Carrera túneles de la M-30

Me enteré veinte días antes que se iba a celebrar una carrera por los túneles de la M-30 para conmemorar el cincuentenario de la inauguración de la conocida autopista de circunvalación de Madrid. Me pareció una idea curiosa lo de correr por un sitio donde sólo se pasa en coche. Además como era gratuita y la salida no era lejos de casa, decidí apuntarme y unos cuantos compañeros y compañeras del Club Atletismo Zofío también se apuntaron.

Me desperté a eso de las siete. Me levanté, desayuné y a las ocho estábamos en Plaza Elíptica, donde nos esperaba Emilio 1, que había tenido el detallazo de recoger nuestros dorsales y camisetas. Allí, puntuales, nos juntamos los cuatro que habíamos quedado. Fuimos andando por Antonio Leyva hacia la Glorieta de Marqués de Vadillo y por el camino se nos unió la quinta componente del equipo.

Llegamos a la zona de salida y fuimos directamente al ropero porque pensábamos que si lo dejábamos para más tarde iba a haber mucha gente. Estaba muy bien organizado porque dejamos la ropa en cosa de segundos. Antes me encontré con José Antonio, antiguo compañero de MaraTI+D al que hacía años que no veía. Me comentó que había estado chungo de la rodilla, pero que últimamente parecía estar mejor. Le dije que habíamos quedado a menos cuarto en la puerta del cajón uno para hacernos unas fotos.

Con las compañeras del Club Atletismo Zofío y antiguos compañeros de MaraTI+D

En la puerta del cajón 1 nos hicimos varias fotos, unas con los compañeros del Club Atletismo Zofío y otras con los antiguos compañeros de MaraTI+D. Luego me metí con la compañera en el cajón 1 mientras los demás se iban al 2 o al 3. Estando en el cajón vi a Chema, otro compañero también de MaraTI+D y estuve un rato hablando con él. Dieron la salida, bajamos una cuesta de buena pendiente y nos metimos en los túneles donde por supuesto el GPS no funcionaba. Pensé que estarían los kilómetros señalizados, pero no lo estaban, así que no sabíamos bien la distancia que llevábamos recorrida ni lo que nos quedaba.

La compañera salió muy deprisa y me costó seguir su ritmo. Alcanzamos a un trío de corredores de Parque Sur y mientras ella se quedó con ellos yo tiré hacia adelante. Cuando llegamos a una puerta que nos sirvió para cambiar de túnel y de sentido de la marcha, me alcanzaron. Ahí cogí una botella, di un poco a la compañera y mientras trataba de encontrar un contenedor para echar e el envase se me fue un poco la compañera siguiendo la estela de los de Parque Sur y en ese tramo que era cuesta abajo la distancia fue aumentando metro a metro y ya no fui capaz de alcanzarlos. Los veía ahí no muy lejos y esperaba que el terreno fuese llano y no descendente, pero nada, no recortaba, no era capaz de mover las piernas más deprisa, me falta velocidad.

Hacía mucho calor en los túneles y la sensación no era nada agradable, pero así era para todos, no sirve de excusa. Los veía ahí mismo, aunque cuando nos juntamos con la gente que sólo iba a hacer seis kilómetros me costaba más trabajo verlos, pero estaban ahí, de vez en cuando sobresalía la camiseta verde de los corredores de Parque Sur. En un momento dado, después de pasar el desvío que indica Glorieta Marqués de Vadillo, se realiza un giro de ciento ochenta grados y ahí debían tener encendidos los ventiladores porque se notaba más fresco. Enseguida se llegaba a la rampa por donde habíamos entrado en los túneles y se hizo dura de narices, ya iba con la reserva encendida.

Pasé por la linea de meta, en el Puente de Toledo, con cuarenta y seis minutos y pico, lejos de bajar de cuarenta y cinco como me hubiese gustado, pero creo que eran más de diez kilómetros porque iba más deprisa que semanas antes en Butarque e hice más tiempo.

Saludé a los que me habían traído con la lengua fuera y me fui trotando al ropero después de haber recibido una bonita medalla, una botella de agua y un plátano. Cogí la ropa en un periquete y volví hacia la linea de llegada donde había quedado con los compañeros. Esperamos a que llegaran todos, comprobamos que nadie del equipo había conseguido trofeo y nos volvimos por donde habíamos venido hacia Plaza Elíptica.

Una carrera curiosa pero creo que no repetiría. De hecho, al tratarse del cincuentenario de la inauguración de la M-30, no creo que la vuelvan a hacer… ¿Quizás en el centenario?

XI Carrera Popular de Butarque-Villaverde

Había puesto el despertador a las siete y media para desayunar y tener tiempo para hacer la digestión. Me levanté, desayuné, me preparé y minutos después de las ocho y media estábamos en el punto de encuentro donde sólo nos encontramos con uno de los compañeros porque los otros se habían ido de una manera u otra.

Llegamos al barrio de Butarque, aparcamos en el descampado cercano a la salida/meta y nos dispusimos a encontrar al resto de los compañeros. Después de dar un poco de vuelta conseguimos encontrarnos todos y nos hicimos una bonita foto antes de salir. Nos juntamos unos cuantos esta vez.

El Club Atletismo Zofío en la carrera de Butarque-Villaverde

Me coloqué junto a una compañera no muy lejos de la linea de salida, dieron la salida al rato y salimos lanzados, ya que la salida es cuesta abajo, aunque tampoco quisimos acelerarnos demasiado. Acaba la cuesta abajo en el Parque Lineal y por allí hicimos unos cuantos kilómetros. Yendo por el parque noté que iba bien. Eso sí, iba mirando el cronómetro en cada kilómetro y no era capaz de bajar de cuatro minutos y medio, aunque no eran muchos segundos la diferencia.

Salimos del Parque Lineal poco antes del kilómetro seis. Ahí la compañera se quedó un poco atrás ya que se iba quedando ligeramente en cada subida, pero pronto se puso a mi par. En otra subida antes del siete también se quedó un poco atrás y en la cuesta más larga se quedó más atrás aún. Subiendo vi que había una chica a la que nos íbamos acercando y otra un poco más allá con una bicicleta a su lado, por lo que pensamos sería la tercera clasificada.

En la bajada, buscando el noveno kilómetro dije a la compañera que había que aprovechar, que era su terreno. Nos íbamos acercando a la que creíamos cuarta y ésta se iba acercando a la tercera. Poco antes del último repecho nos pusimos a la altura de la cuarta, ya casi las tres juntas, pero en esa ultima subida de nuevo flaqueó la compañera y ya no pudo adelantar a nadie, llegando a meta las tres chicas casi una detrás de otra, separadas por muy pocos segundos.

Yo me sentí genial durante toda la carrera, mucho mejor que en todas las carreras en las que había participado en este año, sobre todo la última, la de Mercamadrid, en la que lo pasé muy mal. De hecho no sé si me adelantó alguien en la segunda mitad y además llegué un poco antes que la compañera, que siempre entra delante de mí.

Al final la compañera, que pensaba que había sido quinta de la carrera resultó ser cuarta y segunda de su categoría. La otra compañera del club también fue segunda de su categoría, pero no llegó muy contenta del todo.

Hice un tiempo según mi reloj de 45:12 por lo que no conseguí el objetivo de bajar de 45, pero muy contento porque las piernas me respondieron muy bien.

Después de la carrera pregunté a uno de los corredores del equipo de Velilla de San Antonio cuando iban a celebrar el cross, pero me dijo que este año lo habían suspendido ya que no encontraron patrocinador. Una pena porque según me contó todo lo recaudado era para un fin benéfico.

Después de que las chicas recogieran sus trofeos estuvimos en el bar de allí tomando una cerveza. Comimos un poco de jamón cortesía de los Forofos del Running que habían ganado el jamón por ser el grupo más numeroso. Tomamos un par de rondas y nos volvimos a casa.

VII Carrera de Mercamadrid

Me animé a participar por segunda vez en esta curiosa carrera que se celebra en Mercamadrid. Desde luego no era el día más indicado. Sonó el despertador a las 6:50. Me dio un susto del carajo porque era el Garmin 220 que hace un ruido asqueroso y además vibra. Me levanté, desayuné, me vestí, hice mis necesidades y sobre las 7:30 estaba en el punto de encuentro donde ya me esperaba Miguel y compañía. Me monté y a las ocho menos cuarto estábamos en Mercamadrid. A alguien le puede extrañar qué hacía allí con más de dos horas de antelación, pero había quedado junto a los compañeros pradolongueros para echar una mano en la organización.

Estuvimos un rato esperando porque era algo pronto. Nos dio tiempo a saludar a Guti, que estaba incluso más nervioso de lo habitual, lo cual es lógico. Luego saludé a Aarón, que iba a realizar el cronometraje, y más tarde fueron llegando los pradolongueros y otro grupo de voluntarios con Antonio a la cabeza.

Nos dieron un chaleco verde como de papel de fumar y empezamos a colocar los mostradores y las botellas y las cajas con las bolsas que se iban a entregar a los corredores. Cuando acabamos de colocar todo me quité el chaleco dispuesto a calentar un poco.

Saludé a David alias DaPlaCer, fui al servicio, que parecía de cincuenta años atrás, con una taza turca y entre ejercicio y ejercicio de calentamiento, nos hicimos alguna que otra foto.

Representación del Club Atletismo Zofío con algún añadido

Ya antes de dar la salida notaba las piernas muy cansadas. Había vuelto de los Pirineos el día anterior de patear montañas y entre las piernas cansadas y que tenía la rodilla izquierda dolorida veía que aquello no iba a ir bien. A las diez dieron la salida. Salí con una compañera y vi que hicimos el primer kilómetro en 4:29 según el hito que habían colocado porque al entrar por las naves no podía uno fiarse del GPS.

En pleno esfuerzo, a punto de llegar al primer kilómetro

Hicimos el segundo aún más deprisa, siempre fiándome de los hitos y el tercero y el cuarto también a ese ritmo poco más o menos. Ahí dije adiós a la compañera porque iba con las piernas muy cansadas, pero que muy cansadas.

Lo pasé mal el resto de los kilómetros y eso que aflojé porque las piernas no me iban. Se me hizo la carrera muy larga, larguísima y lo curioso es que llegué no muy lejos de la compañera para lo mal que fui. Marcaba el reloj de meta algo más de 46 minutos, pero mi cronómetro, que puse en marcha al pasar la linea de salida me dijo que el tiempo era de 45:12. De todos modos, no tengo claro que la distancia sean diez kilómetros aunque a mí se me hicieran mucho más largos.

Cogí una botella de agua, fui a buscar a la otra compañera y cuando atravesó la meta me fui detrás del mostrador, me cambié de camiseta, me puse del chaleco verde y me puse a echar una mano, al igual que las demás compañeras que participaron. Estuve sobre todo sacando Aquarius, que estaban en sus bolsas y había que sacarlos y ponerlos en el mostrador.

Cuando ya llegó todo el mundo y se habían celebrado las carreras de los niños ayudé a recoger los mostradores, nos despedimos del personal y nos fuimos. Había una cola de órdago para recoger las cosas que daban en los diferentes stands. Cualquiera se ponía a la cola; sin embargo donde daban la cerveza estaba vacío, así que cogimos un vaso de cerveza cada uno, nos montamos en el coche y volvimos a casa.

XLII Trofeo San Lorenzo

Sonó el despertador a las siete, me pregunté por qué sonaba el despertador y recordé que tenía carrera. Me levanté, desayuné, me vestí de corredor y poco antes de las ocho estábamos en el punto de encuentro donde ya habían llegado todos los compañeros del Club Atletismo Zofío menos uno, que llegó enseguida. Nos montamos en dos coches y fuimos hacia Embajadores para aparcar por allí, cerca de la salida/meta de la carrera.

Aparcamos y fuimos andando hasta la calle Argumosa donde nos encontramos con el resto de compañeros del Club Atletismo Zofío que habían llegado antes que nosotros. Dejamos la ropa en el guardarropa y nos hicimos una foto los compañeros.

El Club Atletismo Zofío en el Trofeo San Lorenzo 2024

Una de las compañeras, que anda unos meses fastidiada, se fue hacia la salida para salir antes ya que pensaba hacerlo andando. Calenté un poco, saludé a Antonio y busqué a Ninfa para salir con ella. Me comentó que estaba pachucha y que no sabía qué podía hacer. Dieron la salida y fui sin mirar el reloj todo el rato, simplemente con la idea de no perder a la compañera.

En la Cuesta de San Vicente se fue quedando y me llamó la atención ver a una chica joven que subía siendo empujada por su acompañante. Un acto que me pareció muy feo y muy antideportivo. Volvimos a juntarnos después de subir las escaleras y ya fuimos juntos hasta el final, aunque yo casi siempre viendo su espalda. En Sol vimos a Emilio con un par de compañeros de Garabitas y cerca de Sevilla vimos a un compañero haciendo fotos y nos sacó una bien bonita.

En pleno esfuerzo, a la altura de Sevilla

Llegamos a la Carrera de San Jerónimo y desde allí ya el recorrido es favorable, por lo que aceleramos el ritmo. En la cuesta de la calle Argumosa adelantamos a una chica y casi llegando a meta nos esprintó y llegó antes que nosotros, ¡lástima! Llegamos a meta con un tiempo de 47:31 una marca algo birriosa, pero es lo que hay. Cogí una botella de agua y me la bebí rápidamente porque el día era caluroso y con mucha humedad, por lo que llegué sudando a mares y con sed.

XII Carrera popular PAU de Vallecas

Por segunda vez he participado en esta carrera popular que se celebra en el barrio del Ensanche de Vallecas. No tenía buen recuerdo de ella porque aquella vez hacía mucho aire y sumado a que la carrera tiene unas cuantas cuestas, se me hizo dura la carrera.

Nos acercamos hasta allí seis compañer@s del Club Atletismo Zofío divididos hábilmente en dos grupos: tres para la carrera de 5 km y otros tres para la de 10 km, para de esta forma sumar más puntos para la clasificación del circuito de la Unión de Carreras de Barrio de Madrid.

Llegamos con bastante tiempo, por lo que nos dio tiempo a dejar el coche tranquilamente, cambiarnos, calentar y hacernos unas fotos.

Los seis componentes del equipo

A las diez dieron la salida y aunque los primeros kilómetros son favorables, intenté no acelerarme mucho porque sabía que luego vendrían kilómetros duros y convenía tener algo de energía para no ir penando. Es por esto que pensé en ir a un ritmo cercano a 4:30, si acaso un pelín más rápido en las bajadas. Hice el primer kilómetro en 4:24 sujetándome porque era en gran parte cuesta abajo y el segundo en el mismo tiempo ya tratando de ir al ritmo previsto. En el tercero me dormí un poco y se me fue a 4:38 y tampoco anduve muy espabilado (o quizás no daba para más) en ese cuarto kilómetro, que se me fue a 4:34. Coincidiendo con el hito kilométrico número cuatro empezaba la fiesta porque comienza una cuesta arriba que te lleva a una glorieta cercana a la meta… Para los de cinco, porque al resto nos toca ir subiendo hasta un poco antes del kilómetro seis. La verdad es que miré con envidia a esos que se desviaban a la derecha buscando la meta, pero no me quedaba más remedio que seguir.

Obviamente ese quinto kilómetro cuesta arriba fue más lento y se me fue a 4:40 y el sexto aunque en gran parte es en subida, se llanea y se baja un poco y volví a acercarme a mi ritmo objetivo. Lo malo es que pasado el kilómetro siete, a la altura del metro de Valdecarros comienza otra subida que aunque ligera hizo que me diera un bajón, no sé por qué y me costó llegar al octavo kilómetro, ese fue mi kilómetro más lento. Pasado ese punto tenía en la cabeza que ya era todo favorable y cuando adelanté a uno le animé diciéndole eso mismo, pero me equivoqué porque en el ocho y medio también se ponía la cosa cuesta arriba hasta el nueve más o menos. De nuevo una bajada y luego otra pequeña subida para ya afrontar esos últimos quinientos metros ya sí claramente favorables. En esa bajada (o un poco antes) me adelantó un individuo con un carro con un bebé y me pregunté cómo es posible que fuera tan mal para que me adelantase un tipo con un carrito, así que traté de que al menos no se fuera muy lejos. En la glorieta donde ya se gira para coger la meta se entretuvo por algún motivo el del carrito y aproveché para acelerar todo lo que daban mis piernas por dos motivos, para adelantar al del carro y para no hacer un tiempo horrible. Llegué a meta cuando el reloj estaba a punto de pasar de 45 a 46 aunque el tiempo, el que realmente me importa, fue de 45:49 que es un tiempo regular… Siendo generoso. El objetivo de bajar de cuarenta y cinco minutos se quedó en agua de borrajas y es que tengo que perder un par de kilos si quiero mejorar. Tampoco ayudó que hiciera tanto calor, una temperatura absolutamente desproporcionada para estar a mediados de abril. Lejos, muy lejos quedan aquellos tiempos que rondaba los cuarenta minutos.

En pleno esfuerzo con la boca más seca que la mojama

Cuando llegué a meta iba a repartir octavillas de la Carrera del Zofío pero ya había unos cuantos compañeros que estaban haciéndolo, por lo que estuve hablando con la gente del Club Atletismo Velilla de San Antonio sobre su participación en dicha carrera y me comentaron que irían bastantes. ¡Bravo por ellos!

Una compañera, la que había participado en la prueba de cinco, y que estaba repartiendo octavillas me comentó que había sido tercera de las chicas en la prueba de cinco y ¡¡¡primera de su categoría!!! Esta chica no se baja del podium. Es por ello que nos esperamos a la ceremonia de premiación donde se llevó una bonita medalla.

En lo más alto del cajón

XLIII Carrera de Canillejas

La última vez en la que participé en esta carrera fue en 2004, hace ya nada menos que diecinueve años. Aquella vez fui a dejar la ropa en el guardarropa y me dijeron que ya no cogían más y no es que fuera con retraso a dejarla, así que me tocó hacer la carrera con la mochila y entonces dije que esta carrera no la volvería a correr nunca más; sin embargo, este año por diversos motivos me he animado a participar y eso que no estaba para correr.

Resulta que había hecho el Camino de Santiago desde Saint-Jean-Pied-de-Port hasta Santiago, lo que supuso andar treinta etapas y aunque no lo parezca son treinta días sin entrenar porque no es lo mismo andar que correr. El caso es que unos días después del Camino salí a correr y sólo pude aguantar kilómetro y medio, la rodilla izquierda me dijo basta. La siguiente vez que salí pude hacer cuatro kilómetros hasta que de nuevo la rodilla se quejó. Cuatro días después iba con dolor, pero podía correr decentemente hasta que llegué a una cuesta muy empinada y como no podía ser de otra manera tuve que parar por la rodilla, pero ese tercer día pude hacer nueve kilómetros. Pensé que si había hecho nueve, podría hacer diez una semana después y eso me animó aunque no las tenía todas conmigo.

Quedamos en el punto de encuentro y fuimos en el coche de Emilio hasta el centro comercial de las Rosas, donde aparcamos. Algunos entramos al centro comercial a hacer nuestras necesidades. Cuando ya estuvimos todos, nos hicimos unas fotos, dejamos la ropa en el coche y otro compañero que no iba a correr se llevó el coche para aparcarlo cerca de la llegada, ya que esta carrera empieza en un sitio y acaba en otro.

El Club Atletismo Zofío en la Carrera de Canillejas

A las once y media dieron la salida y me propuse seguir a una de las compañeras del Club Atletismo Zofío que dijo quería bajar de cincuenta minutos, aunque hizo el primer kilómetro en menos de 4:40 y no pude con ella. No me preocupó mucho que se fuera porque era cuesta abajo y sabía que en la cuesta arriba la cogería, como así fue cuando subimos la Avenida de Guadalajara donde las anteriores veces que había corrido daban la salida.

Se me fue otra vez bajando mientras yo hablaba con un amigo que me encontré en plena carrera. La volví a coger subiendo Arcentales, ya que se la hizo dura la última subida de algo más de un kilómetro y ya fuimos juntos. Eso sí, yo iba con algo de miedo a que la rodilla se quejara, pero aunque molestaba no fue un dolor que me impidiera correr. Fui animando a mi compañera para que no decayera y entramos los dos en meta haciendo un tiempo oficial neto de 49:37, lo cual dejó muy contenta a mi amiga porque había cumplido su objetivo. Yo también acabé muy contento simplemente por el hecho de acabar y que la rodilla no se hubiese quejado demasiado.

XLI Trofeo San Lorenzo

Un año más, para celebrar que llegan las vacaciones de verano, participé en la XLI edición del Trofeo San Lorenzo, una de las carreras más bonitas y castizas de Madrid y que además forma parte de la Unión de Carreras de Barrio. Es por ello que nos dimos cita un buen número de compañeros del Club Atletismo Zofío, para sumar puntos individuales y por equipos. Este año tocó adelantar la carrera ya que en un principio se iba a celebrar el 23 de julio, pero al convocar las elecciones ese día, tuvieron que adelantarlo una semana.

Sonó el despertador a las siete y me levanté. Desayuné como todos los días, pero menos cantidad para no tener la tripa llena en el momento de la carrera. Llegamos a las ocho en punto al punto de encuentro y nos extrañó no ver a nadie, pero pronto aparecieron los compañeros, se montaron en el coche y antes de llegar a la glorieta de Embajadores nos metimos por una calle a la derecha y enseguida encontramos sitio donde aparcar.

Fuimos andando hacia la meta y en la calle Argumosa, justo donde acaba la pequeña cuesta, nos encontramos con la otra compañera que había venido por otro lado. Dejamos las cosas en el ropero, nos hicimos una foto y estuve estirando mientras los demás calentaban.

Foto de equipo en el Trofeo San Lorenzo 2023

Fui hacia la salida y enseguida nos pusimos en marcha. Pronto me quedé solo, ya que mis compañeros salieron más deprisa ya que yo había decidido ir tranquilo porque llevo con la rodilla fastidiado desde que me lesioné entrenando para la maratón, ya unos cuantos meses y no se me pasa.

Fui prácticamente al trote sufriendo la rodilla más en las bajadas que en las subidas. Gente que me adelantaba en la bajada o en el llano luego los adelantaba en la subida. Los escalones me los tomé con calma, pero tampoco me dormí. Pasando por el Palacio Real adelanté a José Luis, compañero de equipo, y ya fui con él hasta la meta. El hombre también anda algo tocado de la rodilla. Al pasar por la línea de meta vi que el minutero marcaba 51 minutos, pero hasta que no vi la web no supe que mi marca era de 51:46. Recogí la bolsa con avituallamiento consistente en agua, bebida energética, una manzana, un zumo y una barrita con la correspondiente bolsa de AhorraMas.

Poco después de subir los escalones con mi bonito dorsal 404 (Not found)

XIV Carrera Popular Villa de Torrijos

Hoy se celebró la XIV edición de la Carrera Popular Villa de Torrijos y fue mi decimosegunda participación, una lástima no haber podido llegar al pleno, pero tampoco se acaba el mundo por eso :-). Me perdí la de 2013 por lesión y la del año pasado porque coincidió con la de la Elipa y opté por la más cercana.

En la carrera de Gerindote, dos semanas antes, acabé lesionado por lo que estuve sin correr hasta el viernes, que me probé después de haber pasado por las manos de Josefa. La prueba no fue satisfactoria y pensé que lo más seguro es que me tuviese que retirar, pero aún así decidí ir a Torrijos para acompañar a una amiga del Club Atletismo Zofío.

Este año habían adelantado la hora de salida a las 9:30 lo que obligó a darnos un buen madrugón para llegar a Torrijos, localidad distante a unos 75 kilómetros de mi casa, va a ser verdad ese que dicen que sarna con gusto no pica. Aún así llegamos a las ocho y cuarto y nos dio tiempo a recoger el dorsal sin agobios, a dejar las cosas en el coche, trotar un poco y hablar con algún que otro conocido. Se celebraba el IV Campeonato Regional de Castilla-La Mancha por clubes absoluto y master y se veía por allí gente muy «tirillas» y con pinta de correr mucho. Allí nos encontramos con una amiga que venía desde Cuenca con su equipo Run Faster intentando hacer una buena clasificación en clubes de chicos y chicas.

En el trote previo noté que me molestaba un poco el tendón, curiosamente en una zona más abajo de lo que me molestaba estas semanas anteriores, por lo que me atreví a salir, aunque con la idea de abandonar si la cosa iba a mayores. Es por ello que salí muy tranquilo, tanto que en el primer giro de 180°, donde está situado el edificio de la Cruz Roja, miré hacia atrás y vi que había muy poca gente detrás de mí y que si seguía a ese ritmo me iba a doblar alguno porque había gente de mucho nivel, de hecho Ángel Ronco Bargueño, el ganador de la carrera, hizo un magnífico tiempo de 30:00 batiendo el récord del circuito.

Pasé el primer kilómetro en 5:32 y decidí apretar un poco ya que aunque me molestaba el tendón, la cosa no llegaba a dolor, era soportable, bastante mejor que en Gerindote dos semanas atrás. Por el hecho de aumentar un poco el ritmo empecé a adelantar a alguno que otro, aunque no demasiados porque todo el mundo corría a toda pastilla. Al pasar por el arco de meta en la primera vuelta vi que llevaba 25:45 lo cual me pareció un tiempo razonable para cómo me encontraba.

Acabando la primera vuelta, muy tranquilo. Foto cortesía de Juan Iniesto.

Parecía que la molestia había remitido un tanto, por lo que me planteé como objetivo tratar de alcanzar a la compañera de club, así que tuve que hacer un par de kilómetros rápidos y pasada la gasolinera, sobre el kilómetro siete y medio ya la pude ver más cerca. Fue un ese momento cuando alcancé a un corredor llamado Adolfo, que era muy animado por la afición local, imagino que por ser de allí. Estuve con él hasta casi el final de la carrera cuando se adelantó unos metros.

Aunque el día era muy agradable para correr, ya que hacía fresquito, por la zona de la gasolinera, quizás por ser más expuesta, hacía bastante aire, frenando el ímpetu de los corredores ya que al menos por la parte del pelotón por donde circulaba yo, iba casi todo el mundo de uno en uno o de dos en dos, con pocas posibilidades de esconderse en un pelotón. Menos mal que la mayor parte de la carrera es por calles más estrechas y se nota menos el aire.

Poco antes del noveno kilómetro alcancé a mi compañera y juntos fuimos hasta la línea de meta donde llegamos con un tiempo oficial de 50:06 para ella y un segundo más para mí. Diez segundos más que el tiempo neto que marcó nuestro cronómetro que pusimos en marcha al cruzar la línea de salida.

Muy cerca de la meta. Foto cortesía de Muñoz.

En mi caso lo importante no era el tiempo, sino las sensaciones, que no fueron del todo malas, pero tampoco demasiado buenas, porque notaba que la lesión ahí seguía. Para mi compañera tampoco era demasiado importante el tiempo, lo que ella quería era subir al cajón de su categoría y lo consiguió, ya que fue segunda, así que el viaje a Torrijos no fue en balde, ya que se volvió a casa con un bonito trofeo y un chorizo, ambos de tamaño considerable.

En el segundo puesto del cajón

XL Trofeo San Lorenzo

Llevaba unas semanas fastidiado por lesiones varias y con poco entrenamiento por esas mismas lesiones y por el Camino, así que participé en esta prueba sin muchas pretensiones, pero con la motivación de estrenar la camiseta del Club Atletismo Zofío.

Con nuestras espectaculares camisetas

Vinimos una compañera y yo con Emilio, con el que habíamos quedado a las 7:45, por lo que poco antes de las ocho estábamos aparcando cerca de la línea de salida. Nos dio tiempo a ir tranquilamente al servicio y al guardarropa y pudimos calentar sin ninguna prisa. Según iba llegando la hora de salida la calle Argumosa, cerca de Ronda de Atocha se iba llenando de gente, pero nadie hacia intención de ir a la línea de salida. La explicación era sencilla en Argumosa había sombre y la línea de salida estaba al sol y no era cuestión de calentarse antes de tiempo. Faltaban menos de cinco minutos cuando la marabunta se fue moviendo hasta la línea de salida.

Como «no me jugaba nada» salí tranquilo, sobre todo pensando en la cuesta de San Vicente y los escalones con los que nos íbamos a encontrar, novedad en esta edición. Aún así hice los tres primeros kilómetros, más bien favorables, en 4:29, 4:36 y 4:24. Cuando se llevan tres kilómetros y medio se afronta la cuesta de San Vicente y ahí me fueron cayendo los segundos como si fueran de plomo. Este cuarto kilómetro ya se fue a 5:03 y el siguiente, quizás debido a los sesenta escalones y al esfuerzo de la cuesta, también se fue a 5:06. Ese kilómetro pasa por los jardines de Sabatini y delante del Palacio Real y es una de las razones que hacen a esta carrera tan atractiva. El sexto kilómetro no desmerece al anterior, ya que su paso por San Francisco el Grande y la Puerta de Toledo es también muy agradable a la vista, no tanto a las piernas porque el paso por la Puerta de Toledo también es cuesta arriba. Ya recuperado un tanto del esfuerzo del anterior kilómetro éste lo hice en 4:41, acercándome a los ritmos de comienzo. En la calle Toledo, a la altura de la Plaza de la Cebada, me hizo José Luis, un compañero del club, esta bonita foto.

Corriendo por la calle de Toledo, foto cortesía de José Luis

No sé qué me pasó porque como no iba muy pendiente del reloj cuando pitó el octavo kilómetro pensé que el GPS se había vuelto loco y que íbamos por el séptimo. Calculaba mentalmente por donde habíamos pasado y seguía convencido de que era el séptimo. Por otro lado, tampoco me cuadraba porque cuando pitó ese kilómetro circulaba por la Carrera de San Jerónimo y sabía que no quedaba mucho para meta. Estuve un rato algo despistado, pero tampoco lo di muchas vueltas porque sabía que era casi todo cuesta abajo. Estos dos últimos kilómetros fueron los más rápidos ya que los hice en 4:16 y en 4:23 también picado con un tipo que tenía una forma extraña de correr y al que conseguí adelantar en Atocha, pero que en la cuesta de Argumosa me adelantó a mí. En el sprint final, aunque lo di todo, tampoco pude evitar que me adelantasen otro par de tipos. Llegué a meta con un tiempo según mi cronómetro de 46:35, aunque tardé en dar al botón de parada, por lo que no es extraño que en la clasificación oficial aparezca con un tiempo de 46:30 que no es nada del otro mundo, pero refleja mi nivel actual y que me lo tomé con calma, ya que en el anterior diez mil que hice, en el PAU de Vallecas, hice dos minutos menos, pero sufrí de lo lindo.

Del club, sólo Ninfa consiguió subir al cajón, siendo segunda de su categoría en una carrera, en la que como todos los años, había gente de mucho nivel.

Esta carrera es sin duda la más bonita de Madrid por los sitios por donde pasa y además es una auténtica carrera popular, se nota en el trato a los corredores, en la cercanía de la gente y que también piensan en los más jóvenes, ya que después de la prueba de 10 kilómetros hubo carreras de niños. Una carrera absolutamente recomendable.

X Carrera Popular PAU de Vallecas

El martes me pasé por la Asociación Vecinal del PAU del Ensanche de Vallecas y retiré mi dorsal y el de cuatro compañeros del Club Atletismo Zofío. Hoy domingo habíamos quedado a las nueve en el punto de encuentro, ya que la carrera comenzaba a las diez, para dar los dorsales a los compañeros y partir todos desde allí, pero al llegar me di cuenta que había olvidado los dorsales en casa. Tengo la cabeza sobre los hombros, pero no sé para qué.

Así, nos dividimos en dos coches, uno salió hacia la carrera y el otro me acercó a casa para recoger los dorsales, cosa que hice raudo como el viento 🙂

Tuvimos suerte al llegar a la zona de la carrera porque encontramos sitio para aparcar pronto y creca. Llegamos con tiempo de sobra para dar a cada uno su dorsal, a visitar los servicios y a hacernos una bonita foto con el arco de salida y llegada al fondo.

Todos los componentes del equipo juntos, los de 5 y los de 10

De los siete que íbamos, sólo dos iban a hacer la prueba de cinco kilómetros y los otros cinco nos habíamos apuntado a los diez kilómetros, pero empezábamos todos juntos y los de cinco se separaban cuando pasábamos cerca de meta y los demás seguíamos.

A las diez en punto dieron la salida y salimos a toda pastilla ya que el primer kilómetros es favorable. Salí junto al compañero que iba a hacer cinco kilómetros, pero enseguida le dejé ir porque iba muy deprisa para mí. Tanto que cuando pasé por el primer kilómetro el crono marcaba 3:59 lo que me pareció muy deprisa. Aflojé un poco en parte porque no quería ir tan deprisa y en parte porque ya no era cuesta abajo mientras veía como Ninfa se iba alejando poco a poco. En un principio había pensado seguirla, pero vi que iba también demasiado aprisa, así que decidí ir a mi ritmo.

Después de ese primer kilómetro favorable, los tres siguientes son más o menos llanos, pero del cuarto al quinto es todo para arriba y pensé en lo afortunados que eran los de los cinco kilómetros porque para ellos acababa el sufrimiento mientras que nosotros seguíamos cuesta arriba y con un aire en contra bastante fuerte y frío. Pero no acababa ahí la cosa porque seguía el terreno ascendente con algunos tramos llanos, pero siempre para arriba.

Andaba un poco mosqueado porque primero me di cuenta que había salido sin gorra y sin gorra me siento como desnudo y segundo me estaba resultando duro y pensaba que a mi compañera Ninfa le estaría pasando lo mismo, porque la veía ahí cerca y aunque me acercaba muy lentamente, no era capaz de alcanzarla. Menos mal que llegamos al octavo kilómetro y a partir de ahí sí comenzó un tramo favorable, donde pude aumentar un poco la velocidad. De hecho hice esos dos últimos kilómetros en 4:17 y 4:16 cuando en los anteriores no bajaba de cuatro minutos y medio ni de broma. En ese último kilómetro me hicieron una bonita foto.

Apretando en el último kilómetro

Aunque los últimos metros también son cuesta arriba, sólo quedaba apretar los dientes y pasar la línea de meta de la mejor manera posible. Paré el cronómetro con un tiempo de 44:19 que coincide con el tiempo neto dado por la organización.

Fue un buen día para el Club Atletismo Zofío porque tres de los que habíamos venido subieron al cajon. En la carrera de cinco kilómeros se ganaron en dos categorías y en la de diez kilómetros, en veteranos C, José Luis consiguió la segunda posición. Estuvimos un buen rato esperando a que dieran los trofeos porque hubo alguna irregularidad, pero al final pudieron posar los tres juntos.

Los compañeros del Club Atletismo Zofío mostrando sus trofeos