Búrpi

Empecé hace unos días a realizar un ejercicio que se denomina búrpi en castellano o burpee en inglés. El nombre viene del inventor de este ejercicio, un tal Royal H. Burpee. Es un ejercicio para medir la resistencia anaeróbica, algo de lo que solemos carecer casi todos los corredores populares.

Según este artículo de la Wikipedia, la prueba de Burpee de resistencia cardiovascular involucra el uso total del cuerpo en cuatro movimientos:

  1. En cuclillas con las manos sobre el suelo.
  2. Se extienden ambas piernas atrás y a su vez se hace una flexión de codo.
  3. Se vuelve a la posición número 1.
  4. Desde la posición anterior se realiza un salto vertical.

Dependiendo del número de búrpis que se puedan hacer se puede saber la resistencia cardiovascular de cada uno. Así, si eres capaz de hacer entre 0 y 30 tu estado es malo. Entre 31 y 40, normal. Y así sucesivamente. Ni que decir tiene que aunque no lo intenté, no hubiera hecho más de 30 ni de broma porque el primer día hice sólo cinco y acabé con las pulsaciones a mil.

Hice el primer día sólo 5 búrpis y tengo intención de hacer uno más cada día para llegar al 31 de diciembre haciendo 76 ejercicios. Ya veremos si soy capaz. Se supone que haciendo estos ejercicios mejoraré la resistencia cardiovascular y podré correr más rápido. Bueno, lo de correr más rápido me lo acabo de inventar, pero creo que existe relación.

Hoy tocaba hacer 14 búrpis y además de eso he corrido 9,7 km en un tiempo de 56:19 @ 5:47 min/km. Un ritmo tranquilo para recuperar las piernas del domingo.

233 es mucho

Fui el otro día a recoger los análisis y me llevé una desagradable sorpresa porque tenía 233 mg/dl y eso sobrepasa los 200 mg/dl que consideran el límite de lo malo. Y eso que hago ejercicio regularmente, porque en caso contrario lo tendría por las nubes. Tendré que hacer caso a las recomendaciones del médico y cortarme con algunas comidas, lo cual me puede venir bien no sólo para bajar el colesterol sino también para bajar de peso.

La verdad es que tampoco lo pienso mucho, aunque eso no es óbice para que un día me dé un arrechucho, pero no es cuestión de tenerlo presente siempre… Sólo a la hora de comer.

En el punto de encuentro estaban Joaquín, Emilio, Jesús y Miguel, así que montamos un pelotón de cinco pradolongueros. Hice la primera vuelta tranquilo y en la segunda apreté para ir a un ritmo de 4:30 más o menos que considero como ritmo umbral. En un principio iba solo, pero luego Joaquín apretó para cogerme. Luego aceleró más y estuve dudando si seguir su ritmo o seguir al mío. Opté por la segunda opción porque la idea era hacer cuatro kilómetros a umbral y no hacer un entrenamiento muy duro. Los hice a 4:23, 4:35, 4:26 y 4:29 que salen a una media de 4:28. Me encontré bastante bien, iba muy fácil, mejor incluso que la semana pasada que ya me veía bien. Hice 9,6 km en un tiempo de 51:27 @ 5:19 min/km.

Más contento que unas castañuelas

Como contaba el domingo, por primera vez en mi vida he conseguido quedar segundo en una carrera. Evidentemente no tenía muchos rivales porque si los hubiese tenido ni de broma habría conseguido el segundo puesto, pero eso ya es problema de los demás, no mío.

Pues eso, que salí a correr más contento que unas castañuelas y si otras veces me remuerde la conciencia ir muy lento, hoy iba tan feliz, a ritmos sobre los seis minutos paladeando mi segundo puesto y también, todo hay que decirlo, relajando las piernas, que aunque tampoco corrí a ritmo de récord del mundo, las tenía cansadas.

Así al trantrán completé los 9,6 km en un tiempo de 55:31 @ 5:45 min/km. Y todo con una sonrisa de oreja a oreja.

Cavar no sólo cansa los brazos

Ayer se me ocurrió la idea de apuntarme a una tarea de voluntariado que consistía en plantar algunos árboles y un montón de arbustos. Para ello había que cavar un agujero, poner el brote, echar la tierra y poner una rejilla para que los conejos no se coman los brotes.


Cavando o haciendo que cavo

Acabé bastante cansado porque llegué a casa, comí y me eché una siesta de campeonato. El caso es que me levanté bastante bien, pero cuando me he levantado hoy notaba que tenía la pierna izquierda bastante cargada. De todos modos, cumplidor que es uno, a las nueve de la mañana estaba en el punto de encuentro. Hasta allí llegaron Mariano y un amigo suyo y los tres nos pusimos en marcha hacia el Parque Lineal.

Hicimos los tres primeros kilómetros tranquilos y luego aceleré para tratar de ir a 4:45 durante 9 km. Según iban pasando los kilómetros iba viendo que me iba a costar porque notaba la pierna muy cargada y efectivamente los dos últimos kilómetros me costaron lo suyo. Mis acompañantes hicieron esos kilómetros incluso más deprisa que los anteriores. Ellos van sobrados.

Totalicé 15,5 km en un tiempo de 1:17:37 @ 4:59 min/km, pero lo importante es que los 9 km los hice a una media de 4:45, segundo arriba, segundo abajo, como estaba previsto. De todos modos, no sé si me tenía que haber dado tanta caña cuando mañana tengo una carrera aunque sea de poca monta.

Antes de salir a correr me subí a la báscula y marcaba 69,5 kg lo cual me congratuló bastante porque los más de setenta kilos de la semana anterior me dejaron un tanto preocupado.

El que tuvo retuvo

Nos encontramos cuatro pradolongueros en el punto de encuentro. Emilio el hombre radiactivo siempre ha sido un corredor de raza y hoy lo ha vuelto a demostrar ya que no llevábamos ni dos kilómetros cuando ha empezado a apretar y se ha ido alejando. Yo no quise acelerar porque aún no había calentado los músculos y me quedé algo atrás charlando con Jesús.

Seguí a mi ritmo hasta terminar la primera vuelta y luego traté de ir a 4:30 que es mi ritmo umbral actualmente. Pero cuando acabé esa primera vuelta Emilio ya se marchó hacia su casa y Joaquín me llevaba un montón, de hecho ni se veía en la recta larga. Hice los cuatro kilómetros a umbral en 4:30, 4:31, 4:31 y 4:25 (media de 4:29). Teniendo en cuenta las pendientes salen a 4:30, 4:25, 4:35 y 4:24 (media también de 4:29). Vamos, que el entreno me salió redondo. Joaquín debió pararse en algún sitio, porque no le adelanté y luego le vi por detrás.

Hice 9,7 km en un tiempo de 48:51 @ 5:02 min/km bastante contento porque pude ir a ritmo umbral sin demasiados problemas, aunque tuve que apretar los dientes.

Otro percance canino más. Y ya van unos cuantos.

Íbamos corriendo ayer tan felices unos cuantos pradolongueros cuando pasamos por una zona donde siempre hay perros sueltos y dueños de perros charlando tan tranquilamente sin control ninguno sobre los canes.

En la primera vuelta vino hacia nosotros un perro ladrando y metiéndose entre nuestras piernas. A mí me hizo parar, pero no lo di mucha importancia porque iba tranquilo. En la segunda vuelta el mismo perro hizo la misma jugada y unos de los compañeros le dio un pequeño toque. Entonces sí se levantó el dueño del banco a echarnos la bronca, pero antes que nos había molestado no pasaba nada. Hubo algunas palabras y alguna amenaza y ahí acabó todo, no llegó la sangre al río.

Esto ha provocado que busque la normativa sobre perros del Ayuntamiento de Madrid. Y dice así en uno de sus puntos:

Los perros podrán permanecer sueltos en las zonas acotadas por el Ayuntamiento para este fin. En los parques y jardines, sin perjuicio del horario de cierre de cada uno de ellos, podrán estar sueltos entre las 19 y 10 horas en el horario oficial de invierno, y entre las 20 y 10 horas en el horario oficial de verano, quedando exceptuadas las zonas de recreo infantil, de mayores y otras áreas en las que figure expresamente la prohibición de su acceso. En el horario restante los perros deberán ir provistos de correa.

Ayer quedamos en el punto de encuentro a las 19:00. Tardamos algo menos de media hora en dar una vuelta por lo que serían las 19:40 como muy tarde cuando pasamos por allí. Dado que aún rige el horario oficial de verano, ese perro no debería haber estado suelto. Y si no hubiera estado suelto no hubiéramos tenido ninguna movida rara.

Después de estar un rato discutiendo y el dueño amenazando, como suele ocurrir proseguimos nuestro camino a ritmo tranquilo. Apreté en la última milla para hacerla en un tiempo de 6:50.3 @ 4:14 min/km. Un tiempo birria, pero por ver si las piernas podían moverse deprisa. No pude poner el GPS a tiempo por lo que sólo marcó 5,9 km.

Algo dolorido pero bien

En un principio pensaba que la caída de ayer se había resumido en un arañazo en el codo y el cambio roto, pero según iba pasando el día de ayer iba notando un dolor en el glúteo derecho que no tenía claro si me iba a impedir correr; sin embargo cuando me levanté vi que el dolor seguía ahí, pero me dejaba correr.

A las nueve había quedado con mi tocayo y allí estaba puntual, aunque aún con legañas en los ojos. Estiramos un poco y nos pusimos en marcha porque él tenía que volver pronto a casa. Bajamos al río, hacia el Parque Lineal y al llegar al tercer kilómetro aumentamos el ritmo, tratando de ir a un ritmo de 4:45 que mantuvimos más o menos. A ese ritmo llegamos al segundo puente donde nos dimos la vuelta.

Han abierto una senda en la margen izquierda del río y nos fuimos por ese nuevo camino. Pensábamos que era algo más largo el camino, pero es corto, enseguida hay que volver a cruzar al otro lado del río. Hay que cruzar por un puente muy estrecho que va a salir justo enfrente del edificio Novosur.

Seguimos a ritmo vivo hasta el kilómetro nueve, justo donde empieza el camino de madera y ahí ya bajamos el ritmo hasta el final del entrenamiento. Reconozco que me costó hacer esos seis kilómetros a 4:45 cuando otras veces he ido a ese ritmo casi sin querer. Como siempre digo, que fácil se pierde la forma y que difícil es volver a cogerla. Claro, que tampoco ayuda estar por encima de los setenta kilos como indicó la báscula antes de salir. Marcaba la báscula 70,6 kg y esa es la señal de que hay que bajar de peso sí o sí.

Hicimos 12 km en un tiempo curioso de 1:01:01 a un ritmo de 5:05 min/km.

En el suelo otra vez

Hoy es festivo, por lo que algo de ejercicio había que hacer. Como ayer corrí a pie, no era cuestión de volver a realizar ejercicio pedestre, así que opté por la bici. Quedé con una amiga y sobre las diez de la mañana salimos rumbo a San Martín de la Vega como es habitual. Hacía un día un tanto gris, pero no parecía que fuese a llover, aunque tampoco que fuese a salir el sol.

Fuimos para allá a ritmo tranquilo y paramos como siempre en la Cafetería San Marcos. Siempre pido un café con leche con media barra con tomate y aceite pero hoy he pedido chocolate con churros porque intuía iba a ser la última salida en bici del año. Los cuatro churros y el chocolate me supieron a gloria.

Volvimos para Madrid y como no había mucha gente por el carril bici nos dio para hacernos un selfie en plena marcha, cosa que no se debe hacer, pero como íbamos por un carril bici segregado de la carretera y sin que viniese nadie, aprovechamos.


Selfie en la bici con la líder del Tour 🙂

Al llegar a Madrid nos metimos por el Parque Lineal como hacemos siempre últimamente, pero esta vez en vez de meternos por cerca de la gasolinera por donde atravesamos un camino de tierra fuimos un poco más allá, hasta el barrio de los Rosales donde sale un camino asfaltado hasta el parque pasando por debajo de la A4.

Nos mojamos un poco a la vuelta, pero lo malo no es que nos mojáramos nosotros, es que el camino estaba mojado. No fue únicamente eso, lo malo fue que en uno de los pasos por debajo de uno de los puentes, que encima es cuesta abajo y en curva me encontré con dos chicas que venían en paralelo con sus bicicletas. Una de ellas por la derecha (bien) y otra por la izquierda (mal). Cuando las vi ya las tenía casi encima porque fue justo en la curva y viendo que por mi derecha lo tenía difícil pensé que a lo mejor podía pasar por entre las dos, pero no fue posible porque la chica que iba por la izquierda se fue yendo hacia la derecha y al final no conseguí esquivarla. Choqué contra ella y caí sobre mi costado derecho, haciéndome una herida en el codo y lo peor no fue eso, sino que la pieza del cambio de la rueda trasera se dobló hacia dentro. Estando en el suelo llegó por detrás la amiga que me había acompañado a San Martín y nos embistió, yéndose también al suelo.

Nos levantamos echando la bronca a la muchacha y viendo el cambio lo saqué un poco hasta dejarlo recto… O eso era lo que yo pensaba porque cuando me puse en marcha y cambié, el cambio se metió entre los radios saliendo disparado hecho trizas. A cinco kilómetros de llegar a casa se acabó la marcha ciclista por hoy y seguramente por lo que queda de año.

Si el 15 de septiembre me caí corriendo a pie, hoy casi un mes después me he caído en bici. Un auténtico duatlón de caídas.

Poca gente en el parque en víspera de puente

Mañana día 12 de octubre es la Fiesta Nacional de España. Día denostado por algunos y celebrado por otros. Este año caía en viernes por lo que se alargaba el fin de semana un día más. Entre que algunos abandonan Madrid como la peste y otros que dejan el entreno para el día siguiente, sólo nos dimos cita en el punto de encuentro tres compañeros y uno de ellos «el nuevo» que después de calarse el día antes tuvo a bien venir también hoy.

No sé si por el entrenamiento pasado por agua del martes o por la carrera del domingo, el caso es que tenía las piernas muy cargadas. Tan cargadas que hice uno de los entrenamientos más lentos que yo recuerde, pero bueno, después de leer que Kipchoge, el recordman de maratón, hace entrenamientos muy lento, me sentí yendo tan despacio como un profesional de esto.

Hice 10 km en un tiempo de 58:54 a un ritmo de 5:56 min/km. ¿Alguien da más?

Bajo el arco iris

Llegué al punto de encuentro chispeando, pero veía en el horizonte un hermoso arco iris doble, lo que me llevó a pensar que iba a dejar de llover. Me equivoqué de medio a medio porque según íbamos aumentando el número de metros corridos la lluvia iba in crescendo. En esa primera vuelta nos pusimos de agua hasta las orejas, era algo exagerado lo que llovía.


Arcoiris sobre Madrid. Foto obtenida del perfil del Twitter de @ivanrodig

Después de calarnos hasta los huesos empezamos la segunda vuelta lloviendo algo menos, afortunadamente. Como seguía lloviendo y había un montón de charcos, costaba avanzar. De hecho pensaba que iba más deprisa, pero cuando miré el cronómetro vi que iba mucho más despacio, ¡menuda sorpresa!

Bien empapado conseguí terminar las dos vueltas, por lo que hice 9,7 km en un tiempo de 55:14 a un ritmo de 5:40 min/km. Parece que el otoño ya ha llegado y con lluvia, lo cual es una buena noticia.