XIV Media maratón de Getafe

Hoy se ha celebrado la XIV edición de la media maratón de Getafe. Amaneció un día excelente para correr, pero según se iba aproximando la hora de salida, empezó a levantarse un molesto viento, que estropeó la carrera ya que sopló durante toda la prueba dificultando el avance en algunos tramos. Lo de que favorecía en otros no lo cuento.

Había quedado con Miguel, compañero pradolonguero, y con Chema, compañero maratidiano, para formar un trío como en Valencia y tratar de atacar entre los tres la hora y media. A Chema le parecía muy rápido, Miguel trataba de hacer sobre 1h29 y a mí me daba un poco igual, me conformaba con bajar de los noventa minutos, por lo que el trío no era demasiado homogéneo.

Llegamos con bastante tiempo para encontrar aparcamiento fácilmente -cosa que conseguimos- y no tener apreturas a la hora de recoger el dorsal y pasar por el servicio. Nos encontramos pronto con el resto de pradolongueros que también madrugaron. Nos hicimos las fotos de rigor y estuve haciendo tiempo hasta las diez que había quedado con los compañeros maratidianos.

Pradolongueros en la media de Getafe 2013
Pradolongueros en la media de Getafe 2013

De nuevo, foto de rigor y desde allí a dejar la ropa y estirar un poco y calentar. En el calentamiento vi a Miguel y a su amigo David, pero no fuimos capaces de encontrar a Chema ¡y mira que es alto! Así que configuramos un nuevo trío con un objetivo más uniforme: acercarnos a 1h29, lo que suponía ir a un ritmo de 4:13 min/km.

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Maratidianos en la media de Getafe 2013

Encontramos sitio no muy lejos de la línea de salida y me sorprendió porque había cierta holgura en esas posiciones delanteras. Dieron la salida y tardamos sólo nueve segundos en ponernos en movimiento. Aunque la salida es en terreno descendente, la gran multitud de corredores hace que no sea sencillo correr con soltura, esto hizo que pasáramos ese primer kilómetro en 4:18, algo lentos. El segundo también se nos fue un poco: 4:22. Justo después de este hito kilométrico, unas obras en la calzada provocan que se estreche el camino y de nuevo el ritmo se ralentiza. Ese tercero lo hicimos en 4:23 y le comenté a Miguel que habría que acelerar el paso si queríamos cumplir el objetivo.

Y eso fue lo que hicimos, aumentamos la velocidad y nos situamos a un ritmo de crucero, que segundo arriba, segundo abajo, era el correcto. Ya habría tiempo de recuperar esos segundos que habíamos perdido en los primeros kilómetros. Sobre el kilómetro cinco se pasa por la estación de cercanías donde está el primer avituallamiento. Es una recta de casi dos kilómetros donde el aire pega en contra. Sobre el siete, giro de 180º y ahora el viente soplaba a favor. Ese primer tercio de carrera lo cumplimenté en 29:55, por debajo de la media prevista para cumplir el objetivo.

Aunque el aire era favorable, el terreno se hace duro por los adoquines, ya que son casi dos kilómetros golpeando los pies por terreno tan duro e irregular. Durante ese tiempo iba tirando en cabeza del grupeto, pero en algún momento me quedé solo y no me di ni cuenta. Llegué al kilómetro diez y empieza la bajada donde se da la salida, donde el ritmo se incrementa sin querer. Al final de la cuesta, el segundo puesto de avituallamiento y al recoger la botella oigo una voz pidiéndome que no tirase el líquido elemento. Me vuelto y me encuentro con otro tocayo, un amigo más ciclista que corredor, que me había dado alcance.

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En el km 13, foto cortesía de los atrapasueños

Me vino bien su presencia porque esos fueron los kilómetros que se me hicieron más duros, hasta que coroné la cuesta que habíamos bajado. Ahí me vi con fuerzas y ganas. Poco después de la subida, se llega al kilómetro 14. Hice ese segundo tercio en 29:20 algo mejor que el primero. En carrera no tenía ni idea de estos tiempos, pero sospechaba que había sido mejor que el tercio anterior porque los pasos por kilómetro habían sido más cercanos al ritmo objetivo.

Pasado el kilómetro 15, después del avituallamiento, pareció como si en vez de agua hubiese tomado la poción mágica de Asterix y Obelix porque aumenté el ritmo sin querer y mi acompañante de los últimos kilómetros se quedó atrás a los gritos de «sigue, sigue a tu ritmo». Aunque los adoquines de nuevo se hicieron notar, esos fueron los kilómetros más rápidos de la carrera; no obstante este último tercio fue el más rápido de los tres con 29:03.

Llegué a la meta esprintando como si me fuese la vida en ello (menuda tontería, como si me jugase algo) y crucé la línea con un tiempo en el reloj de 1:28:47 neto de 1:28:38. Medio minuto más que al año pasado, pero muy contento porque ni estoy en la forma de 2012, ni el día era el más propicio. De hecho, prácticamente todo el mundo con el que hablé hizo peor tiempo que en la edición anterior.

Tras la meta
Tras la meta, foto cortesía de runners

Y para terminar, los tiempos por kilómetro para que quede constancia:

Tiempos Getafe 2013
Tiempos de paso por kilómetro y acumulado en Getafe 2013

XIV Trofeo Paris versión 5 km

Hoy se ha celebrado la XIV edición del Trofeo Paris. La prueba estrella es el diez mil que imagino se viene celebrando desde la primera edición. Aquella edición no la corrí, pero sí la tercera (curiosamente también un 13 de enero pero de 2002) cuando se llamaba algo así como Carrera del paseo fluvial del río Manzanares y aunque una parte de la carrera transcurría por un tramo cerca del río, el recorrido era distinto al actual.

Además de la prueba de 10 km habitualmente han organizado otras carreras junto a ésta: carreras para niños, campeonato de veteranos o un par de años que hicieron una carrera sólo para mujeres. En estos dos últimos años han cambiado la carrera de la mujer por una prueba de 5 km abierta a todo el mundo.

El año pasado ya participé en la de cinco kilómetros y como me gustó, este año he decidido volver a probar. Está bien empezar el año con una carrera de pocos kilómetros, aunque Getafe esté a la vuelta de la esquina…

Llegamos trotando desde casa que está a 3 km de la línea de salida, recogimos el dorsal y estuvimos animando a los participantes de la prueba de 10 km en el último tramo. Durante ese rato, apareció Pepe y después Esteban, que había acompañado a Macu. Cuando quedaba un cuarto de hora para empezar la carrera, dejamos la mochila a Esteban y estuvimos calentando y estirando.

Como había pocos participantes (132 llegados a meta), pocos minutos antes de la salida, nos pusimos en la segunda fila y tras oír un sonido de silbato salimos a toda pastilla, como toda carrera corta que se precie. Cuando llevaba cien metros, me di cuenta de que a ese ritmo no aguantaría ni un kilómetro, por lo que bajé el ritmo mientras veía como la cabeza de carrera se iba estirando.

Con tan escasa participación, enseguida coge cada uno su sitio en carrera y hay pocos cambios durante la prueba. Pasados el primer kilómetro y hasta meta, sólo conseguir pasar a dos corredores y tres me pasaron a mí. Sobre todo me sorprendió uno que me adelantó pasado el segundo kilómetro que iba como si cualquier cosa cuando yo iba echando el bofe.

Llevaba bastante tiempo sin acercarme a ritmos de cuatro minutos kilómetro, ni en entrenamientos, ni en carrera, por lo que iba sufriendo de lo lindo yendo a ese ritmo. Y es que salieron los kilómetros a 3:37, 3:59, 3:56, 4:04 y 4:04, por lo que acabé haciendo un tiempo total de 19:41, consiguiendo bajar de 20 minutos que era mi objetivo. He tardado 23 segundos más que el año pasado, pero ya sabía que estaba peor de forma, hacía más viento y encima ¡soy un año más viejo!

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Foto cortesía de pimisa de forofos del running

Después de pasar al línea de meta, botella de agua, bote de refresco y dos camisetas. Una de la maratón de Madrid y otra del Trofeo Paris de color azul, de las que ya tengo alguna que otra. Todo por 10 € de inscripción, que roza lo caro, pero es una carrera que me gusta y mucho.

Tres minutos después, con un tiempo oficial de 23:00, llegó la amiga con la que me había acercado a la carrera, que se hizo con el tercer puesto de la carrera, por lo que volvió a subirse al cajón una vez más.

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Esperando a la entrega de trofeos, no para mí lógicamente

XXXIII San Silvestre vicalvareña

Hoy he participado por octava vez en esta carrera como colofón del año atlético que para mí acaba este día de San Silvestre aunque la federación de atletismo tenga otro calendario.

Había quedado con un heterogéneo grupo de corredores a las once de la mañana en el polideportivo de Vicálvaro, pero llegué a la hora justa y la cola para recoger los dorsales estaba a tope, por lo que gasté bastante tiempo esperando y no pude ver a todo el mundo con los que había quedado.

Después de recoger el dorsal nos hicimos una foto los maratidianos que andábamos por allí y cola de nuevo en el guardarropa.

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Con los compañeros maratidianos antes de la salida

Al final llegamos con el tiempo justo a la línea de salida y salimos como pudimos. Hice toda la carrera junto a una amiga que peleaba por subirse al cajón y aunque hizo una buena carrera al final se quedó en puertas de subir al pódium ya que quedó cuarta de su categoría. Hicimos un tiempo oficial de 38:05, aunque neto de 37:49, según puede verse en la clasificación oficial o en una copia en PDF que conservo aquí

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En pleno esfuerzo por las calles de Vicálvaro

Cuando corrí por primera vez aquí en 2005 éramos cuatro monos, pero hoy había un montón de gente. Desde mi humilde punto de vista (y no es una crítica a la organización ni mucho menos), esta carrera va perdiendo encanto a medida que van pasando los años. Habrá que ir buscando alternativas para años venideros.

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Llegando a meta

¡¡¡Feliz año nuevo!!!

Que el 2013 nos traiga kilómetros y kilómetros de felicidad.

Nos vemos en el asfalto, caminos, cañadas o veredas, pero siempre en marcha.

X Carrera del aceite

Un año más, y ya van tres, me he acercado a Los Navalmorales, pueblo en el que pasé los primeros años de mi vida. La verdad es que paso poco por mi pueblo, pero aunque ya me sienta forastero, siempre me agrada ir.

El año pasado llegué una hora antes por lo que me tuve que pegar un madrugón de órdago; sin embargo esta vez leí bien el reglamente y vi que la hora de inicio de la carrera de los «mayores» empezaba a las doce de la mañana, por lo que no tuve que madrugar tanto. A las ocho sonó el despertador y a eso de las 11:15 estábamos allí. Al tratarse de una carrera poco multitudinaria, resulta muy sencillo encontrar sitio para aparcar y recoger el dorsal. Esta vez me ocurrió algo que nunca me había pasado, ¡alguien había retirado mi dorsal! Tuve la sensación de que otra persona con mi mismo nombre y mi primer apellido se lo había llevado por equivocación. Y eso fue lo que ocurrió, aunque lo supe después. Para solucionar el tema, la organización me asignó otro dorsal.

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Minutos antes de la carrera

Cuando estábamos calentando nos cruzamos con una atleta china del club Bikila. Me sorprendió encontrarme en este pueblo remoto a una persona de tan lejana procedencia. Esta chica fue la que ganó la prueba en categoría femenina. Su nombre es Dong Liu y cuando subió al pódium me enteré que fue campeona del mundo junior de 1.500 en 1992 en Seúl y un año después campeona del mundo absoluta en esa misma distancia en Stuttgart. Además tiene todavía en su poder el récord de Asia de 800 metros con 1:55:54. Según he podido leer, después de trece años alejada de las competiciones, volvió a entrenar en 2011 y parece que no se le ha olvidado esto del correr.

Después de calentar y estirar, cerca de un centenar de atletas nos colocamos tras la línea de salida. Sonó el pistoletazo y aunque estábamos atrás del pelotón, no tardamos prácticamente nada en atravesar el arco de salida. Al ser tan pocos participantes, enseguida se sitúa cada uno en el lugar que le corresponde y durante la carrera resulta difícil que alguien te adelante o adelantes tú.

No quise forzar en absoluto debido a las dudas que mantenía sobre mi estado de forma, así que decidí acompañar a la amiga que se había desplazado conmigo hasta allí. Esta joven, ya en categoría de veteranas B, podía optar a un premio, así que yendo a su vera iba controlando al resto de chicas participantes para azuzar en caso de que fuese necesario a mi compañera de carrera.

No tuve que hacer gran cosa, ella misma iba controlando la carrera y fue adelantando a toda chica que se ponía a tiro. Después de completar las tres vueltas (4,8 km) llegó a meta con un tiempo de 22:28 y dos segundos después llegué yo haciendo, por lo tanto, 22:30. Se puede ver la clasificación en esta copia que conservo aquí.

Lo mejor vino después porque ¡¡¡quedó primera de su categoría!!! y se llevó nada más y nada menos que 23 litros de aceite, que a 2,80 € el litro, supone un premio muy suculento. Desde luego mereció la pena desplazarse hasta allí.

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Posando toda feliz con sus premios

XXXII Maratón de Valencia

Hoy he participado por primera vez en la maratón de Valencia. Este ha hecho el número veintidós en mi lista y sexto fuera de Madrid.

Después del fiasco de Nueva York y en plena crisis de identidad corredora, decidí apuntarme a esta maratón para quitarme la espina. Sabía que no llegaba en buenas condiciones después de tantas semanas de «deskilometraje», pero había que intentarlo.

Salimos con unos compañeros maratidianos el sábado por la mañana y a eso de la una de la tarde estábamos retirando el dorsal. Allí pudimos saludar al quinto maratidiano en discordia, valenciano él, que se había acercado desde Barcelona. Nos hicimos una foto después de recoger el dorsal por si acaso…

Cinco valientes maratidianos
Cinco valientes maratidianos

Carlos decidió comer en casita, pero nosotros habíamos pensado comer allí. Buscando la comida de la pasta arroz nos encontramos con Miguel, compañero habitual de Pradolongo.

Las previsiones del tiempo eran horrorosas, prácticamente sábado y domingo lloviendo, pero estuvimos por la tarde haciendo turismo por Valencia y no cayó ni una gota; sin embargo, durante la cena empezó el festival de lluvia y gran aparato de rayos y truenos. Caía tal cantidad de agua que se nos ocurrió pedir la dueño del restaurante unas bolsas de basura «king size» para mojarnos lo menos posible en la línea de salida.

No me enteré de nada, pero según cuentan, durante toda la noche no paró de llover, pero cuando me desperté a eso de las cinco no caía ni una gota y la temperatura era agradable. Desayunamos con tranquilidad y salimos con prontitud para tratar de aparcar el coche no muy lejos de la salida/llegada. Y lo conseguimos. El guardarropa funcionaba a la perfección y dejamos los trastos en cuestión de segundos. Estuvimos esperando al compañero, pero se retrasó y no pudo salir en la foto. Una verdadera lástima. Aunque sí vimos a Miguel, por lo que éste sí apareció en la foto, como bien puede verse.

Antes de tomar la salida
Antes de tomar la salida

La salida estaba organizada por cajones y creo que salvo raras excepciones, cada uno se colocó en su cajón. Durante la espera, viendo que no venía la lluvia, ni que la temperatura era baja, nos deshicimos de nuestras bolsas de basura. Ocurrieron dos graciosas anécdotas dignas de constatar. La primera fue que Miguel se equivocó al hacer la inscripción y puso que había nacido en 1924 y aunque lo corrigió el día anterior al recoger el dorsal, alguien no debió enterarse y dijeron por megafonía que hoy corría un individuo de 88 años. La segunda anécdota fue originada por la afición desmedida de los valencianos a los petardos. Segundos antes del disparo oficial, pusieron una traca y los primeros del pelotón salieron como almas que lleva el diablo. Tuvieron que detener la carrera y hacer que el pelotón de 9000 personas caminara hacia atrás para dejar sitio a los escapados. La salida fue nula. Ignoro si ha habido muchas salidas nulas en una maratón, pero resulta raro.

Debido al incidente, después de retrasarnos un poco, estuvimos bastantes minutos esperando hasta que se dio la salida oficial. Sonó el pistoletazo y nos lanzamos por las calles valencianas con el ánimo intacto, soñando en nuestro fuero interno con la gloria en nos esperaba junto al Hemisfèric.

Se hace difícil coger el ritmo, ya que el pelotón era grande, las calles no son muy anchas y los charcos que había estrechaban en algunas zonas aún más, por lo que había que zigzaguear si quería mantenerse el ritmo. Tanto Chema, como Miguel como yo, nos íbamos mirando de reojo para no perder los unos la estela de los otros.

La idea era mantener un ritmo sostenido aproximado de 4:30, segundo arriba, segundo abajo. A Chema le parecía muy rápido, pero iba con mucha soltura. A Miguel se le veía francamente bien, por lo que no nos extrañó que en el km 7 decidiera irse. Al poco le vimos un poco por delante del pelotón de las 3h15. Y así nos mantuvimos un montón de kilómetro: el por delante del cartel de 3h15 y nosotros por detrás, sin acercarnos demasiado al pelotón y sin agobiarnos, ya que llevaban un ritmo un tanto irregular.

En el kilómetro 20 daban un gel. En la maratón de Madrid lo cogí y me fue bastante bien, así que aquí hice lo mismo, un poco agobiado porque parecía que se acababan, pero al final conseguí dos, uno de los cuales se lo pasé a otro corredor que se había quedado sin ninguno. El imprescindible tener agua para beber después de meterse el gel en la boca, porque en caso contrario se forma una pasta imposible de tragar.

El paso por la media maratón lo hicimos en menos de 1h37 según nuestro reloj. Echamos de menos un relojito con el tiempo de carrera, pero es lo que había. Esta es la más desapacible con diferencia de toda la carreras. Se trata de un largo bulevar que hay que hacerlo de ida y vuelta. Allí volvimos a ver a Miguel que nos sacaba ahora sí una distancia interesante. La única distracción que había por allí era unos altavoces que escupían a todo volumen la música de la película Carros de Fuego. Además el tráfico estaba abierto por esa zona y era todavía más desagradable. Podrían pensar en suprimir este tramo. A mí, desde luego, no me gustó nada. Para colmo, en la subida del bulevar empecé a notar que las piernas no iban muy finas.

Junto a Chema, por las calles de Valencia
Junto a Chema, por las calles de Valencia

La temperatura en la salida y en estos primeros kilómetros era muy buena, rondando los 17º, pero las nubes se iban abriendo, el sol iba apretando y la temperatura subía según pasaban los kilómetros. Eso iba a ser un hándicap añadido.

Sobre el 26 y 27 hay un par de túneles subterráneos bastante largos. Es prácticamente la única cuesta de todo el recorrido. Para animar esa parte, la organización puso un montón de altavoces con una música ratonera que Chema identificó como la canción de Safri Duo Bongo Song. A Chema esa música le puso las pilas, pero a mí no me gustó nada. Espoleado por este ritmo de tambores, bajando el túnel, aprovechó su gran zancada y se me fue yendo, pero tampoco me preocupé porque aunque notaba las piernas cansadas todavía me veía con fuerzas.

Poco después de salir de los túneles pude volver a ponerme a la altura de Chema y algo después llegamos al km 30 donde la organización nos obsequió con otro gel. De nuevo eché mano a la comida como si del bálsamo de Fierabrás se tratase, pero lo que necesitaba era otras piernas, no un engrudo azucarado.

En el km 33 nos estaba esperando una amiga con plátanos por si hacía falta más energía. Andaba un poco despistado porque el GPS se había vuelto un poco loco al pasar por los túneles y pensé que el kilómetro 33 era el 34, así que cuando llegué al 35 me llevé una terrible desilusión. Fue en ese kilómetro 33 cuando me vine abajo. Chema siguió a su ritmo y yo aflojé. Las piernas estaban cansadas y el estómago me dolía. Llegó el temible muro y no fui capaz de sortearlo.

A partir de entonces, los kilómetros que engullía a ritmos cercanos a 4:30 se fueron alargando y alargando cada vez más, llegando a realizar algunos a más de 6:00 y viendo como me adelantaban manadas y manadas de corredores. Sólo aquellos que se ponían a andar podía adelantarlos.

Mi amiga me acompañó en estos últimos kilómetros y me animó lo suyo, pero cuando no se tienen piernas, no se puede hacer más, sólo sufrir y sufrir y tratar de llegar a la meta con la dignidad intacta como diría el bueno de Juan Ignacio. Gracias a que ella me acompañó, porque en caso contrario me hubiese derrumbado por completo.

En este tramo final, la carrera transcurre por el barrio de El Cabañal, algo desértico de gente y con el sol apretando ya con ganas. No sé la temperatura, pero estoy convencido de que los termómetros sobrepasaban los 20º y eso mezclado con la humedad y el cansancio, forman un cóctel terrible para el corredor. Por esta zona había algunos grupos aporreando tambores y curiosamente al contrario que en los túneles, esta vez la percusión me animó. Me pareció muy simpático el grupo de personas disfrazadas de vaca. Choqué sus manos para tratar de salir un poco de la rutina de poner un pie delante del otro.

Cuando faltan tres kilometrillos ya se ve el Hemisfèric y uno se anima pensando en el final, aunque haya que dar un ligero rodeo. Parecía que las molestias en el estómago remitían y eso me animó aún más. Llegando al kilómetro cuarenta la tendencia de ir cada vez más lento se invirtió y pude acelerar un poco, aprovechando además que el terreno es más favorable.

Al entrar en la zona de la Ciudad de las artes y las ciencias, ya en el último kilómetro, el suelo está adoquinado y resulta un poco incómodo, pero eso ya no importa, estamos en el kilómetro de gloria y ya nada podía detenerme. Por desgracia, a mi acompañante la echaron del circuito y me quedé solo poco antes de llegar a la plataforma que montan sobre el agua donde está situada la línea de salida.

Para no llegar mareado como hace dos años en Mapoma me tomé la llegada con relax, disfrutando de esos últimos metros mirando a un lado y a otro y paladeando el dulce sabor que produce la llegada a la meta de una maratón. El reloj de meta marcaba 3:25:20 que teniendo en cuenta el tiempo que tardé en pasar la línea de salida, se convierte en 3:24:19 que es mi cuarta mejor marca en la distancia. Tengo que estar contento, no siempre se puede realizar una mejor marca personal.

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Llegando a meta, ¡por fin!

Una vez cruzada la meta nos dieron agua, Powerade, una bolsa de mandarinas y una bolsa donde había una palmera de chocolate, un pastel de manzana y unos palitos de pan y chocolate. Recogí la bolsa de la ropa en menos de un segundo y me fui hacia el punto de encuentro donde habíamos quedado los maratidianos. Allí me cambié de ropa y zapatillas, hice unos estiramientos y estuve disfrutando del sol mientras daba cuenta de los líquidos que nos habían dado y de las mandarinas, que estaban buenísimas.

Estuvimos en el punto de encuentro hasta que llegamos todos. Chema pasó por la mano de los fisios y vino como nuevo, feliz como una perdiz con su MMP de 3h17 ¡me sacó siete minutos en nueve kilómetros! El siguiente en aparecer fue Carlos que hizo algo más de tres horas y media, pero muchos kilómetros empujando el carrito de su niño. Después llegó Isidoro también muy contento con su MMP de 3h50 y aunque tuvimos que esperarle un poco, fue Fran el que sin duda más contento y satisfecho estaba, ya que había conseguido terminar su primera maratón. Sin duda ninguna finalizar la primera maratón supone una satisfacción y una emoción difícil de igualar. Mi compañero pradolonguero también pinchó un poco y llegó a la meta con un tiempo neto de 3:21:59. Eso sí, llegó el primero de su categoría de veteranos H. Parece que todavía no habían solucionado la equivocación.

Tras reunirnos todos nos fuimos a encargar un paella y mientras la hacían metimos las piernas en el mar. El agua fría del mar viene de maravilla para recuperar las piernas. Absolutamente recomendable.

¡Qué fría estaba el agua!
¡Qué fría estaba el agua!

Creo que es una carrera absolutamente recomendable. Organización muy buena, animación excelente y trazado llano. Poco más se puede pedir. Bueno, que no permitan circular los coches junto a los corredores.

(Gracias a Chema porque he fusilado partes de su relato)

III Carrera de las aficiones

Parece que organizar carreras populares es un buen negocio en estos tiempos… si lo sabes vender bien. Y el diario Marca bien que lo sabe vender visto lo visto, ya que consiguieron que ocho mil corredores se apuntaran a su carrera, unos de blanco y otros con rayas rojas y blancas, aunque durante la carrera se veía bastante gente que no iba ni con una indumentaria ni con otra.

A las 8:30 habíamos quedado en la puerta 1 del estadio Santiago Bernabéu. Y allí estábamos un buen número de maratidianos, todos de rojiblanco excepto uno que era de los neutrales. Estuvimos esperando al único blanco declarado, pero fiel a su costumbre, llegó tarde. Obsérvese la uniformidad de los asistentes.

Colchoneros vs. merengues
Lo bueno abunda

Entre el que llegó tarde y el que se había ido al ropero, nos hicimos un par de fotos sin todos los componentes del equipo y poco después nos marchamos a calentar y a buscar un sitio en la salida. Colándonos hábilmente por las vallas, conseguimos situarnos no muy lejos de la línea de salida, pocos minutos antes del comienzo.

Sonó el pistoletazo de salida y salimos con algo de precaución, ya que el primer kilómetro es cuesta arriba; sin embargo, luego hay un montón de ellos cuesta abajo, hasta poco antes del seis que está situado junto a la cueva de Alí Babá, digo al Congreso. Desde allí, la carrera ya no es tan favorable, ya que se alternan subidas con zonas llanas, aunque el último kilómetro y medio es también cuesta abajo. Eso sí, no todo es cuesta abajo, ya que poco antes de la meta hay otro repechito.

Después del fiasco de la maratón de Nueva York, decidí apuntarme a la maratón de Valencia que se celebra el 18 de noviembre, así que no era cuestión de machacarse una semana antes y salí acompañando a una amiga que quería realizar su mejor marca en la distancia. Y lo consiguió, ya que llegó a meta con un tiempo neto de 45:56, tiempo idéntico al mío ya que entramos juntos.

Una bolsa del corredor bastante pobre compuesta por una manzana, una botella de agua y una bolsa pequeña que contenía ¡fuet! Aunque en la recogia del dorsal aparte de la camiseta identificativa de tus colores había unas gafas de sol y una maquinilla de afeitar.

Después de la carrera nos fuimos corriendo a casa para completar algún kilometrillo más y aunque costó trabajo volver a ponerse en marcha después de la parada, conseguimos hacer 6 km más, por lo que totalizamos 16 km en el día de hoy.

V Carrera nocturna de Toledo

Hoy he participado por primera vez en esta carrera nocturna que se celebra por las calles del casco antiguo de Toledo. Se trata de una carrera benéfica que tiene por objeto conseguir fondos para la fundación Niemann Pick que trata de encontrar desde hace años una respuesta medica a una enfermedad que a día de hoy no tiene una respuesta médica.

Para tratarse de una ciudad pequeña, de sólo 83.000 habitantes, puede hablarse de una carrera multitudinaria, ya que la inscripción sobrepasaba los 1.300 participantes. Para hacerse una idea, si lo comparásemos con Madrid, es como si se hubiesen apuntado ¡¡¡50.000 corredores!!! La plaza de Zocodover, salida y meta de la carrera, estaba a rebosar de gente, no sólo corredores, sino también aficionados que habían acudido a animar a los participantes. Y no sólo había gente en la plaza, en bastantes puntos del recorrido nos encontrábamos con bastante gente que jaleaba el paso de los corredores.

Nocturna de Toledo
Nocturna de Toledo

Había acudido a la carrera simplemente con la idea de participar y acompañar a una amiga que también participaba, así que lo único era tratar de evitar torcerme el tobillo en los adoquines que «adornaban» las calles. La buena iluminación que me encontré durante la carrera me quitó esa precaución y lo único con lo que había que tener cuidado era en no tropezarse con nadie en algunas zonas donde las calles eran muuuuy estrechas. Algunas eran tan estrechas que había que pasar de uno en uno.

Poco antes de empezar, lo típico: estiramientos, algo de calentamiento, visita de última hora al servicio y cuando iba hacia la línea de salida pude saludar a Fede, lector de este humilde blog, que fue quien me habló de esta carrera. Me sorprendió encontrarle ya que, como he comentado, había multitud de gente pululando por la plaza.

Parecía que estábamos cerca del arco de salida; sin embargo cuando comenzó la carrera nos dimos cuenta de que había una enorme cantidad de gente delante, por lo que costó dios y ayuda comenzar a correr a un ritmo decente, de hecho ese primer kilómetro lo hicimos en casi seis minutos. Tampoco el resto del recorrido fue fácil ya que al salir más atrás tuvimos que ir adelantando a bastante gente y en algunos tramos era complicado por la estrechez de las calles. En esa tesitura, lo mejor era ir mirando los monumentos que aparecían a nuestra vista durante el recorrido: el alcázar, la catedral, el ayuntamiento, la sinagoga de Santa María la Blanca, etc. Me resultó especialmente emocionante la vista de San Juan de los Reyes, ya que surgió de improviso al coronar una de las múltiples cuestecillas que abundaban en el recorrido.

Reconozco que me gustó el recorrido aunque era auténticamente rompepiernas, todo el rato subiendo y bajando, sin apenas llano. Afortunadamente, las subidas eran de corta longitud, por lo que el recorrido aunque duro no lo era exageradamente. Y así, subiendo y bajando, llegamos a la línea de meta, donde se había formado un enorme tapón justo en la línea de meta, debido al poco espacio que habían dejado en la plaza de Zocodover para recoger la bebida que ofrecían al terminar. El tiempo oficial fue de 31:01 según puede verse en este enlace o en una copia que conservo aquí. Llegamos en el puesto 550 y 551 de los 1071 llegados a meta, prácticamente en la mitad del lote.

Hoy la báscula me reservó una agradable sorpresa, ya que sólo marcaba 67,1 kg un peso más que aceptable de cara a la inminente maratón.

V Carrera popular villa de Torrijos

Hoy se ha celebrado la quinta edición de la carrera popular villa de Torrijos. Y una vez más he estado allí para participar en esta carrera que es, desde mi punto de vista, una de las carreras mejor organizadas de cuantas conozco. El único pero que se le puede poner es la estrechez de las calles por donde transcurre la carrera, sobre todo se nota en el primer kilómetro.

Iba con intenciones de bajar de cuarenta minutos, hacer 39:50 o algo así, pero al poco de levantarme, a eso de las ocho, la temperatura superaba ya los 20º ¡y todavía quedaban tres horas para que comenzase la carrera! Con tanto calor es muy difícil hacer una carrera decente y aunque ayer llegó el otoño, la temperatura sigue siendo alta.

Llegamos con tiempo suficiente, recogimos el dorsal, nos pasamos por los sanitarios portátiles y mientras me aliviaba en uno de ellos me encontré unas bonitas gafas de sol, que llevé las gafas a la organización por si alguien las reclamaba. Espero que el dueño haya conseguido recuperarlas.

Después de unos estiramientos, un poco de trote y algunos progresivos, ocupamos nuestro puesto en la línea de salida. Yo me puse como cuatro o cinco filas más atrás, aunque sabía que eso me iba a hacer perder unos segundillos por la angostura de las calles. De todas formas, había planeado hacer el primer kilómetros algo más tranquilo de lo que suelo hacer porque luego malgasto energías en esos primeros metros que echo de menos después.

Hice ese primer kilómetro en 4:15 y entonces aumenté un poco el ritmo para tratar de cumplir el objetivo de bajar de cuarenta minutos. El circuito son dos vueltas idénticas. Cuando pasé por el arco de meta en la primera vuelta, el reloj marcaba 19:55 y veía posible hacerlo, aunque sabía que me iba a costar.

Como siempre, el sexto y el séptimo kilómetro se me hicieron muy largos y fue donde peor lo pasé. El calor se hacía notar y en algunos tramos soplaba un molesto aire que dificultaba el avance. Iba mirando el cronómetro en cada hito kilométrico y veía que la cosa iba a estar justa, por lo que en el último kilómetro aceleré todo lo que pude.

Llegué a meta cuando el minuto pasaba de 39 a 40 obteniendo por mi cronómetro un tiempo de 40:01 que coincide con el oficial. No sé si habrá una clasificación con tiempos netos, ya que en la web sólo aparece el bruto. Tengo una copia de la clasificación aquí.

Llegando a meta en la carrera de Torrijos
Llegando a meta en la carrera de Torrijos

Tengo que estar contento, una muy buena marca si se tiene en cuenta la calorina que hizo durante la prueba. Esto indica que la preparación para New York va por buen camino.

Después de llegar a meta y devolver el chip la organización nos agasajó con una bolsa del corredor muy abundante: agua, Aquarius, cerveza (con y sin) a cascoporro, patatas fritas, bocadillo y plátano. Además del alimento y la bebida la bolsa incluía un pack para el invierno compuesto por guantes, gorro y braga de un bonito color rojo. También había en la bolsa una almohadilla para el ratón, un bolígrafo, una gorra y un artilugio para llevar el móvil en el brazo. Toda esta extraordinaria bolsa y esta magnífica carrera por el módico precios de 5 €.

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Tiempos por kilómetro

XXXI Carrera popular fiestas de El Pardo

Hoy he participado en la que creo es la XXXI edición de la carrera popular fiestas de El Pardo. Nunca había estado allí y me ha gustado bastante ya que se trata de una prueba de carácter casi familiar por el número de corredores participantes y eso le da un especial sabor, muy agradable para mí. Según esta noticia, había sólo 170 participantes imagino que contando mayores y niños. Resulta paradójico que en las carreras gratuitas haya tan escasa participación, mientras que según vaya subiendo el precio de la inscripción vaya subiendo el número de participantes. Un caso digno de estudio.

Un grupo de cuatro pradolongueros nos animamos a participar. ¡¡¡Muchas gracias a Emilio II por acercarnos!!! Dado que la carrera comenzaba a las nueve de la mañana a las 8:15 ya estábamos allí porque las inscripciones se hacían justo antes de comenzar. Aparcamos sin ningún problema y en un par de minutos formalizamos la inscripción, tomamos un cafetito, calentamos un poco y sobre las nueve y diez comenzó la prueba. Esta se retrasó unos minutillos ya que hubo unos cuantos rezagados que formalizaron su inscripción en el último momento.

Pradolongueros en la carrera de El Pardo
Pradolongueros en la carrera de El Pardo

Hacía bastante fresquito en la salida, calculo que unos 12º por lo que la climatología era perfecta para correr, nada que ver con la carrera en la que participé la semana pasada en la que hacía bastante calor. Eso me animó mucho.

La carrera consta de tres vueltas prácticamente llanas que totalizan 10,4 km, por mucho que el speaker dijese que eran 10,7. Salí con precaución para no quemarme demasiado en los primeros kilómetros como en Villafranca y con la idea de reconocer el terreno en la primera vuelta. Llevé un ritmo fuerte desde el principio pero sin ir a tope, ya que no tenía referencias de los kilómetros al no estar señalizados y pronto encontré mi sitio en la carrera, ya que ni me adelantaban ni yo lo hacía. Fueron pasando los kilómetros a un ritmo más o menos constante y me presenté en meta con un tiempo de 42:54 que considero bueno para mi actual momento de forma. Haciendo cuentas he visto que el VDOT obtenido es de 50,24, un valor superior al obtenido en la anterior carrera, lo que indica que mi estado de forma mejora.

Llegando a meta en la carrera de El Pardo
Llegando a meta en la carrera de El Pardo

Después de participar, una larga espera hasta la entrega de trofeos, ya que de los cuatro pradolonguer@s que íbamos, dos se llevaron trofeos. Curiosamente las dos chicas del grupo. Enhorabuena a las dos.

XVI Carrera popular las lagunas

Hoy he participado por primera vez en la denominada Carrera popular las lagunas. Este año celebraban la XVI edición, por lo que se trata ya de una prueba veterana. Se celebra en Villafranca de los Caballeros y el nombre le viene a que el recorrido parte del núcleo urbano de Villafranca, va hasta las lagunas, se da un «garbeo» por la laguna grande y vuelve por el mismo camino de la ida hasta el punto de partida. En total nueve kilómetros de longitud, una distancia «rara» para una carrera popular.

La carrera comenzaba a las 10:30, por lo que tocó madrugar. A las ocho de la mañana partíamos hacia esta localidad toledana y como hora y media después estábamos recogiendo el dorsal y la camiseta en el polideportivo. Allí me encontré con un paisano de la localidad, el que me recomendó la carrera, que me reconoció y estuvimos charlando unos minutos, para después estirar un poco y calentar lo necesario. Cinco minutos antes del comienzo, nos pusimos en la línea de salida y con puntualidad suiza a las 10:30 se dio la salida a los gritos de preparados, listos, ya.

El objetivo era hacer la carrera dándolo todo para poder calcular el VDOT con el que realizar los entrenamientos para la maratón.

Salí demasiado deprisa, ya que hice los dos primeros kilómetros en 3:49 y 3:54 y esa salida tan rápida me lastró para el resto de la carrera, ya que no fui nada cómodo en los kilómetros venideros. Sobre el kilómetro cuatro, corriendo sobre la arena de la playa que hay en la laguna, adelanté a la chica que al final se hizo con la tercera posición y espoleado por su presencia fui todo el rato un poco por delante de ella… hasta que llegamos al último kilómetro donde me adelantó sin consideración 😉

La carrera transcurre por un terreno llano como una tabla, combinando asfalto con caminos y un poco de arena de playa. Ese perfil tan horizontal ayuda a llevar un ritmo constante y aunque hice los dos primeros muy rápidos conseguí mantener una velocidad similar en el resto de kilómetros, sobre 4:10, excepto en el último donde volví de nuevo a bajar de cuatro minutos. Tengo la percepción de que ese primer/último kilómetro medía algo menos de mil metros.


En los últimos metros

Como decía, llegando al kilómetro ocho me adelantó la tercera chica, pero pude volver a pasarla a falta de quinientos metros donde saqué fuerzas de no sé muy bien donde, llegando a meta con un tiempo oficial de 36:47 que coincide con el marcado por mi cronómetro.

Suponiendo que el circuito era algo menor de 9 km, digamos a ojo que 8,9 km, se puede calcular el VDOT correspondiente a esa distancia y ese tiempo. Utilizando la página http://www.attackpoint.org/trainingpaces.jsp se obtiene un valor de 49,62 como puede verse en la figura.


VDOT de 49,62

Después de la carrera, agua y refresco para mitigar el calor, además de chuches y una ensaladera. Cuando acabaron las distintas pruebas, dentro del polideportivo se hizo un sorteo realmente impresionante por la gran cantidad de cosas que se sortearon: dos bicicletas, cuatro o cinco jamones, siete u ocho paletillas, innumerables chorizos y salchichones, ropa deportiva, etc. Tremendo, aunque para variar, no me tocó nada. Todo por el módico precio de 5 € aunque me comentaron que era el primer año que se cobraba inscripción. De todas formas, merece la pena.

Para terminar, unas fotos de un seguidor de este blog en lo más alto de pódium.