Palos con gusto no duelen

Palos con gusto no duelen dicen el refrán popular. Y es algo totalmente aplicable al entrenamiento del día de hoy, ya que hacía un día de perros debido al agua que caía y el frío que hacía. Aún así, tres pradolongueros hemos aparecido en el punto de encuentro dispuestos a entrenar sin importarnos los elementos.

Como estaba lloviendo y había un montón de charcos decidimos ir a Madrid Río que al ser una zona asfaltada hay menos charcos, aunque hay algunos bárbaros, pero se ven bien y se pueden esquivar.

La jugada era ir hasta el Calderón y desde allí vuelta para completar 12 km, que no sé muy bien el motivo por el que se nos ha ocurrido hacer más habiendo corrido dos días antes. Ideas de bombero que a veces tienen los corredores.

A la ida no íbamos despacio, no. Íbamos a buen ritmo, un poco por encima de cinco, quizás espoleados por la lluvia, que siempre invita a ir más deprisa. Lo malo ha sido a la vuelta que hemos empezado a apretar de lo lindo. Tanto que en algún momento he mirado el reloj y he pensado ¡si vamos tan deprisa como en la carrera del domingo!. Y es que Miguel iba sin cadena.

Acabamos los 12 km en un tiempo de 1:00:14 @ 5:01 min/km que ya está bien para lo que se suponía tenía que haber sido una jornada de relax. Me parece que nos lo teníamos que haber tomado con calma.

X Carrera de Reyes de Yuncler

Por tercera vez he participado en esta apetecible carrera de cuantas se celebran por Madrid y alrededores. Si no ha habido suficiente con los turrones, polvorones y roscones, no hay nada como terminar la Navidad comiendo unas buenas migas con huevos fritos y cerveza. Porque correr es lo de menos, lo importante es lo que viene después.

Bien es verdad que no era el día más propicio para correr, ya que llevaba todo el fin de semana lloviendo y además cuando íbamos para Yuncler la lluvia era agua nieve, por lo que nos temíamos que pudiera incluso ponerse a nevar. Por otro lado pensamos que con este día de perros íbamos a tener menos competencia… Pero no, hubo una buena participación y de nivel ya que el ganador Francisco Javier de León hizo además récord con 24:19, bajando casi un minuto el anterior.

Llegamos al pueblo, retiramos el dorsal después de una larga cola bajo la lluvia y nos cambiamos en el edificio que hay en la misma plaza donde dan la salida, que creo es la biblioteca. Nos dio tiempo a hacernos una bonita foto todos los del Club Atletismo Zofío que nos desplazamos hasta allí.


Miembros de Club Atletismo Zofío antes del comienzo de la carrera

Perdimos bastante tiempo en la cola del dorsal, así que prácticamente no nos dio tiempo a calentar. Hicimos un par de rectas de 400 metros y nos colocamos en el pelotón de salida. Haciendo ese par de rectas vimos que el suelo estaba muy mojado y que había bastantes charcos, por lo que había que andar con mucho ojo para no meter el pie donde no se debía. Aún con ese día de perros, esperando el pistoletazo de salida en medio del pelotón, rodeado de tanta gente, no sentía ningún frío.

Habíamos quedado Miguel, Joaquín y yo en tratar de ir los tres juntos durante la carrera y tratar de llegar los tres a meta. Dieron la salida, salimos a toda pastilla por la calle Trafalgar y a los 400 metros llegó la primera cuesta de la jornada, la subida por la calle Greco, de una longitud de aproximadamente 400 metros. Allí demostró Joaquín que está fuerte cuesta arriba porque se puso a tirar como un poseso. Miguel y yo le seguíamos a duras penas.

Poco después llega una bajadita que lleva casi al punto de partida. En esa calle habíamos aparcado los coches y pude comprobar que ahí seguían. En esa bajada también era Joaquín el que llevaba la voz cantante. A Miguel le veía fácil y yo los seguía a duras penas. Me estaban torturando de lo lindo.

Enseguida se vuelve a subir la segunda cuesta. Joaquín seguía en cabeza y yo seguía sufriendo. Justo al coronar nos encontramos con una amigo del Club Atletismo Leganés que pensé que le podría venir bien engancharse a nuestro grupo, pero prefirió ir a su ritmo.

Al poco se llega a un punto donde se junta la ida con la vuelta. Ahí vi que el primero de la carrera ya volvía, lo que indicaba que ya nos sacaba más de un kilómetro de distancia cuando nosotros aún no habíamos llegado al segundo kilómetro. Algo tremendo el ritmo que llevaba.

Cuando íbamos por el segundo kilómetro observó Miguel que había unas cuantas chicas por delante de nosotros, nos sacaría la primera unos trescientos metros, no iba mal al chica, no.

Si bien es cierto que no llovió durante la carrera sí lo hizo antes por lo que en determinadas zonas había enormes charcos. Había que estudiar bien la zona para no meter el pie en un charco. De hecho, en una de las esquinas todo el mundo pasaba por la acera porque la carretera estaba ocupada por un charco no, por una piscina.

Antes de acabar la primera vuelta apretamos un poco aprovechando el terreno favorable y vi al pasar por la línea de meta que llevábamos 16:10 o así por lo que pensé que bajábamos de los 33 minutos si no ocurría nada raro.

En la primera cuesta de la segunda vuelta de nuevo se puso Joaquín a tirar a lo bestia. Pensé que sus entrenamientos campestres le habían puesto las piernas en forma. No me quedó más remedio que agachar la cabeza y mirar de reojillo si la cuesta se acababa; sin embargo, esta vez no tiró en la bajada, fue Miguel el que tomó el mando de las operaciones.

Después de subir la cuesta de la iglesia vi que Joaquín se iba quedando un poco rezagado por lo que le animé a que apretase un poco. Enseguida se recompuso el grupeto. Más tarde en la zona de chalets también vi que se quedaba un poco atrás, dos o tres metros, y de nuevo le animé a entrar y enseguida se puso a nuestra altura.

Ya sólo quedaba la parte más fácil, el tramo más favorable. Ahí aumentamos un poco el ritmo, pero me di cuenta que por detrás, cerca de nosotros no había nadie y que por delante había alguno que otro que nos podía estropear la foto, así que conminé a mis compañeros a bajar el ritmo y dejar que se marchasen por delante. Y fue una buena idea porque salimos los tres juntos en la foto sin que nadie nos molestase en la instantánea.


Llegando a meta juntos y hermanados, foto cortesía de Evedeport

Como da fe la fotografía hice un tiempo oficial de 32:31 aunque tardé algunos segundillos en pasar la línea de salida que no han sido tenidos en cuenta. Muy contentos los tres de haber aguantado en grupo toda la carrera y haber llegado el trío junto.

Después de correr recogimos la bolsa del guardarropa y nos dimos una ducha en el polideportivo. Luego nos acercamos a comer unas migas con huevos fritos al centro cívico y aunque era un sitio algo pequeño, al menos no nos mojamos. Por cierto, las migas estaban buenísimas. Estuvimos hablando con el campeón José Luis González e incluso se prestó a hacerse una foto con los compañeros.


Cuatro campeones en una misma fotografía

A la vuelta a casa, seguía y seguía el agua nieve.

Buscando el flow y no encontrándolo

Por la tarde, a las siete, como siempre me acerqué al punto de encuentro. Allí me encontré con un montón de gente que estaba con sus niños esperando que pasara la cabalgata, que según parece ya iba con retraso. Estuve hablando con un amigo que estaba allí con sus retoños y me pareció raro no ver a nadie porque siempre mis compañeros son más puntuales que yo. Cuando pasaron cinco minutos de charla decidí partir y justo me encontré con los dos Emilios.

Di una vuelta con ellos y luego una segunda solo. En esa segunda vuelta decidí buscar el «flow», es decir, correr con todos los músculos sincronizados y moviéndolos en armonía, pero no lo encontré en ningún momento, todo lo contrario. No sé si fue por el estado del terreno o por la falta de luz, pero no fui cómodo. De hecho acabé con molestias en el trapecio derecho y además al terminar me encontré de nuevo con el amigo, que ya se iba a casa, y me dijo que parecía que me había castigado mucho, que se me notaba en la cara, pero había andado sobre 4:45 que no es gran cosa. No fue un buen día. Por cierto, que Joaquín no bajó y dijo que no lo hacía porque quería descansar para la carrera del domingo.

Hice 10 km en 54:38 @ 5:27 min/km. Con muy malas sensaciones 🙁

Entrenamiento de Año Nuevo 2018

Fiel a la tradición, hay que empezar el año como acabó el anterior, corriendo. Y así fue, puse un mensaje en el grupo para ver si se animaba alguno a correr y a tomar una copa de cava o sidra después y nos juntamos cinco, que no es una cosa bárbara, pero no está mal.

El entrenamiento consistió en bajar al río y hacer unos kilómetros por el Parque Lineal, hasta el segundo puente, y en ese punto vuelta por donde habíamos venido. No fuimos echando los pulmones por la boca, pero tampoco íbamos parados. Además me llamaron por teléfono, me tuve que parar y después para alcanzar a los compañeros tuve que acelerar de lo lindo. Fue en ese acelerón donde me di cuenta que las piernas estaban cansadas de la carrera del día antes, aunque más debían estar las de Mariano que había corrido la San Silvestre Vallecana Internacional pocas horas antes, al fin y al cabo yo había corrido por la mañana.

A la vuelta, en el punto de encuentro, vimos a otros dos componentes del grupo pradolonguero que estaban estirando y otro par de ellos que se habían acercado aunque no habían entrenado.

Sacamos la sidra, el cava y algunas pastas y estuvimos brindando por el nuevo año que comienza.

¡Feliz año nuevo 2018!


¡Va por ustedes!