XIX Media maratón de Latina

Aunque había puesto el despertador a las siete, me desperté a menos veinte. Me levanté, desayuné, esperé porque aún era pronto, hice mis necesidades, me vestí de corredor, cogí los dorsales de los compañeros del Club Atletismo Zofío a los que había recogido los dorsales y me fui hacia al punto de encuentro porque era casi la hora fijada.

En el punto de encuentro estaban casi todos esperando. Entregué a cada uno su dorsal y su camiseta. Estuvimos charlando esperando que apareciesen los compañeros que quedaban. Como éramos bastantes entres corredores y acompañantes fuimos en tres coches. En un santiamén estábamos aparcando en el centro comercial de Aluche y en la plaza del mismo centro comercial nos juntamos todos.

Fuimos hacia el polideportivo donde tenían instalado el ropero y la meta y allí estuvimos un rato hasta que decidimos dejar las pertenencias en el ropero, cuando ya quedaba poco tiempo, pero nos dio tiempo a hacernos una bonita foto todos los compañeros. Decir que algunos íbamos a hacer la media (dorsal azulado) y otros la de cinco kilómetros (dorsal anaranjado).

Con la tontería, nos dimos cuenta que íbamos justos de tiempo, por lo que fuimos trotando hacia la salida. Al ir a meterme en el pelotón me encontré con una antigua compañera de trabajo, la mujer de un compañero del antiguo equipo MaraTI+D en el que estuvimos los dos, que me dijo que él iba a correr. Me introduje en el lote y me encontré al excompañero al que saludé. Estuvimos un rato charlando porque me dijo que iba a correr la maratón de Barcelona y esta carrera la iba a hacer de entrenamiento y eso que nunca la había corrido. Le dije que era durilla, que tuviera precaución.

Dieron la salida y mi idea era ir a 4:30, pero sabía que era imposible con las cuestas que había. Antes del kilómetro dos me adelantó la vela de 1h35 y pensé que no iba a ir al ritmo previsto ni de broma porque aunque hice el primer kilómetro en 4:23, el segundo se fue a 4:34 y eso que esa primera parte, dando una vuelta por aquella zona cercana al polideportivo es más o menos llana. Seguí en esa tónica de hacer kilómetros por debajo de 4:30 y otros por encima hasta que llegó la cuesta más empinada de la jornada, aquella que sube al metro de Batán. Ese kilómetro lo hice a cinco y casi me tuve que dar con un canto en los dientes porque la cuesta se las trae. Traté de acelerar un poco bajando hacia Lago porque sabía que era de lo poco que quedaba favorable e hice tres kilómetros a 4:26, 4:32 y 4:33. Ese era el kilómetro 12 que está situado en la cuestecilla que hay junto al lago de la Casa de Campo. Se rodea el lago y comienza un tramo duro porque hay que subir por una pista de tierra hacia las pistas de tenis y luego un fuerte repechón para luego bajar al Paseo de los Plátanos buscando el kilómetro catorce, o lo que es lo mismo, el segundo tercio de la carrera. Miré el reloj y vi que llevaba 1h03 por lo que pensé que si hacía a cinco el resto que me quedaba lo haría en 1h38 que es el tiempo que hicimos un par de años antes, pero que lo bajaría porque iba más rápido. Fue llegando al catorce cuando empecé a notar el cuádriceps de la pierna izquierda bastante cargado.

Todo ese tramo por la Casa de Campo va picando hacia arriba y allí ya iba adelantando gente que había salido con mucha alegría, aunque algunos poquitos me adelantaban a mí. pero eran más los que caían que los que me adelantaban. Cogí agua en el quince, como había hecho en el cinco y en el diez, eché un par de tragos y un poco más arriba me crucé con la vela de 1h35 que ya bajaba. Ese tramo siempre se me hace un poco largo porque nunca sé cuando hay que hacer el giro de 360 grados y es cuesta arriba, con algo más pendiente de lo que llevábamos. Por fin llegué, hice el giro y traté de relajar un poco en esa bajada porque quedaba subir la cuesta Aísa que aunque no es tan dura como la de Batán, también se las trae. Traté de subir lo mejor que pude, que fue casi arrastrándome, pero la gente no iba mucho mejor que yo. Bajé hacia la calle Valmojado y de nuevo en las bajadas vi que iba mal porque se me cargaba mucho la rodilla. Es imposible ir deprisa por la maldita rodilla y por eso mucha gente me adelanta. En Valmojado, subiendo paralelo al parque no me vi mal del todo ya que cayó ese kilómetro 19 en 4:34 y los otros aunque fueron más lentos, me defendí. Hice el 20 en 4:43 y el último se me hizo largo y lo completé en 4:45. Apreté a tope al entrar en la pista de atletismo y paré mi cronómetro en 1:37:36 que es un minuto más que en Getafe, pero la carrera es mucho más dura. El compañero que me acompañó a Getafe, que salió con muchas dudas hizo 1h26, cuatro minutos más que en aquella media, pero corrió con algunas molestias y luego poco a poco fueron llegando el resto de compañeros. Nos hicimos otra foto todos juntos y nos volvimos al barrio donde fuimos al bar habitual a celebrar que habíamos salido vivos de la carrera.

En el mes de marzo correré la media maratón de Villaverde y con esa prueba ya veré que tal ando de cara a la maratón.