Por la tarde, a las siete, como siempre me acerqué al punto de encuentro. Allí me encontré con un montón de gente que estaba con sus niños esperando que pasara la cabalgata, que según parece ya iba con retraso. Estuve hablando con un amigo que estaba allí con sus retoños y me pareció raro no ver a nadie porque siempre mis compañeros son más puntuales que yo. Cuando pasaron cinco minutos de charla decidí partir y justo me encontré con los dos Emilios.
Di una vuelta con ellos y luego una segunda solo. En esa segunda vuelta decidí buscar el «flow», es decir, correr con todos los músculos sincronizados y moviéndolos en armonía, pero no lo encontré en ningún momento, todo lo contrario. No sé si fue por el estado del terreno o por la falta de luz, pero no fui cómodo. De hecho acabé con molestias en el trapecio derecho y además al terminar me encontré de nuevo con el amigo, que ya se iba a casa, y me dijo que parecía que me había castigado mucho, que se me notaba en la cara, pero había andado sobre 4:45 que no es gran cosa. No fue un buen día. Por cierto, que Joaquín no bajó y dijo que no lo hacía porque quería descansar para la carrera del domingo.
Hice 10 km en 54:38 @ 5:27 min/km. Con muy malas sensaciones 🙁