pasos de una de carretera con una montangüai.
Subiendo la Marañosa por el carril bici
Lo dicho, llegué a casa bastante cansado. Guardé la bici, me cambié de vestimenta, estiré un poco y salí a correr al parque. Primero anduve un kilómetro y luego empecé a correr los doce minutos de rigor. Las molestias que tuve en el gemelo el último día de carrera ya eran inexistentes, aunque el talón del otro lado me molestaba algo todavía y eso que había empezado a embadurnarme con crema Fisiocrem y a estirar y masajear el tendón de Aquiles.
Esas ligeras molestias no impidieron que completara esa docena de minutos, en los que hice un primer kilómetro en 5:50, un segundo en 5:31 y cien metros más corriendo. Es decir, que por primera vez he conseguido sobrepasar los dos kilómetros con zapatillas minimalistas.
Cuando iba corriendo pasé por una zona que estaba embarrada. Después de realizar la carrera, me acerqué por el barro para examinar la pisada. Sólo se veía impreso en el barro la parte delantera de la zapatilla, nada del talón. Quizás eso indique que piso demasiado de puntillas y que no planto el talón, que debería hacerlo suavemente.
En resumen, el entrenamiento consistió en ir hasta el cruce de la Warner, volver y el entrenamiento a pie.
Cuando volví de vacaciones, el lunes pasado me pesé y me llevé la desagradable sorpresa que sobrepasaba los 70 kilos, en concreto, 70,2 kg. Esta semana me lo he tomado en serio lo de la alimentación y ayer sábado ya estaba en 69,2 kg. Lo que implica un kilo menos. Ya me quedo más tranquilo, pero tengo que seguir controlando.